Cafe de las Ciudades #116 archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/revistas/116/ Revista digital Café de las Ciudades Wed, 13 Mar 2024 16:03:19 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Cafe de las Ciudades #116 archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/revistas/116/ 32 32 Una mirada arrabalera a Buenos Aires https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/una-mirada-arrabalera-a-buenos-aires-76/ Mon, 04 Jun 2012 16:01:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=12079 “…Terquedades será una tribuna de doctrina” (C. Ricot) Sobre el cierre de esta edición se anuncia el comienzo de un plan “multiagencial” de intervención en villas miseria de Buenos Aires y su área metropolitana. De acuerdo a la aún escasa información disponible, están involucrados en este denominado Plan Nacional de Abordaje Integral siete ministerios del gobierno...

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“…Terquedades será una tribuna de doctrina” (C. Ricot)

Sobre el cierre de esta edición se anuncia el comienzo de un plan “multiagencial” de intervención en villas miseria de Buenos Aires y su área metropolitana. De acuerdo a la aún escasa información disponible, están involucrados en este denominado Plan Nacional de Abordaje Integral siete ministerios del gobierno nacional: Trabajo, Salud, Interior, Educación, Defensa, Desarrollo Social y Planificación. En una primera etapa el plan se desarrollará en las villas de Retiro (barrio Carlos Mugica), Ciudad Oculta y Cildañez, en la capital, y Carcova, Hidalgo e Independencia en el municipio de San Martín. Las primeras acciones incluirían tareas de documentación, regularización de títulos de propiedad, un programa (Jóvenes Argentinos) para combatir el trabajo no registrado y brindar planes de formación y de capacitación en diferentes oficios, y la construcción de Centros de Integración Comunitaria (CIC). La presencia del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, la propuesta de un “abordaje integral” (y según algunas fuentes que hemos consultado, el importante rol que asumirá en el Plan la Subsecretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda) hace suponer que la cuestión del hábitat social y la urbanización de las villas formará parte esencial de las acciones programadas.

A riesgo de engrosar la inflación interpretacionista del mensaje mass-mediático que caracteriza la vida política y el “debate intelectual” de la Argentina reciente, cabe expresar algún asombro por la escasez de información disponible acerca de este plan. Sus objetivos solo pueden considerarse imprescindibles para afrontar el más grave problema argentino: la persistencia de la pobreza estructural. Sin embargo, su impacto periodístico ha sido asombrosamente reducido. No solo en los medios opuestos al gobierno nacional (siempre dispuestos a minimizar o relativizar las noticias que pudieran significar un logro “K”) sino incluso en aquellos que le son afectos (siempre dispuestos a exacerbar esas noticias y otorgarles algún carácter fundacional). Lo que pase en las villas, lo que la política y la organización de sus gentes logren en ellas, es mucho más decisivo para el futuro de nuestra sociedad que los colores y geometrías del dólar, por solo mencionar el tema recurrente de estos días. Esperemos que pronto haya novedades que puedan comentarse y, especialmente, que las noticias nos informen de un auténtico abordaje integral (y de sus éxitos)

MLT

Sobre el tema, ver la nota Elefante Blanco y la presentación de este número de café de las ciudades y las notas sobre el programa Favela Barrio en Río de Janeiro:

Número 12 | Entrevista
“Políticas para construir ciudad, no para hacer casitas” | Jorge Jáuregui y el programa Favela Barrio, de Río de Janeiro. | Jorge Jáuregui |

Número 19 | Tendencias – Política
Favelas en la ciudad: articular, no separar | Los muros de la vergüenza (II). | Jorge Mario Jáuregui

Mensajes Terccos>  

Terquedades anteriores:

Presentación editorial (número 65)

Terquedad de los residuos

Terquedad de las clases medias (y sus críticos)

Terquedad del Instituto

Terquedad de los modelos

Terquedad de las villas y los funcionarios

Terquedad del Cartel

Terquedad de “los vecinos”

Terquedad de los votantes

Terquedad de Norberto Chaves

Terquedad del Plan Urbano Ambiental

Terquedad morfológica

Terquedad de la Emergencia

Terquedad de Don Julio

Terquedad Basura Cero

Terquedad de las Guías (los itinerarios de Eternautas y la ciudad bizarra de Daniel Riera)

Terquedad de las políticas urbanas

Terquedad Electoral

Terquedad de Puerto Madero y los paseos costeros

Terquedad del Fútbol (dePrimente)

Terquedad de los vecinos y los medios

Terquedad Catalinaria

Terquedad 2-13-31

Terquedad bicentenaria

Terquedad del gorilismo (y de las palabras)

Terquedad (optimista) del Riachuelo

Terquedad de la no-Ciudad Universitaria

Terquedad de los parques

Terquedad Coca Cola

Terquedad periférica (sobre el número 35 de Mu)

Terquedad matrimonial

Terquedad de las urbanizaciones privadas

Terquedad del Manual (urbanismo para asentamientos precarios)

Nueva Terquedad de la basura

Terquedad del suelo

Terquedad Soldati

Terquedad del agua y las cloacas

Terquedad de las Comunas

Terquedad de La Nación

Terquedad del Gasómetro

Terquedad Electoral

Terquedad descendente

Terquedad Ricotista (elecciones, música popular, tierra urbana y dilemas políticos
en una entrevista con Carmelo Ricot)

Nueva Terquedad del suelo, entre la academia y la política

Terquedad de Sabato y Evita en el Cartel de Buenos Aires

Terquedad del derrumbe

Terquedad de los trapitos

Terquedad del Subte, los manteros y el 2015

Terquedad de los que se fueron

Terquedad de la Vuelta

Terquedad del fallo (y del Código Civil)

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Agenda metropolitana Santa Fe – Paraná https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/agenda-metropolitana-santa-fe-parana/ Mon, 04 Jun 2012 03:17:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6727 Santa Fe, capital de la provincia argentina que lleva su nombre, y Paraná, capital de Entre Ríos, son dos ciudades vecinas pero separadas por el poderoso río Paraná. Santa Fe es insular, rodeada de lagunas y ríos, vulnerable a la inundación; Paraná, asentada sobre la  barranca, espera una revalorización del excepcional sistema de arroyos entre los que discurre su planta...

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Santa Fe, capital de la provincia argentina que lleva su nombre, y Paraná, capital de Entre Ríos, son dos ciudades vecinas pero separadas por el poderoso río Paraná. Santa Fe es insular, rodeada de lagunas y ríos, vulnerable a la inundación; Paraná, asentada sobre la  barranca, espera una revalorización del excepcional sistema de arroyos entre los que discurre su planta urbana. En términos de caracterización regional, hacia el norte de este par de ciudades comienza el Nordeste Argentino y hacia el sur, la Región Central; a su vez, del Paraná hacia el oeste se despliega la llanura pampeana y hacia el este las no menos fértiles cuchillas mesopotámicas.

Ambas ciudades están vinculadas por el Túnel Subfluvial, inaugurado en 1969 y primera infraestructura conectora entre ambas márgenes del río. Las poblaciones de sus respectivas áreas metropolitanas sumaban unos 700.000 habitantes en 2001 (451.571 Santa Fe, 247.587 Paraná) y llegaron a más de 800.000 según datos provisorios de 2010. Como dato de referencia, la ciudad más importante de la región, Rosario, alcanzó 1.200.000 habitantes en 2010 (1.350.000 con su aglomeración metropolitana). Considerada como unidad metropolitana supra-provincial, Santa Fe – Paraná resulta una aglomeración urbana de población  similar al Gran Mendoza (cuarta del país) y al par Resistencia – Corrientes.

La conformación metropolitana es un dato físico objetivo pero necesita, para significar algo, una voluntad política o al menos intelectual de considerar a las ciudades en su conjunto. En el caso de Santa Fe y Paraná, la conformación del Observatorio Urbanístico del Área Metropolitana Santa Fe-Paraná es una prueba de esa vocación en la instancia académica (Universidad Nacional del Litoral). En lo político, los intendentes de ambas ciudades acordaron recientemente conformar una agenda conjunta.

