N. de la R.: El texto de esta nota reproduce un capítulo del libro LA RENOVACIÓN URBANA EN DEBATE, de Celina Caporossi y Fernando Pájaro (compiladores), instancia final del trabajo compartido desde el Programa de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Artístico 2018-2019: "Las nuevas lógicas emergentes de la renovación en la Ciudad Construida, Córdoba, Argentina", bajo la dirección de Celina Caporossi e integrado por varias investigaciones. El libro está disponible para su compra: escribir a [email protected]
La ciudad de Córdoba, como la mayoría de las metrópolis latinoamericanas, está inmersa en una serie de procesos de transformación urbana que la modifican en sus aspectos estructurales, funcionales, perceptuales y morfológicos. Dichas transformaciones se manifiestan de manera general y particular, e impactan en los modos de habitar la ciudad, en la escala del espacio público y en las tipologías urbano-arquitectónicas disponibles. Los trazados y los tejidos urbanos constituyen una estructura dinámica y sujeta a la introducción de variaciones permanentemente, perdiendo muchos de ellos, sus cualidades identitarias. En el marco de un ejercicio de investigación aplicado en trazados y tejidos urbanos de la ciudad de Córdoba, se profundizó en el estudio de una serie de fragmentos urbanos con cualidades homogéneas, valorándolos desde un compendio de variables e indicadores urbano-ambientales.
Las reflexiones que aquí se presentan surgen en el marco de un proyecto de investigación del periodo 2018-2021 con subsidio SECyT, UNC, titulado “Forma, función y modos de habitar en la ciudad latinoamericana. Estudio de trazados y tejidos urbanos en áreas en procesos de transformación de la ciudad de Córdoba, orientado a formular directrices de diseño urbano” (dirigido por la Arq. Mónica Sánchez, e integrado por los Arqs. Luciana Repiso, Guillermo Mir, Natalia Brizuela, Estefanía Rodríguez, Fernanda Herrera, Paula Aimar, Andrea Agüero Meineri y Jesús Nicolás Yuvero Merlo). La operatividad del mismo está centrada en el estudio valorativo de fragmentos homogéneos de la ciudad de Córdoba que han sido escenarios para diferentes modos de renovación y consolidación, con la incorporación de población, la sustitución de tipologías edificatorias y la transformación del espacio urbano. De la variedad de situaciones que la ciudad de Córdoba ofrece, el modelo más completo y complejo es el del barrio de Nueva Córdoba, por su grado de transformación permanente, por su densidad poblacional y por lo definido del perfil de sus usuarios.
La finalidad fue el estudio valorativo del trazado y tejido urbano del barrio Nueva Córdoba, el mayor exponente de densidad poblacional y edilicia en Córdoba Capital. Se aborda la relación compleja entre lo urbanístico y lo arquitectónico porque los tipos edificatorios, parcelas, manzanas y calles que definen los distintos tejidos urbanos, son elementos constitutivos de la configuración del espacio público, en estrecha relación con la estructura urbana-territorial. Nueva Córdoba es la muestra de tejido urbano con mayor densidad poblacional de la ciudad, debido a la casi completa renovación parcela a parcela, con edificios en altura de vivienda colectiva destinada principalmente a estudiantes. En esta reflexión, interesa recorrer qué impacto tiene la renovación en los modos de habitar el barrio, las calles, y las tipologías edificatorias. El proyecto de investigación citado propone una serie de interrogantes como guías de la indagación hacia los trazados y tejidos de la ciudad de Córdoba, que resulta de interés retomar como punto de partida del artículo:
¿Cómo se manifiestan los procesos de transformación urbana en áreas/barrios/fragmentos urbanos de la ciudad de Córdoba?
¿Cuáles son los tipos urbano-arquitectónicos que se están produciendo en la ciudad? ¿Qué calidad de espacio urbano están generando?
¿Cuál es la calidad del espacio público que se está generando en las diversas áreas de la ciudad en la que se producen procesos de transformación urbana?
