Cafe de las Ciudades #138-139 archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/revistas/139/ Revista digital Café de las Ciudades Thu, 07 Mar 2024 20:33:40 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Cafe de las Ciudades #138-139 archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/revistas/139/ 32 32 Ciudades sin árboles https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/ciudades-sin-arboles/ Mon, 07 Apr 2014 20:25:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=11190 Muchos conglomerados urbanos de la Argentina desarrollaron entre fin del siglo XIX y principios del XX grandes obras de infraestructura, de urbanismo y de arquitectura, que parecían orientadas a posicionarlas entre las grandes del mundo desarrollado. Rosario, Córdoba, La Plata, la extraordinaria Mar del Plata, Buenos Aires con los Puertos de Ensenada, Quequén, Dock Sud, y Puerto...

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Muchos conglomerados urbanos de la Argentina desarrollaron entre fin del siglo XIX y principios del XX grandes obras de infraestructura, de urbanismo y de arquitectura, que parecían orientadas a posicionarlas entre las grandes del mundo desarrollado.

Rosario, Córdoba, La Plata, la extraordinaria Mar del Plata, Buenos Aires con los Puertos de Ensenada, Quequén, Dock Sud, y Puerto Madero; las grandes líneas de ferrocarriles interprovinciales. En todas esas ciudades aparecían los edificios públicos, los hospitales, las grandes avenidas, los parques públicos, los monumentos…

En ese contexto de ejecución de grandes obras como excluyente manifestación real de país desarrollado, los urbanistas calificaban el tejido utilizando la estructura circulatoria en todas sus escalas: el pasaje, la calle, el bulevar, la avenida, la ruta. Esa variedad de tejidos estructuraba las ciudades con la premisa funcional básica de “conectar”. Sin embargo, consideraban su calidad arquitectónica y espacial entendiendo la “calle” como espacio de diseño. Entendían también su complementaria finalidad social y cultural, de espacio compartido para las actividades comunitarias, de lugar de juego y de encuentro en la vereda de todos los frentistas, de espacio cívico e institucional.

En esas calles y avenidas aparecía, infalible, el árbol de la vereda, el que proporcionaba el reparo de su sombra y la magnificencia de su escala urbana por tamaño, por repetición, por forma, por su aporte a la continuidad y a la homogeneidad de los recorridos, por el impacto imprevisto y sorpresivo de sus variados perfumes y colores: lilas, amarillos, celestes, rosas y fucsias formaban parte de la estética de las calles.

Las calles y avenidas arboladas eran una imagen  característica de las ciudades Argentinas y de sus centros urbanos que, parece, hemos ido olvidando, aunque hace poco tiempo estaban allí.

Nuestros recuerdos de los barrios populares con las casas de puertas abiertas, niños jugando y sillas en las veredas, incluyen al árbol y su sombra. Los recuerdos de barrios del centro con sus bares de ventanas bajas y sus edificios públicos, incluyen las alineaciones monumentales de majestuosos ejemplares dando escala al espacio público. Tenemos frescos los recuerdos de la 9 de julio que asombraba a los extranjeros con los cientos de palos borrachos en flor hasta que se los fue llevando la falta de cuidado y el progreso. La avenida Cabildo/Santa Fe tenía hasta no hace tanto alineaciones interminables de jacarandas que dos veces por año tapizaban el piso de flores celestes. Las hileras de casuarinas a los costados de las rutas, el impresionante amarillo rabioso de los fresnos jóvenes, la escala monumental de los plátanos, el perfume embriagante de los tilos; en fin, podría mencionar cientos de hermosas calles que recuerdo arboladas y que hoy veo desiertas, con algunos pocos ejemplares ahogados en canteros diminutos, mutilados, ahogados con sogas de pasacalles, enfermos, podados.

Quedan aún en algunos barrios raleadas alineaciones de viejos ejemplares lastimados para quien sea capaz de reconstruir imaginariamente su infancia de calles de sombra y de gigantescas fogatas de San Pedro y San Pablo que se alimentaban de la poda anual de la Municipalidad de Buenos Aires (a nadie se le ocurría entonces podar por su cuenta el árbol de la vereda).

El árbol se volvió impopular. Los comerciantes los extraen sin piedad de sus frentes, los programas de arbolado desconsideran el tamaño de las planteras, el riego y el estado sanitario; los desarrolladores piensan en gastar poca plata y para demostrarlo basta con ver muchos barrios privados de enormes y lujosas casas sin arbolado ni en calles ni en jardines. Los arboles ensucian, rompen las veredas, tapan los caños, sirven para que los ladrones entren en nuestras casas. Expresiones populares que se escuchan contra ellos. Nadie los defiende.

De la mano de otras pérdidas también dolorosas, como el interés por la poesía, la costumbre de socializar en la vereda, la alegría de ver a los chicos jugando en la calle, la costumbre de saludar a la gente que pasa, la perdida de la capacidad de reconocer el canto de los distintos pájaros que habitaban nuestros barrios, y otras tantas, la pérdida de la popularidad del árbol es una más de las demostraciones que nuestra sociedad se está volviendo peligrosamente ignorante y auto destructiva.

Las explicaciones pueden ser muchas. Seguramente algunas tendrán sentido y muchas no. Será como tantas cosas. Nadie se ocupó de mantenerlos, defenderlos, curarlos, re plantarlos, evitar que los poden salvajemente, recordarles los beneficios de su existencia, hacerles propaganda  positiva.

Lo cierto es que ya no están. Y nos hemos vuelto tan ignorantes que ni sabemos cuanta falta nos hacen con este calor agobiante, con esta fealdad que nos rodea, con esta violencia urbana de todos los días. 

Seguramente había otras cosas más importantes de que ocuparse que ver la deslumbrantes bóvedas corridas que aún existen por ejemplo en la calle Melian y quedarse un rato paralizados, sin poder creerlo.

Hace calor. En las calles no hay sombra,… ni pájaros,… ni belleza. No hay árboles.

JV 

El autor es arquitecto, titular del estudio JV&Asociados Arquitectos.

El texto de esta nota fue publicado también en la revista ARQ.

Sobre el tema, ver también la nota Batalla por el verde, de José Andrés Repar en Página 12 del pasado 18 de mayo.

Sobre el uso del arbolado como estructurador del diseño y el paisaje urbano, ver también en café de las ciudades:

Número 102 | Proyectos de las ciudades (II) 
Articulación y conexión territorial en Catamarca | Propuesta para la integración urbana de la Nueva Terminal de Omnibus | Celina Caporossi, Marcelo Corti y equipo de proyecto

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“Los gobernantes deben sostener el conflicto que significa transformar la realidad” https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/los-gobernantes-deben-sostener-el-conflicto-que-significa-transformar-la-realidad/ Mon, 05 May 2014 19:57:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=8061 English text in The Cities´Café El argentino Alfredo Garay (más conocido entre propios y extraños como Fredy) es uno de los urbanistas más influyentes y activos de América Latina. Militante desde su juventud, fue influido personal y personalmente por su participación en la experiencia (un raro mix entre cristianismo de base, utopismo sesentista y hippismo) de la Comunidad Tierra, con...

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English text in The Cities´Café

Comunidad Tierra, Moreno, Buenos Aires, Arq. Claudio Caveri, década de1960.

El argentino Alfredo Garay (más conocido entre propios y extraños como Fredy) es uno de los urbanistas más influyentes y activos de América Latina. Militante desde su juventud, fue influido personal y personalmente por su participación en la experiencia (un raro mix entre cristianismo de base, utopismo sesentista y hippismo) de la Comunidad Tierra, con el arquitecto Claudio Caveri, en la periferia metropolitana de Buenos Aires. Exiliado durante la última dictadura militar de su país, en 1976, retornó con la recuperación democrática para trabajar con el mismo Caveri en el municipio bonaerense de Moreno y otros gobiernos municipales y provinciales.

En 1989, con 36 años de edad, asume la Secretaría de Planeamiento de la Ciudad de Buenos Aires. La marca más perdurable de esa gestión en la Ciudad es la renovación urbana del antiguo y obsoleto Puerto Madero. En tanto desde la década de 1920 (incluso en la propuesta de plan formulada por Le Corbusier) existía consenso en los medios técnicos acerca de la necesidad de integrar esa área como expansión natural del centro, la compleja maraña de jurisdicciones administrativas y restricciones burocráticas impedían la realización de cualquier iniciativa al respecto. El aporte fundamental de Garay fue formular un modelo de gestión, muy basado en la experiencia de las ZAC (por Zone d’Aménagement Concerté) francesas, a partir de la conformación de una empresa de urbanización, la Corporación Antiguo Puerto Madero.

Desde el año 2000 es titular de una cátedra de Planeamiento Urbano en la Universidad de Buenos Aires, experiencia que sintetiza en “el armado de un grupo de gente interesada en el urbanismo, un colectivo consistente que expresa opiniones diversas, que no tienen necesariamente una idea unificada de concepción política pero que constituyen un ámbito de intercambio y de elaboración de ciertos puntos de vista respecto de la evolución de la ciudad”.

Entre 2004 y 2008, Garay estuvo a cargo de la Secretaría de Vivienda y Urbanismo de la Provincia de Buenos Aires (vale aclarar para lectores no argentinos que a pesar de la coincidencia de nombres, la ciudad y la provincia son unidades político-administrativas diferenciadas), en la que coordinó la elaboración de los Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires. El trabajo presenta una significativa variante respecto a propuestas anteriores de planeamiento metropolitano en la RMBA: el reconocimiento de la incertidumbre y la multiplicidad de actores intervinientes en la escala metropolitana del territorio. Aun cuando el esquema de Lineamientos Estratégicos requiere fuertemente de flexibilidad política y técnica para su implementación, el discurso de Garay es sin embargo muy preciso en dos materias esenciales: la fuerza del Plan como generador de hegemonía intelectual (aun cuando no se realicen, los planes dejan su marca en la cultura institucional) y la necesidad de una intervención del Estado en la cuestión territorial, sin la cual resulta inevitable una crisis de gobernabilidad metropolitana, y una sociedad más injusta.

Actualmente asesora al gobierno nacional en la confección de su Plan Quinquenal y de diversos programas de urbanización. Garay nos recibe en su estudio con la misma actitud opinante y activa de siempre. Comparte los avances de un plan de urbanización en el que esta trabajando y en el que afirma haberse “reconciliado con Le Corbusier” a partir de esquemas de movilidad y tejido urbanos con reminiscencias organizativas a los del área residencial de Chandigarh. Critica la miopía política de los alcaldes “progresistas” colombianos que se oponen al plan de paz del presidente Santos, y arremete contra la hipocresía y esterilidad de la “corrección política” en el desarrollo de la disciplina. Como muy pocos en el ejercicio de la profesión, Garay ha expresado la necesidad de superar la idea de confección de planes como una suerte de genero literario sin efectos concretos en la realidad.

Propuesta de Nuevo régimen municipal para Buenos Aires, Concurso 20 Ideas para Buenos Aires, 1986. A. Garay, Fernández, Pastrana, Gigliotti, Tiraboschi, D. Garay, Strático, Cerón y Pita.

CDLC: ¿Cómo ves la agenda actual de la ciudad latinoamericana, y cómo ves la agenda actual del urbanismo latinoamericano? Ambas son concurrentes, obviamente,  pero en un contexto que vos conocés bastante bien, de distintas situaciones políticas que están muy vinculadas a agendas más amplias, con corrientes ideológicas troncales que caracterizan a muchos países de la región.

FG: La primera cuestión es que las ciudades latinoamericanas siguen creciendo, por varias razones: porque en Latinoamérica la natalidad sigue siendo más alta que en otras partes del mundo, y porque los procesos migratorios del campo a la ciudad siguen siendo altos, en general. Incluso en algunos países han tomado dimensiones atípicas. Por ejemplo, el caso de Colombia con “los desplazados”, o con regiones que han demorado históricamente estos procesos de migración y repentinamente afrontan nuevas formas de cultivo, nuevas tecnologías, etc., que desplazan masivamente mano de obra hacia las ciudades.

