“…Terquedades será una tribuna de doctrina” (C. Ricot)
Para gobernar una ciudad se requiere aplicar un modelo general de desarrollo urbano y tener la capacidad crítica para corregirlo en sus aplicaciones específicas, cuando la realidad lo aconseja. Ideología y discreción, generalidad y particularismo, son los ejes paralelos entre los que discurre el buen gobierno. La pertinacia en la aplicación del modelo cuando todo indica la necesidad de su revisión es uno de los errores más graves de un gobernante, pero también lo es la carencia del modelo (en cuyo caso el gobierno será una sucesión de gestiones inconexas)… o tomar el modelo equivocado. Dos episodios recientes en Buenos Aires invitan a la reflexión sobre la persistencia de viejos modelos y la inexistencia de los nuevos; también, sobre el uso de las oportunidades políticas.
Vecinos opuestos a la construcción de una bajada de la Autopista 25 de Mayo en Parque Chacabuco.
Fuente: Clarín
El modelo Moses – Cacciatore – Maluf de autopista (anti)urbana ha sido rebatido desde la crítica, la práctica y la gestión del último cuarto de siglo en la mayoría de las ciudades del mundo. Desde el Big Dig con que Boston intenta solucionar el tajo abierto por la Central Artery en su centro histórico o la Ronda de Dalt con que Barcelona logró evitar ese tipo de tajos, hasta las operaciones de la M30 y el Río Manzanares en Madrid o la autopista soterrada que une el oeste de Santiago de Chile con su aeropuerto, pasando por propuestas como la de Koolhas en Genova o la de José Alves y Juliana Corradini que ganó un reciente concurso para el elevado Costa e Silva, en Sao Paulo. En Buenos Aires, siempre tan perseverante en sus errores, la opción del funcionariado local fue toda la contraria: agregar una bajada y subida a la autopista 25 de Mayo a su paso por el Parque Chacabuco, ya partido al medio por la operación insignia de la dictadura en la Ciudad.
¿Cuál es el motivo para que semejante dislate urbanístico no solo haya sido propuesto, sino que también haya sido sostenido durante varios meses y años)? Los funcionarios que propusieron esta operación parecen ignorar la totalidad de la teoría urbanística contemporánea, que en este caso coincide con el sentido común de los vecinos movilizados contra la iniciativa. Este estertor de la ciudad “progresista” permite a la derecha en el gobierno dar un gesto de razonabilidad abortando el proyecto y hasta dando cátedra mediática de sensibilidad urbana, explicando los inconvenientes de una obra nefasta que (como dijo Macri en los medios pero como sabe cualquiera que haya leído a Jacobs, a Buchanan, a Herce) “no resuelve ni los problemas del tránsito”.
Proyecto Bicentenario en Darsena Norte. Fuente: arq CLARIN
El Proyecto Bicentenario, presentado bajo el régimen de Iniciativa Privada a la Presidente de la Nación por un grupo de empresarios, reproduce a su vez la lógica de la renta urbana privada sobre terrenos del estado nacional en la Dársena Norte. La estrategia del “Gran Acontecimiento” que justifica una operación urbana es, en este caso, más una coartada que una oportunidad… La operación condensa varios estereotipos recientes del proyecto urbano contemporáneo: edificios “emblemáticos”, parasitismo privado de condiciones colectivas de producción de la ciudad (en especial, parasitismo hacia la operación Puerto Madero), ensimismamiento, elitismo, concentración en las áreas privilegiadas de la ciudad, y especialmente la alegre utilización de tierras públicas para proyectos privados. Se agrega el oportunismo político que quizás hasta termine condicionando negativamente el proyecto, al prescindirse aparentemente de la participación del Gobierno de la Ciudad, que sin embargo debe dar normativa al área para permitir este desarrollo. La simple necesidad de albergar un puerto para cruceros es la excusa para otro-megaproyecto-inmobiliario-de-oficinas-“premium”, que finge desentenderse de las complejas condicionantes infraestructurales que afectan al predio.
Proyecto Bicentenario en Darsena Norte. Fuente: arq CLARIN
¿Por qué el Gobierno Nacional no extiende a las políticas urbanas la ideología que (al menos) declama en otros ámbitos de actuación política? El territorio sigue siendo “territorio inexplorado” en la agenda política del progresismo argentino (o del campo popular, si alguien prefiere ese giro del lenguaje).
Sobre criterios contemporáneos de movilidad, ver también en café de las ciudades:
Número 63 I Planes de las ciudades (I)
El derecho a la movilidad y la adaptación del espacio público I De los modelos tradicionales de demanda a la planificación integrada del transporte I Manuel Herce Vallejo
No solo Verbistky critica a la clase media… Esto dijo Joaquín Morales Solá en su columna del 18 de mayo en La Nación: “Las contradicciones forman parte del conflicto. Doscientos dirigentes de la Sociedad Rural rechazaron el viernes una propuesta para cambiar el acto de Rosario. D´Elía se está metiendo con personas más curtidas y valientes que la clase media de la Capital. La política tiene todavía medios eficientes como para fijar (…)”.
Loreto Marcic, Jujuy
Terquedades anteriores:
Presentación editorial (número 65)