Santa Fé  

Precisamente, Agenda metropolitana Santa Fe – Paraná es el título del libro recientemente editado por la UNL y que reúne una compilación de textos a cargo de Mirta Soijet, Investigadora Responsable del Observatorio. Según Soijet, “ la agenda pretende ser un aporte a la gestión de políticas territoriales públicas en sistemas de ciudades donde las interacciones son de tal magnitud que bien puede hablarse de un área urbana integrada, con tendencia a funcionar como una unidad de desempeño”.

El capítulo introductorio de Josep Maria Llop Torne resulta especialmente instructivo sobre el carácter de “ciudades intermedias”. Para Llop, lo que define a una ciudad de esas características no es su dimensión (resulta significativo el giro lingüístico de “ciudad mediana” a “ciudad intermedia”) sino su rol de mediación con el territorio: “frente a las funciones de centralidad y singularidad de las grandes ciudades, las ciudades intermedias ofrecen otras, diversidad e intermediación, mucho más próximas a la realidad urbana integrada a sus territorios”. Superando la noción de Christaler de jerarquía de centros, estas ciudades adquieren sentido como nodos de articulación entre el territorio y el mundo globalizado.

El libro presenta una descripción muy completa del fenómeno metropolitano analizado. En el prólogo, Artemio Abba caracteriza a Santa Fe – Paraná como un sistema urbano interprovincial binuclear, en el que el alto grado de interjurisdiccionalidad y la fricción geográfica dificultan la gestión coordinada; “sin embargo”, sostiene, “a partir de los proyectos complementarios de interconexión vial y ferroviaria, el proceso asociativo se fue acelerando y resultó imprescindible incorporar el nivel metropolitano como una escala de conocimiento y gestión socioterritorial”.

En dos capítulos sucesivos, Mirta Soijet describe el marco geográfico, socio-demográfico y económico de ambas aglomeraciones, ensaya una delimitación del sistema, enumera antecedentes de planificación y aborda la cuestión de las infraestructuras de integración territorial, claves en cualquier conformación metropolitana y con especial importancia en este caso. Destaca en su análisis la necesidad de redefinir un nuevo sistema portuario, teniendo en cuenta la obsolescencia de los puertos existentes, la constitución de un mercado común por complementación de los ricos hinterlands productivos y la posibilidad de programar y proyectar grandes equipamientos compartidos por ambas aglomeraciones.

Valeria Gramaglia y María Laura Visintini abordan luego el problema de la gestión de riesgos en el área, de especial importancia si se consideran los episodios de inundación ocurridos en la década pasada, en especial en Santa Fe. María Laura Bertuzzi y Mariana Melhem analizan y comparan los respectivos marcos normativos urbano-territoriales. Para ambas, “el desafío consiste en la definición de estrategias que las vuelvan más atractivas como espacios de inversiones, más equilibradas ambientalmente pero sobre todo más justas, amables y equitativas para con sus ciudadanos”.

Paola Bagnera, Sebastián Inglese, Raul Tonini y nuevamente Mariana Melhem abordan luego la cuestión de la vivienda social, desde las primeras experiencias en el marco de las acciones de las organizaciones católicas y la ley Cafferata a las experiencias de ciudad jardín del primer peronismo, los grandes conjuntos de la segunda mitad del siglo XX (entre los que destaca el legendario conjunto Centenario, de Baudizzone, Diaz, Erbin, Lestard, Varas) y los proyectos del Plan Federal. En sus conclusiones señalan como aspectos centrales (tanto para la evaluación de lo realizado como para el establecimiento de políticas a futuro) las cuestiones de la localización, la modalidad de crecimiento urbano y el abordaje del problema a partir de una lógica metropolitana.

Graciela Kosiak de Gesualdo y María Rosa Sanchez Rossi se ocupan, finalmente, del análisis de la conformación de mercado en un sistema potenciado y condicionado a la vez por la cercanía de otros aglomerados urbanos de gran importancia regional (Rafaela y la cuenca lechera del centro-oeste santafesino, Reconquista, el sistema de ciudades entrerriano y, sobre todo, la importancia de Rosario). Isabel Martínez de San Vicente concluye el libro con un análisis de los observatorios urbanísticos como herramientas para la gestión, destacando especialmente “el valor del monitoreo permanente  y de la construcción de series cartográficas georeferenciadas para la comprensión de los procesos de construcción social del territorio”.

Variado en su abordaje temático, fundamentado en una sólida base teórica y amplio en la descripción del fenómeno metropolitano que constituye su objeto de estudio. la Agenda metropolitana Santa Fe – Paraná resulta bienvenida como aporte técnico a una necesaria redefinición de los mecanismos y lógicas de gestión de ese y otros sistemas metropolitanos argentinos.

MC

Agenda Metropolitana Santa Fe-Paraná. Mirta Soijet (Compiladora). Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2011. 200 pgs. 25 x 17 cm. Precio $ 40. ISBN 978-987-657-644-4

De Artemio Abba, ver sus informes trimestrales sobre gobernabilidad metropolitana de Buenos Aires y su libro Metrópolis Argentinas, editado por café de las ciudades.

Sobre Santa Fe, ver también en café de las ciudades:

Número 40 | Cultura de las ciudades (II)
El territorio como instrumento de la filosofía | La Grande, de Saer, entre la mirada y el conocimiento. | Marcelo Corti

Número 42 | Arquitectura de las ciudades
Del espacio público a lo público en la ciudad escindida | Desplazamientos epistemológicos y conflictos arquitectónicos. | Julio Arroyo

Sobre ciudades intermedias:

Número 72 | Planes de las ciudades (I)
Planeamiento urbano de ciudades intermedias en la Argentina | Apuntes del encuentro en Goya, Corrientes | Marcelo Corti 

Sobre sistemas de ciudades argentinas:

Número 66 | Planes y Política de las Ciudades (II)
El Plan Estratégico Territorial y la construcción de la Argentina deseada | La búsqueda de consensos para el despliegue territorial de la inversión pública | Marcelo Corti

Número 58 | Economía de las ciudades
El “desorden” urbano, según FIEL | Los problemas locales de la calidad de vida y el crecimiento en las ciudades argentinas | Marcelo Corti |

Y sobre el poderoso río Paraná:

Número 47 | Lugares
Bigness Paranaensis | El agua que brilla, la Triple Frontera, la Tierra sin Mal. | Marcelo Corti

Número 84 | Cultura de las ciudades
Paraná Ra´angá – Pasado y futuro | ¿Qué significa hoy viajar? | Graciela Silvestri

Número 90 | Cultura de las ciudades (I)
Subiendo el río hacia atrás | Paraná Ra’Anga, Tekooreí y el Tekohá | Marcelo Corti

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Elefante blanco https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/elefante-blanco/ Mon, 04 Jun 2012 03:13:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6722 Hablando con amigos sobre el efecto contundente de las imágenes de Elefante blanco, alguien apuntó (con intención elogiosa) que el director Pablo Trapero se había limitado a poner la cámara dentro de una villa miseria para registrar lo que allí pasaba. No le respondí en el momento, pero después de pensarlo un rato llegué a la...

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Hablando con amigos sobre el efecto contundente de las imágenes de Elefante blanco, alguien apuntó (con intención elogiosa) que el director Pablo Trapero se había limitado a poner la cámara dentro de una villa miseria para registrar lo que allí pasaba. No le respondí en el momento, pero después de pensarlo un rato llegué a la conclusión que en realidad la cámara de Trapero no tuvo el rol autónomo que la frase de mi amigo podría atribuirle. Por el contrario, la mirada de la cámara y el impacto que su registro produce en el observador están sustentados en un dominio técnico y cultural de las posibilidades del cine para construir una realidad, para presentar y re-presentar. La realidad que presenta Elefante blanco no solo es “real”, es además verosímil.

