Junto a Manuel Herce y Andrés Borthagaray, participamos en noviembre de las primeras Jornadas de Movilidad Urbana y Espacio Público que organizó el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe Distrito 1 en la capital santafesina. En los ejemplos presentados, ciudades de escalas y características muy diversas, la organización del transporte y su impacto en la estructuración espacial resultan claves para configurar la matriz social y ambiental de lo urbano. La movilidad urbana está siendo objeto en estos tiempos de un cambio universal de paradigma (de las ciudades para el auto a las ciudades para la gente), pero una contradicción aún no resuelta obstaculiza el cambio desde la base: como señalamos en nuestra nota de este número sobre “mi ciudad ideal”, la sociedad mide su progreso económico por el número de autos que se venden por año, aunque luego se asombra por el caos del tránsito vehicular. Excelente entonces, y muy necesaria la iniciativa de los arquitectos de Santa Fe (e igualmente destacable la atención que recibimos de Marcelo Molina, Rubén Piacenza y todo el equipo del Colegio, a quienes agradecemos su cordialidad).
La necesidad de encontrarnos y debatir el presente y futuro de nuestras ciudades parece evidente en una Argentina que entra en un año electoral con candidatos más preocupados por la virtualidad y las pantallas que por el territorio que pretenden gobernar. Propuestas como el Consenso Nacional para un Hábitat Digno, que incluimos en este número, apuntan a incidir sobre las políticas futuras. Es necesario renovar y profundizar la discusión sobre las cuestiones urbanas, y es bienvenido que varios colectivos preparen otros encuentros en ese sentido. La UNGS y el Instituto Gino Germani, por ejemplo, anuncian para abril un encuentro sobre derecho a la ciudad. Y en la FADU-UBA vuelve UGYCAMBA, el espacio coordinado por Rolo Macera, que en esa misma línea apunta a un debate prometedor: Hacia nuevos paradigmas de políticas de hábitat.
MC (el que atiende)