Una mirada arrabalera a Buenos Aires

La lectura del reciente trabajo de Raúl Fernández Wagner sobre Democracia y ciudad en la Argentina resulta de especial interés en vísperas de las elecciones legislativas del próximo 28 de junio. En medio de discusiones (muchas veces bizantinas) sobre “modelos” y “valores republicanos”, el libro de la Colección “25 años, 25 libros” sintetiza con eficacia las contradicciones y las deudas del período inaugurado en 1983. Días atrás recibí este poema-oración atribuido al Padre Carlos Mugica (asesinado hace 35 años); más allá de mi resquemor laicista por las apelaciones religiosas, creo que el texto del cura villero sigue siendo vigente, porque lo son esas contradicciones y esas deudas:
Meditacion en la villa
Señor perdóname por haberme acostumbrado
a ver los chicos, que parecen tener
ocho años y tienen trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear por el barro:
yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por no haber aprendido a soportar
el olor de las aguas servidas,
de las que puedo prescindir y ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz
y olvidarme
de que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre
y ellos no; porque nadie hace
huelga con su hambre.
Señor, perdóname por decirles
“no solo de pan vive el hombre”
y no luchar con todo para que
ellos rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Ayúdame.
Señor, sueño con morir por ellos,
ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.
Ayúdame.
(CM)
Al decir de Fernández Wagner, existen dos ciudades en la Argentina: una alineada a los estándares internacionales de consumo y estilos de vida, otra producida sin planificación, “peligrosa”, donde no hay derechos. “Lo nuevo es que ambas ciudades están estrechamente imbricadas y ambas lógicas disputan el mismo espacio. El Estado es responsable de haber desarrollado dos formas de gestión de la ciudad”, sostiene y concluye: “Entre ambos modos de gestión emerge la demanda imperiosa de una mediación, en la que se juega el sentido mismo de la democracia”. El desafío no consiste, como se ha planteado con frivolidad, en “rescatar a los pobres del clientelismo”, sino en liberarlos de su pobreza (del clientelismo ya se rescatarán por su cuenta cuando dejen de ser pobres).
MC (el que atiende)
(continúa en Democracia y ciudad)