Todos los recursos de la técnica cinematográfica son usados para reproducir la experiencia de caminar la villa. El paneo tras los títulos iniciales (con algo de aquella imagen inicial de La batalla de Argelia, entre la ciudad colonial y la casbah) deriva del Conjunto Piedrabuena como tejido “oficial” al tejido irregular y casuístico de la villa. Está tomado desde el “elefante blanco” del título, que luego aparece en general en discretos segundos planos. (otro paneo posterior sobre la Villa 31 está tomado desde un edificio del elegante barrio del Socorro donde habita el padre Julián y omite así el contraste más obvio entre la villa y los edificios). Luego la cámara baja: los planos secuencia resultan la forma más eficiente de recorrer los intrincados pasillos a partir del paseo inicial del padre Nicolás y, además, de acentuar el dramatismo de algunas escenas: la balacera entre las bandas de Salazar y la Carmelita (la entrada de la moto con el sicario apunta a los propios ojos del espectador, para que no quede duda de lo que es quedar atrapado en un tiroteo en los pasillos de una villa), la incursión homérica de Cruz y el padre Nicolás para rescatar el cadáver “del Mario” y llevárselo a su padrino, la emboscada policial en la que cae el jefe narco (y se resquebraja la credibilidad de los curas). Trapero no se limitó a poner la cámara: la puso como un maestro.

Borges hablaba con justicia de “las lacras del realismo”. ¿Cómo definir ese otro tipo de realismo que ofrecen Trapero y otros exponentes del cine argentino a partir de fines de siglo XX? Se me ocurre instantáneamente aquel real-visceralismo cuya historia imaginó Roberto Bolaño, pero me inclino por una definición territorial: un realismo bonaerense, un extremo objetivismo para que el objeto de estudio no se escurra entre las sensiblerías, los prejuicios ni el “compromiso”. En sus primeras palabras, Julián se siente obligado a la mayor precisión sobre el origen del “elefante blanco”: no solo un hospital cuya obra interrumpe la “Libertadora” sino un proyecto socialista de los años veinte; aunque situado en Buenos Aires. El barrio se imagina en jurisdicción de unas hipotéticas municipalidad y gobernación y así se elude la referencia al macrismo gobernante en la Ciudad, que hubiera podido instalar un foco distractivo de conflictos. Como la institución policial en El Bonaerense (la película de Trapero del 2002), la Iglesia es tratada sin estereotipos ideológicos, sin anticlericalismos ni mistificaciones. En la tragedia de Julián y Nicolás asoma algún eco de aquel curita Nazarín que llevó al cine Luis Buñuel. Como Nazarín, Nicolás pasa del Amazonas a Lugano y en todas partes fracasa, más allá de la fuerza de sus convicciones y la valentía de sus actos (“ni usted ni yo servimos para nada, padre”, es la frase final que le dicen en la cárcel a Nazarín).

“Si te vas de la villa, la villa te va a buscar” le dicen al Monito cuando se discute su retirada a una granja. La misma omnipotencia toma la villa frente al puñado de conflictos que propone la historia: Julián como el militante disciplinado que forma parte de una estructura y se distancia del medio frente a Nicolás involucrado con el lugar y su gente, la pasión sexual de Nicolás y Luciana, la pertenencia de los tres a un mundo distinto al que quieren arreglar (“o sea que se dan el lujo de ser pobres”, dice la asistente social por la procedencia social de los curas; “vos ya tenés tu casita”, le dice a ella el albañil al discutir sobre la falta de pago de la empresa constructora), la doble pertenencia ocultada por Cruz y la otra doble pertenencia, explicita en este caso, del Monito. Todo queda subsumido en el caos material y simbólico del verdadero protagonista: la Villa.

CR

La película Elefante blanco, de Pablo Trapero, está dedicada al Padre Carlos Mugica, asesinado en 1974 por su trabajo en la Villa 31 de Retiro, barrio que hoy lleva su nombre. Ver al respecto en café de las ciudades:

Número 110 | Proyectos de las ciudades (I)
Barrio 31 Carlos Mugica | Fernández Castro, Cravino, Trajtengartz y Epstein exploran las posibilidades y límites del proyecto urbano | Marcelo Corti 

Sobre el cine argentino de los últimos años, ver también en café de las ciudades:

Número 1 | Cultura
Cantinas y fondas en el nuevo cine argentino | El restaurant no es solo un programa para después de la película. | Marcelo Corti

Número 43 | Cultura de las ciudades (II)
El espacio del Custodio | La mirada del que está solo y protege. | Marcelo Corti

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Quito en lo alto https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/quito-en-lo-alto/ Mon, 04 Jun 2012 03:09:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6714 En esta sección del café, los parroquianos nos cuentan en plan informal sus impresiones sobre las ciudades que han conocido. Los relatos están exentos de requisitos académicos y convenciones profesionales (pero no de sentido del humor y espíritu crítico). A Fernando Carrión Mena y Jaime Fabián Erazo Espinosa, con el mayor agradecimiento.  Además de una aleccionadora...

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En esta sección del café, los parroquianos nos cuentan en plan informal sus impresiones sobre las ciudades que han conocido. Los relatos están exentos de requisitos académicos y convenciones profesionales (pero no de sentido del humor y espíritu crítico).

A Fernando Carrión Mena y Jaime Fabián Erazo Espinosa, con el mayor agradecimiento. 


Además de una aleccionadora agitación para los que venimos de las llanuras, la subida al Pichincha brinda una precisa imagen del mapa social quiteño. Distribuida la ciudad sobre el valle, sobresale el pequeño cerro conocido Panecillo de Azúcar. A nivel de las calles de la ciudad es una referencia topográfica y un mirador del centro histórico; desde lo alto resulta ser una especie de diafragma urbano que regula el pasaje entre el norte rico y el sur pobre. La segregación de las ciudades latinoamericanas queda en evidencia, así como las múltiples “virtudes” de la topografía, que en algún caso presenta los contrastes (Medellín, Caracas, Río de Janeiro) pero en Quito contribuye a ocultarlos piadosa (o discreta)mente.


De las remodelaciones de centros históricos latinoamericanos se ha dicho muchas veces que son excusa para su elitización, gentrificación, banalización, disneylandización y todas las “aciones” malignas que se puedan realizar sobre un sector de ciudad para joder la vida de sus residentes más pobres. Ignorante del caso quiteño, esperaba encontrar algo así, con profusión de hoteles boutique, personajes disfrazados de autóctonos promocionando restaurants “very tipical” y turistas en camisas hawaianas comprando capital simbólico. Me sorprende gratamente comprobar todo lo contrario: el centro es vital, popular, cotidiano. No quiero usar la palabra “auténtico”, una trampa de la lengua cuando se la usa para definir cuestiones urbanas, pero claramente estamos en un lugar que usan y definen sus lugareños.


En una calle que bordea una quebrada abundan los restaurantes y los bares. Imaginamos  que La Ronda es el lugar de los turistas y, solo para comprobarlo y criticarlo, nos damos una vuelta por la noche. La expectativa era falsa: allí también predomina la población local, que se divierte entre canciones y tragos.


Un enorme edificio alberga a los comerciantes callejeros que fueron retirados de las calles para permitir la operación del centro histórico. Con algo de shopping-mall, algo del Gran Bazaar de Estambul y un poco de La Salada bonaerense, el mercado de los informales tiene todo lo necesario para andar por la vida, a precios ideales para bolsillos modestos. Se intuye que este edificio explica buena parte del éxito de la operación central.


“Dios no muere”, reza una inscripción en la recova del Palacio de Gobierno. Fue la última frase del presidente Gabriel García Moreno, asesinado allí en 1875 por militantes liberales.  Las iglesias dominan el paisaje y hablan de una tradición clerical. Por las calles, los policías y los mismos paseantes nos advierten a los turistas más evidentes que más allá de tal esquina o pasando tal límite o subiendo determinada cuesta empiezan “las zonas peligrosas”. Dan ganas a veces de preguntarle al policía comedido por qué no va entonces a apostarse en esa zona que parece necesitar sus oficios más que la que está cuidando, pero es más sencillo agradecer el dato y restringirse a “lo seguro”.


La ciudad como un relato visual para el caminante. La recorrida por el Centro Histórico parece un viaje 3D por el “Townscape” de Gordon Cullen: todos los recursos de obturación, descubrimiento, secuencia, sorpresa, distanciamiento, proximidad, cambio de escalas, sensaciones táctiles, “peligros” amables, foco, contraste, etc., etc., etc. Entre las calles estrechas, el BRT se acomoda con esfuerzo e ingenio, y en el volvemos a nuestro hotel después de reponer fuerzas con un poderoso exprimido de las mejores frutas de “la mitad del mundo”.