También se ha incentivado la migración entre algunos países latinoamericanos. Al diluirse las fronteras y al haber mayores acuerdos de comunicación entre distintas identidades de origen, hay mayor tendencia al desplazamiento e incluso a la aceptación de los inmigrantes. El caso de la Argentina es un poco particular, porque la misma Constitución les da la bienvenida a los inmigrantes. También observamos que hay muchos países en América Latina donde se encuentra esta situación.

Podríamos agregar como un capítulo lateral de este fenómeno el de los emigrantes a países centrales, como ocurre en El Salvador y en México con la emigración a EEUU. Casi el único punto que es atípico para entender es la relación entre Brasil y los otros países de América Latina, en la que el tema lingüístico y cultural parecería estar marcando una cierta distancia. Hay bastante inmigración peruana en Brasil, pero parecería ser que el propio crecimiento demográfico de Brasil y la migración desde el Nordeste a los centros urbanos ya marcan otra pauta de crecimiento.

El segundo punto que podemos destacar es que así como hay crecimiento, hay fenómenos de concentración en unas pocas ciudades, tanto en las grandes metrópolis como en algunas ciudades intermedias. Creo que el tema central en esto tiene que ver con la capacidad de nuestras sociedades de generar empleo, de absorber en términos urbanos la mano de obra expulsada de la producción rural. En el caso argentino esto es dramático. Podríamos decir que el modelo agroexportador cerraría con un tercio de la población, y está claro que ese es un proyecto que una parte de la sociedad concibe y defiende. Y a lo largo de la historia hemos visto el problema que tiene el Estado como creador de empleo para estas realidades urbanas. Esta necesidad de una industrialización,  como compensación de la necesidad de un empleo adecuado para este crecimiento migratorio que confluye en las ciudades. La incapacidad del Estado para producir esos empleos o la incapacidad del Estado para expandir las redes al mismo ritmo de crecimiento da lugar a dos fenómenos: el fenómeno del subempleo y el crecimiento de la economía “informal” (aunque a mí esa palabra no me termina de conformar), una economía que se mueve sobre formas de orientación distintas a las del capitalismo (precapitalistas, artesanales, manufactureras, diversas formas de autoproducción) y a la vez también las formas de una urbanización precaria, la incapacidad, incluso desde el marco normativo, de contener dentro de sus propias reglas de juego un fenómeno urbano del tamaño del que se produce. Y estos fenómenos generan sinergias. La informalidad y la precariedad pasan a ser el ámbito que absorbe la mayoría de esta inmigración. Ahí hay un problema estructural de nuestras sociedades y del crecimiento de nuestras ciudades.

Vinculado con esto podríamos decir que hay una cierta incapacidad de la disciplina para acompañar de manera eficaz estos procesos. En general lo que vemos es la construcción de marcos normativos, de conceptos, la concepción de patrones de comportamiento que en la práctica no verifican. Tenemos entonces la contradicción de un orden formal, ideal, tomado de modelos deseados, y la incapacidad de una sociedad de encuadrarse en el marco de esos modelos. Por lo tanto, esa sociedad queda condenada a la ilegalidad, y las políticas públicas a la frustración, en la medida que las herramientas que se ponen en marcha no terminan de dar respuesta a estas cuestiones. Nosotros, por ejemplo, siempre tenemos un problema con el borde urbano. Se definen parámetros de como expandir el borde urbano de manera formal. Pero las multitudes que no logran acceder a una porción de suelo en ese marco formal no solamente ocupan suelo de manera informal sino que ocupan suelos que no deberían ser urbanizados: áreas inundables, o por encima de las cotas máximas admisibles por su pendiente, sujetas a deslaves, fondos de lagunas, etc. No solamente es un borde informal sino muy vulnerable. Y la incapacidad de producir una respuesta a gente que se localiza con estos niveles de vulnerabilidad hace que las catástrofes aparezcan cíclicamente en las ciudades, afecten a los más pobres y supongan una estructura del gasto irracional (porque finalmente hay que atender la emergencia que ya se sabía que se iba a producir). Casi todas las ciudades tienen ahí una parte importante de su problemática.

El segundo problema que creo que existe es el desarrollo de los parámetros de comportamiento de los sectores medios. Mi colega Eduardo Rojas me señalaba esto como un dato interesante de los últimos años: en América Latina ha habido un gran desarrollo de los sectores medios, y este notable incremento de masas de la población que han incrementado su capacidad de consumo, de acceder a un automóvil, de tener electrodomésticos, de acceder a una parcela urbana, y el desarrollo de los patrones de comportamiento de estos sectores -claramente cooptados, “formateados” por el mercado, incluso por la dependencia cultural- los lleva a correr detrás de objetos de deseo, detrás de paradigmas que también conllevan problemas serios para las ciudades. Por ejemplo, el paradigma de las casas con jardín, de las sociedades entre iguales, los barrios segregados y la concepción de la seguridad disimulando parámetros de exclusión, el paradigma de la motorización y de la libertad vinculada a la movilidad individual, las formas de comercialización (el supermercado, el paseo de compras), los mecanismos de packaging, el incremento notable de la producción de residuos.

Creo incluso que este patrón cultural, esta idea del consumo rápido y la producción de residuos como un patrón de comportamiento, se aplica a la ciudad. La búsqueda de la vivienda o de un barrio como patrón inmobiliario de última generación que va proponiendo nuevos objetos de deseo y va dejando atrás lo que podríamos llamar un “mercado del usado”, y la aspiración de distintos estratos sociales de acceder a estos productos a través de ese mercado del usado genera sucesivas rotaciones que van dejando partes de la ciudad como eslabones perdidos, como residuos. Parecería que el modelo o patrón de comportamiento va llevando a una línea de expansión de la ciudad hacia donde se produce lo nuevo y va dejando sobre la ciudad construida rezagos de ciudad usada: antiguos centros, antiguos barrios industriales que son tratados como residuos, accesibles a los sectores más desguarnecidos de la población, tugurizados, faltos de mantenimiento. En muchas ciudades, no encontramos los mayores niveles de pobreza en los bordes, en la periferia, sino en antiguos centros deteriorados.

Hay entonces dos tendencias, dos dinámicas de cambio. Una, de los que no están invitados a resolver sus problemas con parámetros de mercado, y otra, la que imponen los parámetros de mercado, que no están pensando en una ciudad que incluya a la totalidad. Estas premisas contradictorias de la modernidad nos van dejando ciudades divididas. Yo no sé si la palabra correcta para describir esa ciudad es “dual”, porque en realidad la estratificación va dejando piezas bastante aisladas entre sí, que obedecen a sus propias reglas. Dentro de la tremenda quietud que en general tiene la ciudad, verificamos que hay dinámicas de transformación, valoración y pérdida de valor, y alrededor de esas dinámicas, sectores de la población que están operando o siendo perjudicados por esta transformación.


CDLC:
 En las últimas décadas, Latinoamérica ha generado ejemplos muy interesantes de aportes urbanísticos a nivel internacional, como los Proyectos Urbanos Integrales de Medellín, Favela Bairro, el Bus Rapid Transit como solución de movilidad, etc. Luego vamos a hablar de Puerto Madero, que como proyecto urbano puede parangonarse a cualquier otro proyecto urbano de recuperación portuaria en el mundo. ¿Cómo ves el rol de los urbanistas latinoamericanos en este contexto?

FG: Podríamos categorizar la práctica de los urbanistas en tres o cuatro sectores distintos. Hay urbanistas que están trabajando muy cerca de la gente, muy vinculados a redes sociales, a tareas reivindicativas, y en general sus prácticas son muy positivas y de una escala muy local. Pero también tienen a veces una dificultad para percibir la ciudad como totalidad, y hasta una negación explícita del poder del Estado como una herramienta que puede ser objeto de sus prácticas.


CDLC: 
Estarían reivindicando una tradición anárquica.

FG: No se si anárquica pero sí la coherencia alrededor de su autonomía respecto del Estado. Y esto en general es una posición que entra en un punto difícil en el momento en que los dirigentes barriales ganan una elección para ser alcaldes de una localidad. En ese momento aparece una situación de compromiso que pone en diálogo a estos urbanistas con trabajo de base con la estructura municipal.

Hay un segundo ámbito importante que es el de la gente que trabaja para el Estado, que en general lucha como puede con las restricciones de la burocracia, las restricciones presupuestarias, la subordinación a la política. En general, la gente que trabaja para el Estado parecería reivindicar una cierta autonomía de la disciplina, una cierta vocación tecnocrática. Abunda ese discurso de que “nosotros tenemos ideas maravillosas pero los políticos las modifican, no las comprenden, etc.”. Es gente que trabaja, que opera sobre la realidad, que experimenta esta fricción entre un conocimiento técnico y una racionalidad política, pero en nuestra formación en general hay grandes restricciones para construir ese puente necesario entre la racionalidad técnica y la racionalidad política. Durante mucho tiempo esa contradicción fue brutal; en este momento encuentro bastantes equipos que trabajan en municipios y que articulan de manera más adecuada esta relación con la política. Pero ahí puede aparecer una triangulación interesante, que involucre a organizaciones de base, sistema político y pensamiento disciplinar, tratando de reconstruir una mirada común.

Habría un tercer grupo, que en Argentina no es tanto de urbanistas sino más bien de arquitectos, que son más funcionales al desarrollo del capital y funcionan como asesores y proyectistas de grupos económicos. Cuanto más concentrados estos grupos,  más complejos son los equipos en los que se apoyan, y en general son quienes diseñan estos productos inmobiliarios. En ese sentido creo que hay algunos que “se la creen”, que creen en los principios que enarbolan, y otros que con cierto cinismo operan cosas que desde el punto de vista disciplinar saben que no deberían hacerse, como hacerle trampa a los códigos, y desarrollan alrededor de eso un oficio.

Y yo hablaría de un cuarto grupo, que debe ser el más numeroso y el que más pesa en este momento en la construcción del pensamiento urbanístico, que es gente que se dedica a la investigación, que trabaja en ámbitos académicos y que en general audita el desarrollo de las políticas municipales, demoniza el desarrollo del capital y, en general, idealiza el desarrollo de los movimientos sociales y sus formas de expresión.

Este pensamiento va construyendo un sentido común desde donde se mira la totalidad de la producción, y yo creo que hay bastantes cosas que discutir sobre sentido común. En lo personal, yo creo que el camino que deberíamos buscar es el de una ciencia aplicada, una disciplina que busca necesariamente su desarrollo tecnológico y que necesita producir artículos, desarrollos conceptuales de gente que tiene un ejercicio profesional concreto, con municipios, con organizaciones sociales o incluso desarrollos privados. Es decir, producir un artículo sobre un caso en el que les tocó participar, porque esta construcción sobre la base del estudio de casos es lo que lleva con mayor precisión a encontrar herramientas adecuadas. Los cirujanos tienen esa dinámica (aunque no digo que el urbanismo se parezca a la cirugía). Por ejemplo, un médico que encontró una manera de hacer un by pass distinta a la habitual escribe un artículo, y otro que lee ese artículo prueba cómo desarrollar esa tecnología en otro caso,  o en el tratamiento de otro órgano. Y ahí surge una interacción interesante.

Un segundo elemento que me parece importante en esta búsqueda teórica, es que hoy en día, vemos por un lado una tendencia a la complejización y a esto que era común en las escuelas de urbanismo francesas, que era tratar de mirar, en la multidisciplina pero a la vez en la complejidad de los procesos que estamos viendo, la diferenciación entre los síntomas de un problema y la naturaleza del problema. Y por otro lado, hay una gran tendencia a la simplificación. Hoy veo en los organismos internacionales esta tendencia a los diagnósticos rápidos, a la selección de un número acotado de indicadores, a la formulación de programas que den respuestas rápidas a los desajustes que presentan estos indicadores, obviamente con un discurso ambiental, de cambio climático, etc., pero que al tratamiento de los problemas de las ciudades les da una mirada un poco liviana.

Un escenario posible; Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires, 2006. 

