Barcelona archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/ciudades/barcelona/ Revista digital Café de las Ciudades Thu, 29 Dec 2022 00:31:24 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Barcelona archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/ciudades/barcelona/ 32 32 Vivienda en cesión de uso en Can Batlló https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/vivienda-en-cesion-de-uso-en-can-batllo/ Tue, 05 May 2015 00:19:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=9242 N. de la R.: El texto de esta nota reproduce contenidos de la Web de la Cooperativa de viviendas en cesión de uso La Borda. Agradecemos a Mariela Iglesias por su valiosa colaboración. “Hablaremos del derecho a la vivienda como forma de acceso a unos recursos cruciales para garantizar nuestra independencia socioeconómica y, con ella,...

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N. de la R.: El texto de esta nota reproduce contenidos de la Web de la Cooperativa de viviendas en cesión de uso La Borda. Agradecemos a Mariela Iglesias por su valiosa colaboración.


“Hablaremos del derecho a la vivienda como forma de acceso a unos recursos cruciales para garantizar nuestra independencia socioeconómica y, con ella, un conjunto relevante de certezasque nos permitan construir trayectorias vitales realmente propias. Hablaremos del derecho a la vivienda, por lo tanto, como reapropiación de una parte determinante del espacio público, un espacio público de lo que, precisamente, estamos privados”.
David Casassas en “El capitalismo se impone a la democracia: reapropiarnos de nuestras vidas”.

Según la Alianza Cooperativa Internacional, “una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido de forma voluntaria para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales en común, mediante una empresa de propiedad conjunta y gestión democrática”.

Nosotros, el grupo impulsor de la primera promoción cooperativa de viviendas en cesión de uso La Borda, queremos armonizar la necesidad de acceder a una vivienda de carácter social, económico y ambientalmente sostenibles, y al mismo tiempo promover el acceso a un lugar donde vivir sin pasar por circuitos convencionales del mercado inmobiliario.

Pensamos que es imprescindible generar formas de acceso a la vivienda de titularidad colectiva que pongan el foco en el uso efectivo de éstas, y no en su valor de cambio en el mercado capitalista. Al mismo tiempo, queremos fomentar formas de convivencia más comunitarias que faciliten la interrelación entre vecinos y vecinas, y favorezcan el reparto del trabajo doméstico y de cuidados a través de espacios comunes.

Una borda es una construcción tradicional de piedra que se utiliza como almacén y lugar para guardar el ganado. La palabra nos remite al pasado agrícola de los antiguos pueblos y villas del llano de Barcelona, da nombre también a nuestra cooperativa de vivienda y al barrio en el que estará ubicada.

El 19 de septiembre de 2014 pasamos por notario para constituir formal y legalmente Habitatges La Borda, SCCL, la cooperativa de viviendas en régimen de cesión de uso. El proyecto lo formamos unas cincuenta personas que habitaremos un edificio de unas 30 viviendas a mediados o finales de 2017.

La Borda tiene como objetivo principal proveer de alojamiento digno y estable a las personas asociadas a partir de la creación de una promoción de viviendas en la que la el suelo y las viviendas sean propiedad colectiva y exclusiva de la cooperativa. Se trata del primer intento en la ciudad de Barcelona de llevar poner en práctica esta forma de acceso legal a vivienda no especulativa, y el proyecto tiene una fuerte base comunitaria. La toma de decisiones —desde el régimen interno y el modelo de convivencia, hasta las cuestiones energéticas y los diseños de los espacios comunes— pasa por la asamblea general, principal órgano decisorio de la cooperativa. La cooperativa está organizada en seis comisiones: arquitectura, economía, jurídica, convivencia, comunicación y secretaría. Cada una lleva sus propuestas a la asamblea general o reuniones monográficas en la que se toman las decisiones. En cierto modo, se podría afirmar que La Borda es una promotora autoorganizada para acceder a una vivienda digna. Una experiencia que se piensa a sí misma como prueba piloto, para que a medio plazo no sólo queremos levantar este proyecto, sino extender el modelo y fomentar su replicabilidad.

La cooperativa de vivienda en cesión de uso es una forma alternativa de acceso a la vivienda, para hacer frente de forma colectiva a la necesidad de habitación, en un mercado inmobiliario caracterizado por la especulación y los precios abusivos, con miles de desahucios por impagos de hipoteca y una gran demanda de vivienda social desatendida.

Objetivos principales del modelo

La propiedad siempre será colectiva mientras que el uso será personal. De esta forma se disuelven los efectos perniciosos de la propiedad individual y de la mercantilización del alojamiento, liberando viviendas de los mecanismos del mercado. Se trata de una forma de autogestionar el acceso al derecho a la vivienda en un momento en que las administraciones públicas están inhabilitadas y desacreditadas para garantizarlo. Este modelo elimina la especulación inmobiliaria y el lucro en un derecho fundamental como la vivienda, y favorece la relación intergeneracional y la integración comunitaria.

Es un modelo de acceso a la vivienda alternativo al de la propiedad tradicional y al alquiler, que persigue también nuevos modelos de convivencia y de interacción entre el vecindario, con espacios comunes y sistemas colectivos en la gestión de serviciosy otras necesidades, dirigidas al desarrollo integral de las personas que viven y del conjunto del barrio, potenciando así la cohesión social.

Este proyecto quiere ser un proyecto piloto de cooperativa de vivienda de alquiler en régimen de cesión de uso al ámbito urbano, ya que actualmente sólo hay una cooperativa de estas características en funcionamiento en todo el Estado español (Cal Cases, en el Bages, cerca de Santa Maria d’Oló) que está ubicada en el ámbito rural. Con esta experiencia, esperamos generar una alternativa generalizable y replicable en el ámbito de vivienda pública y las políticas en esta materia.

Uno de los referentes directos de este tipo de cooperativas es el modelo Andel (‘cooperativa’ en danés), en funcionamiento en Dinamarca desde hace un siglo y que actualmente integra 125.000 viviendas. O también el de la FUCVAM (Federación Uruguaya de Cooperativa de Vivienda por Ayuda Mutua).

Primera fase

En 2012 constituimos la Asociación para la Promoción de la Vivienda Cooperativo en Régimen de Cesión de Uso Can Mangala, a la que se asociaron todas aquellas personas que compartían los objetivos indicados. Además de crear la asociación y darle una forma jurídica, pusimos en funcionamiento diversas comisiones (modelo de convivencia, arquitectura, economía, jurídica y comunicación), a partir de éstas vamos pensando y trabajando en las diferentes dimensiones del proyecto. Las comisiones van respondiendo a las inquietudes que plantean las personas, mediante el desarrollo de asambleas, talleres y trabajo colaborativo virtual.

Segunda fase

En enero de 2014 celebramos un acto público de presentación de la iniciativa en Can Batlló y se incorporaron al grupo nuevas personas. Tras un periodo de discusión y debate intenso para aprobar los Estatutos de la cooperativa, finalmente el 19 de septiembre de 2014 se constituye legal y formalmente Habitatges La Borda, SCCL.A lo largo de esta fase, además, en Asamblea General hemos elegido también las personas que forman parte del Consejo Rector de la cooperativa: la presidenta, la secretaria, la tesorera y cuatro vocales. En los Estatutos de la cooperativa hemos definido tres tipos de personas socias:

  •    Los y las colaboradoras: las personas que quieren impulsar los objetivos de La Borda, pero que no optan a acceder a una vivienda. Estas personas son socias de la Asociación Can Mangala.
  •  Los y las socias expectantes: las personas que, además de impulsar los objetivos de la cooperativa, optan a acceder a una vivienda en régimen de cesión de uso.
  • Los y las socias habitantes: las personas que disfrutarán de una vivienda en cesión de uso una vez esté construido el edificio. Deberán hacer la aportación al capital social de la cooperativa y abonar las cuotas de uso.

Tercera fase

Durante esta última fase se llevará a cabo la construcción de las viviendas. Habrá tres tipos de viviendas (de 40, 60 y 70 m2), y se fijarán unos criterios de habitabilidad, un máximo y mínimo de personas que pueden vivir en cada piso en función de la superficie.

El comienzo de las obras está previsto para el verano de 2015, y la finalización de las mismas, para mediados-finales de 2017.

Financiación

En estos años de proceso hacia la constitución de la cooperativa nos hemos puesto en contacto con diversas experiencias del Estado español y de ámbito internacional. Todas ellas coinciden en señalar que la cuestión de la financiación es la más complicada, especialmente porque se trata de la primera operación. La situación cambiará radicalmente una vez la primera promoción se haya desarrollado, porque empezará a generar fondos propios, y se dispondrá tantos de los edificios como de los derechos de la cooperativa, que actuaran como garantía. Pero hasta alcanzar este punto, poner en marcha la primera promoción será difícil.

Las diferentes experiencias consultadas afirman que han tenido que relacionarse con entidades de crédito más o menos convencionales. Excepto en Francia, no encontramos ningún caso en que un proyecto de estas características haya tenido el apoyo únicamente de una entidad de crédito de la economía social. Esta es la voluntad del colectivo y parece que, en el caso de La Borda, será posible.

Propuesta financiera

Según los primeros estudios, el presupuesto de la construcción asciende a 2.4 millones de euros. Sobre esta cifra, queremos intentar rebajar el presupuesto un 18% por medio de la autoconstrucción. Esta reducción significativa del presupuesto se quiere conseguir no sólo aportando horas de trabajo de las personas socias en concepto de mano de obra, trabajos reproductivos, sino también presionando sobre los márgenes industriales, la contratación directa, entre otros conceptos.

La estructura financiera está compuesta por cuatro grandes fuentes: el capital social, los préstamos participativos, los títulos participativos y los préstamos a la inversión.

El capital necesario que no podamos lograr por medio de préstamos y títulos participativos, lo tendremos que pedir por la vía de los préstamos de inversión. Por esta razón, durante el 2015 iniciaremos una campaña para conseguir el máximos de socias y socios cofinanciadores.

Sistema de garantías

Nuestra necesidad de financiación exige unas garantías sólidas. Las negociaciones con el Ayuntamiento de Barcelona para la cesión del suelo apuntan a que dispondremos del terreno alrededor de 99 años. Este hecho nos permitirá levantar garantías sobre el mismo, por lo que la cooperativa podrá acordar traspasar la cesión del suelo y la propiedad del edificio a las entidades que financien la construcción, en caso de fracaso de la operación. Además de esta garantía principal, la cooperativa se compromete a buscar el máximo posible de avalistas para el préstamo de inversión. 

Can Batlló

Habitatges La Borda SCCL forma parte de los proyectos aprobados por la Plataforma Can Batlló es del barrio. Este espacio es uno de los últimos recintos industriales históricos que quedan en la ciudad de Barcelona. Construido a principios del siglo XX por la familia Batlló, pretendía ser el recinto industrial textil integral más grande de España, con más de 11 hectáreas de superficie y más de 15 naves repartidas por el recinto en conjunto. Antes de terminar la construcción, el sector del textil entró en declive, por lo que rápidamente las naves se subdividieron y acogieron durante décadas cientos de pequeños talleres y empresas, que daban trabajo a más de 1.500 personas. La Bordeta, uno de los barrios del distrito de Sants-Montjuïc, se contruye alrededor de este recinto.

Con la aprobación del Plan General Metropolitano (PGM) de 1976 —con el que se quería erradicar la actividad industrial dentro de la ciudad— comienza el progresivo abandono de los talleres y la decadencia del recinto. Ya entonces, el movimiento vecinal comenzó a reivindicar que una vez  cesaran los usos industriales, se instalasen equipamientos y una gran zona verde, ya que la Bordeta es uno de los barrios con menos servicios de la ciudad. En 1981, el ayuntamiento socialista prometió que se iniciarían los trámites para que se llevaran a cabo las obras, pero mantuvo una postura pasiva durante los 25 años siguientes. Los y las vecinas de la Bordeta, sin embargo, nunca dejaron de reclamar lo que estaba acordado.

El ciclo inmobiliario fue el que finalmente atizó a que los titulares de la propiedad —la familia Muñoz Ramonet— presionara a las administraciones para desatascar el programa, por lo que se cedió suelo al ayuntamiento para hacer el parque, los equipamientos y las viviendas de protección oficial, a cambio de permitir a la propiedad construir cinco grandes edificios de pisos de alto nivel. Las negociaciones se dilataron en el tiempo, hasta el punto que en 2008, concluido el ciclo alcista y sin un proyecto aceptado por todas las partes, parecía que el proceso volvería a quedar atascado. Esta vez, sin embargo, el vecindario tomó la iniciativa.

Con la campaña Tic-Tac Can Batlló, en 2009 el vecindario pone fecha límite el 1 de junio de 2011 para que comiencen las obras de apertura y transformación del recinto. El ayuntamiento incumplió una vez más las promesas y, finalmente, el 11 de junio de 2011, tres columnas de vecinos y vecinas accedieron por diferentes puntos. Días antes, el nuevo ayuntamiento cedió in extremis una de las naves a la gestión vecinal, el BlocOnze, en régimen de autogestión. Ya han pasado cuatro años desde el 11 de junio de 2011. Desde entonces, la gestión vecinal en Can Batlló ha ido conquistando cada vez más espacio y esferas de la vida del barrio: ya funciona la Biblioteca Popular Josep Pons, el bar del BlocOnze, el rocódromo, las salas de ensayo y entrenamiento y el Auditorio; los talleres abiertos de carpintería, reparación de vehículos y trabajos con metal; un centro de formación ocupacional, espacio familiar y de crianza, de artes plásticas y una imprenta popular. Desde el 20 de septiembre, está constituida también la cooperativa de viviendas La Borda. Y muy pronto, en el BlocQuatre, se empezará a poner en funcionamiento el Espacio para Iniciativas de la Economía Social Coòpolis.

Durante el primer año, los esfuerzos se destinaron a rehabilitar esta primera nave, transformándola en el Espacio Vecinal Autogestionado que es hoy, y que acoge la Biblioteca Popular Josep Pons, el Espacio de Encuentro, el Auditorio, el rocódromo , las salas para talleres y charlas. El empuje del movimiento, y su diversidad, combinado con la falta de ideas y medios del ayuntamiento, hizo que el barrio iniciara un proceso participativo, entre las más de 300 personas que se vinculan al proyecto, para elaborar un listado de proyectos e iniciativas que garanticen la diversidad de usos en el recinto y ocupen nuevas naves.

Después de tres años, el resultado de este proceso ya sumaba un total de 15 proyectos, entre los que se encuentran el Espacio de Iniciativas para la Economía Social Coópolis, proyecto de promoción económica cooperativa; los talleres abiertos de carpintería, reparación de vehículos y trabajos con metal; un centro de formación ocupacional, espacios de crianza y artes plásticas; una imprenta popular, así como la cooperativa de viviendas en cesión de uso La Borda, entre otros. Todos estos proyectos e iniciativas se deben ubicar en diferentes naves del recinto.

De momento, se ha logrado imponer los planteamientos y tiempo de la Plataforma Can Batlló es para el barrio a los de la administración, aunque el colectivo ya está trabajando para blindar su presencia en el recinto. Uno de los objetivos principales consiste en modificar el PGM vigente para que contemple los usos y distribuciones que la plataforma propone.

CVCULB

Web de La BordaLa Borda en Facebook.

Sobre La Borda y Can Batlló, ver también Coopolis, cantera de cooperativas en Can Batlló, en El País, y Proceso de constitución de una cooperativa de vivienda de cesión de uso en Can Batlló, Barcelona, en Arquypielago.

Sobre los procesos urbanos recientes de Barcelona, ver las notas de nuestro número 149-150: El tejido social y vecinal de Barcelona debe ser protagonista de una revolución democrática. Entrevista a Ada Colau, y Barcelona después de Barcelona.Instantáneas de un Modelo, por Marcelo Corti.

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“El tejido social y vecinal de Barcelona debe ser protagonista de una revolución democrática” https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/el-tejido-social-y-vecinal-de-barcelona-debe-ser-protagonista-de-una-revolucion-democratica/ Mon, 06 Apr 2015 23:57:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=9206 El próximo 24 de mayo se realizarán las elecciones para el Ayuntamiento de Barcelona y Ada Colau es la candidata a Alcaldesa por Barcelona en Común (Barcelona en Comú, en catalán), una plataforma política que sucede e integra a Guanyem Barcelona (cuyo nombre fue registrado de manera oportunista ante el tribunal electoral por un político...

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El próximo 24 de mayo se realizarán las elecciones para el Ayuntamiento de Barcelona y Ada Colau es la candidata a Alcaldesa por Barcelona en Común (Barcelona en Comú, en catalán), una plataforma política que sucede e integra a Guanyem Barcelona (cuyo nombre fue registrado de manera oportunista ante el tribunal electoral por un político ajeno al grupo original, aparentemente para negociar cargos a cambio de la autorización al uso…).

Colau es una joven dirigente surgida de colectivos como la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y los movimientos vecinales contra los procesos especulativos y la gentrificación en la Ciudad Vieja, además de integrar el Observatorio por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC). Es autora de varios textos sobre cuestiones urbanas, como por ejemplo La vivienda en España: un derecho por conquistar, su aporte a Ciudades, una ecuación imposible.

Foto: Juana Garabano

A pesar de la intensa agenda que supone su candidatura, Ada Colau tuvo la gentileza de recibirnos en el local de Barcelona en Comú de la calle Castillejos, donde entre reuniones militantes y la preparación de actividades tuvimos la charla que a continuación se reproduce.

CdlC: Los posicionamientos acerca de la historia urbana de la Barcelona post-franquista son más una cuestión de interpretación histórica que del día a día de un proceso electoral y (antes que eso) político muy fuerte como el que usted está afrontando. Pero a nosotros nos interesan mucho, sobre todo porque en Latinoamérica se ha debatido bastante el famoso “Modelo Barcelona”, y hay dos o tres interpretaciones predominantes. Una es la explicación conformista de alguna gente del Ayuntamiento o que trabaja en la ciudad y lo presenta como un modelo exitoso que solo ha tenido unos problemas coyunturales, que en todo caso habrá que corregir. Dentro de un pensamiento más crítico, hay quien distingue una primera etapa muy ligada a los movimientos vecinales y, desde el urbanismo físico-territorial, la recuperación de sectores urbanos degradados, algunos logros de “acupuntura” urbana, etc., de las desviaciones posteriores, sobre todo en la etapa post-olímpica y con el Fórum 2004: el triunfo de las ideas de posicionamiento de marca y city marketing por sobre las de participación, solidaridad y representación barrial. Finalmente, hay miradas francamente negativas, que solo encuentran en ese proceso un acelerado camino hacia la ciudad neoliberal. Nos interesa conocer su posicionamiento sobre esta cuestión, sobre todo considerando su procedencia política, muy vinculada a los movimientos vecinales y a la lucha por el derecho a la vivienda.

