Ciudad archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/etiqueta-articulo/ciudad/ Revista digital Café de las Ciudades Thu, 24 Nov 2022 23:09:30 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Ciudad archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/etiqueta-articulo/ciudad/ 32 32 Montevideo; ciudad y territorio https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/montevideo-ciudad-y-territorio/ Fri, 03 Jun 2022 00:37:08 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/montevideo-ciudad-y-territorio/ Montevideo es la ciudad ideal para Levi Strauss. Digamos que la ciudad teje en forma muy coherente una trama de relaciones, tanto entre pequeños detalles entre sí como con los grandes temas urbanos. Relaciones que, más allá de las épocas y los estilos, a lo largo del tiempo terminan conformando un fuerte discurso unitario que,...

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Montevideo es la ciudad ideal para Levi Strauss. Digamos que la ciudad teje en forma muy coherente una trama de relaciones, tanto entre pequeños detalles entre sí como con los grandes temas urbanos. Relaciones que, más allá de las épocas y los estilos, a lo largo del tiempo terminan conformando un fuerte discurso unitario que, más que evitarla, se alimenta de una constante diversidad.

Creo que el origen de todo está en el soporte geográfico. La clave es el sencillo y contundente encuentro entre la horizontal de un mar-río infinito con unas suaves pendientes en tierra. Un horizontal contra una delicada ondulación. Estas ondulaciones conllevan una precisa identidad: son suaves pero distinguibles (con claridad) de la horizontal; también tan calmas y descansadas que no hay solución de continuidad entre ellas. En contraste con las costas argentinas, no solo son curvas en vertical sino también en planta, dando origen a bahías que empiezan y terminan.

La masa edificada a lo largo del tiempo sobre esta superficie ondulada la respeta absolutamente. Todas las calles y las veredas la replican punto a punto y el ajuste del acceso entre las parcelas individuales y el espacio público se realiza al interior de las parcelas particulares. Es notable como en ningún momento la ciudad modifica o perturba el perfil de equilibrio natural, logrando un agarre íntimo entre ciudad y suelo.

Montevideo es con claridad una lenta construcción colectiva, donde lo que prima, en acuerdo a las ideas de Joaquín Torres García, es la visión a ojo desnudo, superando la clasificación de los edificios según conceptos y estilos. La ciudad educa en una mirada respetuosa de las proporciones, tanto en los detalles como en los conjuntos, siendo altamente sensibles a las secciones áureas, que antes que nada son una relación entre componentes diversos. Antes que un estilo, un edificio es un hecho construido.

Es notable la estrategia, a lo largo de la historia de su desarrollo, de ocupación de las esquinas con edificios significativos que toman las dos cuadras; a su vez, este gesto se duplica en la manzana frentista por edificios similares pero nunca idénticos, generando una suerte de diálogo de canto y contra canto permanente. Por otro lado, la mayor altura de la esquina no afecta a los lotes intermedios.

La inteligencia colectiva aplicada a los componentes urbanos se extiende a las decisiones tomadas con respecto a los grandes temas. Así, las superficies de parque público se suman al área costera y al río a lo largo de una notable avenida costera que funciona como una gran colectora. A diferencia con Buenos Aires, ese contacto con el río es limpio y continuo a lo largo de todo su desarrollo, está exento de molestas intervenciones que impidan el permanente contacto con el horizonte. A su vez, el puerto, al estar lateralizado con respecto a las áreas centrales, consigue funcionalidad para ambos sectores.

En fin, es esta persistente subordinación de cada intervención individual al interés público y general la gran enseñanza de esta ciudad. Sólo una madura conciencia cívica puede generar estos resultados.

LEC, Bahía Blanca, 25 de septiembre de 2018

Adenda a junio de 2022

Un proyecto delirante amenaza esas bondades montevideanas que describí cuatro años atrás. En mayo de este año, el presidente Lacalle Pou aprobó un proyecto privado para construir una isla artificial de 36 hectáreas a 450 metros de la rambla de Punta Gorda.

El problema de Uruguay es que se convirtió en un enclave para operaciones inmobiliarias dirigidas a un objetivo ultra específico. Una clase alta-super alta básicamente internacional y claramente diferenciada de la vasta clase media uruguaya (esto se ve especialmente en Punta del Este). Este proyecto es un disparate: ese puente no verifica como medio de salida, en una emergencia queda todo el mundo atrapado.

Creo que estas operaciones inmobiliarias dirigidas a grupos tan segmentados trasladan su disociación del cuerpo social al territorio. Son operaciones ensimismadas, necesariamente desconectadas e indiferentes a los contextos preexistentes. En este caso, el planteo urbano es una metáfora perfecta de esta situación. El barrio cerrado con su cerca se reformula como isla. Pienso que esta situación de fragmentación social no es solo local, es global y abarca a la red de ciudades conectadas a escala mundial por este segmento social (con otras características, también en Caracas o la Habana existen áreas segregadas para sus nomenclaturas).

LEC

El autor es Arquitecto (UNLP, distinguido como Egresado Ilustre) y docente, con amplia participación en temáticas de planeamiento territorial. Ha obtenido numerosos premios en concursos nacionales. Recibió el Premio Trayectoria (2020) del Fondo Nacional de las Artes, Argentina.

De su autoría ver también entre otros textos en café de las ciudades:

    Número 111 | Cultura de las ciudades (I)
Un pequeño jardín | Microfísica de un lugar en Pehuen Co 

 Número 127 | Arquitectura de las ciudades
Última charla con Vivanco I Salvaje, y a mucha honra.

 Picasso y el pasado I De las cosas a la relación entre las cosas.

Número 148 I La mirada del flâneur
Centros y Afueras en la literatura argentina I Fronteras sin permiso, sin cielos protectores.

Número 197 I Cultura
Las casas I Una conexión con el planeta.

El país como proyecto I “El futuro no se predice, se construye”. Una propuesta para Bahía Blanca y el sudoeste bonaerense.

 

Sobre Montevideo, ver también entre otras notas en café de las ciudades:

Número 88 I Economía, Política y Cultura de las ciudades

El espesor del lugar: la falda del Cerro y el sector oeste de la Bahía de Montevideo I Logística y conformación del territorio I Por Lina Sanmartín Sangiao

Número 87 I Política de las ciudades (III)
Montevideo 2025 I El recurrente desafío de las tareas pendientes I Por Juan Pedro Urruzola

Número 67 | Lugares – Entrevista fotográfica
Sueño al Sur | Imágenes de un viaje a Uruguay | Mario Cerasoli

Número 56 | La mirada del flâneur
128 (del Parque Rodó hasta el Prado) | Una visión profunda de Montevideo. | Germán Garibaldi

Número 49 | Lugares
actitud Montevideo | Fotos de una bicicleteada rioplatense | Marcelo Corti

Número 46 | Planes de las ciudades
Alta simplicidad (I) | A propósito de la gestión. | Ramón Martínez Guarino

Número 47 | Planes de las ciudades (II)
Alta simplicidad (II) | A propósito de la gestión. | Ramón Martínez Guarino

Número 46 | Arquitectura de las ciudades
Le Corbusier: los viajes al Nuevo Mundo | Cuerpo, naturaleza y abstracción. | Roberto Segre

 

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La Universidad, la urbanización global y los movimientos sociales locales https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-universidad-la-urbanizacion-global-y-los-movimientos-sociales-locales/ Thu, 31 Mar 2022 21:03:35 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/la-universidad-la-urbanizacion-global-y-los-movimientos-sociales-locales/ N. de la R.: El texto de esta nota es un fragmento de un libro autobiográfico del autor próximo a ser publicado por café de las ciudades. La crisis financiera global y los procesos de urbanización están estrechamente vinculados. Hay un círculo cerrado entre capitales especulativos globales (y locales), el bloque «edilizio» o «cementero», las...

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N. de la R.: El texto de esta nota es un fragmento de un libro autobiográfico del autor próximo a ser publicado por café de las ciudades.

La crisis financiera global y los procesos de urbanización están estrechamente vinculados. Hay un círculo cerrado entre capitales especulativos globales (y locales), el bloque «edilizio» o «cementero», las políticas estatales, fiscales y urbanísticas permisivas y la complicidad de los gobiernos locales. Y acariciando este círculo corre el dinero, se multiplica produciendo viviendas que en gran parte quedarán vacías y urbanizaciones sin servicios abandonadas. Y millones de personas endeudadas de por vida, muchas de las cuales o sufren el desahucio o acaban vendiendo a bajo precio una vivienda virtual. Ya se sabe que cuando se acaricia un círculo éste se vuelve vicioso.

En mi trabajo «Revolución urbana y derechos ciudadanos» ya hemos expuesto más ampliamente este círculo vicioso. En la reciente bibliografía española merecen destacarse dos libros que exponen con claridad y con datos las causas y los responsables del crecimiento artificioso que nos ha llevado a la crisis: El boom inmobiliario español de José Manuel Naredo y El fin de ciclo del Observatorio Metropolitano de Madrid.

Las reacciones sociales no se han hecho esperar mucho; en el caso español el movimiento de los «indignados» del 15M es un ejemplo. La temática urbana (derecho a la vivienda en especial) ha estado muy presente. El desconcierto de los actores políticos institucionales ha sido tan enorme que un día no le daban importancia, al día siguiente lo reprimían, luego declaraban que se trataba de una ínfima minoría que no representaba a nadie, luego que entendían el malestar pero que los acampados no tenían nada que proponer, más tarde reconocían paternalmente que algunas cuestiones que planteaban eran interesantes y finalmente han pretendido aparecer como autores o portavoces de algunas de las demandas de los ocupantes de las plazas.

El sector intelectual y especialmente el académico ha ido detrás de los acontecimientos. La crítica innovadora que había anunciado la perversidad de estos procesos globales-locales se ha expresado desde lugares marginales, ya fuera por parte de profesores, profesionales o militantes. No ha sido tenida en cuenta en los medios académicos y profesionales más formales ni por supuesto en los programas de investigación ni en las revistas indexadas. Incluso, como se ha podido comprobar en las referencias a encuentros internacionales citados en este trabajo, cuando la crisis hacía más de un año, incluso dos, se celebraban seminarios generalistas sobre temáticas urbanas pero no se hacía referencia a ello. Una de las razones de este «no entendimiento» por parte de académicos y profesionales, además de la comodidad de estar instalados en un sistema que les aseguraba privilegios, bienestar y estabilidad, es la improductiva distinción entre disciplinas académicas y entre las profesiones derivadas de aquéllas.

Los procesos son globales, los «especialistas» ni los entienden ni son conscientes de ellos. Sus disciplinas no les han proporcionado los medios para entender la realidad social compleja, solo para analizar o intervenir acríticamente en algunas de las parcelas de la misma. La «ciencia social» es una, la actual división en disciplinas separadas es un lastre muy pesado que hay que dinamitar.

La necesidad de producir conocimiento independiente, crítico y original es urgente, es la principal función de la Universidad. Ésta, además, debiera vincularse a los movimientos cívicos, para aprender y contrastar con ellos los análisis críticos. Y luego contribuir a la elaboración de las denuncias y las propuestas alternativas. Su función social no es formar «reproductivamente» especialistas que «naturalicen» y legitimen «científicamente» los procesos perversos. Y menos aún encerrarse en una pseudociencia académica que confunde la realidad con el uso de teorías, modelos y métodos de recogida y análisis de la información circunscritos a una disciplina especializada y que se autovalida internamente.

Hoy la función social de la Universidades promover en su seno colectivos creativos vinculados a los procesos de cambio que nos exige el actual momento histórico. Sin embargo, parece ingenuo proclamar estas verdades elementales pues desde hace por lo menos dos décadas la Universidad, en sus estamentos dirigentes y en la actividad cotidiana de la mayoría de su personal, tiende a convertirse en una institución profundamente conservadora.

¿Por qué razón es urgente hoy un pensamiento crítico y alternativo? El pensamiento crítico es siempre necesario, pero no siempre hay circunstancias que además de urgentes lo hagan más posible. La crisis revela que «lo real no puede ser verdadero» (Ernest Bloch), los sistemas económicos y políticos vigentes son disfuncionales, bloqueados por sus contradicciones, rechazados por una parte importante de la población. La cual se muestra receptiva a la crítica y a las propuestas alternativas. La «crisis es oportunidad», es revelación, receptividad, resistencia y reivindicación. Hace unos pocos años denunciar la falsa democracia que proclaman las élites políticas y económicas sonaba a blasfemia (incluidas las izquierdas institucionales con pocas excepciones), hoy recibe aplausos de amplios sectores muchas veces al margen de la política formal.

Los intelectuales urbanos, sean académicos, profesionales, autónomos o militantes de un movimiento social o político, por ser ciudadanos y disponer de un patrimonio de conocimientos, pueden proporcionar elementos de análisis crítico que faciliten la comprensión de los procesos y permitan identificar mejor las responsabilidades. Lo cual facilita que tanto los intelectuales urbanos como los movimientos sociales elaboren demandas y formulen derechos que tengan capacidad agregadora y construyan estrategias transformadoras. El cambio de época exige una nueva formulación de derechos y unas estrategias políticas transformadoras de la política y de la economía.

Esta opción ético-política creo que sería muy positiva para la Universidad. Los académicos aprenderían mucho, pues la conexión con los movimientos sociales supondría salir del marco estrecho de su disciplina o de su profesión. Se les exigirían análisis transversales y además orientados hacia la acción. Es decir, integrar nuevos conocimientos y verificar sus análisis y propuestas no mediante los métodos académicos, que son internos a su especialidad, sino a partir de los resultados obtenidos (cómo se reciben y qué efectos tienen si se ponen en práctica).

Las Universidades poseen una legitimación basada en la «titulitis». El «saber» es resultante de una decisión administrativa. Su ausencia de la vida social y política genera escasa adhesión ciudadana. Y la conciencia propia de esta ausencia genera un bajo nivel de autoestima de los universitarios aunque la arrogancia autista pretenda disimularlo. Convertirse en actores activos de los procesos de cambio social y cultural, en actores de la política externa a las actuales instituciones representativas desacreditadas, les proporcionaría una renovada legitimación histórica. Pero la Universidad actual parece muy lejos de poder devenir un actor socio-político.

Las últimas dos décadas han supuesto una involución de la Universidad respecto a los años 70 e incluso 80. Aquellos años, post 68, fueron de cuestionamiento de métodos y contenidos, de reformas, o de proyectos de reforma, de la escuela en general o de la Universidad. Por ejemplo, el movimiento de renovación pedagógica que se expresaba en las Escuelas de verano que organizaba la institución Rosa Sensat y en las que participé desde mi regreso a Barcelona. Este movimiento renovador fue la base de las reformas que se llevaron a cabo a partir de la transición a la democracia. Viví muy directamente la aplicación del Plan Maluquer en la Universidad de Barcelona que supuso una verdadera revolución pedagógica muy positiva para las ciencias sociales.

