Nueva York archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/ciudades/nueva-york/ Revista digital Café de las Ciudades Mon, 06 Mar 2023 17:20:02 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Nueva York archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/ciudades/nueva-york/ 32 32 No vas a ganarle a un original neoyorquino https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/no-vas-a-ganarle-a-un-original-neoyorquino/ Mon, 06 Mar 2023 12:27:49 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=9924 “Seas quien seas, estés donde estés, te vamos a clausurar”. Michael R. Bloomberg, entonces alcalde de Nueva York, durante la conferencia de prensa de la redada del “Counterfeit Triangle” (Triángulo de las falsificaciones), en febrero de 2008. New Land Plaza: You Can’t Beat a New York Original –muestra que se ofrece desde el miércoles 1°...

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“Seas quien seas, estés donde estés, te vamos a clausurar”. Michael R. Bloomberg, entonces alcalde de Nueva York, durante la conferencia de prensa de la redada del “Counterfeit Triangle” (Triángulo de las falsificaciones), en febrero de 2008.

Gana dinero y ¡buena suerte!, 2023. Foto: Canal Street Research Association

New Land Plaza: You Can’t Beat a New York Original –muestra que se ofrece desde el miércoles 1° de marzo al sábado 27 de mayo– analiza los efectos espaciales de la criminalización de los mercados informales y las repercusiones contemporáneas que esto tiene en las aceras y en las fachadas del Bajo Manhattan. En el transcurso de la exhibición, la Canal Street Research Association intentará “piratear” un busto falsificado histórico de Canal Street (la calle que indirectamente da nombre a uno de los barrios más trendy de Nueva York: Tribeca, el “triangle below Canal”), rastreando los antecedentes históricos del objeto para comprender sus condiciones actuales. Anclada en la obra de arte pública Monumental Fruit, de Ming Fay (realizada en honor a los vendedores ambulantes), la investigación especulativa y de archivo para esta nueva puesta en escena adopta varios modos: resurgimiento de las propuestas y obras de arte de Fay, creación de un sistema de exhibición modular en colaboración con la sala común colectiva de arquitectura y búsqueda de una intervención activa en la fachada de Storefront.

Asociación de Investigación de Canal Street en New Land Plaza. Foto: PJ Rountree

New Land Plaza: You Can’t Beat a New York Original –muestra que se ofrece desde el miércoles 1° de marzo al sábado 27 de mayo– analiza los efectos espaciales de la criminalización de los mercados informales y las repercusiones contemporáneas que esto tiene en las aceras y en las fachadas del Bajo Manhattan.

Actualmente, Canal Street Research Association ofrece Storefront como espacio publicitario para imitar el fenómeno cada vez más frecuente del Bajo Manhattan, ese que prioriza los edificios como vallas publicitarias. Este gesto intenta invertir el flujo típico de financiación empresarial mediante la redistribución de los recursos acumulados a través de este experimento para apoyar a los anunciantes de las casas de moda de lujo: los propios vendedores de shanzhai (neologismo de origen chino que surgió para significar contrabando o falso).

Canal Street ha sido durante mucho tiempo el epicentro de los productos falsificados en la ciudad de Nueva York: una vía que atraviesa vecindarios históricamente de inmigrantes y que se ha convertido en un destino donde tanto turistas como neoyorquinos participan en una economía única. Durante algún tiempo, esta confluencia de rutas comerciales globales ha sido posible gracias a una configuración clandestina: tiendas en la planta baja que funcionaban como tiendas de souvenirs de la ciudad de Nueva York en la parte delantera, pero tenían compartimentos secretos para mercancías de lujo de contrabando en la parte trasera.

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Ming Fay, Monumental Fruit (boceto) de Public Art in Chinatown (Asian American Arts Centre, 1988)

Esta resbaladiza reunión de lo legítimo y lo ilegítimo, lo real y lo falso, ha sido una línea guía de investigación para la Canal Street Research Association, una entidad de oficina ficticia creada por la unidad de investigación poética Shanzhai Lyric en 2020. El concepto de shanzhai ofrece un modo diferente de pensar sobre el concepto de autoría, una inquietante comprensión de la propiedad, el robo y el flujo tradicional de intercambio económico. Canal Street es un sitio donde la aceptación de los conceptos de shanzhai ha permitido que los modos informales de comercio sobrevivan en un entorno cada vez más hostil. Canal Street Research Association emplea el bootleg (venta ilegal o clandestina) como un método para re-escenificar, y por lo tanto examinar más de cerca, fenómenos urbanos complejos que pueden pasarse por alto debido a su carácter no oficial o ilícito.

CSRA

Canal Street Research Association se fundó en 2020 en una tienda vacía en Canal Street, el epicentro de la falsificación de Nueva York. Profundizando en las ecologías culturales y materiales de la calle y su larga historia como un sitio que prueba los límites de la propiedad y la autoría, la asociación reutiliza bienes inmuebles infrautilizados como espacios para recopilar historias efímeras, cartografiar tradiciones locales y rastrear los flujos y fisuras de capital. Han ocupado escaparates, edificios de oficinas vacíos y unidades de almacenamiento, y actualmente están ubicados en un sótano debajo de Canal Street.

La entidad de oficina ficticia es operada por Shanzhai Lyric (Ming Lin y Alex Tatarsky), una investigación poética y una unidad de archivo itinerante que se inspira en los productos 山寨 (shanzhai o falsificados) para examinar cómo los piratas utilizan el mimetismo, la hibridez y la permutación para deleitarse y revelar el artificio de las jerarquías globales.

Ming Fay es un escultor con sede en la ciudad de Nueva York célebre por sus representaciones escultóricas a gran escala y realistas de plantas, frutas, árboles y otras formas orgánicas. Fay ha exhibido internacionalmente y numerosas ciudades le han encargado crear esculturas públicas. Nacido en Shanghái en 1943, Ming Fay creció en Hong Kong y se mudó a los Estados Unidos en 1961 para asistir al Columbus College of Art and Design. Recibió un BFA del Kansas City Art Institute y un MFA de la Universidad de California, Santa Bárbara. @mingfaystudio

New Land Plaza: You Can’t Beat a New York Original se presenta como parte de On the Ground, un proyecto de investigación de un año y una serie de exposiciones sobre las plantas bajas de la ciudad de Nueva York. A través de una mirada cercana a la tipología urbana del escaparate, este esfuerzo expansivo presenta exploraciones artísticas recientemente encargadas y diálogos sobre el umbral heterogéneo entre el espacio público y el privado a lo largo de 2023. El proyecto se desarrollará a través de tres exposiciones, un programa de radio, una convocatoria abierta, un programa público, y un lector temático. Créditos: Organizado por Storefront Team. Diseño gráfico por Estudio Herrera. Equipo de Storefront for Art and Architecture:

José Esparza Chong Cuy, Director Ejecutivo y Curador Jefe

Guillermo Ruiz de Teresa, Curador de Programas y Asuntos Públicos

Jessica Kwok, curadora asistente

Eduardo Meneses, Gerente de Ambientes y Producción

Andrea Molina Cuadro, Becaria de Galería y Exposiciones

Maya Whites, becaria de participación en la galería y la comunidad

 El programa On the Ground de Storefront es posible gracias al apoyo de Graham Foundation, Ruth Foundation for the Arts, National Endowment for the Arts, así como el Consejo de las Artes del Estado de Nueva York con el apoyo de la Gobernadora Kathy Hochul y la Legislatura del Estado de Nueva York; fondos públicos del Departamento de Asuntos Culturales de la Ciudad de Nueva York en asociación con el Concejo Municipal; el Círculo de Storefront y la Junta Directiva de Storefront, miembros y donantes individuales.

Inscripciones, aquí.

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Una burbuja dentro de otra burbuja https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/una-burbuja-dentro-de-otra-burbuja/ Mon, 05 Dec 2022 03:00:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6548 If You Lived Here, You’d Never Have to Leave, un artículo de Zach Helfand en el número del 28 de noviembre de The New Yorker, presenta un desarrollo inmobiliario que parece haber sacudido el mercado del luxury rental neoyorquino: The Set. Si no fuera por la legendaria seriedad del medio que la publica, podríamos fácilmente confundir...

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If You Lived Here, You’d Never Have to Leave, un artículo de Zach Helfand en el número del 28 de noviembre de The New Yorker, presenta un desarrollo inmobiliario que parece haber sacudido el mercado del luxury rental neoyorquino: The Set. Si no fuera por la legendaria seriedad del medio que la publica, podríamos fácilmente confundir el texto con una publinota, considerando la casi inexistente dosis de ironía que se cuela entre la fascinación del autor por el objeto de su descripción. The Set es una colección de pequeños monoambientes y departamentitos de uno y dos dormitorios en la Décima Avenida, en el ominoso y sobrecargado enclave de Hudson Yards (el de las escalinatas escherianas que atraían suicidas). O como sugiere Helfand, “una burbuja autónoma dentro de una burbuja autónoma”, un lugar para comer, dormir, conectarse y trabajar sin siquiera bajar a la calle. 

The Set es una colección de pequeños monoambientes y departamentitos de uno y dos dormitorios en la Décima Avenida, en el ominoso y sobrecargado enclave de Hudson Yards (el de las escalinatas escherianas que atraían suicidas)

Fuente: Related Companies.

El emprendimiento de la inmobiliaria Related Companies está dirigido a “trabajadores híbridos” (vale decir, que alternan su lugar de trabajo entre la virtualidad y un sitio concreto que podría ser la propia Nueva York o cualquier otra ciudad) y, según su directora Hailey Sarage, podría definirse como “un hotel de cinco estrellas cruzado con un apartamento de alquiler de lujo cruzado con un lugar de trabajo tecnológico”. Por alquileres de entre 5 y 9 mil dólares mensuales por periodos de al menos 6 meses, The Set da acceso a oficinas comunes, salas Zoom (¿…?), servicios de limpieza y tintorería, heladeras comunes (¿…?), atención médica, clases de yoga y una terraza en el piso 43 con sala de juegos, restaurant y piscina climatizada. Además, por supuesto, de la cercanía a toda la oferta cultural, gastronómica, recreativa y de negocios de Manhattan. Según Sarage, el desarrollo exacerba al límite las características de Hudson Yards, al que define como “una comunidad de cinco minutos”, en contrapartida a las ideas parisinas en boga… 

Fuente: Related Companies.

Jeff Blau, director ejecutivo de Related Companies, enfatiza la posibilidad de vivir una vida completa ya no sin salir de Nueva York (como alguna vez sugirió un personaje secundario de Sex and the City) sino sin salir de The Set y sus minúsculos y odorizados apartamentos (el olor está definido según el usuario potencial de la unidad y enfatiza, por ejemplo, las “vibras de riqueza masculina”). Related Companies planea expandir el concepto The Set por todo Estados Unidos (como una especie de cadena Howard Johnson o similar pero con localizaciones más urbanas y vibrantes, pensamos nosotros). Según Blaum, terminarán compitiendo con Adam Neumann”, cofundador de WeWork, quién está desarrollando una empresa similar que respondería al nombre de Flow. 

Fuente: newyorkyimby.com.

En la introducción a su magnífico ¿Por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no?, Alejandro Galliano señala que tanto Neumann como su socio Miguel McKelvey, “dos jóvenes fanáticos de la película Wall Street, fueron criados en comunidades (Adam, en un kibutz; Miguel, en una comunidad hippie de Oregón)”. Esta idea de comunidad sesentista o falansterio de Fourier adaptados al capitalismo de comienzos del siglo XXI aparece vagamente en las asociaciones que genera The Set, así como los edificios colectivos con cocina común de la Unión Soviética o, en cierto modo, los servicios comunes del pabellón corbusiano de Marsella. Otra asociación posible, ¿por qué no?, podría relacionarlo con esas pensiones para caballeros y señoritas con baño común y comida a cargo de la “dueña”, como aquella donde residía el señor Joseph K. antes de recibir esa enigmática citación judicial.

Esta idea de comunidad sesentista o falansterio de Fourier adaptados al capitalismo de comienzos del siglo XXI aparece vagamente en las asociaciones que genera The Set, así como los edificios colectivos con cocina común de la Unión Soviética

MC

Una contrapartida virtuosa a The Set es La Borda, una experiencia de autogestión en Barcelona con vivienda en cesión de uso, que presentamos en nuestro número 151/2.

Véase en estos tres artículos del New York Times como es el Hudson Yards, lo cuestionable de su “espacio público”, los múltiples problemas que ocasiona a la ciudad y por qué representa un retroceso respecto a desarrollos históricos como el Rockefeller Center o el Battery Park:

Hudson Yards Is Manhattan’s Biggest, Newest, Slickest Gated Community. Is This the Neighborhood New York Deserves? Por Michael Kimmelman.
Hudson Yards Promised a Park. They Didn’t Mention the Giant Wall. For phase two, the developer imagines a 700-foot-long structure overshadowing the High Line. Por Michael Kimmelman

Hudson Yards: A City Within a City. New York’s newest neighborhood drew inspiration from Battery Park City, but is filled with 21st-century twists. Por C. J. Hughes.

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La ciudad vencerá https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-ciudad-vencera/ Mon, 07 Mar 2005 21:57:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=4492 1- El espacio se percibe en los modos más diversos, como el lector podrá apreciar en su experiencia cotidiana y en diversas lecturas*, pero a nuestros fines, y en nuestra época, el espacio se percibe básicamente en tres formas: * Ver al respecto Platón, Kant, McLuhan, Giedion, etc. 2- El espacio contemporáneo es falsamente continuo y precariamente...

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1- El espacio se percibe en los modos más diversos, como el lector podrá apreciar en su experiencia cotidiana y en diversas lecturas*, pero a nuestros fines, y en nuestra época, el espacio se percibe básicamente en tres formas:

  • Con los sentidos, pero no únicamente con la vista, y en cuanto a ésta no, por cierto, en perspectiva, sino mediante infinitas variaciones del campo visual (incluida, en algunos casos, la perspectiva).
  • Con la memoria, real o inducida, personal o colectiva.
  • Con la información que nos llega en textos e hipertextos, diálogos personales e impersonales, tecnologías de la información y la comunicación, catálogos, ideología, etc.

Ver al respecto Platón, Kant, McLuhan, Giedion, etc.

2- El espacio contemporáneo es falsamente continuo y precariamente articulado. El espacio arquitectónico abandona el ideal neo-humanista de protección al observador por cierre y definición de sus límites, y tiende en cambio en sus espacios internos a la transparencia y la amplitud; el cine refleja esa tendencia cuando imagina espacios futuros (ver al respecto bodrios como Inteligencia Artificial). En cambio el espacio urbano y el territorio son cada vez más compartimentados y tienden a su división en ámbitos discretos. Las mismas ideas del marketing personalizado y de las comunidades de intereses específicos usan el concepto de “nicho” de mercado, así como la ciencia ambiental habla de nichos ecológicos.

3- Más que un continuo espacio temporal, el territorio contemporáneo semeja un espacio de montaje cinematográfico. Algo semejante a lo que descubría Buster Keaton en Sherlock Jr. al entrar en la pantalla y sufrir, desde su antropocentrismo cuestionado, el cambio de una escena a otra (de la amenaza de un león a la caída por una catarata o el peligro de un tren). El espacio de montaje sustituye a su vez al tiempo, ya agredido desde la medicina y la cosmética. Ver al respecto la literatura de Michel Houellebecq.

4- Podemos inferir entonces la coexistencia en un mismo territorio de varias ciudades que pueden o no complementarse, relacionarse, aceptarse o tolerarse entre sí:

  • La ciudad mundial, donde una numerosa y creciente (pero minoritaria) porción de la población, vive, comercia, se recrea, se conoce y se ama o se destruye. Su comunicación se da on line y en tiempo real, por celular o teléfono, por avión o por auto. Esta ciudad abarca todo el planeta, o por lo menos aquellos puntos donde es posible acceder por avión, alojarse con un standard de comodidades y comunicarse. Los habitantes de esta ciudad mundial pueden leer el diario del día de su lugar de origen, intercambiar mensajes eróticos con su pareja, ver el partido de su equipo favorito, enviar un trabajo práctico a su universidad, etc., a miles de kilómetros de distancia de su domicilio físico: en definitiva, llevan su cultura consigo a cualquier lugar del mundo.
  • La metrópolis, donde a través del auto o del transporte público, del teléfono o el celular, se desarrollan los trabajos inherentes a la base local de la economía, y donde se realiza la reproducción de la fuerza de trabajo.
  • El barrio donde el ciudadano duerme, envía a sus niños al colegio y hace sus compras cotidianas y, en algunos casos, se identifica social y culturalmente.
  • La ciudad marginal donde los excluidos, a pie, en bicicleta o en carretas, realizan las actividades vinculadas a su subsistencia cotidiana. Buena parte de esta ciudad marginal está constituida por inmigrantes de otras regiones o de países limítrofes. A diferencia de los habitantes de la ciudad mundial, estos ciudadanos quedan a priori aislados de su cultura de origen, la que deben reconstruir o abandonar en su nueva localización.
  • La ciudad simbólica, del imaginario colectivo, con sus monumentos, ejes y nodos significativos.

Como en ninguna otra época de la historia, estas ciudades y muchas otras conviven en el mismo territorio y compiten o se alían entre sí por su dominio y su hegemonía.

5- Como se sabe, estas ciudades no se despliegan sobre el territorio de acuerdo a radios de acción o a grados de segregación crecientes o decrecientes, sino en la ominosa forma del patchwork. La autopista que atraviesa áreas hostiles entre puntos de confort es una rémora del espacio continuo: el helicóptero o el modo de transporte que lo suceda se adecua más al modelo de montaje y por eso, más allá de la seguridad o la evolución, sería hegemónico de continuar estas tendencias.

6- Las ciudades tienen ámbitos históricos (reales o producidos, pero que en casi todos los casos hoy en día están entregados al turismo global); ámbitos franquiciados, subsidiarios y complementarios de los anteriores; ámbitos abandonados o en recuperación, en transición o definidos. ¿Cómo otorgarle cualidad a estos espacios? En un incipiente fascismo empresarial, un ejercito de creativos se encarga de procesar experiencias y sensaciones y volcarlas en los espacios del consumo: consumo de productos, de servicios, de intangibles. Ver al respecto el cine de Farocki sobre los creadores de espacios comerciales.

7- En este catálogo espacial, el rebelde y el sibarita comparten la necesidad de mudar continuamente de espacio. Se producen (pocos), o se redescubren (con más frecuencia) o descubren (no pocas veces) espacios atractivos*; al tiempo la noticia se expande y esos espacios de huida se llenan de turistas, productores televisivos y periodistas, y es preciso abandonarlos en procura de otros (Venturi y Scott Brown han hablado de los artistas como scouts urbanos, pero habría que pensar en otra figura, que considere la llegada y la huida: más que el niño scout, el niño rebelde que escapa de las visitas molestas). Los mejores espacios a estos efectos son los que presentan ambigüedad de usos, capacidad de metamorfosearse, mezclas étnicas, clasistas y culturales

Otra variante: los espacios que se “construyen” (se interpretan) como atractivos.

