La propuesta de reformulación de infraestructura del sudoeste de la Provincia de Buenos Aires,
realizada por los autores, ha sido declarada de interés por el Senado de la Nación,
en Agosto de 2017, con Nº de resolución S-2434/17.
La pampa bonaerense, un territorio de 300.000 km2 con excelentes condiciones naturales para la agro-industria, fue estructurado en el siglo XIX por una red ferroviaria con una separación entre nodos no superior a 19 km. Seiscientos ochenta nodos dieron origen a más de 80 centros urbanos y 135 municipios. Esta red combinó en simultáneo, gracias a los puertos, vínculos de cargas y pasajeros de alcance global con relaciones entre nodos de fuertes proximidades (15-20 minutos), creando un excepcional entramado socio-productivo.
La red tiene características potenciales de volver obsoletas las habituales oposiciones binarias como ciudad-campo, mercado interno y externo, tránsitos de larga y corta distancia, macro y microrregiones, centros saturados y periferias degradadas, creando una excepcional oportunidad de una visión continua e integrada del territorio. La historia puede diferenciar dos etapas: una de estructuración entre 1850 y 1930 en base al progresivo tejido de una red policéntrica, otra a partir de 1930 con su lento pero progresivo desmantelamiento y su reemplazo por una infraestructura convergente con foco en Buenos Aires.
Esta híperconcentración, que suma un tercio de la población nacional en los cinturones que se apilan contra la CABA, genera inequidad social, afectando las condiciones medioambientales, la estructura productiva y la calidad de una república democrática.
La crónica e inevitable insuficiencia de servicios e infraestructura del conurbano es la contracara de un interior subdesarrollado en relación a su potencial. Desde una visión de conjunto y no economicista de la economía, la reiteración de las crisis socio-económicas y políticas argentinas demuestra las fallas de este modelo mono-concentrador: vulnerabilidad sistémica, ineficacia logística y aislamiento del interior.
La anomalía es mayor considerando que el país dispone de la octava superficie y la tercera gran pradera a escala planetaria. En el largo plazo, el mantenimiento de la actual distribución demográfica argentina resulta insostenible. Una red combina componentes físicos como trazas y medios de transporte con servicios y abonados.
Una mirada reductora limita la red ferroviaria solo al servicio ferroviario, siendo que este es, en realidad, solo un componente más de corredores multimodales que movilizan bienes, servicios, información y personas entre centros urbanos y áreas rurales. Estos corredores son canales públicos que suman en paralelo rutas nacionales, provinciales y rurales, a la par de ser soportes de tendidos que universalizan a la población servicios públicos de agua, gas y energías renovables.
Esta multimodalidad permite el desarrollo de circuitos de proximidad y turísticos continuos, sin superposición con el tránsito pesado, liberando así los accesos a puertos. También habilita el desarrollo de circuitos de turismo productivo. La separación de los tránsitos capilares de los arteriales de carga y larga distancia es clave para la eficacia logística de nuestros puertos.
Tensión entre puertos (LEC)
Un proyecto de re-equilibrio demográfico en el largo plazo es inseparable del desarrollo de las capacidades productivas regionales, así como este lo es de la paulatina recuperación del policentrismo de la red original. Este generó la diversificación productiva del territorio y a futuro alentará la generación de redes de parques agro-industriales que rescaten destrezas locales, unidades de producción fruti-horticolas y agro-ecológicas, así como agricultura de precisión y bioenergía. Para esto contamos con dos ventajas notables; la primera data del siglo XIX: la traza de esta red ya existe y enhebra a la totalidad de los actuales centros urbanos de la provincia. Solo hace falta recuperarla en su doble faz vial y ferroviaria. Esta recuperación incluye a los propios pueblos, que debido a la emigración cuentan en general con infraestructuras subutilizadas, y a su vez ordena sobre la misma sus futuras ampliaciones.
La segunda: nuestra época ha sido denominada la Era de la Conexión. El siglo XXI es escenario de un incesante desarrollo de tecnologías facilitadoras de intercambios entre personas, bienes, servicios e información. De Internet al Container, de las TIC a las multimodalidades que cubren largas y cortas distancias. La conectividad no es consecuencia del desarrollo sino su más necesaria pre-condición. Las nuevas condiciones generadas por el cambio climático, en cuanto a la modificación de matrices energéticas, nuevas modalidades productivas y nuevos requerimientos medioambientales, propician la necesidad de una mirada renovada y a futuro sobre nuestro territorio. Sólo se necesita emplear los amplios recursos tecnológicos que brinda el Siglo XXI para recuperar una eficiente conectividad generadora de relaciones de complementariedad y sinergia entre ciudades, así como la reactivación y diversificación de las economías regionales. Su objetivo final es, gracias a la emigración inversa, promover la integración social, económica y política del territorio nacional.
Ejes regionales con centro en Bahía Blanca (LEC)
Por último y no menos importante, este proyecto, a pesar de su aparente carácter innovador, no es utópico. No hace más que replicar la lógica sinérgica de la estructuración inicial. Una red se construye y es sustentable nodo a nodo. Consorcios discretos de municipios y agentes público-privados pueden impulsarlo.
LEC y EM, octubre de 2017
Luis Elio Caporossi es Arquitecto (UNLP) y docente. Ha obtenido numerosos premios en concursos nacionales. Es Director del Grupo de Estudios en Planeamiento Urbano (UTN).
Eduardo Marraffini es arquitecto. Realiza su actividad profesional en Bahía Blanca y en general la región sudoeste de la Provincia de Buenos Aires.
Luis Elio Caporossi, ver también en café de las ciudades:
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Sobre las capacidades ambientales del suelo bonaerense, ver también ¿Qué países almacenan más carbono en sus suelos?, por Carlos Laorden en el blog Planeta Futuro de El País.