Dos notas periodísticas y un texto crítico recientes aportan, al mirarlos en conjunto, algunas pautas para la comprensión de ciertos procesos territoriales en curso. Especialmente, aquellos que se producen en las regiones más ricas o en los enclaves de riqueza dentro del subdesarrollo.
En el Wall Street Journal, Steve LeVine y Christine Haughney cuentan la manera en que “la fiebre inmobiliaria llega a los mercados emergentes”. El truco es que, según la nota, a medida que las naciones estabilizan y modernizan sus economías, se convierten en lugares más seguros para invertir y con precios inmobiliarios que continuarán al alza. Esto implica, obviamente, que los precios de los alquileres aumentarán, lo cual es muy bueno para los brokers inmobiliarios, aunque no parezca serlo para los inquilinos.
La Nación del 27 de febrero reproduce en castellano la nota anterior y, en otra sección, informa sobre Ave María, la ciudad católica que Tom Monaghan, el fundador de Domino´s Pizza, está construyendo en Florida.
Y en Arch´it, Marco Vanucci (arquitecto del estudio de Zaha Hadid) publica el 13 de febrero su nota Dreaming Dubai, donde presenta a la ciudad del emirato como la ruptura del último tabú, “el muestrario residual de todo aquello que hubiera ya podido ser pero que la técnica todavía no estaba en condiciones de realizar”.
Un fenómeno económico-financiero, como la burbuja inmobiliaria; una típica urbanización privada norteamericana con la particularidad de su componente religioso; un paraíso turístico escenográfico y temático. Contexto y productos, respectivamente, de una forma de desarrollo territorial que tiene muy poca relación con la idea humanista de una ciudad compleja, heterogénea y mixturada; con la idea, en fin, de una ciudad democrática.
MC (el que atiende)
(continúa en La burbuja y el kitsch)