Se desarrollaron enseñanzas hasta entonces inexistentes o escondidas en algunos departamentos o poco tenidas en cuenta como Antropología, Sociología, Filosofía social, Geografía Humana, Psicología social, etc. y los estudiantes podían determinar su trayectoria docente en función de sus intereses. Fue un avance importante hacia la transversalidad entre las ciencias sociales. Y, personalmente, fue para mí la mejor forma de integrarme en la Universidad. Corrientes novedosas y vinculadas a movimientos sociales entraron por diversas puertas en la Universidad como el feminismo, el ambientalismo, la ciudad, el trabajo. Y las teorías sociales críticas o innovadoras, el marxismo, el existencialismo, el estructuralismo, la crítica radical al neocapitalismo y a la sociedad de consumo, el situacionismo, el psicoanálisis, etc.

A partir de los 80 y más aceleradamente los 90 se ha producido una involución paralela a la de los políticos los cuales se encerraron en sus instituciones y los que no se han corrompido se han vaciado de ideas y de ilusiones. Los universitarios se han encerrado en las sedes universitarias, se han corporativizado, defienden con uñas y dientes su disciplina y su especificidad, su método acumulativo-reproductivo, su supuesto cientificismo formalista y su hipócrita neutralidad u objetividad. La sumisión a una caricatura de lo peor de las Universidades norteamericanas ha sido un sometimiento propio de provincianos con afán de ser colonizados. Las pautas más reaccionarias de algunas universidades de EE.UU. se han considerado modelos de cientificismo y modernidad. El ejemplo más clamoroso se ha producido en la economía pero las otras ciencias sociales académicas tienden a seguir este camino. Esta degeneración la he observado directamente en España, en Italia, en Francia y me temo que algo similar ha ocurrido en los otros países europeos ¿Cómo ha sido posible?

JB

El autor es geógrafo y urbanista. Entre 1983 y 1995 formó parte del Gobierno de la ciudad de Barcelona como Teniente de Alcalde, responsable de descentralización y participación, director ejecutivo del área metropolitana, delegado de Relaciones Internacionales y presidente de la ponencia redactora del proyecto de ley especial para la ciudad. Es autor, además, de los libros Global y Local (con Manuel Castells), Espacio público, ciudad y ciudadanía y La ciudad conquistada. En café de las ciudades hemos publicado sus libros Luces y sombras del urbanismo de BarcelonaCiudades, una ecuación imposible (con Mireia Belil y Marcelo Corti), Revolución urbana y derechos ciudadanos y Ciudades para cambiar la vida (con Fernando Carrión y Marcelo Corti), además de sus aportes a Cien Cafés y el Glosario de las ciudades,

 De su autoría o sobre su trabajo, ver también estas notas en café de las ciudades:

 Número 2 | Tendencias 
Jordi Borja: La Ciudad Conquistada | "La ciudad es el desafío a los dioses, la torre de Babel, la mezcla de lenguas y culturas, de oficios y de ideas. Sin memoria y sin futuro la ciudad es decadencia". | Jordi Borja 

Número 15 | Política 
"Tendencia no es destino" | Ciudadanía global e innovación en La Ciudad Conquistada, de Jordi Borja. | Marcelo Corti 

Número 21 | Política 
Barcelona y su urbanismo | Exitos pasados, desafíos presentes, oportunidades futuras. | Jordi Borja

 Número 31 | Tendencias 
La Revolución Urbana (I) | Las ciudades ante la globalización: entre la sumisión y la resistencia. | Por Jordi Borja

 Número 32 | Tendencias 
La Revolución Urbana (II) | De un urbanismo de oferta a un urbanismo de demanda: oportunidades, peligros y abusos. | Jordi Borja

 Número 38 | Política de las ciudades (I) 
"El circulo vicioso de la marginación" | Jordi Borja y la violencia en el banlieue de París. | Jordi Borja

 Número 42 | Política de las ciudades (I) 
Espacio público, condición de la ciudad democrática | La creación de un lugar de intercambio. | Jordi Borja

 Número 64 | Política de las ciudades (I) 
La izquierda errante en busca de la ciudad futura | Un lugar de encuentros múltiples entre gentes diferentes | Jordi Borja

 Número 81 | Cultura de las ciudades (I) 
François Ascher | Pensamiento crítico y acción en la sociedad hipermoderna | Jordi Borja

 Número 87 | Política de las Ciudades (I) 
Siete líneas para la reflexión y la acción | Después de la “burbuja” inmobiliaria en Barcelona | Jordi Borja

 Número 104 | Política de las Ciudades (I) 
Carta desde Barcelona: elecciones y campamentos en las plazas | Los Indignados y la construcción colectiva de una acción política | Jordi Borja

  Número 108 I Urbanidad contemporánea
Ciudades del mañana I Derecho a la ciudad y democracia real I Por Jordi Borja

Número 115 I Política de las ciudades (I)
¡Devuélvannos lo que es de ustedes! I Repsol y la expropiación de YPF en Argentina I Por Jordi Borja

Número 120 | Política de las ciudades (I) 
Cómo hacer de la ciudad una ecuación posible | Las visiones de David Harvey y Jordi Borja sobre el derecho a la ciudad | Beatriz Cuenya

Número 120 | POSICiones cordobesas 
Algunas reflexiones después de la visita de Jordi Borja | Cómo producir ciudad en el nuevo contexto | Carola Inés Posic

             Número 133-134 I Urbanidad contemporánea
   
Ciudades inteligentes o cursilería interesada I ¿Hubo alguna vez ciudades tontas? I Por Jordi Borja

Número 137 I Política de las ciudades
La calle y su propiedad I ¿Quién hace la calle, quién la usa, para qué sirve? I Por Jordi Borja

Número 141 I Política de las ciudades
Sobre la Revolución urbana I Urbanismo ciudadano o urbanismo globalizado I Por Jordi Borja

Número 142-143 I Urbanidad contemporánea y Política de las ciudades
Borja en el Borges y el vacío porteño I La presentación de Revolución urbana y derechos ciudadanos, en Buenos Aires I Por Marcelo Corti

Número 148 I Política de las ciudades 
Ciudadanía o barbarie I Sobre la "ley mordaza" española I Por Jordi Borja

 

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¿Qué une al ocioso al Foro? https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/que-une-al-ocioso-al-foro/ Thu, 03 Mar 2022 17:47:52 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/que-une-al-ocioso-al-foro/ N. de la R.: El texto de esta nota reproduce un fragmento de El Foro romano, sección quinta del capítulo tercero, Individualidad de los hechos urbanos. La arquitectura, del libro La arquitectura de la ciudad. Aldo Rossi, edición de 1982 de Editorial Gustavo Gili, Barcelona, traducida por Josep Maria Ferrer-Ferrer y Salvador Tarragó Cid. El...

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N. de la R.: El texto de esta nota reproduce un fragmento de El Foro romano, sección quinta del capítulo tercero, Individualidad de los hechos urbanos. La arquitectura, del libro La arquitectura de la ciudad. Aldo Rossi, edición de 1982 de Editorial Gustavo Gili, Barcelona, traducida por Josep Maria Ferrer-Ferrer y Salvador Tarragó Cid. El original, L'Architettura della città, fue publicado en 1966 en Milán y es, como siempre decimos, un libro fundamental para entender la ciudad y el urbanismo.

En las páginas precedentes hemos partido del concepto del locus para avanzar algunas consideraciones sobre la arquitectura de la ciudad y sucesivamente sobre el valor de los hechos arquitectónicos en la constitución y en el crecimiento de la ciudad.

A la luz de estas consideraciones volveré ahora sobre la relación entre la arquitectura y el locus para considerar sucesivamente otros aspectos de este problema y el valor del monumento en la ciudad.

Probaremos de observar el Foro romano desde este punto de vista, con la certeza de que investigaciones profundizadas en monumentos de esta importancia podrán ofrecernos materiales fundamentales para la comprensión de los hechos urbanos. (ver referencias)

 

El Foro romano, centro del Imperio, referencia en las construcciones y en las transformaciones de muchísimas ciudades del mundo clásico y fundamento de la arquitectura del clasicismo, tiene formas y situación anómalas respecto de la ciencia de la ciudad tal cual era practicada por los romanos.

Sus orígenes son geográficos e históricos al mismo tiempo; una zona baja y pantanosa entre colinas empinadas, en el centro aguas estancadas entre sauces y cañaverales que se inundaban completamente durante las lluvias; en las colinas, bosques y pastos.

Así vio el Foro Eneas:

[…] passimque armenta videbant Romanoque foro et lautis mugire Carinis. (AEN., VIII, V 360) 210

Así los latinos y los sabinos que se establecieron en el Esquilmo, en el Viminal, en el Quirinal.

Estos lugares favorables para los encuentros de los pueblos de la Campania y de la Etruria favorecían los asentamientos. Los arqueólogos confirman que ya durante el siglo vIII los latinos descendían de sus colinas para depositar aquí sus muertos. Así el valle del Foro, y la necrópolis descubierta por Boni entre 1902 y 1905 al pie del templo de Antonino y de Faustina constituye el testimonio más antiguo que el hombre haya dejado en él. Necrópolis, después sede de batallas o más probablemente de ritos religiosos, se convierte cada vez más en la sede de una nueva forma de vida, el principio de la ciudad que se va formando con las tribus esparcidas por las colinas; que se encuentran y se funden.

La conformación geográfica dictó el recorrido de los senderos, después el de las calles remontando los valles en el sentido de su mínima pendiente (vía Sacra, Argiletus, vicus Patricius) o las que seguían los itinerarios de las pistas extraurbanas; ningún claro diseño urbanístico, sino una estructura obligada por el terreno. Este carácter de unión con el terreno, con las condiciones del desarrollo de la ciudad, permanece después en toda la historia del Foro, en su forma, que lo hace así diferente de los de las ciudades de nueva fundación.

De donde esta irregularidad ya criticada por Livio ([…] Ea est causa, cur veteres cloacae primo per publicum ductae nunc privata passim subenant tecta, formaque urbis sit accupatae magis quam divisae similis […]), la culpa de la cual atribuye a la velocidad de la reconstrucción después del incendio galo y la imposibilidad de aplicar la limitatio, fue debida precisamente al tipo de crecimiento muy parecido al de las ciudades contemporáneas que Roma tuvo que seguir.

Alrededor del siglo IV el Foro cesó su actividad como lugar de mercado (perdió, pues, una función que había sido fundamental) y se convirtió en una auténtica y verdadera plaza casi siguiendo el dictado de Aristóteles, que alrededor de aquella época escribía: «La plaza pública […] nunca será ensuciada con mercancías y el ingreso a ella será prohibido a los artesanos […] lejana y bien separada de ella será la que sea destinada al mercado […]».

Y precisamente en esta época el Foro se va cubriendo de estatuas, de templos, de monumentos; así el valle que estaba lleno de fuentes locales, de lugares sagrados, de mercados, de tabernas empieza a enriquecerse en basílicas, en templos y en arcos y permanece surcada por dos grandes vías, la Sacra y la Nova, donde van a parar diversas callejuelas.

Después de la sistematización de Augusto y de la ampliación de la zona central de Roma con el Foro de Augusto y los mercados trajanos, después de las obras de Adriano y hasta la caída del Imperio, el Foro no pierde su carácter esencial de lugar de encuentro, de centro de Roma; Forum romano o Forum Magno, acaba siendo un hecho específico en el interior mismo de la ciudad, una parte que resume el todo.

Así escribe Romanelli: «[…] En la vía Sacra y en las calles adyacentes se amontonaban las tiendas de lujo, y la gente pasaba curioseando sin querer nada, sin hacer nada, sólo esperando que llegasen las horas del espectáculo y de la apertura de las termas; recordemos el episodio del «pesado» que Horacio nos ha descrito brillantemente en su sátira; "ibam forte via […] Sacra". El episodio se repetía mil veces al día, todos los días del año, menos aquellos en los que algún trágico acontecimiento, en los palacios imperiales del Palatino o en el campo de los pretorianos, conseguía aún sacudir el ánimo túrpido de los romanos. Porque el Foro fue también a veces, durante el Imperio, teatro de acontecimientos sangrientos, pero fueron acontecimientos que se encerraron y se agotaron casi siempre en sí mismos a la vista del lugar donde se desarrollaron, y, se podría decir, de la ciudad misma» (Romanelli).

La gente pasaba por allí sin querer nada, sin hacer nada: es la ciudad moderna, el hombre del gentío, el ocioso que participa del mecanismo de la ciudad sin conocerlo, perteneciéndole sólo en su imagen. Y el Foro se convierte así en un hecho urbano de extraordinaria modernidad; tiene en sí todo lo que hay de inexpresable en la ciudad moderna.

Se me ocurre pensar en las palabras de Poète, que singularmente nacen de su conocimiento extraordinario de la ciudad antigua y del París moderno: «[…] Un hálito de modernidad parece exhalarse hasta nosotros de este mundo lejano: tenemos la impresión de que nos sentiremos excesivamente fuera de nuestro ambiente en ciudades como Alejandría o Antioquía, como en ciertos momentos nos sentimos más próximos de la Roma imperial que de alguna ciudad medieval» (Poète).

¿Qué une al ocioso al Foro, por qué es íntimamente partícipe de este mundo, por qué se identifica con la ciudad a través de esta ciudad? Se trata de un misterio que los hechos urbanos suscitan en nosotros.

Vinculado al origen de la ciudad, extremada e increíblemente transformado en el tiempo pero siempre crecido sobre sí mismo, paralelo a la historia de Roma que se documenta en todas sus piedras históricas y en una leyenda como Lapis Niger y los dioscuros; llegado hasta nosotros con sus signos más claros y espléndidos, el Foro romano constituye uno de los hechos urbanos más iluminadores de cuantos podamos conocer.  


Roma, el Foro de Trajano (principios del siglo II d.C), planta, sección transversal y reconstrucción axonométrica.

El Foro resume Roma y es parte de Roma; es el conjunto de sus monumentos, pero su individualidad es más fuerte que cada uno de ellos; es la expresión de un diseño preciso o al menos de una precisa visión del mundo de las formas, la clásica, pero sin embargo su diseño es más antiguo, casi persistente y preexistente en el valle a donde se llegaban los pastores de las primitivas colinas. No sabría definir de otro modo lo que es un hecho urbano; es la historia y la invención.

Por lo tanto también es, y en este sentido se toma aquí particularmente, una de las más altas lecciones de arquitectura que conozcamos.

Resulta oportuno ahora distinguir entre este «lugar» y el ambiente como viene entendido frecuentemente en los tratados de arquitectura y en los relativos al diseño urbano.

El análisis que se ha intentado aquí de los valores del locus pretende presentar una definición extremadamente racional de un hecho complejo por su naturaleza pero en el que es necesario intentar hacer algo de luz, exactamente como un científico cuando se enfrenta con temas que intentan aclarar el mundo indistinto de la materia y sus leyes; acerca del valor psicológico de este análisis, ya nos hemos ocupado de él más arriba.

Como quiera que sea, el locus entendido así no tiene puntos de contacto con el ambiente; el ambiente parece extraordinariamente vinculado a la ilusión, a la ilusividad; lingüísticamente está vinculado a expresiones como «se forjaba la ilusión de vivir en el Medievo» o «allí todo era diferente» y otras perlas de este género. Un ambiente entendido así nada tiene de común con la arquitectura de la ciudad; es concebido como una escena, y en tanto que escena requiere ser conservado expresamente por sus funciones; se trata de una necesaria permanencia de funciones que salvan sólo con su presencia la forma e inmovilizan la vida y entristecen como todas las falsedades turísticas de un mundo desaparecido.