8- ¡Ojo con el SoHo! El barrio neoyorquino es ejemplo de este ciclo de abandono urbano – recuperación por artistas scouts – ingreso al circuito – boom inmobiliario – expulsión de pobres y artistas – banalización. Buenos Aires tiene su Palermo SoHo y ahora hasta su Lomas SoHo, pero también Beijing tiene su Ciudad SoHo, un barrio de apartamentos para yuppies pensado como una ciudad de relajación, una ciudad lúdica y del ocio “que habla de libertad y de individualismo y donde todo puede cambiar en cualquier momento”. Existe incluso un proyecto de investigación de la Universidad de Hong Kong, llamado Asian Cities of SoHo, que procura la discusión global sobre las elecciones y preferencias de la gente para habitar e interactuar.

9- En los espacios globalizados de la banalización y la franquicia, aun es posible acceder a experiencias urbanas de cierta dignidad mediante mecanismos de mimetización transitoria. El urbano insatisfecho puede simular su alienación por unas horas y procesar la experiencia con fines de indagación estética, investigación aplicada o mero goce sensorial. También es posible una apropiación productiva de esos espacios: vendedores ilegales, cazadores de imágenes y sonidos, militantes, trabajadores corporales, etc. Camaleones y parásitos que aprovechan la confusión y recuperan la experiencia real de la ciudad, siempre conflictiva, siempre imprevisible.

10- En estos años se pondrá a prueba la capacidad de la ciudad para eludir la falsificación de la historia y la extensión de la franquicia. Sobre las ruinas del junk space se alzará una comunidad espontánea de insatisfechossquatters, dandies, ciberadictos, beatniks, cartoneros. En las urbanizaciones artificiales de la periferia crecerán generaciones endogámicas de inadaptados que sucumbirán al contacto con el mundo exterior. Debiéramos alentar su miedo a la ciudad, para que su derrota sea más rápida e indolora. ¡Vencerá la ciudad!

CR

Esta nota es (según Ricot) la continuación natural del comentario al libro Crisis de las matrices espaciales, de Fabio Duarte, publicado en el número 28 de café de las ciudades.

Sobre Palermo SoHo, ver en el número 28 de café de las ciudades la nota La preocupante boludización de Palermo Viejo, también de Carmelo Ricot, de quien también puede verse su Proyecto Mitzuoda (en colaboración con Verónica Ruiz). En cualquiera de esas notas es posible encontrar los datos personales de Ricot.

Sobre Michel Houellebecq, ver su sitio en la Web.

Sería cansador transcribir la gran cantidad de notas de café de las ciudades donde se abordan temas considerados en esta nota. El lector interesado puede buscarlas en el índice de la revista.

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Taxi Driver https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/taxi-driver/ Mon, 02 Aug 2004 14:40:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=3096 Durante la filmación de Taxi Driver, Robert De Niro estaba seguro de que la película seguiría siendo un clásico “1.000 años despues de filmada”, según cuenta su director Martin Scorsese en una entrevista de 1987. Falta mucho para comprobar la veracidad de la profecía, pero al menos su primer cuarto de siglo no ha desmentido...

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Durante la filmación de Taxi Driver, Robert De Niro estaba seguro de que la película seguiría siendo un clásico “1.000 años despues de filmada”, según cuenta su director Martin Scorsese en una entrevista de 1987. Falta mucho para comprobar la veracidad de la profecía, pero al menos su primer cuarto de siglo no ha desmentido a De Niro.

La profesión de taxista le sienta bien al personaje de Travis Bikle: ex combatiente de Vietnam, individualista, solitario, anónimo, insomne (como “la ciudad que nunca duerme”…). Su conexión con el mundo está en crisis: no les da su dirección a sus padres, les dice que trabaja como agente del gobierno en misión secreta; para seducir a Betsy (integrante de la campaña presidencial de un político neoyorquino, interpretada por Cybill Shepherd) la lleva a ver una película porno. En la soledad de su cuarto ensaya poses y actitudes para enfrentar a sus enemigos con la ayuda de un arma. Frente al espejo, se dice como solitario interlocutor: “¿me estás hablando a mi? ¡Solo tú y yo estamos en este cuarto!” mientras desenfunda su revolver para apuntar al antagonista, o más bien a sí mismo, en el espejo.

Su víctima debería ser el candidato Palatine, a quien antes intentó convencer para que lo integrara a su equipo, pero lo descubren y huye a tiempo. Entonces se centra en Sport (Harvey Keitel), el gigoló pelilargo que explota a Iris (Jodie Foster), una niña de doce años escapada de sus padres. Al azar, como el Extranjero de Camus, juega su destino y pasa de asesino potencial a héroe mediático, recuperando inclusive la platónica admiración de Betsy.

La New York que proponen Scorsese y su guionista Paul Schraeder en Taxi Driver es dura, violenta, incomprensiva. Soledad, abyección y agresión se reiteran en las imágenes morosas del recorrido de Travis. El crítico Roger Ebert señala que hasta entonces (o más bien hasta una película anterior de Scorsese, la excelente Mean streets) el uso de la cámara lenta se reservaba para escenas románticas o bélicas. La visión de Scorsese fija el paradigma de la violencia urbana en el cine, influyendo sobre obras como las de Tarantino o Kitano, e incluso sobre gran parte de la publicidad y el videoclip posterior. Personajes urbanos bizarros, pero verosímiles, reconocibles; cierta ominosa maldad en los charcos de agua de la calles, en los reflejos de la luz, en las escaleras estrechas, en los portales, en los cristales empañados, en las siluetas que se descubren tras las ventanas… El taxi de Travis es como una cápsula amarilla que se interna en el mal.

Pero Scorsese no demoniza a su ciudad amada, a la que vuelve una y otra vez en su imprescindible filmografía. Agonizantes ya los gangs y las bandas étnicas que administran el bien y el mal en Mean streets, o más tarde en Buenos Muchachos o en Pandillas de New York, Taxi Driver es la epopeya de una individualidad desquiciada en una sociedad donde todos los discursos parecen vacíos, como el del candidato Palatine. “Una gran lluvia vendrá a limpiar todo esto”, profetiza Travis al final de la película. Dos décadas mas tarde, Scorsese se cita a si mismo con la historia de un paramédico desesperado, en la menos eficaz Bringing Out The Dead (Vidas al límite). Pero entre ambas, a mitad de los ´80, Scorsese repetirá en After hours (esta vez en clave humorística, con algún acento kafkiano) la epopeya anónima de Travis, ahora en la absurda noche que un yuppie anodino pasa en el Soho en busca de un romance ligero.

MC

El sitio Travis 76 contiene muy buena información sobre Taxi Driver e incluye la posibilidad de enviar comentarios personales de los visitantes.

La serie Nuestros antepasados es un homenaje a ciertas manifestaciones culturales precursoras de café de las ciudades. Los lectores/as están invitados a sugerir sus propios “antepasados” (solo se requiere justificarlos y demostrar por ellos una debida y auténtica veneración). El nombre de la sección repite el de la magnífica trilogía de Italo Calvino, que incluye las novelas El caballero inexistente, El vizconde demediado y El barón rampante. Ellos también, por supuesto, son nuestros antepasados.

Ver Uno contra todosEl Cuarteto de Alejandría y ¿Dónde queda Springfield?, en los números 15, 16 y 17, respectivamente, de café de las ciudades.

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¿Diversidad, o una casa en los suburbios? https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/diversidad-o-una-casa-en-los-suburbios/ Mon, 03 May 2004 12:52:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2373 La reciente y divertida comedia norteamericana “Mi novia Polly” (Along came Polly) da pie para algunos comentarios sobre cuestiones urbanas. El protagonista, Reuben Feffer, es analista de riesgos de seguro y un personaje estructurado hasta la alienación. Ha comprado una casa en los suburbios de New York para vivir con su flamante esposa Lisa, de...

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La reciente y divertida comedia norteamericana “Mi novia Polly” (Along came Polly) da pie para algunos comentarios sobre cuestiones urbanas. El protagonista, Reuben Feffer, es analista de riesgos de seguro y un personaje estructurado hasta la alienación. Ha comprado una casa en los suburbios de New York para vivir con su flamante esposa Lisa, de quien sin embargo se separa en plena luna de miel (tranquilos, no contaremos la película…). En el amargo regreso, al visitar su casa soñada, un patrullero lo acosa con luces y altavoces y le hace saber dos cosas: que estará seguro y bien vigilado… y que al elegir esa vida en los suburbios ha dicho adiós a su privacidad y al apacible anonimato metropolitano.

Polly Prince, la nueva conquista de Reuben, es en cambio su opuesto personal absoluto: desordenada, desafecta a compromisos y cronogramas, conduce sin embargo al protagonista por un nuevo itinerario urbano de Downtown neoyorquino, pleno de diversidad urbana, edificios reciclados, restaurantes étnicos, veredas promiscuas, clubes de salsa, patios de basketball y teatros vocacionales del Hell´s Kitchen. Polly no quiere de ningún modo ir a vivir a los suburbios, aunque Reuben argumente que “todos lo hacen“. El conflicto entre diversidad urbana del centro y vida programada de los suburbios (sintetizada risueñamente en la kafkiana sucesión de almohadones decorativos que Reuben debe manipular al levantarse y acostarse todos los días de su vida) aparece perfectamente mostrado, y con buen humor.

También regresan, luego del 11-S, los skylines neoyorquinos y los planos del Empire State y el Chrysler, reprimidos por razones emocionales en el cine posterior a los atentados (tangencialmente, un dibujo infantil en el fondo de una escena homenajea a las víctimas). Actúan el gran comediante Ben Stiller, Jennifer Aniston (hermosa, simpática, radiante, pero… regular actriz), el siempre eficaz Philip Seymour Hoffman, y un renovado Alec Baldwin. Respecto a la señora Aniston, su cachet por cada episodio de la serie Friends es de un millón de dólares, cifra que precisamente (según el New York Times del 16 de abril) coincide con el precio promedio de un apartamento en Manhattan. ¿Cómo hará en cambio su personaje Polly, que es camarera en fiestas y recepciones, para pagar el alquiler de su apartamento?

MC

Sobre New York, ver la nota “New York, barrio por barrio” en el número 18 de café de las ciudades.

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New York, barrio por barrio https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/new-york-barrio-por-barrio/ Mon, 05 Apr 2004 20:59:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2344 La administración del alcalde Michael Bloomberg busca dejar su sello en la normativa territorial neoyorquina. Tras la inacción que caracterizó a las oficinas de planificación urbana durante los años de “Rudy” Giuliani (cuyo intento más serio de renovación urbanística fue abortado ante objeciones del sector inmobiliario), ahora se están analizando distrito por distrito, barrio por barrio y, en algunos casos, manzana...

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La administración del alcalde Michael Bloomberg busca dejar su sello en la normativa territorial neoyorquina. Tras la inacción que caracterizó a las oficinas de planificación urbana durante los años de “Rudy” Giuliani (cuyo intento más serio de renovación urbanística fue abortado ante objeciones del sector inmobiliario), ahora se están analizando distrito por distrito, barrio por barrio y, en algunos casos, manzana por manzana, los cambios necesarios para compatibilizar los intereses de los desarrolladores con los deseos de los vecinos. Y, por supuesto, con la economía del municipio: tanto en la posibilidad de intervenir activamente en la construcción de infraestructuras y servicios que potencien las acciones previstas como, en un sentido más amplio, en cuanto a la consolidación del rol hegemónico de la ciudad en la economía global.

El zoning de New York data de 1916, y se estableció como consecuencia de la polémica ocasionada por la construcción de los 42 pisos del rascacielos Equitable. En 1961 se realizó una serie de cambios y ajustes, y la acción del Departamento de Planificación bajo la actual dirección de Amanda Burden parece ser el principio de una tercera etapa en la zonificación de la ciudad. En este caso, centrada en el abordaje proactivo de proyectos estratégicos que combinan espacio público y superficie para rentas urbanas, y en la densificación de las grandes avenidas, manteniendo inalteradas las características de las calles intermedias.

A diferencia de aquel primer zoning de 1916, centrado en la separación funcional de industria y residencia y otras clases de resguardos contra la superposición de actividades incompatibles, los planes actuales atienden a la nueva economía del conocimiento y de los servicios avanzados a la producción que, según Saskia Sassen (ir a número 10 de cdlc), caracterizan a New York como “ciudad global”. Pero también se intenta combatir ese efecto no deseado (a veces…) de las ciudades globales, como es la gentrificación de las áreas centrales. El resultado es una serie de proyectos que prevén la construcción de cientos de miles de metros cuadrados de oficinas, condominios de lujo, y algunas viviendas subsidiadas para sectores de ingresos medios y bajos. Y entre los instrumentos usados para conseguir estos objetivos se encuentran, por ejemplo, la bonificación de indicadores de densidad, ocupación y altura, a cambio de la construcción o financiamiento de vivienda subsidiada o de aportes a los fondos de mejoramiento de distritos, el reembolso de los mayores impuestos a cobrar en el área en los fondos de mejoramiento, o la venta de espacios aéreos.

Distintas estrategias:

Según el New York Times, el Departamento de Planificación desarrolla cuatro tipos distintos de proyectos de rezonificación:

  1. Conversión de antiguas fábricas y áreas industriales en zonas de comercio y residencia. Esto afecta especialmente a aquellas propiedades ubicadas en zonas costera, ubicación ideal para la construcción de lujosos condominios residenciales.
  2. Zonas de oficinas, que competirán con los más de un millón de metros cuadrados de oficinas construidas en los últimos años en New Jersey, del otro lado del Río Hudson (competencia que es explícita en el discurso del departamento).
  3. Zonificación contextual de zonas sometidas a intensa presión desarrollista, con miras a mantener el carácter de ciertos barrios y en especial de las calles interiores, aumentando en cambio la densidad en las avenidas. Estas operaciones implican un estudio muy detallado (“de grano fino”) de las alturas, alineamientos de calles, índices de asoleamiento, etc., y procuran evitar la implantación de edificios de gran impacto y escasa sutileza contextual.
  4. Reducción de índices en barrios residenciales, una variante más estricta de la estrategia anterior, que en general se aplica en barrios de muy alto nivel económico y, dicho sea de paso, electoralmente muy favorables a Bloomberg. Algunos ven una contradicción en estas medidas que se oponen al normal desarrollo de los mercados inmobiliarios, cuando en otras áreas menos favorecidas (como el oeste de Harlem) se desestiman por ese mismo motivo propuestas de vivienda subsidiada y protección de la industria.

Otros tipos de propuestas de zonificación tienen una orientación más temática o sectorial que de tratamiento de áreas específicas. Por ejemplo, existen programas para alentar la creación de cafés en las veredas de muchos barrios donde hoy no están permitidos, o a modificar la prestación de servicios de estacionamientos o recolección de residuos, para edificios de interés comunitario como escuelas y sanatorios. También se pretende estimular la realización de espacio de uso público y propiedad privada, y concretar la costanera de circunvalación de Manhattan. Y hasta se incorporan conceptos de corrección política, como el de cambiar la expresión “iglesias” por “casas de culto”, pare mejor expresar la diversidad religiosa que caracteriza a la ciudad.

Por los barrios

En aparente sintonía con el slogan oficial que define a New York como “ciudad de barrios“, los proyectos abarcan a todos los boroughs (distritos) neoyorquinos. En el Downtown de Manhattan, por ejemplo, no muy lejos del promocionado proyecto de Libeskind – Childs para el Ground Zero del World Trade Center, se propone la intervención de Hudson Yards. Se trata de un desarrollo de torres alrededor de un parque que atraviesa el interior de las manzanas entre las avenidas 10ª y 11ª , de la calle 34 a la 39. Está previsto conectarlo a un paseo que se generará en el oeste de Chelsea, convirtiendo un ramal ferroviario abandonado en un eje paisajístico. Los propietarios de las áreas cercanas se beneficiarán con la venta de derechos aéreos para edificar con mayores alturas que las actualmente permitidas. El plan tiene la expresa intención de contribuir a que Manhattan mantenga su condición de principal centro financiero internacional. El equipo consultor que elaboró el Master Plan de la zona incluye, entre otros, a Cooper Robertson & Partners y a Arquitectonica, y a especialistas en paisaje, diseño sustentable, tránsito e ingenierías.

El proceso de formulación de un plan urbano de estas características requiere varios años de gestión. El proyecto del Hudson Yard, por ejemplo, se inicio en junio de 2002, cuando el Departamento de Planificación, asociado con la Corporación para el Desarrollo Económico de la Ciudad de Nueva York, contrató a un equipo multidisciplinario para diseñar un Plan Maestro para la transformación del área. El Departamento realizó una serie de forums informativos en noviembre de 2002 donde la Ciudad presentó el Análisis Urbano realizado por los consultores. Previamente, en diciembre de 2001, el Departamento presentó un borrador de plan que sirvió de base para los trabajos de planificación actuales. En junio del 2002, la Ciudad contrató a otro equipo de Consultores para preparar análisis de mercado, proyectar el desarrollo potencial del área y realizar un cronograma del desarrollo, y para evaluar nuevos desarrollos que soporten la financiación de las obras de infraestructura. En octubre de 2002  la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA), en conjunto con la Ciudad, inició un estudio ambiental que analiza la propuesta de rezonificación para el área, incluyendo la extensión del Subterráneo. El trabajo final fue presentado en junio de 2003 incluyendo 18 alternativas divididas en cinco grupos. 15 reuniones publicas se realizaron durante 2002, 40 durante 2003 y 14 en el curso del 2004. Estas reuniones incluyen Senadores y Representantes al Congreso, el sindicato de los trabajadores del acero, cámaras de comercio locales, sociedades de arquitectos, la Autoridad Portuaria y toda organización publica que se interesara y decidiera participar.

El Departamento de Planificación está decidido a que este proyecto de planificación de gran escala se desarrolle en colaboración con el publico. Los procesos de revisión públicos y de las agencias involucradas demandaron varios años y el plan definitivo se prevé estará terminado a fines del 2004.  Durante este tiempo se han organizado varios debates públicos, presentaciones y forums con la comunidad. 

Finalmente una vez presentada formalmente la Aplicación, el Community Board tiene 60 días para revisarlo, y durante los siguientes 125 días el proyecto puede todavia ser modificado hasta que el Concejo lo apruebe. A partir de allí se actualiza el Plano de Zonificacion, se realizan los planos de calles y parques y se seleccionan los terrenos para iniciar el Desarrollo. 