CDLC: ¿Cómo ves a la ciudad en la agenda de la política latinoamericana, con sus dos corrientes hegemónicas? Obviamente, la realidad es mucho más compleja, pero hay una cantidad de países donde hay gobiernos de una familia que podemos ubicar entre el  populismo clásico y la izquierda con distintos matices, y hay otra familia de gobiernos con una impronta más neoliberal, también simplificando. ¿Cómo ves que ambas vertientes estén considerando a las ciudades en la agenda de la política? Te adelanto que en mi visión particular, en la Argentina la ciudad está rezagada en la agenda de la política 

FG: En la agenda de la política, lo popular es prioritario, es decir el salario, el empleo, las condiciones de vida, incluso te diría que en casi todos los países de América Latina la problemática de lo popular marca la agenda, por un criterio básico de gobernabilidad. Es decir, en algunos países donde ha habido o está habiendo alzamientos sociales estamos observando una profundización de esa agenda. También estamos viendo una mayor capacidad de intervención del Estado sobre el fenómeno de las ciudades. Por lo menos creo que hay un incremento del gasto en obras públicas. Eso lo vemos en Brasil, Argentina, Chile, Colombia.

CDLC: O sea que ese fenómeno es independiente del signo ideológico.

FG: Claro, y uno se preguntaría hasta dónde se trata de la solución de problemas populares o de la ciudad, o en cambio se trata de la capacidad de presión de los lobbies, de la construcción, del transporte, etc., promoviendo este tipo de inversiones. Y en este punto podríamos decir que hay un contexto de incertidumbre respecto de cuál es el modelo de desarrollo adecuado para una ciudad. Las características del desarrollo industrial sustitutivo de importaciones, que caracterizó las décadas de los ’50 a los ’70, los proyectos de modernidad latinoamericanos, hoy en día parecerían estar muy cuestionados conceptualmente. En general el discurso sobre la ciudad es el del crecimiento de los servicios, con una especie de abandono resignado a que la industria se va a producir en los países asiáticos. Con lo cual aparece implícita una cierta voluntad de abandonar el desarrollo tecnológico y productivo en otros ámbitos, para tener una especie de ciudades parásitas y administrativas.

En ese sentido, la presencia de los gobiernos locales ha tomado un protagonismo novedoso respecto de lo que era la historia de nuestros países. En Argentina, en la década del ’70, la figura predominante eran los dirigentes sindicales y los intendentes eran figuras políticas de segundo o tercer nivel. Hoy en día hay una preponderancia de los alcaldes, que en algunos países se proyectan como candidatos a presidente con relativa facilidad. Y digamos también que su reivindicación de mayor competencia, mayor presupuesto, mayor nivel de decisión, siempre está apuntalada sobre la importancia, la envergadura de las necesidades populares como sostén de su demanda de mayor poder. En ese punto, me parece que también las agendas locales latinoamericanas incluyen el mundo popular, de los trabajadores, como un tema relevante.

Esto no quita que la frivolidad de algunos sectores de las clases medias y altas,  su capacidad de construcción de imaginarios, y sobre todo esta cuestión del turismo, los viajes, los modelos importados, Miami, etc., lleve a las ciudades a tratar de producir maquetas, simulacros de desarrollo como carta de presentación. Puede ser que eso sea simplemente una expresión, una parte del proceso político general, y me parece que en algunos casos hay políticas que se contentan con construir eso. Con frecuencia los alcaldes adhieren a estas competencias entre ciudades, alinean sus estrategias en función de esos indicadores y promueven que su ciudad sea famosa por alguna pequeña intervención o acción políticamente correcta. Esa especie de banalidad de estar presente en el mundo por una anécdota parecería legitimar su paso por el poder.

CDLC: Todo esto parece bastante generalizado y lo podemos encontrar en todos los países, pero ¿vos ves que el grupo de gobiernos más de izquierda o más populistas tengan una agenda de ciudad diferenciada de la que mencionaste recién, que corresponde más bien a la agenda neoliberal?

FG: Lo que noto como distinto, mirando el caso de Argentina y quizás de Brasil, es esta identificación de la inversión pública como generadora de empleo y la posibilidad de ver que el incremento de la inversión pública puede ser orientada a la satisfacción de necesidades populares básicas, como por ejemplo la expansión de redes, la solución de problemas de energía, el mejoramiento de la movilidad. Es notable el incremento de la participación de la obra pública en el gasto general; en Argentina hemos pasado del 0,8% al 2,6% y aspira a convertirse en el 4% del PBI.

Esto es interesante. Muchas veces se asocia a la aplicación del keynesianismo en la Argentina con la aparición del peronismo, pero quienes realmente empezaron a concebir la obra pública como generadora del empleo que había que cubrir por la expulsión de la población rural a partir de la tecnificación agropecuaria, fueron los gobiernos de la década del ’30, del ’40 sobre todo, periodo que justamente se caracterizó por una enorme riqueza del Estado y una tremenda expansión de la obra pública; es por ejemplo el período en que se expande el sistema vial. La paradoja interesante que aparece durante la década del ’50 es cómo transformar la inversión en obra pública en proyectos productivos; es decir, cómo apuntalar el desarrollo industrial para que no solamente genere gasto y cristalice en obras públicas, sino que genere empleo, y a la vez desarrollo productivo.

Uno se podría preguntar hasta dónde el incremento del gasto en obra pública genera hoy desarrollos empresarios, productivos, tecnológicos. Estos son los puntos que aparecen en la discusión. En el caso de Brasil, se ve con claridad el incremento en la obra pública con un inmenso nivel de concentración de las empresas constructoras. Y esto también lo encontramos en Chile, en Colombia, un proceso de gran concentración en la industria de la construcción. En el caso argentino, la industria de la construcción fue muy golpeada en la década del ’90. Y eso motivó una tendencia de las empresas constructoras a desarrollar obras simples, como pavimentos y diques, y una gran resistencia a asumir cuestiones de mayor complejidad, como la producción de vivienda o de intervenciones urbanas. En mi opinión, hay un escaso desarrollo del sector empresario respecto de estos desafíos.

CDLC: Quisiera preguntarte sobre el futuro de la ciudad latinoamericana. Por un lado está la tendencia según la cual la urbanización empieza a crecer y lo sigue haciendo por diferentes motivos. Además, las familias tienen cada vez menos hijos. También la inversión pública hace que la ciudad empiece a consolidarse. No se si esto iguala el ritmo de consolidación al de expansión, pero al menos algo sucede. Aparentemente hay una tendencia hacia la formalización de la ciudad, hacia una mayor inclusión, hacia una ciudad que parecería proyectarse, ser más inclusiva. Y por otro lado hay algunas teorías (como la de Mike Davis) acerca de que el mundo tiende hacia las ciudades villa, y que esa es una tendencia irreversible. 

FG: La pregunta es interesante. Uno podría decir que la expansión demográfica y los procesos migratorios tienen un umbral, y que a partir de eso la curva cambia de pendiente y por lo tanto la capacidad de ir absorbiendo ese proceso se hace más accesible. Pero eso tiene como contrapartida el otro lado de esa misma realidad. Es decir, en la medida que durante un período largo vos tuviste que invertir en la expansión de la ciudad, en ese mismo período descuidaste el mantenimiento de la ciudad, y entonces el saldo de ese período es que te encontrás con una ciudad deteriorada. Sobre todo si la tendencia es a la expansión, porque vos estuviste produciendo ciudad nueva y te fue quedando por atrás una ciudad que tenías dificultad para mantener. Por otro lado, a medida que la ciudad se expandió, la base construida que tenés que mantener es más grande, y con los mismos recursos eso se hace complicado. Lo que empieza a aparecer ya no es un problema de la ciudad como un problema de la periferia, sino el problema en la ciudad como la evolución de ese mercado del usado del que hablábamos antes. Y por lo tanto, empezamos a encontrar ese modelo de ciudad descapitalizada, empobrecida, maltratada.

La primera mirada es optimista: parece que el problema se soluciona automáticamente. La segunda mirada presenta la amenaza de un lugar que hoy no es suficientemente atendido. Hay un peligro, también, en el énfasis sobre esa segunda ciudad, que es por ejemplo lo que era la estrategia de la empresa privada de capital francés Aguas Argentinas cuando tenía la concesión de la red de Buenos Aires. Su excusa para no expandir la red a los pobres que no la tenían, era que tenía que gastar el ingreso en mantener la red existente, y por lo tanto, a reproducir las condiciones de vida de los que ya vivían en una ciudad adecuada. En lo personal, yo creo que la ciudad se va reconstruyendo en el interior de la trama con planes de sector, con tratamiento de piezas, y creo que esa es una rutina que tiene que ser contemporánea de la expansión. En algunos casos sería interesante vincular esos dos procesos. Por ejemplo, en algún momento se ha hablado de cobrarles a los que expanden la ciudad una tasa equivalente a lo que serían las intervenciones que hay que realizar adentro de la ciudad para sostener esa expansión. Habría que tratar de equilibrar esas economías de manera que la valorización del suelo contribuya al mantenimiento de la ciudad.

CDLC: Aquí surge otro problema que es la división administrativa, porque todos esos mecanismos compensatorios, en ciudades tan fragmentadas, son un problema, salvo cuando los operadores son centrales.

FG: Eso depende de los temas, en realidad, porque hay temas que están fragmentados municipalmente y hay otros que están muy integrados, como la estructura de transporte, la localización de los grandes equipamientos, la localización industrial, el tratamiento de cuencas, etc. Estos obedecen a parámetros que escapan a los gobiernos locales. Entonces, está claro que si la expansión es un problema de algunos municipios y la densidad de otros municipios, la ciudad está perdida. La conformación de entidades, pactos, agendas metropolitanas, deben encarar esta compensación. La pregunta es dónde encontrar las ciudades donde esto se está produciendo adecuadamente. Y hay que decir que en América Latina los ejemplos no abundan.

CDLC: No sé si abundan en el mundo.

FG: En ciudades que uno considera paradigmáticas, como Berlín, observamos hoy que la expansión de la periferia en suburbios de casa con jardín es un signo característico. En Europa aparece otro fenómeno interesante, la suburbanización a partir de la recuperación de viejas aldeas que estaban quedando despobladas. Hoy en día, lo que era una pequeña comunidad rural del siglo XII se transforma en una especie de club de campo de la gente que vive, por ejemplo, en Gerona. Es un fenómeno de suburbanización que no se explicita pero que está presente.

CDLC: Me gustaría entrar en tu trayectoria personal, sobre todo de aquellos períodos asociados a la militancia política y demás. No para hablar especialmente de militancia política, pero si en relación con tu trayectoria, ya que tu conocimiento técnico está muy vinculado con la militancia. Incluso esto ha tenido una expresión en tu propia vida, donde las circunstancias del país te han llevado al exilio y luego al retorno.

FG: Puedo decir yo viví gran parte de mi juventud estudiando en la Facultad y trabajando en los barrios. Yo no encontraba, en esa época, cómo era el punto de contacto entre Arquitectura y los problemas de las villas; siempre terminábamos viendo que la cuestión era producir viviendas, y muchas, prefabricando, y la respuesta terminaba siendo un meccano, como era en cierta forma lo que enseñaban en la Facultad en ese momento. Y la realidad que yo veía, trabajando en los barrios, era la organización barrial, la autoconstrucción, la política como expresión territorial. Eso nos planteó el problema del poder, y luego toda esa experiencia del golpe, el exilio.

Ahora bien, para mí antes del exilio no existía la palabra urbanismo. Yo me había especializado en Arquitectura Sanitaria, una disciplina que, paradójicamente, tenía muchos elementos de planificación. Es decir, todo el problema sanitarista si se parecía a lo que veía en las villas. Pero, siguiendo esta dimensión de arquitectura sanitaria, se parecía a un diseño de quirófano, totalmente absurdo, de modo que me volvía a alejar de la realidad de los barrios. Me anoté para estudiar urbanismo porque era la posibilidad que tenía de conseguir una beca para vivir en el exilio. Y cuando empecé a estudiar urbanismo se me abrió la cabeza. No tanto cuando empecé, sino en el momento en que en Bélgica me empecé a relacionar con las asociaciones barriales que trabajaban con unos curas y unas monjas, y los trabajadores inmigrantes marroquíes, los jubilados y desempleados, en el centro de Bruselas. Repentinamente, lo que estaba empezando a ver como tema urbano se volvía a resignificar en los barrios.

