Estamos acostumbrados a frecuentes diagnósticos que aseguran el inevitable futuro de desarrollo que espera a la Ciudad y al Puerto. Menos frecuente es encontrar diagnósticos que expliquen que ha hecho la ciudad, por si misma, a lo largo de las últimas décadas para prepararse para ese futuro. En la década del sesenta el CONADE alentó la realización de los llamados Planes de Desarrollo a nivel nacional. Fue la última vez que se intentó un planeamiento en cadena desde la escala nacional a la provincial, a la regional y a la municipal como un todo integrado. Básicamente esos planes pretendían identificar los necesarios ajustes en infraestructura, matrices energéticas y productivas necesarios para permitir a futuro un desarrollo sostenido. La idea era que estos ajustes eran la pre-condición, no la consecuencia de este desarrollo.
Una característica de estos planes es que iban al hueso: proponían reformular la infraestructura ferroportuaria original para adecuarla a las nuevas condiciones generadas por la aparición del tránsito automotor. En los dos principales puertos granarios (Rosario y Bahía Blanca) de la tercera gran pradera a escala mundial que es la pampa se proponen cambios estructurales: en Rosario el corrimiento del Puerto del frente urbano; en Bahía Blanca la modificación de los accesos portuarios, liberando al área central de su encierro en un anillo ferroviario. Hoy, Rosario demuestra que estos planes no eran utópicos ni irrealizables, ya que a lo largo de distintas administraciones logró que sus puertos al fin se corrieran del frente urbano. Bahía Blanca no pudo, no supo, no quiso hacer lo suyo.
La gran oportunidad perdida fue en 1986 la primera revisión del Plan de Desarrollo de 1971, donde explícitamente se decide el abandono del diagnóstico y el orden de las obras en el propuestas por su reemplazo por otras presuntamente más factibles. Concretamente, de la lista de obras se elige comenzar por el final, actuando en el Centro como si el resto de las obras previas ya estuviera realizada. Es como si en una reforma edilicia en un edificio que necesita reformular sus cimientos en estado crítico, en vez de ocuparse de ellos se emplearan todos los recursos en empapelar y decorar sus paredes. No es el lugar para analizar las obras planteadas en el centro pero si para recordar las obras previas desestimadas:
1) La reformulación ferroviaria y consiguiente modernización de accesos al Puerto,
2) La consolidación de la circunvalación constituida en los años treinta como distribuidora de tránsito liviano, y
3) La sistematización del arroyo Napostá como eje de un parque lineal.
Claramente, estas obras en los sesenta estaban concebidas para, en su interrelación, preparar a Bahía Blanca para su inevitable densificación, para la recuperación para usos de cabecera de los grandes espacios logísticos del siglo XIX, para liberar el necesario acceso al único puerto de aguas profundas. En otras palabras, para permitir que Bahía Blanca desarrolle todo su potencial de cabecera regional y puerto nacional.
Mi intervención en los ochenta en el Código de Planeamiento Urbano intentó corregir algunos aspectos de estos olvidos; bauticé Anillo a los espacios logísticos en torno al centro proponiendo estudios particularizados del mismo bajo la esperanza de que, si bien no era esperable el levantamiento del ferrocarril, sí era posible que la Municipalidad asumiera su control, dado el papel estratégico que el anillo cumple en las relaciones centro-periferia.
Tampoco este es el lugar para evaluar estos estudios pero si para manifestar preocupación por el mantenimiento del permanente desacople entre las escalas municipales, regionales y nacionales. La anomia y debilidad de objetivos de la primera escala condenan al territorio a una permanente fragmentación.
Un ejemplo de estos desacoples es el siguiente: en el siglo XIX una increíble red ferroviaria urbana rural cubrió la Provincia. Esta red, al llegar primero a Bahía Blanca y luego al Puerto, regaló un enorme corredor logístico que remataba en la mayor playa de maniobras de Sudamérica. Esta playa alimentaba, por supuesto, las terminales de granos y luego directamente a los muelles. Simbólicamente, el Puente de la Niña separa pero también une a la tercera gran pradera mundial con China y el resto del mundo.
Más allá que la playa hoy este actualmente débilmente utilizada, es extraño que la propuesta para esta excepcional conexión tierra-ría, que a futuro habilita a una recuperación de la parrilla y vacíos ferroviarios en función logística y productiva, sea discontinuarla con usos culturales. Es esperable y necesario que Bahía Blanca mejore sus accesos a la ría, pero no creo que a este costo.
La debilidad de nuestra mirada regional redujo las iniciativas en el área central a sobreactuaciones sobre las áreas con capital simbólico previo, como por ejemplo la Plaza Rivadavia. Puede ocurrir lo mismo con el Puerto, donde hoy todas las operaciones se concentran en un limitado frente marítimo siendo que tenemos toda la ría a disposición. En el siglo XIX se pudo disponer balnearios (Maldonado) y numerosos puertos especializados a lo largo de todo el frente marítimo. El siglo XXI no puede reducir la mirada.
LEC
Luis Elio Caporossi es Arquitecto (UNLP) y docente. Ha obtenido numerosos premios en concursos nacionales. Es Director del Grupo de Estudios en Planeamiento Urbano (UTN). De su autoría y sobre Bahía Blanca y su región, ver también en café de las ciudades:
Número 94 | Proyectos de las ciudades (II)
La ciudad de las artes o las artes de la ciudad | Diez proposiciones sobre Bahía Blanca | Luis Elio Caporossi
Número 156 I Territorios
Una propuesta de reformulación de la infraestructura del sudoeste de la Provincia de Buenos Aires I La recuperación de una red integrada y policéntrica I Luis Elio Caporossi y Mario Marraffini
Sobre Rosario, ver también entre otras notas en café de las ciudades:
Número 33 | Lugares
La construcción de Rosario (I) | Una ciudad "inevitable" en tiempos de renovación. | Marcelo Corti
Número 119 I Planes de las ciudades
Los Grandes Proyectos Urbanos I La experiencia de la ciudad de Rosario, Argentina I Por Mirta Levin
Recientemente se realizó un Concurso Nacional de Ideas para la refuncionalización y puesta en valor del Muelle de Elevadores del Puerto Bahía Blanca.