Según el Departamento de Planificación, “este proyecto aprovechará una infrecuente oportunidad de construir un vasto y dinámico distrito en el corazón de nuestra ciudad, un lugar donde la gente querrá trabajar, vivir, visitar e invertir”. Las autoridades aseguran que el proyecto incluirá generosos espacios abiertos, un agradable frente costero, 24 horas de actividades y “la arquitectura innovadora que merece New York“.

Los proyectos en marcha para este “lejano oeste” neoyorquino incluyen la ampliación del Centro de Convenciones Jacob K. Javits, y la construcción del nuevo estadio del equipo de fútbol americano de los Jets. Esta última es una de las partes más controvertidas de toda la operación, y es justificada por las autoridades en la necesidad de mejorar las chances de la ciudad para lograr ser designada como sede de las Olimpíadas del 2012. Pero la fuerte oposición vecinal (¿por qué construir un estadio en una ciudad donde es difícil encontrar asientos en las escuelas?“, se preguntan algunos) parece adelantar un fracaso similar al del proyecto de Giuliani para el nuevo estadio de los Yankees.

En el downtown de Brooklyn, y en Long Island City, en ambos casos áreas cercanas a la ribera del East River, también está prevista la creación de espacios de oficinas: los proyectos proponen (en palabras del Departamento de Planificación) “un vibrante mix de residencia, industria liviana, empresas comerciales y actividades culturales“. Para preservar el carácter mixto del área en la actualidad, el proyecto del área costera de Greenpoint-Williamsburg (que abarca unas 170 manzanas) permitirá la coexistencia de industria liviana con usos residenciales, y el acceso irrestricto a los paseos costeros.

En cambio, en lugares como Staten Island y Throgs Neck (Bronx), Bay Ridge y Bensonhurst (Booklyn) y el corredor entre College Point y Kew Gardens en Queens, se intenta preservar la escala residencial de baja densidad.

Ciertas operaciones como la realizada en el este de Harlem, donde se incrementaron los índices en las avenidas principales para permitir la construcción de edificios de apartamentos de 12 pisos de altura, procuran restablecer el mercado residencial en las áreas exteriores al corazón de Manhattan.

Brooklyn: progreso y gentrificación

Algo similar ocurre en Park Slope, otro de los barrios en boga en la otrora “cenicienta” de los distritos neoyorquinos, el Brooklyn. Allí los precios de los nuevos apartamentos han subido de menos de 4.000 a 6.000 dólares el metro cuadrado en los últimos 3 años. Una rezonificación realizada en abril del año pasado permite realizar edificios de 12 pisos de altura sobre la Cuarta Avenida, preservando algunas áreas de baja densidad. Según Burden, “esta es una oportunidad de balancear preservación y crecimiento“. En los nuevos desarrollos residenciales, se reproducen algunos caracteres iconográficos de la arquitectura tradicional del área: mansardas de cobre, arcos ojivales en las entradas, pequeños arcos en los parapetos donde se apoyan los techos, y barandas curvas en los jardines delanteros.

Como ocurre en la mayoría de los barrios expuesto a la gentrificación, la población de Park Slope declina en número, aunque aumenta la cantidad de viviendas: de 1980 a 2000, los residentes pasaron de 65.200 a 62.200, pero se agregaron 800 viviendas a las 29.000 unidades existentes. Y el porcentaje de residentes mayores de 25 años creció del 50 al 60% entre 1990 y el 2000. Esto refleja el arribo de jóvenes profesionales solteros o sin pareja estable, en reemplazo de las antiguas familias del barrio. Una de las razones de este auge es que las áreas elegantes de Brooklyn, desde las que se accede en pocos minutos a Manhattan en subte o en taxi, tienen apartamentos de superficies amplias a relativamente bajo precio, o por lo menos menores que en la isla: un matrimonio entrevistado por el New York Times, se mudó recientemente desde un pequeño apartamento del Upper West Side a un apartamento de unos 140 m2 de superficie, cuyo precio fue 590.000 dólares. “Nunca hubiéramos conseguido el mismo espacio por ese precio en Manhattan –dicen-, y además tenemos amigos que se han mudado a este barrio y lo aman“. Por lo pronto, el área genéricamente definida como Park Slope abarca a muchas manzanas que hasta hace unos años eran solo “el sur de Brooklyn”. Varias señales ratifican ese nuevo carácter “trendy” de Brooklyn: un desarrollador planea comprar la licencia de los Nets de New Jersey para instalarlos en una nueva sede, diseñada por un arquitecto de fama mundial en la esquina de las avenidas Flatbush y Atlantic, en el barrio de Prospects Heights (ver el número 16 de café de las ciudades); uno de los últimos episodios de la serie televisiva Sex and the city muestra al tout Manhatan trasladándose en masa a un pequeño teatro allende el East River para la presentación de una obra independiente.

Fernando Pastor, arquitecto del estudio de Cesar Pelli, explica esta tendencia en que “más que un barrio neoyorkino, Brooklyn es la cuarta ciudad mas populosa de los Estados Unidos, con una fuerte y diversa comunidad comercial, áreas residenciales integradas al Downtown, actividades culturales e instituciones de educación de primera categoría y con una red de transporte muy avanzada y bien distribuida. La proximidad a Manhattan, solo separada de la isla por el East River, cruzado por varios puentes como el Brooklyn Bridge, la hace una atractiva opción para relocalización de empresas y neoyorquinos que buscan dejar los altos impuestos y costos de la isla sin perder su proximidad“.

Bonificación urbanística y zonificación inclusiva:

Un ejemplo de bonificación urbanística es el One Beacon Court, un condominio de lujo en Lexington Av. entre la 58 y la 59, diseñado por el estudio de Cesar Pelli. 13 de sus 24 pisos, y más de la mitad de sus 105 departamentos (cuyos precios oscilan entre 2,1 y 26 millones de dólares, lo que hace algo improbable que allí se instale la sede corporativa de café de las ciudades…) han sido posibles gracias a que sus desarrolladores construyeron o pagaron casas para gente de ingresos limitados en otras zonas de la ciudad. Los constructores reciben hasta cuatro metros cuadrados de compensación en derechos de desarrollo por cada metro cuadrado de vivienda subsidiada que realizan en algunos de los barrios más elegantes de la isla. Por ejemplo, para agregar 44 departamentos de unos 90 m2 cada uno al Lyric, un edificio de 23 pisos en Broadway y la 95, el desarrollador debió construir 11 apartamentos subsidiados en West 105. Otro grupo empresario construyó un condominio de 20 pisos unas cuadras al norte de Broadway, en la esquina con la 107, y gastó 900.000 dólares en un lote de menos de 200 metros cuadrados en la 108 para construir 5 departamentos: así obtuvo un 20% de bonificación en su proyecto. Los apartamentos subsidiados se alquilan a un costo de entre 600 y 800 dólares mensuales, y sus usuarios deben cumplir con las estrictas condiciones de ingreso (por lo menos según los envidiables standards neoyorquinos, que consideran merecedor de estos subsidios a personas cuyos ingresos ronden entre los 25.000 y los 35.000 dólares anuales) y ganar un sorteo”. En los últimos años se han construido más de 100 apartamentos subsidiados en toda la ciudad.

Similares medidas se han adoptado en New Jersey, Maryland y California. Pero cabe la pregunta sobre los reales efectos sociales de esta “zonificación inclusiva”, una medida que permite a los desarrolladores generar 4 veces más unidades de vivienda de lujo por cada vivienda protegida. ¿Esto no tiende a consolidar, más que corregir, el fenómeno de gentrificación? Es cierto que el principal costo para los desarrolladores no es el de la construcción de las viviendas subsidiadas, sino la altísima incidencia del precio del suelo sobre estas. Esto justificaría la aparente desproporción del bonus, pero es previsible que el efecto final de estas bonificaciones sobre el precio de la tierra es justamente hacerlo subir aun más, con lo cual las pocas unidades de vivienda protegida irán quedando cada vez más como pequeños islotes de “mixtura” social en un mar de condominios “chics”.

En general, tanto las operaciones de expulsión de industrias como la reducción de índices urbanísticos en vastos sectores de la ciudad, tienden a aumentar la incidencia del costo de la tierra y a encarecer la vivienda, lo cual dificulta la permanencia de sectores populares e incluso favorece mecanismos más o menos “espontáneos” de segregación racial. Estos mecanismos de gentrificación son comunes a todas las grandes ciudades norteamericanas: en la reciente película Río Místico, dos protagonistas comentan la invasión de yuppies a un barrio periférico de Boston, y risueñamente proponen como antídoto “una ola de crimenes”.

New York es en tal sentido el centro de una zona de altísimos precios de propiedades. Según Pastor, “los precios son entre un 80% y 100% mas altos que los de New Haven, que es la ultima estación del tren desde Grand Central Station. Los pueblos mas cercanos a New York van equilibrándose a los precios citadinos. Por supuesto que la gran mayoría de la gente que trabaja en New York vive en los barrios alrededor de Manhattan, que en realidad son ciudades autónomas, con sus autoridades, distritos escolares, policía, bomberos, etc.

Intereses encontrados, y la pregunta por los costos

Como señala un artículo del New York Times, “para bien o para mal, estas propuestas podrían dar forma a la calidad de vida y la vitalidad económica de la ciudad por varias décadas. Y aunque son enormemente ambiciosas, algunos planificadores están preocupados de que no estén lo suficientemente pensadas“. Los más críticos señalan la aparente falta de pensamiento estratégico hacia la ciudad tal como será en los próximos 50 o 100 años, y la excesiva complacencia hacia las demandas de los desarrolladores inmobiliarios.

Dentro de esta visión puede englobarse también a las agrupaciones vecinales que defienden su actual calidad de vida y se sienten amenazadas por las consecuencias ambientales de estos proyectos. Los residentes del West Side, por ejemplo, ya han desarrollado exitosas campañas de oposición a proyectos como la de una autopista elevada en los `80, y más recientemente contra el proyecto de Donald Trump para construir un frente costero de torres elevadas entre la calle 59 y la 72. Y en la actualidad enfrentan la propuesta para el estadio de los Jets, probablemente con aliados tan poderosos como los empresarios teatrales de Broadway y los dueños del Madison Square Garden.

Unos y otros concuerdan, sin embargo, en el diagnóstico que Michael Schill (director del Furman Center para el sector inmobiliario y políticas urbanas en la Universidad de New York) sintetiza en una frase: “estamos en un momento de la historia en el cual la cara de la ciudad puede cambiar para siempre“.

Por supuesto, una compleja estrategia de competitividad económica y una delicada ingeniería financiera están en el corazón de estos proyectos de renovación urbana. Daniel Doctoroff, comisionado del alcalde para el desarrollo económico, sostiene que “la administración Bloomberg reconoce como una parte básica de la economía moderna a la transición de una gran economía basada en la industria a una economía postindustrial“. Aclara, sin embargo, que la administración está comprometida a mantener y fortalecer la industria que aun permanece en la ciudad. y que, tras décadas de perder empleos, la industria comienza a estabilizarse. Según Doctoroff, “la industria remanente tiene una gran ventaja competitiva en su localización“.

Ahora bien, ¿será capaz el Ayuntamiento de sostener las enormes inversiones en infraestructura y servicios que requiere la realización de estos ambiciosos proyectos? Hace pocos días el alcalde y el Gobernador Pataki anunciaron que el costo de los proyectos para el oeste de Manhattan llega a los 2.800 millones de dólares. Algunos legisladores anunciaron que se opondrán, por ejemplo, a utilizar 350 millones del presupuesto del presupuesto de la autoridad del Battery Park para solventar la expansión del Javits Center. La administración ya viene de un polémico incremento del 18,5% en las tasas inmobiliarias, e intenta acordar con la industria hotelera (una de las más interesada en la realización de los proyectos para el área) una tasa de un dólar y medio por noche por cada cuarto de hotel, para alimentar un fondo de infraestructuras en apoyo de estos planes.

Pastor considera que, pese a la ambición que expresan estos planes, tiene un componente de realismo si se considera que “están basados en la participación privada de cientos de developers en la ciudad mas pujante del  mundo“. Un dato parece darle la razón: más de 60.000 permisos de construcción fueron otorgados en los últimos 40 meses, más que los que se concedieron entre 1990 y 1998. Esto también parece diluir las dudas acerca de si la demanda de espacio de oficinas en los distintos boroughs neoyorquinos será suficiente como para justificar la cantidad de proyectos de rezonificación que incluyen ese programa. Y considerando que este incremento de demanda se da en un momento histórico signado en gran parte por la masacre de septiembre de 2001, quedan claras al mismo tiempo la vitalidad de New York cómo ciudad, y la persistencia de las grandes ciudades como hitos sociales, culturales y políticos en la vida de la humanidad.

MC

La sección de real estate (entre otras) del New York Times, trae con frecuencia buena información sobre los procesos urbanos de la ciudad. De hecho, gran parte de esta nota está basada en artículos publicados en dicho diario los días 14 y 28 de diciembre, 18 de enero y 26 de marzo.

La página del Departamento de Planificación de la Ciudad de New York presenta muy buena información sobre los planes y proyectos de rezonificación, incluido el plan estratégico de la agencia, y un muy buen mapa de la “Ciudad de Barrios”.

Ver en el número 17 la nota de Josep Alías sobre el Plan de París.

Ver notas sobre New York en los números 04-510 y otros de café de las ciudades.


Zoning y Carta de Atenas

Con frecuencia se confunde el zoning normativo de la ciudad de New York y otras codificaciones similares, con la rígida separación de funciones preconizada por el urbanismo moderno ortodoxo. O como lo señala Odilia Suárez, el zoning del Movimiento Moderno y el zoning estructuralista, “que mezcló todos los usos y le dio una función estructural a cada zona” (Revista de Arquitectura de la SCA n° 203). Son en realidad conceptos distintos: el primero tiene objetivos higienistas y de minimización de molestias. El urbanismo de las 4 funciones (habitar, trabajar, recrearse y circular) tiene un sentido más amplio, de estructuración general y hasta ideológica de la ciudad, con todas las dificultades de congelar la etapa analítica del análisis urbano en una propuesta de concreción efectiva.

Pero no obstante la asociación que se hizo en su momento entre este urbanismo y la producción fordista, y la visión crítica que sobre estas ideas predominan a partir de los trabajos del Team X, el fenómeno contemporáneo de los Grandes Objetos Urbanos (shopping malls, aeropuertos, autopistas, urbanizaciones cerradas, parques de oficinas) parece responder a aquella concepción de la ciudad por funciones separadas. Claro que con cierto grado de perversión, especialmente por el carácter privatizador de estas experiencias, y por su vocación fragmentadora de la ciudad y el territorio. Nada más opuesto a las grandes esperanzas de renovación e integración social que animaban la redacción de la Carta de Atenas.

Giuliani: ¿sobrevalorado?

La imagen positiva que, dentro y fuera de New York, posee el ex alcalde Rudolph Giuliani, parece poco explicable en función de la real transformación urbana de la ciudad durante los años de su gestión (1993-2001). A diferencia de otros alcaldes prestigiosos, desde Haussmann a Maragall, la administración de “Rudy” no ha dotado a New York de transformaciones territoriales perceptibles, ni siquiera de nuevos mecanismos de desarrollo inmobiliario. El prestigio del republicano Giuliani se asienta, en cambio, sobre su atildada actuación durante los trágicos episodios del 11 de septiembre de 2001, y en especial sobre el aumento de la seguridad urbana y la consiguiente mejora de la calidad de vida en ciertos barrios de la ciudad. Este aumento de la seguridad suele atribuirse a las políticas de “tolerancia cero” impulsadas por Giuliani, una variante de la teoría de “la ventanilla rota” de su primer Jefe de Policía, William Bratton. Se pasó así de la idea de garantizar la calidad y compostura del espacio público, como forma de desalentar las conductas criminales, a la idea de no dejar ningún tipo de contravención sin castigo para desalentar la escalada de violencia y las carreras criminales. Los descensos de las tasas de criminalidad registrados durante la era Giuliani parecieran confirmar la eficacia de estas teorías, pero muchos críticos afirman que las mismas tasas de mejora en seguridad se registraron también en la gran mayoría de las ciudades norteamericanas en el mismo período, incluso en aquellas donde gobernaban administraciones liberales.

La verdadera razón de la mejora residiría, en cambio, en el crecimiento sostenido de la economía durante los años de la presidencia Clinton, y en el ostensible mejoramiento de la condición social de los afroamericanos (que aumentó el costo de oportunidad de iniciar una carrera delictiva). Incluso, una controvertida investigación liga la legalización del aborto en los años ´70 con la disminución del número de hijos de madres solteras adolescentes y de minorías étnicas, el grupo social más propenso a ingresar en la delincuencia.

El merito de Giuliani no sería, de acuerdo a estas interpretaciones, más real que el del brujo que baila la danza de la lluvia. Por el contrario, la aplicación de las ideas de Guliani habría incrementado los episodios de violencia policial y de criminalización de la pobreza y la diferencia étnica, ya castigadas por los recortes en los planes sociales (una de las actividades favoritas de los republicanos, junto con el bombardeo preventivo de países exóticos y el chismorroteo sexual sobre sus adversarios electorales).

La entrada New York, barrio por barrio se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

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Saskia Sassen: una visita guiada a la Ciudad Global https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/saskia-sassen-una-visita-guiada-a-la-ciudad-global/ Mon, 04 Aug 2003 17:51:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2204 Esta nota participa (y difiere a la vez) de géneros y mecanismos como la entrevista, la recopilación y el intercambio epistolar. Es producto de un trabajo de edición realizado por café de las ciudades, sobre materiales gentilmente provistos por Saskia Sassen. Para quienes aun no la conocen, es una introducción a su trabajo; para quienes están...

La entrada Saskia Sassen: una visita guiada a la Ciudad Global se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

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Esta nota participa (y difiere a la vez) de géneros y mecanismos como la entrevista, la recopilación y el intercambio epistolar. Es producto de un trabajo de edición realizado por café de las ciudades, sobre materiales gentilmente provistos por Saskia Sassen. Para quienes aun no la conocen, es una introducción a su trabajo; para quienes están más familiarizados, la nota permite un repaso y una actualización de su pensamiento.

cdlc: Poco más de una década después de su publicación,
¿cómo han evolucionado, en términos generales, los procesos de gentrificación, concentración y primacía urbanas descriptos en “La Ciudad Global”?

Hay seis hipótesis a través de los cuales organizo los datos y la teorización del modelo de la ciudad global. Presentaré brevemente cada una de ellas de modo de producir una representación más precisa.