El centro de las finanzas y las clases adineradas parece haberse desplazado hacia el norte, hacia La Mariscal, La Carolina y más allá. Pero el Centro Histórico de Quito continúa siendo el corazón popular de la ciudad, el concentrador de los atributos materiales y simbólicos que definen el carácter de un centro. La operación renovadora, al menos en el ligero análisis de un caminante ocasional, puede en ese sentido ser considerada exitosa en términos urbanos tanto como sociales.

MC

Sobre el Centro Histórico de Quito, ver los siguientes documentos:

 La renovación urbana en Quito, de Fernando Carrión Mena, sobre el cual se asentó todo el proceso renovador de la ciudad;

El Plan Maestro para las Áreas Históricas de Quito, en particular el Diagnóstico del Centro Histórico y Planes Parciales de Áreas Históricas.

La Ordenanza de Áreas Patrimoniales del año 2002.

Damero, libro de 2007 de Alfonso Ortíz Crespo, apoyado por el Fondo de Salvamento (FONSAL) del Distrito Metropolitano de Quito; compila “el encanto de los planos de Quito”, desde su fundación hasta la actualidad.

Ver también el premio otorgado en 2009 al Centro Histórico de Quito como Buena Práctica Urbana Histórica en el Concurso ByMPUs 2009 de café de las ciudades.

Sobre centros históricos latinoamericanos, ver también en café de las ciudades:

Número 105 | Cultura de las ciudades
Veracruz, del centro histórico a la dispersión | Fragmentos de Ciudad para Armar (IV) | María Berns

Número 93 | Planes y Proyectos de las ciudades (I)
El Centro Histórico de México hoy | Un espacio democrático de diversidad cultural, identidad e innovación | Inti Muñoz Santini

Número 26 | Proyectos de las ciudades (I)
Programa Area Central de la Ciudad de Buenos Aires | El desafío de reinventar el Centro. | Rafael Serrano y Sara Ciocca

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Punta Lara: la cuestión ambiental y los instrumentos de planificación territorial https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/punta-lara-la-cuestion-ambiental-y-los-instrumentos-de-planificacion-territorial/ Mon, 04 Jun 2012 03:03:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6705 1. Introducción Las transformaciones estructurales observadas en la organización política y económica mundial en las últimas décadas del siglo XX impactaron fuertemente en Latinoamérica, provocando modificaciones en la sociedad con el consecuente aumento de la desocupación y la pobreza. Del mismo modo, se produjeron transformaciones estructurales en la organización y configuración del territorio, acarreando cambios...

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1. Introducción

Las transformaciones estructurales observadas en la organización política y económica mundial en las últimas décadas del siglo XX impactaron fuertemente en Latinoamérica, provocando modificaciones en la sociedad con el consecuente aumento de la desocupación y la pobreza. Del mismo modo, se produjeron transformaciones estructurales en la organización y configuración del territorio, acarreando cambios significativos para la propia concepción de la planificación territorial.

Los procesos de urbanización de los últimos tiempos responden en gran medida a estas transformaciones, provocando entre otras cosas, la ocupación indiscriminada de áreas de alto riesgo tanto hídrico como ambiental. Si bien actualmente existen ciertos instrumentos legales con incidencia territorial que establecen limitaciones a la subdivisión y ocupación urbanas en zonas de baja aptitud ambiental, las demandas sociales de tierras para uso habitacional adquieren un carácter preferencial, generando -en ocasiones- la baja contemplación de dichos condicionantes por parte de los decisores. Particularmente, la localidad de Punta Lara (partido de Ensenada, provincia de Buenos Aires, Argentina) tiene características especiales en la forma de ocupación del territorio y se buscará demostrar a lo largo de la investigación como este tipo de ocupación responde a estas transformaciones estructurales.

En los últimos años se han sancionado leyes que involucran directamente el ordenamiento territorial con la cuestión ambiental, como las de orden nacional y provincial de medio ambiente, el Código de Aguas de la Provincia y otros instrumentos jurídicos específicos (Decreto/Ley 8912/77, ordenanzas municipales N°977/83 y 2479/00, entre otros).  Sin embargo, estos instrumentos no cuentan con una aplicación plena de sus postulados y no siempre se inscriben en el marco de una estrategia integral que contemple la complejidad de componentes y relaciones que implican. Además, los requerimientos de suelo urbano y la demanda habitacional han supeditado las decisiones políticas a satisfacer estas exigencias, proponiendo soluciones parciales que no contemplan la aptitud del suelo, la proximidad a los equipamientos urbanos y la integración socio-territorial, denotando así la carencia de políticas efectivas de ordenamiento territorial.

Se procura, a partir del proyecto de investigación, indagar sobre las políticas territoriales de la localidad de Punta Lara, observando el grado de consideración de la cuestión ambiental, atento a su condición particularmente en lo que refiere al riesgo de inundación; analizando los marcos normativos a nivel local, su vinculación con la legislación vigente a nivel nacional y provincial y la valoración de la temática desde la estructura orgánica municipal.

En primer lugar, se relevaron y caracterizaron los antecedentes, el estado actual y tendencial de la subdivisión y ocupación urbana en áreas con riesgo hídrico en la localidad, así como las características del medio natural y social.

Luego se analizó la evolución de la ocupación del territorio, a partir de cortes temporales, a fin de comprender cuál fue el proceso de expansión urbana de la localidad. Además, y en relación a este proceso, se identificaron y estudiaron las políticas públicas asociadas al ordenamiento territorial y los instrumentos de planificación vigentes en el partido de Ensenada, enmarcados en la legislación provincial.

En una última instancia se procuró reconocer cuáles son las áreas vulnerables de la localidad, entendidas como resultado de los procesos sociales de los últimos tiempos, de las condiciones naturales que presenta la localidad y de la poco eficiente gestión local y la ausencia de normativas integrales y eficaces.

2. Caracterización del área de estudio

La localidad de Punta Lara se encuentra en el partido de Ensenada, provincia de Buenos Aires, y junto al partido de Berisso y el partido de La Plata conforman un ámbito regional. El partido se divide en una serie de delegaciones municipales, entre la que encontramos a la Delegación de Punta Lara (zona de intervención).

A fin de comprender y visualizar el riesgo que representa la ocupación de sectores del territorio que se ven comprometidos por las condiciones naturales de la localidad, y entendiendo la complejidad que implica esta problemática ambiental del asentamiento, se abordó el estudio de las condiciones del medio natural y de la configuración territorial actual, particularmente en lo que refiere a los usos y ocupación del suelo.

Punta Lara se asienta en la ribera del Río de La Plata, y su medio natural presenta características muy particulares: se ve afectado por diferentes unidades geomorfológicas, entre las que encontramos bañados, playa, un cordón litoral que recorre toda la extensión de la localidad, llanuras de fango y una llanura aluvial. Además, un gran número de arroyos y canales surcan la localidad, como el Canal Oeste, el Arroyo Miguelín, y otros elementos hidrográficos.

Los vientos que afectan al partido son principalmente los que provienen del sector  Norte (secos y calurosos), los del Sur (frío) y los del Este (húmedo). Los de mayor influencia, en el sector de Punta Lara, son los vientos del Sur y del Este, que generan un efecto conocido como “Sudestada”. Este fenómeno meteorológico, que consiste en una rápida rotación de vientos fríos del sur al cuadrante del sudeste, satura las masas de aire polar con humedad oceánica, generando bajas temperaturas y dando lugar a precipitaciones de diversa intensidad, aumentando la altura de las aguas, lo que trae aparejado situaciones de inundación. De esta manera, todo el partido se encuentra bajo la cota de nivel de inundación, ya que las precipitaciones, sumadas a los fenómenos meteorológicos que afectan a la región, superan la capacidad de almacenamiento de los suelos y esto provoca anegamientos y erosión hídrica.