Fernando Diez (2009) propone el concepto de ciudad posible como una definición a un cúmulo de relaciones complejas que tienen lugar en la ciudad y que dan como resultado una forma urbana renovada. En su configuración, entran en juego las condiciones locales de producción, las dinámicas que pone el consumo, las preexistencias y sus condicionantes, la regulación normativa, la voluntad renovadora y el hacer disciplinar de profesionales de la arquitectura y el urbanismo.
La generación del tejido urbano ha demostrado ser el resultado de un encuentro de fuerzas, de cuyas interacciones resulta una forma urbana determinada. Desde un punto de vista instrumental, podemos describir estas fuerzas como: (a) La potencialidad del sector urbano analizado, esto es la potencialidad de renovación, que circunstancialmente puede estar reflejado por el costo de la tierra, (b) Los tipos culturales expresados por la demanda, esto es, los tipos edilicios emergentes, (c) El trazado y la manzana existentes, (d) El parcelamiento existente, (e) El tejido existente, su morfología, estado de completamiento, capacidad de refuncionalización, (d) Las regulaciones de edificación. Estas fuerzas pueden interpretarse como conformadoras de un sistema cuya resultante es la forma del tejido en un momento dado (…) Adaptación, transformación, reciclaje, refuncionalización, son términos que tienden a explotar las potencialidades del tejido construido, y que están comprendidas en el concepto de completamiento urbano. (Diez, 2009, p. 196)
Es válido aclarar que Nueva Córdoba, desde los años 90 a la fecha, está inmerso en un acelerado proceso de renovación y densificación urbana parcela a parcela. En dicho proceso, se consolida poco a poco el modelo urbano deseado y promovido por la normativa de edificación, se sustituyen las tipologías existentes mediante la ocupación de vacancias y, como consecuencia de ello, se modifica el paisaje urbano del barrio.
En el libro La Ciudad Posible, Marcelo Corti (2015) aborda el tema de la renovación parcela a parcela, se reconoce que este proceso se manifiesta a partir de la transformación de parcelas edificadas, con posibilidad de uso o de soporte construido, ya sea por reemplazo, ampliación, reciclaje o división. La transformación asociada a la renovación parcela a parcela no sucede de manera unilateral, sino como una consecuencia de una serie de factores vinculados, entre los que Corti destaca: la evolución de la renta urbana, la evolución demográfica, los cambios culturales como las diversas asociaciones de convivencia o modalidades de vivienda-trabajo- estudio, más aún en la actualidad por efectos de la pandemia del COVID-19.
Nueva Córdoba como fenómeno urbano
Nueva Córdoba y sus procesos no son ajenos a lo mencionado anteriormente, sobre todo si se destaca la cuestión demográfica de los habitantes del barrio, en su mayoría estudiantes universitarios que habitan de manera individual o entre pares. Mediante el trabajo de investigación y el estudio del caso, se pudo plantear una serie de afirmaciones respecto a Nueva Córdoba y su fenómeno en la ciudad:
- El sector se caracteriza por la predominancia de la edificación en altura. Y esto surge de la conjunción de una excelente localización en la ciudad, próxima a Ciudad Universitaria y al área central histórica, vinculado por una trama urbana permeable con calles de jerarquía intersectorial y conectadas a los principales accesos a la ciudad.
- Su tejido urbano original presentaba cierto grado de obsolescencia tipológica, en su mayoría casonas de grandes superficies y de altísimo valor arquitectónico-patrimonial, pero no consideradas en su conjunto por las normativas de preservación, que fueron demolidas y reemplazadas por edificios en altura, siguiendo las lógicas del mercado inmobiliario y de la ordenanza de ocupación del suelo.
- Una normativa urbana (Ordenanza Nº8256/85 y sus modificatorias) posibilitante, en base a un modelo de ciudad que data del año 1985, en cuanto a la ocupación del suelo, alturas máximas y constructibilidad total, combinada con un Código de Edificación que permite unidades de viviendas pequeñas, sin exigencias cualitativas respecto a su configuración tipológica. La ordenanza vigente establece un perfil de alturas máximas de entre 13 y 8 pisos habitables, es decir, aproximadamente entre 36 y 24 metros de altura, con una máxima ocupación del suelo (FOS) del 80%.
