Dos notas recientes abordan con seriedad sendos problemas actuales de la ciudad de Buenos Aires: el alquiler –sus costos, sus dificultades– y la situación del Centro (así, con mayúsculas, el polisémico Centro de la capital argentina).
Un pacto para vivir, de Federico Poore en Cenital del viernes 5 de mayo, comienza cuestionando las dos grandes familias de discursos predominantes sobre la cuestión del alquiler; por un lado, los que “abogan por la completa eliminación de cualquier regulación a niveles que no se observan en ningún país mínimamente desarrollado”, por otro, el reclamo por “controles de precios o el endurecimiento regulatorio, ignorando evidencia pasada y presente sobre sus efectos contrarios a lo buscado en términos de retracción de oferta y aumento de valores de alquiler”. Poore evidencia las falacias y puntos débiles de estos argumentos, así como las críticas ligeras a la ley 27.551, para luego enumerar una serie de experiencias internacionales (incluyendo algunas muy cercanas a nuestra realidad latinoamericana) que podrían estudiarse para aplicar en nuestras ciudades, sin dejar la solución del problema a un lejano ordenamiento macroeconómico. Desfilan así por su texto las experiencias alemanas o españolas de vivienda pública, las cooperativas y los desarrollos privados con cupo de promoción, los subsidios de la legislación colombiana y los claroscuros de la Ley de Vivienda Promovida en Uruguay, entre otras.
En Notas del CPAU (que se ha consolidado como una revista imprescindible para entender la discusión urbana en Buenos Aires), Néstor Magariños caracteriza la cuestión del Centro como “sustancialmente distinta al de tiempos pretéritos, pues son las centralidades de toda la región metropolitana las que están en juego” y propone algunos caminos para su recuperación: la organización de asociaciones con propietarias/os, una normativa específica de adecuación edilicia; la promoción de la residencia de familias y el completamiento de proyectos públicos como la Diagonal Sur, entre otras.
Los análisis de Poore y Magariños son serios, sus propuestas son honestas y debatibles; en todo caso, ofrecen una actitud superadora a las banalidades y la superficialidad que suele estar frecuente en el debate oh-tan-intelectualmente-sofisticado del urbanismo y la política en la reina del Plata.
MC
Foto de portada: uso y disfrute del Parque Micaela Bastidas, en la ciudad de Buenos Aires. El espacio verde público aparece como una demanda recurrente de la ciudadanía porteña, a la vez que la cercanía a grandes parques parece constituir una fortaleza de su Centro.