Figura 3: Esquema de áreas afectadas por inundaciones – Punta Lara 2011 – Elaboración propia

En base a los resultados del Censo Nacional de Población y Viviendas 2001 (INDEC y Dirección de Estadísticas del Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires) surge que la población total del Partido de Ensenada alcanza los 51.322 habitantes, siendo 8.410 residentes de la localidad de Punta Lara. Existen zonas en la localidad que presentan altos porcentajes de necesidades básicas insatisfechas (NBI) y estas áreas coinciden en muchos casos con las zonas más cercanas al Río de La Plata y a los arroyos de la localidad, es decir, las áreas de mayor riesgo hídrico y ambiental.

Figura 4: Densidad de población – Punta Lara 2011 – Elaboración propia
Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001

La localidad de Punta Lara se define mediante un trazado regular, que se extiende desde la denominada Selva Marginal hasta la calle 40 y desde la Av. Costanera Almirante Brown hasta el inicio de la zona de bañados. Esta cuadricula racional y geométrica se imprime sobre el medio natural, sin tener en cuenta las condiciones particulares del contexto. El parcelamiento reúne zonas de terrenos de dimensiones variables, desde fracciones de tamaños menores a los 300m2 hasta loteos mayores a los 600m2. Las diferentes condiciones del parcelamiento generan, a su vez,  la localización de diferentes usuarios. La población con condiciones de vida más precaria se ubica en las zonas en las que las parcelas son más pequeñas, y, por el contrario, la población que tiene más posibilidades económicas opta por adquirir parcelas de mayor tamaño.

A modo de síntesis, la ciudad posee características naturales particulares. Se reconocen sectores que presentan un alto compromiso hídrico, producto de factores naturales y climáticos, y que, a su vez, se ven afectados por un proceso creciente de ocupación con uso residencial, aumentando así su condición de vulnerabilidad. Por otro lado, se observa que los sectores sociales mayoritarios en esas localizaciones cuentan con un alto grado de necesidades básicas insatisfechas.

También se reconocen áreas que sufren un proceso de degradación que resulta evidente a partir del estudio de variables como: las zonas inundables, el estado de la edificación, porcentaje de NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) y valor del suelo. La degradación de dichas áreas alcanza tanto un carácter social como de tipo constructivo y de conservación de la edificación y los servicios.

3. Proceso de ocupación del territorio

El pueblo de Punta Lara comienza a gestarse desde las últimas décadas del 1800, con las  primeras estancias que se instalan en la zona. Sin embargo, con los cambios en el estilo de vida de la sociedad argentina de comienzos del siglo XX surgió una nueva modalidad para disfrutar de períodos de descanso tras el tiempo de trabajo: el turismo.  De esta manera, el primer impulso que tuvo Punta Lara fue en 1922, cuando Martín Taylor iniciaba gestiones ante el gobierno de la Nación y obtenía las tierras y el permiso para instalar un balneario público en Punta Lara. A pesar de que este emprendimiento sufrió los efectos de inundaciones importantes en el inicio de su construcción, pudo concretarse.

A este emprendimiento le siguieron muchos otros, y ya para la década de 1930 este tipo de instalaciones eran una constante en la zona. El impulso más grande lo dio la construcción del camino Costanero y del Jockey Club, que por iniciativa de su presidente llevó a cabo un proyecto que permitiría tener un nuevo lugar de esparcimiento para sus asociados.

Así, el Club inauguró su sede y donó los edificios más emblemáticos de la localidad: la iglesia, la comisaría y unidad sanitaria, la sede bancaria, el antiguo “Colegio de Señoritas” y el “Círculo de Periodistas”. Estos, sumados al establecimiento del Automóvil Club Argentino y de más recreos, asentaron al nuevo destino recreativo y turístico, dando lugar al “nacimiento” de población estable en la localidad.

Finalmente, en la década de 1940 adoptó un nuevo perfil, en consonancia con el surgimiento del peronismo: los beneficios asociales a los trabajadores se transformaban en recursos para el turismo y así se instalaron numerosos edificios pertenecientes a los diferentes sindicatos de trabajadores. La población continuó asentándose en la localidad, aunque todo ello no se prolongó en el tiempo,  dado que varios de estos establecimientos fueron desalojados durante la década de 1970.

Otro impulso que tuvo la región se produce durante la década de 1980, con el loteo y promoción de una zona al Sureste de la localidad, conocida en la actualidad como Villa del Plata. Muchos vecinos de la región, atraídos por la tranquilidad, la vegetación de la zona y la cercanía del río, compraron terrenos y construyeron casas-quintas, que luego se transformaron en viviendas permanentes.

Sin embargo, estos breves impulsos de la localidad se vieron afectados por las sucesivas crisis de los ochenta y los noventa, sumadas a las inundaciones de 1989 y 1990 que causaron serios destrozos, provocaron el desalojo y abandono de los balnearios y grandes edificios (fuente en algún momento del esplendor de la localidad) y generaron nuevamente el inicio de una etapa de decadencia acentuada que se prolonga hasta nuestros días.

Figura 6: Proceso de ocupación – Cortes Temporales: año 1964/2011 – Punta Lara – Elaboración propia


En referencia a la ocupación actual, se llevó a cabo un relevamiento en el lugar  que se verificó con el uso de imágenes satelitales a fin de establecer las parcelas ocupadas y las vacantes y de este modo concluir en una clasificación de saturación del núcleo urbano. Se observó una mayor ocupación en los asentamientos contenidos por la Av. Costanera Gral. Almte. Brown, Calle 9, Homero Manzi y Calle 78 y en la zona del barrio “La Pérgola”. Las áreas con mayor número de parcelas vacantes se observan hacia el oeste, coincidentemente con la presencia del estado de conservación más natural de la selva marginal y la zona de bañados.

En síntesis, como afirma Juan C. Etulain“…El asentamiento humano que está expuesto al riesgo de inundación y es objeto de gran vulnerabilidad, se ha construido históricamente a partir de dos posturas bien diferenciadas: una que asume el compromiso de un determinado tipo de desarrollo, consciente y adecuado al medio en que se asienta; y otra que se produce a partir de un desconocimiento total de la relación posible con el río; y que surgen como consecuencia del asentamiento de población excluida de otros sectores en procura de un hábitat accesible económicamente. Esto determina desde un comienzo la incomprensión del medio en que se asientan…”.

Debido a esta última postura se desarrollan asentamientos en áreas inapropiadas, principalmente por las características del medio natural. En el caso de las áreas afectadas por inundaciones cíclicas, como es el caso de Punta Lara, las construcciones que se desarrollan son construcciones convencionales en terrenos no aptos, que simplemente se rellenan para controlar de algún modo esta condición de inundabilidad.

Como resultado de estas soluciones básicas y producto de los efectos que provoca la Sudestada y el desborde de ríos y arroyos de la localidad, vastos sectores de población deben ser evacuados de sus hogares con cierta frecuencia.

En resumen, observamos que el territorio ha sufrido un proceso desordenado de urbanización, lo que ha provocado una transformación del mismo. Este proceso responde no sólo a los factores climáticos y naturales a los que se ve sometida la región, sino también a factores antrópicos como son la falta de iniciativas para desarrollar estrategias integrales que permitieran el aprovechamiento del recurso costero, la invasión del dominio del agua sin tomar las precauciones necesarias y la ocupación de áreas riesgosas y vulnerables por la marginalidad de las tierras.

4. El ordenamiento territorial

Hasta aquí se ha analizado el contexto en el que se inserta la localidad de Punta Lara, sus características particulares del medio físico y social, y de qué manera se ha desarrollado a lo largo de la historia el proceso de ocupación. Con lo expuesto a continuación, se procura vincular a los principales rasgos de la actual estructuración territorial de Punta Lara con las políticas públicas implementadas en el proceso histórico por los distintos niveles del Estado. Se busca establecer relaciones entre las acciones del Estado y la degradación del ambiente y el aumento de la condición de vulnerabilidad de algunos sectores de la localidad.

Desde la Carta Europea de Ordenación del Territorio se define al ordenamiento territorial como “la expresión espacial de la política económica, social, cultural y ecológica de toda sociedad. Es a la vez una disciplina científica, una técnica administrativa y una política concebida como un enfoque interdisciplinario y global, cuyo objetivo es un desarrollo equilibrado de las regiones y la organización física del espacio según una estrategia global”.