No por casualidad este concepto de ambiente es aplicado muchas veces y recomendado por aquellos que pretenden conservar las ciudades históricas manteniendo las fachadas antiguas o reconstruyendo de modo tal que se mantengan los perfiles y los colores y las cosas de este género; y ¿qué encontramos después de estas operaciones, suponiendo que sean sostenibles y realizables? Una escena vacía, con frecuencia repugnante.

La reconstrucción del centro de Frankfurt, una pequeña parte, según el principio del mantenimiento de los volúmenes góticos con arquitecturas seudomodernas o seudoantiguas, es una de las cosas más tristes que recuerdo. No se sabe precisamente dónde ha ido a parar aquella sugestividad y aquella ilusión que parece preocupar tanto estas iniciativas.

En realidad, cuando hablamos de monumento podemos muy bien entender también una calle, una zona, un país; pero entonces, si se conserva, se debe conservar todo, como han hecho los alemanes en Quedlinburg. Aunque si bien vivir en Quedlinburg puede ser al fin bastante obsesivo, es justificable en cuanto esta pequeña ciudad es un eficaz museo del gótico (y extraordinario museo de tanta historia alemana); de otro modo no hay justificación.

Caso típico a este propósito lo es Venecia, que merece un tratamiento particular.

Sin embargo, no quiero detenerme en este tema, que por otra parte está muy debatido y requiere ser sostenido con ejemplos muy precisos y difícilmente generalizables, pero haré también una referencia partiendo del análisis del Foro romano anticipada más arriba.

 

En junio de 1811, De Tournon exponía al conde De Montalivet, ministro del Interior, su programa para el Foro:

Trabajos para la restauración de monumentos antiguos. Apenas se aborda el tema, se presenta en la mente el primero de todos, el Forum, célebre lugar en el que tales monumentos están directamente amontonados y se unen a los más grandes recuerdos. Las restauraciones de tales monumentos consisten sobre todo en librarlos de la tierra que recubre sus partes inferiores, en enlazarlos después entre sí y finalmente en hacer el acceso a ellos cómodo y agradable […]. La segunda parte del proyecto considera la reunión de los monumentos entre sí mediante un paseo regularmente sistematizado. He considerado en un plano, trazado bajo mi dirección, un tipo de relación y sólo podré referirme a él […]. Sólo añadiré que el monte Palatino, inmenso museo todo cubierto por magníficos restos de los palacios de los cesares, debe ser necesariamente comprendido en la parte de jardín que hay que plantar, y tal jardín, por los monumentos que deberá encerrar, por los recuerdos de los que estará lleno, será desde luego único en el mundo. (Castagnoli, Marconi)

La idea de De Tournon no fue realizada y probablemente hubiera sacrificado al diseño del jardín gran parte de los monumentos privándonos de una de las más grandes experiencias arquitectónicas; pero por esta idea, con el advenimiento de la arqueología científica, el problema de los Foros se convierte en un gran problema de urbanística en conexión con la misma continuidad de la ciudad moderna. Era necesario, en primer lugar, concebir la exploración del Foro no ya como un estudio de cada uno de sus monumentos, sino como una investigación íntegra de todo el complejo; concebido el Foro no como una suma de arquitecturas sino como un hecho urbano global, como la permanencia de la Roma misma. Es significativo que la idea encuentre apoyo y se desarrolle en la República Romana de 1849; aquí también es la acción de la revolución que lee la Antigüedad de modo moderno, y no son ajenas, sino precisamente directamente ligadas a las experiencias de los arquitectos parisienses.

Pero la idea es más fuerte que las contingencias políticas y prosigue, con vicisitudes diferentes, también bajo la restauración pontificia.

Si consideramos hoy este problema desde el punto de vista arquitectónico, muchas consideraciones llevan a entrever la posibilidad de una reconstrucción del Foro y de su reunión con el Foro de Augusto y los mercados trajanos utilizando en la ciudad moderna este enorme complejo.

Pero basta aquí haber expuesto que este gran monumento es hoy una parte de Roma, que resume la ciudad antigua, que es un monumento de la ciudad moderna, que es un incomparable hecho urbano.

Y se nos ocurre pensar que si la plaza de San Marcos de Venecia permaneciese en pie con el palacio ducal en una ciudad completamente diferente, como quizá será la Venecia del futuro, no experimentaríamos por ello una emoción menor y no seríamos menos artífices de la historia de Venecia encontrándonos en el centro de este excepcional hecho urbano.

Me acuerdo de los años de la posguerra, de la visión de la catedral de Colonia en la ciudad destruida; nada puede tener para la fantasía el valor de esta obra permaneciendo intacta entre las ruinas. Desde luego, una reconstrucción encalada y fea de la ciudad circunstante es dañosa, pero no toca el monumento; igual como tantas feas sistematizaciones de muchos museos modernos pueden irritarnos, pero no por ello deforman o alteran el valor de cuanto es expuesto en ellos.

Esta acotación debe ser entendida, naturalmente, en un sentido únicamente analógico; muchas veces me he detenido a considerar el valor de un monumento como hecho urbano; esta analogía con el valor del monumento en las ciudades destruidas sirve sólo para poner en claro dos puntos: el primero, que no es el ambiente o algún otro carácter ilusionístico lo que nos sirve para comprender el monumento; el segundo, que sólo comprendiendo el monumento como hecho urbano singular, u oponiéndole otros hechos urbanos, se puede establecer un sentido en la arquitectura de la ciudad. El significado de todo ello está sintetizado para mí en el plano de Roma de Sixto V; las basílicas se convierten en los lugares auténticos de la ciudad, su conjunto es una estructura que toma su complejidad de estos hechos primarios, de las calles que se le reúnen, de los espacios «residencia» que se encuentran en el interior del sistema.

Fontana presenta de este modo las características del plan, su punto de partida: «Queriendo aún Nuestro Señor facilitar la calle a los que movidos por devoción o por votos suelen visitar constantemente los muy santos lugares de la ciudad de Roma, y en particular las siete iglesias tan celebradas por las grandes indulgencias y reliquias que hay, ha abierto en muchos lugares calles amplísimas y derechísimas, de manera que pueda cada uno, a pie, a caballo, y en coche, salir de cualquier lugar de Roma e irse casi directamente a las más famosas devociones» (Giedion).

Giedion, que fue quizás el primero en comprender la extrema importancia de este plan, lo expone así: «[…] El suyo no era un plan pensado sobre el mapa; Sixto V tenía a Roma como en su sangre; él mismo había seguido fatigosamente a pie las calles que los peregrinos tenían que recorrer, y había experimentado las distancias entre los diversos puntos y, en marzo de 1588, cuando abrió la nueva calle que unió el Coliseo con Letrán, la recorrió toda a pie con sus cardenales hasta el palacio de Letrán, entonces en construcción».

«Sixto V dispuso sus calles orgánicamente como una espina dorsal allí donde la estructura topográfica de Roma lo requería, pero fue sin embargo lo suficiente sabio para incorporar con gran cuidado todo lo que le fue posible de la obra de sus predecesores […]. Ante los edificios construidos por él, Letrán y el Quirinal, y en todos los puntos en los que las calles se cruzaban, Sixto V proveyó la apertura de grandes espacios libres suficientes para desarrollos sucesivos […]. Aislando la Columna Antonina y trazando el perímetro de la plaza Colonna, en 1588 creó el actual centro de la ciudad. La Columna Trajana próxima al Coliseo, con la vasta plaza que la circunda, fue pensada como una unión entre la ciudad vieja y la nueva […]. El instinto urbanístico de Sixto V y de su arquitecto está demostrado también con la elección del punto en el que erigió el obelisco, por la justa distancia de la catedral no acabada […]. El último de los cuatro obeliscos que 218 Sixto V consiguió alzar es el que tuvo quizá la posición más significativa. Colocado a la entrada septentrional de la ciudad, señala la confluencia de tres calles principales (como también del prolongamiento de la calle Felice, muchas veces proyectado y nunca realizado). Dos siglos más tarde la plaza del Pueblo se habría cristalizado alrededor de este punto. Solamente otro obelisco ocupa una posición tan dominante: el de la plaza de la Concordia, alzado en 1836» (Giedion).

Creo que en esta página de Giedion, cuya aportación personal al mundo de la arquitectura siempre es extraordinaria, ha dicho muchas cosas sobre la ciudad en general además de lo dicho sobre el plan considerado.

Son significativas las observaciones en las que habla del primer plan no pensado sobre el mapa, sino directamente vivido en sus datos inmediatos, empíricos, donde habla de un plan bastante rígido pero atento a la estructura topográfica de la ciudad y en el que, aun en sus características revolucionarias, precisamente diría que en virtud de éstas, incorpora y valoriza todas las iniciativas precedentes que se presentan con caracteres de validez, que están en la ciudad.

A ella se añade la consideración acerca de los obeliscos, de los lugares de los obeliscos, de estos signos alrededor de los cuales se cristaliza la ciudad; quizá nunca la arquitectura de la ciudad, ni siquiera en el mundo clásico, ha conseguido una tal unidad de comprensión y de creación; todo un sistema urbano se realiza, se dispone según líneas de fuerza prácticas e ideales a un mismo tiempo, y la ciudad se reencuentra toda ella señalada por puntos de unión y de agregación futura. Las formas de los monumentos (recuérdese la transformación del Coliseo en hilandería) y la forma topográfica permanecen firmes en un sistema que cambia; como si, comprendida la colocación de obeliscos en lugares particulares, la ciudad fuese pensada en el pasado y en el porvenir.

Se puede objetar que al anticipar estas consideraciones sólo hago referencia a la ciudad antigua; a esta crítica se puede responder con dos argumentos: el primero, que constantemente hemos tenido como hipótesis de este estudio, es el de que aquí no se hace ninguna diferencia entre ciudad antigua y ciudad moderna, entre un antes y un después, desde el punto de vista de la manufactura; el segundo, que no existen ejemplos de ciudades articuladas exclusivamente en hechos urbanos modernos o que al menos tales ciudades no son para nada típicas, siendo propio de la ciudad su carácter de permanencia en el tiempo.

Por otra parte, concebir la fundación de la ciudad por elementos primarios es a mi parecer también la única ley racional posible; es decir, la única extracción de un principio lógico en la ciudad para continuarla. Como tal así ha sido asumida en la época de la Ilustración y como tal ha sido rechazada por las teorías destructoras de la ciudad como progreso; piénsese en la crítica de Fichte a la ciudad occidental, donde la defensa del carácter comunitario de la ciudad gótica (Volk) contiene ya la crítica reaccionaria de los años siguientes (Spengler) y la concepción de la ciudad como fatalidad.

Aunque no me ocupe aquí de estas teorías o visiones de la ciudad, es indudable que ellas tenían su traducción en una ciudad sin referencias formales y que se oponen, más o menos conscientemente en los epígonos, al valor ilustrado del plano.

También desde este punto de vista se puede anticipar la crítica a los socialistas románticos; a los diferentes conceptos de comunidad autosuficientes y a los falansterios.

Ellos admiten y sostienen que la ciudad no puede expresar ni un valor que la trascienda y ni tan siquiera valores comunes que la representen, y pretenden que la reducción utilitarista y funcional de la ciudad (o sea, en la residencia y en los servicios) es la alternativa «moderna» a la primera.

La concepción progresista cree, en cambio, que precisamente por ser la ciudad un hecho eminentemente colectivo se precisa y está en aquellas obras cuya naturaleza es esencialmente colectiva; y que aun naciendo tales obras como medios para constituir la ciudad, en seguida se conviertan ellas en un fin; y tengan este fin en su ser y en su belleza.

Y que tal belleza resida al mismo tiempo en las leyes de la arquitectura y en la elección por la que la colectividad quiere estas obras.

De estos problemas me ocuparé en el último capítulo como de los problemas decisivos en el estudio de la ciudad. En la sección siguiente intentaré referir las cuestiones principales tratadas en el presente capítulo.

AR

Aldo Rossi nació en 1931 en Milán y murió en la misma ciudad en 1997. Arquitecto y diseñador, recibió en 1990 el Premio Pritzker. Personalmente, nos gustan más sus dibujos –bellos, sugestivos, casi ingenuos– que sus obras de arquitectura, de un racionalismo lacónico y a nuestro juicio simplista. Su obra teórica es fundamental para la comprensión de la ciudad y el urbanismo como hechos históricos, autónomos pero enraizados en la cultura de una sociedad.

Referencias:

CASTAGNOLI-CECCHELLI-GIOVANNONI-ZOCCA, Topografía e urbanística di Roma, Bolonia, 1958.

LÉON HOMO, Rome impériale et l'urbanisme dans l'antiquité, París, 1951.

Versión castellana: La Roma imperial y el urbanismo en la antigüedad, Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana – UTEHA, México, 1956.

PIETRO ROMANELLI, I l Foro Romano, Bolonia, 1959.

G. LUGLI, Roma antica. Il centro monumentale, Roma, 1946.

LUDOVICO QUARONI, «Una città eterna-quatro lezioni da 27 secoli», en Urbanística, Roma città e piani, Turín, s. f.

JEROME CARCOPINO, La Vie quotidienne à Rome à l'apogée de l'Empire, París, 1939; edición italiana, Bari, 1947. Versión castellana: Las etapas del imperialismo romano. Editorial Paidós, S.A.I.C.F., Buenos Aires, 1955.

PIETRO ROMANELLI, op. cit., nota precedente, p. 26.

MARCEL POÈTE, Introduction a l'urbanisme, l'évolution des villes, la leçon de l'antiquité, Paris; ed. ital., Turin, 1958. cap. I, nota 13.

CASTAGNOLI, op. cit., nota 18, p. 537.

PAOLO MARCONI, Giuseppe Valadier, Roma, 1964.

SIEGFRIED GIEDION, Space, Time and Architecture, Cambridge (Mass.), 1951; edición italiana, Milán, 1954. Versión castellana: Espacio, tiempo y arquitectura. El futuro de una nueva tradición, Editorial Dossat, S. A., Madrid, 1980. cap. II, nota 13.

“Estas publicaciones contienen amplia bibliografía. Las lecciones de Ludovico Quaroni son de extraordinario interés para el conocimiento de las cosas romanas vistas como en un tiempo continuo, y por la emergencia de los hechos urbanos. Véanse los siguientes pasajes: 
«[…] Lo que nos interesa más, sin embargo, es que la explanada era el límite de la ciudad comprendida en sentido edificatorio: el límite, diremos nosotros, del plan regulador y de la regulación edificatoria, que no valía fuera de ello, considerando que más allá de esto la ciudad acababa. Para la economía de la defensa, de las distancias y de la administración, ésta era entendida como una zona de fabricación continua, la más estrecha posible. Naturalmente, nada impedía, pues, que la parte más pobre de la población, la que no gozaba, por otra parte, de todos los derechos de la ciudadanía construyera sus barracas abusivas fuera de la explanada; los continentia constituían vastas barriadas, como los barrios de barracas y los villorrios abusivos y semirrurales que un poco por todas partes proliferan hoy en torno a Roma, donde el coste bajo del suelo y la existencia de fáciles comunicaciones favorecen el asentamiento» (p. 15).
Después de un análisis de este tipo, Roma, y particularmente la Roma imperial, con sus defectos, sus abusos, sus contradicciones, resulta extrañamente cercana a la imagen de la gran ciudad moderna. Más adelante Ludovico Quaroni insiste acerca de la regla romana del administrar y del construir y las condiciones concretas de la vida en Roma, que venía dada por la persistencia de los caracteres iniciales y por la mezcolanza de los elementos importados más heterogéneos. 
Cada vez estamos más convencidos de que un estudio vasto y sistemático sobre las vicisitudes urbanas de Roma, también sobre el enorme material analítico a disposición, sería fundamental para la ciencia urbana”. AR

Ibam forte via sacra, la sátira número IX de Horacio, relata el encuentro casual e inoportuno (callejero) que tuvo el poeta con un paseante cargoso al que casi no conocía y del que no podía librarse. El apéndice de este artículo de Montserrat Jiménez San Cristóbal contiene una traducción inédita al castellano por Vicente Alcoverro, que reproducimos en este número.