- El fenómeno se completa con una oferta comercial, de servicios, cultural y de espacios verdes única en la ciudad, solo asemejable a las funciones del área central fundacional, pero con mayor dinámica y fricción de uso. Esto lo transforma en un sector de la ciudad con alta mixtura de usos del suelo, intensidad de actividades colectivas y funcionamiento a tiempo completo.
- Aloja un perfil de habitante muy claro y singular: el estudiantado de las universidades cordobesas. En su mayoría usuarios transitorios provenientes del interior provincial o nacional. Habitantes que no tienen pensado establecerse definitivamente en el barrio, y que proyectan futuros en otros sectores de la ciudad, en otras ciudades, dado que su paso por la Universidad es acotado. Esto es porque, en casi todos los casos, Nueva Córdoba no reúne las condiciones asociadas a los sectores de vivienda permanente, como espacios de recreación, de encuentro, de guardado de vehículos particulares, viviendas con espacios interiores aptos para la convivencia de una familia o de grupos de adultos que eligen entornos con ciertos estándares ambientales.
Figura 1. Imagen área de Nueva Córdoba (Guridi, 2018).
Para el análisis cualitativo, se seleccionó una muestra conformada por un grupo de manzanas en torno a la calle Rondeau y San Lorenzo, entre las Av. Hipólito Yrigoyen y la Av. Poeta Lugones. Este sector fue seleccionado por contar con vías de circulación de jerarquía sectorial, equipamientos y un nivel de consolidación casi total (solo cuenta con el 2% de terrenos vacantes al momento de realizar el relevamiento). Las mediciones y cálculo de datos en base a indicadores, se realizaron sobre dos pares de manzanas de dicha muestra: al Oeste del Bv. Chacabuco, las manzanas delimitadas por las calles Rondeau, Ituzaingó, San Lorenzo e Independencia, y hacia el Este, las demarcadas por Rondeau, Paraná, San Lorenzo y el Bv. Chacabuco. Se identifican en la muestra seleccionada, dos subsectores: subsector Este y Oeste.
Figura 2. Delimitación de las manzanas de estudio y medición. Elaboración propia.
Figura 3. Usos del suelo y actividades. Elaboración propia.
Indicadores de sustentabilidad ambiental
El referente teórico principal sobre sustentabilidad ambiental adoptado en el proyecto de investigación deriva de los aportes de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, dirigida por Salvador Rueda. Éste define en sus enunciados un “Modelo Urbano Sostenible” basado en una serie de condiciones y principios que las ciudades deberían considerar en sus procesos de transformación urbana. En palabras de Rueda (2002): “…el modelo urbano que mejor se ajusta al principio de eficiencia urbana y habitabilidad es la ciudad compacta en su morfología, compleja en su organización, eficiente metabólicamente y cohesionada socialmente”.
De la serie de indicadores propuestos en la Carta para la Planificación y el Diseño de nuevos desarrollos urbanos y regeneración de los existentes de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (2018), se seleccionaron los ejes:
- Compacidad y funcionalidad: considera la ocupación del suelo, movilidad, servicios, espacio público y habitabilidad. Es el eje que atiende a la morfología y sus soluciones: densidad edificatoria, distribución de usos espaciales, el porcentaje de espacio verde o de viario. Determina la proximidad entre usos y funciones urbanas. Es el eje, además, que define la funcionalidad del sistema y el escenario de movilidad y espacio público.
- Complejidad: incluye la organización urbana y los espacios verdes y biodiversidad. La complejidad urbana atiende a la organización, al grado de mixticidad de usos y funciones implantadas. La complejidad urbana es el reflejo de las interacciones que se establecen en la ciudad entre las actividades económicas, equipamientos e instituciones.
