Frente a la violencia, y frente a todo.
Para mucha gente, tener convicciones es estar convencido de todo (o tener una sola gran convicción que sirve para todo) y no dudar de nada. No los envidio, aunque a mí me ocurre otra cosa: tengo dudas sobre la mayoría de las cosas, y unas pocas convicciones sobre algunas. Por ejemplo:
Que las vidas son sagradas y toda muerte una tragedia, y muchas muertes, no una estadística como dicen que dijo Stalin, sino muchas tragedias. Cualquier muerte: los normalistas de Guerrero, la gente de Charlie Hebdo, el fiscal Nisman, las víctimas del atentado a la AMIA, Luciano Arruga, Ismael Sosa, todas las muertes (soy todos ellos, para decirlo a la moda). Las muertes que ocasiona o que tolera o que menosprecia el Estado (o los que quieren ser el Estado) son el mayor escándalo de la política, siempre.
Que un gobierno que no te gusta no es por eso una dictadura: es eso, un gobierno que no te gusta y que en la democracia tenés la ocasión de cambiar o, al menos, controlar, mitigar, molestar*. Y si gobernás en democracia, una legislatura que no te apoya una ley o un tribunal que falla distinto a lo que querés, no te está dando un golpe de Estado: te está diciendo que no. Que la democracia es el mejor sistema de todos, con un solo problema: que hay que bancársela. Y que a la democracia no se la adjetiva, es democracia y punto; el resto es discutible.
Que cuando el mundo se presenta en blanco o negro y no te gusta ni el blanco o el negro no sos necesariamente un gris ni un tibio ni un conformista; simplemente sos alguien al que ni el blanco y el negro lograron convencer, y eso es más problema de los argumentos del blanco y del negro que tuyo. Y al que le quepa el sayo que se lo ponga**.
MC (el que atiende)
*: sobre las diferencias entre democracia y dictadura, ver mis respectivas vidas en café de las ciudades.
**: nunca supe lo que significa, pero suena convincente.