 

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La calle y la vivienda https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-calle-y-la-vivienda/ Sat, 04 Dec 2021 15:06:42 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/la-calle-y-la-vivienda/ N. de la R.: El texto de esta nota reproduce un capítulo del libro LA RENOVACIÓN URBANA EN DEBATE, de Celina Caporossi y Fernando Pájaro (compiladores), instancia final del trabajo compartido desde el Programa de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Artístico 2018-2019: "Las nuevas lógicas emergentes de la renovación en la Ciudad Construida, Córdoba, Argentina",...

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N. de la R.: El texto de esta nota reproduce un capítulo del libro LA RENOVACIÓN URBANA EN DEBATE, de Celina Caporossi y Fernando Pájaro (compiladores), instancia final del trabajo compartido desde el Programa de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Artístico 2018-2019: "Las nuevas lógicas emergentes de la renovación en la Ciudad Construida, Córdoba, Argentina", bajo la dirección de Celina Caporossi e integrado por varias investigaciones. El libro está disponible para su compra: escribir a [email protected]

La ciudad de Córdoba, como la mayoría de las metrópolis latinoamericanas, está inmersa en una serie de procesos de transformación urbana que la modifican en sus aspectos estructurales, funcionales, perceptuales y morfológicos. Dichas transformaciones se manifiestan de manera general y particular, e impactan en los modos de habitar la ciudad, en la escala del espacio público y en las tipologías urbano-arquitectónicas disponibles. Los trazados y los tejidos urbanos constituyen una estructura dinámica y sujeta a la introducción de variaciones permanentemente, perdiendo muchos de ellos, sus cualidades identitarias. En el marco de un ejercicio de investigación aplicado en trazados y tejidos urbanos de la ciudad de Córdoba, se profundizó en el estudio de una serie de fragmentos urbanos con cualidades homogéneas, valorándolos desde un compendio de variables e indicadores urbano-ambientales.

Las reflexiones que aquí se presentan surgen en el marco de un proyecto de investigación del periodo 2018-2021 con subsidio SECyT, UNC, titulado “Forma, función y modos de habitar en la ciudad latinoamericana. Estudio de trazados y tejidos urbanos en áreas en procesos de transformación de la ciudad de Córdoba, orientado a formular directrices de diseño urbano” (dirigido por la Arq. Mónica Sánchez, e integrado por los Arqs. Luciana Repiso, Guillermo Mir, Natalia Brizuela, Estefanía Rodríguez, Fernanda Herrera, Paula Aimar, Andrea Agüero Meineri y Jesús Nicolás Yuvero Merlo). La operatividad del mismo está centrada en el estudio valorativo de fragmentos homogéneos de la ciudad de Córdoba que han sido escenarios para diferentes modos de renovación y consolidación, con la incorporación de población, la sustitución de tipologías edificatorias y la transformación del espacio urbano. De la variedad de situaciones que la ciudad de Córdoba ofrece, el modelo más completo y complejo es el del barrio de Nueva Córdoba, por su grado de transformación permanente, por su densidad poblacional y por lo definido del perfil de sus usuarios.

La finalidad fue el estudio valorativo del trazado y tejido urbano del barrio Nueva Córdoba, el mayor exponente de densidad poblacional y edilicia en Córdoba Capital. Se aborda la relación compleja entre lo urbanístico y lo arquitectónico porque los tipos edificatorios, parcelas, manzanas y calles que definen los distintos tejidos urbanos, son elementos constitutivos de la configuración del espacio público, en estrecha relación con la estructura urbana-territorial. Nueva Córdoba es la muestra de tejido urbano con mayor densidad poblacional de la ciudad, debido a la casi completa renovación parcela a parcela, con edificios en altura de vivienda colectiva destinada principalmente a estudiantes. En esta reflexión, interesa recorrer qué impacto tiene la renovación en los modos de habitar el barrio, las calles, y las tipologías edificatorias. El proyecto de investigación citado propone una serie de interrogantes como guías de la indagación hacia los trazados y tejidos de la ciudad de Córdoba, que resulta de interés retomar como punto de partida del artículo:

¿Cómo se manifiestan los procesos de transformación urbana en áreas/barrios/fragmentos urbanos de la ciudad de Córdoba?

¿Cuáles son los tipos urbano-arquitectónicos que se están produciendo en la ciudad? ¿Qué calidad de espacio urbano están generando?

¿Cuál es la calidad del espacio público que se está generando en las diversas áreas de la ciudad en la que se producen procesos de transformación urbana?

Fernando Diez (2009) propone el concepto de ciudad posible como una definición a un cúmulo de relaciones complejas que tienen lugar en la ciudad y que dan como resultado una forma urbana renovada. En su configuración, entran en juego las condiciones locales de producción, las dinámicas que pone el consumo, las preexistencias y sus condicionantes, la regulación normativa, la voluntad renovadora y el hacer disciplinar de profesionales de la arquitectura y el urbanismo.

La generación del tejido urbano ha demostrado ser el resultado de un encuentro de fuerzas, de cuyas interacciones resulta una forma urbana determinada. Desde un punto de vista instrumental, podemos describir estas fuerzas como: (a) La potencialidad del sector urbano analizado, esto es la potencialidad de renovación, que circunstancialmente puede estar reflejado por el costo de la tierra, (b) Los tipos culturales expresados por la demanda, esto es, los tipos edilicios emergentes, (c) El trazado y la manzana existentes, (d) El parcelamiento existente, (e) El tejido existente, su morfología, estado de completamiento, capacidad de refuncionalización, (d) Las regulaciones de edificación. Estas fuerzas pueden interpretarse como conformadoras de un sistema cuya resultante es la forma del tejido en un momento dado (…) Adaptación, transformación, reciclaje, refuncionalización, son términos que tienden a explotar las potencialidades del tejido construido, y que están comprendidas en el concepto de completamiento urbano. (Diez, 2009, p. 196)

Es válido aclarar que Nueva Córdoba, desde los años 90 a la fecha, está inmerso en un acelerado proceso de renovación y densificación urbana parcela a parcela. En dicho proceso, se consolida poco a poco el modelo urbano deseado y promovido por la normativa de edificación, se sustituyen las tipologías existentes mediante la ocupación de vacancias y, como consecuencia de ello, se modifica el paisaje urbano del barrio.

En el libro La Ciudad Posible, Marcelo Corti (2015) aborda el tema de la renovación parcela a parcela, se reconoce que este proceso se manifiesta a partir de la transformación de parcelas edificadas, con posibilidad de uso o de soporte construido, ya sea por reemplazo, ampliación, reciclaje o división. La transformación asociada a la renovación parcela a parcela no sucede de manera unilateral, sino como una consecuencia de una serie de factores vinculados, entre los que Corti destaca: la evolución de la renta urbana, la evolución demográfica, los cambios culturales como las diversas asociaciones de convivencia o modalidades de vivienda-trabajo- estudio, más aún en la actualidad por efectos de la pandemia del COVID-19.

Nueva Córdoba como fenómeno urbano

Nueva Córdoba y sus procesos no son ajenos a lo mencionado anteriormente, sobre todo si se destaca la cuestión demográfica de los habitantes del barrio, en su mayoría estudiantes universitarios que habitan de manera individual o entre pares. Mediante el trabajo de investigación y el estudio del caso, se pudo plantear una serie de afirmaciones respecto a Nueva Córdoba y su fenómeno en la ciudad:

  1. El sector se caracteriza por la predominancia de la edificación en altura. Y esto surge de la conjunción de una excelente localización en la ciudad, próxima a Ciudad Universitaria y al área central histórica, vinculado por una trama urbana permeable con calles de jerarquía intersectorial y conectadas a los principales accesos a la ciudad.
  2. Su tejido urbano original presentaba cierto grado de obsolescencia tipológica, en su mayoría casonas de grandes superficies y de altísimo valor arquitectónico-patrimonial, pero no consideradas en su conjunto por las normativas de preservación, que fueron demolidas y reemplazadas por edificios en altura, siguiendo las lógicas del mercado inmobiliario y de la ordenanza de ocupación del suelo.
  3. Una normativa urbana (Ordenanza Nº8256/85 y sus modificatorias) posibilitante, en base a un modelo de ciudad que data del año 1985, en cuanto a la ocupación del suelo, alturas máximas y constructibilidad total, combinada con un Código de Edificación que permite unidades de viviendas pequeñas, sin exigencias cualitativas respecto a su configuración tipológica. La ordenanza vigente establece un perfil de alturas máximas de entre 13 y 8 pisos habitables, es decir, aproximadamente entre 36 y 24 metros de altura, con una máxima ocupación del suelo (FOS) del 80%.
  4. El fenómeno se completa con una oferta comercial, de servicios, cultural y de espacios verdes única en la ciudad, solo asemejable a las funciones del área central fundacional, pero con mayor dinámica y fricción de uso. Esto lo transforma en un sector de la ciudad con alta mixtura de usos del suelo, intensidad de actividades colectivas y funcionamiento a tiempo completo.
  5. Aloja un perfil de habitante muy claro y singular: el estudiantado de las universidades cordobesas. En su mayoría usuarios transitorios provenientes del interior provincial o nacional. Habitantes que no tienen pensado establecerse definitivamente en el barrio, y que proyectan futuros en otros sectores de la ciudad, en otras ciudades, dado que su paso por la Universidad es acotado. Esto es porque, en casi todos los casos, Nueva Córdoba no reúne las condiciones asociadas a los sectores de vivienda permanente, como espacios de recreación, de encuentro, de guardado de vehículos particulares, viviendas con espacios interiores aptos para la convivencia de una familia o de grupos de adultos que eligen entornos con ciertos estándares ambientales.

Figura 1. Imagen área de Nueva Córdoba (Guridi, 2018).

Para el análisis cualitativo, se seleccionó una muestra conformada por un grupo de manzanas en torno a la calle Rondeau y San Lorenzo, entre las Av. Hipólito Yrigoyen y la Av. Poeta Lugones. Este sector fue seleccionado por contar con vías de circulación de jerarquía sectorial, equipamientos y un nivel de consolidación casi total (solo cuenta con el 2% de terrenos vacantes al momento de realizar el relevamiento). Las mediciones y cálculo de datos en base a indicadores, se realizaron sobre dos pares de manzanas de dicha muestra: al Oeste del Bv. Chacabuco, las manzanas delimitadas por las calles Rondeau, Ituzaingó, San Lorenzo e Independencia, y hacia el Este, las demarcadas por Rondeau, Paraná, San Lorenzo y el Bv. Chacabuco. Se identifican en la muestra seleccionada, dos subsectores: subsector Este y Oeste.


Figura 2. Delimitación de las manzanas de estudio y medición. Elaboración propia.

Figura 3. Usos del suelo y actividades. Elaboración propia.

Indicadores de sustentabilidad ambiental

El referente teórico principal sobre sustentabilidad ambiental adoptado en el proyecto de investigación deriva de los aportes de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, dirigida por Salvador Rueda. Éste define en sus enunciados un “Modelo Urbano Sostenible” basado en una serie de condiciones y principios que las ciudades deberían considerar en sus procesos de transformación urbana. En palabras de Rueda (2002): “…el modelo urbano que mejor se ajusta al principio de eficiencia urbana y habitabilidad es la ciudad compacta en su morfología, compleja en su organización, eficiente metabólicamente y cohesionada socialmente”.

De la serie de indicadores propuestos en la Carta para la Planificación y el Diseño de nuevos desarrollos urbanos y regeneración de los existentes de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (2018), se seleccionaron los ejes:

  • Compacidad y funcionalidad: considera la ocupación del suelo, movilidad, servicios, espacio público y habitabilidad. Es el eje que atiende a la morfología y sus soluciones: densidad edificatoria, distribución de usos espaciales, el porcentaje de espacio verde o de viario. Determina la proximidad entre usos y funciones urbanas. Es el eje, además, que define la funcionalidad del sistema y el escenario de movilidad y espacio público.
  • Complejidad: incluye la organización urbana y los espacios verdes y biodiversidad. La complejidad urbana atiende a la organización, al grado de mixticidad de usos y funciones implantadas. La complejidad urbana es el reflejo de las interacciones que se establecen en la ciudad entre las actividades económicas, equipamientos e instituciones.

Consecuencias de la renovación en Nueva Córdoba

El impacto de la renovación urbana tiene grandes influencias sobre el modo de habitar el barrio y las tipologías de viviendas. Dicho de otro modo, las formas de vivir en un fragmento urbano en renovación permanente están claramente afectadas, y esto se manifiesta en las tipologías de viviendas disponibles, en los espacios de uso peatonal ofrecidos y en el paisaje urbano resultante. Los componentes de la ciudad que más se ven modificados por la renovación desmedida y solo pautada desde variables especulativas o de completamiento morfológico son: la cualidad del espacio público de uso peatonal e interacción social, el espacio de estacionamiento de vehículos, la ausencia de arbolado urbano de escala, el espacio calle como un canal sin la suficiente apertura al cielo, las plantas bajas disminuidas o sin usos estructurantes, las tipologías de viviendas de escasas dimensiones, los espacios comunes de vecinos, entre otros.

Este conjunto de componentes puede agruparse en dos ejes temáticos: la calle y la vivienda -entendida esta última como el tipo edificatorio de mayor repetición en el sector-, ya que se configuran desde lo colectivo y lo individual y se ven afectadas tanto en lo general como en lo particular.

Sabido es que la calle es considerada como el espacio público por excelencia, que entendida como tal permite la convivencia de peatones, vehículos privados y transporte público, y en el mejor de los casos, de medios de movilidad no motorizados. Como espacio público esencial es clave incorporarlo en las reflexiones asociadas a la renovación urbana, por ser uno de los espacios con mayor transformación permanente. A la vez que cambian las tipologías edificatorias y se renueva la ocupación en las parcelas, el espacio calle se ve modificado y alterado en sus cualidades formales, perceptuales, de escala y de valores de identidad. Aumentan la cantidad de vehículos, la cantidad de personas, aparecen nuevos comercios, en definitiva, la dinámica adquiere nuevas características. En relación a esto vale preguntarse: ¿Sería posible pensar al espacio calle intensificado como espacio de apropiación social y no solo como canal circulatorio? ¿De qué manera los nuevos tipos edificatorios podrían colaborar en dicha configuración?