Y ahí aparecían dos discusiones. Por un lado, la defensa del patrimonio. Pero los barrios donde se defendía el patrimonio eran los barrios pobres de Bruselas, los barrios medievales tugurizados. Para mí ese fue el momento de descubrir estas cuestiones del urbanismo, el planeamiento, la participación, los movimientos sociales. La literatura que empecé a leer tenía que ver con el derecho a la ciudad, como primera aproximación.

Cuando me fui a México empecé a trabajar en un municipio muy interesante, Coyoacán, que tenía 700.000 habitantes, de los cuales 300.000 vivían en villas. Yo siempre digo que ese barrio era como la guardia de un hospital, donde te llegan todos los problemas en gran escala. Había un caso histórico muy valioso, había barrios nuevos interesantes, había un conjunto de viviendas sociales con problemas, y había una villa gigante, con pueblos antiguos insertos en ella. En México descubrí el tema del gobierno local, el “planeamiento, participación, y gestión”. Y pude estudiar un curso de doctorado con Emilio Pradilla y Oscar Núñez; a esos cursos venían Jordi Borja, Manuel Castells, etc. México era una capital cultural donde todo el mundo pasaba y uno encontraba allí mismo a las personas cuyos libros leía.

En ese momento la experiencia que más me interesó fue la de Madrid, cuando vino la gente que estaba trabajando en la apertura democrática española. Yo había conocido España durante el final del franquismo, y viví toda esa experiencia de la transición en que algunos planes se hacían por asamblea, barrio por barrio. En México empezamos a trabajar con esa idea de hacer el plan barrio por barrio en Coyoacán, y fue una experiencia que me cambió mucho la cabeza.

Luego de la guerra de las Malvinas, muchos de los que vivíamos allá nos dimos cuenta que el riesgo de volver a la Argentina no era desaparecer (lo cual fue una interpretación incorrecta porque algunos de los que volvieron igual desaparecieron) y entonces volví, el último año del gobierno militar, a sumarme a la campaña por la recuperación de la democracia, y volví a trabajar en San Miguel y en Moreno (municipios de la periferia metropolitana de Buenos Aires) con Claudio Caveri, que en ese momento había asumido esa lucha por la recuperación de la democracia y estaba peleando por ganar el municipio de Moreno, y eso fue lo que pasó. Se ganaron las elecciones en Moreno, Caveri fue Secretario de Obras Públicas, yo Subsecretario, y ahí empezamos a desarrollar todo eso que venía trabajando en un municipio argentino. Eramos uno de los dos o tres municipios más pobres del conurbano, nuestros problemas eran la regularización de la tenencia de la tierra y la construcción de infraestructura. Hicimos un programa de construcción de aproximadamente veinte escuelas, como primera medida de ese periodo en que estuvimos ahí.

Y también apareció la política; estuvimos un año y pico en el municipio, y tuvimos diferencias con el Intendente. Ahí el Intendente de Florencio Varela me pidió si le podía dar una mano, porque el no tenía política de tierra y vivienda, entonces armamos una oficina de tierra y vivienda en Florencio Varela, y se armó un primer grupo que empezó a trabajar con estas cuestiones como problema central y, sobre todo, con una concepción sobre la organización social de la demanda. O sea, trabajar con la gente que vivía en asentamientos para ver cómo se estructuraba su demanda.

En ese momento también, y a partir de un convenio que tenía Moreno con Puerto Iguazú, me encargaron hacer el plan de Puerto Iguazú. El municipio funcionaba en la terminal de ómnibus y tenía solamente Secretaría de Gobierno, entonces nuestra tarea fue armar un municipio desde el catastro, regularizar barrios, moverlos, volver a trazarlos moviendo las casas de madera con la gente. Fue el municipio del país que más creció, en cada censo triplicaba su población, con lo cual los problemas eran graves.

Cuando Antonio Cafiero (histórico dirigente peronista) gana la provincia de Buenos Aires, me plantean que vaya a trabajar en el plan de gobierno. Salí entonces de los temas más municipales para trabajar en el plan de gobierno de una provincia. En el medio había tenido alguna experiencia bastante alentadora, como el plan de San Martín de los Andes (en la Patagonia); ese sí lo hicimos en asamblea permanente, con la gente, y fue una ciudad que cambió el rumbo absolutamente.

CDLC: Es cierto, cuando uno visita San Martín de los Andes, a diferencia de otras localidades vecinas, encuentra una ciudad donde “algo pasó”, en algún momento alguien decidió ordenar.

FG: Y la sociedad tomó conciencia, y luego han hecho varios planes también. Las decisiones que se tomaron en ese momento corrigieron el rumbo que venía trayendo la ciudad. Volviendo a Buenos Aires, esa experiencia fue muy buena y, en mi opinión,  produjo un cambio de cultura en la manera de funcionamiento de la provincia: esta cuestión de armar programas, administrar esta secuencia de programación.

Poco después, cuando el Partido Justicialista ganó las elecciones nacionales, en 1989, me propusieron hacerme cargo de la Secretaría de Planeamiento de la ciudad. En ese momento yo era todavía muy joven, tendría unos 36 años, y esa fue la posibilidad de desplegar todas las cosas que venía pensando. Lo primero fue armar programas de barrios, separarlos por problemas, reunirnos a discutir la problemática de cada barrio, vincular eso con el presupuesto. Planteamos una primera experiencia de hacer un presupuesto discutido barrio por barrio, tener un banco de proyectos de todos los barrios, hacer una política de villas y así trabajar con una mesa de concertación, organizar también una política específica para la gente de conventillos y casas tomadas, y organizar una línea de trabajo de remodelación de conventillos en el centro de la ciudad. Después aparece todo el tema de patrimonio y la posibilidad de intervenir en el centro, Avenida de Mayo, etc. Y dentro de esas operaciones sobre el centro, esta oportunidad que significaba el antiguo Puerto Madero para proyectar su desarrollo. Fue una experiencia corta, que duró sólo 3 años. Los problemas que tuvo el Gobierno de la Ciudad, su relación con el Presidente, problemas con los medios, contradicciones del mismo Gobierno de la Ciudad, llevaron a que el Intendente renuncie, y quedaron todo ese grupo de líneas plantadas.

La pregunta que surge es cuáles fueron las líneas que siguieron y cuáles las que no. Por ejemplo, lo de Avenida de Mayo se terminó ese año. El programa de villas duró un poquito más, y se desarmó. Los conventillos siguieron, luego hubo una etapa donde quisieron demolerlos para construir casas nuevas donde estaban esos conventillos. En general la conclusión que uno puede sacar es que siguieron los programas que tenían un actor claramente construido, que reivindicaba esa política y que tenía el poder suficiente como para imponérselo al Intendente. El caso de Puerto Madero fue uno. Un sector que había sido muy reticente a que la expansión se produjera en ese lugar, pronto verificó que para la ciudad y para ellos podía ser beneficioso que el centro tenga un nuevo proyecto. Y digamos también que en la opinión pública hubiera sido malo abandonar el proyecto.

Para mí la salida del gobierno municipal fue muy dura, porque estuvo llena de críticas; para el Intendente fue una derrota profunda que nos llegó a todos. Además el mundo que se expandía era el del menemismo, con el que yo no tenía coincidencias. Yo podría decir que esa experiencia municipal fue el último intento de matriz social-demócrata, dentro del tiempo neoliberal que se venía.

Lo primero que hice fue trabajar en el armado del Parque Industrial de la ciudad de La Plata, a pedido del Intendente. Funcionó bien y siguió esa línea de modelo innovador de gestión. Fue entonces cuando José Luis Coraggio me propuso sumarme al proyecto de la Universidad de General Sarmiento, en el noroeste del Area Metropolitana de Buenos Aires, a 40 km. del centro de la ciudad. Me dediqué entonces unos años a centrarme en ese proyecto, que era el armado de la Escuela de Urbanismo dentro del Instituto del Conurbano. Tuvimos que armar la carrera, la institución, la Ciudad Universitaria; fue un tiempo que también pude dedicar a estudiar bastante sobre lo que había pasado y producido. Durante esos años me presenté a algunos concursos, como por ejemplo el proyecto de las áreas verdes de Puerto Madero (que ganamos) y pude vincular esta cuestión de los planes de distintas escalas con el diseño urbano, de espacio público, y agregar elementos de complejidad en esa perspectiva de diseño.

En ese momento, entre 1994 y 1995, comenzó una investigación sobre el régimen municipal en la Provincia de Buenos Aires, para estudiar los problemas que tenían los municipios y reformular la estructura municipal. El trabajo fue interesante pero no logró relevancia. Tuvo una cartografía, de todos modos, y hasta una teoría acerca de cual es el tamaño adecuado de los municipios. Eso originó todo un proyecto que generó la subdivisión de unos cuantos municipios, aunque creo que debieron haber sido algunos más, pero parece que a algunos dirigentes políticos les tembló el pulso para hacerlo… Yo estuve en la reunión donde se discutió el tema de La Matanza, y creo que en ese caso hubo más indecisión del Gobernador que capacidad de presión de los dirigentes. En todos los casos en que se realizó la división, lo que sucedía era que el Intendente no era un vecinalista o alguien de la realidad local, sino un personaje de la televisión.

A nosotros nos llevó mucho tiempo pensar cómo había que acompañar el desarrollo de los nuevos municipios. Desde Gral. Sarmiento trabajamos en el proyecto de armado del centro cívico del Municipio Malvinas Argentinas. Eso los llevó a comprar un antiguo cuartel para desarrollar un proyecto urbano que ahora está a mitad de camino pero que con el tiempo va avanzando.

A fines de la década del ´90 volví a la Universidad de Buenos Aires, donde había dado muchas clases pero me había alejado cuando fui a trabajar a la Municipalidad. Me presenté al concurso de urbanismo y gané una cátedra. Así aparece una experiencia que ha sido lo central en estos últimos años.

Luego viene la crisis del 2001. No es que yo hubiera estado distanciado de la política, pero no tenía una militancia directa desde que me había ido de la Municipalidad, y en ese momento volví a los orígenes. Con la parroquia de mi barrio empecé a salir a las noches en la calle a darle de comer y asistir a la gente que trabajaba de cartonera en las calles. Y con esta cuestión religiosa de acompañar a los pobres, yo me encontré con la misma discusión que había tenido en la década del ’60: el cura repartía medallitas, rosarios, de alguna manera se hacía una especie de proselitismo religioso, y yo volví a la misma discusión que antes, sosteniendo que la política es la dimensión más profunda de la caridad. Es decir, que si uno quiere realmente hacer algo por la gente tiene que meterse, disputar el poder. Eso coincidió con que en la provincia me ofrecieron volver a participar, y entonces en medio de la crisis hice la programación del Ministerio de Educación, que se había convertido en un gran comedor, y después de ese rol el Gobernador me ofreció ser Secretario Vivienda y Urbanismo de la Provincia y ahí estuve del 2004 al 2008.

En el 2008 hubo un cambio de gobierno en la Provincia y me ofrecieron volver a la Corporación Antiguo Puerto Madero y ver qué es lo que había pasado, ver si esa entidad seguía siendo útil para encarar esos proyectos y revisar desde ahí las políticas nacionales. Y es lo que ha venido pasando. Mi lugar de trabajo fue Puerto Madero, pero poco a poco empecé a comprometerme en el armado de las políticas nacionales de obras públicas, ahora estoy trabajando en la coordinación del Plan Quinquenal de Gobierno y también con otras políticas públicas.

Ahora convendría hacer un resumen. Para alguien a quien hoy en día le interese hacer urbanismo, creo que hay trayectorias donde uno va descubriendo cosas y establecen una dialéctica entre lo que uno busca y los caminos que se le abren. Incluso los temas en los que uno se especializa son los temas por los que a uno le tocó atravesar. Y eso es lo que va dando la experiencia. Hay muchos arquitectos o urbanistas que tratan de agarrar por atajos y tener unas carreras profesionales que rápidamente sean reconocidas. Pero yo a los estudiantes les recomiendo más que nada trabajar en un municipio un tiempo, para así aprender la vida cotidiana del Estado, las restricciones, la relación con la política, la tentación de las coimas, la tentación de “tirarse a chanta” y no dar batalla, y la rutina sacrificada de ir a lugares distantes. Yo creo que esa es una condición importante para entender la ciudad: ir conociendo los actores que van haciendo la ciudad a partir de la interacción alrededor de cosas concretas.