AC: En un proceso tan largo y complejo como el de la Barcelona post-franquista, cualquier planteamiento absolutamente dicotómico sería un error y faltaría a la realidad. Pero creo que sí se podría hablar de cuando ha habido un liderazgo colectivo y público en la ciudad y cuando ha dejado de haberlo. Esa es para mí la diferencia. Barcelona es una ciudad muy bonita, que queremos y que nos gusta. En ese sentido, cualquier interpretación catastrofista del “Modelo Barcelona” es un error. Tenemos claro que hubo un primer momento de revolución urbana, que coincide con la revolución democrática de la Transición, con el liderazgo vecinal, con ese tejido asociativo y cultural que ha sido históricamente la firma distintiva de la ciudad y que la configura como es hoy. Después de ese momento de llegada de la democracia es claro que hay una apuesta a desactivar esos barrios, porque se ven como una amenaza potencial para el Partido Socialista por cuestionar el poder y la autoridad, pero todavía sigue habiendo un imperativo público en el hacer la ciudad, una visión de conjunto sobre la ciudad que se necesita y que culmina en 1992 con esa idea de aprovechar un gran acontecimiento como las Olimpiadas para recuperar el mar, dignificar unos barrios postergados y crear unos equipamientos importantes para la ciudad. Pero a partir de entonces comienza el declive de liderazgo político y la sumisión al mercado, a la visión neoliberal de una ciudad global como tantas otras, donde se confía plenamente en los mercados privados para encarar las transformaciones urbanas. En ese proceso que hemos estado viviendo hasta ahora ha ido degradándose el liderazgo político, se ha cedido la autoridad a intereses particulares por sobre el interés general y la visión global de la ciudad. Esto nos ha llevado, entre otras cosas, a la mercantilización del espacio público y a un progresivo deterioro del parque de vivienda pública y social que tanto necesitamos (y más ahora con la crisis).

Nadie está en contra de que Barcelona sea una referencia internacional, aunque nos han criticado muchas veces con ese argumento. Nos tratan de prehistóricos, de querer frenar el crecimiento económico de la ciudad, “que no queréis una ciudad rica”. Pues claro que queremos una ciudad referencia internacional, pero, ¿referencia de qué? El proceso actual es muy interesante porque, en un contexto más amplio, la revolución democrática pasa por las ciudades de un mundo absolutamente urbano como es Europa, y esta revolución democrática (que será urbana o no será democrática) tiene que ver en Barcelona con el potencial y la historia de la ciudad y su tejido barrial, social, vecinal, que debe ser protagonista de la recuperación de lo colectivo.

Se nos ha secuestrado la democracia en nuestro nombre. Se han hecho una ciudad y unas políticas públicas que van en contra del interés general y que poco a poco han menoscabado los recursos públicos con la privatización de lo colectivo. Barcelona está en proceso de ser una ciudad cada vez más desigual, donde se privatizan los servicios públicos básicos. Se privatizó antes el agua, se privatiza el puerto para albergar yates de lujo, mientras en la ciudad se disparan los desalojos, el paro y la precariedad para gran parte de la población. Se agudiza la diferencia entre barrios ricos y barrios pobres. Esta dinámica de dejar en manos del mercado el modelo de ciudad nos lleva a una ciudad cada vez más desigual, más precaria, más injusta y menos democrática. Frente a eso está el proceso en el cual estamos participando ahora.

CdlC: Me llamó la atención en Barcelona la recurrencia del término “privatización” en las bromas callejeras: “me estás privatizando el espacio”, o mi lugar de trabajo. Algo parecido era habitual durante el menemismo en Argentina en los ´90: los chistes sobre privatizar lo que es público. Ahora bien, ¿cómo se puede cambiar ese modelo desde una plataforma política como Barcelona en comú, que está en condiciones de ganar Barcelona?

AC: Por un lado, no somos ingenuos y entendemos que no todo depende de un Ayuntamiento. Estamos en un mundo globalizado y sufrimos procesos globales, como los de la Unión Europea y la “troika” con el FMI pretendiendo imponer sus políticas sobre Grecia. Esto desafía las posibilidades del Estado nacional, no digamos de los municipios. En ese sentido, no somos ingenuos, pero planteamos que Barcelona, por ejemplo, está mucho menos endeudada que otras ciudades españolas, con recursos económicos, humanos y urbanos por encima de la media, y con más competencias, conferidas por una normativa municipal propia (al igual que Madrid), la Carta Municipal. Por lo tanto, con esos recursos y esas competencias, en Barcelona se podría estar haciendo muchísimo más que lo que se hace, si hubiera otras prioridades en el gobierno municipal.

Nosotros estamos planteando una revolución democrática (de la que queremos que Barcelona sea punta de lanza y que anime otros procesos en otras ciudades y territorios) que pasa por varios ejes. El primero y más inmediato es un plan de choque, de emergencia, para garantizar la sostenibilidad de la vida de la población y para resolver los problemas sociales más urgentes. No puedes plantear la participación política si la gente está pendiente de comer, de no quedarse sin casa, o que no le corten el agua o la luz. Hay que garantizar esos derechos básicos. La ciudad tiene las competencias y los recursos suficientes para hacerlo y por lo tanto es absolutamente injustificable, inmoral e intolerable que no lo esté haciendo. Hay que llevar a cabo un plan de choque para garantizar salud, vivienda, educación, alimentación. Lo hemos hablado ya y lo encuentras en la web. Que cualquier niño de Barcelona tenga las tres comidas diarias necesarias, que nadie quede fuera del sistema de salud como ocurre con un alto porcentaje (aunque no hay datos oficiales) de las personas inmigrantes. Que haya residentes en Barcelona excluidos de la salud pública es intolerable en una sociedad democrática.

Eso sería el plan de choque, pero hacen falta medidas económicas a mediano y largo plazo para revertir el rumbo económico de la ciudad. Lo que hay ahora es una apuesta miope y cortoplacista. Después de la burbuja inmobiliaria parece que no aprendimos nada y apostamos por la burbuja del turismo, por ese turismo masificado y fuera de control que requieren los grandes lobbies. No tenemos nada contra el turismo, pero hay distintos modelos. El de los grandes lobbies, fuera del control de la ciudad, sin ningún tipo de participación ni control ciudadano, reproduce las condiciones de la desigualdad, porque los beneficios se concentran en pocas manos y se socializan las pérdidas. Nosotros pagamos la contaminación que genera el turismo actual, pagamos el uso intensivo del espacio público, el aumento del precio de la vivienda y de los locales en los barrios afectados por el turismo. Cierran los pequeños comercios y se imponen las franquicias de las grandes multinacionales, que convierten nuestro centro en un lugar irreconocible, que pierde su identidad y expulsa a los vecinos y vecinas que ya no pueden vivir en esos barrios.

Tenemos ahora mismo este modelo neoliberal, cortoplacista, que prioriza los beneficios a corto plazo y se despreocupa completamente por lo que pasará más adelante. Estamos a favor del turismo y de que se hagan congresos, pero habría que democratizar el modelo, redistribuir los beneficios, adecuar la política fiscal del Ayuntamiento para sancionar las malas prácticas de las multinacionales. Y apostar por un modelo productivo más diversificado en la ciudad. Por la renovación energética, por el reúso de los residuos. Por aumentar la atención a las personas más vulnerables y en situación de dependencia. Hay una economía cooperativa y social, de la que Barcelona tiene un gran potencial porque tiene tradición y un tejido auto-organizado. La dictadura intentó arrasarlo, pero se ha mantenido vivo y ahora con la crisis está resurgiendo por sí mismo, con fuerza. Y hay que repotenciarlo porque es la economía del futuro, la que queremos: una economía democrática, justa y social.

Otro eje esencial es democratizar la institución municipal. No se trata simplemente de ganar para ocupar el lugar de otro con la propuesta de poner a personas nuevas que sean moralmente mejores, sino de cambiar las reglas de juego, demostrar que se puede hacer política de otra manera. Se puede construir una democracia real donde la ciudadanía sea protagonista y decida lo que se hace en sus barrios y como serán las ciudades, más allá de votar cada cuatro años, que se ha demostrado como una democracia insuficiente. Hay que abrir las puertas y ventanas para que entre la ciudadanía en las instituciones, y eso pasa también por descentralizar en los barrios y en los distritos, darle más poder a los territorios por sobre la administración central.

Se necesita una gestión más transparente, con auditorías. Hay ahora una trama de más de cien empresas público-privadas que están gestionando los recursos públicos sin ningún tipo de control ni transparencia, y no solo en Barcelona sino en toda el área metropolitana. Ese proceso pasa por democratizar, descentralizar, darle poder a la ciudadanía. Hay muchas medidas concretas que se pueden hacer con poco dinero, como por ejemplo consultas vinculantes sobre los grandes temas de la ciudad o sobre parte de los presupuestos. O que no se pueda hacer un gran equipamiento sin consultar a la ciudadanía. Acabar con las malas praxis, eliminar privilegios y revertir las privatizaciones que se han hecho.

Barcelona en comú empezó diciendo que queremos gobernar Barcelona de otra manera. Eso lo hemos practicado desde el principio y lo primero que hicimos fue aprobar un código ético a partir de un proceso participativo, para poner reglas de juego claras desde la candidatura. Son reglas del juego diferentes que ahora no cumple ningún partido que esté en el Ayuntamiento: limitación de mandatos para que no haya una excesiva profesionalización de la política, limitación de sueldos y eliminación de dietas no justificadas. Hay sueldos que están muy por encima de lo que está cobrando la gente normal, trabajadora. ¡Y encima se cobran dietas por asistir a reuniones como si eso no formara parte del trabajo! Es injustificable. Hay que eliminar coches oficiales y reducir gastos de publicidad y propaganda. Hay muchas partidas y privilegios que revisar para reorientar ese dinero y reinvertirlo en otras prioridades.

CdlC: Mencionaste en algunos escritos algunas prácticas europeas que se pueden tomar como ejemplos prácticos para un Ayuntamiento progresista en Barcelona: Bobigny, ciudad francesa que se ha declarado “libre de desahucios”, el Distrito X de Roma, que aprobó una ordenanza para expropiar viviendas vacías en manos de grandes propietarios e inmobiliarias y ponerlas a disposición de familias sin hogar. ¿Hay otros ejemplos de políticas municipales que puedan servir como referencia?

AC: La ciudad democrática nunca podrá ser perfecta, porque por definición la ciudad democrática es una ciudad viva, en conflicto permanente, con contradicciones, en debate, en cuestión y que se construye “en gerundio”. Si fuera una ciudad perfecta, sería una ciudad muerta. Pero sí que estamos buscando referencias y de hecho estamos preparando para abril un encuentro con representantes de las ciudades con las que podemos tener coincidencias. Estamos mirando algunas iniciativas y una sería seguramente Paris, con la municipalización del agua, que queremos plantear en Barcelona. No será sencillo hacerlo, pero hay que dar ese debate. En toda Europa hay un proceso de recuperación pública y municipalización de la provisión del agua: también en Berlín, en algunos municipios de Cataluña. Se ha demostrado que donde hay un control público y democrático del agua esta es más barata, hay una gestión más eficiente, sostenible y transparente. También esos ejemplos que recordabas con respecto a viviendas vacías y desahucios en Bobigny y algunos distritos de Roma. En Grecia, antes del triunfo nacional de Syriza, ya habían ganado algunos municipios y la región de Atica, que es la más poblada de Grecia. Y, aunque allí tienen menos competencias que las nuestras, están planteando medidas para, por ejemplo, evitar los cortes de suministros y realizar una gestión más sostenible de los residuos. Hay ciudades francesas donde el uso del espacio público está pensado socialmente para que sea más amigable para los niños y niñas, de modo que sean los protagonistas del espacio urbano. Como verás, hay varias referencias que estamos analizando en diferentes temas.

CdlC: Un déficit histórico del Modelo Barcelona fue la incapacidad de constituir una gestión metropolitana. ¿Cómo ve Barcelona en relación con su región metropolitana en un gobierno de Barcelona en común?

AC: Es todo un reto, hoy Barcelona es efectivamente la ciudad central y su área metropolitana, pero además de las fronteras políticas que parecen haberse roto, hay fronteras sociales y económicas, y ese es otro de los retos. Se ha constituido la entidad del área metropolitana, pero ahora hay que democratizar esa área metropolitana. Del mismo modo que hemos planteado hacer realidad la vieja demanda vecinal de elección directa de los Distritos, para tener una relación directa entre vecinos y vecinas y sus cargos directos. De hecho estamos haciendo unas primarias que son pioneras, porque se eligen los consejeros de Distrito y cualquier residente de Barcelona puede participar.

Esa misma lógica de democratización hay que plantearla a escala metropolitana, sabiendo que no va a ser fácil porque hay temas que son competencia de la Generalitat y dependen de una normativa estatal que afecta a más de 30 municipios con diferentes colores políticos. Pero es imprescindible, para brindar mejores servicios y para que no se dupliquen los costos, y también para terminar con un área antidemocrática de opacidad que se está consolidando. En las entidades y empresas metropolitanas se han colocado durante décadas a gente que salía de cargos públicos en los municipios. En el área de transporte público, por ejemplo, hay un monstruo donde se han colocado montones de cargos directivos sin control democrático, y esto afecta el servicio. Es imprescindible democratizar el área metropolitana, tanto por el buen funcionamiento de servicios básicos en sectores como el transporte o los residuos, como por la necesidad de mayor transparencia de las instituciones.

CdlC: ¿Cómo puede ser concretado el derecho a la vivienda por un gobierno de Barcelona en Comú?

AC: Me hace ilusión llegar a la Alcaldía precisamente para poder poner en práctica algunas demandas de vivienda que he acompañado durante muchos años. Se me ha conocido más por la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, pero estuve en muchas luchas históricas respecto a la vivienda desde el movimiento vecinal; en plena burbuja inmobiliaria, estuve involucrada en colectivos contra la gentrificación, denunciando prácticas criminales de acoso inmobiliario en el centro histórico que afectaron a miles de personas en nombre de la modernización. Cuando se decía que Barcelona era el modelo perfecto que se podía exportar a todo el mundo, un grupo de gente joven estábamos denunciando esa burbuja (negada desde las administraciones) que nos impedía acceder a una vivienda. Y cuando explotó la burbuja, apoyamos los movimientos masivos contra los desahucios desde la Plataforma.

Venimos entonces de una lucha histórica y esas demandas y propuestas requieren ser trabajadas desde la política para ponerlas en práctica. En concreto ahora en Barcelona tenemos miles de viviendas vacías y por tanto para hacer efectivo el derecho a la vivienda y dar respuesta a miles de personas que hoy están excluidas tenemos como aspecto positivo que no hay que construir de cero, que es más caro y lleva más tiempo, sino que podemos cumplir con las recomendaciones internacionales y las normas constitucionales españolas. Se trata de buscar todos los mecanismos posibles para que esas viviendas vacías cumplan su función social.

Antes seguramente habrá que tomar medidas inmediatas para paralizar los desalojos. Eso pasaría por distintas medidas, porque es verdad que la ley hipotecaria y la ley del comercio civil, que regula los desahucios, son normativas estatales, pero hay políticas que se pueden implementar desde el Ayuntamiento. Desde el movimiento popular por el derecho a la vivienda ya está planteada una moción en el Ayuntamiento, que se aprobó hace un año, para sancionar las viviendas vacías en manos de los bancos. Se las interpela y si no responden poniendo esas viviendas vacías a disposición de la gente, se las penaliza a través de sanciones. Pero esta moción no se está aplicando: lo primero que hay que hacer es aplicarla, como de hecho se está haciendo en otros municipios. Vale decir que es viable con la normativa actual.

Habría que interpelar a todos los agentes que tratan con la vivienda a partir de constatar el estado de emergencia habitacional. Hay miles de personas inscriptas solicitando viviendas sociales y excluidas del mercado, eso es en sí una situación de emergencia. Hay que adecuar todas las políticas a esta situación de emergencia. Lo que tenemos ahora son políticas asistenciales que funcionarían en una situación de normalidad, pero en una situación de excepcionalidad son lo que Joan Subirats llama “políticas de final de cañería”, que solo sirven para detener una hemorragia pero nunca alcanzan. Hay que estar dispuestos a afrontar el origen del problema, poner la situación de emergencia sobre la mesa e involucrar a todos los agentes directamente implicados. Las entidades financieras, inmobiliarias y constructoras que tienen viviendas vacías son las primeras que tienen que ponerlas a disposición. Y hay otras medidas posibles. Hay una propuesta que permite la ley catalana a partir del anterior gobierno (el “tripartito), que permite declarar toda la ciudad como área de opción preferencial de compra por el Ayuntamiento. No se podría hacer ninguna operación inmobiliaria de compraventa sin que el Ayuntamiento haga una opción preferente para poder recuperar el máximo de vivienda del mercado privado para convertirla en vivienda social, que es lo que hoy necesitamos. El parque de vivienda de interés social no se ha actualizado y no puede esperar más. Hay que hablar con los juzgados de Barcelona para impedir los desalojos de primera vivienda y más cuando hay niños y personas vulnerables, porque se está infringiendo la normativa internacional de forma flagrante. Se deben tomar medidas para la rehabilitación energética de las viviendas. Hay muchas políticas posibles, afortunadamente hay gente que ha trabajado mucho y ya hay disposiciones al respecto, solo hace falta ponerlas en práctica.

Foto: Juana Garabano

CdlC: Finalmente, ¿cómo imagina la implementación de medidas con respecto al derecho a la ciudad, en un sentido más integrador que el de la vivienda y otros derechos que lo componen?

AC: Aquí en Barcelona y en los movimientos sociales nacionales, la formulación del derecho a la ciudad nunca ha llegado a cuajar como si lo ha hecho en América Latina. Aunque la filosofía existe como planteamiento, en la constatación de que los derechos son interdependientes y no se pueden plantear de forma aislada. En Barcelona en Comú estamos trabajando en como repensar la institución. No se trata de llegar y ocupar el lugar de otros sino de transformar la institución que no ha funcionado. Y una de las cosas que nos estamos planteando es como habría que organizar el Ayuntamiento y sus áreas. Ahora trabajan de una manera que claramente no funciona bien, con áreas clásicas, distantes entre sí. Como activista del derecho a la vivienda, por ejemplo, uno de los problemas que he visto en el Ayuntamiento es que los técnicos de Hábitat Urbano plantean la vivienda como un problema aislado y no lo relacionan con el espacio público, ni con las políticas de género, de salud o sociales. Eso es un error flagrante que además de hacer malas políticas lleva a gastar mucho más dinero de lo necesario. Uno de los debates abiertos que tenemos en Barcelona en Comú es precisamente como repensar la institucionalidad para acabar con esa visión de compartimientos estancos, como si los derechos fueran cosas aisladas, y cómo en cambio trabajar con políticas transversales que integren todos los temas. La economía tiene que trabajar por ejemplo con género, con salud, con participación política. Es una reflexión muy ambiciosa que no se puede cerrar a corto plazo, pero es la que tendría más relación con un planteamiento global de la ciudad.

CdlC: Un gran teórico latinoamericano del planeamiento estratégico, Carlos Matus, decía que la realidad tiene problemas pero el Estado y las Universidades tienen departamentos…  

AC: ¡Exacto! La gente a menudo relata su relación con el Ayuntamiento como la de ir pasando de una ventanilla a otra, y le van pasando la pelota a otro departamento y mientras tanto la gente queda en la calle: hoy se queda en la calle, hoy no tiene para comer, hoy le cortan el agua. Hay que realizar otro tipo de políticas, que vayan al origen del problema y que tengan una visión integral de los problemas de la ciudad

Entrevista: MC

Ver el Plan de choque para los primeros meses de mandato de Barcelona en Comú.