Consecuencias de la renovación en Nueva Córdoba
El impacto de la renovación urbana tiene grandes influencias sobre el modo de habitar el barrio y las tipologías de viviendas. Dicho de otro modo, las formas de vivir en un fragmento urbano en renovación permanente están claramente afectadas, y esto se manifiesta en las tipologías de viviendas disponibles, en los espacios de uso peatonal ofrecidos y en el paisaje urbano resultante. Los componentes de la ciudad que más se ven modificados por la renovación desmedida y solo pautada desde variables especulativas o de completamiento morfológico son: la cualidad del espacio público de uso peatonal e interacción social, el espacio de estacionamiento de vehículos, la ausencia de arbolado urbano de escala, el espacio calle como un canal sin la suficiente apertura al cielo, las plantas bajas disminuidas o sin usos estructurantes, las tipologías de viviendas de escasas dimensiones, los espacios comunes de vecinos, entre otros.
Este conjunto de componentes puede agruparse en dos ejes temáticos: la calle y la vivienda -entendida esta última como el tipo edificatorio de mayor repetición en el sector-, ya que se configuran desde lo colectivo y lo individual y se ven afectadas tanto en lo general como en lo particular.
Sabido es que la calle es considerada como el espacio público por excelencia, que entendida como tal permite la convivencia de peatones, vehículos privados y transporte público, y en el mejor de los casos, de medios de movilidad no motorizados. Como espacio público esencial es clave incorporarlo en las reflexiones asociadas a la renovación urbana, por ser uno de los espacios con mayor transformación permanente. A la vez que cambian las tipologías edificatorias y se renueva la ocupación en las parcelas, el espacio calle se ve modificado y alterado en sus cualidades formales, perceptuales, de escala y de valores de identidad. Aumentan la cantidad de vehículos, la cantidad de personas, aparecen nuevos comercios, en definitiva, la dinámica adquiere nuevas características. En relación a esto vale preguntarse: ¿Sería posible pensar al espacio calle intensificado como espacio de apropiación social y no solo como canal circulatorio? ¿De qué manera los nuevos tipos edificatorios podrían colaborar en dicha configuración?
La renovación del tejido urbano impacta sobre la configuración de la calle al momento de incorporar mayor número de habitantes para una misma cantidad de espacio público destinado al uso peatonal. En Nueva Córdoba, la relación arroja como resultado que cada habitante en su manzana cuenta con 0.40 m2 de espacio de uso, mientras que los estándares definidos por la Carta de la Planificación Ecosistémica, colocan el mínimo en 5.00 m2 por habitante. Los valores en sí mismos posiblemente no son muy gráficos, pero si a eso se le suma la falta de arbolado urbano y sus espacios de sombra, la ocupación de las veredas con elementos propios de las infraestructuras urbanas, la cartelería o la expansión de locales comerciales, el espacio posible de uso peatonal se ve notablemente disminuido.
Como contraparte a la mayor cantidad de habitantes y usuarios en una manzana, mayor es la intensidad de uso. Y de acuerdo a lo dicho por Jane Jacobs ([1961] 2011), “una calle muy frecuentada tiene posibilidades de ser una calle segura. Una calle poco concurrida es probablemente una calle insegura”. La presencia de personas en la calle, el constante ingreso y egreso a las viviendas, la dinámica que inyectan los locales comerciales y las instituciones dotan de calidad y seguridad a la calle, sobretodo en un amplio espectro de días y horarios. Tal como afirma Jan Gehl (2006), las actividades necesarias y opcionales traen aparejadas actividades sociales o resultantes, y que suceden cuando las personas se encuentran y permanecen en el espacio público.
Figura 4. Espacio calle Rondeau, hacia el Oeste de Bv. Chacabuco.
Figura 5. Espacio calle Rondeau, hacia el Este de Bv. Chacabuco. Fotografías arquitecta Paula Aimar (2021).
La arquitecta Marina de la Torre realiza en su libro Espacio Público y Capital Social (2010) una lectura de la calle desde aspectos perceptuales, en él afirma:
La calle es básicamente una configuración lineal, es un elemento de continuidad y articulación entre piezas urbanas. La relación de altura de los edificios y ancho de la calle determina la escala de la misma y en tal sentido su jerarquía en el conjunto de calles de la ciudad.
