“La ciudad regular”, de Fernando Aliata, es el más reciente libro de la colección Las Ciudades y las Ideas, que editan la Universidad Nacional de Quilmes y Prometeo 2010 con la dirección de Adrián Gorelik. Con rigor y precisión en la investigación y en el análisis, Aliata indaga las conexiones entre arquitectura, programas urbanos e instituciones políticas y profesionales en el Buenos Aires postrevolucionario, entre 1821 y 1835. El número de julio de café de las ciudades contendrá un comentario sobre “La ciudad regular”; en esta presentación reproducimos, fuera de su contexto, un fragmento que, además de ilustrar las contradicciones del ideal ilustrado en el Río de la Plata, nos sugiere algunas conexiones con ciertas paradojas de la urbanización global contemporánea (y no solo en Buenos Aires). Aliata reproduce la protesta de “unas argentinas” anónimas que en 1832 se quejan en una nota periodística de “la insolencia de los sectores populares y su comportamiento en las calles céntricas de la ciudad por fuera de toda convención social: ´Esto es tan fácil de suceder cuanto es frecuente el trajín de la chusma por las veredas. ¿Cuál será la causa de esto? Ninguna otra que la manía y tenaz empeño en esa malvada gente de carga, cual es los extranjeros y las castas de ambos sexos, en llevar precisamente la vereda, sea cual fuera aquella, y no cederla ni a más alta, no solo de peineta pero sí de categoría. Todo es uno para ellos, aborrecen a los blancos y decentes, han creído y no se engañan, que los miramos como son y lo merecen`. A la falta de una jerarquía circulatoria se suma el comportamiento de los jóvenes plebeyos ociosos que turban la tranquilidad en las calles: ´Diariamente la quebrantan carretilleros, changadores y demás chusma vagante, llenando el aire de insolencias y obscenidades tan materiales que horrorizan aún a los acostumbrados a verlas`. (…) El remedio que proponen ´las argentinas` es nuevamente una mayor vigilancia policial pero también la autorización para que ´cualquier hombre de juicio les diera unos rebencazos en el acto`. Curiosamente, las ofendidas damas apelan al viejo orden estamentario, a que cualquier integrante del estrato superior blanco pueda azotar libremente a un criado o a un vendedor ambulante para protestar por esa falta de decoro inapropiada para el nuevo espacio republicano”. En cierto modo, este párrafo de Aliata evoca polémicas urbanas más actuales, como las que abordan Norberto Iglesias y Sonia Berjman en este número de cdlc.
MC (el que atiende)