El AMB  (Area Metropolitana de Barcelona) es la administración pública del área metropolitana de Barcelona, una gran conurbación urbana formada por un total de 36 municipios.

Ver La vivienda en España: un derecho por conquistar, aporte de Ada Colau a Ciudades, una ecuación imposible. Belil, Borja y Corti (editores), Editorial café de las ciudades, Fundació Fòrum Universal de les cultures, Buenos Aires, 2012.

Otros libros publicados por café de las ciudades que analizan el “Modelo Barcelona”: Luces y sombras del urbanismo de Barcelona y Revolución urbana y derechos ciudadanos, ambos de Jordi Borja.

Sobre el tema, ver también Archivo crítico modelo Barcelona, 1973-2004, de Josep Maria Montaner Martorell, Fernando Álvarez Prozorovich, y Zaida Muxí Martínez (editores). 2011. Ajuntament de Barcelona – Departamento de Composición Arquitectónica del ETSAB-UPC. 

Sobre el “Modelo Barcelona”, ver también entre otras notas en café de las ciudades:

Número 21 | Política 
Barcelona y su urbanismo | Exitos pasados, desafíos presentes, oportunidades futuras. | Jordi Borja

Número 24 | Lugares 
1,2,3, ¿muchas Barcelonas…? | Impresiones de un bárbaro en el Mediterráneo, o ¿por qué el urbanismo del Fórum 2004 no le gustó a nadie y en cambio caminar por Gracia es tan ‘guai’? | Marcelo Corti

Número 63 | Política de las ciudades 
Gente de Nou Barris| La transformación de la periferia en la Barcelona post-franquista | Marcelo Corti

Número 65 | Arquitectura y Planes de las ciudades 
Método y modelo de Barcelona | Entrevista a Oriol Bohigas: la arquitectura debe asegurar la continuidad legible de la ciudad | Marcelo Corti

Número 71 | Lugares 
Tímido elogio de la plaza del MACBA | Y algunos apuntes sobre el esponjamiento y la gentrificación | Carmelo Ricot

Número 87 | Política de las Ciudades (I) 
Siete líneas para la reflexión y la acción | Después de la “burbuja” inmobiliaria en Barcelona | Jordi Borja

Número 104 | Política de las Ciudades (I) 
Carta desde Barcelona: elecciones y campamentos en las plazas | Los Indignados y la construcción colectiva de una acción política | Jordi Borja

Número 111 | Cultura de las ciudades (III) 
De Barcelona al Mundo | Prólogo a Luces y sombras del urbanismo de Barcelona | Manuel Castells

Número 124 | Planes y Política de las ciudades 
El uso del Modelo Barcelona en Buenos Aires| “Vos rodaste por tu culpa…” | Marcelo Corti 

Número 141 I Política de las ciudades
Sobre la Revolución urbana I Urbanismo ciudadano o urbanismo globalizado I Por Jordi Borja

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Barcelona después de Barcelona https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/barcelona-despues-de-barcelona/ Mon, 02 Mar 2015 23:34:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=9172 Llego por cuestiones personales a Barcelona tras varios años sin visitarla, y por primera vez después de la crisis económico-inmobiliaria española. El tiempo es limitado, los encuentros con amigos y amigas son escasos y mi mirada a la ciudad, mi interpretación de los cambios urbanos se hace especialmente subjetiva. Contradiciendo a Baudelaire, la ciudad no ha cambiado...

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Llego por cuestiones personales a Barcelona tras varios años sin visitarla, y por primera vez después de la crisis económico-inmobiliaria española. El tiempo es limitado, los encuentros con amigos y amigas son escasos y mi mirada a la ciudad, mi interpretación de los cambios urbanos se hace especialmente subjetiva. Contradiciendo a Baudelaire, la ciudad no ha cambiado tan rápido “¡ah!, como el corazón de un mortal”. Mi paseo es una extraña deriva; lejos de la definición oficial situacionista (“la práctica de una confusión pasional por el cambio rápido de ambientes“) es el desvío por una dimensión interpretativa que trasciende el tiempo histórico y el espacio.

El impacto visual más inmediato es el producido por la proliferación de las senyeras en todos los edificios. La bandera catalana es la evidencia de un sentimiento independentista (moderado en Barcelona, muy fuerte en el resto del país catalán) que no es precisamente de izquierda sino más bien una inteligente estrategia de Convergència i Unió. Esto marca un dilema para la joven fuerza de Podemos y su aspiración a ganar la elección nacional de este año: hoy no se gana Cataluña sin apoyar la independencia, pero si Cataluña se independiza una fuerza de izquierda no ganaría España… Mientras tanto, en una calle de Roquetes escucho a un recolector de residuos preguntarle a su compañera de trabajo “¿es que tú conoces alguien que haya venido de Sudamérica y le guste trabajar? Habrá alguno en sus países, pero los que vienen aquí…”. Así son las crisis, parece.

Los nativos hablan de descomunales embotellamientos de tránsito que no alcanzo a advertir; la culpa se la atribuyen al congreso de “móviles” que, dicen, dejará 500 millones de euros en las arcas de la ciudad. Mientras tanto, Cerdá y su Ensanche cantan cada día mejor, la Ronda de Dalt también y el invierno alivia un poco de masas turísticas los recovecos de la Ciutat Vella, exceptuando la irrecuperable Plaza Real. Alquilo una bicicleta y el encargado me recomienda un paseo “Modelo Barcelona”: “vas por la Diagonal a la Torre Agbar, esa que tiene forma de pepino” (no sé si el encargado es mojigato o detallista), “luego doblas a la derecha y llegas al mar, visitas el puerto de las Olimpiadas del ´92 y por la playa llegas al hotel en forma de vela, como el de Dubai”.

Hay contingentes de chicos de secundaria en sus vacaciones de invierno, el mar está hermoso y frío y hay nuevos edificios para visitar. El “Borne”, el Mercado del Born, ha quedado muy bonito, pero más llamativo es el Mercat Dels Encants, frente a la Plaza de las Glorias Catalanas. La Plaza está finalmente en proceso de remodelación, pareciera que con un proyecto atractivo pero, según algunos, demasiado caro para lo que logrará. La pregunta del millón es si el proyecto terminado logrará darle un orden urbano a los hoy aislados monumentos que se suceden en línea: el Auditorio de Moneo, el teatro de Bofill, el nuevo Mercat de Fermín Chavez, el Hub de Diseño de MBM y la Agbar Parc de Jean Nouvel. En la torre, Nouvel falla en el diseño de la llegada a tierra, pero no en crear un edificio icónico; en el Parc Central de Poblenou, en cambio, falla en todo (salvo en el cobro de honorarios): un parque aislado de su barrio y horrorizado del vacío, pedante y patético de su propia pedantería.

En el Hub se luce una buena exposición sobre Barcelona como Metrópolis, aunque con más brillo gráfico y abundancia de datos que generosidad propositiva. Un detalle inquietante: el panel dedicado a la relación de Barcelona con el mundo muestra un mundo rengo, al que se le ha extirpado todo lo que hay al sur de su Ecuador. El Centro y el Sud americanos, el Africa meridional y Oceanía no forman parte, parece, del mundo al que aspira llegar Barcelona.

Alrededor del Mercado de Santa Catalina renovado por Miralles, y entre el distrito 22@ y la Zona Fórum, abundan los desarrollos de principio de siglo XXI, nuevos edificios desarrollados a partir de las respectivas renovaciones urbanas, en una carrera luego frenada por la crisis. Las playas de estacionamiento sobre baldíos que esperan mejores tiempos económicos son como marcas arqueológicas de los procesos inmobiliarios. Mientras tanto, las pancartas emprendedoristas del Ayuntamiento pululan por toda la ciudad, pregonando las virtudes barcelonesas para la innovación y los mitos de moda de la cultura empresarial capitalista.

Pareciera que el 22@ es un exitoso proceso de transformación urbana, aunque es muy dudoso como área de innovación tecnológica o incubadora de empresas TIC. Abundan los hoteles, las universidades y los proyectos inmobiliarios, pero es más fácil encontrar saludables supervivientes de los viejos tiempos industriales (talleres mecánicos, depósitos) que empresas de innovación. Las chimeneas permanecen como signos (¿acusadores?) de un Manchester catalán que no fue remplazado por un Silicon Valley con vista al Mediterráneo

El Can Ricart, por cuya preservación edilicia y simbólica se peleaba en mi última visita, sigue abandonado. Tuvo más suerte, o fue más inteligente la pelea barrial, en el Can Batlló, al otro lado de la ciudad, en la Bordeta, objeto de un proyecto colectivo de autogestión que hasta incluye un proyecto de viviendas de protección oficial gestionado por Sogeur y financiado por Triodos, el banco “bueno”, ético. Según la socióloga Mariela Iglesias, vecina y estudiosa del caso, Can Batlló es el mejor referente de gestión ciudadana “bottom-up” en Barcelona.

Entre edificios correctos y otros pedantes (con frecuencia, muy pedantes) descubro una joya, relativamente pequeña…: el Can Framis,una antigua fábrica textil hoy reciclada como museo de arte contemporáneo por la Fundación Vila Casas. Un patio rodeado por las dos naves industriales que sobreviven,  otra reconstruida y una losa visera, accesible por el espacio bajo esta y por un hueco entre las crujías. Todo el conjunto descansa en medio de la manzana, rodeado de una parquización sencilla, muy arbolada. La gradación y articulación entre vacíos con distinto tratamiento y apropiación generan una agradable variedad espacial; los quiebres direccionales (resultantes de la persistencia arqueológica) y la alteración del esquema de masas construidas y vacíos son interesantes variaciones del modelo tradicional de manzana del Ensanche. En el lado nordeste, el único detalle arquitectónico, sencillo e impactante a la vez: un gigantesco banco, adaptable a todas las posturas humanas, recibe a oficinistas en su horario de comida y en general a cualquier paseante que desee disfrutar del sol, de la sombra y del ocio urbano. Un alivio frente a la chabacanería del Parc Central del Poble Nou y la desolación de la Zona Fórum. Un espacio público bien logrado, que no es poco: fue así que nos conquistó Barcelona, cuando éramos inocentes.

MC

La frase de Baudelaire, en:

Número 37 | La mirada del flâneur 
El spleen de París | Esa santa prostitución del alma. | Charles Baudelaire

La definición oficial de “deriva”, en

Número 7 | Cultura Nuestros antepasados (I) 
Situacionistas: la deriva y el placer | El urbanismo contra la sociedad del espectáculo. | Marcelo Corti

Sobre Can Batlló, ver la página “oficial” y el video Can Batlló, un gegant invisible.

Sobre Barcelona y el “Modelo Barcelona”, ver en este número la entrevista a Ada Colau y también, entre otras notas en café de las ciudades:

Número 21 | Política 
Barcelona y su urbanismo | Exitos pasados, desafíos presentes, oportunidades futuras. | Jordi Borja

Número 24 | Lugares 
1,2,3, ¿muchas Barcelonas…? | Impresiones de un bárbaro en el Mediterráneo, o ¿por qué el urbanismo del Fórum 2004 no le gustó a nadie y en cambio caminar por Gracia es tan ‘guai’? | Marcelo Corti

Número 63 | Política de las ciudades 
Gente de Nou Barris| La transformación de la periferia en la Barcelona post-franquista | Marcelo Corti

Número 65 | Arquitectura y Planes de las ciudades 
Método y modelo de Barcelona | Entrevista a Oriol Bohigas: la arquitectura debe asegurar la continuidad legible de la ciudad | Marcelo Corti

Número 71 | Lugares 
Tímido elogio de la plaza del MACBA | Y algunos apuntes sobre el esponjamiento y la gentrificación | Carmelo Ricot

Número 87 | Política de las Ciudades (I) 
Siete líneas para la reflexión y la acción | Después de la “burbuja” inmobiliaria en Barcelona | Jordi Borja

Número 104 | Política de las Ciudades (I) 
Carta desde Barcelona: elecciones y campamentos en las plazas | Los Indignados y la construcción colectiva de una acción política | Jordi Borja

Número 111 | Cultura de las ciudades (III) 
De Barcelona al Mundo | Prólogo a Luces y sombras del urbanismo de Barcelona | Manuel Castells

Número 124 | Planes y Política de las ciudades 
El uso del Modelo Barcelona en Buenos Aires| “Vos rodaste por tu culpa…” | Marcelo Corti 

Número 141 I Política de las ciudades
Sobre la Revolución urbana I Urbanismo ciudadano o urbanismo globalizado I Por Jordi Borja

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Una chispa para despertar a los gobiernos locales https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/una-chispa-para-despertar-a-los-gobiernos-locales/ Mon, 02 Jan 2012 21:24:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6481 El pasado 11 de diciembre de 2011 nos sorprendió con la noticia de la adopción de la Carta-Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad, por parte del Consejo Mundial de CGLU (Ciudades Gobiernos Locales Unidos), reunido en Florencia (Italia), a propuesta de la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos. Este es el...

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Fuente: NE.RE.AS (Asociación de Alumnos de Posgrado ETSAM, Universidad Politécnica de Madrid)

El pasado 11 de diciembre de 2011 nos sorprendió con la noticia de la adopción de la Carta-Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad, por parte del Consejo Mundial de CGLU (Ciudades Gobiernos Locales Unidos), reunido en Florencia (Italia), a propuesta de la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos. Este es el primer compromiso de alcance mundial que consagra el derecho a la ciudad. No es un instrumento internacional, en el sentido que no es aprobado por los Estados, ni integra el sistema internacional de derechos humanos, y por tanto no tiene un sistema de exigibilidad creado, sino que son las ciudades las que serán invitadas a suscribirlo. Es decir que las ciudades que lo deseen pueden comprometerse a observar estos derechos y a implementar las políticas públicas que allí se proponen.

Este instrumento surgió al calor de los Foros Sociales Mundiales -a la par y en diálogo con la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, impulsada por los movimientos sociales-  por los representantes de los gobiernos locales participantes del Foro de Autoridades Locales (FAL), que por iniciativa de CGLU se ha venido reuniendo desde 2006 para construir esta Carta Agenda Mundial de los Derechos Humanos en la Ciudad.

En 2007 fue convocado un grupo de académicos y referentes, entre los que tuve la suerte de participar, para redactar el primer borrador. Este texto fue posteriormente discutido y enmendado por representantes electos/as de los gobiernos locales, expertos/as y representantes de la sociedad civil de los cinco continentes entre 2009 y 2010. En un primer momento la iniciativa tuvo el liderazgo de la Diputación de Barcelona (la ciudad de Barcelona ya había sido líder del proceso de la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad, hoy vigente en mas de 300 ciudades) y después el de la ciudad de Nantes y de la Región Pays de la Loire. La propuesta fue sumando complicidades y se ha ido discutiendo de forma colectiva en varios escenarios internacionales, como las tres últimas ediciones del FAL y del Foro Social Mundial (Nairobi, 2007; Belém do Pará, 2009; y Dakar, 2011), el V Foro Urbano Mundial de UN-HABITAT (Rio de Janeiro, 2010), el IV Foro Mundial de Derechos Humanos de Nantes (2010) o el III Congreso Mundial de CGLU (México, 2010).

Las características de este documento son novedosas. En primer lugar, se trata de un acuerdo inter-ciudades, no de carácter internacional, es decir su vigencia solo será en el ámbito del territorio de los gobiernos locales que adhieran a él. Claro está que estos gobiernos deberán aplicarlo en los marcos constitucionales de los países a los que pertenecen.

En segundo lugar se denomina Carta Agenda, porque además de un conjunto de derechos, la Carta propone un programa de acción para la realización de esos derechos en el corto y mediano plazo. Inicialmente se incluía un estándar de compromisos en uno, cinco y diez años, pero finalmente se optó por la referencia genérica del corto y mediano plazo.

En tercer lugar, es un documento de fácil adhesión, pues no requiere el complejo sistema de aprobación y ratificación de tratados internacionales, tanto en el ámbito interno como en el internacional, sino que basta con la manifestación de voluntad de los gobiernos locales, los que deberán validarlos de acuerdo a sus cartas orgánicas o constituciones locales.

En cuarto lugar, si bien algunos derechos que se protegen en la Carta Agenda ya están contemplados en otras Cartas, leyes, constituciones y tratados internacionales de derechos humanos, la Carta pretende destacar la necesidad de tutelarlos en un ámbito específico, que es el ámbito urbano. Se puede decir que son los derechos humanos redefinidos en clave urbana

Fuente: La Comuna 12

Respecto a la Carta Mundial de Derecho a la Ciudad, aunque al menos dos de los redactores participamos en ambos procesos, tiene algunas diferencias, que se justifican en los consensos que fueron necesarios arribar con diferentes auditorios de discusión. Entre las diferencias y tensiones que han provocado matices en el debate y que aún debemos abordar en el futuro, se observan:

– La discusión entre europeos y latinoamericanos sobre la expresión «derecho a la ciudad», en lugar de la de «derechos humanos en la ciudad» utilizada, por ejemplo, por la Carta Europea y ahora en la Carta Agenda. En el caso de nuestra región pretendemos dar más énfasis a la dimensión colectiva del espacio protegido. No sería lo mismo, desde esa perspectiva, limitarse a garantizar el derecho individual o grupal a no ser discriminado en la ciudad o el derecho individual a la salud en una ciudad insalubre, que impulsar la existencia de ciudades igualitarias, salubres y habitables para todos (Pisarello, Gerardo y Tedeschi, Sebastián. Transformar la ciudad en un mundo global. Apuntes para un debate sobre la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad desde una perspectiva de derechos humanos, publicado en “El Derecho a la Ciudad en el Mundo”, Enrique Ortiz, Lorena Zarate, Compiladores. Ed. HIC-AL, México). Aunque esta diferencia subsiste en el título, la Carta agenda integra el derecho a la ciudad como uno de los derechos protegidos.

– La discusión sobre si se trata del derecho a la ciudad o los derechos a las ciudades, como lo sostienen los movimientos sociales norteamericanos, aun no fue desarrollada, pero al menos ya está expresada por los amigos del norte y puede enriquecer los contenidos construidos hasta el momento.

– La crítica al abordaje insuficiente de la perspectiva de género, lo que motivó la propuesta de la Carta por el Derecho de las Mujeres a la Ciudad, instrumento que propone enfatizar los desafíos pendientes para lograr las ciudades equitativas y democráticas, retomando la “Carta Europea de la Mujer en la Ciudad” (1995) y las declaraciones del Encuentro “Construyendo ciudades por la Paz” y la “Declaración de Montreal sobre la seguridad de las mujeres” (2002). Dicha Carta plantea en su introducción: “Es una Carta abierta a futuras y nuevas propuestas. Este es el camino construido por las organizaciones de mujeres y feministas en el mundo para alcanzar muchos de los derechos del que estuvimos históricamente excluidas. Articulando esfuerzos entre mujeres de todos los países y regiones, evaluando críticamente los resultados de las acciones, respetando la diversidad que nos caracteriza (clase social, etnia, edades, nacionalidad, cultura) y consensuando intereses en pos de la utopía de “otro mundo posible”, donde la diferencia sexual no se traduzca necesariamente en desigualdad social. De las experiencias, las mujeres aprendimos a construir, reformular, proponer y avanzar”. Algunas de estas propuestas están incluidas, pero aún falta un abordaje más profundo, en la línea de lo que plantea Zaida Muxi (ver por ejemplo, Reflexiones en torno a las mujeres y el derecho a la vivienda desde una realidad con espejismos).