Primero: la dispersión geográfica de las actividades económicas que caracteriza a la globalización, junto con la simultanea integración de actividades tan dispersas geográficamente, es un factor clave que alimenta el crecimiento y la importancia de las funciones centrales corporativas. Cuanto más dispersas son las operaciones de una empresa entre diferentes países, más complejas y estratégicas resultan sus funciones centrales: esto es, las tareas de gestionar, coordinar, servir y financiar la red de operaciones de una empresa.

Segundo, estas funciones centrales se tornan tan complejas que cada vez con más frecuencia las direcciones corporativas de las grandes empresas globales los tercerizan: compran un porcentaje de sus funciones centrales a empresas de servicio altamente especializadas: contaduría, legales, relaciones públicas, programación, telecomunicaciones y otros servicios de este tipo. Así, mientras que hasta hace unos diez años el sitio clave para la producción de estas funciones centrales aun era la sede corporativa de una empresa, hoy existe un segundo sitio clave: las empresas especializadas de servicios contratadas por las direcciones corporativas para producir algunas de estas funciones centrales o sus componentes. Este es el caso especialmente de las empresas implicadas en mercados globales y operaciones no rutinarias. Pero cada vez con mayor frecuencia las direcciones corporativas de todas las grandes empresas tienden a comprar esos insumos, más que a producirlos en su propia sede.

Tercero, aquellas empresas especializadas de servicios insertas en los mercados más complejos y globalizados están sujetas a economías de aglomeración. La complejidad de los servicios que necesitan producir, la incertidumbre de los mercados con los que están relacionados directamente o a través de las corporaciones para las que están produciendo esos servicios, y la creciente importancia de la rapidez en todas estas transacciones, es un mix de condiciones que constituye una nueva dinámica de aglomeración. La mezcla de empresas, talentos, expertizajes, de un amplio rango de campos especializados, hace que un cierto tipo de entorno urbano funcione como un centro de información. Estar en una ciudad deviene sinónimo de estar en un nudo extremadamente intenso y densificado de información.

Una cuarta hipótesis, derivada de la precedente, es que cuanto más corporaciones tercerizan sus funciones más complejas y no estandarizadas, en particular aquellas sujetas a mercados inciertos y cambiantes y a la rapidez, más libres son de optar por cualquier localización, porque la mayoría de las tareas efectivamente realizadas en sus sedes corporativas no está sujeta a economías de aglomeración. Esto implica que el sector clave que especifica las ventajas distintivas de producción de las ciudades globales es el sector de servicios altamente especializados y puestos en red. Al desarrollar esta hipótesis estaba respondiendo a una noción muy común, la de que el número de sedes corporativas es lo que define a una ciudad global. Empíricamente este puede ser el caso en algunos países donde el centro principal de negocios es también el principal concentrador de sedes corporativas, pero esto puede ser debido a la ausencia de opciones de localización alternativas. Pero en países con una infraestructura bien desarrollada por fuera del centro principal de negocios, suele haber múltiples opciones de localización para las sedes corporativas.

Quinto, estas empresas de servicios especializadas necesitan proveer un servicio global, lo cual significa una red global de afiliados, o alguna otra forma de asociación, y como resultado hemos visto el fortalecimiento de las transacciones y redes transfronterizas de ciudad a ciudad. En el límite, esto muy bien puede ser el comienzo de la formación de sistemas transnacionales urbanos. El crecimiento de los mercados globales para las finanzas y los servicios especializados, la necesidad de redes de servicios transnacionales (debido a los agudos incrementos en la inversión internacional), el rol reducido de los gobiernos en la regulación de la actividad económica internacional, y el correspondiente ascenso de otras áreas institucionales (en especial mercados globales y direcciones corporativas), todo esto señala la existencia de una red transnacional de ciudades. Algo que esto implica (y a la vez una hipótesis relacionada para la investigación) es que la suerte económica de estas ciudades se torna cada vez más desconectada de sus hinterlands más amplios, e incluso de sus economías nacionales. Podemos ver la formación, al menos incipiente, de sistemas urbanos transnacionales. A grandes rasgos, parece que los más grandes centros de negocios en el mundo de hoy adquieren su importancia de estas redes transnacionales. No hay tal cosa como una ciudad global única o aislada, y en este sentido hay una agudo contraste con las antiguas capitales de imperios.

Una sexta hipótesis, es que el número creciente de profesionales de alto nivel y de empresas de servicios de altos beneficios, tiene el efecto de acrecentar el grado de inequidad espacial y socioeconómica evidente en estas ciudades. El rol estratégico de esos servicios especializados como insumos acrecienta la cantidad y el valor de los profesionales de nivel “top”. Más aun, dado que el talento pueda tener enorme significación para la calidad de esos productos estratégicos y que, dada la importancia de la rapidez, el talento es un valor agregado, la estructura de las renumeraciones tiende a experimentar rápidos incrementos. Las actividades y trabajadores que carecen de tales atributos, sean de servicios manufactureros o industriales, tienden a quedar cautivos en el ciclo opuesto.

Una séptima hipótesis, es que un resultado de las dinámicas descriptas en la hipótesis seis es la creciente informalización de todo un rango de actividades económicas que encuentran su efectiva demanda en estas ciudades pero no tienen tasas de beneficios que les permitan competir con las empresas de altos beneficios al tope del sistema. Informalizar una parte o el total de sus actividades de producción y distribución, incluyendo los servicios, es una manera de sobrevivir en estas condiciones.

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Para entender el rol de una ciudad en la red de ciudades globales es necesario establecer la posición de esta ciudad en la variedad de circuitos nacionales, regionales y globales sobre los cuales se ubica. Estos incluyen una gran variedad de circuitos altamente especializados para funciones económicas, culturales, gubernamentales, académicas, políticas, etc. Distintas funciones configuran distintos grupos de ciudades. Establecer la posición de una ciudad en estos circuitos y su relación con otras ciudades en esos mismos circuitos requiere todo un trabajo empírico de investigación. Generalmente se oyen muchos comentarios sobre la competencia entre ciudades. Pero una de las grandes tendencias a través de la historia, y muy fortalecida en la época actual es lo que se podría pensar como una división de funciones a escala transnacional. Hay funciones de la ciudad que se dan en red, donde las ciudades que forman parte de una red acumulan ventajas. No todo es competencia: hemos exagerado eso de la competencia. La existencia de múltiples circuitos entre grupos de ciudades ofrece también una especie de arquitectura para una política urbana transnacional.

cdlc:Se han interpretado dos significados de la “ciudad global”: el más inmediato, relativo a las ciudades que Saskia Sassen identifica en su libro como las que cumplen ese rol (Nueva York, Londres y Tokio); otro más general, donde “la ciudad global” sería un fenómeno que cubre la mayor parte del mundo, con distintas funciones y especializaciones de las ciudades particulares. Veamos como considera este tema nuestra autora:

La economía global se materializa en una grilla mundial de puestos estratégicos, la mayoría de los cuales son grandes centros internacionales de negocios y finanzas. Podemos imaginar esta grilla global como constituyendo una nueva geografía económica de centralidad, que cruza a través de las fronteras nacionales y de la vieja división Norte – Sur. Esto indica la emergencia de una geografía política paralela, un espacio transnacional para la formación de nuevas demandas por el capital global.

La más poderosa de estas nuevas geografía de centralidad en los niveles interurbanos liga los principales centros internacionales de negocios y finanzas: Nueva York, Londres, Tokio, París, Francfort, Zurich, Amsterdam, Los Angeles, Sydney, Hong Kong, entre otros. Pero esta geografía también incluye ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires, Bangkok, Taipei y México DF. La intensidad de las transacciones entre estas ciudades, en particular a través de los mercados financieros, transacciones en servicios, e inversión, ha crecido sostenidamente, y también lo han hecho los ordenes de magnitud implicados. Al mismo tiempo, ha habido una clara inequidad en la concentración de recursos estratégicos y actividades de cada una de estas ciudades con respecto a otras en el mismo país.

Las ciudades globales son diferentes de las viejas capitales de antiguos imperios, en que son una función de redes transfronterizas y no simplemente la ciudad más poderosa de un imperio. No hay, en mi conceptualización algo así como una sola ciudad global (como pudo haber sido la capital de un imperio): la categoría ciudad global solo tiene sentido como componente de una red global de ciudades estratégicas. El sector corporativo, que contiene el control global y comanda las funciones, está parcialmente inserto en esta red.

Este tipo de conceptualización sobre la globalización contribuye a identificar una compleja arquitectura organizacional que atraviesa fronteras y está a la vez en parte desterritorializada y en parte concentrada espacialmente en ciudades.

La pronunciada y clara orientación a los mercados mundiales, evidente en los sectores económicos que prosperan en estas ciudades, genera cada vez más preguntas acerca de la articulación con sus economías nacionales, sus regiones, y la estructura económica y social más amplia en el interior de estas ciudades.

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En la actualidad no hay una simple y directa relación entre centralidad y entidades geográficas como el downtown, o el área central de negocios. En el pasado, y hasta muy recientemente, el centro era sinónimo de esos conceptos. Pero hoy el correlato espacial del centro puede asumir varias formas geográficas. Puede ser el área central de negocios, y lo es todavía y con mucha fuerza en Nueva York, o puede extenderse en un área metropolitana en la forma de una grilla de nodos de intensa actividad de negocios, como vemos en Francfort y Zurich. El centro ha sido profundamente alterado por las telecomunicaciones y el crecimiento de la economía global, ambos inextricablemente relacionados: estos han contribuido a la nueva geografía de centralidad (y marginalidad). Simplificando, yo identifico diversas formas asumidas actualmente por la centralidad:

Primero, mientras que la centralidad puede asumir múltiples correlatos espaciales, el área central de negocios continua siendo un sitio estratégico para las industrias líderes. Pero es un área profundamente reconfigurada por el cambio tecnológico y económico.

Segundo, el centro puede extenderse en un área metropolitana en la forma de una grilla de nodos de intensa actividad de negocios. Este es en parte un espacio desterritorializado de centralidad operando en redes digitales, pero es también territorial en cuanto está inserto en formas convencionales de infraestructuras de comunicación, en especial trenes rápidos y autopistas conectando a aeropuertos.

Tercero, estamos viendo la formación de un “centro” transterritorial constituido en parte en el espacio digital, a través de transacciones económicas intensas en la red de ciudades globales. Estas redes de los principales centros internacionales de negocios constituyen nuevas geografías de centralidad.

cdlc:¿Continúan siendo Nueva York, Tokio y Londres las grandes ciudades globales del capitalismo avanzado, o ese rol es disputado por otras ciudades que han captado esa dinámica económica, política y cultural?

Hay alrededor de 40 ciudades globales en la actualidad, algunas de ellas en un sentido pleno, otras, ciudades con funciones de ciudad global (Miami, Montevideo). La más poderosa de estas nuevas geografías de centralidad en el nivel global liga los principales centros internacionales de financias y negocios. Hay 5 en el nivel más alto: Nueva York, Londres, Tokio (que todavía es el más grande exportador de capital y un poder global masivo a través de sus empresas de manufacturas y comercio), París y Francfort. Luego hay un sector de alrededor de 30 ciudades globales (Zurich, Hong Kong, Amsterdam, Los Angeles, Sydney, etc. Sao Paulo y México DF están en este estrato, quizás no en la parte superior pero bien ubicadas en el medio). Estas son las ciudades que organizan la circulación de riquezas dentro y fuera de sus países, que tienen la capacidad de gerenciar las operaciones globales de sus empresas nacionales y las operaciones de las empresas extranjeras que quieren operar dentro de sus países.

En el caso de un paisaje complejo como es Europa vemos en los hechos varias geografías de centralidad, algunas de ellas globales, otras continentales y regionales.

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Cuando utilicé por primera vez la expresión ciudad global (en 1984) lo hice intencionadamente: era un intento de dar nombre a una diferencia, a la especificidad de lo global tal como se estructura en el período contemporáneo. No elegí la alternativa obvia, world city, porque precisamente tenía el atributo opuesto: se refería a un tipo de ciudad que hemos visto por siglos. En este aspecto puede decirse que la mayoría de las ciudades globales de la actualidad son también ciudades mundiales, pero que bien puede haber algunas ciudades globales que no son ciudades mundiales en el sentido pleno, más rico de la palabra. Esta es en parte una cuestión empírica: como la economía global se expande e incorpora ciudades adicionales dentro de sus variadas redes, es totalmente posible que la respuesta a esta cuestión particular varié. Así, el hecho de que Miami haya desarrollado funciones de ciudad global desde los últimos ´80 no hace de ella una ciudad mundial en aquel viejo sentido del término.

cdlc:¿Como afecta la nueva situación internacional, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y las represalias militares en Afganistán e Irak, al desarrollo de las Ciudades Globales? No solo en relación al área del Bajo Manhattan, sino en cuanto al nuevo equilibrio (o desequilibrio…) de fuerzas en el orden político, económico y militar.

Que uno de los atacantes suicidas del reciente atentado en Casablanca fuera un joven de 19 años, es una de las mejores evidencias acerca de que la guerra en Irak no ha disuadido ni desmoralizado a los terroristas. Parece haber consenso en que este individuo no se entrenó en los campamentos de Afganistán, sino que es un nuevo recluta.

Esto confirma lo que muchos temían: la guerra en Irak ha inflamado el odio contra el poder de los Estados Unidos. Tanto Marruecos como Arabia Saudita integraron la coalición liderada por Norteamérica, y ambos países firmaron la mayoría de las 12 convenciones y protocolos internacionales sobre el terrorismo (10 de ellas, en el caso de Marruecos). El principal objetivo del atentado en Casablanca fue el Club Español: España fue un socio clave de los Estados Unidos en su guerra sobre Irak.

Cuando relacionamos estos nuevos reclutamientos de terroristas, la consiguiente intensificación de los ataques, y el hecho de que desde 1998 la mayoría de los ataques terroristas ha afectado a ciudades, emerge un mapa muy perturbador. La elección de objetivos urbanos para atentados terroristas es en la actualidad mucho más grande que la de aviones o instalaciones militares. El informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre terrorismo global hace posible establecer sobre bases fehacientes que en la actualidad las ciudades son el objetivo clave para los ataques terroristas.

Estos datos nos permiten comprobar que desde 1993 a 2000, las ciudades sufrieron el 94% de las víctimas de ataques terroristas, y el 61% de las muertes. Durante ese periodo el número de atentados se duplicó, creciendo especialmente luego de 1998. En contraste, en los ’80 los aviones secuestrados o atacados tuvieron una proporción mucho mayor de muertos y destrucción que en los ’90.

Es preocupante que nuestro gobierno no haya hecho esto más claro. Hay un vago reconocimiento del cambio que ha habido en los objetivos terroristas, desde los más “duros” a los más “blandos”. Pero aun no he escuchado al equipo de Bush decirlo abiertamente: “¿saben que?: si nos equivocamos en la forma de combatir al terrorismo, los que más sufrirán son las ciudades y su gente, no las instalaciones militares“.

Y no solamente Nueva York, sino también Bali, Riyadh, Casablanca, donde el acceso es más fácil. Hay muchas razones por las cuales las ciudades se han convertido en objetivos centrales para un gran rango de actividades terroristas: son un centro de poder, y por lo tanto foco de la atención de los medios, y lo suficientemente densas y mezcladas como para que los terroristas puedan vivir y organizarse sin atraer demasiado la atención. Más allá de esto, ciudades como Nueva York, Londres y París han llegado a estar en la no envidiable posición de ser lo que el Departamento de Estado describe como ciudades blanco para ataques terroristas. Y desde el año pasado, podemos agregar a Kabul, Riyadh y Casablanca a la lista. Hay un puñado de ciudades con particular valor simbólico debido a su mezcla de condiciones históricas, políticas y a veces económicas: Nueva York, Londres y París, a la vez como ciudades globales estratégicas para la economía mundial, y como representantes de historias políticas específicas. Luego hay ciudades como Atenas, Estambul, Jerusalén, Berlín y Roma. Estas ciudades son nodos clave en una variedad de redes globales específicas, y en tal sentido blancos para el terrorismo internacional.

Cada una de estas ciudades es altamente visible y un sitio importante para comunicar un mensaje a una gran audiencia, con frecuencia una audiencia específica más que mundial. En cada una hay razones específicas para los ataques. Nueva York no fue atacada tanto por si misma como por representar el poder económico y militar de los Estados Unidos. La ciudad es entonces un sitio concentrado con capacidades para la comunicación, más que un enemigo en si misma. Cualquier ataque en las grandes ciudades deviene instantáneamente un acontecimiento mediático.

Un segundo factor de preocupación es que muchos países carecen de los recursos que Estados Unidos y las naciones más ricas de Europa pueden usar para vigilar sus ciudades. Una vez más serían los países menos desarrollados los que pagarían el precio más alto. Los objetivos urbanos parecen ser más accesibles en esos países que en Nueva York o en Londres. Cuanto más efectivos nos transformamos en prevenir ataques a nuestras ciudades, aquellas de los países menos desarrollados se convierten en los blancos más accesibles (y Casablanca fue un buen ejemplo en tal sentido). Más allá de los viejos mapas de las capitales de los antiguos imperios, la actual geopolítica de los Estados Unidos adiciona un nuevo mapa urbano centrado en los países más pobres: Kabul, Bali, Riyadh, y ahora Casablanca. ¿Cual será más probablemente el próximo objetivo: Nueva York o Nairobi?

Un tercer factor a considerar es que aun cuando los objetivos urbanos no son novedosos para el terrorismo, a partir de los ataques en Nueva York ha quedado claro que son la opción más visible y con múltiples posibilidades de potenciarse. Esto ha sido evidente en los ataques a Bali, Riyadh y Casablanca. La ciudad ha reemplazado al avión secuestrado como el icono del ataque terrorista.

Cada atentado se transforma en un acontecimiento mediático global que induce a mayor difusión, en lo que puede transformarse en un circulo vicioso. No son los militares ni los políticos los que están en la situación más alta de riesgo, sino los habitantes de las ciudades. Cualquier política de los Estados Unidos que promueva la ira y el odio hasta el punto de inducir el terrorismo, es susceptible de incrementar el riesgo de las ciudades para convertirse en objetivos de atentados.

Esto contribuirá a la larga a desestabilizar el orden social en el mundo menos desarrollado. Muchos de estos países ya han soportado lo peor de las políticas económicas que crearon una gran devastación en sectores tradicionales de sus economías. Ahora también deberán soportar el costo desproporcionado de nuestra guerra contra el terrorismo y su lógica imperfecta, que solo conduce a más angustia y desesperanza (un suelo fértil para aquellos, no importa cuan pequeño sea su número, dispuestos a unirse a los escuadrones de atacantes suicidas).

