La nota de Edgardo Contreras Nossa en este número de café de las ciudades realiza una excelente descripción de las causas y los modos de la “gentrificación”, entendida como un fenómeno que produce desplazamientos urbanos y que es “consecuencia y resultado de otros procesos paralelos que se dan en el espacio construido”. En particular, es “el producto esperado de la libre operación del mercado del suelo y de la vivienda”.
Aunque se manifiesta a través de diversas formas y en distintas áreas de la ciudad, la mayoría de la literatura urbanística la sitúa en barrios centrales y pericentrales de la ciudad consolidada, en particular en Europa y Norteamérica. Y si bien es posible encontrar procesos similares en nuestras ciudades latinoamericanas, estas presentan habitualmente otras formas de desplazamiento, como el que también se comenta en este número en la periferia metropolitana de Córdoba, Argentina: el desalojo del Barrio Parque Esperanza.
En un artículo reciente que escribí para la revista Nueva Sociedad sobre el estado de las ciudades latinoamericanas, sostengo respecto a la gentrificación que “ese fenómeno no trasciende en la región a unos pocos barrios bien ubicados en algunas ciudades. No es de extrañar, cuando la masa crítica de pobreza torna difícil que sectores tan extensos de población puedan ser erradicados por métodos de mercado”. Considero en cambio que la desigualdad entre los extremos sociales, “un fenómeno mundial pero exacerbado en América Latina, es la contradicción que más explica los problemas de nuestras ciudades. También debe considerarse el peso de la especulación sobre el suelo, históricamente la base de la fortuna de las elites nacionales, agravada además por la corrupción”.
Creo que nada explica mejor estos procesos contradictorios que la humorada de Pedro Abramo que, frente a la polaridad entre ciudad compacta y ciudad difusa, cataloga a nuestra urbanización como “com-fusa”, porque conviven en ella la sobre-densificación de áreas centrales -por la doble presión de los negocios inmobiliarios y las expectativas de localización de sectores populares- con la dispersión infinita en la periferia, donde la competencia entre pobres y ricos se da por el suelo barato.
MC (el que atiende)