– La cuestión urbano–rural, con críticas formuladas desde diferentes sectores. Una primera sostiene que promover una carta del derecho a la ciudad significaría promover el modelo de ciudad capitalista segregacionista existente. Los críticos sostienen que el modelo de desarrollo urbano es predatorio respecto del modo de vida de las comunidades tradicionales en el área rural y que la promoción del derecho a la ciudad sería apoyar este modelo excluyente. En un sentido superador se encuentra la propuesta de David Harvey, en la línea de Henry Lefebvre, que construye una noción del derecho a la ciudad para construir otra ciudad distinta en la perspectiva de la justicia socio-espacial (ver David Harvey, Right to the City). La segunda crítica sostiene que existen distintos tipos de ciudades y en tanto para algunas la lista de derechos sería poco exigente, para otras sería un estándar de imposible cumplimiento. Esta crítica no pretende denostar el derecho a la ciudad, sino que aspira a que el modelo de ciudad no sea solo el de las metrópolis inserta en el mercado internacional, sino también las pequeñas y medianas ciudades.

Fuente: Mangum

En la misma línea que la Carta Mundial, la Carta Agenda presenta una serie de derechos humanos específicos en el ámbito urbano. Mientras la Carta Agenda se preocupa por establecer la aplicación de los derechos humanos en el contexto local, la Carta Mundial procura crear nuevos derechos humanos urbanos.

El punto de partida es el enfoque de derechos humanos, por ello la Carta ubica al derecho a la ciudad como parte interdependiente de los derechos humanos y el propósito de promover y consolidar los derechos económicos sociales y culturales, civiles y políticos en las ciudades (Preámbulo, párrafos 1 y 2). Esta intención está orientada a promover la justa distribución de la riqueza producida en la ciudad (Preámbulo, párrafo 2).

La Carta Agenda resalta las virtudes de la ciudad en tanto comunidad política y señala a los gobiernos locales como destinatarios, exigiendo un amplio debate y consenso en cada ciudad. Entre sus principios establece los de igualdad y no discriminación, responsabilidad compartida, democracia participativa, dignidad humana, sostenibilidad social y ambiental y cooperación solidaria.

En cuanto al ámbito de aplicación, la Carta Agenda define a la ciudad como municipio de todos los tamaños, aglomerados urbanos, colectividades locales y metrópolis dotadas de un gobierno. Los sujetos titulares de los derechos protegidos serán todas las personas que habitan la ciudad “con vocación de permanencia”, superando así las discriminaciones en contra de los migrantes.

La carta agenda protege un conjunto de derechos políticos, como el de participar en los procesos políticos locales y de gestión de la ciudad, el acceso a la información, a la convivencia pacífica y a la seguridad y establece que la ciudad asume un papel en la gestión de conflictos sociales. En cuanto a los derechos económicos, sociales y culturales, al igual que en la Carta Mundial se protegen: el derecho a la vivienda, agua, servicios públicos básicos, medio ambiente sano y desarrollo sustentable. Finalmente, la Carta propone algunas medidas para implementar y garantizar su aplicación.

ste año habrá que estar atentos, porque el CGLU lanzará su campaña para que los gobiernos locales comiencen a adherir a este texto. Entonces les propongo aprovechar esta oportunidad para que promovamos la discusión pública del texto propuesto e impulsemos a que nuestros gobiernos locales se sumen a esta iniciativa.

ST 

El autor es Abogado UBA, Máster en Derechos Humanos de la Universidad de Andalucía y miembro del grupo de expertos redactor de la Carta Agenda Mundial de los Derechos Humanos en la Ciudad.

De su autoría, ver también en café de las ciudades:

Número 35 | Mensajes al café
Desde Porto Alegre, Sebastián Tedeschi presenta la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad.

Número 101 | Política de las ciudades (I)
Los conflictos urbanos en el territorio y el derecho en América Latina (I) | Antecedentes, situación actual y respuestas del Estado | Sebastian Tedeschi

Número 102 | Política de las ciudades
Los conflictos urbanos en el territorio y el derecho en América Latina (II) | La función social y ambiental de la propiedad | Sebastian Tedeschi

El grupo redactor del documento original de la Carta Agenda estuvo integrado por el autor junto a Jules Patenaude (Coordinador de Consultas Públicas y Participación – Ayuntamiento de Montréal), Davinder Lamba (Coordinador de la Operación Firimbi, Habitat International Coalition – HIC) África Subsahariana – Mazingira Institute, Nicholas You (Experto en Planteamiento Estratégico, UN HABITAT – Asia, Andre Frankovits (Director de Proyectos Internacionales, Human Rights  Council of Australia), Monique Chemillier (Profesora de Derecho Internacional, Universidad de París VII),  Madjid Benchikh (Profesor de Derecho, Universidad Cergy-Pontoise, Paris-Val-d’Oise por la Región Arabe), todos coordinados por Jaume Saura, Presidente del Instituto de Derechos Humanos de Cataluña.

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De Barcelona al Mundo https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/de-barcelona-al-mundo/ Mon, 02 Jan 2012 21:19:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6475 N. de la R.: El texto de esta nota reproduce el prólogo del autor a Luces y sombras del urbanismo de Barcelona, de Jordi Borja, cuya edición para América Latina fue recientemente publicada por café de las ciudades. En un planeta que evoluciona rápidamente hacia la urbanización generalizada, faltan modelos de referencia sobre la gestión de la...

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N. de la R.: El texto de esta nota reproduce el prólogo del autor a Luces y sombras del urbanismo de Barcelona, de Jordi Borja, cuya edición para América Latina fue recientemente publicada por café de las ciudades.

En un planeta que evoluciona rápidamente hacia la urbanización generalizada, faltan modelos de referencia sobre la gestión de la ciudad en el nuevo contexto territorial, tecnológico, cultural e institucional. Sin proponérselo, en las últimas dos décadas, Barcelona se convirtió en un modelo que ha sido estudiado, debatido, criticado y adoptado en universidades y municipios de todo el mundo. Como todo modelo, tanto más cuanto que nadie pretendió modelizar nada, las simplificaciones han deformado la experiencia y las mitologías han llevado a importantes errores en las copias apresuradas de un original deformado. Y sin embargo, hay un caudal de innovación urbana que, pasado por el tamiz de un análisis riguroso y una evaluación honesta, merece ser comunicado y utilizado por quienes, en todo el mundo, incluida la nueva Barcelona, se enfrentan con la gigantesca tarea de adaptarse al crecimiento urbano y metropolitano sin perder la herencia de la ciudad como espacio de convivencia, creatividad y libertad.

Nadie mejor que Jordi Borja para iniciar el estudio del gran experimento de Barcelona tras tres décadas de su trayectoria. Sociólogo y geógrafo urbano de prestigio internacional, líder político y dirigente del movimiento popular urbano bajo la dictadura y durante la transición democrática, teniente alcalde de Barcelona, director del Área Metropolitana, conector de Barcelona con las redes mundiales de ciudades, diseñador de la descentralización municipal y la participación ciudadana de Barcelona, colaborador cercano del carismático alcalde Pasqual Maragall, quien dirigiera Barcelona en el punto álgido de su prestigio mundial, el autor de este libro ha ido más allá de la historia y la memoria para desplegar un análisis que permite, a la vez, entender la experiencia y generalizar sus enseñanzas.

Hay tres componentes sobre los que se construye el análisis. El primero, las características esenciales del urbanismo y la gestión municipal de Barcelona tal y como se consolidaron a principio de la década de los noventa. El segundo, la situación del origen de esta gestión en el contexto social, político e institucional que permite entenderla, así como definir los límites de una posible adaptación a otros contextos. El tercero es la observación de la transformación de la experiencia municipal y urbanística de Barcelona a través de tres décadas en la medida en que cambia el contexto original.

Empecemos por los rasgos básicos de la innovación urbana en Barcelona, aunque advierto que se trata de mi propia lectura y que el lector interesado debe referirse al matizado y documentado análisis presentado en el libro.

Creo que los rasgos distintivos de la gestión de Barcelona fueron: la prioridad al espacio público; el énfasis en un modelo redistributivo de equipamientos, servicios y calidad urbanística hacia la periferia y los barrios populares de Barcelona; la renovación de la ciudad histórica con dispositivos de mantenimiento de sus habitantes en su propio espacio; la importancia acordada a la dimensión arquitectónica y estética de la ciudad; la descentralización municipal articulada a la participación ciudadana; la reforma administrativa y la eficiencia en la administración de servicios; el esfuerzo para articular Barcelona con su área metropolitana mediante mecanismos administrativos y funcionales de coordinación de servicios; la creación de una potente infraestructura urbana y metropolitana aprovechando el lanzamiento de grandes acontecimientos internacionales, tales como los Juegos Olímpicos de 1992; y la activa política de construcción de redes internacionales de ciudades buscando deliberadamente la conexión de lo local con lo global. De dichos aspectos, haré hincapié en lo que a mi juicio es más decisivo: el espacio público como esencia de la ciudad. Y eso quiere decir la construcción de plazas, placitas y mini-lugares de “estar estando” (a veces dos bancos y un árbol en un recodo de una calle estrecha), apoyadas en elementos de arte urbano (de bastante mal gusto en mi visión personal, pero siempre marcantes del espacio) distribuidos en el conjunto de la ciudad, particularmente en densos barrios periféricos que pasaron de ser vivienda de aluvión a ser espacio de vida compartida. La conjunción de diseño urbano, equipamiento urbano e integración social dieron lugar a una ciudad viva en torno a una multiplicidad de lugares que reforzaron una activa vida de calle. La fiesta en la calle, promovida por asociaciones de vecinos y apoyadas por la administración municipal, se conjugo con el pequeño comercio revitalizado para suscitar una calidad de vida urbana que se ha convertido en mito y atracción en el mundo entero.

Un segundo aspecto es la descentralización municipal a nivel de los distritos, articulada con una participación ciudadana en los organismos descentralizados. Diré de entrada que esta experiencia, diseñada e impulsada desde la alcaldía precisamente por Jordi Borja, se encontró con fuertes dificultades en su aplicación por la acción combinada del monopolio de representación buscado por los aparatos de los partidos y por la confusión entre participación y activismo político que llevaron a la crisis del movimiento ciudadano original. Aun así, durante un tiempo Barcelona tuvo mecanismos de gestión a pie de barrio más democráticos y menos burocráticos que muchas otras ciudades.

En tercer lugar, es importante subrayar el posicionamiento de Barcelona en la red global de ciudades, mediante una inteligente utilización de acontecimientos internacionales y una activa búsqueda de cooperación internacional que intentó constituir una red de ciudades que fueran la alternativa a la globalización descontrolada. El esfuerzo más ambicioso, la ligazón con la realidad metropolitana en la que se inserta Barcelona, tropezó con los intereses partidistas de control entre las distintas administraciones –Generalitat, Barcelona y municipios del área metropolitana– que terminaron con la disolución por decreto de las instituciones del área metropolitana por parte de la Generalitat. Es decir, aquí la innovación institucional de la gestión territorial se encontró con la realidad de que se suele gobernar al servicio de la acumulación de poder antes que al servicio de los ciudadanos.

El libro utiliza bastantes páginas en describir y analizar la contextualización de la experiencia, recordando los datos territoriales e institucionales y, sobre todo, la situación histórica de donde proviene el proyecto de una nueva Barcelona. Nació en la movilización de la sociedad para derrocar y superar a la dictadura franquista a partir del movimiento obrero y ciudadano y de una alternativa política democrática que se planteó superar los viejos demonios de la intransigencia y la violencia. Surgió también de un movimiento democrático  nacional catalán que afirmó la identidad no excluyente de una Catalunya que buscaba el reconocimiento de su personalidad histórica, medio aceptada como nacionalidad en la Constitución de 1978 antes de que los vientos de la contrarreforma carpetovetónica soplaran de nuevo en 2010. Fue en ese contexto, donde todo parecía posible, que lo público pudo prevalecer sobre lo privado y a partir de ahí negociar una participación razonable de los agentes económicos y sociales en la gestión de la ciudad. Fue ahí donde arquitectos y urbanistas, que habían estado en primera línea de la lucha democrática, encontraron la posibilidad de innovar para el espacio público, de inventar, de crear sin cortapisas de contables o ideólogos. Y fue en ese contexto donde lideres políticos como Pasqual Maragall y su primer equipo se sintieron con fuerza para saltarse consignas de aparato y doctrinarismos de distinto pelaje.

Pero precisamente los heroicos orígenes que dieron fuerza a la innovación municipal fueron debilitándose conforme se consolidó la democracia; los partidos se hicieron con el control de la política, los movimientos ciudadanos fueron amordazados o radicalizados y las duras realidades económicas condujeron a priorizar la inversión privada y la venta de la calidad urbana de Barcelona. Coincidente con el cambio de guardia en la alcaldía, cuando el carismático alcalde se aventuró, tras muchas dudas, en la conquista a la presidencia de la Generalitat, la innovación urbana se convirtió en gestión eficiente y el modelo urbanístico en modelo predominantemente comercial. Lanzada la imagen de calidad de Barcelona en el ámbito internacional las urgencias presupuestarias condujeron a priorizar la industria inmobiliaria, turística y hotelera, la juerga nocturna y la venta del espacio urbano antes que la preservación de una calidad de vida para sus habitantes. Y como no había mano de obra para este desarrollo extensivo basado en el ladrillo y los servicios personales, fueron los inmigrantes los que aportaron su trabajo y su vida, cambiando el sustrato demográfico de Barcelona, con la multietnicidad concentrada en algunos barrios.

El intento de repetir la estrategia de grandes eventos internacionales para desarrollar la ciudad acabó en el desbarajuste del Forum de las Culturas del 2004 (con la complicidad del que esto escribe) que dejó un patrimonio urbanístico poco utilizable y en contradicción con lo que había sido el crecimiento orgánico y suturado del tejido urbanístico de la ciudad. Grandes inmobiliarias multinacionales iniciaron una manhattanización parcial de Barcelona que asombró a propios y extraños. Las emblemáticas Ramblas se hicieron parque temático del que se ausentaron los locales para dejar paso a los globales. La funcionalmente exitosa experiencia de un área inmobiliaria high tech en el viejo espacio industrial de Poble Nou, el distrito 22@, se hizo pasando por encima de la preservación de la historia y la arquitectura del espacio industrial a pesar de la oposición de la sociedad civil. Y muchos de los núcleos urbanos metropolitanos se embarcaron por su cuenta en operaciones inmobiliarias de gran envergadura contra toda lógica urbanística, pero no exentas de lógica desde el punto de vista de sus promotores.

Este libro explica, en tono mucho más matizado que el que yo he expuesto, el porqué y cómo de la transformación del urbanismo de Barcelona, de cómo las nuevas tramas de intereses económicos y políticos fueron modificando la filosofía y la práctica urbanísticas que hicieron de Barcelona una referencia. No es que todo se perdiera, ni mucho menos, porque hubo una transformación urbana tal durante tanto tiempo que el cambio de rumbo vino a aportar borrones a la experiencia más que a borrarla como alternativa al modelo de crecimiento especulativo que predomina en el mundo.

De la lectura del libro se desprende, al menos por mi parte, la posibilidad de extraer útiles lecciones de la experiencia de Barcelona, pero también los limites de su transposición a otras latitudes. Que la ciudad se define, ante todo, por la existencia del espacio público es un principio hoy día reconocido en todo el mundo. Pero no siempre se entiende la forma en que Barcelona lo hizo, o sea como espacio publico distribuido en el conjunto de la ciudad y basado en el desarrollo espontáneo de la vida de calle y la vitalidad del vecindario. Pueden generarse elementos de apoyo y proteger lo que orgánicamente surge en el tejido urbano, pero no parachutar plazas monumentales o centros comerciales en donde no hay ciudad, tal y como se hace, por ejemplo, en muchos países de América Latina. El énfasis en la descentralización y la participación se ha convertido en máxima de gestión municipal pero aquí también hay que recordar, como lo hace el libro, la importancia de preservar las asociaciones de base, la sociedad civil local, construyendo sobre ella, en lugar de construir dispositivos verticales clientelistas que socaven la autonomía ciudadana. La limpieza en la gestión y la democracia política ciudadana por encima de las querellas partidistas  son también elementos originales de la experiencia barcelonesa que, aunque se hayan ido empañando con el tiempo, aún son útiles recordatorios para tantas ciudades en las que la corrupción suele ser la regla más que la excepción. Y, en fin, la defensa y construcción de identidad cultural local y nacional no son ajenas a la política municipal porque las raíces son locales, aunque luego, como hizo Barcelona, se proyecten globalmente mediante redes de intercambio y cooperación.

Ahora bien, lo que queda claro tras esta lectura es que nada de esto es posible, ni en Barcelona ni en ningún otro lugar, sin una movilización activa y consciente de la sociedad civil local, sin un compromiso de profesionales, en particular urbanistas, en un proyecto cultural de ciudad y sin un liderazgo político competente y democrático que acepte la articulación cotidiana con los ciudadanos de quienes emana su poder.

Sobre todo ello, y mucho más, permite reflexionar este libro que destila una experiencia pionera, con sus luces y sus sombras, y la proyecta en nuestro entorno y en nuestras vidas. No solo en Barcelona sino en todo un mundo urbano en el que los anhelos, necesidades, deseos y sueños de sus habitantes se alimentan de la esperanza de que otra ciudad es posible.

MC

El autor es Catedrático Emérito de Planificación Urbana de la Universidad de California, Berkeley.