Sería muy tonto de nuestra parte pensar que en los países ricos y relativamente bien protegidos del Atlántico Norte podemos escapar a las consecuencias de una proliferación de ataques terroristas. No importa cuan lejos estemos geográficamente, en los paises ricos no siempre podremos ignorar por completo, o escaparnos de la pobreza, las guerras y las enfermedades en el Sur global. Lo sabemos. Una vez que una infraestructura para transacciones transfronterizas y flujos es puesta en marcha, puede ser usada para múltiples propósitos, más allá de las intenciones originales. Ahora necesitamos reconocer que el terrorismo urbano en el lejano Sur global eventualmente trabajará a su modo dentro de nuestras sociedades protegidas (aunque solo sea por las crecientes restricciones a nuestras libertades civiles resultantes de la guerra al terrorismo). Todos estamos juntos en esto.

cdlc:¿Cuales son los principales desafíos que afrontan las ciudades del mundo para aspirar a un ordenamiento social y territorial más equitativo y sustentable?

En mi opinión hay dos actores estratégicos que están cambiando la experiencia de lo urbano y las culturas políticas en la ciudad global, ambos desarrollando poderes: son el sector de las empresas globales, sean nacionales o extranjeras, y el de la mezcla de gente desaventajada que busca en la ciudad la que quizás sea su última oportunidad para sobrevivir y luchar: los “favelados” (con frecuencia organizados políticamente, al menos lo suficiente como para hacer reclamos al gobierno local), las minorías internas de bajos ingresos, madres solteras o separadas, a menudo abandonadas por los padres de sus hijos, trabajadores que alguna vez estuvieron organizados en sindicatos y que ahora han perdido todo porque las empresas donde trabajaban fueron destruidas por la globalización neoliberal, y sus sindicatos desmantelados, o debilitados por varias razones (¡ninguna de las cuales es buena!).

Estos dos sectores pueden no incluir a la mayoría de los residentes. Mi opinión es que en la actualidad son estratégicos porque están reformulando la experiencia de lo urbano y la estructura real de la ciudad. Para mi es de enorme importancia reconocer el hecho de que la gente, los sectores urbanos sin poder pueden tener este rol formador. En periodos anteriores, quizás hasta alrededor de los ’70, la clase obrera organizada y las empresas nacionales orientadas a mercados nacionales fueron los actores clave, estratégicos, en una ciudad como por ejemplo Sao Paulo, y en algunos aspectos también la clase media que se estaba expandiendo y haciendo de la ciudad un lugar más vivible para la gente.

Esto ha cambiado: la clase media ya no tiene más este rol civilizador, y los trabajadores organizados han perdido en gran medida su poder como actores estratégicos. Hay un 20% de la población, un sector de clase media con muy altos ingresos, que ha cambiado mucho la forma del paisaje urbano: gentificación de altos ingresos, expansión de áreas urbanas con alta renta y altos precios de la vivienda, tiendas y restaurantes caros. Esta parte del paisaje urbano creció agudamente en muchas ciudades del mundo desde finales de los ’80 y explotó en los ’90. Fue un sector profundamente relacionado a las nuevas fuerzas económicas (a la vez global y nacional, orientado a mercados internacionales, profesionales de servicios, finanzas, etc.). Este sector es diferente de los ricos tradicionales (que son alrededor del 1% de la población y ocupan una parte mucho más pequeña de la ciudad, y que ahora viven especialmente en barrios cerrados fuera del centro y se trasladan en helicóptero, y que tienen profundas riquezas, ahora conectadas a la economía global, pero con frecuencia originadas en la economía nacional). El sector más íntimamente ligado a la orientación global es aquel 20% de la ciudad. Junto con el creciente número de empresas extranjeras y nuevas firmas nacionales orientadas hacia las finanzas y los servicios especializados, constituyen el sector globalizado de la ciudad. Y han alterado en forma visible el paisaje urbano.

Pero también lo ha hecho el 40% (aproximadamente) que está en el fondo del sistema. Ellos cuentan, tienen ahora una nueva voz, hacen reclamos, ocupan y habitan superficies cada vez mayores de la ciudad (y por supuesto de las grandes áreas metropolitanas). En Brasil, el ascenso de Lula toma algo de su compromiso político. Son actores políticos muy informales, pero cuentan. Su pobreza no ha conseguido eliminarlos del espectro político: por el contrario, su voz se ha hecho más fuerte a medida que su número ha crecido. La ciudad hace posible la política callejera de un modo muy concreto y en un enorme abanico de posibilidades, que el sistema político nacional no siempre puede permitir, ya que requiere de actores políticos formales (votantes registrados, sistema electoral, cortes judiciales, etc.)

La actual crisis de la economía global cambiará una vez más el paisaje urbano, pero claramente aumentará la importancia del sector amalgamado de los desaventajados y de las políticas de reclamo callejero que han desarrollado. El espacio de la ciudad sigue siendo crucial.

Todo esto necesita ser incorporado a nuestra concepción del espacio de la ciudad contemporánea. Yo trato de hacerlo en mi modelo de la ciudad global. Y esto implica omitir a sectores cruciales de la ciudad que no están reformulando el poder.

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Pienso en la identidad en un sentido político: una amalgama de lo que en un principio pueden ser condiciones étnicas, culturales, nacionales, pero que en el espacio de la ciudad, de la ciudad real, conforman un actor político a partir del individuo. En verdad preferiría la palabra sujeto a “actor”, porque no es solo una cuestión de actuar y de activismos: somos sujetos políticos aun cuando dormimos (si, incluso si roncamos…). Aquí las ciudades, y el hecho que el estado nacional haya perdido poder y autoridad con la globalización, hacen una diferencia. ¿Por que? Porque el espacio de la ciudad es por lejos más concreto para la política que el de la nación. Es un lugar donde los actores políticos no formales pueden ser parte de la escena política en un modo que es mucho más dificil a nivel nacional. Puedes ser un inmigrante ilegal y participar en manifestaciones, en actos callejeros. O puedes participar de movilizaciones anti-globalización y hacer tu tarea como “ciudadano” reclamando el acceso a la contabilidad de las empresas globlales, aun cuando estés en una ciudad que no pertenezca al país del que eres ciudadano. Las políticas nacionales necesitan desarrollarse a través de sistemas formales existentes: sea el sistema electoral o el judicial. Los actores políticos informales son invisibles en el espacio de las políticas nacionales. El espacio de la ciudad acomoda un amplio rango de actividades políticasokupaciones, manifestaciones contra la brutalidad policial, luchas por los derechos de los inmigrantes y las personas sin hogar, políticas de cultura e identidad, movilizaciones de gays, lesbianas y travestis. La mayor parte de estas se torna visible en la calle. Gran parte de la política urbana es concreta, actuada por la gente, más que dependiente de los medios masivos. Las políticas callejeras hacen posible la formación de nuevos tipos de sujetos políticos que no necesitan para ello ingresar al sistema político formal.

Es en este sentido que aquellos que carecen de poder, aquellos que son desaventajados, marginales, discriminados y minoritarios, pueden ganar presencia en las ciudades globales, pueden hacerse visibles frente al poder y ante las otras minorías (esto último es muy importante: genera una conciencia de comunidades ampliadas comprometidas en una tarea política similar). Esto indica, en mi opinión, la posibilidad de un nuevo tipo de política, centrada en nuevos tipos de actores políticos. No es solo una cuestión de tener o no tener poder. Hay nuevas bases, híbridas, desde las cuales actuar. Pienso en la noción de multitud de Hardt y Negri, como una versión muy general de estos temas: la multitud no es la ciudadanía… Es la amalgama que puede incluir lo que aquí estoy llamando sujetos políticos informales.

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La historia de las ciudades globales no es solo la historia de las elites. Es también un espacio para aquellos nuevos tipos de políticas que pueden devenir globales aun cuando se localicen en un sitio específico, precisamente porque tienen lugar en ciudades globales. La ciudad global hace posible la emergencia de sujetos políticos informales, híbridos, con frecuencia profundamente internacionalizados.

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La red transfronteriza de ciudades globales es un espacio donde se generan nuevos tipos de política “global” vinculada a un lugar, y en protesta contra la globalización corporativa. Las manifestaciones de las redes antiglobalización han señalado el potencial para desarrollar una política centrada en lugares, entendidos como localizaciones en redes globales. Es una política de lugares específicos con alcance global. Es un tipo de tarea política profundamente inserta en las acciones y actividades de la gente, pero hecha posible en parte por la existencia de redes globales digitales.

Más aun, es una forma de construcción política institucional centrada en ciudades y redes de ciudades, y en actores políticos no formales. Vemos aquí la transformación potencial de un entero rango de condiciones “locales” o dominios institucionales (tal como la residencia, la comunidad, la vecindad, la escuela local y las entidades de asistencia médica) donde las mujeres “confinadas” a roles domésticos, por ejemplo, se convierten en actores clave. De ser vividos y experimentados como no políticos, como domésticos, estos lugares se han transformado en “microentornos con alcance global“.

Lo que quiero decir con este término es que la conectividad técnica creará un variedad de relaciones con otras entidades locales similares en otros barrios de la misma ciudad, y en otras ciudades, y en barrios y ciudades en otros países. Una comunidad puede emerger en la práctica, y crear múltiples comunicaciones, colaboraciones, solidaridades y apoyos horizontales y laterales. Esto puede habilitar a la política local, o a actores no políticos, para ingresar a una política transfronteriza.

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Me han preguntado si el desarrollo urbano sostenible es algo más que un oximoron: ¿cual es el valor de este concepto para el cambio urbano, para las políticas urbanas y la lucha social? En un nivel muy elemental podría decirse que si, que es un oximoron: los humanos tomamos del entorno más que lo que le retornamos, desde el momento en que nacemos (por cierto, si es que nacemos en países desarrollados). Pero también tenemos maneras de proteger el ambiente: el conocimiento y los recursos para sanear el agua, para asegurar la supervivencia de las especies en riesgo, etc., etc. El valor de las nociones de desarrollo sustentable, sea urbano o de otro tipo, es que llaman al balance, a la mesura, al reconocimiento de que no podemos hacer lo que se nos ocurra en nombre del beneficio o de la necesidad. Si, por ejemplo, permitimos a nuestras empresas más poderosas talar la selva húmeda, pagaremos un precio. Nos recuerda que todos estamos interconectados: si permitimos demasiada pobreza y enfermedad en el Sur global o en nuestros barrios pobres del Norte global, seremos afectados directa o indirectamente, a través del retorno de viejas enfermedades o por el aumento de la ira. Lo más extraordinario del concepto es que indica que no tenemos escape a las consecuencias de nuestras acciones. Aun estamos muy lejos de poder implementar este desafío. Pero claramente, ya estamos mucho más adelante que hace 20 años atrás en el reconocimiento del tema y de las políticas necesarias para implementar cambios en algunos sectores.

Acerca de la ciudad en esta cuestión: es un sitio donde múltiples y concentradas formas de intervención pueden desarrollarse, incluyendo aquellas que dependen solo de la voluntad de las personas y de sus actos cotidianos…

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David Satterthwaite (y otros) sostienen que las ciudades son una forma más sostenible de asentamiento que los asentamientos dispersos. Las ciudades ofrecen economías de escala y son mucho más eficientes que los patrones de asentamiento rurales y periurbanos.

Acuerdo completamente con esta tesis. Sin embargo, es un desafío transformar los actuales patrones urbanos de desarrollo de infraestructuras, construcción de viviendas y transporte, en patrones ambientalmente amigables. Aun así, tenemos que hacerlo. Es la única manera, imaginemos sino un desarrollo horizontal del tipo de Los Angeles, de autopistas sin fin: llegaríamos a cubrir el mundo con asfalto y cemento. O veamos como los niveles de agua en los grandes ríos de la Europa occidental, rica y desarrollada, han sido afectados por la extensión descontrolada de cemento en sus bordes…

cdlc:¿Que pasa con los impactos, positivos y negativos, de “la ciudad global”, sus procesos y manifestaciones, sobre las ciudades del mundo subdesarrollado? ¿Es posible imaginar un rol de estas ciudades distinto al de la provisión de mano de obra a bajo costo para tareas industriales o de servicios de baja calificación (distritos industriales para la exportación, call centers, etc), receptores del turismo orientado al pintoresco, o nodos logísticos del narcotráfico y la prostitución?

Una de las tragedias de nuestro tiempo es que demasiados gobiernos en el Sur global se han adaptado (a menudo luego de recibir enormes presiones, pero no siempre), a las demandas del poder internacional.

Primero, las empresas y los mercados globales (no importa cuan globales sean y cuanto operen en mercados electrónicos, por ejemplo las finanzas) necesitan una red de ciudades con los recursos de infraestructuras, oficinas y profesionales como para manejar la coordinación, servicios, gerenciamiento, etc., de sus operaciones más complejas. Las operaciones menos complejas, que pueden ser estandarizadas, pueden mudarse a parques de oficinas suburbanos o ser realizadas electrónicamente. Son las operaciones complejas, no rutinarias, que tiene que ver con la incertidumbre de los mercados y condiciones globales, el conocimiento imperfecto, etc., las que necesitan de las densas redes que solo se pueden tener en las grandes ciudades donde profesionales y empresas de todo el mundo encuentran un ágora. Sabiéndolo o no ellos interactuan y producen colectivamente las piezas de información necesarias para operar globalmente.

Segundo, ciudades son también nodos estratégicos en la intersección de múltiples nudos de información.

Tercero, para albergar todo esto es necesario desarrollar distritos de oficinas, residencia, hoteles, aeropuertos, etc., de clase internacional y con oportunidades para un estilo de vida muy sofisticado. Muchos países del mundo no tienen esa capacidad. Y entonces, México DF, Sao Paulo, Río de Janeiro, Buenos Aires, se convierten en nodos cruciales porque ellas si que tienen esas capacidades (mi lectura sobre Buenos Aires es que tiene demasiados recursos concentrados, y un desarrollo ya existente de oficinas, comunicaciones y residencias “estado del arte”, como para ser abandonada: las empresas, mercados y profesionales están esperando que Buenos Aires se reinserte en el nudo global) .

Cuarto, para su expansión, la economía global necesita seguir adicionando economías de donde extraer riquezas. Esto implica que necesita agregar ciudades que puedan funcionar como ciudades globales de esos países o al menos desarrollar las capacidades para albergar funciones de ciudad global. Con lo cual aquella se continua expandiendo a través de esta red global de ciudades.

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En el Sur global, la mayoría de las megaciudades son también ciudades globales: ellas contienen los principales recursos económicos y políticos de un país y se transforman en las puertas para que las empresas y mercados globales (incluso aquellas empresas nacionales que se han hecho globales) tomen la riqueza del país y la recirculen globalmente (y mal…).

Su rol, su posición en el sistema y la jerarquía global, es variable: si son ciudades globales funcionan como sitios clave para la concentración de recursos y capacidades cruciales para la economía global. La mayoría de las ciudades globales en el Sur global tienden a ser megaciudades.

Hay tambien subgeografías específicas que conectan conjuntos de ciudades. En un proyecto que acabo de finalizar, patrocinado por la Universidad de las Naciones Unidas, nos focalizamos en ciudades del Sur global que son parte de esta red: Shanghai, Beirut, el corredor de crecimiento Irán – Dubai, etc. Es muy claro que hay subgeografías globales emergentes: Sao Paulo articula un amplia región del Cono Sur de America Latina. Dubai y Beirut articulan el medio oriente árabe para la economía transnacional. Shanghai ha reemplazado a Taipei como el atractor principal de la región, no solo para las transacciones económicas sino también en el imaginario: hay en la actualidad 400.000 taiwaneses viviendo en China, la mayoría en Shanghai.

Bombay es realmente muy importante. Lagos y Dacca, no del todo. El Africa subsahariana es difícil de entender utilizando estos criterios. Johannesburg cumple claramente funciones clave en la red global, que ninguna otra ciudad del mundo puede reemplazar, dadas las reservas de diamantes y oro de Sudáfrica. El petróleo es otro vector a través del cual algunas partes de Africa pueden articularse con circuitos globales muy especializados, pero la mayor capacidad para gerenciar los mercados globales no está, por supuesto, en las ciudades africanas. Hay muy pocas de ellas en la lista de 40 ciudades globales a las que antes me referí.

Mi posición básica sobre estos temas es que nada dura para siempre, y que entonces hay potencial para el cambio. Uno desearía que los recursos y la voluntad política fueran utilizadas para fortalecer a pequeñas ciudades y aldeas, y así darían a la gente más oportunidades de una vida sana y razonable. Pero las elites nacionales, globales y locales que poseen los recursos, parecerían haber abandonado a los 3 mil o más millones de personas que están empezando a desaparecer de las pantallas y radares de los poderosos. Esto es trágico. Hay además otros dos mil millones de personas, trabajadores de todo el mundo, que solo tienen un pie en la “historia”… o en esas pantallas y radares. En un mundo con semejante riqueza, con enormes capacidades administrativas y científicas, ¿por que todo tiene que ser tan siniestro para más de la mitad de sus habitantes? ¿Como pudimos llegar a un punto donde las “lógicas de la utilidad” que organizan la mayoría de nuestros recursos son tan estrechas, tan egoístas? Los datos están demostrando en forma contundente que los niveles de inequidad y de concentración de riqueza han crecido agudamente en los últimos 20 años.

A menudo soy descripta como una optimista en esta cuestión, aun cuando tengo un análisis hipercrítico de la globalización. Creo que hay dos cuestiones al respecto: una es que las grandes concentraciones de recursos económicos y técnicos representados por las empresas globales podrían también funcionar como capacidades para resolver algunos de los problemas. Ellas podrían construir la infraestructura para el agua y el transporte, y las viviendas, que son tan desesperadamente necesarias. Podrían decidirse a usar tecnologías ambientalmente amigables de extracción (por ejemplo las compañías petroleras y mineras) y producción. Los Estados Unidos son lo suficientemente ricos como para proveer capitales para necesidades particulares, y para redestinar a sus médicos y abogados en buenas causas alrededor del mundo. ¡Cuando pienso en los 200 mil millones de dólares de costo del bombardeo a Irak (difícilmente se pueda llamar a eso una guerra) me imagino lo que esa suma conseguiría invirtiéndola en atención médica en los países más pobres!

En segundo lugar, realmente creo que la política es un puente a un mundo mejor. Por política quiero decir la gente, las multitudes como potenciales actores que pueden hacer una diferencia. Mirando la historia no encontramos ningún sistema formal de poder que haya durado para siempre, y lo que es más importante, comprobamos que estos sistemas han sido destruidos en razón de sus propios abusos de poder, y por quienes solo parecían unas masas desorganizadas. Creo que en la actualidad ya existe una multiplicidad de fuerzas y arquitecturas micropolíticas que están tomando forma en la “multitud”.