Un escenario posible; Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires, 2006. 

CDLC: Estuviste hablando de tu trayectoria en cuanto a tu función pública. Y antes cuando hablabas de las oportunidades del trabajo de urbanismo, hablabas de la función pública, la academia y el trabajo privado, los urbanistas o arquitectos que trabajan para el capital, para los grandes desarrolladores. También, dentro de ese mundo privado, están los urbanistas que trabajan para el Estado con una mirada externa, de consultoría, o a través de organismos internacionales. Es otra forma de la práctica no tan atada a los vaivenes de la política.

FG: Algo que no mencioné es esto del trabajo con organismos internacionales. A mí me tocó trabajar para el Banco Mundial, el PNUD y el BID. Confieso que donde más cómodo me sentí es en el BID, porque coincidió con un tiempo en donde en BID tenía un área exploratoria. Eso tuvo bastante que ver con la gestión de Enrique V. Iglesias, que era una persona bastante innovadora y que sobre los temas urbanos siempre desarrolló una línea exploratoria de formulación de nuevas operaciones, como programas de mejoramiento de barrios, sobre cascos históricos o también sobre proyectos urbanos.

Hay una línea de trabajo que muchas veces se abre en estas entidades que promueven financiamiento, pero que en el momento en que lo hacen profundizan sobre distintas dimensiones de los proyectos. Y muchas veces exigen el desarrollo de dimensiones que desde los gobiernos locales no se contemplan, como por ejemplo la exigencia de la participación, de la factibilidad económica, la pregunta sobre cómo van a pagar la inversión que van a hacer. Estas cosas también fueron introduciendo a lo largo del tiempo una cierta noción de la economía urbana y, por lo tanto, la aparición de herramientas nuevas.

Hay dos redes que para mí fueron importantes: una es Sociedad y Territorio, que tiene origen en España y que armó una buena cantidad de redes de vinculación en América Latina, y la segunda fue el Lincoln Institute of Land Policy, donde también trabajé muchos años como profesor de sus cursos y que ha tenido una penetración importante en el planteo de problemas de economía urbana en la discusión sobre la evolución de la ciudad.

Respecto del armado de un estudio de urbanismo, cosas que me planteé a lo largo de la vida, veo que por alguna razón en Argentina existen grandes consultoras que hacen proyectos para grandes obras, para empresas, sistemas hidráulicos, etc. Sin embargo, ha habido una gran dificultad para el armado de estudios profesionales que se dediquen al tema de urbanismo. Vemos por ejemplo que, en general, los arquitectos suelen invadir este tema muchas veces con una concepción arquitectónica, como si se tratara de una cuestión de arquitectura pero a gran escala. Es decir, hacer proyectos y resolverlos como un proyecto. Y en general los resultados no han sido muy exitosos y no han logrado instalar esta cuestión del urbanismo como relevante en la agenda de los Intendentes o de los gobiernos. En ese sentido, el trabajo específico de  los urbanistas que hacen planes ha tenido muchas dificultades en dos dimensiones: garantizar la continuidad de ese trabajo y que ese trabajo tenga una remuneración lógica como para el desarrollo de un equipo profesional, como por ejemplo encontramos en otros países, como en Australia, donde hay oficinas importantes que cobran adecuadamente por realizar estos planes. Esto también apareció en España. Mi  experiencia argentina fue en general trabajar con municipios que tenían mucha dificultad para cobrar en el momento, para competir en las licitaciones contra la Universidad o contra equipos universitarios que no tenían la misma carga impositiva, que tenían la logística resuelta de otra manera, y mucha dificultad para sostener la demora en los pagos tradicionales del Estado. Lo cual resulta en que quiénes realizan este tipo de trabajo de manera profesional sean muy pocos o casi inexistentes. Todos los que trabajamos en lo mismo en general hemos ido desarmando nuestros equipos u oficinas.

Yo creo que esa dificultad de inserción de esta disciplina como práctica profesional también explica la falta de presencia del urbanismo en la agenda de los gobiernos locales. Es decir, ni los intendentes consideran que sea algo útil que tengan que pagar, ni existe por parte de los profesionales un mecanismo claro que diga cuál es la característica de ese producto, cuánto vale, por qué funciona así.

Quizás esto tenga que ver un poco con el perfil de los arquitectos a cargo de este tema. Y yo veo que en los países en donde nuestro trabajo está mejor anclado hay una mayor presencia de los economistas desarrollando este tipo de prácticas.

Puerto Madero: propuesta síntesis del Concurso (1992) y vista en la actualidad. 

CDLC: Quisiera preguntarte, en muy pocas palabras, tu proceso de evaluación de Puerto Madero como un proyecto planteado desde fines de los ’80 y que vino a resolver una situación portuaria de la ciudad, y tu evaluación posterior acerca de cómo ha evolucionado.

FG: Yo creo que lo que ha pasado en esa época que mencionás, a fines de los ’80, principios de los ’90, es la posibilidad de aplicación de nuevas herramientas y, como consecuencia, salir de la pasividad a la que la llevaban las herramientas clásicas, que eran la obra pública y la normativa. Es la noción de proyecto urbano y esta articulación entre intervención de una escala más grande que la habitual, definición de un modelo de gestión para gerenciar este tipo de operaciones y, por otro lado, la utilización de un instrumental económico más sofisticado como para estudiar la viabilidad, el flujo de caja, la secuencia de las inversiones, nos permite intervenir en una escala más grande, que tiene mayor impacto, y que hace que los planes no sean libros que descansan en una biblioteca sino transformaciones efectivas de la ciudad.

La segunda cuestión que también me parece interesante es que el Estado se disponga a interactuar con el mercado de bienes raíces; esa es una decisión importante. El mercado de bienes raíces, dejado a su propia suerte o al que se le transfiere la totalidad de la iniciativa de lo que va a pasar en la ciudad, produce efectos de los que no da cuenta, y luego el Estado luego tiene que subsidiar las soluciones de los efectos negativos que dan las iniciativas de mercado. Es decir, si el Estado quiere conducir la política urbana tiene que tener herramientas activas que impulsen las transformaciones que proponen. Y yo creo que la experiencia de Puerto Madero, en eso, claramente logró su objetivo.

Podríamos hacer una cantidad de observaciones acerca de los procesos participativos que acompañan estas instancias. Yo creo que ahí hay una tensión, es decir que la ciudad debe discutir estas cosas, pero asumiendo que la resistencia al cambio tiende a hegemonizar y que en ese sentido los Estados tienen que invertir una cuota importante de su credibilidad, incluso para llevar adelante políticas que a veces no tienen consenso. Yo creo que es un desafío de los gobernantes sostener el conflicto que significa transformar la realidad, porque objetivamente uno ve que, en términos de participación, los que más participan en estas discusiones son los que se perjudican por un proyecto y los otros actores tienden a participar tibiamente o a no participar. Y el Estado tiene en esos casos una responsabilidad delegada de sostener sus iniciativas.

Esto vale para la experiencia de Puerto Madero como para muchas cosas, porque lo que vemos es que hay muchos proyectos que no se hacen por falta de decisión o por miedo al conflicto que significa cambiar la realidad. Creo también que hay algunas cuestiones sobre los mecanismos de gestión, las figuras más adecuadas, las maneras de trabajar la relación entre el interés económico, el político, el social. Y eso no es solamente una cuestión de intenciones, sino de mecanismos de gestión y formas de representación de actores. Entonces, las formas de gestión de un proyecto de este tipo, las formas de mejorar los mecanismos de transparencia, mejorar la participación de los intereses sociales en el desarrollo del proyecto, etc., son temas en los que hay que abundar, que hay que pensar. A mí me da miedo la demonización de determinadas experiencias, que frustra la posibilidad de traer verdaderas enseñanzas y producir segundas y terceras generaciones de proyectos que corrijan posibles deformaciones que haya podido tener una primera generación.

Quizás lo más comentado tiene que ver con la expresión formal de estos proyectos. Yo creo que muchas veces esto escapa a las dimensiones del urbanismo y penetra en el mundo de la arquitectura. Cuando uno abre un campo para que sobre ese campo se expanda la ciudad, se expande la ciudad que es. Los edificios que aparecen son los que produce esa sociedad, los arquitectos que hegemonizan son los que hegemonizan esa sociedad. Y yo no creo que ese sea un tema que se revierta con los concursos, sino casi al contrario. Hay paradigmas de valores que uno puede no compartir pero que están en la sociedad, y uno no puede evitar cierta imagen frívola o a la moda o efímera de las piezas de una ciudad.

También, como en todo fenómeno de construcción de grandes piezas nuevas, en el momento en que se presentan lo hacen con toda su contradicción y sus debates, y luego la sociedad tiende a cuidarlas como piezas representativas del mundo cultural y de las relaciones sociales que se cristalizan en una época. Siempre aparece la pregunta de cuánto los arquitectos quieren controlar ese espacio, quieren agregarles sus propios paradigmas e imponérselos a la sociedad. Y cuanto más abierta y participativa es la propuesta, más transparentemente va a reflejar ese imaginario social. Podrán acusarme de populista, pero yo no soy de los que se rasgan las vestiduras al ver cómo la gente modifica las casas y el conjunto se va deformando y se convierte en un barrio, o  que en las plazas de los municipios pobres pongan el monumento al bombero. Todas estas cuestiones que determinado sector social mira como expresión de mal gusto pero que en el fondo son expresiones de una sociedad.

FG – MC y DR

Ver los sitios de la Corporación Antiguo Puerto Madero y la Cátedra Garay (FADU-UBA) en la Web.

Sobre los temas referidos en esta entrevista, ver también en café de las ciudades:

Número 82 | Terquedades 
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad de Puerto Madero y los paseos costeros | Mario L. Tercco

Número 60 | Planes de las ciudades (II) 
Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires | Escenarios alternativos, políticas urbanas, instrumentos de gestión; entrevista a Alfredo Garay | Marcelo Corti

Número 26 | Proyectos de las ciudades (II) 
El impacto metropolitano de los grandes proyectos urbanos | Los casos de Puerto Madero y la Nueva Centralidad de Malvinas Argentinas. |Norberto Iglesias

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Principios rectores sobre la seguridad de la tenencia para los pobres de las zonas urbanas https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/principios-rectores-sobre-la-seguridad-de-la-tenencia-para-los-pobres-de-las-zonas-urbanas/ Mon, 05 May 2014 19:55:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=8050 N. de la R.: El Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó en su 25ª sesión una resolución sobre vivienda adecuada (A/HRC/25/L.18) que incluye referencias a la seguridad de la tenencia, tema del último informe temático presentado por la relatora Raquel Rolnik los días 10 y 11 de marzo. La resolución fue apoyada por 48 países y otros 12...

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N. de la R.: El Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó en su 25ª sesión una resolución sobre vivienda adecuada (A/HRC/25/L.18) que incluye referencias a la seguridad de la tenencia, tema del último informe temático presentado por la relatora Raquel Rolnik los días 10 y 11 de marzo. La resolución fue apoyada por 48 países y otros 12 han declarado su apoyo posteriormente. Los principios están reproducidos en el folleto “Principios rectores sobre la seguridad de la tenencia para los pobres de las zonas urbanas”, cuyo texto se reproduce en esta nota.

Por seguridad de la tenencia se entiende un conjunto de relaciones con respecto a la vivienda y a la tierra, establecido en el derecho codificado o consuetudinario, o mediante acuerdos no oficiales o híbridos, que permite vivir en el propio hogar en condiciones de seguridad, paz y dignidad. La seguridad de la tenencia es parte integrante del derecho a una vivienda adecuada y un componente necesario para el ejercicio de muchos otros derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales. Todas las personas deberían gozar de un grado de seguridad de la tenencia que garantice una protección jurídica contra el desalojo forzoso, el hostigamiento y otras amenazas.