En el año 1977 se sancionó el Decreto-Ley 8912/77, a partir del cual se fijaron las normas para el ordenamiento territorial de la provincia de Buenos Aires. Cabe aclarar que esta ley surge en un contexto particular, donde gran parte de los Municipios de la Provincia de Buenos Aires habían tenido un crecimiento poblacional importante, con inexistencia de infraestructura básica y con una fuerte demanda de suelo urbano por parte de sectores de bajos ingresos, localizados en su mayoría en terrenos con un alto compromiso hídrico.

Por tal motivo esta ley determina cuestiones importantes como la prohibición de loteos sin obras de infraestructura básica (agua por red, pavimentación, desagües cloacales y pluviales y red eléctrica), y también expresa en su artículo N°52 que: “…al crear o ampliar núcleos urbanos que limiten con cursos o espejos de agua permanentse o artificiales deberá delimitarse una franja que se cederá gratuitamente al Fisco Provincial arbolada y parquizada (…) Tendrá un ancho de cincuenta (50 m) metros a contar de la línea máxima creciente en el caso de cursos de agua y de cien (100 m)medidos desde el borde en el caso de espejos de agua…”

Sin embargo, su aporte fundamental es referenciado en el artículo 75. En este artículo se establece que cada municipio deberá llevar a cabo un proceso que incluye sucesivas etapas, que se considerarán como partes integrantes de un plan para organizar sus territorios. En una primera etapa se deberá realizar una delimitación preliminar de áreas; luego, se realizará una zonificación según usos. La tercera etapa corresponde a los planes de ordenamiento municipal, de los cuales podrá desprenderse luego una cuarta etapa referida a planes particularizados.

En el partido de Ensenada solo se ha cumplimentado con la primera etapa que establece la ley, es decir que sólo se ha alcanzado una definición preliminar y parcial de áreas dentro del territorio. Las ordenanzas N° 977/83 y 2479/00 de Ensenada reconocen tres Áreas Urbanas limitadas por Áreas Complementarias:

  • Una zona correspondiente al casco fundacional, limitada por las grandes áreas industriales, un sector del puerto y la Zona Franca.
  • Una zona limitando con la ribera, la localidad de Punta Lara.
  •  Una zona que limita con La Plata, conocida como El Dique.

Se han establecido a partir de esta delimitación de áreas una serie de indicadores de ocupación y subdivisión que poco reflejan la complejidad que presenta el partido.

A pesar de que en esta ordenanza se reconocen ciertas áreas que presentan una condición peligrosa, ninguna hace referencia al riesgo hídrico, sino que estas “áreas de seguridad” (denominación que adquieren en las ordenanzas) son zonas que se encuentran en las cercanías de actividades incompatibles con asentamientos humanos, como son las de producción, almacenaje y transporte de combustibles debido a la presencia de la petroquímica YPF.

Con respecto a la problemática de las inundaciones se plantea simplemente una regulación de la cota mínima de piso que debe cumplimentarse,  y que es la misma para todas las áreas identificadas como “áreas urbanas”. De esta manera, se observa que no se particularizan las diferentes condiciones que presenta el territorio del partido ni se hace mención de áreas no aptas para la localización de asentamientos humanos por su condición de riesgo hídrico o ambiental.

A nivel nacional existen otros instrumentos de planificación territorial que, al igual que los mencionados anteriormente, no se aplican de manera eficiente en el territorio. Entre otros, podemos mencionar la Ley 25.675 (Ley General del Ambiente) sancionada en el año 2002, que tiene como uno de sus principios fundamentales mencionados en el artículo 4° la prevención: “Las causas y las fuentes de los problemas ambientales se atenderán en forma prioritaria e integrada, tratando de prevenir los efectos negativos que sobre el ambiente se pueden producir”. Otro ejemplo de estos instrumentos es la Ley Provincial 6253/60, que determina áreas de conservación de los desagües naturales y en el caso específico de los arroyos establece que las líneas de construcción deben respetar 50 metros a cada lado de los mismos, situación que puede observarse claramente, no se respeta en la localidad.

Cabe destacar que de las acciones identificadas, varias no han sido implementadas plenamente pero se han estudiado, ya que de alguna manera han dejado su impronta en el territorio actuando como guías de las acciones locales o porque en sus objetivos reflejan los intereses y paradigmas privilegiados en cada momento histórico. Constituyen a su vez un reflejo de la inacción e incapacidad de los decisores políticos para llevar a cabo las normas y cumplimentar sus objetivos principales.

5. Reflexiones finales

Desde hace varias décadas, se observan en las ciudades procesos de expansión urbana incontrolada, caracterizados por el deterioro del ambiente, la falta de conservación y manutención de los servicios y obras de infraestructura básicos, así como también la ausencia del cumplimiento de leyes. Se puede agregar a esta situación la falta de políticas integrales y programas orientados a conocer y prevenir los factores naturales y humanos que desencadenan un desastre e impactan sobre el medio ambiente.

Cuando se conforma una ciudad, indefectiblemente se produce una transformación, una artificialización del ambiente. Esta situación provoca cambios de gran magnitud e intensidad en factores preexistentes de base: la topografía, la traza y dinámica de la red de drenaje natural, así como la capacidad de absorción de los suelos. Si estas condiciones estructurales, así como los aspectos funcionales asociados, no son reconocidos, analizados y estudiados previamente, se pueden generar en el sistema urbano desajustes que potencien problemas ambientales. Las inundaciones urbanas son solo un ejemplo de procesos que reconocen esta génesis.

A partir del análisis de la configuración territorial de la localidad de Punta Lara, de sus procesos de urbanización, y de los marcos normativos vigentes, se interpreta:

· que hay una inadecuada gestión del recurso hídrico;

·  que la ocupación residencial en áreas particularmente vulnerables a causa del riesgo hídrico es una problemática verificable en la localidad;

· que el reconocimiento que se realiza a partir de la gestión municipal de las diferentes situaciones de riesgo no es eficiente.

·  que los instrumentos para el ordenamiento territorial vigentes en la provincia de Buenos Aires y específicamente en el municipio de Ensenada no se aplican de manera efectiva para resolver o modificar esta problemática;

Estas observaciones, aun cuando se presentaron ciertas dificultades a lo largo del proceso de investigación, permiten corroborar las hipótesis originalmente enunciadas y conducen a afirmar que es evidente que en las ciudades lo que transforma a un fenómeno natural como las inundaciones en un evento conflictivo es el propio proceso de urbanización que, en el caso de Punta Lara, se ha caracterizado por ser desordenado, sin previsiones espaciales ni regulaciones apropiadas, alterando las fases del ciclo natural del agua y del ambiente y aumentando la condición de riesgo y vulnerabilidad de la población asentada en diferentes zonas de la localidad.

Es por eso que el ordenamiento territorial constituye una necesidad en los procesos de gobierno, ya que a partir de él se reconocen y analizan los conflictos y las potencialidades de un territorio, se determinan rumbos y se prevén las acciones que deben llevarse a la práctica para resolver estos conflictos y necesidades.

Así frente a la problemática ambiental y frente al riesgo hídrico el ordenamiento territorial y las normativas e instrumentos que se desprenden a partir del mismo constituyen factores necesarios del proceso de gobierno. Se deben llevar a cabo políticas integrales y efectivas a corto, mediano  y largo plazo que contemplen las particularidades y las problemáticas de la zona y que tengan a su vez un carácter interdisciplinario, entendiendo la complejidad de factores que se relacionan en un territorio: desde el factor social (el hombre en sociedad) hasta los factores naturales y económicos, tratando de conciliar la sustentabilidad ambiental, la racionalidad técnica, la voluntad política y la equidad social.

EJ 

La autora es Arquitecta, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional de La Plata.