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La globalización económica neoliberal:

a) ha ayudado a demoler las economías tradicionales que (cualesquiera fueran sus ineficiencias) eran muy intensivas en su generación de empleos y por eso ayudaban a la supervivencia económica de muchísima gente.

b) ha creado más y más “puentes” (a través del comercio, las telecomunicaciones, etc.) conectando muchos países.

c) a través de las políticas del FMI y del Banco Mundial contribuyeron a aumentar el hiperendeudamiento de más y más países.

La consecuencia es que la lucha por la supervivencia se ha agudizado, con lo que individuos y grupos sociales son empujados a soluciones extremas: tráficos ilegales, contrabando humano, etc. El tráfico ilegal de mujeres y niños para su comercio sexual ha crecido, como parte de esto. Y gracias en parte a la infraestructura de la globalización económica, se ha tornado en parte global. Dicho sea de paso, una de las mejores fuentes sobre redes globales de tráfico para el comercio sexual es el informe de la CIA (por una vez hicieron algo útil). Estaríamos mejor si ellos profundizaran esta investigación: puede conseguirse de su sitio en la Web, y no hay que ser un hacker para entrar…

cdlc: Sakia Sassen ha participado en el panel que elaboró “Cities transformed” (ver número anterior de café de las ciudades), el informe sobre demografía y urbanización de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos. Algunas consideraciones sobre aspectos contemplados en ese informe: megaciudades, migraciones, …

La urbanización masiva de la población necesita ser deconstruida. Presenta múltiples estructuras de organización: desde pequeñas aldeas aisladas a ciudades profundamente conectadas, desde megaciudades y ciudades globales, a grandes extensiones de territorio edificado que no tienen ninguna conexión a algo que tenga que ver con la urbanidad. Cada una de estas formas de organización tiene restricciones y posibilidades específicas para las distintas clases sociales y los diferentes tipos de proyectos, sean económicos, ambientales, políticos o culturales.

Solo me focalizaré en dos de estos términos, crecientemente usados: megaciudades y ciudades globales, ambos fundamentales para entender la condición urbana en la actualidad y en el futuro cercano. Cuando usamos el termino megaciudad nos estamos refiriendo al tamaño, pero el tamaño viene asociado a diversos problemas: sociales, de infraestructuras, políticos. En muchos sentidos el término está cargado con significados negativos, y generalmente es visto como un fenómeno propio del Sur global. Las Naciones Unidas definen las megaciudades como aquellas que superan los 8 millones de habitantes.

El término ciudad global es un concepto muy diferente. Una ciudad global es aquella que

a) tiene ciertos tipos de capacidades (específicamente la combinación de recursos y talentos necesarios para gestionar y servir las operaciones globales de empresas y mercados), y

b) contiene (a través de su clase profesional transnacional y de su mezcla de inmigrantes, refugiados y minorías internas) un núcleo sociopolítico muy internacionalizado o desnacionalizado.

Una ciudad global puede ser tan grande como Londres, Nueva York, París o Sao Paulo, o puede ser pequeña como Zurich o Francfort. El tamaño no es el rasgo que la define. Sin embargo, me apresuro en agregar que por una variedad de razones, muchas de las ciudades que son globales o tienen funciones de ciudad global (por ejemplo Manila, Seúl, México DF, Bombay, Bangkok, Shanghai, etc.) tienden a ser grandes. Más aun, parece haber un efecto de umbral: las ciudades muy pequeñas no parecen adecuadas para combinar los múltiples recursos requeridos para ser globales, o siquiera para tener algunas funciones de ciudad global. Zurich y Francfort operan en realidad en una escala metropolitana, donde las funciones financieras están concentradas en el centro pero las sedes corporativas de las grandes empresas nacionales y extranjeras se ubican en un área metropolitana más amplia, aunque compacta. De esta forma alcanzan una cierta escala de operaciones y recursos.

Las fuerzas motoras detrás del crecimiento de la megaciudad y de la formación de la ciudad global son diferentes. La causa básica del crecimiento de la megaciudad es la urbanización de más y más componentes de la vida social y la creciente privatización (o al menos el control privado) de las áreas rurales. Este último es un factor crucial en el Sur global: millones y millones de pequeños agricultores y minifundistas han sido expulsados de sus tierras por la privatización de grandes extensiones de tierra por empresas nacionales y extranjeras. Este tipo de privatización ha creado con el tiempo una masa de migrantes empobrecidos que buscan en la ciudad el último lugar donde puedan tener una oportunidad de trabajar y sobrevivir. Hay sin embargo límites a estos patrones de crecimiento. Recientes estadísticas de las Naciones Unidas (World Urbanisation Prospects, Revisión del año 2001) sugieren que el crecimiento de las megaciudades ha disminuido considerablemente en los ’90 (por ejemplo, en 1970 el pronostico para México DF era de 31 millones de habitantes en el año 2000, mientras que el censo del año 2000 registró 18 millones; un patrón similar se encuentra en Sao Paulo). Esto sugiere que otras formas de organización pueden emerger en la urbanización del Sur global. Ha habido una estabilización, e incluso una caída en los números, y esto es resultado de una mezcla de diversas dinámicas. La gente pobre no es estúpida: entiende cuando ya no puede garantizar por más tiempo sus condiciones de vida, cuando las enfermedades y las condiciones inseguras se tornan abrumadoras.

Estos patrones de crecimiento de la megaciudad, presentes en el Sur global, no son del todo evidentes en el Norte global, donde tenemos múltiples tendencias pero quizás la más importante es la proliferación de suburbios, exurbios y edge cities, y la mudanza a pequeñas ciudades. Las elites, cuyo tamaño y recursos están creciendo, han tendido a regresar a los centros de las ciudades (siendo así el motor para la gentrificación de altos ingresos). Pero el burgués promedio probablemente prefiera vivir en las afueras de las ciudades. Los urbanitas, aquellos con un gusto profundo por la vida urbana y la densidad (¡pero tiene que ser una vida urbana bella o al menos de clase alta!) son definitivamente una minoría, aun cuando son estratégicos en la formación del paisaje urbano, al que definen con sus estilos de vida y sus escenarios y hábitos de trabajo

Quiero enfatizar que el problema no es tanto el tamaño muy grande de las ciudades (de hecho, ciudades como París, Londres y Tokio funcionan extremadamente bien), sino el hecho de que en muchos casos (Sao Paulo, Bombay, México DF, Yakarta, y yo agregaría a algunos efectos ciudades norteamericanas como Nueva York y Los Angeles) grandes porcentajes de la población son abandonados por los líderes políticos, económicos y cívicos de la ciudad. La ausencia de políticas de salud, la extrema pobreza, la falta de educación para los niños, la absoluta miseria de hombres, mujeres y niños, parecen ser algo inmanejable en una ciudad de 8 millones de habitantes del Sur global, para no hablar de las de 18 millones. Para que las megaciudades funcionen mejor, algo tendría que cambiar en la asignación de recursos, y en la disposición de los que tienen el poder hacia los pobres de sus ciudades. Las megaciudades se han tornado un problema en términos económicos y ambientales. Pero como sostengo en mi introducción a la Nueva Enciclopedia sobre Asentamientos Humanos Sostenibles (UNESCO 2003), creo que las grandes ciudades también ofrecen soluciones precisamente porque la concentración permite economías de escala que pueden ser explotadas razonablemente. Las ciudades son parte del problema ambiental de la actualidad, pero también son parte de la solución.

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Reconocer la migración internacional dentro de las dinámicas generales de la globalización, debería ayudar a que los gobiernos y los ciudadanos la vieran como parte de nuestras sociedades contemporáneas, de la misma manera que el sector de los profesionales internacionales. Europa Occidental tiene algunas razones adicionales para esta reflexión: se estima que para el fin de este siglo, si la región mantiene sus actuales condiciones demográficas y de inmigración, habrá perdido más de 60 millones de habitantes y tendrá a más de la mitad de su población por encima de los 65 años. Algo habrá que hacer, y la inmigración es por cierto una parte clave del manejo de esta cuestión.

Creo que este es un paso muy importante y necesario. Es una oportunidad para la incorporación de más y más diversidad en la Unión Europea. Y como se trata de un número limitado de países, sería un buen aprendizaje, paso a paso, sobre como manejar lo que nos espera en los próximos 50 años. Debería ser tomado, seria y positivamente, como una oportunidad para aprender a desarrollar canales institucionales e imaginarios públicos para negociar la diversidad global.

Algo que me impacta es con que diferencia se ha constituido lo “internacional” en las ciudades de Estados Unidos, comparadas con las ciudades europeas. En la ciudad norteamericana, incluida Nueva York (que es realmente excepcional para los Estados Unidos) lo internacional significa a grandes rasgos “ciudades norteamericanas alojando a extranjeros“. En Europa (y pienso en Londres, Berlín, Amsterdam), lo internacional significa que la ciudad es, en alguna de sus partes, constituida en términos de múltiples nacionalidades. Por supuesto que exagero un poco: hay muchos momentos en Berlín (digamos cuando estás en un bus, cerca del conductor, sobre todo cuando deciden que el bus está lleno y que no deberían entrar más pasajeros) en que, tu sabes, ¡oh querido, esto es Alemania!

El otro extremo es la Escuela de Economía de Londres: esta es realmente una institución internacional. Las universidades de Estados Unidos tienen muchísimos estudiantes extranjeros, pero siguen siendo en lo profundo “universidades de Estados Unidos… con muchísimos estudiantes extranjeros“. Los Estados Unidos son el país más no-internacional (irónicamente, dado su dura tarea como poder global) de todo el Atlántico Norte.

cdlc:Sobre producción y consumo de cultura en la ciudad global:

El papel de la cultura es crucial y se vuelve cada vez mas importante. Opera a varios niveles y en diversos contextos. Probablemente la componente mas familiar es la de la cultura “oficial” (los museos, la opera, el teatro municipal, etc.). Menos reconocido pero fundamental es el sector de galerías de arte, pequeños teatros o teatros independientes, espacios alternativos para músicos, poetas, escritores, etc. Una tercera componente es el sector de las bienales y trienales, que han tomado mucha visibilidad internacional y mucho dinamismo. Pero además de estas componentes que todos podemos reconocer como constituyentes de la cultura en una ciudad, hay otros que son muy importantes pero menos reconocidos. Mencionaré dos.

Primero, es muy importante que una ciudad sea un espacio para hacer arte, no solo para venderlo. Esta es uno de los grandes fracasos de Manhattan, que ha dejado de ser un lugar donde los artistas–excepto si son ricos– puedan vivir y trabajar. Manhattan, para el arte, es hoy solamente un mercado. A la larga eso es negativo. Es interesante ver que en la reconstrucción después del ataque del 11 de Septiembre de 2001, una componente que todos han aceptado como importante es la construcción de estudios para artistas y un centro cultural. Lo segundo, es reconocer que las comunidades inmigrantes o minorías étnicas nacionales contribuyen mucho a producir dinamismo y densidad cultural en una ciudad. A menudo esta contribución es eludida, pero su ausencia sería muy evidente. Concluyo con un pensamiento general: hacer hincapié en los beneficios que trae a la ciudad el tener múltiples culturas dinámicas, de la oficial a la inmigrante, es central para fortalecer el tejido cívico, especialmente en esta época de crecientes desigualdades económicas y espaciales.

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Las grandes “industrias masivas del ocio” son una de las maneras en que los mercados destruyen el sentido de la ciudad como un espacio para hacer arte, para mezclar distintos tipos de práctica artística. La renovación de Times Square en Nueva York, la construcción de complejos culturales en otras ciudades, son parte de aquella corporativización de la escena cultural. Pero la gente, a través de sus prácticas, puede subvertir la práctica corporativa. Y una vez más, hay pocos lugares tan útiles para este tipo de subversión como las áreas centrales urbanas. Precisamente porque grandes cantidades de gente consumen entretenimiento (la McDonaldización de la cultura) la performance callejera puede tener una audiencia. Al tener un sector corporativo concentrado en una ciudad, con múltiples consumidores de arte y cultura (o sus versiones banalizadas), puedes tener un sector independiente o alternativo (como un teatro off-Broadway). Creo que uno de los rasgos más atrapantes de una ciudad compleja es que permite esta tarea de subversión: no tienes que planearlo o coordinarlo (aunque esto ayudaría a veces), solo tienes que hacer lo tuyo. Una versión más organizada de esto es tomar posesión de un viejo establecimiento industrial y transformarlo en un centro contracultural. Esto se ve en cada vez más ciudades alrededor del mundo, y creo que es una tendencia muy estimulante.

A partir de que los usos corporativos globales han expulsado otros usos de la ciudad, las áreas centrales se hacen homogéneas, en algunos casos como áreas de oficinas y en otros como zonas residenciales. Pero también han creado un nuevo tipo de dinamismo internacionalizado, que se basa en el 20% de la población con más altos ingresos, formado en general por los profesionales enriquecidos en los últimos 20 años por trabajar en estos sectores globales corporativos. Esta gente es distinta a los ricos tradicionales: con frecuencia pasan la mayor parte del tiempo en lugares públicos, les gusta la vida de la calle, y quieren “excitación” más que la formalidad de la Opera. De esta forma pueden hacer posible esa clase de tarea cultural subversiva de la que hablé antes. La tarea de subvertir la corporativización de la cultura y el espacio urbano necesita ser imaginativa tanto como política. Estas son oportunidades para comprometer al capital global corporativo con la ciudad a través de tácticas culturales.

cdlc:Un caso concreto: Berlín (que también puede ilustrar ciertos procesos que afectan a Nueva York, y a Buenos Aires, y…)

Berlín está sufriendo en la actualidad en términos de presupuesto y base económica: el gobierno local esta quebrado y hay 300.000 desempleados registrados. Al mismo tiempo, la ciudad está emergiendo como un gran nexo global / internacional para la cultura, los nuevos medios de comunicación y “wissenschaften (ciencias)”. En estos frentes hay una gran cantidad de acontecimientos estimulantes y muy dinámicos. Una pregunta que me hago es si la crisis de presupuesto es parte de la transición de Berlín desde la era del Muro (con todo su apoyo gubernamental), y si la crisis económica general se debe también a esa causa: la gran cantidad de empresas que directamente abandonaron Berlín al dejar de recibir los subsidios estatales que recibían antes simplemente por estar allí. Si estas dos crisis son en verdad debidas en buena parte a esta transformación de las condiciones, es muy distinto a si ocurren en función del nuevo Berlín que está tomando forma. En el primer caso la cuestión será hasta que punto el nuevo Berlín que ahora está emergiendo (y que solo está en sus comienzos) tiene la mezcla de condiciones que pueda producir nuevas fuentes de ingreso al gobierno local, y nuevas clases de actividades económicas.

Los periodos de transición y la formación de nuevas bases económicas requieren innovaciones, y saber si existen las riquezas que puedan ser movilizadas para apoyar las actividades culturales que hacen de Berlín una gran ciudad. Y una vez que, por ejemplo, algunas fundaciones estén operando, saber si el gobierno estaría más inclinado a renovar algunos subsidios, en una especie de patrocinio público / privado. ¿Puede por ejemplo un acontecimiento anual como la Transmediale generar efectos multiplicadores para la expansión de un nuevo sector mediático, y para fortalecer la posición de Berlín en un nuevo circuito emergente que conecte a Londres, Nueva York, Los Angeles y San Francisco? En tal caso, el apoyo estratégico para este evento puede crear posibilidades de empleos y emprendimientos para mucha gente joven en Berlín.

En mi experiencia, la gente que maneja una ciudad, especialmente en un periodo de transición, con frecuencia no conoce lo suficiente acerca de su ciudad: necesitamos más información detallada sobre la variedad de pequeños sectores económicos que pueden prosperar. Muchos de estos necesitan un mínimo apoyo económico para sobrevivir o expandirse, pero a menudo los gobiernos de la ciudad no alcanzan a darse cuenta. Lo mismo pasa con múltiples formas de lo que yo ahora denomino “manufacturas urbanas” (la clase de manufacturas que necesita localizarse en una ciudad porque sirve a empresas que necesitan acceso inmediato y continuo a los manufactureros, que a su vez están profundamente interconectados en forma de contratistas y subcontratistas). En una ciudad como Nueva York, hay muchas de estas empresas que sirven a la Opera y a Broadway (vestuarios y puestas de escena, proyectos arquitectónicos, construcción, diseños lumínicos, reparación de muebles antiguos o muy caros, etc.). Apuesto a que Berlín, pero también Buenos Aires, tienen una gran cantidad de estas operaciones. En Nueva York, estas empresas tienen muchísimo trabajo, pero sin embargo sobreviven con dificultades por los altos precios de la tierra, la propiedad, la energía, los seguros, etc. Estuvieron en gran riesgo de hundirse aun cuando son una parte crucial de lo que hace atractiva a Nueva York. Son también grandes oportunidades para realizar emprendimientos, y de trabajos bien renumerados para los artesanos.

El dinero por si mismo no va a producir espacio público. Hay muchas ciudades muy ricas que no necesariamente apoyan el desarrollo de genuinos espacios públicos. Es verdad que la falta de dinero puede perjudicar al espacio público, pero la cuestión crucial es el compromiso cívico, el sentido de que “esto es también mi ciudad“. En una ciudad como Nueva York uno tiene la sensación creciente de que se está privatizando lo que todavía representa el espacio público. Yo siempre me estoy preguntando: ¿de quien es esta ciudad?

Saskia Sassen es Profesora de Sociologia en la Universidad de Chicago. Es autora de varios libros, entre los que se destaca su ya clásico The Global City (traducido por EUDEBA, Buenos Aires: La Ciudad Global), de 1991, actualizado y reeditado en 2001. Entre sus últimos libros publicados en español: Immigrantes, Refugiados y Colonos en la Europa Fortaleza (Siglo XXI, España) y ¿Perdiendo el Control? La Soberanía y la globalización (Bellaterra, Barcelona); y una nueva colección de ensayos que acaba de publicarse: Contrageografias de la globalizacion (Madrid, Ediciones TdS, 2003). Su libro más reciente es Global Networks/Linked Cities (London, Routledge, 2002). Es Miembro del Panel on Urban Data Sets de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, y preside la recientemente formada Information Technology, International Cooperation and Global Security Committee del SSRC (Social Science Research Council).”.

También de Saskia Sassen, ver en este mismo número la nota
La densidad y sus arquitecturas.

Sobre multiculturalismo, ver la nota de Luigi Prestinenza Puglisi
en el número 1 de café de las ciudades.

Sobre el activismo urbano de los más pobres, ver la nota “Queremos cambiar el escenario,
porque la ciudad ya no nos acepta – Las comunidades productivas solidarias y
los nuevos movimientos de la periferia de Buenos Aires
“, en el número 2 de café de las ciudades.

