Decíamos hace 2 años, en la presentación de nuestro número 153: “Que lo vendan como quieran (“todo legal”), pero el proceso destitutivo en Brasil es vergonzoso en su objetivo y en sus detalles. Abre además una caja de Pandora en América Latina (continuando lo iniciado en Honduras y Paraguay): la minimización del voto popular como fuente de legitimidad de los gobiernos“.
La decisión del Tribunal Supremo Federal de Brasil habilita la prisión del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por una causa de absoluta inconsistencia, y estuvo signada por la presión militar. El proceso que vive Brasil desde 2016 es, sin duda, un golpe de Estado. El retroceso para América Latina es siniestro.
La democratización en Brasil llegó en los ´80 de la mano de las luchas por el derecho al suelo y la vivienda. Hemos seguido y registrado mucho de ese proceso en nuestra revista y en nuestros libros, ya desde el número 1 con nuestra primera entrevista a Raquel Rolnik (“La misión del urbanismo es redistribuir riqueza y enfrentar la exclusión”) y la presentación del Estatuto de las ciudades. Luego hemos publicado entre otros/as a Jorge Jáuregui presentando Favela Barrio (Políticas para construir ciudad, no para hacer casitas), Jorge Wilhem y el Plan Director Estratégico de Sao Paulo y los aportes teóricos de Fabio Duarte y su equipo sobre la crisis de las matrices espaciales. Recientemente, el capítulo de Edesio Fernandes en Hábitat en deuda explica de manera sintética pero elocuente las luces y sombras de estas 3 décadas de historia de las ciudades brasileñas.
Curitiba, Porto Alegre, São Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia… El urbanismo brasileño ha hecho un aporte inestimable al debate urbanístico contemporáneo, más allá de nuestra región inclusive. Ojalá el pueblo brasileño recupere muy pronto el control sobre su destino, que incluye el destino de sus ciudades.
¡Viva Brasil, viva su pueblo, viva la democracia en América Latina!
MC (el que atiende)