La inseguridad ciudadana en la comunidad andina

Tal como se preveía, la gran fiesta por los dos años de café de las ciudades fue una auténtica celebración global. No exenta del placer de la Deriva, su influencia alcanzó geografías tan distantes como Montreal, Roma, Medellín, Rosario, Ciudad de El Paso, Vilafranca, Montevideo, París. En Buenos Aires, en una casa-ciudad escondida en una manzana del barrio de Congreso, la fiesta tuvo la custodia venerable de las cúpulas vecinas. Tango, flamenco, vino y folklore urbano se repartieron entre la terraza y la sala de ensayo.
Gente distinta entre sí hizo estas fiestas, como gentes distintas hacen la ciudad. Nunca sabremos en que otras ciudades, en que otros barrios cercanos, en que otras habitaciones y otras terrazas, otras gentes y otras performances completaban la Fiesta de la ciudad, un domingo a lo largo del mundo.
Habrá otras fiestas, más globales aun, más abarcantes: la Fiesta seguirá y se hará inevitable. Dos clases de amigos harán estas fiestas: los que nos enseñan a develar los misterios de las ciudades, los que nos recuerdan que la ciudad es un misterio.
(continúa)
MC (el que atiende)