En un congreso reciente se presentó como propuesta de gestión del hábitat pasar del “Estado constructor” al “Estado facilitador”. No es una propuesta novedosa, pero además comparte con otras estrategias erróneas (como aquella tan famosa de tratar de dejar contentos a todos…) el problema de ser un camino seguro al fracaso.
Como queda claro en la lectura de Big Capital, de Anna Minton, la crítica a las operaciones constructivas del Estado en la época de oro del “consenso keynesiano” (básicamente, las décadas de 1950 y 1960) puede ser vista hoy como el caballo de Troya de la desregulación urbanística y el abandono de barrios populares al negocio inmobiliario. Sin olvidar que en nuestra región el Estado constructor era además un verdadero Estado facilitador de negocios para las “patrias contratistas”, más que un proveedor de soluciones sociales.
Del Estado facilitador, en cambio, nos quedan como herencia maldita las atrocidades del subsidio a la demanda en México y el fenómeno chileno que Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes bautizaron como problema de “los Con techo”.
Posiblemente uno de los mejores puntos de la Nueva Agenda Urbana de ONU-Hábitat es su llamado a los gobiernos nacionales y subnacionales a asumir su responsabilidad en la resolución de los problemas urbanos, revirtiendo la idealización de la subsidiariedad hacia los gobiernos locales (otro pilar del programa desregulador, cuyas huellas también pueden apreciarse en alguna mistificación del urbanismo social u onegeístico).
Desde Singapur a Medellín, de Trenque Lauquen a Viena o Puerto Madero, ninguna experiencia exitosa de transformación urbana puede prescindir del liderazgo público. El liderazgo de un Estado que puede construir o “facilitar” de acuerdo al caso, pero que necesariamente asumirá su rol en la construcción de la ciudad. Llamémoslo como queramos: Estado regulador, presente, proactivo, responsable…
MC (el que atiende)
Sobre el subsidio a la demanda en México, ver los artículos de Alicia Ziccardi en Hábitat en deuda (Cohen, Carrizosa y Gutman, eds.) y Conducir las trasnformaciones urbanas (Karol, ed.).