El texto de la nota está basado en un trabajo de investigación realizado en el marco de una beca interna de entrenamiento otorgada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, sobre el tema: “La cuestión ambiental en las políticas territoriales e instrumentos de aplicación municipal. El caso del partido de Ensenada (Localidad de Punta Lara), provincia de Buenos Aires”. La duración de la beca fue de 8 meses y el trabajo fue dirigido por el arquitecto Miguel Ángel Seimandi. El Proyecto de Investigación Acreditado en el que se insertó la investigación se denomina “Políticas territoriales, enfoques conceptuales e instrumentos. Caso: Provincia de Buenos Aires” Código U094. Director: Arq. Néstor Bono, Codirectores: Arq. Miguel Ángel Seimandi, Arq. Andrea Ulacia. La investigación fue realizada en el ámbito del Centro de Investigaciones Urbanas y Territoriales (CIUyT, FAU-UNLP).

Ver el sitio Web del Taller de Planeamiento López-Rocca-Etulain, FAU-UNLP.

Sobre el Decreto-Ley 8912, de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo en la provincia de Buenos Aires, ver la nota en el número 85 de café de las ciudades, parte de la serie sobre legislación territorial en la Argentina.

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Nueva visita a la manzana de Buenos Aires https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/nueva-visita-a-la-manzana-de-buenos-aires/ Mon, 04 Jun 2012 03:01:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6701 En su reciente muestra en el CPAU, Miguel Jurado presentó dos series temáticas de cuadros, dedicadas respectivamente a Ciudades y Gente (que fue precisamente el título de la exposición). La serie dedicada a las ciudades incluyó un puñado de obras en las que una composición geométrica ortogonal remite directamente al tema de la trama y...

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En su reciente muestra en el CPAU, Miguel Jurado presentó dos series temáticas de cuadros, dedicadas respectivamente a Ciudades y Gente (que fue precisamente el título de la exposición). La serie dedicada a las ciudades incluyó un puñado de obras en las que una composición geométrica ortogonal remite directamente al tema de la trama y el tejido de las manzanas urbanas de Buenos Aires, observadas desde lo alto. La variedad formal y cromática de los trabajos realizados a partir de una misma matriz replica la variedad equivalente que genera en la ciudad la intervención en el tiempo sobre la manzana porteña.

La escala que rememora Jurado podría ser la del “vecindario” de James Scobie en su “Buenos Aires, del centro a los barrios”, aunque Scobie no fija dimensiones ni modulación a esa categoría urbana que trasciende la manzana pero no completa el barrio. Un módulo de 3 o 4 manzanas  por otras 3 o 4 en el sentido perpendicular, en distintas versiones: una plaza obtenida por el vaciamiento de la manzana central,  otra obtenida por el vaciamiento de cuatro esquinas en la intersección de un cardo y un decúmano, una ampliación del perímetro de fachada y de la superficie de calle por la partición de las manzanas en dos rectángulos separados por pasajes. Las calles pueden ampliarse hasta formar avenidas o recibir una lengüeta central para constituir bulevares, las tramas pueden sufrir ligeras alteraciones del orden ortogonal sin perder su genoma organizativo; los tejidos son heterogéneos, cerrados y densos, casi el sketch up de un parcelario especulativo y construido en épocas diversas con normativas tan cambiantes como las expectativas sobre el valor de uso y el valor de cambio del suelo urbano.

La reflexión sobre la manzana porteña y sus múltiples posibilidades de reinvención fue recurrente en la reflexión arquitectónica de los ´80, como continuidad de los debates europeos sobre tipo y forma urbana (el número 20 de Arquitecturas Bis, en el que Manuel de Solá-Morales discutía con León Krier sobre la manzana barcelonesa, fue uno de los puntos más altos de ese debate). En los ´90, Fernando Diez sistematizó esa discusión y la vinculó a la cuestión normativa en “Buenos Aires y algunas constantes en las transformaciones urbanas”.

Desde hace tiempo el foco ha vuelto a concentrarse sobre las cualidades del edificio aislado (incluso en los debates intra y extra-disciplinarios sobre preservación del patrimonio construido).  Es un reduccionismo que afecta la profundidad de nuestra arquitectura. Es necesario volver a explorar las formas en que la manzana permita desarrollar una espacialidad contemporánea sin perder su unidad ni su esencia. Retomar el debate sobre la penetración del espacio público en el interior de la manzana, las tipología adecuadas a la densidad y a la calidad ambiental, la resolución de las discontinuidades, el tratamiento formal y administrativo del parcelario, la renovación urbana, el esponjamiento de los tejidos saturados, la lógica del completamiento de tejido, etc., etc. La exploración de Jurado tiene, entre otras virtudes, la de recordarnos esa asignatura pendiente de la cultura arquitectónica de Buenos Aires.

MLT

La muestra Ciudades y gente se desarrolló en Buenos Aires en el espacio A + A (Arquitectura + Arte) del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, durante el pasado mes de mayo, curada por Nestor Otero. Miguel Jurado es Arquitecto (UBA), periodista especializado en arquitectura y diseño, y artista plástico. Es editor adjunto del Diario de Arquitectura y editor a cargo de la revista Diseño Nacional e Internacional (DNI) de Clarín.

Sobre la manzana porteña, ver también en café de las ciudades:

Número 46 | Lugares
Dos manzanas del Centro de Buenos Aires | Apuntes para una normativa urbana (II). | Mario L. Tercco |

Número 79 | Cultura de las ciudades
La Ciudad Dorada | Un disquete = una manzana | Juan Fontana |

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Cerrando Barrios https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/cerrando-barrios/ Tue, 05 Jun 2012 02:57:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6696 El tema: la portada del diario local anunciando los detalles del último crimen por robo, brutal, incomprensiblemente violento; los personajes: dos vecinos que casualmente coincidían en la interminable cola de un banco, dos pasos adelante mío; y la frase que uno de ellos le ofrecía al otro resumiendo el sentimiento compartido de desconcierto y angustia: “en...

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El tema: la portada del diario local anunciando los detalles del último crimen por robo, brutal, incomprensiblemente violento; los personajes: dos vecinos que casualmente coincidían en la interminable cola de un banco, dos pasos adelante mío; y la frase que uno de ellos le ofrecía al otro resumiendo el sentimiento compartido de desconcierto y angustia: “en la ciudad ya no se puede vivir”.

Entonces, ¿dónde?, pensé mientras llamaba mi atención la foto de un niño, feliz, despreocupado, que en el mismo diario jugaba en una enorme pradera de un verde más suizo que cordobés. El anuncio promocionaba las virtudes del “nuevo concepto para vivir: el microbarrio”. Una especie de loteo para clase media -con posibilidad a acceder a lotes de 250 m2-  en el “mejor” barrio de antes, el Urca, pero con todos los atributos  de “lo nuevo”: seguridad, cerramiento perimetral e ingreso único “para que sus hijos puedan jugar”. El texto que acompañaba el aviso, sintetizaba el concepto: “…mientras el mercado sigue imponiendo la idea de una vida feliz para pocos, esta es la única compañía capaz de ofrecer “la realidad de una vida mejor para muchos…” (el subrayado es del original).  Y una vida feliz es entonces la idea de paraíso, devenida una y otra vez en la imagen del siempre eterno suburbio americano (antes del bye bye american dream).

La publicidad pasaba nota sin quererlo de uno de los últimos debates sobre la normativa que regula los barrios cerrados en la ciudad, a raíz de una presentación de Olga Ruitort, para tratar de subsanar los notorios desfasajes que se producen entre las normativas que regulan las urbanizaciones abiertas y las “especiales” y, por supuesto, la realidad efectiva. La popularidad del personaje que impulsa el proyecto (concejala, candidata a intendente y ex esposa del actual gobernador) permitió ampliar el debate de un tema que pocas veces se trata.

La preguntas que podrían sintetizar la discusión pública son: ¿es posible que un loteo común de menos de 1.000 metros cuadrados por lote (no encuadrando en la normativa URE -Urbanización Residencial Especial-) pueda cerrar su perímetro y promocionarse como “barrio cerrado”? Y asociada con esta: ¿si no encuadra en la normativa URE pero se lo considera como tal, quien paga los servicios -barrido, limpieza, mantenimiento, etc.-, los desarrolladores o el municipio?

Para entender el debate es necesario repasar algunas cuestiones con respecto al devenir de los barrios cerrado, countries, condominios, etc., en la ciudad y su intento de regulación por parte del estado municipal.