La difícil situación de los pobres de las zonas urbanas representa uno de los problemas más acuciantes de la seguridad de la tenencia, especialmente en un mundo cada vez más urbanizado. La finalidad de estos principios es proporcionar orientación a los Estados y a otros actores para resolver este problema a fin de garantizar una vivienda adecuada a los pobres y a las personas vulnerables de las zonas urbanas y periurbanas.

Estos principios rectores se fundamentan en la presunción de que las personas y las comunidades que ocupan la tierra u otros bienes para hacer valer su derecho a una vivienda adecuada, y que no tienen otras opciones adecuadas, tienen derechos legítimos de tenencia que deberían ser garantizados y protegidos. La noción de derechos legítimos de tenencia abarca un ámbito mayor que el de los conceptos convencionales de propiedad privada, e incluye múltiples formas de tenencia derivadas de diversos sistemas de tenencia. Los principios rectores forman parte del informe temático sobre seguridad de la tenencia.

1- Fortalecimiento de las diversas formas de tenencia

Los Estados deberían promover, proteger y reforzar diversas formas de tenencia, en particular las derivadas de sistemas de tenencia reglamentarios, consuetudinarios, religiosos e híbridos. Todos los programas, políticas y legislaciones pertinentes deberían elaborarse sobre la base de evaluaciones de sus efectos en los derechos humanos, en las que se identifiquen los arreglos de tenencia de las personas más vulnerables y marginadas y se establezca un orden de prioridad entre ellos. Es preciso promover, reforzar y proteger entre otros los siguientes tipos de tenencia, según proceda en cada contexto:

  • Derechos de posesión;
  • Derechos de uso;
  • Alquiler;
  • Plena propiedad; y
  • Arreglos colectivos.

2- Mejora de la seguridad de la tenencia

Con el fin de mejorar la seguridad de la tenencia, en especial la de las personas vulnerables y marginadas y la de los grupos que viven en asentamientos pobres de las zonas urbanas, los Estados, y en particular las autoridades competentes, deberían adoptar las siguientes medidas:

  • Llevar a cabo evaluaciones de los arreglos de tenencia en toda la ciudad;
  • Identificar los asentamientos inseguros y los grupos de población vulnerables, incluidas las personas sin hogar;
  • Elaborar estrategias en toda la ciudad para asegurar la tenencia y mejorar los asentamientos en diversas categorías de tierra y con diferentes arreglos de tenencia;
  • Revisar y reformar la reglamentación y los planes urbanísticos a fin de integrar los asentamientos;
  • Adoptar y aplicar una política de reasentamiento respetuosa de los derechos humanos cuando las soluciones in situno sean posibles;
  • Facilitar la participación en la elaboración de mapas y listas de asentamientos y un registro de la tenencia;
  • Establecer mecanismos justos y eficaces de solución de litigios sobre las tierras;
  • Asignar fondos suficientes a los ministerios, municipios y gobiernos locales para la aplicación de estas medidas; e
  • Adoptar o revisar la legislación para reconocer y proteger múltiples arreglos de tenencia.

3- Prioridad a las soluciones in situ

La tenencia debe protegerse in situ, salvo en circunstancias excepcionales que justifiquen un desalojo compatible con el derecho internacional de los derechos humanos. La reglamentación destinada a proteger la salud pública, la seguridad y el medio ambiente, o a mitigar los riesgos para la población, no debe servir de excusa para menoscabar la seguridad de la tenencia. Es preciso buscar soluciones in situ siempre que sea posible para mitigar y gestionar los riesgos de desastre y las amenazas a la salud pública y la seguridad, o lograr un equilibrio entre la protección del medio ambiente y la seguridad de la tenencia; salvo cuando los habitantes decidan ejercer su derecho al reasentamiento.

4- Promoción de la función social de la propiedad

La propiedad tiene una función social fundamental, en particular el derecho a una vivienda adecuada para los pobres de las zonas urbanas. Los Estados deberían establecer un equilibrio entre los derechos de propiedad y la función social de la propiedad al elaborar y aplicar las políticas sobre la vivienda y otras políticas pertinentes. Concretamente, los Estados, y en particular las autoridades competentes, deberían promover el acceso de los pobres de las zonas urbanas a una vivienda segura y bien ubicada mediante, entre otras, las siguientes medidas:

  • Llevar a cabo auditorías de las tierras, las viviendas y los edificios desocupados o infrautilizados en toda la ciudad;
  • Llevar a cabo evaluaciones de las necesidades de espacio para proporcionar viviendas a los pobres de las zonas urbanas, en particular a las personas sin hogar, teniendo en cuenta las tendencias actuales y previstas;
  • Asignar suelo público disponible para las viviendas destinadas a personas de bajos ingresos;
  • Adoptar medidas para luchar contra la especulación y la infrautilización de tierras, viviendas y edificios privados;
  • Adoptar estrategias y reglamentos de planificación urbana inclusivos;
  • Adoptar medidas para regular y estimular el mercado de la vivienda de alquiler para las personas de bajos ingresos y las formas de tenencia colectiva; y
  • Adoptar medidas para regular el mercado de financiación y las instituciones financieras relacionadas con la vivienda.

5- Lucha contra la discriminación en relación con la tenencia

Es necesario garantizar y proteger en la ley, la política y la práctica el principio de no discriminación en relación con la tenencia. Esta garantía debe aplicarse a toda forma de tenencia. La no discriminación en relación con la tenencia debe garantizarse en particular en los siguientes contextos:

  • El acceso a las instalaciones y los servicios básicos;
  • El acceso a la seguridad social;
  • La recopilación y presentación de datos oficiales;
  • Los programas de administración de tierras;
  • La legislación y las políticas en materia de vivienda;
  • La planificación urbana;
  • La adquisición y el uso de la tierra con fines de utilidad pública;
  • Los procedimientos policiales; y
  • La asistencia humanitaria, en particular el acceso a un alojamiento seguro.

6- Promoción de la seguridad de la tenencia de las mujeres

La igualdad de género de iure y de facto son esenciales para el ejercicio del derecho a una vivienda adecuada. A este respecto, los Estados deberían reforzar y proteger la seguridad de la tenencia de las mujeres, sea cual fuere su edad, su estado civil o su condición social, y con independencia de sus relaciones con los hombres de un hogar o de una comunidad.

7- El respeto de la seguridad de la tenencia en las actividades comerciales

Las empresas deberían adoptar todas las medidas pertinentes para asegurar que no haya efectos adversos en la seguridad de la tenencia en relación con sus actividades o relaciones comerciales, o como consecuencia de estas; y se haga frente a los efectos adversos, en particular proporcionando medios de reparación a las personas afectadas. Las empresas deberían asegurar la celebración de negociaciones transparentes, libres y justas en lo que respecta a toda transmisión o modificación del derecho de tenencia, con pleno respeto del derecho de las personas o las comunidades a aceptar o rechazar las ofertas.

8- Fortalecimiento de la seguridad de la tenencia en la cooperación para el desarrollo

Los organismos multilaterales y bilaterales de desarrollo deberían asegurar que sus operaciones y proyectos promuevan (y no menoscaben) la seguridad de la tenencia, en particular mediante la adopción de políticas de salvaguardia vinculantes destinadas a hacer efectivo el derecho a una vivienda adecuada.

Estos organismos deberían prestar apoyo a los Estados que carecen de recursos suficientes para adoptar todas las medidas necesarias a fin de reforzar la seguridad de la tenencia de los pobres de las zonas urbanas.

9- Empoderamiento de los pobres de las zonas urbanas y rendición de cuentas de los Estados

Las personas y las comunidades pobres de las zonas urbanas son actores esenciales en el fortalecimiento de la seguridad de la tenencia. Los Estados deberían rendir cuentas a los pobres de las zonas urbanas por la aplicación de estos principios rectores, entre otras cosas:

  • Publicando la información relativa a la tenencia y facilitando el acceso de todos a dicha información en tiempo oportuno;
  • Asegurando la transparencia de todas las decisiones, incluidos los motivos de su adopción;
  • Garantizando una participación libre, informada y significativa de los pobres de las zonas urbanas en la concepción y aplicación de medidas para asegurar su situación en materia de tenencia;
  • Elaborando indicadores y puntos de referencia adecuados a cada contexto para medir los avances y los retrocesos; y
  • Notificando periódicamente los avances en los planos nacional e internacional.

10- Asegurar el acceso a la justicia

La situación en materia de tenencia no debería ser un obstáculo para poder prevalerse de un recurso efectivo ante una violación de los derechos humanos. Los Estados deberían asegurar el acceso a recursos administrativos y/o judiciales eficaces ante las violaciones del derecho a una vivienda adecuada, debidas, entre otras cosas, a:

  • La discriminación relacionada con la situación de tenencia, incluida la discriminación múltiple;
  • La discriminación relacionada con cualquier motivo prohibido en cuanto al disfrute de una tenencia segura;
  • La no adopción de medidas adecuadas y oportunas para hacer frente a la inseguridad de la tenencia de los pobres de las zonas urbanas; y
  • El menoscabo de la seguridad de la tenencia, en particular mediante el desalojo forzoso.

RR

Colaboración: LABCIDADE, FAUUSP, Ford Foundation

La autora es Relatora Especial sobre la vivienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado y sobre el derecho de no discriminación a este respecto.

De su autoría, ver también en café de las ciudades:

Número 1 | Entrevista 
“La misión del urbanismo es redistribuir riqueza y enfrentar la exclusión” | El Estatuto de las Ciudades, el Plan Director de San Pablo, y los nuevos instrumentos del urbanismo brasileño. | Raquel Rolnik | 

Número 63 | Planes y Política de las ciudades 
Normativa urbanística y exclusión social | Raquel Rolnik: “la regulación del uso del suelo en Latinoamérica solo considera a los mercados de clases medias y altas” | Marcelo Corti | 

Número 103 | Política de las Ciudades (I) 
Informe sobre el derecho a una vivienda adecuada en la Argentina | Crisis habitacional y políticas públicas | Raquel Rolnik

Número 125 | Política y economía de las ciudades 
Vivienda-mercancía | ¿Activo financiero o derecho humano? | Raquel Rolnik

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¿Puede Buenos Aires “crecer de golpe”? https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/8032-2/ Mon, 05 May 2014 19:49:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=8032 N. de la R.: Este artículo de Artemio Abba continúa la serie de informes trimestrales que café de las ciudades publica en relación a los avances y/o retrocesos de la institucionalidad y gestión de la Región Metropolitana de Buenos Aires.  Crecer de golpe: recuerdo a la bella visión de Buenos Aires de Sergio Renán y Aída Bortnik, película basada en la...

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N. de la R.: Este artículo de Artemio Abba continúa la serie de informes trimestrales que café de las ciudades publica en relación a los avances y/o retrocesos de la institucionalidad y gestión de la Región Metropolitana de Buenos Aires. 

Crecer de golpe: recuerdo a la bella visión de Buenos Aires de Sergio Renán y Aída Bortnik, película basada en la novela “Alrededor de una jaula”, de Haroldo Conti

El curioso fenómeno de casi 7 décadas sin crecimiento neto de la población de la ciudad central metropolitana se combina con un sostenido transvasamiento, a partir de los ’90, de hogares de estratos de ingresos altos y medio-altos que vienen siendo suplantados por otros de bajos ingresos, ampliando el territorio de periferias internas urbanas en la Ciudad de Buenos Aires. Si se observa cómo se distribuye el crecimiento poblacional de la Buenos Aires Metropolitana (BAM), queda claro que en los últimos 40 años es la 2ª corona la que capta la mayor parte del volumen de ese crecimiento, mientras se observa la fuerte dinámica de la 3ª corona, el saldo levemente negativo de la Ciudad Central y el paulatino estancamiento la 1ª corona.


Frente a esa realidad, el Gobierno de la Ciudad lanzó una política que no se condice con el comportamiento de más de medio siglo del sistema metropolitano, proponiendo duplicar la población de la ciudad de Buenos Aires para alcanzar los 6 millones de habitantes (Diario Z, 24-01-14). Política fundamentada en la errónea hipótesis de que estos nuevos habitantes evitarían el flujo cotidiano de commuters a la ciudad, evitando el derroche de energía en transporte (Infobae, 1-01-13).

