Al doblar
la esquina te encuentras con otra realidad. Acabas de abandonar
el barrio judío y de repente te encuentras en el núcleo
gay de París. Como en todas las ciudades, se puede
encontrar una zona de especialización en comercios
y establecimientos de restauración de y para gays.
En este caso se concentra alrededor del eje de la Rue des
Archives y atraviesa las principales calles del barrio judío.
La proliferación del barrio gay ha sido uno de los
motores de revitalización y de gentrificación
del barrio. Las terrazas de los restaurantes llena de gente
el barrio a todas horas a pesar de los altos precios que anuncian
las pizarras, los cuales fluctúan a lo largo del día
en relación a la cotización de la lechuga en
Wall Street. Sin embargo, y a pesar de los precios, París
bien vale un kirsch (aperitivo típico parisino, mitad
licor de cassís y vino blanco de aguja, un poco gaseoso;
también está la variedad kirsch royal, que en
lugar de vino, contiene champagne brut). Sorprendido del contraste,
te adentras a la zona comercial del barrio. En tres cuadras
puedes consumir la cuota de cultura necesaria para cualquier
turista. Es necesario hacerlo. Todos los turistas, aunque
nos auto nombremos viajeros, sabemos que al volver deberemos
justificarnos y pasar cuentas de lo que hemos aprehendido.
Para hacerlo, necesitamos pruebas materiales (postales, fotos,
libros, entradas), para convencer al auditorio. Y sobre todo,
deberemos descubrir algo que ninguno de nuestros semejantes,
que han pisado el mismo suelo, hayan prestado atención.
A veces hasta dejamos volar nuestra imaginación y creamos
aventuras que nunca sucedieron...

El Marais
te ofrecerá todos los productos de la globalización
localizada: un museo Picasso (¿cuántos hay repartidos
por el mundo?); un museo de la historia de la ciudad, el Carnavalet,
cuya boutique de souvenirs convierte el contenido histórico
en el de cualquier ciudad; el Museo del Judaísmo, de
la caza y la naturaleza, la biblioteca histórica de
la ciudad de París, el Museo de la Historia de París
y los Archivos Nacionales. ¿Qué es lo que le otorga
al Marais su peculiaridad? La debes buscar en sus placitas,
sus rincones. Decenas de plazas de pequeñas dimensiones
saltean el barrio para invitar al parisino ajetreado a llegar
tarde a su cita. Como dijo Balzac: "Se promener, c'est
végéter; flâner, c'est vivre".El comentario
completo, traducido al español, es que "la mayor
parte de las personas se pasean por París de la misma
manera que comen, que viven, sin pensar... ¡Oh! ¡Errar
en París! adorable y deliciosa existencia! Flânner
es una ciencia, es la gastronomía del ojo. Pasear,
es vegetar; flânner, es vivir" (Balzac, Filosofía
del matrimonio).
Otro elemento
que le da carácter al paseo es aprovechar que las puertas
de los edificios se cierran lentamente y escabullirte para
contemplar y escuchar los "cours" o patios.
En ellos podrás aprehender la esencia de la discreta
burguesía - bohemia parisina.


La historia
urbanística del barrio le confiere un carácter
fortuito. Su nombre viene de "maraîcher",
"hortelano", y hace referencia a su origen agrícola,
aunque algunos, como el editor de café
de las ciudades, sostienen que en realidad proviene
de "marisma" o pantano, por ser en su origen una
zona inundable afectada por las crecidas del Sena. Pero Eric
Hazan (L'invention de Paris, Ed. Seuil. pag 73) dice: "Cuando
se trata del barrio parisino, marais significa región
de "huerto de hortalizas" (jardin maraicher) y no
pantano (marécage)."

A partir
del siglo XII se construyeron grandes palacios, entre los
cuales, el "Temple", la sede central de la orden
militar de los Templarios. La progresiva parcelación
de los huertos del Templo, dio lugar al Marais de los artesanos.
Por otro lado, el palacio de Tournelles dio lugar a la plaza
más antigua y más elegante de París,
la Plaza Real o des Vosges, construida por Enrique IV, el
urbanista, a principios del siglo XVII. Él mismo estuvo
tentado de crear en el mismo barrio la mayor plaza de París.
Los límites de la plaza todavía son reconocibles
en la trama urbana. De no haber muerto a tiempo y haber llevado
a cabo este proyecto, la fisonomía de París
a buen seguro habría sido otra muy diferente a la que
conocemos.
El
corazón del Marais es un entresijo de calles que desembocan
los sedimentos, en forma de personas, en la rue de Saint Antoine
y Rivoli. Si puedes tomar más impulso y cruzar Rivoli,
podrás llegar hasta el Pont Marie, puerta de l' Île
Saint Louis, donde poder continuar con la observación
pasiva.

La historia
humana del Marais habla de un barrio artesano invadido por
la inteligentzia barroca y, a partir de la revolución,
por una población pauperizada. No es hasta los ochenta
que los modernillos descubren un barrio asequible y que se
adapta a las necesidades de la nueva estructura "familiar".
A partir de ahí, el barrio se llena de galerías
y de talleres artesanos de objetos de dudosa utilidad, pero
coherentes con una sociedad postmaterialista, por no decir
trivial.
Actualmente,
el barrio se ha convertido en una zona exclusiva de París
donde habitar supone una ostentación y consumir, un
lujo. Aún así, el flânneur de bajo
poder adquisitivo (que los hay, aunque en minoría)
puede dejarse seducir contemplando el espectáculo humano...
desde el banco de una plaza.
MT
y JA
De
Mariona Tomàs y Josep Alías, ver también
las descripciones de Lisboa y Palermo en los números
2 y
4-5
de café
de las ciudades.
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