La renovación del tejido urbano impacta sobre la configuración de la calle al momento de incorporar mayor número de habitantes para una misma cantidad de espacio público destinado al uso peatonal. En Nueva Córdoba, la relación arroja como resultado que cada habitante en su manzana cuenta con 0.40 m2 de espacio de uso, mientras que los estándares definidos por la Carta de la Planificación Ecosistémica, colocan el mínimo en 5.00 m2 por habitante. Los valores en sí mismos posiblemente no son muy gráficos, pero si a eso se le suma la falta de arbolado urbano y sus espacios de sombra, la ocupación de las veredas con elementos propios de las infraestructuras urbanas, la cartelería o la expansión de locales comerciales, el espacio posible de uso peatonal se ve notablemente disminuido.

Como contraparte a la mayor cantidad de habitantes y usuarios en una manzana, mayor es la intensidad de uso. Y de acuerdo a lo dicho por Jane Jacobs ([1961] 2011), “una calle muy frecuentada tiene posibilidades de ser una calle segura. Una calle poco concurrida es probablemente una calle insegura”. La presencia de personas en la calle, el constante ingreso y egreso a las viviendas, la dinámica que inyectan los locales comerciales y las instituciones dotan de calidad y seguridad a la calle, sobretodo en un amplio espectro de días y horarios. Tal como afirma Jan Gehl (2006), las actividades necesarias y opcionales traen aparejadas actividades sociales o resultantes, y que suceden cuando las personas se encuentran y permanecen en el espacio público.

Figura 4. Espacio calle Rondeau, hacia el Oeste de Bv. Chacabuco.

Figura 5. Espacio calle Rondeau, hacia el Este de Bv. Chacabuco. Fotografías arquitecta Paula Aimar (2021).

La arquitecta Marina de la Torre realiza en su libro Espacio Público y Capital Social (2010) una lectura de la calle desde aspectos perceptuales, en él afirma:

La calle es básicamente una configuración lineal, es un elemento de continuidad y articulación entre piezas urbanas. La relación de altura de los edificios y ancho de la calle determina la escala de la misma y en tal sentido su jerarquía en el conjunto de calles de la ciudad.

Vinculado con esto último, uno de los indicadores propuestos por Salvador Rueda (2018), dentro del principio de habitabilidad del espacio público, mide la relación altura de los edificios y ancho de la calle (H/D), arrojando como resultado la apertura visual al cielo. El gráfico adjunto pone en evidencia cómo esa relación cambia en apenas tres cuadras de distancia sobre la misma calle en análisis: calle Rondeau entre Independencia y Buenos Aires con relación H/D insuficiente, mientras que calle Rondeau entre Paraná y Obispo salguero relación H/D suficiente. Cabe destacar que la escala de valores de referencia establece que para una relación H/D sea excelente debe ser menor a 0.5.

Figura 6. Estudio de la relación de la altura de la edificación con el ancho de calle sobre Rondeau (entre Buenos Aires e Independencia y entre Obispo Salguero y Paraná). De acuerdo a parámetros establecidos por Rueda (2018). Elaboración propia.

Como se enunció anteriormente, Nueva Córdoba se caracteriza por una mixtura de usos casi asimilable con funciones del área central. En la muestra analizada (imagen 04- Usos del suelo y actividades) el 79% corresponde a uso del suelo residencial, el 14% a comercios (además de los comercios en planta baja), 4% oficinas, 2% hoteles y 1% de uso del suelo institucional. Dentro del uso del suelo residencial predomina la vivienda colectiva en edificios en altura: 60% edificios de departamentos que consolidan la altura máxima normativa, 20% de viviendas individuales y 20% de conjuntos de departamentos que no llegan a la altura máxima establecida por la normativa. Esto permite afirmar que el sector ofrece una cantidad de viviendas significativas, pero que solo apuntan a un usuario tipo muy definido.

Figura 7. Variedad de usos del suelo en la muestra de manzanas seleccionadas. Porcentajes de tipos edificatorios destinados a vivienda. Elaboración propia.

Los tipos edificatorios también son parte de las principales consecuencias de la renovación, y esto no significa un aspecto negativo por sí mismo, sino que en el caso de Nueva Córdoba lo que resulta inquietante es la repetición de edificios destinados a viviendas sólo pensadas como un producto de mercado destinado a estudiantes universitarios: viviendas de departamentos pequeños, en su mayoría de un dormitorio, y con balcones de escasas dimensiones o inexistentes; el Código de Edificación de Córdoba establece que la superficie mínima de un departamento de un dormitorio es de cuarenta metros cuadrados, sin establecer cualidades espaciales o de ventilación, además de las mínimas y salubres que dan confort a las viviendas.

Figura 7. Tipologías edificatorias en Nueva Córdoba. Edificios de departamentos en altura. Fuente La Voz del Interior.

La reflexión asociada a esto es que el barrio y su proceso de renovación solo incorpora una tipología específica sin considerar qué parte de la mixtura y cohesión social mencionada anteriormente se basa en ofrecer diversidad de viviendas para distintos grupos sociales, etarios y de asociaciones de convivencia. Se debe recordar que en la muestra analizada el 79% de las parcelas están ocupadas con uso del suelo residencial. Y habitar la ciudad hoy implica incorporar en la oferta de viviendas los cambios culturales y demográficos que se experimentan.

Por otra parte, merece una atención especial el desarrollo de los balcones y espacios de expansión, no sólo como un plus espacial para los departamentos, sino por cómo estos colaboran en la configuración espacial de la calle al ser estos, junto a los retiros en planta baja, los espacios de fuelle que logran ampliar el escaso espacio canal de la vialidad y que permiten dinamizar los muros de fachada.

Figura 8. Tipologías de departamentos en Nueva Córdoba. Fuente La Voz del Interior.

Para concluir, se afirma que la renovación urbana debe alentarse, porque permite hacer ciudad en el interior de la ciudad, recuperar espacios y sectores con tipologías que densifican y regeneran el tejido. La renovación parcela a parcela debe ser entendida como un proceso paulatino y que consolida un modelo urbano basado, actualmente, en la ordenanza vigente. Pero esa transformación renovadora debe necesariamente incorporar reflexiones sobre los elementos urbanos que afecta:

  • la calidad de vida en las tipologías de vivienda.
  • el impacto en el espacio urbano que la contiene.
  • la eficiencia de un sistema debe contener elementos arquitectónicos preexistentes, de valor patrimonial o simbólico e identidad.
  • el cuidado en preservar la dinámica de la calle, la escala barrial, prestando especial atención a sus plantas bajas y de qué modo colaborar en ampliar el espacio público de uso para peatones y vecinos.

Si las reflexiones aquí expuestas pudieran sumarse a una legislación de la renovación urbana en los barrios tradicionales, este proceso sería menos endogámico. Podría poner en valor la idea de una ciudad de barrios con sus identidades vigentes, pero no estancados, que se construye desde lo general a lo particular, que priorizan el bien colectivo por sobre el individual.

Figura 9. Supermanzana Nueva Córdoba. Calle Rondeau y Buenos Aires. Espacio ganado a la calle vehicular para dar nuevos ámbitos de apropiación peatonal. Fotografías de la Arq. Sofía Chiapero (2021).

En los últimos días, en el barrio Nueva Córdoba y casualmente en una de las manzanas estudiadas, la Municipalidad inauguró la denominada “supermanzana” (más que por la conceptualización del término catalán, por una estrategia de marketing). No obstante, es un pequeño guiño orientado a ampliar el espacio de interacción social, el espacio conquistado por peatones y por las expansiones de locales comerciales. Estos son los pequeños movimientos hacia la disminución de la supremacía del vehículo, para dar lugar al encuentro entre vecinos y a la incorporación de especies vegetales, y que sistematizados serían un aporte valioso para las futuras acciones e intervenciones de renovación y densificación.

GM y PM

Guillermo Mir es arquitecto (FAUD-UNC/2009). Magíster Diseño de Procesos Innovativos (FA- UCC/2015). Profesor Asistente de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, UNC, en las Cátedras Urbanismo IB y Arquitectura IID. Arquitecto independiente, participante y reconocido en concursos nacionales e internacionales, con premios y menciones. Integrante de equipos de investigación en temas urbano-arquitectónicos.

Paula Aimar es arquitecta (FAUD-UNC/2020). Adscripta en la Cátedra Urbanismo IB de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba desde el año 2018. Integrante del equipo ganador del Concurso Internacional BID Cities Lab 2019. Participante como colaboradora en concursos nacionales e internacionales de Arquitectura y Urbanismo. Integrante de equipos de investigación en Urbanismo y Arquitectura.

El libro está disponible para su compra: escribir a [email protected]

Referencias bibliográficas

AGENCIA DE ECOLOGÍA URBANA DE BARCELONA. (2018). Carta para la Planificación Ecosistémica de las ciudades y metrópoli. Carta para el diseño de nuevos desarrollos urbanos y regeneración de los existentes.

CORTI, Marcelo. (2015). La ciudad posible. Guía para la actuación urbana. Ed. Café de las Ciudades: Buenos Aires.

DE LA TORRE, Marina. (2010). Espacio público y capital social. Ed. Universidad de La Salle: México. DIEZ, Fernando. (2009). Normas y formas: regulación y tipología en Buenos Aires. En BORTHAGARAY, Juan Manuel (comp.) Habitar Buenos Aires: las manzanas, los lotes y las casas. Sociedad Central de Arquitectos; Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo: Buenos Aires.

GEHL, Jan. (2006). La humanización del espacio público. La vida entre los edificios. Ed. Reverté: Barcelona.

JACOBS, Jane. ([1961] 2011). Muerte y vida de las grandes ciudades. Colección Entrelíneas. Ed.

Capitán Swing: Madrid.

RUEDA, Salvador. (2002). Barcelona, ciutat mediterrània, compacta i complexa. Una visió de futur més sostenible. Ed. Ayuntamiento de Barcelona: Barcelona.

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¿Qué es la ciudad? https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/que-es-la-ciudad/ Sat, 01 May 2021 00:04:30 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/que-es-la-ciudad/ Sesenta años después de haber sido escrita, sigue vigente esta página inicial de La ciudad en la historia, su mirada a la vez histórica, lúcida y prospectiva (MC). ¿Qué es la ciudad? ¿Cómo se originó? ¿Qué procesos promueve, qué funciones desempeña, qué propósitos cumple? No hay definición única que se aplique a todas sus manifestaciones...

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Sesenta años después de haber sido escrita, sigue vigente esta página inicial de La ciudad en la historia, su mirada a la vez histórica, lúcida y prospectiva (MC).

¿Qué es la ciudad? ¿Cómo se originó? ¿Qué procesos promueve, qué funciones desempeña, qué propósitos cumple? No hay definición única que se aplique a todas sus manifestaciones y una sola descripción no puede abarcar todas sus trasformaciones, desde el núcleo social embrionario hasta las formas complejas de su madurez y la desintegración corporal de su senectud. Los orígenes de la ciudad son oscuros, gran parte de su pasado está enterrado o borrado de modo tal que resulta irrecuperable y es difícil apreciar sus perspectivas en el futuro.

¿Desaparecerá la ciudad o el planeta entero se convertirá en una vasta colmena humana? (lo que sería otro modo de desaparición). ¿Las necesidades y los deseos que han movido a los hombres a vivir en ciudades pueden recuperar, en un nivel aún más elevado, todo lo que Jerusalén, Atenas o Florencia otrora parecieron prometer? ¿Hay una opción viva a mitad de camino entre Necrópolis y Utopía, es decir, la posibilidad de edificar un tipo nuevo de ciudad que, liberada de contradicciones internas, positivamente enriquezca y promueva el desarrollo humano?

Si queremos echar nuevas bases para la vida humana debemos comprender la naturaleza histórica de la ciudad y distinguir entre sus funciones originales las que han surgido de ella y las que aún pueden manifestarse. Sin un prolongado envión en la historia no llegaremos a tener el ímpetu necesario, en nuestra conciencia, para dar un salto suficientemente atrevido hacia el futuro; pues gran parte de nuestros actuales planes, sin excluir muchos que se vanaglorian de ser "avanzados" o "progresistas", son monótonas caricaturas mecánicas de las formas urbanas y regionales que se hallan hoy potencialmente a nuestro alcance. Puesto que ha llevado más de cinco mil años llegar a lo que sólo es una comprensión parcial de la naturaleza y el drama de la ciudad, tal vez reclame un lapso aún más largo la empresa de agotar sus potencialidades todavía no realizadas. En la aurora de la historia la ciudad es ya una forma madura. En nuestro intento por llegar a una mejor visión del estado actual de la ciudad debemos atisbar por encima del horizonte histórico a fin de detectar las confusas huellas de estructuras anteriores y de funciones más primitivas. Tal es nuestra primera tarea. Pero no abandonaremos esta pista hasta que no la hayamos seguido hacia adelante, con todos sus recados y retrocesos, a través de cinco mil años de historia escrita, hacia el futuro que despunta.

Cuando por fin lleguemos a nuestra época, comprobaremos que la sociedad urbana ha llegado a un punto en que los caminos se separan. Entonces, con una conciencia más aguda de nuestro pasado y con una visión más nítida de decisiones tomadas largo tiempo atrás, y que a menudo nos rigen todavía, estaremos en condiciones de examinar la decisión que ahora enfrenta la humanidad y que, de uno u otro modo, en última instancia la trasformará, a saber, la de si se consagrará al desarrollo de su propia esencia más profunda o bien si se rendirá a las ya casi automáticas fuerzas que ella misma ha puesto en movimiento, cediendo el lugar a su otro yo deshumanizado: el "hombre post-histórico". Esta segunda opción llevaría aparejada una paulatina pérdida de sentimientos, de emoción, de audacia creadora y, por último, de conciencia.

Muchas ciudades, muchas instituciones educativas y organizaciones políticas existentes han aprisionado ya al hombre post-histórico. Esta obediente criatura no tendrá necesidad de la ciudad: lo que alguna vez fue una ciudad se reducirá a las dimensiones de un centro subterráneo de control, pues, en beneficio del control y del automatismo, todos los demás atributos de la vida serán revocados. Antes de que la mayoría de la humanidad derive hacia la aceptación de esta perspectiva, atraída por mezquinas promesas de "goce neumático" que echan una cortina de humo sobre la amenaza global, no estará de más echar nuevamente un vistazo al desarrollo histórico del ser humano, según lo ha configurado y moldeado la ciudad. A fin de alcanzar la suficiente perspectiva en cuanto a las tareas urgentes del momento, me propongo remontarme a los comienzos de la ciudad. Necesitamos una nueva imagen del orden, que incluya lo orgánico y lo personal, y que llegue a abarcar todos los oficios y funciones de la humanidad. Sólo si podemos proyectar dicha imagen estaremos en condiciones de hallar una nueva forma para la ciudad.

LM

Lewis Mumford (NY, 1895-1990) fue sociólogo, historiador, “filósofo de la tecnociencia”, filólogo y (en un sentido amplio) urbanista. Entre sus obras destacan Técnica y civilización (1934) y La cultura de las ciudades (1938). Tuvo alguna esperanza (desmedida) en la visión regional de Frank Lloyd Wright y fue objeto de las críticas (algo injustas) de Jane Jacobs.