Vista como parte de la BAM, es impensable una ciudad central convertida en un recinto autosuficiente o capaz de internalizar sus flujos de viajes hogar-trabajo; sería cercenarle al núcleo de la metrópolis su función clave como “centro comando” de la economía de una región de 15 millones de habitantes. Se estaría desalentando el atributo que hace atractiva a una gran ciudad: la diversidad de su mercado laboral, el acceso a bienes y servicios de alto nivel de especialización y a una diferenciada tipología de hábitat urbanos para residir.

Si la evolución en las últimas décadas ha sido la estabilización de la población del núcleo central metropolitano, tendencia que se extiende a la mayor parte de la 1ª corona de partidos del conurbano, se torna irrealizable la meta de duplicar la población de la Ciudad de Buenos Aires. Correspondería dar vuelta la proposición y plantear la mejora de la oferta urbana de la ciudad, de modo de propiciar la captación de una porción modesta de los alrededor de 1,3 millones de personas con que crece la Región Metropolitana de Buenos Aires cada década, mediante un proceso de densificación selectiva (tal como lo propone el Consejo de Planeamiento Estratégico – COPE).

Con este objetivo, la ciudad debe recuperar la urbanidad escamoteada por el modelo de torres country + shopping, patrón adoptado con el vano intento de competir con la periferia con sus mismas armas, internalizando la sociabilidad de la vida colectiva. Para recuperar ese segmento poblacional, Buenos Aires debe ofertar su tradicional estructura de espacios públicos y trama de vía pública confiable rodeada de actividades comerciales y de servicios sobre la calle, que constituían un ámbito universal y practicable hoy debilitado. Esto va en línea con propuestas que incluyen al urbanismo como importante componente en las políticas de seguridad, incorporando conceptos como: vigilancia natural, espacio cuidado y reforzamiento de lazos entre población y territorio (Rau, M., s. d.).


No debe sorprender que Buenos Aires haya detenido su crecimiento poblacional en los últimos 70 años, dado que la actividad residencial viene siendo reemplazada por actividades terciarias (servicios, comercio, etc.), fenómeno típico de los centros de las grandes ciudades. Lo que las políticas públicas deben intentar es preservar una mixtura de empleos y población residente que recupere la animación urbana en deterioro que caracteriza a los centros unifuncionales, que mueren durante las horas nocturnas y el fin de semana (Jacobs, J., 1992).

Cabe asumir proactivamente el fenómeno, que ya se sostiene por tres décadas, de reemplazo de la población originaria de niveles altos y medios altos que deciden residir en urbanizaciones cerradas del suburbio y la periferia por población de estratos sociales de menores recursos atraída por la oferta de empleos y proximidad a servicios sociales. Se deben proponer políticas anticipatorias de urbanización de villas y mejoramiento de las áreas urbanas degradadas que procuren integrar población joven que ensanche la estrecha base de la pirámide poblacional porteña. En la Ciudad, según datosdel Observatorio de la Deuda Social Argentina, la población hasta 17 años representa el 28,0 % y la de 60 años y más 14,9 %; en el segmento de la población residente en de villas y asentamientos esos tramos de edades representan el 46,4 y 4,4 % respectivamente (ODSA, 2013).

Finalmente, una estrategia a futuro de la Ciudad debe incluir la agenda de problemas derivados de una infraestructura y equipamiento que acumulan carencias (transporte público, red de suministro de energía, oferta de equipamiento educativo, por señalar los que han mostrado situaciones de colapso recientemente) que tienen que ver con la obsolescencia de las instalaciones y logística, pero también con la inadecuación del soporte a la reestructuración de un mapa de los consumos con una fuerte dinámica de crecimiento (pese al mencionado estancamiento de la población de la ciudad). Una política a futuro debe partir de un diagnóstico actualizado de la nueva estructura territorial de la demanda, con planes plurianuales que contemplen la escala metropolitana de la nueva distribución de los consumos (Abba, A. P., 2014).

Agenda metropolitana trimestral

El avance informal de mecanismos de coordinación interjurisdiccional en materia de transporte a partir de la creación de la Agencia de Transporte Metropolitana (ATM) es un tema destacado del trimestre. Este nuevo “clima institucional” observado en temas puntuales, como la conexión de la autopista Illia con la Av. Libertador, debería avanzar en la formación de una institucionalidad más permanente, prevista en la agenda manifestada en la puesta en marcha de la agencia en formación hace casi año y medio.

Un nuevo abordaje de la problemática de las antenas de telefonía celular replantea el tema de los límites a la expansión de la red en las grandes ciudades. Este enfoque tercia en la controversia entre las empresas de telefonía celular que intentan colocar antenas en el territorio urbano y las ONG vecinales que pugnan por impedirlo, un tema recurrente en los informes trimestrales del OUL-BAM y que no estaba consignado previamente en la Agenda Metropolitana.

El abordaje de la problemática habitacional metropolitana sigue mostrando una visión estrecha que la limita a una cuestión de provisión de viviendas a grupos carenciados. No se contempla la amplitud de la cuestión del hábitat urbano, que tiene componentes sociales, económicos, jurídicos y territoriales en el marco de su indivisible escala metropolitana.

El límite impuesto por la justicia a la apertura del nuevo Shopping Distrito Arcos en Palermo despertó una fuerte polémica entre la empresa desarrolladora y organizaciones territoriales y profesionales. Más allá de los intereses afectados en forma directa, debería evaluarse en qué medida estas nuevas centralidades mejoran o empeoran la “urbanidad” metropolitana, tema central de este artículo.

Finalmente, siguieron observándose los coletazos de la crisis energética de diciembre del 2013, con respuestas que pasan por una recomposición tarifaria y obras de mantenimiento de la red. Es interesante la emergencia en medio del trance de formas de cooperación entre las jurisdicciones afectadas que podrían ser el germen de una participación en el Ente Nacional de Regulación de la Electricidad (ENRE), con la finalidad de redimensionar la red de distribución en relación a los cambios de la estructura territorial de los consumos.

Nuevo clima de institucionalidad informal en el sector transporte

La movilidad de la población, problemática metropolitana por excelencia, avanzó en 2012 en la formación de institucionalidad al crearse la Agencia de Transporte Metropolitana (ATM). A pesar de que aún está pendiente el nombramiento de los representantes y la formulación de una “agenda común” de prioridades (atraso de 1 año y 5 meses) y el Plan Director de Transporte conjunto entre Nación, Provincia y Ciudad (atraso de 1 año y 2 meses), algo ha cambiado en las relaciones interjurisdiccionales (Tiempo Argentino y La Nación, 3/10/12).

Al menos, el establecimiento de contactos informales para el avance de proyectos comunes ha mejorado la relación interjurisdiccional desde la creación de la ATM y los cambios previos de ubicación de la cartera de transporte en la grilla del Gobierno Nacional. A partir de que el Ministro de Interior y Transporte se avocara a mejorar el sistema de transporte nacional con especial foco en los ferrocarriles metropolitanos, se han sucedido las consultas con el Gobierno de la Ciudad, la Provincia y autoridades municipales respecto de las decisiones a tomar (Rocha, L., 2014).

La cesión de tierras ferroviarias para la conexión de la Autopista Illia con la Avenida Libertador (Noticias Urbanas, 2014) constituye un ejemplo dado a conocer de manera conjunta por la Nación y la Ciudad de Buenos Aires en el período analizado. La negociación con la Intendencia de Rosario para fijar la localización de la futura terminal local del prontamente recuperado Ferrocarril Retiro-Rosario evidenció esta nueva actitud en el área de transporte (Telam, 2014).

Estos esfuerzos, que tienden a ser cada vez más convergentes, tienen que ver con una problemática compartida que se ha profundizado en los últimos 15 años al duplicarse la cantidad de autos que ingresan a la Ciudad provenientes de la Provincia que hoy superan el millón diario. Esta tendencia se origina en la nueva modalidad de cierto segmento de la población de vivir en urbanizaciones cerradas alejadas, a lo que se sumó el auge de la venta de autos en los últimos años (alicaída en este momento) y a pesar del aumento de los peajes y del combustible (Clarín, 2/02/14).

El comienzo del juicio oral por la tragedia evitable de Once conmocionó a la opinión pública al colocar al motorman Córdoba junto a ex funcionarios del Estado y empresarios, compartiendo el banquillo de los acusados. Es tiempo de definiciones de la justicia y cabe esperar que esta circunstancia no detenga el positivo efecto que tuvo la conformación de la ONG de Familiares y Amigos de Victimas y Heridos de la Tragedia de Once sobre la profundización de la investigación y la puesta en marcha de políticas de estado reparadoras del deterioro acumulado del ferrocarril (Cappiello, H., 2014).

En ese contexto, el gobierno nacional anunció ante el Congreso, en la apertura del año legislativo, “la puesta en marcha del Programa de Recuperación de Ferrocarriles Metropolitanos por 1.200 millones de dólares como la inversión en materia ferroviaria más importante de los últimos cincuenta años”. Están contemplados en el proyecto “la renovación total de todo el sistema de transporte de pasajeros que une la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el Gran Buenos Aires y La Plata, servicio atendido por las líneas Sarmiento, Mitre, Roca, San Martín y Belgrano Sur” (Página 12, 2-03-14).

Nuevas posiciones en torno a los límites a la telefonía celular

Se ha replanteado la controvertida cuestión de la telefonía celular por el fuerte crecimiento del stock de teléfonos en el país, que paso de 150 mil a alrededor de 60 millones en los últimos 21 años. Se atribuye el mal funcionamiento de los aparatos a la falta de inversiones de las empresas, en especial en materia de instalación de antenas en el territorio (Huici, H., 2014). Las empresas argumentan que enfrentan obstáculos por la creciente resistencia de la población y algunas autoridades locales que alegan el “daño presunto” que se origina en las radiaciones no ionizantes que emiten estas instalaciones, (El Tribuno, 6-01-14).

El espacio urbano en el que se presta el servicio, conocido como zona de cobertura, debería ser objeto de ordenamiento territorial, “las señales de telefonía móvil se propagan hasta distancias limitadas, por lo que es necesario planificar y compartimentar la zona de cobertura en células (sistemas celulares). La zona de cobertura del sistema móvil se subdivide en pequeñas unidades de superficie denominadas células, pudiendo distinguir entre macrocélulas, microcélulas y picocélulas, en función de la zona de cobertura (alcance radioeléctrico) y de la potencia que sea necesario transmitir para atender la densidad de tráfico existente en esa zona” (España, 2012).

Dado el fuerte aumento de usuarios se ha incrementado el número de antenas en los últimos años en el conurbano, frente a lo cual organizaciones de Vecinos Autoconvocados ofrecieron resistencia al avance de estas instalaciones, en muchas oportunidades camufladas, por parte de las empresas. Esto sensibilizó a las autoridades locales y se realizaron avances en materia normativa en algunos municipios donde se regula la distancia de los lugares de instalación a escuelas y hospitales. Se verifican además luchas puntuales de los vecinos que al detectar las antenas inician acciones de protesta hasta lograr su clausura a cargo de la autoridad local involucrada (El Civismo, 2014).

Una corriente de pensamiento diferente es la impulsada desde la Universidad de San Martín (UNSAM), con el respaldo del Consorcio de Municipios del Conurbano Sur (CONCOSUR), que propicia el monitoreo on line y punto a punto de las emisiones y la clausura si se sobrepasan los niveles admisibles. Esta tecnología en desarrollo en el Laboratorio de la UNSAM aun no ha sido implementada en ningún municipio, por lo cual se espera para evaluar su efectividad (Abba, A. P., (2012).

Recientemente, un especialista en materia de comunicaciones, Héctor Huici, expuso que el mal funcionamiento de los teléfonos celulares tenía otra causalidad, corriendo de esta manera el foco del conflicto planteado. Sostiene que la limitación reside en el ancho de banda disponible en el país para este modo de comunicación, planteando que “la Argentina es de las naciones de Latinoamérica que menos espectro tiene asignado para los servicios móviles. Adicionalmente, existe un límite máximo de 50 Mhz de espectro por operador. Este tope fue establecido en 1998 y desde entonces no ha sido revisado” (Huici, H., 2014).