Vinculado con esto último, uno de los indicadores propuestos por Salvador Rueda (2018), dentro del principio de habitabilidad del espacio público, mide la relación altura de los edificios y ancho de la calle (H/D), arrojando como resultado la apertura visual al cielo. El gráfico adjunto pone en evidencia cómo esa relación cambia en apenas tres cuadras de distancia sobre la misma calle en análisis: calle Rondeau entre Independencia y Buenos Aires con relación H/D insuficiente, mientras que calle Rondeau entre Paraná y Obispo salguero relación H/D suficiente. Cabe destacar que la escala de valores de referencia establece que para una relación H/D sea excelente debe ser menor a 0.5.
Figura 6. Estudio de la relación de la altura de la edificación con el ancho de calle sobre Rondeau (entre Buenos Aires e Independencia y entre Obispo Salguero y Paraná). De acuerdo a parámetros establecidos por Rueda (2018). Elaboración propia.
Como se enunció anteriormente, Nueva Córdoba se caracteriza por una mixtura de usos casi asimilable con funciones del área central. En la muestra analizada (imagen 04- Usos del suelo y actividades) el 79% corresponde a uso del suelo residencial, el 14% a comercios (además de los comercios en planta baja), 4% oficinas, 2% hoteles y 1% de uso del suelo institucional. Dentro del uso del suelo residencial predomina la vivienda colectiva en edificios en altura: 60% edificios de departamentos que consolidan la altura máxima normativa, 20% de viviendas individuales y 20% de conjuntos de departamentos que no llegan a la altura máxima establecida por la normativa. Esto permite afirmar que el sector ofrece una cantidad de viviendas significativas, pero que solo apuntan a un usuario tipo muy definido.
Figura 7. Variedad de usos del suelo en la muestra de manzanas seleccionadas. Porcentajes de tipos edificatorios destinados a vivienda. Elaboración propia.
Los tipos edificatorios también son parte de las principales consecuencias de la renovación, y esto no significa un aspecto negativo por sí mismo, sino que en el caso de Nueva Córdoba lo que resulta inquietante es la repetición de edificios destinados a viviendas sólo pensadas como un producto de mercado destinado a estudiantes universitarios: viviendas de departamentos pequeños, en su mayoría de un dormitorio, y con balcones de escasas dimensiones o inexistentes; el Código de Edificación de Córdoba establece que la superficie mínima de un departamento de un dormitorio es de cuarenta metros cuadrados, sin establecer cualidades espaciales o de ventilación, además de las mínimas y salubres que dan confort a las viviendas.
Figura 7. Tipologías edificatorias en Nueva Córdoba. Edificios de departamentos en altura. Fuente La Voz del Interior.
La reflexión asociada a esto es que el barrio y su proceso de renovación solo incorpora una tipología específica sin considerar qué parte de la mixtura y cohesión social mencionada anteriormente se basa en ofrecer diversidad de viviendas para distintos grupos sociales, etarios y de asociaciones de convivencia. Se debe recordar que en la muestra analizada el 79% de las parcelas están ocupadas con uso del suelo residencial. Y habitar la ciudad hoy implica incorporar en la oferta de viviendas los cambios culturales y demográficos que se experimentan.
Por otra parte, merece una atención especial el desarrollo de los balcones y espacios de expansión, no sólo como un plus espacial para los departamentos, sino por cómo estos colaboran en la configuración espacial de la calle al ser estos, junto a los retiros en planta baja, los espacios de fuelle que logran ampliar el escaso espacio canal de la vialidad y que permiten dinamizar los muros de fachada.
Figura 8. Tipologías de departamentos en Nueva Córdoba. Fuente La Voz del Interior.