La entrada Saskia Sassen: una visita guiada a la Ciudad Global se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

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La densidad y sus arquitecturas https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-densidad-y-sus-arquitecturas/ Mon, 04 Aug 2003 17:50:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2203 Durante la mayor parte de su historia, las ciudades complejas han estado abarrotadas de gente, negocios y sueños. La construcción en altura se tornó así un rasgo clave de muchas ciudades. El atentado del 11 de septiembre de 2001 fue un golpe a la noción de que la densidad y los edificios altos son algo...

La entrada La densidad y sus arquitecturas se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

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Durante la mayor parte de su historia, las ciudades complejas han estado abarrotadas de gente, negocios y sueños. La construcción en altura se tornó así un rasgo clave de muchas ciudades. El atentado del 11 de septiembre de 2001 fue un golpe a la noción de que la densidad y los edificios altos son algo deseable. Luego de los ataques, mucha gente sostuvo que el terrorismo había sellado el fin del rascacielos.

La densidad es en si misma un rasgo del siglo XXI. Vienen a la mente las megaciudades del Sur global, que desde Bombay a Sao Paulo están creciendo cada vez más grandes y densas. Sin embargo la densidad también aparece en lugares con redes y telecomunicaciones globales, sea en aquellas mismas ciudades o en Nueva York. Los entornos densos son un rasgo de los sectores económicos de punta y de las áreas urbanas más creativas.

Pero la resistencia a los edificios altos está creciendo, aun cuando todavía se reconoce a la densidad como necesaria y divertida. La pregunta es entonces si la densidad solo puede ser obtenida a través de edificios altos: ¿que otras formas puede tomar la densidad? Dependiendo de que y como construyamos, produciremos distintas clases de desarrollo económico.

Sobre la vigente utilidad de la concentración espacial, o por que aun podemos usar “toda aquella densidad”

La misma noción de aglomeraciones densas, de concentraciones de edificios de alta densidad está bajo ataque. Hay largos, excelentes, y aburridos tratados que nos explican por que la aglomeración espacial no reporta ya los beneficios que alguna vez dio a empresas y mercados, ya que hoy tenemos telecomunicaciones globales y operamos en redes desparramadas por todo el mundo. El lenguaje de la globalización y las tecnologías de la información sugieren que todo ocurre en alguna escala global, en mercados electrónicos, lejos de lugares específicos.

Podemos entonces preguntarnos por que continuamos viendo la verticalidad y la densidad como la forma dominante en muchos de los nuevos grandes proyectos urbanos alrededor del mundo, incluso en Nueva York luego de los ataques de septiembre de 2001. Estos temas están bien ilustrados por el caso de la reconstrucción del Bajo Manhattan. Todos los proyectos seleccionados y presentados en diciembre de 2002 incluyen edificios extremadamente altos y densos.



¿Como se reconcilia esto con la alta tasa de espacio vacante para oficinas, de alrededor del 17%? Esto, incluso luego de que cientos de miles de metros cuadrados fueran destruidos (el equivalente a todo el distrito de oficinas del centro de Atlanta) y de que muchas empresas se hubieran ido hacia el Midtown, Connecticut y Nueva Jersey. Todos estos son argumentos válidos, pero solo cuentan la mitad de la historia. La otra mitad es que las actividades estratégicas y creativas (sean económicas, culturales o políticas) prosperan en la densidad.

En una economía global, con incertidumbre en los mercados y condiciones cambiantes, los sectores más avanzados y especulativos necesitan concentraciones de recursos y talentos, entornos densos donde la información no solamente circule sino que sea producida (y como hemos visto recientemente en Wall Street, incluso que a veces sea inventada…). Gerenciar y servir las operaciones globales de las empresas y los mercados necesita una enorme concentración de infraestructuras, edificios y talentos en su “estado del arte”.

La geografía de la globalización económica consiste a la vez de estos nodos concentrados, y de las redes y mercados electrónicos que cruzan el mundo. Hoy existe una red de alrededor de 40 ciudades globales, de mayor o menor importancia, que proveen esos nodos concentrados. Nueva York está en el nivel más alto de esta red, junto con Londres, Francfort, Tokio, y París, y su rol continúa siendo crucial aun después de la devastación del 11 de septiembre.

El hecho de que exista una considerable división de funciones y capacidades entre estas ciudades (todas tienen una pequeña diferencia en lo que ofrecen a la economía global) subraya aun más la vigencia del rol de Nueva York.

Aun cuando la densidad continúe como un rasgo clave de estas ciudades globales, debemos aclarar que la necesidad de lugares densos y complejos no significa que los edificios de gran altura sigan siendo beneficiosos para sus propietarios. Tony Travers, autor de un importante estudio sobre el tema (The Politics of London: Governing the Ungovernable City), sostiene que no podemos establecer si los rascacielos de gran altura pueden actualmente resultar rentables, en parte porque los desarrolladores no están dispuestos a abrir sus contabilidades y entonces se hace imposible responder la pregunta. Pero tenemos evidencia de que pasados los 20 pisos, se hace muy caro construir. Todo parece indicar que los pisos más bajos están subsidiando a los pisos más altos. Travers agrega que “mientras los costos de construir edificios en gran altura no han cambiado mucho desde el 11/9/01, la disposición de empresas y personas a mudarse a pisos altos si que ha variado“. Un hecho que a la larga reducirá la viabilidad económica de los edificios muy altos.

La lógica económica de la densidad pide entonces una experimentación arquitectónica, tan comprometida con la obtención de rentas inmobiliarias como con el arte.




Las variadas arquitecturas de la densidad

En los últimos 40 años la arquitectura ha progresado tanto que la densidad puede ser obtenida en un número realmente mucho más amplio de formas que aquel rascacielos que fuera icono del estilo de los ’60. Sin embargo, la opinión pública aun está rezagada respecto a lo que puede ser construido, como demuestran algunos errores frecuentes sobre el tema.

Todavía es común pensar, por ejemplo, que la horizontalidad es más o menos incompatible con la densidad y la verticalidad: Los Angeles es en esto el ejemplo número 1, seguido por otros desarrollos dispersos a lo largo de los Estados Unidos. No hay una relación necesaria entre edificación horizontal y entornos “ralos” (pensemos en cualquier ciudad medieval) pero los norteamericanos nos hemos acostumbrado a asimilar “chato” y “ralo”.

Esta creencia también alimenta una segunda noción, la de que la horizontalidad es algo que solamente ocurre al nivel de planta baja.

Una tercera noción es que la verticalidad significa irse hacia arriba, dispararse hacia el cielo, más que cavar bajo la tierra para desarrollarse. Es cierto que el espacio subterráneo en Nueva York no tiene muy buena fama (estamos inclinados a pasar muy rápidamente por nuestro más familiar espacio subterráneo, el metro, y tenemos buenas razones). Pero ciudades tan diversas como Moscú y Tokio han construido espacio habitable de buena calidad en sitios subterráneos de transporte.


Por último, los edificios de alta densidad y en altura han sido asociados a espacio público muerto a nivel de la calle. Nueva York está lleno de ejemplos de los ’80 y ’90, pero en la misma época Francfort fue pionero en realizar espacios públicos vivibles en la base de sus rascacielos.

La arquitectura de pobre calidad continua reforzando estas nociones comunes sobre la densidad. Pero cada uno de estas cuatro creencias puede ser reconcebida. La horizontalidad arquitectónica ha recobrado importancia en un tiempo en el que las redes económicas, culturales y políticas (que operan horizontalmente más que jerárquicamente) han sido reconocidas como cruciales. Hoy podemos pensar en arquitecturas en red que produzcan espacios horizontales capaces de generar altas densidades y que lo hagan por arriba y por debajo del nivel de la calle. Con nuestras nuevas capacidades técnicas podemos pensar en la verticalidad y en sus posibilidades para la densidad como extendiéndose hacia abajo y creando complejos espacios subterráneos, para actividades comunes y no tan comunes. Quizás el mayor desafío sea la cuarta cuestión: ¿que ocurre cuando las estructuras verticales llegan al nivel de la calle? Podemos tener una vida densa y vibrante al nivel de la calle en un entorno de edificios altos y masivos, pero los edificios deben ser altos en una nueva manera.

El tema de la densidad y el diseño vertical ha sido muy bien estudiado por el Programa de Ciudades en la Escuela de Economía de Londres, que ha producido uno de los mejores estudios en esta cuestión (ahora adoptado como política oficial por el gobierno británico). Algunas claves propuestas en ese informe son de interés para nuestro tema. Una de ellas es que no hay una correlación de 1 a 1 entre altura y densidad. Tres edificios de 30 pisos hacen el mismo trabajo que uno de 90, pero el modelo de los 3 edificios permite mayor experimentaciones formales, y también, según el estudio, tasas más altas de retorno de la inversión. Un segundo hallazgo tiene que ver con la adaptabilidad y el volumen del edificio. La construcción comercial más reciente es de edificios “gordos” con plantas de piso gigantescas. Estos edificios corren peligro de transformarse en dinosaurios. El estudio demostró que los edificios de oficinas de gran altura y poco espesor puede ser convertidos con mucha mayor facilidad en viviendas, mientras que los “masivos” son mucho más costosos de adaptar. Para Richard Burdett, Director del Programa de Ciudades, necesitamos pensar en estos tipos de edificios “como infraestructuras que pueden ser adaptadas a cualquier cosa que la próxima fase de la economía nos vaya a requerir

SS

Una versión reducida de esta nota fue publicada en el
New York Times el pasado 26 de enero.
Sobre experimentaciones arquitectónicas acerca de la densidad, ver “Conexiones vivientes en Brescia – Metrogramma y una propuesta integradora y contemporánea para la ciudad lombarda”, en número 4-5 de café de las ciudades.

Otras definiciones de Saskia Sassen sobre arquitectura y arquitectos/as en la globalización:

¿Que es un arquitecto/a? Alguien con múltiples formas de conocimiento, incluyendo el de como reposicionar la arquitectura en las redes y flujos.

Aquellos significados y roles de la arquitectura centradas en la antigua tradición de la permanencia, son irrevocablemente desestabilizados en las ciudades de hoy, caracterizadas por las redes digitales, la aceleración, las infraestructuras masivas para la conectividad, y el creciente extrañamiento. Esos viejos significados no desaparecen, continúan siendo importantes. Pero no pueden acomodarse con facilidad a los nuevos significados.

Hay, claramente, múltiples desafíos que afronta hoy la arquitectura como práctica y como teorízación. Al enfatizar el rol crucial de las ciudades para la arquitectura, construyo una problemática que no solo es dirigida sino, quizás, inevitablemente parcial. Es diferente de aquella de los arquitectos neotradicionalistas que también están preocupados por la actual condición urbana. Y es diferente de la problemática focalizada en como las actuales condiciones están cambiando la profesión y sus oportunidades, o de alguna otra que centra su instancia crítica en las reflexiones sobre la creciente distancia entre ganadores y perdedores en la profesión.

Al escribir esto recuerdo a Sola Morales, fallecido hace poco trágicamente. El enfatizaba la creciente importancia de las redes, las interconexiones, los flujos de energía, las cartografías subjetivas, y de ese modo abría el campo de una arquitectura transparente, en un sentido muy distinto al del compromiso moderno con la Glassarchitektur. El construyó una teorización de “arquitecturas liquidas”, no centradas en el reemplazo de los elementos arquitectónicos opacos con otros transparentes, sino en los elementos no arquitectónicos que condicionan el espacio arquitectónico, desde la iluminación hasta la temperatura o los amoblamientos.

La arquitectura, además, necesita confrontar la masividad de la experiencia urbana, la abrumadora presencia de arquitecturas e infraestructuras masivas en las ciudades de hoy, y la arrolladora lógica de la utilidad que organiza muchas de las inversiones en las ciudades. Al mismo tiempo, estas ciudades están llenas de espacios subutilizados, con frecuencia caracterizados más por sus significados antiguos, que por los actuales significados. Estos espacios son parte de la interioridad de una ciudad aun cuando están fuera de su utilidad organizativa, de sus lógicas de conducción y marcos espaciales. Esto abre una problemática crítica acerca de la actual condición urbana, en modos que van más allá de las nociones de arquitectura high tech, espacios virtuales, simulacros, parques temáticos, materialidades del poder.

¿Que es un arquitecto/a? Hoy es alguien que navega sobre múltiples formas de conocimiento y ofrece la posibilidad de una práctica arquitectónica localizada en espacios (tales como las intersecciones de las redes de transporte y comunicación) donde el ojo desnudo o la imaginación del ingeniero no ve formas, ni posibilidad de alguna forma. ¿Como detectaremos las posibles arquitecturas de espacios que están construidos como silencios vacíos, como no existencias, para las prácticas arquitectónicas centradas en la permanencia?

Materialidades localizadas y espacio global

Hay una clase específica de materialidad subyacente en los sectores económicos de punta en nuestra era, dejando de lado el hecho de que tengan lugar parcialmente en el espacio electrónico. Aun los más sectores más digitalizados, globalizados y desmaterializados, tocan el suelo en algún punto de sus operaciones. Y cuando lo hacen, esto ocurre en vastas concentraciones de estructuras, muy materiales. Estas actividades ocupan espacios físicos y espacios digitales. Hay estructuras materiales y digitales a ser construidas, con requerimientos muy específicos: las actividades de una empresa están, simultáneamente, desterritorializadas en parte y muy territorializadas en otra parte, atraviesan el planeta a la vez que están altamente concentradas en lugares muy específicos. Esto produce una geografía estratégica que atraviesa fronteras y espacios, pero que también se implanta en ciudades específicas, una geografía que explota las fronteras de la contextualidad.

Una pregunta que yo tengo para hacer, es si la clase de materialidad específica subyacente a esta economía de interfase tiene implicaciones para la arquitectura, más que la simple necesidad de “construir”. Pareciera haber tres cuestiones en relación a esto:

  • La primera es el tipo particular de subeconomía, internamente conectada en red, parcialmente digital, mayormente orientada a mercados globales y a una gran extensión operativa de múltiples sitios alrededor del mundo.
  • El segundo tema es más escurridizo, y quizás puramente teórico (aunque yo no lo creo así), y tiene que ver con el punto de intersección entre los espacios físicos y digitales dentro de los cuales opera una empresa, o más en general, esta subeconomía.
  • El tercero es la cuestión de la contextualidad en la práctica arquitectónica. Las características particulares de esta subeconomía en red (en parte profundamente centrada en sitios particulares, en parte desterritorializada y operando en un espacio global digital) parecerían corroer los conceptos establecidos sobre el contexto o escenario local para construir.

Una Subeconomía conectada

A grandes rasgos, este sector está constituido de un gran número de empresas relativamente pequeñas y altamente especializadas. Aun si algunas de estas empresas de servicios financieros, en especial luego de las recientes fusiones, puede movilizar enormes sumas de capital y controlar enormes activos, son empresas pequeñas en términos de empleos y del espacio físico que ocupan, comparado por ejemplo con las grandes empresas manufactureras. Estas son mucho más intensivas en su capacidad de empleo, no importa cuan automatizado pueda ser su proceso de producción, y requieren cantidades mucho más grandes de espacio físico.

En segundo lugar, las empresas especializadas de servicio necesitan, y se benefician, de la proximidad de empresas especializadas afines (servicios financieros, legales, contables, pronósticos económicos, evaluación de créditos y otros servicios de consultoría, especialistas en computación, relaciones públicas, y otros tipos de expertizaje en un amplio rango de campos). La producción de un instrumento financiero requiere una multiplicidad de insumos altamente especializados, provistos por este amplio rango de empresas.

La proximidad física se ha mostrado claramente como una ventaja, dadas las complejidades y la importancia de dar respuestas rápidas: es que las transacciones directas son con frecuencia más eficientes y baratas que las telecomunicaciones (tomaría un enorme ancho de banda y aun no tendríamos la entera colección de actos de comunicación, el modo taquigráfico en que enormes cantidades de información pueden ser intercambiadas en forma directa). Pero al mismo tiempo, este sector conectado opera en parte en el espacio digital, así que también está conectado en una forma desterritorializada, no vinculada a la proximidad física.

La intersección entre espacio real y digital

Hay una nueva topografía de la actividad económica, que es evidente en esta subeconomía. Esta topografía entrelaza el espacio real y el digital. No hay en la actualidad ninguna empresa o sector económico totalmente virtualizado. Aun las finanzas, la más digitalizada, desmaterializada y globalizada de todas las actividades, tienen una topografía que entreteje el espacio real y el digital. Con diferentes rasgos, en diferentes tipos de sectores y empresas, las tareas de una empresa están en la actualidad distribuidas entre estas dos clases de espacios; más allá que las actuales configuraciones estén sujetas a considerables transformaciones a medida que más tareas sean computarizadas o estandarizadas, los mercados sean aun más globalizados, etc. La telemática y la globalización han emergido como los motores fundamentales que reformulan la organización del espacio económico. Esto va desde la virtualización espacial de un creciente número de actividades, hasta la reconfiguración del entorno construido para la actividad económica. Sea en el espacio electrónico o en la geografía del entorno construido, esta reformulación involucra cambios organizacionales y estructurales.

La pregunta que tengo entonces para los arquitectos/as es si el punto de intersección entre estas dos clases de espacios, en una empresa o en una topografía dinámica de actividades, merece ser estudiado, teorizado, reflexionado y explorado. Esta intersección es pensada (quizás con escasa agudeza) como una línea que divide dos zonas mutuamente excluidas. Yo preferiría ensanchar esta línea en una “frontera analítica”, que demanda su propia especificación y teorización empírica, y contiene sus propias posibilidades para la arquitectura. El espacio de la pantalla de la computadora, que se podría pensar en una primera instancia como una forma de esa intersección, no lo es, o al menos es solo una representación parcial.

Admito que esta pregunta me ha obsesionado y que no he ido demasiado lejos en responderla. Es para mi una instancia de una tendencia más amplia, muy difundida en las ciencias sociales: la “línea divisoria” como el modo desproblematizado de relacionar / separar dos zonas diferentes (cualesquiera que puedan ser: conceptuales, teóricas, analíticas, empíricas, de significado, de práctica). ¿Que operaciones son colocadas dentro y cuales son excluidas al poner una línea en determinado lugar? Es del todo posible que estas sean operaciones analíticas relacionadas al tipo de trabajo que yo hago y que ellas tengan poco significado en arquitectura. No son ciertamente un tema en el pensamiento convencional de las ciencias sociales.

¿Que significa la contextualidad en este escenario?