De Jordi Borja, ver también en café de las ciudades:

Número 2 | Tendencias
Jordi Borja: La Ciudad Conquistada | “La ciudad es el desafío a los dioses, la torre de Babel, la mezcla de lenguas y culturas, de oficios y de ideas. Sin memoria y sin futuro la ciudad es decadencia”. | Jordi Borja |

Número 15 | Política
“Tendencia no es destino” | Ciudadanía global e innovación en La Ciudad Conquistada, de Jordi Borja. | Marcelo Corti |

Número 21 | Política
Barcelona y su urbanismo | Exitos pasados, desafíos presentes, oportunidades futuras. | Jordi Borja

Número 31 | Tendencias
La Revolución Urbana (I) | Las ciudades ante la globalización: entre la sumisión y la resistencia. | Por Jordi Borja

Número 32 | Tendencias
La Revolución Urbana (II) | De un urbanismo de oferta a un urbanismo de demanda: oportunidades, peligros y abusos. | Jordi Borja

Número 38 | Política de las ciudades (I)
“El circulo vicioso de la marginación” | Jordi Borja y la violencia en el banlieue de París. | Jordi Borja

Número 42 | Política de las ciudades (I)
Espacio público, condición de la ciudad democrática | La creación de un lugar de intercambio. | Jordi Borja

Número 64 | Política de las ciudades (I)
La izquierda errante en busca de la ciudad futura | Un lugar de encuentros múltiples entre gentes diferentes | Jordi Borja

Número 81 | Cultura de las ciudades (I)
François Ascher | Pensamiento crítico y acción en la sociedad hipermoderna | Jordi Borja

Número 87 | Política de las Ciudades (I)
Siete líneas para la reflexión y la acción | Después de la “burbuja” inmobiliaria en Barcelona | Jordi Borja

Número 104 | Política de las Ciudades (I)
Carta desde Barcelona: elecciones y campamentos en las plazas | Los Indignados y la construcción colectiva de una acción política | Jordi Borja

Número 108 | Urbanidad contemporánea
Ciudades del mañana  | Derecho a la ciudad y democracia real | Jordi Borja

Sobre Barcelona, ver también entre otras notas en café de las ciudades:

Número 6 I Economía
La marquetización de las ciudades | Mariona Tomàs analiza el “modelo Barcelona”. | Mariona Tomàs

Número 24 | Lugares
1,2,3, ¿muchas Barcelonas…? | Impresiones de un bárbaro en el Mediterráneo, o ¿por qué el urbanismo del Fórum 2004 no le gustó a nadie y en cambio caminar por Gracia es tan ‘guai’? | Marcelo Corti

Número 39 | Economía de las ciudades
Capital financiero, propiedad inmobiliaria y cultura | David Harvey y Neil Smith explican la ciudad de la renta monopólica. | Marcelo Corti

Número 63 | Política de las ciudades
Gente de Nou Barris | La transformación de la periferia en la Barcelona post-franquista | Marcelo Corti

Número 65 | Arquitectura y Planes de las ciudades
Método y modelo de Barcelona | Entrevista a Oriol Bohigas: la arquitectura debe asegurar la continuidad legible de la ciudad | Marcelo Corti |

Número 65 | Arquitectura y Gestión de las ciudades
Las Ciudades Judiciales | Y las cosas del hacer… | Marcelo Corti

Número 71 | Lugares
Tímido elogio de la plaza del MACBA | Y algunos apuntes sobre el esponjamiento y la gentrificación | Carmelo Ricot

Número 93 | La mirada del flâneur -R(p)
¡Me jumelan los tachines! | Una excursión al Eixample barcelonés | Sergio Zicovich Wilson

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Carta desde Barcelona: elecciones y campamentos en las plazas https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/carta-desde-barcelona-elecciones-y-campamentos-en-las-plazas/ Mon, 06 Jun 2011 19:54:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6158 El día de reflexión ¿elecciones o ciudadanía? “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas” se podía leer en uno de los centenares de papeles colgados de los árboles de la Plaza Catalunya de Barcelona. Era el “día de reflexión” antes de las elecciones. Este día la  ley prohíbe el  debate político público para que cada uno en su casa determine la...

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Foto: acampadabcnfotoCreative Commons


El día de reflexión ¿elecciones o ciudadanía?

Nuestros sueños no caben en vuestras urnas” se podía leer en uno de los centenares de papeles colgados de los árboles de la Plaza Catalunya de Barcelona.

Era el “día de reflexión” antes de las elecciones. Este día la  ley prohíbe el  debate político público para que cada uno en su casa determine la opción a la que votar el día siguiente. Una paradoja, pues las opiniones políticas se construyen colectivamente. Sartre escribió un editorial famoso, en Les Temps Modernes, dos o tres años después del mayo 68: “Eléctions piege à cons” (trampa para imbéciles o gilipollas). Criticaba la “serialización” que impone la democracia “representativa” que homogeneiza las ofertas y se dirige a una población atomizada. Obviamente es conveniente que haya elecciones pero también es lógico el derecho de la ciudadanía a estructurar y expresar sus denuncias y demandas en todo momento. Las oligarquías políticas prefieren el ciudadano atomizado, aislado.  Una forma de tiranía encubierta: no importa mucho que nos quieran más o menos, lo que importa es que no se quieran entre ellos, los ciudadanos activos.

En España, las elecciones del domingo 22 de mayo escenificaron esta idea. Las propuestas conservadoras de los partidos políticos dominantes se complementaban con una forma de entender la política que se dirige a propiciar una ciudadanía pasiva. Las  mayorías más o menos angustiadas e impotentes ante la crisis, más determinadas por miedos individuales que por prácticas colectivas. Y los ciudadanos cómplices, minorías múltiples, los que obtienen o esperan  beneficios del clientelismo, la especulación o la corrupción.  La “jornada de reflexión” simboliza la voluntad de reducir los ciudadanos a átomos de la partitocracia. La reflexión política crítica es  resultado de participar en procesos colectivos, del tipo que sean. El acto individual de ir a votar se deriva de esta participación

El contraste con las plazas ocupadas expresaba el divorcio entre las decenas de miles de personas que debaten de política concreta en los “campamentos ciudadanos” y la clase política dominante, instalada cada día más en otra cara de la realidad, la lucha por el poder y sus privilegios y las relaciones “especiales” con los grandes intereses económicos. Los jóvenes, mayoría en las plazas-campamentos, una gran parte de los cuales se desinteresan de elecciones y partidos, han organizado pacíficamente “otra política”: cuestionan el presente, la “naturalización” de dogmas económicos absurdos, la aceptación de las desigualdades y exclusiones, la democracia “censitaria” basada en la colusión entre los privilegiados económicos y los privilegios de los políticos. Y lo hacen reinventando formas democráticas: las iniciativas y propuestas estallan como fuegos de artificios, los debates en comisión son igualitarios y serios, las asambleas abiertas de funcionamiento riguroso permiten tomar decisiones. La plaza-campamento que en grandes ciudades como Madrid o Barcelona acoge diariamente a miles de personas, es un espacio ordenado, zonas para estar de pie y sentado y caminos reservados para circular, se alimenta a todos los participantes, se limpia, hay  servicios sanitarios, biblioteca, etc. La oficina de prensa y de comunicación, equipada con numerosas computadoras, permite mantener la relación permanente con las redes y con ciudades de todo el país y de fuera. Los reclamos expresan  malestar y exigencias que hoy comparte una gran parte de la ciudadanía: empleo, control bancario, servicios públicos, derecho a la vivienda, denuncia de los privilegios de los cargos políticos, fiscalidad justa, democracia participativa, etc. Muchos ciudadanos, alejados de la vida política, acuden a estas plazas, donde encuentran a gentes que les habla de su misma realidad vital y en donde pueden expresarse de distintas formas.

La ocupación de las plazas de las ciudades españolas en período preelectoral, y especialmente el “día de reflexión”, fue considerada contraria a la ley por la Junta Electoral Central (el tribunal que controla los procesos electorales). Pero ni  ésta ni el Ministerio del Interior se atrevieron a responder al desafío de los acampados. Solo lo intentó, una semana después, en Barcelona, el nuevo gobierno de Catalunya (conservador) con el apoyo incomprensible o ingenuo de la alcaldía socialista de Barcelona, que deberá ceder en pocos días el cargo al candidato ganador de centro-derecha. Como es sabido, la reacción ciudadana obligó a las fuerzas policiales a renunciar al desalojo, después de varias horas de resistencia a la agresión policial y más de un centenar de heridos. Miles de ciudadanos acudieron a la plaza y rodearon a su vez a los policías, que se encontraron entre los acampados del centro y el cordón de los que iban llegando a la plaza. Camiones con toda la infraestructura, mobiliario, computadoras, etc., todo requisado ilegal e injustificadamente, y policías armados sin placa de identificación, huyeron. Probablemente estas ocupaciones no se mantendrán muchos días más en su forma actual. Pero ya nada será igual a antes. Los sueños de la plaza, por sensatos y justos que sean, no caben en las urnas.

 Foto: Jose Manuel MotaCreative Commons


Los ocupantes: están y si se van pronto volverán.

“Hacen falta muchos subversivos para construir un pueblo libre” escribió el escritor católico George Bernanos, autor de uno de los libros más bellos sobre la guerra de España, Le testament espagnol.

Se ha iniciado una nueva etapa política que no tendrá efectos electorales inmediatos (es muy probable que la derecha gane las próximas elecciones generales dentro de unos meses) pero si que generará una conflictividad político-social nueva. El movimiento se empieza a expresar de otras formas: asambleas en los barrios, acciones ante las instituciones políticas, distintas formas de huelga, campañas contra los bancos, iniciativas legislativas, etc. Las redes bullen, no olvidemos su poder. Recientemente en los países árabes, y para buscar un ejemplo en un país, Francia, más similar al nuestro, recuerden la victoria del “no” al referéndum europeo. Las  redes sociales vencieron a las cúpulas partidarias que supuestamente “representaban” a los tres cuartos de la población así como a todos los grandes medios de comunicación que apostaban pro el “si”.  

Resurgirán las acampadas en las grandes plazas, algunas antes del verano, otras después. También es muy posible que estos movimientos se diversifiquen, aunque también sería lógico que encontraran momentos y objetivos unificadores. Las políticas de la derecha lo facilitarán. Como ha ocurrido cuando el impresentable responsable de Interior del gobierno catalán intentó forzar el desalojamiento.

Los políticos y sus expertos, los profesionales de los grandes medios de comunicación y los personajes mediáticos se preguntan ¿pero quienes son?, ¿qué pretende esta gente? Preguntas idiotas, o simplemente retóricas. En las plazas se concentra todo tipo de gentes. La gran mayoría de los acampados son  jóvenes. Pero son mucho más, de toda edad y condición, los que acuden en los momentos álgidos: las asambleas generales, las situaciones de tensión, los interesados en participar en una comisión u otra actividad específica. O ciudadanos que quieren mostrar su simpatía, dar su ayuda o simplemente curiosos que aparecen en las horas y los días propicios. La ebullición de ideas, iniciativas y testimonios no impiden que se concreten propuestas.

En un excelente programa de TV 3 (canal catalán), “30 minutos”, se expresaron diversos ocupantes de la Plaza de Catalunya y de la Puerta del Sol. Sorprendía como la gran diversidad de las entrevistas se traducía al final en un cuadro coherente y comprensible. Dos intervenciones desentonaban: los directores de las dos fundaciones “pensantes” de los partidos dominantes. El director de IDEAS (PSOE)  con actitud de suficiencia y sonrisa forzada que pretendía ser irónica comentaba ante el periodista y dirigiéndose a dos de sus colaboradores en tono burlesco: “en fin, quizás si que podemos dedicar uno de los cursillos de nuestra universidad de verano a este tipo de movimientos”. El de la FAES (PP) se despachaba en el más puro estilo berlusconiano: “todo este lío es cosa de gente que viene del comunismo, de la antiglobalización, los violentos antisistema, los okupas… son gente que no representa a nadie, no van a ninguna parte”. Estos dos cretinos, con vestidos idénticos oscuros, su camisa replanchada y su corbata banal lucían su imagen propia de subdirectores de sucursal bancaria de provincias o de jefes de sección de El Corte Inglés. Ambos eran la prueba más evidente de la degeneración de la política institucional, cuando la arrogancia deriva en ridículo.

Una parte de los acampados, los que posiblemente contribuyen más a estructurar el movimiento y a organizar la actividad político-intelectual diaria, proceden de experiencias anteriores, como señalaba muy bien Joan Subirats en un artículo reciente en El País. No es difícil rastrear sus  orígenes y procedencias. Las protestas ciudadanas contra la guerra del Irak y luego contra la manipulación que hizo el gobierno PP del atentado de Madrid, Los colectivos “ocupas”, más politizados o de segunda generación. El movimiento “altermundista”, los llamados antiglobalización o antisistema por los medios. Los colectivos nacionalistas de izquierda como las “cups” u otros grupos en Catalunya y los potentes  “abertzales” en el País Vasco. Las asociaciones de inmigrantes y los núcleos más activos de intervención en los barrios, los movimientos por el derecho a la vivienda y contra los desahucios. También los sindicalistas de base en los sectores más afectados por la crisis (y resulta sorprendente la prudencia extrema cuando no el silencio de las grandes centrales). Las redes movilizadas contra la ley Sinde (soft libre) y por la defensa de Wikileaks. Los colectivos universitarios que se movilizaron contra el Plan Bolonia y los que se dedican a generar información y debates continuos por la red y por medio de actividades intelectuales (como Sin permiso, Universidad nómada, etc.). Elementos diversos de la izquierda radical, a veces próxima a Izquierda Unida o Iniciativa por Catalunya (los postcomunistas con tintes verdes incorporados) y también otros colectivos más radicales (como Revolta global, próxima al troskismo, grupos anarquistas). Los activistas de iniciativas vinculadas con la memoria histórica. Los  desempleados más o menos organizados. Etc.

Pero sería erróneo concluir que los ocupantes de las plazas son solo una amalgama de estas experiencias y de estos colectivos tan diferentes entre sí. La simple visita a las plazas en sus momentos de máxima concentración permite constatar que en ellas hay mucha gente sin militancia en nada ni experiencia política de ninguna clase. Están ahí por  ser “indignados” contra los poderes económicos y políticos existentes. Les mueve no solo su situación, también y en muchos casos  quizás más aún,  la indignación que les provocan las desigualdades y los privilegios. Y esta indignación es compartida por unos y otros.

El movimiento del 15 m (se inició el 15 de mayo), el de los indignados, también se autodenominó en Barcelona de “democracia real”. Un concepto clave. La democracia no se reduce a su dimensión formal, la representación en las instituciones, los derechos políticos básicos, etc. Todo ello ya es en si mismo  hoy imperfecto, insuficiente, con frecuencia excluyente.  Pero además, la democracia solo se legitima si sus formas sirven para que se  materialicen  políticas públicas universales, que garanticen derechos económicos, sociales, culturales, que reduzcan las desigualdades y supriman los privilegios. Sin derechos reales, es decir ejercitables, la democracia es para muchos una ficción, un fraude.

Foto: MontgomeryCreative Commons


Elecciones y partidos: ¿qué se vayan todos?

No hay política sin riesgo pero hay políticas sin futuro”. Franklin D.Roosevelt.

El que se vayan todos que se respira en las plazas y en general en el ambiente no es la expresión de una total inmadurez política, es el sentimiento de sentirse engañado, defraudadado, menospreciado y abandonado por la clase política dominante. No es un signo de desorden cívico colectivo, es una reacción frente al “desorden establecido”, resultante de un sistema político divorciado de la ciudadanía.

En España, el miedo a tomar riesgos hizo que el gobierno negara primero la crisis, luego no se enfrentará a ella y cuando finalmente tuvo que hacerlo asumió las políticas de sus adversarios, es decir beneficiar a bancos y grandes empresas y hacer pagar el coste económico a los asalariados, profesionales y pmes (pequeñas y medianas empresas) y el social a jóvenes, inmigrantes y desocupados. Una política sin futuro y ahora ya casi sin presente. Nos referiremos principalmente al gobierno y al PSOE que lo ocupa, por ser gobierno y por autodefinirse de izquierda. Haciendo una política de  derechas,  muchos votantes optaron por el original, el PP, con imagen de más firmeza, más creíble que la muy deslucida  copia.

El PSOE ha perdido un millón y medio de votos municipales y también casi todos los  gobiernos regionales. Solamente tiene expectativas de conservar el de alguna región pequeña y, hasta el próximo año, su feudo de Andalucía, en el que no había elección pero en donde el voto municipal del PP ha superado ampliamente al socialismo andaluz. De las seis principales ciudades, el PSOE gobernaba tres (Barcelona, Sevilla y Zaragoza) y las tres las ha perdido. De las tres restantes, Madrid y Valencia ya las había perdido en anteriores elecciones y Bilbao sigue siendo un feudo del nacionalismo vasco. El millón y medio de votos perdidos en los municipios es la misma cifra de votos que ha ganado el PP, una derecha que incluye en la mayoría de casos a la extrema derecha autoritaria y xenófoba.

En teoría, era el momento propicio para una recuperación del voto del histórico Partido Comunista, reconvertido en Izquierda Unida (ampliada con otros colectivos izquierdistas). Ha tenido un  modesto crecimiento en toda España (Catalunya aparte), del 5’5% al 6’3%, algo más de 200.000 votos, es decir un 12% de los perdidos por el PSOE, sin que hubiera otras alternativas a la izquierda del socialismo (excepto en el País Vasco, donde ha emergido el nacionalismo izquierdista , Bildu).

En Catalunya, el otrora poderoso PSUC llegó hace 20 años, en los primeros años de la democracia, al 20 % de los votos y aparecía más como una versión catalana del PCI que del mismo PCE al que estaba estrechamente vinculado. Hoy ya no es y sus herederos, Iniciativa por Catalunya, ampliado con los Verdes y en coalición con los partidos integrados en Izquierda Unida, han perdido 16 000 votos, pasando del 9% a casi el 8,5%. No se han beneficiado del descalabro socialista, que ha perdido en Catalunya más de 200.000 votos y hasta ahora siempre había sido la primera fuerza en las elecciones municipales. Ni del hundimiento del nacionalismo teóricamente de izquierda (Esquerra Republicana), hasta ahora aliada en con ellos y con los socialistas. Es sintomático que haya emergido un colectivo marginal, hasta ahora solo presente en algunos municipios medianos, las Candidaturas de Unidad Popular (nacionalismo izquierdista catalán) que han multiplicado  sus votos, del 0,6% al 2,2%, de 18.000 a 62.000. Y aparece también un voto xenófobo, Plataforma por Catalunya y otros que se acercan a un 3% (sin incluir muchas candidaturas del PP que han hecho una campaña similar).

El caso de Bildu, la izquierda nacionalista vasca, es espectacular y de signo totalmente contrario a los resultados hasta ahora citados. Una coalición que no fue legalizada hasta pocas semanas antes de las elecciones emerge en el País Vasco como segunda fuerza, con más del 25% de los votos, superando al PP y al PSOE, y se acerca al partido nacionalista vasco de centro derecha (30%). Será interesante ver cómo se arreglan para combinar su naturaleza movilizadora con la gestión de algunas ciudades grandes y medianas y quizás de una de las tres  provincias vascas.

Y por último hay que añadir una abstención de más del 46% y un aumento considerable de los votos en blanco, que se han triplicado y que sumados a las abstenciones superan el 50%. El divorcio entre partidos políticos “institucionalizados” y opinión pública es rotundo. Se consolida un voto conservador de derecha-extrema derecha (berlusconiano) y en el extremo opuesto solamente crecen algunas opciones que combinan el nacionalismo con el izquierdismo. La opción mayoritaria es sin embargo la abstencionista, que es también la que corresponde probablemente a la gran mayoría de los jóvenes que ocupan las plazas.

Foto: calafelvalloCreative Commons


Punto final: Volver a empezar.

Nada se ha perdido si asumimos primero que todo se ha perdido”. Julio Cortázar.

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? El PSOE es un partido liberal-democrático, con cierta sensibilidad social, que cuando la economía especulativa estaba en plena expansión pudo implementar diversos programas asistenciales, a la vez que  impulsaba algunas medidas legislativas favorables a los derechos individuales (por ejemplo, respecto a las distintas orientaciones sexuales). Pero su complicidad con el boom inmobiliario y la desregulación bancaria, su temor a aplicar una reforma fiscal que permitiera una redistribución real y su tendencia a la privatización de los servicios públicos, incluidos los de salud y educación, no anunciaban nada bueno. Ante la crisis se puso de manifiesto no solo la falta de liderazgo político, también la total incomprensión del carácter depredador y especulador del capitalismo actual. Los dirigentes socialistas han sido incapaces de plantear la más mínima crítica a los modelos económicos vigentes, aunque fuera en teoría. Ni tampoco proponer, aunque fuera en su discurso, políticas reformadoras, ní las de la socialdemocracia progresista, como Lafontaine, ni las neokeynesianas a lo Obama, ni tan solo retóricas como la “reforma del capitalismo” de Sarkozy. Su incultura histórica, política y económica no tiene límites. Solo entienden de sondeos y siguen prioritariamente a los expertos en comunicación.