De La ciudad en la historia. Sus Orígenes, Transformaciones y Perspectivas (1961) hemos trascripto la sección primera del capítulo I: Santuario, Aldea y Fortaleza. Utilizamos la traducción de Enrique Luis Revol para la edición española de Pepitas de calabaza.

En Youtube están disponibles los capítulos 1 a 6 de su documental The city, producido para la agencia nacional de cine de Canadá.

 

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“Ciudad Palmera” en Caballito https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/ciudad-palmera-en-caballito/ Sat, 31 Oct 2020 14:42:59 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/ciudad-palmera-en-caballito/ La historia del terreno ferroviario de 23 mil metros cuadrados ubicado sobre la Avenida Avellaneda entre las calles Fragata Sarmiento y Olegario Andrade, en el barrio de Caballito en la ciudad de Buenos Aires, comienza en el año 1999 con una transferencia directa e irregular del Estado nacional a la firma Alto Palermo S.A., filial...

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La historia del terreno ferroviario de 23 mil metros cuadrados ubicado sobre la Avenida Avellaneda entre las calles Fragata Sarmiento y Olegario Andrade, en el barrio de Caballito en la ciudad de Buenos Aires, comienza en el año 1999 con una transferencia directa e irregular del Estado nacional a la firma Alto Palermo S.A., filial de la empresa Inversiones y Representaciones S.A. (IRSA), por un monto total de 6,5 millones de dólares y sin ninguna ley que lo avalara. En ese momento el terreno estaba en posesión del Club Ferrocarril Oeste, pendiente de escrituración mientras que sus socios lo pagaban en cuotas, ya que tenían un convenio de compraventa con el Ente Nacional Administrador de los Bienes del Estado Ferroviarios. No obstante, el terreno nunca se escrituró a nombre del Club y en medio del proceso el Estado nacional lo vendió en una acción fraudulenta a IRSA, en circunstancias que no han sido aclaradas. Posteriormente, la empresa presentó en el año 2008 un proyecto para un shopping que no pudo avanzar en la Legislatura de la ciudad, puesto que no consiguió los votos necesarios para ser aprobado y por la resistencia y organización de las vecinas y vecinos del barrio.

“Ciudad Palmera” es el nuevo emprendimiento de IRSA propuesto para el terreno en la playa ferroviaria de Caballito. El primer proyecto, presentado por la empresa en el año 2018, del estudio Dujovne-Hirsch, contaba según los planos aprobados por el GCBA con seis edificios de diez niveles para uso residencial, planta baja con entrepiso para uso de locales y galerías comerciales y dos subsuelos para cocheras privadas y comerciales en toda la superficie. En el año 2020 IRSA solicitó reactivar los expedientes del proyecto, con planos distintos a los aprobados en el año 2018, para continuar con los trámites pendientes y los permisos necesarios. Esto sucedió porque ingresó al negocio la constructora Grupo Portland, que cambió el diseño del proyecto, encomendado al estudio BMA, al pasar de seis a diez edificios de vivienda, conservando los dos subsuelos para cocheras y la planta baja para centro comercial a cielo abierto, con una altura de 34 metros. En este sentido el nuevo Código Urbanístico (CU) solo le permite una altura de 22,8 metros y un solo subsuelo en un sector de la parcela, es decir que el nuevo proyecto supera la altura establecida por el código. Si presentaban los mismos planos era necesario adaptarse al nuevo CU e iniciar los expedientes nuevamente, es decir que los trámites iniciados en el 2018 quedaban sin efecto. Por otro lado, intentaron mantener la estética inicial aunque fue necesario un rediseño para que el negocio fuera más rentable en términos del sistema constructivo y de la estandarización de los departamentos. 

  

Proyectos año 2018 izq. (Dujovne-Hirsch) y año 2020 der. (BMA). Fuente: página IRSA y Portland

La estrategia de IRSA para desarrollar el proyecto tuvo varias líneas de acción:

a) el estudio de arquitectos Dujovne-Hirsch diseñó un proyecto fraccionando el predio en cuatro parcelas, registrado justo antes de que fuera derogado en diciembre de ese mismo año el anterior Código de Planeamiento Urbano (CPU);

b) la empresa presentó el plano de división parcelaria en el año 2018, que fue aprobado en el año 2019; no obstante, el parcelamiento debió ser anterior a la aprobación del proyecto. El anterior CPU le permitía desarrollar más altura, más superficie para estacionamientos y construir dos subsuelos, es decir, un subsuelo más y mayor cantidad de pisos que el nuevo Código Urbanístico (CU);

c) en el año 2019 IRSA permutó e hipotecó el proyecto a la constructora Portland mediante un fideicomiso denominado “Caballito Chico”, a cambio de metros cuadrados construidos con usos de vivienda, comercio y cocheras privadas y comerciales;

e) en el año 2020 la empresa presentó un nuevo proyecto del estudio de arquitectura BMA para continuar con los expedientes y con los permisos correspondientes al permiso de obra (planos de incendio y estructurales, certificado de aptitud ambiental, certificado urbanístico, factibilidad de servicios públicos, etc.). El GCBA avanzó con los expedientes del nuevo proyecto con la normativa del anterior CPU, es decir que se continuó con un proyecto que debió ser ajustado a las nuevas normas urbanísticas que le permitían menos derechos de desarrollo constructivo.          

Por otra parte, el proyecto fue diseñado en un predio de 2,3 hectáreas de superficie y según la normativa urbana de la ciudad cualquier proyecto con un área superior a 1,5 hectáreas debe ceder superficie para espacio público y apertura de posibles calles, a ser aprobados por la Legislatura de la ciudad. Además, la normativa también establece para ese sector que los usos comerciales no pueden superar 2.500 metros cuadrados: en este caso ascienden a 11 mil m2, divididos en varias galerías y locales comerciales. La estrategia de IRSA fue fraccionar la parcela para evitar las cesiones correspondientes y el tratamiento por doble lectura en la Legislatura y poder construir una superficie comercial mayor a la permitida. La propuesta es un centro comercial a cielo abierto en planta baja con espacios de circulación internos entre las galerías comerciales, a pesar de que la normativa establece que deben tener acceso directo sobre la calle y no a través de servidumbres de paso.                  

La organización de las vecinas y los vecinos del barrio, especialmente del Consejo Consultivo Comunal y de la asociación civil y vecinal S.O.S. Caballito, logró frenar en varias ocasiones el proyecto, inicialmente el shopping y ahora los edificios de viviendas con centro comercial a cielo abierto. En medio del aislamiento social preventivo y obligatorio, la empresa Portland decidió iniciar la excavación de una de las parcelas, infringiendo el DNU que prohibía el inicio o continuidad de obras. Además, el código QR del cártel de obra con la información del GCBA presentaba irregularidades respecto a los datos electrónicos consignados en cuanto a metros de construcción, número de parcela, certificado de aptitud ambiental y urbanística.

Las organizaciones vecinales presentaron una acción de amparo por los impactos negativos que generaría el gran proyecto urbano en el Juzgado N°24 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires. El juez Darío Reynoso falló a favor de los ciudadanos mediante una medida cautelar que suspendió las obras por las inconsistencias descritas anteriormente, cuando la empresa Portland ya había excavado una de las parcelas en su totalidad. El GCBA y la empresa IRSA apelaron la medida pero los argumentos fueron considerados insuficientes por la fiscalía y la medida fue posteriormente ratificada en dos ocasiones: primero, por la Fiscalía de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario a cargo de la fiscal Nidia Cicero y, posteriormente, por los jueces de la misma Cámara. El principal argumento de la justicia fue que la evaluación ambiental arrojaba impactos de efectos no relevantes, a pesar de que se trataba de un megaproyecto que generaría altos impactos al sector,  que además fue evaluado por el GCBA como parcelas separadas y no como un conjunto urbano.                   

Ciudad Palmera es una nueva historia de numerosas irregularidades del GCBA y de IRSA, tanto en el proceso como en el proyecto. Por un lado, al desarrollar un proyecto en una parcela que debería ceder superficie para espacios públicos y para apertura de vías de circulación; por otro, aprobar un proyecto con el anterior CPU y continuarlo con el nuevo CU sin los ajustes correspondientes, entendiendo que los dos códigos tienen exigencias distintas. Así como la subdivisión parcelaria sin previa autorización de los organismos competentes ni la aprobación de la Legislatura de la ciudad y la solicitud de prefactibilidad de servicios públicos por cuatro proyectos separados y no como un gran conjunto urbano. Por último, obtener el Certificado de Aptitud Ambiental de las parcelas por separado y usarlo para todo el proyecto como conjunto y empezar la construcción con planos de obra diferentes a los aprobados por el GCBA, presentando dos proyectos distintos durante todo el proceso administrativo: uno para obtener el permiso de obra y otro para el cálculo estructural y los planos de incendio.

El proyecto inmobiliario desarrollado pone de manifiesto una connivencia entre el sector inmobiliario privado y el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, mediante información anticipada para la empresa y la aprobación de varios permisos irregulares y polémicos desde el gobierno. Este tipo de grandes proyectos urbanos representan para el GCBA un importante monto en dinero en términos de recaudación de impuestos a la construcción y para el desarrollador una oportunidad más de capitalizar rentas urbanas provenientes del nuevo desarrollo inmobiliario. Pero, además, para la ciudad y para el barrio un desarrollo urbano de escala metropolitana representa impactos negativos de gran magnitud en términos ambientales, en la movilidad, en los servicios públicos, en la infraestructura, en los equipamientos y en la escala, identidad y carácter del sector, que rompe con las características del barrio Caballito.

ECN

El autor es Arquitecto, Magíster en Planificación Urbana y Regional FADU-UBA y asesor en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sobre el tema, ver entre otras referencias las notas en Página 12, Infobae, Clarín y La Nación; el proyecto del Grupo Portland; el proyecto de IRSA; las denuncias vecinales y esta nota sobre la intervención de la justicia.

       

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El desalojo de Barrio Parque Esperanza https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/el-desalojo-de-barrio-parque-esperanza/ Tue, 12 Jun 2018 15:45:21 +0000 https://cafedelasciudades.itminka.com/articulos/el-desalojo-de-barrio-parque-esperanza/ En la fría madrugada del pasado viernes 1° de junio (de hecho, el día más frio del año), a una semana de cumplirse el cuarto aniversario de la toma que le dio origen, la Policía provincial desalojó a la fuerza y con topadoras el Barrio Parque Esperanza, ubicado en la periferia de Estación Juárez Celman...

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En la fría madrugada del pasado viernes 1° de junio (de hecho, el día más frio del año), a una semana de cumplirse el cuarto aniversario de la toma que le dio origen, la Policía provincial desalojó a la fuerza y con topadoras el Barrio Parque Esperanza, ubicado en la periferia de Estación Juárez Celman (que a su vez es parte de la periferia metropolitana norte de la ciudad de Córdoba, Argentina). Débora Cerrutti ha realizado la crónica de este hecho y de la historia del barrio en una nota de inusual calidad en el buen sitio periodístico La tinta; a ese artículo remito a quienes deseen precisiones sobre lo ocurrido.

Conozco personalmente a Andrés Villalba, referente de la organización Jóvenes al frente (JAF) y de la cooperativa que procura la regularización dominial y la urbanización del asentamiento. Lo he visto presentar el caso en encuentros académicos; su compromiso es tan grande como su conocimiento práctico de la construcción de ciudad. Andrés fue uno de los militantes arrestados en los sucesos del 1° de junio. Horas después de su liberación, hablé con él por teléfono y me dio algunos detalles del desalojo y su contexto.

Parque Esperanza es uno de los miles de barrios populares argentinos que solicita la expropiación de las tierras en que se asienta; en este caso, de propietarios privados, como el 60% de esos asentamientos. La solicitud fue realizada a la Provincia de Córdoba y a efectos de su implementación se constituyó la Cooperativa 12 de Junio con los habitantes del barrio. Villalba señala inclusive la voluntad de la cooperativa de comprar un predio a través del programa provincial Lotengo, de acceso a pedios para la vivienda familiar. La orden de desalojo ya había sido suspendida anteriormente, pero finalmente se ejecutó afectando las vidas, posesiones y esperanzas de unas 120 familias.

El desalojo de Parque Esperanza contradice los términos y objetivos del Proyecto de Ley de Integración Urbana y Regularización Dominial de los Barrios Populares recientemente presentado al Congreso por el gobierno nacional. Dicho proyecto es resultado del trabajo realizado a partir del decreto 358/2017, que creó el Registro Nacional de Barrios Populares y el Certificado de Vivienda Familiar, y es uno de los principales mecanismos con el que Argentina puede acompañar debidamente su adhesión a la Nueva Agenda Urbana de ONU-Habitat, emitida en Quito en octubre de 2016. Cabe destacar que en su artículo 11 esta nueva agenda dice compartir

el ideal de una ciudad para todos, en cuanto a la igualdad en el uso y el disfrute de las ciudades y los asentamientos humanos, buscando promover la integración y garantizar que todos los habitantes, tanto de las generaciones presentes como futuras, sin discriminación de ningún tipo, puedan crear ciudades y asentamientos humanos justos, seguros, sanos, accesibles, asequibles, resilientes y sostenibles, y habitar en ellos, a fin de promover la prosperidad y la calidad de vida para todos. Tomamos nota de los esfuerzos de algunos gobiernos nacionales y locales para consagrar este ideal, conocido como “el derecho a la ciudad”, en sus leyes, declaraciones políticas y cartas”.

Al cierre de esta edición de café de las ciudades, la cooperativa estaba en tratativas con autoridades provinciales para resolver el conflicto desde su raíz más evidente: la necesidad de acceso seguro al suelo urbano para materializar ese objetivo de una ciudad realmente inclusiva.

 

MC

Fotos: Arquitectos al aire y Gonzalo Vélez.

 

Sobre el desalojo de Parque Esperanza, ver las entrevistas del programa radial Arquitectos al aire (sábados de 20 a 22 por AM 580 y FM 88.5 de Radio Universidad) a Gonzalo Vélez y Rebeca Villalba.

Sobre el Registro Nacional de Barrios Populares, ver nuestra consulta a especialistas en hábitat, vivienda y urbanismo en Argentina.

 

 

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Ciudades y Naturaleza https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/ciudades-y-naturaleza/ Mon, 07 Dec 2009 23:05:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=4946 Introducción Los procesos masivos de urbanización en curso tienen inevitablemente una importancia central para el futuro del medio ambiente. Es especialmente a través de las ciudades y las grandes aglomeraciones urbanas que la humanidad se manifiesta en el planeta y es a través de ellas que median su relación con los flujos y reservas de...

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Introducción

Los procesos masivos de urbanización en curso tienen inevitablemente una importancia central para el futuro del medio ambiente. Es especialmente a través de las ciudades y las grandes aglomeraciones urbanas que la humanidad se manifiesta en el planeta y es a través de ellas que median su relación con los flujos y reservas de capital ambiental. Las regiones urbanas eran antes zonas geográficamente limitadas, pero hoy son zonas globalizadas. Con la expansión de la economía global, hemos aumentado nuestra capacidad de anexar porciones cada vez mayores de la Tierra para sostener un número limitado de industrias y lugares. Aquí abordo la temática del carácter multiescalar de las ciudades: los diversos terrenos y dominios, muchos de ellos no urbanos, en donde se proyectan y se manifiestan sus efectos y de donde se satisfacen sus necesidades. Y abordo el carácter ecológico de las ciudades: los múltiples mecanismos y bucles de realimentación que articulan los procesos urbanos y sus consecuencias y, además, las articulaciones emergentes entre las ecologías urbanas y las ecologías de la naturaleza.

