Estuvimos en Quito el 6 y 7 de octubre, invitados a participar del Seminario Internacional Infraestructuras Urbanas en América Latina: gestión y construcción de servicios y obra pública, organizado por el Banco del Estado ecuatoriano. En una ciudad que hoy discute el diseño y la financiación de algunas de las infraestructuras que definirán su evolución en las próximas décadas (el metro y el aeropuerto, por ejemplo) el encuentro permitió comparar las actuales políticas latinoamericanas con las experiencias locales de gobierno, en un contexto definido por el mandato constitucional del buen vivir.
Políticas de transporte público, telecomunicaciones, redes de reciclaje, luz eléctrica, agua y saneamiento, pero también conectividad, fronteras urbanas y segregación, o el concepto de la vivienda social como una infraestructura en si misma (contrapuesto al de producción masiva de viviendas sin producción de ciudad) marcaron el debate durante los dos días del seminario. Al decir de Bernardo Navarro, un enfoque de integralidad de las infraestructuras, bajo el concepto de Condiciones Generales de la Reproducción Social Urbana, “privilegiando el servicio que prestan sobre, por ejemplo la magia de la obra civil”.
Fernando Carrión sintetizó en su ponencia la agenda que el seminario propone a las políticas urbanas de la región: las infraestructuras son la base material de la ciudad y tienen tres lógicas generales: soporte de actividades urbanas y de funcionamiento de la ciudad, organización y estructura de las ciudades e instrumento de política urbana para la redistribución y la accesibilidad. Las infraestructuras cerradas se abren y relacionan, teniendo como eje que la ciudad es comunidad política, ayuntamiento, lugar común, polis que requiere de un ensamble como “red de redes” o “sistemas integrados”.
MC (el que atiende)