La falta de ideas, convicciones y coraje les lleva a someterse a las presiones de los fuertes, los grupos económicos, y a los temores de los ciudadanos atomizados. En consecuencia adoptan las medidas que les indican “los mercados” y pervierten su teórico afán protector hacia la ciudadanía con gestos represivos y autoritarios frente a los más vulnerables, a las principales víctimas: los inmigrantes, los jóvenes. Más del 60% de los inmigrantes están sin trabajo, más del 40% de los jóvenes lo mismo,  y si nos referimos al conjunto de la población activa, la desocupación supera el 20%. Como dicen en las plazas “nos acusan de estar contra el sistema pero es éste el que está contra nosotros”.

No olviden que las gobiernos municipales socialistas han aprobado en los últimos años “normas de civismo” que criminalizan a colectivos sociales enteros, a los que no están debidamente integrados, como jóvenes y desocupados, inmigrantes y pobres, vendedores ambulantes diurnos y grupos festivos en la calle nocturnos, manifestantes “no autorizados” y en general todos aquellos ocupantes del espacio público que no respondan a las normas formales del “ciudadano medio”. No exagero: les recomiendo la lectura de las “normativas de civismo” de Barcelona (aprobadas en el 2006) que fue la primera y ha servido de modelo a las otras, incluso en otros países europeos. El alcalde de Bologna, Cofferatti, me dicen que también se inspiró en ella. El PSOE es un partido simbiótico con  los aparatos del Estado, sus cuadros o activistas son (o esperan ser) funcionarios o empleados de las Administraciones públicas y su militancia o es pasiva o está inserta en redes clientelares. Es difícil de creer que de aquí pueda resurgir algo renovador, aunque es posible que sectores del socialismo, que va estar en la oposición en la mayoría de los casos, sean sensibles o pretendan utilizar las iniciativas críticas y algunas propuestas surgidas de los movimientos críticos actuales.

En el escenario institucional, lo que hay a la izquierda del PSOE es lo que queda de lo que fue el “comunismo”, reconvertido en una mezcla de socialismo democrático teórico, de ecologismo simbólico y de progresismo bien intencionado. En teoría, debería ser una estructura capaz de articular políticamente parte de  los nuevos movimientos, como los indignados de ahora. Pero también viven como organización insertos y dependientes de su presencia en las instituciones representativas y en las administraciones públicas. Su militancia está poco arraigada en las luchas de base, o lo está a titulo individual. Es más simpatizadora  de los nuevos movimientos que coprotagonista de los mismos.

El nacionalismo radical, presente en el País Vasco, Catalunya y Galicia, tiene en la propuesta independentista su principal medio de movilización, pero no deja de ser una fórmula mágica que por ahora no incorpora  un proyecto de transformación social que vaya más allá de generalidades ni una propuesta de estrategia política que aparezca viable en el presente, aunque permita una agitación movilizadora.

No hay que menospreciar ni a los postcomunistas ni a los nacionalistas de izquierda. Por lo menos ambos tienen un sustrato cultural que propone un mundo mejor, una sociedad distinta. Tampoco se puede esperar que sean capaces de integrar en su seno a los movimientos actuales, ni de ofrecerles una perspectiva política a corto plazo. Pero si que pueden aportar experiencias, estructuras estables y capilaridad social. Por ahora están también en la plaza, sin hacerse notar demasiado. No pueden liderar algo que les supera, pero pueden contribuir a su continuidad.

En consecuencia: volver a empezar. Es lo que emerge de las actuales movilizaciones. Construir desde las redes sociales y desde las plazas asamblearias, agregar objetivos y demandas y promover acciones descentralizadas, asumir la diversidad de movimientos y desarrollar gradualmente una alternativa política. La actual crisis es reveladora de que el mundo actual nos lleva a múltiples catástrofes. No podemos esperar que las instituciones y partidos cómplices (por acción o por omisión) de esta situación puedan ahora entenderla, enfrentarse a ella y proponer una alternativa. Los movimientos críticos hoy pueden ser más fácilmente entendidos y atendidos por una ciudadanía que espera propuestas. Y avanzarán  con ideas nuevas y con mimbres diversos.

Como apuntamos anteriormente, es probable que los movimientos actuales vivan un reflujo en las próximas semanas, aunque emergerán momentos fuertes de nuevo. Pero se respira otro aire en la calle, las plazas han sido un escenario de “socialización política” masiva. Volverán pronto las acampadas, las manifestaciones y las campañas, las redes llamarán a rebato, aparecerán iniciativas innovadoras y formas de protesta originales. Volverán, o como dirían en Argentina, “volveremos y seremos millones”. 

JB, 1/6/11

El autor es geógrafo y urbanista. Actualmente dirige el Master en Gestión de la Ciudad en la UOC. Entre 1983 y 1995 formó parte del Gobierno de la ciudad de Barcelona como Teniente de Alcalde, responsable de descentralización y participación, director ejecutivo del área metropolitana, delegado de Relaciones Internacionales y presidente de la ponencia redactora del proyecto de ley especial para la ciudad. Es autor, además de los libros Espacio público, ciudad y ciudadanía y La ciudad conquistada.

De su autoría o sobre su obra, ver también en cafe de las ciudades:

Número 2 | Tendencias
Jordi Borja: La Ciudad Conquistada | “La ciudad es el desafío a los dioses, la torre de Babel, la mezcla de lenguas y culturas, de oficios y de ideas. Sin memoria y sin futuro la ciudad es decadencia”. | Jordi Borja |

Número 15 | Política
“Tendencia no es destino” | Ciudadanía global e innovación en La Ciudad Conquistada, de Jordi Borja. | Marcelo Corti

Número 21 | Política
Barcelona y su urbanismo | Exitos pasados, desafíos presentes, oportunidades futuras. | Jordi Borja

Número 31 | Tendencias
La Revolución Urbana (I) | Las ciudades ante la globalización: entre la sumisión y la resistencia. | Por Jordi Borja

Número 32 | Tendencias
La Revolución Urbana (II) | De un urbanismo de oferta a un urbanismo de demanda: oportunidades, peligros y abusos. | Jordi Borja

Número 38 | Política de las ciudades (I)
“El circulo vicioso de la marginación” | Jordi Borja y la violencia en el banlieue de París. | Jordi Borja

Número 42 | Política de las ciudades (I)
Espacio público, condición de la ciudad democrática | La creación de un lugar de intercambio. | Jordi Borja |

Número 64 | Política de las ciudades (I)
La izquierda errante en busca de la ciudad futura | Un lugar de encuentros múltiples entre gentes diferentes | Jordi Borja |

Número 81 | Cultura de las ciudades (I)
François Ascher | Pensamiento crítico y acción en la sociedad hipermoderna | Jordi Borja |

Número 87 | Política de las Ciudades (I)
Siete líneas para la reflexión y la acción | Después de la “burbuja” inmobiliaria en Barcelona | Jordi Borja

Sobre la movilización de los “indignados” en España, ver también la nota de Fernando Carrión Mena en este número de café de las ciudades.

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¿“Existenzminimum”? https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/existenzminimum/ Mon, 06 Sep 2010 21:12:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=5669 N. de la R.: El texto de esta nota fue escrito originalmente para su inclusión en el libro “Le frontiere infra-architettoniche: Barcellona·L’Avana·Hong Kong”, Ed. No Mad – Yuzu Lab, compilación de artículos de diversos autores, curada por Anna Nufrio, del Politécnico de Milán. En abril del 2005 estalló en España con toda virulencia la polémica de los llamados “minipisos”, a partir del apoyo del Ministerio de Vivienda de España...

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N. de la R.: El texto de esta nota fue escrito originalmente para su inclusión en el libro “Le frontiere infra-architettoniche: Barcellona·L’Avana·Hong Kong”, Ed. No Mad – Yuzu Lab, compilación de artículos de diversos autores, curada por Anna Nufrio, del Politécnico de Milán.


En abril del 2005 estalló en España con toda virulencia la polémica de los llamados “minipisos”, a partir del apoyo del Ministerio de Vivienda de España a una serie de propuestas de investigación de apartamentos de 30 m2 para colectivos específicos, presentadas en Barcelona en el marco del Salón de la Construcción “Construmat”. En dicho Salón se presentó el proyecto APTM (acrónimo de “apartamento”), con el objetivo de investigar y reflexionar sobre el proyecto de viviendas asequibles y adaptables a nuevas necesidades sociales, así como sobre el espacio mínimo habitable de la vivienda social. En dicho evento, seis equipos de arquitectos presentaban sus investigaciones en forma de prototipos, con una superficie media que no superaba los 30 m2. El proyecto APTM contaba con la colaboración del Ministerio de Vivienda, el Departament d’Habitatge i Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona. Tras su visita al Salón, la entonces Ministra de Vivienda sugirió que se podía tener en cuenta la idea de una vivienda mínima de 30 m2 para el nuevo Plan Nacional que se estaba delineando, lo cual levantó una agria polémica en la sociedad y los medios de comunicación.

Sin entrar en dicha polémica –que no es objeto de este trabajo–, desde este artículo queremos remarcar que ello no era un tema nuevo en Cataluña, donde desde años antes se venía apostando por apartamentos de reducidas dimensiones para determinados colectivos, con resultados satisfactorios para la Administración promotora y los usuarios finales. En el presente artículo se analizará en concreto la política de vivienda protegida para jóvenes y adultos mayores impulsada desde los distintos niveles del gobierno catalán a partir del año 2003, con especial énfasis en el análisis tipológico de las soluciones ensayadas hasta el momento. Previamente se explica de forma breve el marco de actuación gubernamental, y se analiza con datos estadísticos la situación social que ha dado lugar a la búsqueda de estas soluciones.

Políticas de construcción de vivienda asequible

Desde el inicio de la burbuja inmobiliaria en el año 2000, y como consecuencia del continuado incremento de precios de la vivienda, nuevos grupos sociales se fueron viendo excluidos del acceso a la vivienda en propiedad, conjuntamente con unos alquileres cada vez más caros en función de la variación al alza del precio del suelo y la vivienda nueva. Ante este panorama, el Estado, que se había desentendido del problema de la vivienda de protección pública durante los años de bonanza económica, se vio en la necesidad de volver a actuar para dar respuesta a estos colectivos desplazados. En el caso que nos ocupa -Barcelona y Cataluña-, las políticas de vivienda pública se despliegan desde tres organismos diferenciados, correspondientes a los distintos niveles de la Administración:

1. El INCASOL (Institut Català del Sòl), principal organismo de desarrollo de la política pública de suelo, dependiente de la Generalitat de Cataluña, a nivel de gobierno de la Comunidad autónoma;

2. El IMPSOL (Institut Metropolità de Promoció del Sòl), órgano de gestión de la Mancomunidad de Municipios del Área Metropolitana, a nivel supramunicipal de la conurbación de Barcelona;

3. El PMH (Patronat Municipal de l’Habitatge), a nivel municipal.

A partir del año 2003, desde estos diversos organismos y tras detectar determinados parámetros de necesidad en los colectivos demandantes de vivienda, se plantea incluir en los distintos planes oficiales nuevas tipologías de vivienda, flexibilizando para ello las estrictas normativas en cuanto a densidad, dimensiones mínimas, etc., creando nuevas claves urbanísticas específicas de aplicación en la ciudad. Estas nuevas tipologías irían dirigidas a dos colectivos concretos, ambos con problemas de acceso a la vivienda tradicional por sus bajos niveles de ingresos: los jóvenes de 18 a 35 años, y los adultos mayores de más de 65 años. Para estos últimos, en general, se promoverían conjuntos de vivienda asociados a servicios sociales específicos, como Centros de día o viviendas tuteladas, dependientes de otros organismos de la Administración, como la Conselleria de Benestar Social.

El impulso normativo que propicia cambios tipológicos va acompañado también de cambios en la gestión, abriendo el abanico de la oferta oficial de Vivienda Protegida –habitualmente de venta, o de alquiler con opción a compra– a diversos tipos de alquiler con precios por debajo de los precios de mercado: el “alquiler protegido” (con precios máximos en función del nivel de renta familiar), el “alquiler asequible” (dirigido a jóvenes hasta 35 años, a adultos mayores de 65 años, y a colectivos con problemas de inclusión social, como las mujeres maltratadas o las familias monoparentales), y el “alquiler social” (para colectivos de más bajos ingresos, que no les permite acceder al denominado “alquiler protegido”). Se intenta así cambiar el perfil habitual de la política de vivienda protegida en España, en un intento por potenciar el alquiler y la sustitución de vivienda cada cierto tiempo en función de la situación vital de cada usuario, en concordancia con otros modelos centroeuropeos y nórdicos.

Diagnóstico de la situación social

Lo que ya se intuía como nuevas necesidades de la sociedad a partir del año 2003, toma forma con datos y estadísticas concretas volcados en diversos estudios, como “El problema de l’habitatge en la vellesa a Catalunya” (Tesis doctoral de Jordi Bosch Meda, publicada por la Fundación Jaume Bofill en el 2007, realizada a partir de los datos aportados por el Censo de Población y Vivienda de 2001) y el “Llibre Blanc de l’habitatge a Barcelona” (Antón Costas; Ajuntament de Barcelona, Insitut Municipal d’Urbanisme, 2007; datos estadísticos reelaborados a partir de una muestra del Departamento de Estudios Fiscales del Ayuntamiento de Barcelona entre los años 2001 a 2004; y datos de la Agencia Tributaria volcados en el estudio “Mercado del trabajo y pensiones en las fuentes tributarias”. 2004.). Este último fue un encargo específico del Ayuntamiento de Barcelona con el objetivo de analizar los problemas de accesibilidad a la vivienda producto del fuerte incremento de precios, e identificar los colectivos con mayores dificultades en este sentido, orientado a la elaboración de recomendaciones que ayudaran a diseñar la política de vivienda de años futuros.

De estos estudios e informes destacamos algunos de los datos obtenidos por los autores citados para el caso concreto de la ciudad de Barcelona:

• Entre los años 2001 y 2004 han subido más intensamente los precios y alquileres de las viviendas más económicas, con lo que los colectivos más perjudicados son precisamente los de rentas más bajas; los que vivían hasta entonces en las zonas de la ciudad con precios inferiores, los que buscan un nuevo alquiler, o los jóvenes.

• El aumento del esfuerzo económico por acceder a la vivienda ha sido mayor para los hogares con menos ingresos, que han visto aumentar dicho esfuerzo a un ritmo del 13% anual, con una media de 21,2 años de ingresos para pagarse una vivienda de segunda mano en el año frente a los 5,5 años que necesitaban los hogares con mayores ingresos. Pero curiosamente dicho esfuerzo, medido en “esfuerzo financiero” (porcentaje anual de los ingresos destinado al pago de la hipoteca) fue disminuyendo, a raíz de la disminución del interés de la financiación hipotecaria, factor que explica la fuerte demanda inmobiliaria de estos años.

• Así y todo, dicho esfuerzo financiero representaba en el año 2004 para el 25% de hogares con menores ingresos un 98.4% de su renta anual para poder pagar una hipoteca, lo que demuestra claramente la imposibilidad de su acceso al mercado de vivienda. Y para el tramo de rentas medias-bajas, dicho esfuerzo se situaba en el 52%. Cabe destacar aquí que para las instituciones financieras el nivel de endeudamiento máximo para otorgar un crédito hipotecario ronda el 35% de la renta anual del solicitante, con lo cual queda claro que prácticamente la totalidad de hogares de rentas bajas y medias-bajas ven imposibilitado el acceso a la vivienda de propiedad en el mercado.

• En términos de alquiler, se detecta que mientras la media de esfuerzo financiero en régimen de alquiler rondaba el 25%, los colectivos con rentas bajas dedicaban un 77.5% de su renta al pago del mismo, y las rentas medias-bajas un 40%, ambos colectivos con niveles de esfuerzo superiores a los mencionados anteriormente del 35%, y que habitualmente se considera que determina el límite máximo de solvencia.

• En el análisis por franjas de edad, se observa un esfuerzo más intenso en los dos extremos del ciclo vital, jóvenes y adultos mayores, que se corresponde con la distribución de renta a lo largo del ciclo de vida de las personas. Se detecta que los menores de 25 años deberían dedicar la práctica totalidad de sus ingresos al pago de una hipoteca, y que para los jóvenes entre 26 y 35 años dicho esfuerzo llegaría al 40%, siempre por debajo del límite de solvencia. Esto mismo sucede con los mayores de 65 años.

1. Diagrama del esfuerzo financiero de compra por edades, representado como % entre la cuota hipotecaria sobre la renta disponible. En naranja, según datos del 2000; en negro, según datos del 2004. Fuente: “Llibre Blanc de l’Habitatge a Barcelona”.

2. Diagrama del esfuerzo financiero de alquiler por edades, representado como % entre el valor del alquiler sobre la renta disponible. En naranja, según datos del 2000; en negro, según datos del 2004. Fuente: “Llibre Blanc de l’Habitatge a Barcelona”.


• En el análisis del caso concreto de los jóvenes, se detecta un retardo en la edad de emancipación. Asimismo, el motivo principal de emancipación deja de ser la formación de pareja, para ser simplemente el independizarse, constituyendo hogares unipersonales o compartidos sin parentesco entre los miembros, lo cual determina la necesidad de nuevas tipologías, disminuyendo claramente el peso de las tipologías tradicionales para la pareja con hijos. Se demuestra la necesidad de un mayor parque de viviendas pero de dimensiones más reducidas para este colectivo.

Fuente: “Llibre Blanc de l’Habitatge a Barcelona”
Fuente: “Llibre Blanc de l’Habitatge a Barcelona”

• En el análisis del colectivo de adultos mayores se vislumbra rápidamente como la pirámide poblacional y la mayor esperanza de vida determinarán en un futuro no muy lejano una fuerte presión sobre las políticas oficiales. En este colectivo, la gran mayoría vive de forma independiente, sustentándose en su jubilación, pensión, o ayudas sociales, aunque en el año 2000 más del 73% tenía unos ingresos inferiores a 360 €/mes. Esta situación de bajos ingresos que impiden hacer frente a un adecuado mantenimiento de la vivienda propia, sumada a una antigüedad media de sus viviendas de 58,4 años, lleva a que una gran parte de ellas estén en condiciones de habitabilidad insalubres o directamente de infravivienda. Se demuestra necesaria una política de sustitución y/o rehabilitación de este parque habitacional específico, en condiciones económicas abordables para este colectivo.

Pirámide de población de Cataluña en el 2005. En la zona central, más claro, se grafíca la población que vive en edificios con problemas de conservación. Fuente: “El problema de l’habitatge en la vellesa a Catalunya”.


• A la problemática de estos colectivos determinados se suma el fuerte impacto producido por los movimientos poblacionales, tanto internos como externos, que aumentan la presión sobre el mercado y las propias políticas oficiales de vivienda, con diversos modelos de asentamiento, tanto de concentración/segregación del tejido existente, como de dispersión, dependiendo en general de las diferencias culturales de cada colectivo. En el estudio se detecta que una vez pasado el período de asentamiento, los requerimientos residenciales de estos colectivos no difieren mayormente del resto de colectivos autóctonos con similares niveles de renta, pero con una estructura de edades diferente –más jóvenes- que aportan un alto potencial de creación de nuevos hogares, presionando sobre el mercado con una fuerte demanda de nuevas viviendas.

