Este número de café de las ciudades aborda buena parte de los muchos aspectos que componen lo diverso de la ciudad, ese “hecho humano por excelencia” en palabras de Lévi-Strauss. Así, Fernanda Levenzon desarrolla el concepto de un urbanismo que va de la mano del derecho urbano; un amplio grupo de prestigiosas entidades profesionales se manifiestan sobre las recientes inundaciones en Valencia y otras partes del territorio español; Federico Duelli nos introduce a los contextos burocráticos del arte urbano y quien esto escribe visita asombrado la casa Las Nubes de Enrique Amorim en Salto.
En particular, Fernando Díaz considera la metropolización y periurbanización en tanto procesos de transformación en las periferias de la ciudad contemporánea, mientras que, desde una mirada ambiental, Harold Espinel Navas y Alejandro Jurado consideran la necesaria integración de lo rural en las líneas de respuesta y acción frente al cambio climático. Resulta interesante emparentar estas dos reflexiones con los aspectos territoriales que plantea la reciente elección presidencial estadounidense.
Se atribuye al voto rural la causa del triunfo de Donald Trump. ¿Explica adecuadamente el resultado ese segmento demográfico que no llega a un 25% de la población? Es posible que lo que algunos analistas llaman “campo” incluya el emblemático sprawl suburbano, el del vuelo blanco de postguerra o la Edge City de Garreau. Esas periferias que quizás ni se consideren como tales, porque una periferia implica un centro del que al menos se reconoce (aunque fuera a regañadientes) esa centralidad referencial. Son conductas que ya no se explican solo porque las ciudades intermedias y pequeñas reproduzcan un imaginario rural, sino que el desparramo urbano desarrolla su propia cultura territorial. Si los suburbios (que no son rurales) hubieran votado Harris, no ganaba Trump. Sintetizando groseramente los efectos políticos de la dispersión: la “ciudad de los 15 minutos” votó Kamala, los que dependen del auto votaron Trump.
MC (el que atiende)
Portada: imágenes satelitales de Valencia antes y después de la inundación del pasado 29 de octubre (fuente: MAXAR). Obsérvese la escasa o nula afectación del siniestro sobre el antiguo cauce del río Turia, en la parte superior de la imagen. En este número, un grupo de entidades y profesionales se manifiestan sobre el hecho y reclaman incorporar la cultura territorial a la vida social y política de las comunidades.