Una subeconomía conectada, que opera parcialmente en el espacio real y parcialmente en el espacio digital alrededor del planeta, no puede ser contextualizada fácilmente en términos de su entorno más próximo. Tampoco las empresas aisladas. La orientación es simultáneamente hacia si mismas y hacia lo global. La intensidad de sus transacciones internas es tal que anula las consideraciones sobre la localidad o región más amplias dentro de la cual existen. En mi investigación sobre ciudades globales he encontrado claramente que estas ciudades desarrollan una orientación más fuerte hacia los mercados globales que hacia sus mercados internos (hinterlands). De ese modo invalidan una proposición clave de la literatura sobre sistemas urbanos, la de que las ciudades y los sistemas urbanos integran y articulan el territorio nacional. Las ciudades pueden haber tenido esa función durante el periodo en que la manufactura y el consumo de masas fueron las máquinas dominantes del crecimiento en las economías desarrolladas y prosperaban sobre la posibilidad de una escala nacional.

Pero este no es el caso en la actualidad, con el ascenso de sectores tan digitalizados, globalizados y desmaterializados como las finanzas. Las conexiones con otras zonas y sectores en este “contexto” son de una clase especial, y conecta mundos que pensamos como radicalmente distintos. Por ejemplo, la economía informal de muchas comunidades de inmigrantes en Nueva York provee algunos de los trabajadores de baja renumeración para los “otros” trabajos que necesita Wall Street, la capital de las finanzas globales. Lo mismo ocurre en París, Londres, Francfort, Zurich. Aun cuando esas zonas y esos trabajadores no son considerados parte del contexto, y la localización, de la economía conectada de la que estamos hablando, yo considero que lo son.

¿Cual es entonces el “contexto”, lo local, en estos casos? La nueva subeconomía conectada ocupa una geografía estratégica, parcialmente desterritorializada, que atraviesa fronteras y conecta una variedad de puntos en el planeta. Solo ocupa una fracción de su escenario “local”, sus límites no son aquellos de la ciudad donde está localizada ni los de su “barrio”. Esta subeconomía tiene interfases con la vasta concentración de recursos muy materiales que necesita cuando toca el suelo, y con el hecho de su desarrollo global. Su interlocutor no es lo que la rodea, su contexto, sino el hecho mismo de lo global. Pero aun así esta hincada, al menos en un momento de su dinámica, en entornos muy específicos y construidos materialmente.

No estoy segura de lo que esta simultanea implantación en un contexto específico, y el desgarramiento de ese contexto (con su remplazo por lo global) pueda significar para la arquitectura. La operación estratégica no es la búsqueda de una conexión con los “alrededores”, con el contexto. Es en cambio la instalación en una geografía transfronteriza estratégica constituida a través de múltiples “localizaciones”. En el caso de la economía yo veo una redefinición de escalas: las viejas jerarquías (local, regional, nacional, global) ya no cuentan. No es yendo a la próxima escala en términos de tamaño como se consigue la integración. Lo local ahora negocia directamente con lo global: lo global se instala en lo local y lo global está en si mismo constituido a través de una multiplicidad de locales.

SS

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Belleza y poesía en tiempos de furia https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/belleza-y-poesia-en-tiempos-de-furia/ Mon, 05 May 2003 15:12:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2183 En este número de café de las ciudades queremos cerrar la serie de artículos que, desde el número 0 de nuestra revista, venimos publicando sobre la reconstrucción del área afectada por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Seguramente habrá otras notas sobre el desarrollo del más ambicioso y significativo proyecto urbano de la década....

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En este número de café de las ciudades queremos cerrar la serie de artículos que, desde el número 0 de nuestra revista, venimos publicando sobre la reconstrucción del área afectada por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Seguramente habrá otras notas sobre el desarrollo del más ambicioso y significativo proyecto urbano de la década. Pero es oportuno realizar un balance, al menos provisorio, de las cuestiones generales y específicas que plantean el desafío de la reconstrucción del área, la metodología adoptada, el resultado obtenido, y el ambiente social, político y cultural que rodea al proyecto. Para algunas de estas cuestiones hemos solicitado la opinión de parroquianos amigos, que han respondido amablemente y, en algunos puntos, plantean estimulantes contrapuntos sobre las preguntas realizadas.

Dos respuestas al 11-S

La primera cuestión se relaciona con el contexto global: el proyecto de Libeskind para la reconstrucción del área del Bajo Manhattan es la respuesta urbana y arquitectónica al atentado de septiembre de 2001. La respuesta política – militar, en cambio, incluye hasta el momento una incursión sobre Afganistán, la reciente invasión sobre Irak (realizada al margen del orden jurídico internacional) y las bravuconadas actuales contra Siria, en una escalada imperial que se expresa en conceptos como el del “ataque preventivo”.

¿Hay relación entre ambas respuestas, son dos respuestas independientes, o son dos respuestas contradictorias entre si?

La pregunta no es de fácil respuesta. Luis Ainstein, profesor de la Maestría de Planificación
Urbana y Regional de la Universidad de Buenos Aires, considera que “son dos respuestas de la misma ‘identidad’, ya que la propuesta de Libeskind está fundada en torno de lo que personalmente considero una típica mistificación norteamericana“. Según Ainstein, la mistificación en que cae Estados Unidos es la de autoconsiderarse como un Estado plenamente virtuoso, que “representa las más genuinas tendencias” de la humanidad, y que por tal motivo sufrió el ataque del 11-S, al que se responde con la guerra: esta situación “resultaría ‘celebrada’ por la propuesta de Daniel Libeskind“.

En cambio, el arquitecto Diego Caramma, editor de la revista suiza Spazio Architettura, sostiene que “cada respuesta es la opuesta de la otra. Libeskind desarrolla un gesto antimonumental, un testimonio capaz de gritar el trágico fracaso de un proyecto inhumano. Un grado cero para repensar las bases de nuestra propia convivencia fundada sobre un nuevo pacto de civilización entre los hombres“. La guerra, en cambio, es según Caramma el pretexto para imponer una estrategia imperialista, “instrumento político para garantizar a una única hiper-potencia el control global, de acuerdo a la nueva visión geopolítica de Washington. La elaboración de esta prospectiva ha sido oficializada después del 11 de septiembre, pero sus raíces se fundan en problemas presentes mucho antes del ataque al Pentágono y al las Torres Gemelas“. Para Josep Alías, sociólogo catalán y colaborador de café de las ciudades, las respuestas “son complementarias. Magnifican el poder y demuestran que no se ha aprendido nada: que el 11/9, fuera de ser el ataque de un loco, fue la expresión y manifestación de “rabia y orgullo” de unas personas enloquecidas que demostraron su malestar. En lugar de replantear las cosas, los americanos se han levantado enrabiados y dispuestos a desafiar a todo el mundo“.

En opinión de quien esto escribe, la celeridad en la formulación de un proyecto – programa de reconstrucción del sitio es una actitud que afirma la convicción de la ciudad, y en definitiva de la sociedad norteamericana, en superar la tragedia y reafirmar nuevamente valores como los expresados en el espectacular perfil de las Torres Gemelas. Esta convicción, aunque recuerde por su inmediatez y su mística la movilización militar que se desarrolló en forma paralela, no implican de por si una actitud imperial o desafiante. Incluso algunos entretelones del llamado a concurso, con el abandono de las anodinas propuestas presentadas en septiembre de 2002, y la convocatoria que incluyó a destacados arquitectos no estadounidenses, son bien distintos de la arrogante actitud de ignorar a las organizaciones internacionales y en especial a las Naciones Unidas, actitud que caracteriza la “cruzada” militar.

Es cierto que el proyecto contiene elementos que podrían apelar a celebraciones chauvinistas o a gestos imperiales, en especial la recurrencia a la erección de la estructura más alta del mundo, pero estos conviven con la delicada celebración y recordatorio de las víctimas, gestos como el de las cuñas de luz, o en general la visión trágica y personal de un arquitecto que hace de su obra una experiencia de interacción directa con el cuerpo del usuario, en un sentido más existencialista que monumental o jerárquico.

El fin y los medios

Más allá de los resultados, es digno de atención el procedimiento social, profesional, político y cultural, llevado a cabo por la Lower Manhattan Development Corporation para la selección del proyecto de reconstrucción. Resultó a un tiempo expeditivo y abarcante, permitiendo la participación y la opinión de vastos sectores de la sociedad neoyorkina (que no respondió en la forma esperada, a juzgar por la relativamente escasa cantidad de intervenciones y lo acotado de los temas tocados), e incluso corrigiendo rápidamente una falla como fue la banalidad de los proyectos de septiembre.

El método fue, al menos, eficiente en el logro de sus objetivos. En un marco de presiones políticas, sociales e intelectuales (buena cantidad de universidades, galerías de arte, organizaciones de todo tipo, y hasta el New York Times, convocaron a presentaciones de propuestas en forma simultanea a los llamados de la LMDC), e incluso con varias indefiniciones sobre aspectos de gestión, propiedad y uso de los terrenos afectados, la Corporación consiguió instalar en menos de 18 meses un proyecto fuerte y con singulares consensos, en condiciones de pasar sin mayores inconvenientes a la etapa de realización. Para Caramma, “de las noticias que han arribado y de las pocas informaciones que ha sido posible recoger, pareciera que se trata de una elección democrática. Cosa que sin duda es positiva“.

Quizás podría haberse pensado en una convocatoria más abierta, que permitiera la presentación de más cantidad de equipos (Ainstein considera que “es una ‘respuesta de propietario’, resolviendo por sí mismo el destino de ‘su’ parcela…“), pero la LMDC pudo cumplir satisfactoriamente un difícil objetivo. Aunque para Alías, el procedimiento “podría haber sido más simple, efectivo y cargado de valores democráticos, pero … ¿que se puede esperar de unos neoliberales?“.

Del barrio a la metrópolis

¿Podrá el proyecto de Libeskind impulsar la revitalización del área del Bajo Manhattan, y una mejor integración social y urbanística de la ciudad de Nueva York en su conjunto? Como decíamos en el número 0 de café de las ciudades, en el trabajo de Michael Sorkin para la muestra de la galería Max Protetch se postulaba la necesidad de “direccionar la capacidad de producción de renta a otras ubicaciones menos privilegiadas de la ciudad (…), de esta manera, se tendería a la transformación estructural de la ciudad en su conjunto, más allá de la restauración del área afectada por el atentado” Esto resultaría de especial interés en una época en que el ayuntamiento de Nueva York debe cancelar servicios y beneficios por la crisis fiscal (incluyendo delegaciones del propio cuerpo de bomberos de la ciudad, de heroica actuación en el 11-S).

Ainstein relativiza la posibilidad de evaluar el impacto global del proyecto: “en una ciudad como Nueva York, la noción de conjunto resulta difícilmente apta, dados tanto su tamaño, como el enorme nivel de su estratificación social“. No obstante, considera que “tendrá, seguramente, utilidad comunitaria en el área del vecindario del Bajo Manhattan“. Caramma cree que “las premisas del proyecto apuntan en su totalidad a conseguir buenos resultados de integración y recalificación urbanas. Todo dependerá en cada caso de como se realice el proyecto“.

Una reciente medida del ayuntamiento, en un área no muy lejana a la del World Trade Center, expresa otra forma de recuperar la ciudad. El tradicional Paddy’s Market, mercado de pulgas del barrio de Hell´s Kitchen, será reabierto a través del cierre de la calle 39 entre la Novena y Décima avenidas, los días sabados y domingo. La medida es fruto de un acuerdo entre la ciudad, la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, y un hombre de negocios, Alan Boss, quien movilizó a asociaciones vecinales y de defensa del espacio público para apoyar su iniciativa. El mercado había colapsado en la década del 30 por la irrupción de automóviles que ocasionó la apertura del Lincoln Tunnel. El sitio donde se reabrirá, en la calle donde comienzan las rampas del tunel, es actualmente un lugar desierto y tenebroso, que con la instalación del mercado llegará a recibir unos 10.000 visitantes por día. Es la primera vez en casi 30 años que el ayuntamiento decide peatonalizar una calle de Manhattan, y expresa un mínimo gesto de urbanidad que contrasta por su escala con el proyecto para el Ground Zero, pero que indica la multiplicidad de formas en que las ciudades pueden estimular su vida cívica.

Y también en el Downtown, se está realizando en estos días el festival de cine organizado por el Tribeca Film Institute, fundado entre otros por Robert De Niro y Martin Scorsese para consolidar el rol de la ciudad en la industria cinematográfica, y contribuir a la recuperación del Bajo Manhattan. El mismo festival convocó el año pasado más de 150.000 personas, y culminó con un concierto al aire libre en el Battery Park que se reiterará este año. En la edición en curso se incluye un ciclo de proyecciones y debates en el local de Prada en el Soho, diseñado por Rem Koolhas y OMA. Este local puede albergar a 150 personas en su auditorio, y está concebido como un espacio experimental, con el objetivo de trascender la actividad comercial y conformar a la vez un espacio público y una referencia cultural.

Proyecto arquitectónico y marketing de las ciudades

La década del ’90 se caracterizó por la proliferación de proyectos “emblemáticos” en muchas ciudades del mundo, no solo como mecanismo de renovación urbana sino como instrumento de marketing y promoción de la ciudad. El caso más conocido es el Museo Guggenheim de Bilbao (sobre el apogeo y decadencia de los “edificios trofeo”, ver por ejemplo el artículo de John Thackara en nuestro número 4-5). ¿El proyecto de Libeskind para NY es la continuación de dicha tendencia, la agota por su misma excepcionalidad, o, por el contrario, plantea nuevas formas de entender la ciudad y la arquitectura en nuestra época, más allá de la “marca” y de la firma?

Sea cual sea la intención y el resultado del proyecto, resulta claro que por muchos años no será lógico continuar una carrera de edificios emblemáticos que los “Jardines del Mundo” han ganado desde su misma aparición. Entre otras cosas, porque ya la terrible escena de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas había hecho estéril cualquier intento, de cualquier ciudad del mundo, por presentar una imagen más elocuente.

Alías considera que el proyecto de Libeskind continua esta tendencia. Para Ainstein “la propuesta se ubica en la tradición de ‘emblema’, en este caso rindiendo tributo a los ‘mártires’, así como a la ‘virtud americana’. Por lo demás, resulta contemporánea, al valorar fuertemente el espacio público, y las actividades culturales de la ciudad“.
Caramma considera que “el proyecto se coloca por fuera de las lógicas de marketing para la promoción de una ciudad que, por otra parte, no tiene precisamente necesidad de el“. Sin embargo, acota, “quizás el proyecto de Libeskind promete más de lo que en realidad podrá ofrecer: solo se podrá dar un juicio con la realización terminada“.

Lo cierto es que el recurso de los grandes proyectos de marca ya parece estar agotado. Recientemente Josep María Montaner afirma en un artículo de El País, acerca de los problemas de la Plaza de las Glòries en Barcelona, que “sin duda, el recurso a firmas internacionales favorece la rapidez de operaciones, en la medida en que estos autores tienen menos en cuenta los estratos de la memoria del lugar y las condiciones sociales del entorno, aquellos ingredientes que enriquecen los proyectos haciéndolos participativos y comunitarios pero también más lentos y laboriosos. Ya sería hora que se debatiera esta tendencia actual: el encargo de los proyectos más representativos a firmas del star system internacional, sin tener en cuenta criterios de calidad arquitectónica, sólo atendiendo a la fama mediática“.

La recesión mundial, el nuevo escenario político y económico que pone dramáticamente en juego la estabilidad de los mercados globalizados, la amenaza sobre las burbujas inmobiliarias, el malestar expresado en manifestaciones y “okupaciones”, incluso los problemas que atraviesan algunos grandes “productores de edificios trofeo” (empezando por la Fundación Gughenheim) hacen improbable que en los próximos años pueda continuar esta tendencia. Lo que si plantea el proyecto de Libeskind es la emergencia de nuevos requisitos para el desarrollo de la arquitectura y la ciudad, no fundados exclusivamente sobre los significados en una sociedad de consumo, postindustrial, sino en las experiencias más intimas y directas de hombres y mujeres con su ambiente construido.

Queda otro desafío pendiente, pero esto no es probable que sea tomado voluntariamente por las sociedades satisfechas del mundo: la incorporación de los hombres y mujeres excluidos del sistema global de consumo, a unas ciudades y un territorio más solidarios, más justos y más sostenibles.

Influencias, soledades

Relacionado con lo anterior, es oportuno preguntarse si el proyecto de Libeskind tendrá una influencia perceptible sobre la arquitectura y el modo de entender la ciudad en los próximos años, o más bien, y por su propia excepcionalidad, se constituirá en una obra sui generis, sin influencias decisivas sobre otros proyectos. La pregunta vale tanto para los aspectos físicos, morfológicos y estilísticos del proyecto, como para aquellos aspectos más conceptuales (relativos al simbolismo, programa y valores). Ainstein cree que “como el resto de la obra de Libeskind., su propuesta es potente en términos de articulación entre contenidos simbólicos y morfológicos. Muy particularmente, creo que su elaboración arquitectural en torno de contenidos simbólicos, resulta paradigmática, distintiva y valiosa, y el proyecto para Manhattan no representa la excepción. En lo personal, considero que la caracterización y valoración simbólicas que hace respecto de los Estados Unidos, y que alimentan la propuesta, resultan totalmente inapropiados“.

Caramma considera que “su impacto no será por cierto mayor que aquel del pabellón del Museo del Holocausto en Berlín. Ni aquel, ni el proyecto para Manhattan serían concebibles en otro lugar. Ambos provienen de una compleja lectura de los acontecimientos que han caracterizado la historia (pasada o reciente) de los lugares. Y por lo tanto son irrepetibles fuera de sus propios contextos. Más que los aspectos formales del proyecto, sería bueno recoger el animus y la metodología proyectual“.

Más allá de su excepcionalidad, como ya vimos al analizar la cuestión de los edificios emblemáticos, el proyecto de Libeskind introduce en la arquitectura con mayores recursos disponibles y con mayor contenido significativo, cuestiones que quedaron alejadas en las épocas de predominio de la función, la tecnología o la tipología: la relación del cuerpo humano con su entorno construido, el simbolismo trágico, la esperanza. Estas vertientes, que no la imitación formal condenada al fracaso, constituyen los aportes que el proyecto de Libeskind puede realizar al desarrollo de la disciplina en el futuro inmediato. Un futuro donde la arquitectura y el urbanismo deberían atender las promesas aun incumplidas de las vanguardias históricas: aquellas del Movimiento Moderno en los ’20 y los ’30, de racionalidad y tecnología al servicio de las demandas sociales; y las de los movimientos de los ’50 y ’60, por la libertad creadora y la interacción entre el individuo y su entorno.

MC

Michael Sorkin, en conjunto con Sharon Zukin, es el editor de un reciente libro sobre el significado de la reconstrucción del Bajo Manhattan: After the World Trade Center: Rethinking New York City. Una reseña, en la página de RUDI (librería especializada en planeamiento y diseño urbano).

Ver los proyectos presentados a la convocatoria del New York Times

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