Para concluir, se afirma que la renovación urbana debe alentarse, porque permite hacer ciudad en el interior de la ciudad, recuperar espacios y sectores con tipologías que densifican y regeneran el tejido. La renovación parcela a parcela debe ser entendida como un proceso paulatino y que consolida un modelo urbano basado, actualmente, en la ordenanza vigente. Pero esa transformación renovadora debe necesariamente incorporar reflexiones sobre los elementos urbanos que afecta:
- la calidad de vida en las tipologías de vivienda.
- el impacto en el espacio urbano que la contiene.
- la eficiencia de un sistema debe contener elementos arquitectónicos preexistentes, de valor patrimonial o simbólico e identidad.
- el cuidado en preservar la dinámica de la calle, la escala barrial, prestando especial atención a sus plantas bajas y de qué modo colaborar en ampliar el espacio público de uso para peatones y vecinos.
Si las reflexiones aquí expuestas pudieran sumarse a una legislación de la renovación urbana en los barrios tradicionales, este proceso sería menos endogámico. Podría poner en valor la idea de una ciudad de barrios con sus identidades vigentes, pero no estancados, que se construye desde lo general a lo particular, que priorizan el bien colectivo por sobre el individual.
Figura 9. Supermanzana Nueva Córdoba. Calle Rondeau y Buenos Aires. Espacio ganado a la calle vehicular para dar nuevos ámbitos de apropiación peatonal. Fotografías de la Arq. Sofía Chiapero (2021).
En los últimos días, en el barrio Nueva Córdoba y casualmente en una de las manzanas estudiadas, la Municipalidad inauguró la denominada “supermanzana” (más que por la conceptualización del término catalán, por una estrategia de marketing). No obstante, es un pequeño guiño orientado a ampliar el espacio de interacción social, el espacio conquistado por peatones y por las expansiones de locales comerciales. Estos son los pequeños movimientos hacia la disminución de la supremacía del vehículo, para dar lugar al encuentro entre vecinos y a la incorporación de especies vegetales, y que sistematizados serían un aporte valioso para las futuras acciones e intervenciones de renovación y densificación.
GM y PM
Guillermo Mir es arquitecto (FAUD-UNC/2009). Magíster Diseño de Procesos Innovativos (FA- UCC/2015). Profesor Asistente de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, UNC, en las Cátedras Urbanismo IB y Arquitectura IID. Arquitecto independiente, participante y reconocido en concursos nacionales e internacionales, con premios y menciones. Integrante de equipos de investigación en temas urbano-arquitectónicos.
Paula Aimar es arquitecta (FAUD-UNC/2020). Adscripta en la Cátedra Urbanismo IB de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba desde el año 2018. Integrante del equipo ganador del Concurso Internacional BID Cities Lab 2019. Participante como colaboradora en concursos nacionales e internacionales de Arquitectura y Urbanismo. Integrante de equipos de investigación en Urbanismo y Arquitectura.
El libro está disponible para su compra: escribir a [email protected]
Referencias bibliográficas
AGENCIA DE ECOLOGÍA URBANA DE BARCELONA. (2018). Carta para la Planificación Ecosistémica de las ciudades y metrópoli. Carta para el diseño de nuevos desarrollos urbanos y regeneración de los existentes.
CORTI, Marcelo. (2015). La ciudad posible. Guía para la actuación urbana. Ed. Café de las Ciudades: Buenos Aires.
DE LA TORRE, Marina. (2010). Espacio público y capital social. Ed. Universidad de La Salle: México. DIEZ, Fernando. (2009). Normas y formas: regulación y tipología en Buenos Aires. En BORTHAGARAY, Juan Manuel (comp.) Habitar Buenos Aires: las manzanas, los lotes y las casas. Sociedad Central de Arquitectos; Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo: Buenos Aires.
GEHL, Jan. (2006). La humanización del espacio público. La vida entre los edificios. Ed. Reverté: Barcelona.
JACOBS, Jane. ([1961] 2011). Muerte y vida de las grandes ciudades. Colección Entrelíneas. Ed.
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RUEDA, Salvador. (2002). Barcelona, ciutat mediterrània, compacta i complexa. Una visió de futur més sostenible. Ed. Ayuntamiento de Barcelona: Barcelona.