La ciudad de Córdoba posee una normativa de suelo que data de 1985 (Ordenanza 8.060/85), hoy vigente con modificatorias, creada con el objetivo de regular el crecimiento por expansión a baja densidad. Propone entre otras cosas un límite de crecimiento diferenciando suelo urbanizable de suelo rural, y una serie de condiciones para los nuevos loteos entre los que se destacan la obligatoriedad de que las nuevas urbanizaciones se localicen cerca de las áreas ya urbanizadas, además de exigir al loteador la provisión completa de infraestructura y espacios verdes. Más allá de las buenas intenciones de la administración municipal del momento, como casi siempre, la reglamentación se hizo efectiva sobre “hechos consumados”. Para fines de la década del ´80 la mancha urbana presentará un nivel importante de consolidación, producto del crecimiento expansivo producido en la década anterior de la mano de la industria.

La figura del “loteador” dará paso a la del “desarrollador” y Córdoba, al igual que Rosario y Buenos Aires, verá aparecer en los ´90 los primeros countriess. Sin ninguna reglamentación en sus orígenes, estos emprendimientos privados que se favorecieron con las obras realizadas en la RAC -red de acceso a Córdoba- encontrarán una oportunidad única en la “deslocalización” de estas tipologías, aprovechando los suelos baratos de la periferia con mejores entornos paisajísticos. Si por curiosidad superponemos el plano que registra la expansión de la mancha urbana de la ciudad en el período 2000-2008 y el que da cuenta de las distintas urbanizaciones -loteos públicos, planes de vivienda, especiales, etc.-, observaremos la correspondencia entre el crecimiento y avance de la mancha urbanizada sobre suelo rural bajo la modalidad “urbanizaciones especiales” y “urbanizaciones rurales” (un eufemismo que encubre a los barrios cerrados en el entorno rural).   

Cuadrante sur de la Ciudad de Córdoba. Comparación del crecimiento de la mancha urbanizada en el período 2000-2008, en negro, a la izquierda, y las Urbanizaciones Especiales, a la derecha en verde. Fuente: Municipalidad de Córdoba.  

El éxito del Country y de su hermano más pobre, el Barrio Cerrado, no ha hecho otra cosa que reproducir su modalidad en distintas y variadas versiones de densidades y localización: country en altura, condominio, microbarrio, etc. Un producto inmobiliario que estaba orientado en su origen a las clases pudientes pero que en los últimos años encuentra un mercado en las clases medias, en paralelo con el deterioro y abandono estatal de los barrios tradicionales. Otros fenómenos alentaron su reproducción y su adaptación para las clases medias: un suelo urbano cada vez más escaso y caro y la falta de crédito hipotecario que convierten a estos “desarrollos financiados” en una alternativa para salir del alquiler.    

En esta expansión y diversificación la tipología Barrio Cerrado intenta mantener entonces las condiciones de “seguridad” y “entorno controlado”, virtudes pérdidas de los barrios abiertos, en modalidades económicamente más accesibles que los countries originales. Los lotes se reducen, los servicios y espacios comunes también. Muchas veces sin terrenos adecuadamente escriturados, otras sin los servicios garantizados o con serios problemas de infraestructuras, estos “emprendimientos” se reproducen en todas sus posibles localizaciones: rural, dando origen a los barrios-granjas, chacras, etc.; periférica: barrios deportivos, barrios paisajísticos, etc., o urbanos: microbarrio, condominio, etc.  

La normativa que regula las “Urbanizaciones Residenciales Especiales”, que data del ´91 con ampliación el 2004(Ordenanza N° 8.606/91 y Modificatoria N° 10.760/04) intenta legalizar estas modalidades de producción de suelo, dándole una entidad normativa propia, diferenciándolos del loteo abierto por tener lotes de 1.000 m2 a 1.500 m2 como mínimo (según la zona), un perímetro cerrado y constituirse como entidades jurídicas,  administrando internamente sus servicios.

Sin embargo, muchos de los nuevos “barrios cerrados” que se promocionan poseen lotes menores de 1.000 m2, aunque cierran su perímetro, y al no encuadrar en la normativa exigen en algunos casos que el municipio le suministre servicios. En síntesis, se busca el beneficio de la normativa de las urbanizaciones abiertas, pero manteniendo las características de las especiales.

El fallecimiento en el 2007 de Milton Saffadi, un chico de 16 años que trabajaba como repartidor de pizzas, a causa del uso de una soga para impedir la entrada en Barrio El Cielo de Valle Escondido, ha puesto en profundo debate la “legalidad” de cerrar este tipo de urbanizaciones.

Algunos, como en el caso del proyecto de Riutort, hablan de “grises”, los no “encuadrados” en ninguna ordenanza. Hay quienes sugieren también que se promulgue una ordenanza especial para regular a aquellos barrios nuevos que quieran cerrar sus puertas. En definitiva, parece plantearse una alternativa que tiende a “legalizar lo ilegal” por consumado y, en consecuencia, promover los entornos aislados.

Tal vez no haya grises, ni “urbanizaciones intermedias”. Es interesante repasar el artículo 7 de la ordenanza que regula las URE, ya que le otorga todo los derechos -incluidas el pleno derecho de las facultades emanadas del poder de policía”- al Municipio para disponer de las “superficies destinadas a calles y a espacios verdes” de las Urbanizaciones Especiales.

Vista desde el total de la ciudad, la perspectiva del fragmento cambia. Tal vez no hay más normativas para hacer sino simplemente que se cumplan las que están y que las barreras se abran y los perímetros se levanten. Los barrios de la ciudad son abiertos y conectados. Deben garantizar la libre circulación de personas. El estado debe proveer los servicios y entre todos debemos garantizar los “entornos seguros”.

Tal vez no hay paraíso posible, solo aquel que podamos construir. Como dice Kevin Spacey, el protagonista de Belleza Americana en el monólogo que acompaña el  travelling inicial: “este es mi vecindario, esta es mi calle, esta es mi vida”. La ciudad (toda) es el lugar que vivimos y esa realidad -aun cuando nos cueste asumirla- es ineludible.     

CIP

Carola Inés Posic es comunicadora especializada en temas urbanos. Es corresponsal en Córdoba de café de las ciudades; ver la presentación del número 104 y las notas:

Número 115 I POSICiones cordobesas:
El Parque Tecnológico del Este I Pensar cómo crecer.I Por Carola Inés Posic

Número 114 I POSICiones cordobesas
Sobre la concepción de “lo público” I Una relectura del Diagnóstico para Córdoba de 1973. I Por Carola Inés Posic

Número 113 I POSICiones cordobesas
La sensación de un contrato roto I De ciudades, trenes, tormentas y catástrofes I Por Carola Inés Posic

Número 111/112 I POSICiones cordobesas
Norah Lange, la mirada transversal I O como reunir una biblioteca. I Por Carola Inés Posic

Número 110 I POSICiones cordobesas
Córdoba se va “de caravana” I … y vuelve hecha una urbe latina. I Por Carola Inés Posic

Número 109 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas
Renovarse es vivir I Las formas del crecimiento I Por Carola Ines Posic

Número 108 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas
¡Es tan difícil poder ver cine! I Habemus Papam y el Director desbordado. I Por Carola Inés Posic

Número 107 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (I)
La paradoja de la conservación I El barco de Teseo encalla en las costas del Suquía I Por Carola Inés Posic

Número 107 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (II)
Patrimonio y después I Miradas desde el sur. I Por Mariana Isabel Bettolli

Número 106 I NUEVA SECCIÓN: POSICiones Cordobesas
Los deseos de Villa El Libertador I Sobre barrios, elecciones y política I Por Carola Inés Posic

Número 105 | NUEVA SECCION – POSICiones Cordobesas
Belgrano de Alberdi: un pirata en primera I Fútbol y Ciudad I Por Carola Inés Posic

Número 104 | Planes y Política de las ciudades
El lugar de todos | Consideraciones sobre el área central de la ciudad de Córdoba | Fernando Díaz Terreno

Número 104 | Arquitectura y Política de las ciudades
Ciudad frágil, Peatonal frágil | Obras en Córdoba: ¿Ensañamiento o ignorancia? | Inés Moisset

Las ordenanzas mencionadas en la nota se encuentran publicadas en la Web municipal.

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