La necesidad de distinguir el formato del contenido

La urbanización, como un fenómeno enormemente diverso, está modificando en la actualidad un abanico creciente de ecologías naturales, desde el clima hasta la diversidad biológica y la pureza de los océanos. Dicho fenómeno de urbanización también está generando nuevas condiciones ambientales (islas de calor, agujeros en la capa de ozono, desertificación y contaminación hídrica). Hemos comenzado una nueva etapa: por primera vez, los seres humanos son el principal consumidor en todos los ecosistemas significativos. Y los procesos de urbanización han tenido un papel destacado en esta transformación de los patrones de consumo. En la actualidad, hay un conjunto de condiciones ecológicas globales sin precedentes. Ciudades importantes se han convertido en sistemas socio-ecológicos distintos, con alcance planetario. Las ciudades tienen un impacto tremendo en las economías rurales tradicionales y su antigua adaptación cultural a la diversidad biológica. Las poblaciones rurales se han convertido en consumidores de productos producidos en la economía industrial, que a su vez tiende a ser menos sensible a la diversidad biológica. La condición rural se ha desarrollado en un nuevo sistema de relaciones sociales que no funciona adecuadamente respecto a la diversidad biológica. Estos cambios indican que la condición urbana es un factor importante en cualquier futuro ambiental. La suma de los cambios equivale a una transformación radical en la relación entre los seres humanos y el resto del planeta.

¿Pero es la urbanización en sí o más bien los tipos particulares de sistemas urbanos y procesos industriales que hemos instituido? Es decir, ¿es el formato urbano caracterizado por las aglomeraciones y las densidades o el contenido que hemos generado histórica y colectivamente, en parte por procesos de dependencia que eliminaron opciones mientras avanzábamos? ¿Son estas condiciones ecológicas globales el resultado de la aglomeración urbana y la mayor densidad o son el resultado de los tipos de sistemas urbanos específicos que hemos producido para el transporte, la gestión de residuos, la edificación, la calefacción y refrigeración, el abastecimiento de alimentos y todos los procesos industriales por los cuales extraemos, cultivamos, producimos, envasamos, distribuimos y gestionamos la totalidad de los alimentos, servicios y materiales que usamos?

Es, sin duda, lo último -los sistemas urbanos específicos que hemos generado. Uno de los rasgos sobresalientes que uno ve hoy cuando examina una variedad de ciudades importantes es la gran variación en la sustentabilidad ambiental de las mismas. Esta variación resulta de la diversidad de políticas públicas, bases económicas, actividades culturales, etc. Existen algunos condicionantes fundacionales que dominan crecientemente nuestra forma de vivir. Uno de ellos es el hecho de que todos los flujos de energía y material en la economía humana vuelven en forma de contaminación y residuos a la biosfera. La ruptura en el fondo de este conjunto de flujos es producida y puede, por ende, ser revertida -y algunas ciudades están trabajando en este propósito. Esta ruptura está presente en casi todos los sectores económicos, urbanos y no urbanos. Pero es en las ciudades donde se manifiestan sus interacciones y efectos acumulativos más complejos. Esto hace que las ciudades sean la fuente de la mayor parte del daño ambiental y de algunas de las condiciones más inextricables que alimentan al daño ambiental. Sin embargo, la complejidad de las ciudades es también parte de la solución (el hecho de que no es la urbanización per se la que es dañina, sino el modo de urbanización, es señalado también por la adopción de procesos productivos que dañan al medio ambiente por sociedades rurales pre-modernas: hasta recientemente dichas sociedades tenían prácticas económicas ecológicamente sustentables, tal como la rotación de cultivos y fertilizantes y pesticidas naturales; por lo demás, nuestra forma de capitalismo extremo ha producido pobreza rural, especialmente en el Sur Global, la cual ha impulsado a los habitantes rurales a recurrir por primera vez a prácticas ecológicamente destructivas, muchas veces provocando la desertificación).

Es ahora urgente asegurar que las ciudades y la urbanización son parte de la solución: tenemos que utilizar y mejorar aquellas características urbanas que puedan reorientar las ecologías materiales y organizacionales hacia interacciones positivas con las ecologías naturales. Estas interacciones y la diversidad de dominios que cubren son en sí mismas un sistema socio-ecológico emergente que vincula las ecologías urbanas y naturales. Una parte del esfuerzo es maximizar las posibilidades de tener resultados ambientales positivos como parte de este proceso. Algunas características urbanas específicas que ayudan a esto son las economías de escala, la densidad y el potencial asociado para una mayor eficiencia en el uso de recursos y redes de comunicación densas que pueden facilitar la institución de prácticas ecológicamente sustentables en las ciudades. Más teóricamente, se puede decir que las ciudades contienen las posibilidades transformadoras puesto que se constituyen por procesos que producen espacio, tiempo, lugares y naturaleza. Por ejemplo, la dimensión temporal es fundamental para las iniciativas ecológicamente sustentables: la economía ecológica nos permite reconocer que lo que se considera ineficiente o de valor decreciente según los criterios del mercado con estructuras de evaluación de corto plazo puede ser positivo y de valor creciente según los criterios ecológicos.

La complejidad y la proyección global de las ciudades

Desde hace mucho tiempo y como se ha documentado bien, las ciudades han sido sitios de innovación y de institución de sistemas organizacionales complejos. Es dentro de la complejidad de la ciudad que debemos encontrar las soluciones a gran parte del daño ambiental, así como las formulas para reconfigurar el sistema socio-ecológico de ciudades. Las ciudades contienen redes y bucles de información que pueden facilitar la comunicación, la información y la persuasión de familias, gobiernos y empresas para apoyar y participar en programas de sensibilidad ambiental y en la construcción radicalmente transformadora de instituciones.

Los sistemas urbanos también implican sistemas de relaciones sociales que sostienen la actual configuración. Más allá de la adopción de prácticas como el reciclaje, será necesario un cambio en este sistema de relaciones sociales para poder lograr mayor sensibilidad ambiental y eficiencia. Por ejemplo, un tema crucial es la enorme inversión realizada en todo el mundo para la realización de proyectos gigantescos que dañan al medio ambiente. Deforestación y construcción de grandes represas están quizás entre los casos más conocidos. La escala y el carácter crecientemente global y privado de dichas inversiones sugieren que los ciudadanos, gobiernos y ONGs no tienen el poder de modificar estos patrones de inversión. Sin embargo, existen hoy plataformas estructurales para actuar e impugnar a estos actores empresariales poderosos (Sassen 2005). La geografía de la globalización económica es estratégica y selectiva y esto es especialmente así en cuanto a la gestión, la coordinación, la provisión y la financiación de actividades económicas globales. El hecho de que dicha geografía sea estratégica es significativo al analizar las posibilidades de regular y gobernar la economía global. Existen sitios en esta geografía estratégica -la red de ciudades globales- donde la densidad de transacciones económicas y funciones de gestión de alto nivel convergen y representan a su vez una geografía estratégica de la toma de decisiones. Y también podemos verla como una geografía estratégica para reclamar la rendición de cuentas con respecto al daño ambiental. Es justamente porque el sistema económico global está caracterizado por la concentración enorme de poder en una cantidad limitada de grandes empresas multinacionales y mercados financieros globales que hay sitios concentrados (ya no dispersos) para la rendición de cuentas y para modificar los criterios de inversión. Interpelar y negociar con las sedes es muy diferente a tener que interpelar y negociar con miles de minas y de fábricas y con los millones de puntos de venta de dichas empresas globales. Pedir la rendición de cuentas se facilita hoy debido a reconocimiento de una crisis ambiental por parte de consumidores, políticos y medios de comunicación. Seguramente existen millones de pequeñas empresas locales que son responsables de mucho daño ambiental, pero dichas empresas se pueden controlar más fácilmente por las normas nacionales y el activismo local.

Un tema crucial que se desprende de todo lo dicho es la cuestión de las escalas en las que el daño ambiental se produce y en las que la intervención o el cambio deberían realizarse. Dichas escalas pueden ser diferentes a los niveles y sitios de la responsabilidad y la rendición de cuentas. La ciudad es una entidad enormemente compleja. Las ciudades son sistemas multiescalares donde muchas de las dinámicas que generan daño ambiental se constituyen y, a su vez, constituyen lo que llamamos la ciudad, y donde se implementan distintos niveles de políticas, desde el supranacional al subnacional. Además, las redes específicas de ciudades globales también constituyen una pieza clave de la escala global y, por ende, pueden ser pensadas como redes de sitios para la rendición de cuentas de los actores económicos globales.

La complejidad y diversidad urbana se incrementan por el hecho de que la sustentabilidad de las ciudades requiere abordar los sistemas legales y las lógicas de ganancias que subyacen en ellas y que posibilitan muchos de los aspectos ecológicamente dañinos de nuestras sociedades. La cuestión de la sustentabilidad de las ciudades no se puede reducir a algunas intervenciones modestas que poco afectan a estos sistemas importantes. Y las características de dichos sistemas varían según los países y también por la división Norte-Sur. Mientras en algunos dominios ambientales sí se puede limitar el tratamiento del tema al conocimiento científico, esto no es así en las ciudades. Algunos elementos no científicos tienen un papel crucial: cuestiones de poder, pobreza, desigualdad, ideología y preferencias culturales, son parte de la cuestión y de la solución. Una de las dinámicas principales de la actualidad es la globalización y la propagación de los mercados a más y más ámbitos institucionales. Las cuestiones de la política y las posibilidades de participación proactiva son una dimensión crucial del tratamiento de la sustentabilidad urbana, sea el apoyo y la participación ciudadana en el reciclaje y la gestión de residuos o los reclamos de rendición de cuentas a las grandes empresas globales conocidas por sus procesos productivos ecológicamente dañinos.

Adecuación de escalas

Las condiciones ambientales relacionadas con las ciudades operan en una variedad de escalas geográficas. En gran medida, las ciudades incorporan un rango de escalas en que funcionan las condiciones ecológicas y, en este sentido, se hace visible la adecuación de escalas. Además, las ciudades hacen que la característica multiescalar de los sistemas ecológicos esté presente y sea reconocible por sus habitantes. Esta capacidad urbana de generar visibilidad debería ser desarrollada y fortalecida, porque será crecientemente importante para las políticas públicas, no sólo para las ciudades sino también para los niveles regional, nacional y global. Para la mayoría de aquellos que escriben acerca de la gestión ambiental y la gestión urbana, la escala estratégica es la escala local (Habitat II; Local Agenda 21). Otros han argumentado desde hace mucho tiempo que la gestión urbano-ambiental no se puede separar de las cuestiones de gobierno global (Low, 2000); este argumento se ha utilizado en muchos análisis generales y no urbanos acerca de “la economía y el medio ambiente” (por ejemplo, Etsy, 1998; 1999).

Más allá de la regulación, la ciudad ofrece también una escala clave para la implementación de un abanico de políticas ambientales y es además un sitio de luchas relacionadas a la calidad ambiental que gozan o sufren diferentes clases socioeconómicas. La contaminación sonora, del aire y del agua se puede abordar parcialmente dentro de la ciudad, aún cuando las políticas relevantes sean de nivel nacional o regional. Miles de ciudades han promovido políticas ambientales que van más allá de las políticas nacionales y que a veces se oponen a las políticas nacionales; esto no es por ideales sino para enfrentar los potenciales impactos inmediatos, como la contaminación del aire y las inundaciones.

La gravedad de los desafíos ambientales a nivel urbano se ha incrementado por el proceso actual de globalización económica, que presiona directamente a las ciudades. Un ejemplo de dicha presión es la demanda empresarial global por un tipo extremo de ambiente construido (el paradigma del cual es Dubai) y la mayor demanda por insumos, transporte e infraestructura para la movilidad: la demanda enorme por madera, cemento, energía no renovable, transporte aéreo, camiones, buques, etc. Otro factor que la economía empresarial global ha conllevado es la subordinación de normas ambientales a los supuestos “requisitos” para el “libre” comercio global por parte de la Organización Mundial de Comercio. Finalmente, la privatización y la desregulación disminuyen el papel de los gobiernos, especialmente a nivel nacional, debilitando así sus poderes con respecto a la gestión ambiental.

La ciudad es un espacio estratégico para el encuentro directo y brutal de fuerzas extremadamente dañinas para el medio ambiente con las cada vez más agudas necesidades de viabilidad socio-ambiental. Mucho de lo que describimos como desafíos ambientales globales se materializa y se hace urgente en las ciudades. Los estándares  nacionales e internacionales probablemente tienen que implementarse y aplicarse a la escala urbana (algunos tipos de acuerdos internacionales son cruciales -por ejemplo, cuando definen límites operacionales al consumo de recursos escasos por parte de cada sociedad nacional y su uso del mundo como un basurero global; otros acuerdos son problemáticos, especialmente el mercado de carbono, que tiene incentivos negativos: las empresas no tienen que modificar sus prácticas sino sólo pagar a otros por hacerse cargo de su contaminación). Existen límites a nivel local, especialmente en el Sur Global, donde los gobiernos locales tienen pocos fondos para actuar efectivamente, pero al mismo tiempo lo local es una escala en donde es posible lograr muchos objetivos concretos. Las autoridades locales están en una posición ventajosa para perseguir los objetivos de desarrollo sustentable como prestadores directos o indirectos de servicios, reguladores, líderes, socios y en algunos casos movilizadores de recursos comunitarios (por ejemplo, instituir una lógica de consumo sustentable se puede facilitar a través de  zonificación y división, normas, códigos edilicios, planificación para transporte, agua y la gestión de residuos, recreación y expansión urbana, financiación -impuestos ambientales- y a través de la introducción de factores ambientales en el diseño de presupuestos, compras, licitaciones y contratos -ver el trabajo de Satterthwaite y otros investigadores para una base de datos globales muy completa con respecto a estos temas). Cada ciudad tiene un conjunto único de tales elementos y también lo es su modo de inserción dentro de los ecosistemas locales y regionales. Esta especificidad de las ciudades implica conocimiento local, lo cual debería contribuir a la comprensión de las condiciones globales. El caso del agujero en la capa de ozono ilustra bien este fenómeno: el daño se produce localmente (debido a los autos, casas, fábricas, etc.) pero sus impactos se hacen visibles y mensurables en los polos del planeta (donde no hay autos ni edificios).

Existe un debate acalorado, que surgió en el comienzo de los ´90 y permanece irresuelto, que posiciona la escala global contra la local como la escala más estratégica para abordar la gestión ambiental. Redclift (1996) argumentó que no podemos gestionar el medio ambiente a nivel global. Los problemas globales se generan por la acumulación de procesos de producción y consumo, muchos de los cuales se concentran dentro de los centros urbanos del mundo. Para Redclift, primero tenemos que lograr la sustentabilidad a nivel local; él argumenta que los acuerdos y organismos internacionales tienen poca relación con (y por ende, conocimiento de) los procesos por los cuales se está transformando el medio ambiente. Pero no todos están de acuerdo. Satterthwaite (1999) ha argumentado hace mucho tiempo que necesitamos responsabilidades globales y no podemos tenerlas sin acuerdos internacionales. Low (2000) ha argumentado que  tenemos un sistema global de relaciones empresariales en el cual las autoridades municipales se encuentran crecientemente involucradas. Este complejo sistema transnacional es crecientemente responsable por la salud y la destrucción del planeta. Los procesos de desarrollo actuales ponen en foco la cuestión de la justicia ambiental a nivel global, algo que si hubiese surgido anteriormente se hubiese manifestado a nivel nacional durante las primeras etapas de la industrialización.

