Dosmil20, la excelente publicación del Plan de Desarrollo Estratégico de la Municipalidad bonaerense de Morón, aborda en su número 5 un tema habitualmente omitido en la literatura urbanística contemporánea: la ciudad subterránea. Lejos de connotaciones literarias o fantásticas (de los monstruos indecibles de Lovecraft a las ciudades invisibles de Calvino…) el título alude a los servicios de saneamiento e hidráulica indispensables para el funcionamiento de una ciudad, aunque también “invisibles” a los ojos de sus usuarios y beneficiarios.
Muchos de los conflictos urbanos más virulentos de la metrópolis Buenos Aires tienen relación con la ausencia de estas infraestructuras (especialmente dramática en los cordones suburbanos más alejados del centro de la conurbación) pero también, en los casos en que existen, con la discusión sobre su real capacidad de soportar los crecimientos de demanda a partir de proyectos o tendencias particularizadas de desarrollo inmobiliario en ciertas áreas urbanas. Es el caso de Caballito, donde explotó en 2006 el conflicto de “las torres” (ver Terquedad del agua y las cloacas, en nuestro número anterior), o de Vicente López, donde se cuestiona la proliferación de proyectos de vivienda y servicios de alto standard supuestamente insostenibles en cuanto a sus impactos sobre las redes existentes.
La revista del Plan moronense apela también a la memoria de los viejos espejos de agua, la “llanura con altos pajonales”, la “planicie recorrida por ríos y arroyos”, donde el agua de las lluvias era retenida por bañados y lagunas. La base geográfica pampeana, en cuya disociación con la realidad constructiva puede encontrarse buena parte de los problemas de la actual aglomeración metropolitana..
MC (el que atiende)