Haciendo ciudad…

Las políticas oficiales comienzan a detectar estos cambios en el paradigma de Vivienda de Protección Oficial (VPO) a partir del año 2003, decidiendo realizar algunos emprendimientos piloto en los cuales probar la introducción de cambios normativos que permitan nuevas tipologías de hasta 40 m2 de superficie útil, para lo cual se convocan diversos concursos públicos bajo la órbita del INCASÒL para la promoción de vivienda para jóvenes (“Concurs per a joves arquitectes”; Generalitat de Catalunya, Direcció General d’Arquitectura i Habitatge; Institut Català del Sòl; 2003), bajo la nueva clave urbanística “hj” (“habitatge jove”, vivienda joven). A partir de estas primeras experiencias, desde el año 2004 se da un fuerte impulso a la nueva política de vivienda impulsada por la Generalitat, con la convocatoria de numerosos Concursos de Asistencia Técnica, para asignar a las mejores propuestas arquitectónicas los nuevos proyectos. Estos emprendimientos han representado hasta la fecha un total de 175 actuaciones para la construcción de 7.610 viviendas (“CAT:Concurs d’Assitència Tècnica: concurs d’Arquitectura per habitatge protegit a Catalunya”, volumenes 0 a 9; Generalitat de Catalunya, Departament de Medi Ambient i Habitatge, Direcció d’Habitatge; Institut Català del Sòl; 2006, 2007, 2009; “CIT: Concurs d’Innovació Tècnica: concurs per a la redacció de projectes i la construcció d’edificis d’habitatge protegit amb incorporació de nous sistemes i tecnologies innovadores”; Generalitat de Catalunya, Departament de Medi Ambient i Habitatge, Secretaria d’Habitatge; Institut Català del Sòl; 2008).

4. Plantas en negativo de las distintas propuestas ganadoras de los concursos de vivienda del Incasòl, colocadas todas a la misma escala, agrupadas por tipologías de implantación: se pueden detectar propuestas irregulares, en esquina, entre medianeras, en torre, en tiras, en manzana cerrada, etc. Fuente: reelaboración propia a partir de un dibujo original de X. Monteys, Eduard Callís i Anna Puigjaner.
 

En estas actuaciones, convocadas por el sistema de concursos para garantizar la libre concurrencia y transparencia del proceso licitatorio, se apuesta por el “hacer ciudad” desde la esfera pública, centrando las actuaciones en parcelas de fuerte presencia urbana en la mayoría de los casos, e interviniendo en diferentes escalas y metodologías. Así encontramos desde propuestas de vivienda de compra-venta protegida tradicional, a remodelaciones de barrios históricos o antiguas colonias, pasando por la vivienda dotacional para jóvenes y adultos mayores -en la cual nos centraremos-; con parcelas irregulares en cascos antiguos, entre medianeras, en esquina, a cuatro vientos en nuevos ensanches de extensión urbana; con tipologías irregulares de micro completamiento urbano, en torre, en bloques lineales, etc. Toda esta variedad tipológica, parcelaria, urbana, y de autoría de los proyectos, permite que la política de vivienda oficial, si bien más laboriosa, no produzca bloques indefinidos repetidos hasta la saciedad, sino conjuntos urbanos adaptados a su entorno, de adecuada escala, y que se permiten pasar desapercibidos al contextualizarse, quizá una de las mayores virtudes que podría (y tal vez debería) tener una intervención gubernamental.

5. Una de las primeras experiencias, convocada en forma de concurso para arquitectos menores de 40 años, para reflexionar acerca de la vivienda asequible para jóvenes, bajo la nueva clave urbanística “hj”. En este ejemplo, en un solar de 318 m2 en el Poblenou de Barcelona, donde con la normativa habitual se hubieran podido proyectar un máximo de 19 viviendas, se plantea la construcción de 30 viviendas de hasta 40 m2 de superficie útil, para 1 o 2 personas. Esta es la planta tipo del proyecto ganador, de los arqs. José María de Miguel, Jonathan Tugores, y Sergi Serrat.

… a partir de 40 m2

De este amplio conjunto de propuestas queremos centrar la atención en esas nuevas tipologías de un solo dormitorio, para jóvenes y adultos mayores, las cuales representan aproximadamente un 43% del total de viviendas de las actuaciones (datos tomados del artículo “4.169 viviendas, 91 actuaciones del Incasol a examen”, de Xavier Monteys amb Eduard Callís i Anna Puigjaner; revista Quaderns, nro. 252; 2006).

Según el “Libro de estilo” del Incasòl (“Llibre d’estil dels habitatges de l’Institut Català del Sòl”) se establece para estas tipologías un mínimo de superficie útil computable de 30 m2, y un máximo de 40 m2, con un programa funcional de 1 dormitorio doble, 1 sala con cocina integrada, 1 baño, y 1 zona de lavado independiente, para 1 o 2 personas. No existen mayores lineamientos, más allá de la necesidad evidente de cumplir con otras normativas de aplicación como los estándares mínimos de habitabilidad, o las directivas de accesibilidad. A partir de estos parámetros básicos se configuran diversas soluciones, las cuales buscan -en la mayoría de los casos- conseguir una mayor sensación de amplitud del espacio a través de recursos como las vistas diagonales en la vivienda, la creación de patios o terrazas, la integración del dormitorio a la sala utilizando tabiques móviles o grandes puertas correderas, la integración de los espacios de circulación comunes a la sala o el comedor de manera controlada, etc.

La visión en detalle de tantas propuestas diferentes permite realizar una aproximación a un “catálogo” de soluciones, como variaciones sobre un tema, extrayendo conclusiones generales sobre esta tipología de vivienda mínima. Así podemos ver que se impone casi como una necesidad la integración de espacios y funciones habitualmente separados en viviendas de mayor superficie, abundando las soluciones que unen cocina-comedor-sala, y la práctica desaparición del vestíbulo y pasillos. En las pocas soluciones en que se mantiene la cocina segregada en un ambiente diferenciado, o se configura un vestíbulo, se puede ver como los tabiques que materializan estos espacios, junto con los barridos de puertas correspondientes, limitan las posibilidades de aprovechamiento, y se ven como soluciones “encorsetadas”, reproducciones mínimas de tipologías de mayor tamaño.

6. Apartamentos con vestíbulo de acceso, que generan un exceso de espacios reducidos y barridos de puertas. En el primer caso se propone evitar esto con el uso de correderas, no muy adecuadas para la obra pública ya que suelen presentar problemas de mantenimiento y uso, sobre todo por gente mayor. Células correspondientes a los proyectos (de izq. a derecha): 81 viviendas en Barberà del Vallès / 35 viviendas en El Papiol.

Asimismo, queda claro que las variaciones tipológicas son mínimas, y sin una diferenciación aparente entre las dirigidas a jóvenes y las dirigidas a adultos mayores. Estas células de 1 dormitorio se tratan de manera indistinta para uno u otro colectivo, y entre ellas se distinguen básicamente tres soluciones posibles:

a. dormitorio y sala -con diversos niveles de integración- dando a fachada; y núcleos húmedos retrasados, en general recostados sobre el fondo, en la zona de acceso desde las circulaciones comunes, lo cual permite la creación de plenos de instalaciones fácilmente accesibles desde el pasillo para las tareas de mantenimiento. Es el tipo más utilizado, con ligeras variantes en la conformación del núcleo baño-cocina-lavadero, y con la colocación o no de patios de ventilación asociados a los mismos. La principal ventaja del tipo es el máximo aprovechamiento de la luz y ventilación natural sobre las habitaciones más importantes de la vivienda, permitiendo el diseño de fachadas interesantes y ambientes más luminosos, pero cuando se conforma una única crujía da lugar a bloques de poco espesor y largos pasillos que suponen un ratio de espacios comunes / espacio habitable en el límite de lo aconsejable.

Cuando el planeamiento permite bloques de mayor profundidad se generan crujías dobles con pasillo central, con lo cual el mencionado ratio mejora sensiblemente, pero genera dudas el correcto asoleamiento del 50% de las viviendas, ya que depende de la orientación general del bloque.

7. Distintas soluciones del tipo “a”, sin patios de ventilación. Cocina y baño se recuestan sobre la pared que separa de las circulaciones, permitiendo conductos de instalaciones fácilmente registrables. Las crujías son de muy poca profundidad, entre 6 y 8 metros más el ancho de la circulación. Proyectos: 117 viviendas en Cerdanyola; arq. Jaime Pastor / 48 viviendas en Vidreres; arqs. Carles Bosch y Joan Lluís Frigola / 39 viviendas en Molins de Rei; arqs. Carme Ribes y Pere Joan Ravetllat.

8. Distintas soluciones del tipo “a”, con patinejos de ventilación, que permiten asegurar una mejor ventilación y ocultar los tendederos de ropa, que en el segundo y tercer caso anteriores no quedaba claro dónde se colocan. Proyectos: 60 viviendas en Sta. Perpetua de la Mogoda, arqs. Manuel Mangas e Imma Ortega / 69 viviendas en El Masnou, arqs. Josep Goday y Javier Ramos / 64 viviendas en Vilanova i la Geltrú, Fabregat & Fabregat arquitectes.

9. Agrupación de células en una crujía: excelente orientación para la totalidad de viviendas, a costa de largos recorridos de pasillo. Proyecto: 140 viviendas en Sant Adrià de Besós, arqs. Moisés Gallego y Antoni Font.

10. Agrupación de células con doble crujía y pasillo central: mejor ratio entre uperficies comunes y superficies interiores. Proyecto: 50 viviendas en Palafrugell, arq. Xavier Montsalvatge.


b. dormitorio en el ingreso, junto al pasillo de acceso; núcleos húmedos en posición central; y sala-comedor sobre la fachada. Esta solución se adecua a crujías más profundas, pero adolece de algunos inconvenientes, como la imposibilidad de integración de dormitorio y sala, o los problemas de intimidad y ruido que siempre se generan en la difícil relación dormitorio-pasillo. No obstante, permite un tipo de vivienda más estrecho y profundo, de una única crujía, con lo cual se puede orientar prácticamente el 100% de las salas-comedor a fachada y el correcto asoleamiento, resignando el asoleamiento del dormitorio.

11. Distintas soluciones del tipo “b”, con una crujía más profunda que las anteriores. Es particularmente interesante el tercer caso, por las visuales diagonales que propicia el maclaje de las distintas áreas. Proyectos: 48 viviendas en Les Franqueses del Vallès, arq. Ramón Valls / 28 viviendas en Santa Margarida i els Monjos, Roselló i Sangenís arquitectes / 100 viviendas en Mataró, Espinet·Ubach arquitectes.


c. organización de la vivienda en torno a un núcleo abierto, una terraza semicubierta, con dormitorio y sala retrasados, ventilados e iluminados a través de esta “loggia”; y cocina y baño sobre fachada. O como variante del tipo “a”, estrechando un comedor central y dormitorio y sala en los lados de una terraza abierta. Esta tipología es la menos explorada de todas, pero creemos que plantea interesantes posibilidades, al hacer pivotar la vivienda en torno a un “tema” que da sentido al espacio, y dando un ambiente más a los ocupantes, un espacio abierto especialmente interesante en el clima mediterráneo en el que vivimos. Este tipo también genera crujías estrechas y una gran utilización de superficie de fachadas, por lo que queda muy limitada su posible aplicación a los márgenes marcados por el planeamiento.

12. Distintas soluciones del tipo “c”, con amplias terrazas como centro de atracción. Proyectos: 60 viviendas en Santa Perpètua de la Mogoda, Codina·Prat·Valls i arquitectes associats / 28 viviendas en Calaf, arq. German Català / 47 viviendas en Les Preses, arq. Josep Pla i de Solà-Morales.
 

Respecto a este último tema, los espacios abiertos como parte de la vivienda, muy pocas soluciones apuestan de manera decidida por su incorporación, quedando la mayor parte de las veces como simples balcones. Desde la propia experiencia proyectual, y viviendo y construyendo en el clima mediterráneo, estoy convencido de las bondades de una terraza con una superficie de5 a 9 m2, con una proporción ligeramente cuadrada y que permita la colocación de una mesa y sillas. Así se constituye en un espacio abierto polivalente, que se podría considerar una habitación más de la vivienda, aprovechable durante 9 a 10 meses al año, y con un precio por metro cuadrado construido inferior al de la superficie interior. En este sentido, las normas de los organismos oficiales no tienden precisamente a propiciar este tipo de soluciones, ya que no permiten computar de superficie exterior más de un 10% de la superficie útil interior, con el máximo de 40m2 para el total, con lo cual, en el caso más optimizado y agotando ese máximo obtendríamos un apartamento de 36.36 m2 interiores i 7.2 m2 de terraza, muy ajustados para resolver la organización interna de la vivienda. Entiendo que una ligera variación de dichos parámetros –por ejemplo, no considerando las superficies exteriores dentro del límite de 40 m2 útiles-, permitiría una mayor investigación de tipologías como las de tipo “c” enumerada más arriba, especialmente interesante en nuestro clima. Y el aumento de costo por unidad que conllevaría queda más que justificado al obtener apartamentos pequeños con una “habitación” más.

13. Proyecto de viviendas para adultos mayores que genera una terraza con una proporción tal que permite colocar una mesa y sillas, además de los tiestos y el canario de la “señora Rosa”, y valoriza la terraza abriendo las carpinterías de sala y dormitorio hacia ella. Una amplia puerta corredera termina de dar un espacio diáfano que transmite sensación de amplitud en pocos metros cuadrados de superficie. Proyecto: 24 viviendas para adultos mayores en Altafulla, Tarragona; arqs. Adrian Mallol + Joauim Padró.

14. Proyecto de viviendas para jóvenes que amplia las circulaciones comunes permitiendo expandir la vivienda y hacer uso de los espacios de relación. También se crean pequeñas terrazas individuales con una carpintería de cierre que en invierno permite que funcionen como acumuladores de calor por efecto invernadero. Este fue uno de los primeros proyectos con que se experimentó en las nuevas tipologías, a partir de un concurso para jóvenes arquitectos. Luego se ha sido más estricto con los ratios, y este “derroche” de espacios comunes no se ha podido repetir, pero este ejemplo es una clara muestra de las bondades de este tipo de despilfarros… Proyecto: 24 viviendas para jóvenes en Sant Andreu, Barcelona; arqs. Emiliano López, Mónica Rivera, Guillermo Zuaznabar.

Conclusión

Analizadas las distintas propuestas, sin pretensiones de exhaustividad, queda un amplio abanico de temas que pueden ser objeto de análisis futuros. El panorama que nos muestra el catálogo de soluciones que estos concursos han materializado, es suficiente para demostrar que el apartamento “existenzminimum” (textualmente, del alemán: mínimo de subsistencia; es un concepto que fue invocado por los arquitectos de la “Nueva Objetividad” alemana en los años ’20 del siglo pasado, abocados a proponer nuevas viviendas sociales de bajo costo pero más dignas, buscando su optimización desde el estudio de los mínimos aceptables y necesarios para el ser humano en términos de espacio, densidad, luminosidad, ventilación, servicios básicos, acceso a parques al aire libre, conectividad, e infraestructuras, entre otros) de hasta 40 m2, objeto de debate, es una solución factible y que cuando está bien diseñada genera espacios dignos, que transmiten sensación de amplitud, funcionales, flexibles, y perfectamente adecuados para colectivos sociales específicos. Y este punto es claro: no se considera que sea una solución universal, como no son universales los problemas a los cuales dar respuesta. Es una solución adecuada para personas que viven solas, o en pareja sin hijos, coincidiendo muy bien dicho perfil con los extremos de las franjas de edad estudiadas previamente: jóvenes que buscan su emancipación, parejas noveles, o adultos mayores que ya no tienen a los hijos en casa, viudos, etc.

Asimismo, es una solución adecuada para su gestión en régimen de alquiler, que permite una mayor rotación de usuarios, un adecuado mantenimiento, y una ocupación intensa; siendo también las franjas de edad antedichas las que mejor pueden acogerse a esta opción, ya que los jóvenes en cuanto cambie su situación vital pueden buscar una vivienda más grande; y los adultos mayores pueden vivir en un espacio más acotado y controlado –sobre todo si las promociones van unidas a servicios sociales o asistenciales–, disponiendo de una “renta inversa” (instrumento financiero que funciona como un préstamo con garantía hipotecaria, dirigido a personas mayores de 65 años; la entidad financiera paga al propietario de la vivienda una cantidad mensual de forma temporal o vitalicia, sin que el propietario ni sus herederos pierdan la propiedad de la vivienda, los cuales pueden rescatar la hipoteca al heredar) si son dueños de su propia vivienda, o pagando una cantidad adecuada a sus jubilaciones o pensiones.

Al ser viviendas sensiblemente menores a las tipologías habituales de compraventa de Protección Oficial, permite la construcción de mayor cantidad de unidades con un mismo presupuesto y en un mismo solar, lo cual hace viable su explotación con menores precios. Pero en ningún caso se la ve como una solución generalizable. Estas viviendas mínimas plantean su propia lógica, la cual no es extrapolable para dar solución al problema de vivienda de otros colectivos, con sus propias especificidades. Por todo lo expuesto, desde estas páginas se considera a esta vivienda mínima como una tipología adecuada para el régimen de alquiler asequible, dirigido a dar solución a los problemas habitacionales de los colectivos citados.

Un punto muy interesante que queda por investigar es el concepto de “volumen habitable” por sobre el de superficie útil, el cual ya se planteaba en la exposición APTM que dio lugar al debate de los “minipisos” con que se daba inicio a este artículo. Algunas de las propuestas allí presentadas consideraban espacios con una altura de hasta 4 m., muy por encima de los 2.50 m. legalmente establecidos para la vivienda. La idea de volumen habitable (conjuntamente con la de costo/m3 en lugar de costo/m2) puede dar lugar a viviendas de poca superficie pero con mayor volumen que las actuales, que podrían incorporar el concepto de flexibilidad / crecimiento en función de una futura subdivisión del espacio interior con altillos, dando lugar a una vivienda espacialmente interesante, que puede evolucionar en el tiempo junto con sus usuarios. Creemos que este es un camino válido de investigación futura, que puede dar lugar a interesantes prototipos en los próximos años. Pero sabiendo que habrá que hacer un trabajo pedagógico muy intenso para convencer a administraciones, medios de comunicación, y potenciales usuarios…

AMiM

El autor es Arquitecto, egresado de la Universidad Nacional de La PlataMaster “Historia, Arte, Arquitectura y Ciudad” de la Universitat Politècnica de Catalunya.

Sobre mercado inmobiliario y políticas urbanas en Barcelona y Cataluña, ver también en café de las ciudades:

Número 39 | Economía de las ciudades
Capital financiero, propiedad inmobiliaria y cultura | David Harvey y Neil Smith explican la ciudad de la renta monopólica. | Marcelo Corti

Número 87 | Política de las Ciudades (I)
Siete líneas para la reflexión y la acción | Después de la “burbuja” inmobiliaria en Barcelona | Jordi Borja

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¡Me jumelan los tachines! https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/me-jumelan-los-tachines/ Mon, 05 Jul 2010 23:48:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=5501 * Para leer el artículo completo ver:Zicovich Wilson, Sergio. IMPRESIONES DIGITALES de un viajero ocasional– 1a ed. – Buenos Aires, Nobuko, 2012. ISBN 978-987-584-370-7 N. del A.: “Me jumelan los tachines”: Expresión canaria que significa “me duelen los pies”. O sea, no tiene nada que ver con la geografía de la que estoy hablando. Simplemente, me resultó divertida y decidí...