Aquí se deberían hacer dos observaciones. Una, que aquello que referimos como el nivel local puede implicar más de una escala. Por ejemplo, las actividades de una empresa multinacional de minería o manufactura involucran múltiples localidades, esparcidas por el mundo. Estas localidades integran un nivel de organización superior que emerge como escala global de actividades. Una gran parte del trabajo de saneamiento y prevención será necesario para cada conjunto de daños ambientales producido localmente, pero será necesario también abordar la estructura organizacional global de las empresas responsables. Así también, el enfoque en la competitividad de ciudades individuales en una economía global ha impedido que los líderes políticos y los analistas comprendan cabalmente hasta que punto la economía global requiere redes de ciudades y no solamente una ciudad global “perfecta”. Por consiguiente, las redes de ciudades específicas son plataformas naturales para el desarrollo de alianzas transnacionales de ciudades que pueden hacer frente a las demandas de las empresas globales. Un beneficio clave que brindan los acuerdos internacionales es que previenen que algunos países o ciudades se aprovechen de aquellas que implementan políticas ecológicamente sustentables. Implementar tales políticas probablemente implica costos, por lo menos en el corto plazo, lo cual puede disminuir la competitividad de aquellas ciudades y países que las implementan, aún si tales políticas incrementan la competitividad en el largo plazo. Las ciudades que logran implementar tales políticas no deberían pagar los costos de la ausencia de semejantes políticas en otras ciudades, a nivel nacional o internacional. Esto hace necesario a veces aplicar políticas que restrinjan el traslado de los costos ambientales a otras localidades (por ejemplo, los incendios producidos para deshacerse de enormes extensiones de bosque en Indonesia para desarrollar la agricultura industrial -en este caso, plantaciones de aceite de palma para abastecer al mercado global- han producido regularmente espesas mantas de humo sobre Singapur, un estado-ciudad que ha implementado normas de control de contaminación de aire que suelen implicar mayores impuestos para sus habitantes y empresas).

La segunda observación es que la mayor parte de la literatura acerca de la sustentabilidad urbana ha enfocado su atención a los impactos ambientales de las prácticas de consumidores y familias. Cuando se mide la performance de las ciudades, inevitablemente los individuos y las familias resultan ser unidades de análisis muy útiles. Sin embargo, este enfoque conlleva problemas. Para las políticas, dicho enfoque suele enfatizar actividades domésticas de separación y reciclaje de residuos, sin prestar atención al tema fundamental de cómo un sistema económico valoriza modos de producción no ecológicamente sustentables. Así, un enfoque exclusivamente urbano puede fácilmente ignorar los sistemas económicos y ecológicos globales involucrados que no se pueden abordar desde el nivel de las familias y las empresas individuales. Por ejemplo, aquellos que insisten en que las emisiones de gases de efecto invernadero se tendrán que controlar al nivel local tienen parcialmente la razón, pero estas emisiones también se tendrán que controlar a los niveles macro de nuestros sistemas económicos.

Conclusión: hacia un análisis ecológico urbano multiescalar

Estas múltiples cuestiones se pueden concebir analíticamente como cuestiones de escala. La adecuación de escalas se puede ver como una manera de abordar lo que ahora suele verse como dicotomías: local o global, mercado o estado, ecologismo verde o marrón. He encontrado algunos trabajos analíticos escritos por ecologistas acerca de la adecuación de escalas, muy iluminadoras en su conceptualización de la ciudad en este contexto. La noción de que los sistemas complejos son sistemas multiescalares más que multiniveles y que la complejidad reside precisamente en las relaciones entre escalas es especialmente relevante. “Cuando los acontecimientos globales parecen estar estrechamente relacionados con los detalles, un sistema requiere ser tratado como un sistema complejo”. Estos autores argumentan que la tensión entre escalas geográficas es una característica de los sistemas ecológicos complejos y dicha tensión indudablemente existe en las ciudades. La comprensión de cómo las tensiones entre escalas operan en el contexto de la ciudad podría mejorar el análisis de los daños ambientales asociados con la urbanización y de las maneras por las cuales las ciudades pueden ser una fuente de soluciones. “Hasta que los ecologistas comprendan mejor el tema de las escalas, la disciplina quedará limitada a descripciones detalladas a un nivel. Tratar de abordar todo a apenas un nivel es poco manejable y turbio”. Se podría argumentar esto fácilmente para el caso de ciudades, especialmente para enfatizar la escala local de la investigación e implementación.

La adecuación espacial y temporal del objeto de análisis es crucial. Esto implica la distinción del objeto de análisis y las variables contextuales, las cuales en el caso de las ciudades podrían ser población, economía, etc. La ejecución de estas prácticas analíticas nos ayudaría evitar la falacia de culpar a la ciudad por el daño ambiental. La eliminación de las ciudades no resolvería la crisis ambiental. Tenemos que comprender las posibilidades de modificar sistemas específicos de poder, sistemas económicos, sistemas de transporte, etc., que implican modos de uso de recursos no sustentables ecológicamente. La aglutinación de estos variados sistemas en formaciones urbanas es una condición analíticamente distinta de los sistemas involucrados. La distinción entre sistemas específicos y variables contextuales también nos ayuda a evitar la falacia de concebir a la ciudad como una unidad limitada y cerrada. En mi investigación de ciudades y globalización, conceptualizo a la ciudad como un sistema multiescalar a través del cual circulan múltiples circuitos económicos transnacionales altamente especializados. Este concepto se puede aplicar a las ciudades y a la dinámica ambiental. En este caso, la ciudad es un sistema multiescalar por el cual atraviesan múltiples circuitos socio-ecológicos específicos. No es un sistema cerrado. Las ciudades son aglutinaciones de múltiples circuitos de “daño”, “restauración” y políticas.

Hay un conjunto de temas específicos planteado por la investigación de sistemas ecológicos, que señalan estrategias analíticas posiblemente fructíferas para comprender a las ciudades y los procesos de urbanización en términos de condiciones ambientales y en términos de políticas. Una de las razones de dicha utilidad es que todavía luchamos para comprender y ubicar a los diversos tipos de dinámicas ambientales en el contexto urbano y cómo abordar las políticas. Con respecto a las políticas de remediación y de saneamiento el quehacer es más claro y fácil de comprender. Pero no es tan fácil comprender a la ciudad como un sistema más amplio, justamente por las varias escalas que posee, tanto como sistema de capacidades distribuidas como en cuanto sistema político-económico y jurídico-administrativo. Es decir, cada familia o empresa puede reciclar sus residuos, pero no puede abordar efectivamente el tema más amplio del consumo excesivo de recursos escasos; el acuerdo internacional puede incluir medidas globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero depende de países, ciudades, empresas y familias individuales para implementar los pasos necesarios; y el gobierno nacional puede aplicar normas ambientales, pero depende de sistemas de poder económico y sistemas de producción de riqueza. Un paso analítico clave es decidir cuáles de los abundantes procesos políticos, económicos, sociales y ecológicos y cuáles de las escalas se necesitan para explicar una condición ambiental específica (sea negativa o positiva) y para diseñar una acción o respuesta específica. Otro paso analítico es incorporar las escalas temporales de las variadas condiciones y dinámicas urbanas: ciclos del ambiente construido, de la economía, de las infraestructuras y de ciertos tipos de herramientas financieras. La combinación de estos dos pasos nos ayuda a deconstruir una situación dada y ubicar sus condiciones constitutivas dentro de una amplia cuadrícula de escalas espaciales, temporales y administrativas.

La conexión entre escalas espaciales y temporales, evidente en los procesos ecológicos, puede ser útil analíticamente para abordar algunas de estas cuestiones de las ciudades. Lo que parece negativo en una escala espacial o temporal pequeña, puede resultar positivo en una escala más grande. Para un conjunto dado de perturbaciones, los ecosistemas pueden responder de maneras diferentes en escalas espaciales y temporales diferentes. Por ejemplo, podemos decir que las extensiones individuales de un bosque vienen y van pero que el volumen total del bosque puede mantenerse relativamente constante. Este ejemplo nos lleva a preguntar si una ciudad requiere un sistema más grande que pueda neutralizar el impacto de grandes perturbaciones. Un resultado de la investigación por parte de los ecologistas en este dominio es que los movimientos a través de escalas suscitan cambios que son el proceso dominante: no es sólo una cuestión de mayor o menor escala sino que el fenómeno en sí cambia. Sistemas inestables se hacen estables; sistemas de control desde abajo hacia arriba se convierten en sistemas de control desde arriba hacia abajo; la competencia se vuelve menos importante. Esto también nos ayuda a reflexionar acerca de las ciudades como la solución para muchos tipos de daño ambiental: cuáles son las escalas donde podemos comprender a la ciudad como una fuente de soluciones a la crisis ambiental.

Un tema importante, suscitado por la adecuación de escalas dentro de la investigación ecológica, es la confusión frecuente entre niveles y escalas: lo que se presenta como un cambio de escalas es en realidad un cambio de niveles. Un cambio de escala resulta en nuevas interacciones y relaciones, muchas veces una organización distinta. Un nivel, por otro lado, es una posición relativa en un sistema organizado jerárquicamente. Por lo tanto, un cambio en niveles implica un cambio de cantidad o tamaño más que la formación de una entidad diferente. Un nivel de organización no es una escala, aún si puede tener una escala o estar en una escala. Escala y nivel son dimensiones diferentes.

Relacionar algunas de estas distinciones analíticas al caso de las ciudades nos sugiere que una manera de conceptualizar a la ciudad como multiescalar es comprender que algunas de sus características, especialmente la densidad, modifican la naturaleza de un acontecimiento. El acontecimiento individual es distinto de su resultado total; no es apenas la suma de acontecimientos individuales, es decir, una cantidad mayor de acontecimientos. Es un acontecimiento distinto. La ciudad contiene ambas cosas, y así se puede describir como materializando un abanico amplio de daño ambiental que puede involucrar escalas y orígenes muy diferentes pero que se constituye en términos urbanos: emisiones de CO2 producidas al nivel micro por autos y edificios se convierten en una contaminación de aire masiva que cubre toda la ciudad, con efectos que van más allá que la emisión de CO2 en sí. Microbios del agua y del aire se materializan como enfermedades en la escala de la casa y el cuerpo de un individuo y se materializan como epidemias que prosperan por los efectos multiplicadores de la densidad urbana y que son capaces de desestabilizar a las actividades de empresas cuyas maquinas no tienen ninguna sensibilidad intrínseca a la enfermedad.

Una segunda manera por la cual la ciudad es multiescalar es en la geografía de los daños ambientales que produce. Algunos daños son atmosféricos, algunos son internos al ambiente construido de la ciudad, como podría ser el caso de residuos o enfermedades, y algunos daños se manifiestan en lugares lejanos en el mundo, como es el caso de la deforestación.

Una tercera manera por la cual la ciudad se puede ver como multiescalar es que su demanda por recursos puede implicar una geografía de extracción y procesamiento que atraviesa todo el planeta, aunque lo atraviesa en la forma de un conjunto de sitios individuales limitados pero distribuidos por el mundo. Esta geografía mundial de extracción se materializa en formas específicas y particulares (por ejemplo, muebles, joyería, maquinaria, combustible) dentro de la ciudad. La ciudad es un momento (el momento estratégico) en esta geografía global de extracción y es diferente de la geografía en sí.

Una cuarta manera por la cual la ciudad es multiescalar es que materializa una variedad de niveles políticos. Es uno de los sitios claves donde un abanico amplio de políticas (supranacionales, nacionales, regionales y locales) se materializa en procedimientos, normas, sanciones, formas de cumplimiento y tipos de violación específicos. Estos resultados específicos son diferentes que las políticas mismas porque las políticas se diseñan e implementan en otros niveles de gobierno.

También es importante la necesidad de considerar la posibilidad de conflictos en y entre escalas espaciales. Los ecologistas pueden operar en escalas espaciales y temporales amplias, observando los efectos de actividades locales en condiciones de nivel macro como el calentamiento global, la formación de lluvia ácida y el saqueo global de los recursos naturales. Los ecologistas que tienen un enfoque de gestión muchas veces tienen que operar en escalas temporales pequeñas y niveles limitados, buscando medidas de restauración y saneamiento para una localidad particular, las cuales pueden tener poco impacto en la condición más amplia involucrada y pueden llegar a disminuir la percepción de la urgencia de cuestiones más relevantes de consumo de recursos y así postergar las respuestas necesarias. Por otro lado, los economistas o las empresas tienden a enfatizar la maximización de ganancias en un sitio particular durante un período específico de tiempo.

Las ciudades son sistemas complejos en sus geografías de consumo y de producción de residuos y esta complejidad también hace que las ciudades sean cruciales para la producción de soluciones. Algunas de las geografías de prácticas ecológicamente sustentables en las ciudades operarán también a través de todo el mundo. La red de ciudades globales descrita en la sección anterior se convierte en un espacio de la escala global para la gestión de inversiones pero también (potencialmente) para la reconversión de inversiones de capital global ecológicamente destructivas en inversiones responsables. Dicha red contiene los sitios de poder de algunos de los actores más destructivos, pero también (potencialmente) los sitios para exigir la rendición de cuentas de tales actores. La escala de la red es diferente a la escala de las ciudades individuales que constituyen la red.

Todo lo anterior resalta las múltiples maneras en las cuales la escala de la ciudad se presenta. La ciudad es un sistema multiescalar en el doble sentido de lo que allí se materializa y de las distintas jurisdicciones políticas que operan en las ciudades (nacional, supranacional y subnacional). La lógica circular que los ecologistas quieren introducir en el funcionamiento de ciudades, es decir, la reutilización de materiales para minimizar los residuos, implicará circuitos espaciales que operan en distintas escalas. Algunos circuitos serán internos al ámbito de la residencia, otros operarán en toda la ciudad y otros  circularán por todo el planeta.

SS

Traducción: Hayley Henderson

Saskia Sassen es Profesora de Sociología en la Universidad de Columbia. Es autora de varios libros, entre los que se destaca su ya clásico The Global City (traducido por EUDEBA, Buenos Aires: La Ciudad Global), de 1991, actualizado y reeditado en 2001.

De y sobre Saskia Sassen, ver también en café de las ciudades:

Número 10 | Tendencias
Saskia Sassen: una visita guiada a la Ciudad Global | Dispersión, centralidad, nuevos movimientos políticos, culturas alternativas, y una pregunta: ¿de quien es la ciudad? | Saskia Sassen |

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Número 36 | Política de las ciudades (I)
Ciudadanía, democracia informal y disputas territoriales | Saskia Sassen y la presencia de lo local en lo global. | Federico Lisica

Bibliografía

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