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* Para leer el artículo completo ver:
Zicovich Wilson, Sergio. IMPRESIONES DIGITALES de un viajero ocasional
– 1a ed. – Buenos Aires, Nobuko, 2012.
 ISBN 978-987-584-370-7

N. del A.: “Me jumelan los tachines”: Expresión canaria que significa “me duelen los pies”. O sea, no tiene nada que ver con la geografía de la que estoy hablando. Simplemente, me resultó divertida y decidí incluirla con desinhibido abuso de mis privilegios de autor.

Un record, lo mío. Para el Guiness. Pero, ¿qué digo… Guiness? ¡Una nueva página en el gran libro de las resistencias heroicas de la Historia: Masada, Numancia, Troya, Leónidas y sus espartanos en las Termópilas! Cierto que, como la mía, todas inevitablemente destinadas a la derrota en los hechos. Pero, también, a la gloria en el recuerdo de cien generaciones. ¡Cómo no agrandarme, si llevo más de 10 días en Barcelona y todavía ni pisé el Parc Güell, el Montjuïc ni la Barceloneta! Apenas subí unos minutos al Tibidabo y -nada más que porque ya estaba ahí- le eché un vistazo de lejos a la torre Collserola, de Foster; rocé, nomás, el Barrio Gótico y recorrí sólo unas cuadritas del Raval. Sí, el Raval. Aunque para el reviente de medio mundo haya sido siempre el Barrio Chino, las almas bellas locales insisten en afianzar el nombre histórico. Supongo que, más que por preservación, por pulcritud, de cara a la moderna Europa unida (otro rebusque que sería irrelevante si los malditos Pirineos no hubieran errado el camino dejando a Cataluña del lado sur). Barrio Chino o Raval, con o sin renovación urbana, no lograron aún que deje de ser el mismo sórdido reducto de siempre: paraíso para románticos irrecuperables y anfitrión -transnacional y global avant la letre– de lumpenes, drogones y putas que, pobrecitas, no logran parecer atractivas ni siquiera en esta ciudad donde el común femenino no ofrece demasiado recreo al ojo del varón heterosexual. Especialmente si se trata de esas chicas progres que, por no pasar por sometidas al machismo burgués, no dedican ni siquiera unos pocos segundos diarios -como sí hacen las más coquetas- al cuidado y acicalado de sus bigotes. Sin embargo, mi mujer sostiene -no importa cuánto se esfuerce un hombre, la lengua femenina siempre será más larga y filosa- que estos varones heterosexuales, en la hipótesis de lograr dar con alguno, tampoco merecen nada mejor. Como sea, una de las chichis del Raval me causó tal ternura que casi cierro trato con ella para un turnito de tía abuela.

(…) 

SZW

Xicovich i Güillsó, anomenat “el Seryi”
Barcelona, 16 de Abril de 2004

Zicovich Wilson es arquitecto, dedicado a proyecto y dirección de obras, escritor y guionista cinematográfico. Es Profesor de Historia de la Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado como funcionario del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en áreas vinculadas a la Arquitectura y el Planeamiento Urbano. Ha publicado numerosos artículos en medios gráficos y digitales especializados de su profesión.

El texto pertenece a su serie de R(p)’s, cuatro de ellas publicadas originalmente en Arquitectura en Línea, de Guillermo García Fahler, y una en Summa+ nº 62 (“Hogar dulce hogar”).

Reflexiones (p) desde Italia

R (p) I # 5
Necrolandia (Fechada: Lucca, mayo de 2003); café de las ciudades nº 90 (abril 2010)

Reflexiones (p) desde Méjico

R (p) M # 1
Pinche enchilada chilanga (Fechada: Méjico DF, diciembre de 2009); café de las ciudades nº 88 (febrero 2010)

El horror… el horror… (Fechada: Cuernavaca, diciembre de 2009); café de las ciudades nº 91 (mayo 2010)

Berretines Olímpicos (Fechada: abril de 2004);café de las ciudades nº 92 (junio 2010)

De Zicovich Wilson, ver también en café de las ciudades su respuesta al cuestionario de Marcelo Castillo en el número 86, Fútbol y Ciudades, A 30 años del ultimo partido de San Lorenzo en el Gasómetro. 

Ver el Glosario de argentinismos

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“El rey desnudo”: la gobernabilidad de la seguridad ciudadana https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/el-rey-desnudo-la-gobernabilidad-de-la-seguridad-ciudadana/ Tue, 02 Mar 2010 00:21:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=5291 Jaume Curbet es Director del Master en Políticas Públicas de Seguridad de la UOC, de cuya Area de Gestión de la Ciudad es integrante. Es Profesor asociado (Estudios de Criminología, Facultad de Derecho) de la Universitat de Girona y ha sido Director del Observatorio del Riesgo de Cataluña y de la revista Seguridad Sostenible. Recientemente se ha publicado en Barcelona su libro El rey desnudo, donde analiza...

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Jaume Curbet es Director del Master en Políticas Públicas de Seguridad de la UOC, de cuya Area de Gestión de la Ciudad es integrante. Es Profesor asociado (Estudios de Criminología, Facultad de Derecho) de la Universitat de Girona y ha sido Director del Observatorio del Riesgo de Cataluña y de la revista Seguridad Sostenible. Recientemente se ha publicado en Barcelona su libro El rey desnudo, donde analiza los fenómenos contemporáneos de inseguridad ciudadana y las respuestas que esta recibe desde el Estado y la Policía. Como advierte Curbet, “Nunca antes se había producido una conjunción tan inquietante entre unos niveles elevados y sostenidos de delincuencia y la cronificación social de un miedo difuso al delito. Resulta llamativo, sin embargo, el contraste entre el abundante ruido (pocos temas reciben tanta atención) y la escasa reflexión que suscita el fenómeno contemporáneo de la inseguridad ciudadana. Basta con etiquetar un problema público como “de seguridad” para que un examen pausado y ecuánime quede descartado; entonces ya sólo parece factible una acción rápida y enérgica que, por impulsiva y desorientada, se verá frecuentemente reducida a una simple gesticulación incapaz de solucionar el problema y que, en el peor de los casos, incluso podrá llegar a agravarlo”. En su análisis, la referencia al celebre cuento del rey y sus “mágicas” ropas refiere a la colisión entre dos hechos que caracterizan las décadas recientes: “la normalización de elevadas tasas de delito y las limitaciones reconocidas de la justicia penal estatal”.

Para ampliar estas cuestiones, café de las ciudades realizó por vía digital esta entrevista a Curbet, cuyo contenido reproducimos:

cdlc: ¿Podría definir sintéticamente que es lo que se entiende por “seguridad ciudadana” y sus implicancias respecto al uso y conformación del espacio público?

JC: La demanda de protección ante el riesgo de ser víctima de una agresión delictiva, ya sea contra la propia persona o bien contra los bienes particulares, se ha incorporado en un lugar destacado en las agendas públicas tanto como en las políticas, no sólo en las sociedades más desarrolladas sino en todo el mundo. Hasta cierto punto, comprensiblemente, la emergencia de esta reivindicación ciudadana de mayor seguridad se explica por la explosión, en los últimos treinta años, de la conocida como “pequeña delincuencia”, es decir los hurtos y los robos, así como las agresiones personales. Sin embargo, este hecho constatable no puede explicar por sí sólo el fenómeno de la inseguridad ciudadana, puesto que a él se le ha unido un aumento aún mayor de la percepción de inseguridad. Hasta el punto que la demanda de seguridad ciudadana se configura en base a la percepción de inseguridad existente en la opinión pública más que a partir de la realidad delictiva.

cdlc: ¿Considera que en general los estados contemporáneos están más preocupados en reafirmar su rol como garantes del orden público que en garantizar la seguridad ciudadana?

JC:Los gobiernos, en términos generales, reaccionan esporádicamente a los brotes de miedo a la delincuencia, en lugar de responder razonada y razonablemente a la evolución de la delincuencia. La paradoja está servida: por una parte, se promueven reformas institucionales y políticas públicas destinadas a superar los límites evidenciados de la justicia penal y a corresponsabilizar a la comunidad en el control preventivo del delito (estrategia comunitaria) y, por la otra, los funcionarios electos -ante las dificultades para adaptar las políticas públicas a la incómoda realidad-, frecuentemente reaccionan politizadamente, ya sea para negar la evidencia y reafirmar el mito estatal del control exclusivo del delito o bien para reincidir en las vetustas recetas de “ley y orden”, de resultados electorales tentadores pero de efectos sociales funestos (populismo punitivo).

Operativo policial en una plaza del barrio del Raval, en Barcelona.

cdlc: ¿A que se refiere con la expresión “inseguridad ontológica”, ocasionada en los efectos negativos de la globalización?

JC: Las incertidumbres y las inseguridades globales propias de nuestra era son descomunales (el cambio climático, por ejemplo) pero difusas (parece que, de momento, afecta a “otros” o bien todavía no se manifiesta en sus efectos extremos) y en muchos casos percibidas localmente como remotas en el tiempo y/o en el espacio. Bien al contrario, el ladrón o el agresor son figuras perfectamente identificables, individualizables, perseguibles, que pueden ser juzgadas y castigadas. Correspondientemente, un robo o una agresión es un hecho concreto, tangible, visualizable, registrable, que permite ser contabilizado y tratado estadísticamente. Qué diferencia, pues, con esta multiplicidad de riesgos difusos, de los que no podemos tener más que indicios y que, a pesar de todo o precisamente por ello, se encuentran en el origen no siempre conciente de la incertidumbre y la inseguridad contemporáneas. El miedo a la delincuencia parece, pues, inventado para facilitar la imprescindible cristalización en un objeto concreto, cercano y visible de este conjunto de incertidumbres e inseguridades que amenazan tan gravemente la cohesión social.

cdlc: ¿Por otro lado, estaríamos más inseguros, entre otras cosas, porque con el avance tecnológico tenemos más cosas que nos pueden robar?

JC: En efecto, en la sociedad del riesgo, el notable incremento de la actividad delictiva, particularmente en sus formas depredativas (hurtos y robos), ha venido acompañando el desarrollo del consumo masivo de bienes semidurables de alto valor económico y simbólico (carros, celulares, accesorios personales, etc.).

cdlc: ¿Hasta que punto la doctrina de la Tolerancia Cero puede considerarse una evolución de la Teoría de las Ventanas Rotas (con sus connotaciones de civismo) y hasta que punto la contradice?

JC: En gran medida, la retórica de la “tolerancia cero” supone una instrumentalización de la “teoría de las ventanas rotas”; la cual, en parte debido a ello, ha sido mal comprendida. La “teoría de las ventanas rotas” establece que cuando se dejan acumular en un barrio los signos de desorden social (alcoholismo, bandas, acoso y violencia en la calle, tráfico de droga) y los de desorden físico (vandalismo, abandono de los edificios, acumulación de basuras y escombros), se socavan los mecanismos de control informal, el sentimiento de inseguridad y la delincuencia aumentan, el mercado de la vivienda se desestabiliza y todas las familias que tienen los medios para ello tratan de irse a vivir en otro lugar para escapar a la estigmatización de una zona que se hunde en una espiral de desorden.

Ciertamente, la particularidad que presenta el sentimiento de inseguridad consiste en que se fundamenta, especialmente, en la proliferación de pequeños desórdenes, actos de incivismo y, aún más, en la incapacidad para evitarlos. Se trata de una sensación de malestar difuso, aunque basado en una realidad: las incivilidades son la primera forma visible, y a su vez anónima, de la delincuencia urbana. A este malestar difuso se le añade la impotencia, generada por la sensación que estos desórdenes constituyen un problema sin solución evidente. Sin embargo, una lectura atenta de la “teoría de las ventanas rotas” permite advertir que este diagnóstico acerca del aumento de la inseguridad ciudadana no reduce las causas, en absoluto, a la expansión de un vandalismo incomprensible que no recibe el castigo adecuado. Bien al contrario, enfatiza la importancia de la negligencia en la gestión urbana. Entonces, la responsabilidad inicial del problema parece recaer en la negligencia, cuando no en la simple inexistencia, de las políticas públicas requeridas para garantizar el orden social tanto como el orden físico en determinados territorios urbanos. Este es el sentido inicial de la “teoría de las ventanas rotas”, que en la perspectiva de la “tolerancia cero” pasa a ser reducida interesadamente a una simple cuestión de “mano dura” policial indiscriminada contra una amalgama -unas veces irrisoria y otras inquietante- de diversos comportamientos urbanos conflictivos. Resulta, pues, imprescindible retomar la intuición inicial -contenida en la “teoría de las ventanas rotas”- y considerar conjuntamente tanto la extensión del vandalismo como la negligencia en la gestión urbana. De manera que la mala gestión de la seguridad urbana, en definitiva, constituye un elemento clave para comprender debidamente el proceso de producción de la inseguridad ciudadana.

Lo viejo y lo nuevo: gárgola medieval y cámara de seguridad en el casco antiguo de Barcelona.

cdlc: Menciona en su libro una policía más preocupada por la resolución de casos espectaculares que por la prevención de la depreciación en el espacio urbano. ¿Podría desarrollar este punto?

JC: Actualmente, la policía se ve confrontada a la necesidad de hacer frente a la extraordinaria movilidad de personas (el control de los flujos migratorios y, en especial, del Tráfico de Seres Humanos), bienes (el creciente tránsito -legal e ilegal- de mercancías a través de unas fronteras cada vez más abiertas) y dinero (no sólo el dinero sucio vinculado al crimen económico y organizado, sino también el procedente del fraude fiscal o la delincuencia económica), lo cual requiere una organización centralizada, dotada de un alto nivel tecnológico y con una importante cooperación en redes transnacionales. Y, simultáneamente, la inseguridad ciudadana demanda intensamente respuestas locales, destinadas a reducir tanto el riesgo real como el riesgo percibido de victimización, en las que la organización policial necesita vincularse cooperativamente con la comunidad. Indudablemente, el primer ámbito resulta claramente más atractivo no sólo para la propia policía sino también para las autoridades y los medios de comunicación. La lucha contra una criminalidad de altos vuelos, en una dimensión crecientemente transnacional, parece encajar mejor con el anhelo moderno de profesionalización policial y, a su vez, con una determinada imagen del trabajo policial -asociado al peligro constante en el enfrentamiento con criminales poderosos (crimen organizado)- incesantemente alimentada por los medios de comunicación. Por consiguiente, la vinculación de la imagen policial a la lucha contra la gran criminalidad permite sostener, mediante la indudable visibilidad mediática de las actuaciones reactivas esporádicas pero espectaculares, la reivindicación constante de mayores dotaciones presupuestarias, de más poderes de actuación, de mejores condiciones laborales y de mayores medios tecnológicos. Nada que ver con una concepción eminentemente proactiva del trabajo policial basado en la lucha cotidiana contra la pequeña delincuencia, mediante la vigilancia disuasiva del espacio público, en contacto constante con la población con el propósito de atender sus demandas específicas de seguridad.

cdlc: Pareciera haber unos discursos muy estructurados de la derecha y la izquierda respecto a la seguridad (relacionados respectivamente a los polos prevención-represión que menciona en su libro). ¿Cuáles son los límites de estas visiones? ¿Ayudan o son parte del problema? Y en general: ¿a que se debe la incapacidad de las izquierdas para estructurar un discurso sostenible y convincente sobre la inseguridad?

JC: La cuestión, a mi entender, no puede reducirse al ámbito meramente político y, por consiguiente, desborda ampliamente el viejo esquema derecha-izquierda. Resulta fácil advertir una inquietante coincidencia entre opinión pública, medios de comunicación y autoridades gubernamentales en el escaso aprecio manifestado por el análisis de las causas (económicas, sociales, culturales) que nos informarían sobre el origen de las diversas manifestaciones delictivas y, por consiguiente, también en la escasa atención a la necesidad de disponer de indicadores mucho más fiables que los actuales (predominantemente de origen policial). Lo cual nos precipita, ineludiblemente, a persistir en políticas públicas de seguridad ciudadana basadas más en las variaciones, con frecuencia incomprensibles, de la opinión pública, en lugar de en un conocimiento fiable y actualizado de la evolución de la delincuencia. A pesar de conocer sobradamente las limitaciones, e incluso los costes y las contraindicaciones, de esta conducta errática, persistimos en esperar a reaccionar en lugar de anticiparnos preventivamente mediante conductas prudentes que nos permitan reducir los riesgos de victimización delictiva.

Industria de la inseguridad y publicidad discriminatoria en la Argentina:un “delicuente” asociado al estereotipo del “cabecita negra”embiste sin éxito contra una puerta marca “Pentágono”.

cdlc: Por un lado, lo que usted denomina “burbujas de seguridad” en el espacio urbano o en sus periferias; por otro lado, una próspera industria de la inseguridad. ¿No es previsible que esta concentración de intereses económicos acentúe los problemas de inseguridad?

JC: Eso es exactamente lo que ocurre. La búsqueda individual de seguridad en el mercado de consumo masivo y compulsivo no pretende tanto satisfacer una necesidad real -obtener un nivel razonable de protección- como alimentar un deseo -ahuyentar el miedo. Esta prioridad acordada al consumo de sensación de seguridad en detrimento de una seguridad efectiva y, por ello, a la persecución de una solución individual a un problema colectivo permite explicar la expansión prodigiosa, en los ámbitos económico y político, del comercio de la seguridad y de la política del miedo respectivamente. Paradójicamente, el éxito indiscutible de ambas formas de explotar el temor ajeno constituye la expresión más clara del fracaso de esta estrategia de seguridad: es decir, cuanto mayor es la percepción de inseguridad más medidas de seguridad se adoptan que, a su vez, aumentan la inseguridad y así sucesivamente. Esta supuesta estrategia de seguridad constituye, por tanto, una auténtica contradicción en los términos; dado que, cuanto más esfuerzo por lograr una seguridad individual de uso exclusivo, mayor tensión, mayor conflicto y confrontación con los demás que compiten, en un espacio común, por lograr la misma quimera y, por consiguiente, mayor inseguridad para todos: es decir, un hormiguero enloquecido. De manera que la persistencia insensata en este despropósito termina convirtiéndola en parte del problema en lugar de la solución.

Entrevista: MC

El rey desnudo – La gobernabilidad de la seguridad ciudadana, Jaume Curbet, Editorial UOC, Barcelona, 2009, 174 pags. de 12 x 17,5 cm. ISBN: 978-84-9788-841-7

Sobre seguridad ciudadana, ver también en café de las ciudades:

Número 26 | Política de las ciudades
La inseguridad ciudadana en la comunidad andina | Políticas contra la violencia en América Latina. | Fernando Carrión

Número 79 | Política de las ciudades (I)
El Muro de La Horqueta | Inseguridad urbana y políticas socio-territoriales en la Argentina | Por Carmelo Ricot y Lucila Martínez A.

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