Este punto de vista innova sobre la mejor manera de resolver la problemática de la telefonía celular en la Argentina, que encuentra limitaciones especialmente en las grandes ciudades. El camino propuesto permitiría destrabar el conflictivo escenario que supuestamente enfrenta a las empresas y las ONG, dado que una posible solución sería incrementar el actual ancho de banda disponible para la telefonía celular.

Grietas en el soporte socio-habitacional metropolitano

Las ocupaciones de tierras en la ciudad y el conurbano han continuado y también la dificultad de las administraciones Nacional, Provincial, de la Ciudad y Municipios para intervenir en estos casos. Las tomas de Villa Lugano, las más de 50 ocupaciones irregulares registradas últimamente en Florencio Varela, la más reciente del Partido de Moreno, son una muestra de una modalidad asumida por las familias carentes de vivienda que recurren a los fragmentos de espacios subusados, mayoritariamente públicos, donde se ejerce una baja intensidad dominial.

El periodista  Marcelo Zlotogwiazda asocia a la existencia de villas + countries al fenómeno de la toma de tierras; “una mirada superficial de esa realidad concluye que el contraste es un fiel reflejo de la desigualdad social. Que las diferencias de calidad de hábitat que se aprecian visualmente en la imagen que ilustra la nota, son consecuencia del modo en que se distribuye el ingreso. Pero un análisis más a fondo enseña que las diferencias en el hábitat son a su vez reproductoras de la desigualdad social. La realidad del espacio urbano es al mismo tiempo consecuencia y causa. Y por lo tanto un factor que incide en la distribución del ingreso” (Zlotogwiazda, M., 2014).

El proceso que origina esta práctica social está bien descripto por Fabio Quetglas, diferenciándolo de otras formas históricas de acceso a la vivienda que tuvieron que ver con loteos suburbanos y transporte subsidiado. Queda en claro que la falta de planificación anticipatoria por parte del Estado está en el origen de este problema de escala metropolitana (Quetglas, F., 2014).

Esta restricción limita también el avance del plan PROCREAR y ha obligado al Gobierno Nacional y las jurisdicciones provinciales y municipales a asumir un rol activo en la generación de tierra urbana para fines habitacionales. Esto ha originado un debate sobre que tierras adquirir y de qué manera, para no favorecer la especulación con este recurso vital para el acceso a la vivienda de los sectores populares. La elevación de los precios de la tierra apta hace necesario recurrir a mecanismos alternativos que no incorporen ganancias extraordinarias de los poseedores de la tierra.

Nuevas centralidades y el espacio público urbano

El avance en el corazón de la metrópolis del formato de centralidades cerradas que no contribuyen a fortalecer el espacio público de la ciudad, se plantea en el caso del polémico Shopping Distrito Arcos de Palermo. Un emprendimiento privado que de acuerdo a lo manifestado por numerosas organizaciones no gubernamentales ha transgredido las normativas vigentes en la Ciudad de Buenos Aires (Guerrica Echevarría, O., 2014).

La Ley 4477, aprobada en 2012 mediante un acuerdo entre el PRO y el Frente para la Victoria y que permitió el uso de centro comercial, a juicio de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA) no cumplió con el requisito de la doble lectura requerida para este tipo de definición de normativas. Esta irregularidad fue apelada ante el juez en lo Contencioso Administrativo Aurelio Amirato, que hizo lugar al amparo que presentó FECOBA, y todavía está pendiente de una resolución del juez a cargo la apertura del shopping, que tenía prevista su inauguración en diciembre pasado (Clarín, 2014).

Por otra parte la Asociación Amigos del Lago de Palermo (AALP) alega que el proyecto no cumple con lo que la propia Ley cuestionada dispone respecto de destinar 65 % de la tierra a Espacio Público. En lugar de los 23.319 m2 correspondientes solo estarían reservando 17.259 según planos o 13.814 según el cartel de obra. Por otra parte, la ONG Queremos Buenos Aires alega que la ocupación de suelo contribuye a aumentar el riesgo de inundación del área que forma parte de la cuenca del arroyo Maldonado (Queremos buenos aires, 2014).

Estas objeciones no hacen más que agravar puntualmente el incremento de las grandes superficies comerciales en la ciudad, que atentan contra el comercio en la calle y el ámbito público que este tipo de actividad genera. Estas nuevas centralidades contribuyen a internalizar facetas de la sociabilidad de la población, no contribuyendo a generar escenarios de urbanidad amigable en las ciudades.

Repensar regionalmente la red de energía

La crisis energética de fines de diciembre y principios de enero (asociada a una “ola de calor” extraordinaria) alcanzó magnitudes que, si bien no superaron el número de cortes de las de abril de 2012 y Semana Santa de 2013, fueron superiores en términos de extensión de los cortes del suministro. Los hogares desconectados alcanzaron en promedio a los 57 mil usuarios y representan un 1,1 % de los clientes sumados de EDESUR y EDENOR, pero en el pico de la crisis, registrada el viernes 20 de diciembre, ascendieron a 152 mil, lo que representó el 3 % de los clientes (Krakowiak, Fernando, 24-03-14).

La gravedad de la situación propició la creación de un Comando Unificado (se evitó hablar de Comité de Crisis) integrado por distintas áreas del gobierno nacional y fuerzas de seguridad, asumiendo la coordinación el Secretario de Seguridad, Sergio Berni (Tiempo Argentino, 5-01-14). Por otra parte se llegó a establecer un mecanismo de coordinación con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con la finalidad de resolver los problemas de suministro y la asistencia a los damnificados (Ferreyra, M., 29-12-13).

Se anunció un plan de inversiones para Edesur de unos 200 millones de pesos y para Edenor de otros 170 millones, provenientes del Fondo para Obras de Consolidación y Expansión de Distribución Eléctrica (FOCEDE). Además, el Ministerio de Planificación ya puso 740 millones de pesos a disposición de 20 municipios del conurbano para renovar redes y centros de transformación. El desembolso incluía 16,5 millones para el Municipio de Presidente Perón, 54,4 en Lomas de Zamora, 40,3 en Moreno, 26,7 en San Vicente, 50 en Avellaneda, otros 50 en Quilmes, 30,7 en Florencio Varela y 41,7 en José C. Paz, entre otros (Página 12, 24-03-14).

Se trataría de revertir una situación que voceros próximos al propio gobierno reconocen postergó la inversión con vistas al futuro por la priorización de políticas sociales. “En una negociación notoriamente asimétrica, donde el congelamiento de las tarifas era la prioridad para garantizar el poder adquisitivo de los salarios y la apuesta al abaratamiento energético que permitiera recomponer la producción industrial, con tarifas bajas y subsidiadas para las empresas potenciales creadoras de puestos de trabajo”. “Las consecuencias de no haber alterado en el transcurso de los últimos años esa ecuación han llevado a la actual crisis en la distribución energética. No haber advertido que el crecimiento sostenido en materia económica de la última década y el exponencial aumento del consumo residencial hacía necesaria una intervención más drástica de los órganos regulatorios del Estado en relación a la inversión empresarial, sumado al caos urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires, donde la construcción de grandes edificios torre, con todo sus servicios dependientes del fluido eléctrico –desde cocinas hasta termotanques y aires acondicionados–, han generado en más de un barrio de casas bajas y chalets una suba desmedida de la demanda eléctrica, otro nuevo ejemplo de la prioridad del millonario negocio inmobiliario sobre los derechos del conjunto de los ciudadanos” (Tiempo Argentino, 20-01-14).

Pareciera sensato pensar que los fuertes cambios en la estructura territorial de la demanda en la Buenos Aires Metropolitana (Abba. A. P., 2014) ameritan que esos mecanismos de coordinación entre las jurisdicciones en medio de la crisis se transformen en un ámbito permanente de planificación que podría incorporarse al ENRE o en un organismo ad hoc. Solo una planificación a largo plazo de la red de distribución puede superar la actual vulnerabilidad de las instalaciones, que no solo requieren su reparación sino que necesitan el repotenciamiento de su oferta en un nuevo esquema de red de distribución.

APA

El autor es Coordinador General del Observatorio Urbano Local – Buenos Aires Metropolitana (OUL-BAM), CIHaM/FADU/UBA. Es autor de Metrópolis Argentinas.

Sobre el modelo “torres country + shopping” ver también en café de las ciudades:

Número 17 | Tendencias 
La ciudad de los shoppings | Buenos Aires, entre la calle Corrientes y el Unicenter. | Marcelo Corti

Número 33 | Tendencias 
Los deseos imaginarios del comprador de Torre Country | Una tipología antiurbana (I) | Mario L. Tercco

Número 34 | Tendencias 
La génesis de Torre Country | Una tipología antiurbana (II). | Mario L. Tercco

Número 98 | Urbanidad contemporánea y Economía de las ciudades 
Los Shoppings de Buenos Aires | Transformaciones urbanas y construcción de consumidores | Demián Rotbart

Ver los informes trimestrales anteriores de la serie de Artemio Abba que café de las ciudades publica en relación a los avances y/o retrocesos de la institucionalidad y gestión de la Región Metropolitana de Buenos Aires:

Número 135-136 I Planes y Política de las ciudades
Nueva estructura territorial del consumo energético metropolitano I Colapsa una vetusta red de distribución que creció sobre la antigua trama barrial I Por Artemio Pedro Abba

Número 130 I Ambiente y Política de las ciudades
La inundación de la Brasilia argentina I Incorporar el riesgo en la Planificación I Por Artemio Pedro Abba

Número 127-128 I Ambiente y Política de las ciudades

Pensar Buenos Aires en clave metropolitana, la invocación de Bergoglio antes de ser Francisco I “Un Estado presente y responsable del desarrollo integral y la dignidad humana” I Por Artemio Pedro Abba

  Número 124 I Política y planes de las ciudades

Gestión y geografía institucional metropolitana I Déjà vu transpuesto en la historia de la BAM I Por Artemio Pedro Abba

Número 121 I Política de las ciudades (II)

Luces y sombras de la institucionalidad metropolitana I La Agencia Metropolitana de Transporte y la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo I Por Artemio Pedro Abba

Número 118 I Planes y Política de las ciudades
Aristas positivas de un plan todavía ambiguo I Alcanzar estratos medios y medio-bajos hoy sin acceso a la vivienda I Por Artemio Pedro Abba

Número 115 I Política de las ciudades (II) 
Urbanicidios cotidianos I Los riesgos antrópicos de la Buenos Aires Metropolitana I Por Artemio Pedro Abba 

 Número 113 I Política de las ciudades (II)
Metrociudadanía I Un requisito para superar opacidades de la gestión en las grandes ciudades I Por Artemio Pedro Abba

 Número 109 | Política de las ciudades
Pulsiones de una primavera productiva y social | Inercias metropolitanas noventistas I Por Artemio Pedro Abba

Número 106 I Política de las ciudades
Un sistema de transporte insuficiente y selectivo I Una ciudad que se disuelve en fragmentos I Por Artemio Pedro Abba

  Número 103 I Política de las ciudades (III)
Una sociedad excluyente y una ciudad desbordada I La Agenda Metropolitana y un debate impostergable I Por Artemio Pedro Abba

 Número 100 I Política de las ciudades (IV)
Crisis habitacional en la Buenos Aires Metropolitana I El necesario abordaje interjurisdiccional I Por Artemio Pedro Abba

 Número 97 I Política de las ciudades
Disolución barrial en la Buenos Aires Metropolitana I La nueva residencialización encapsulada I Por Artemio Pedro Abba

Número 94 I Política de las ciudades
La fascinación por los márgenes de la Buenos Aires Metropolitana I La sobre-rentabilidad de los espacios anómicos de la interfase natural-urbana I Por Artemio Pedro Abba

Número 89 I Política de las ciudades (III)
Aguafuertes metropolitanas I Dos años de observación interjurisdiccional en Buenos Aires I Por Artemio Pedro Abba

 Número 85 I Política de las ciudades (II)
Periferias internas en el AMBA I Las cercanas “ciudades ocultas” intrametropolitanas.I Por Artemio Pedro Abba

 Número 82 I Política de las ciudades (II)
Elecciones legislativas 2009 en el AMBA I Una lectura en clave metropolitana I Por Artemio Pedro Abba

 Número 79 I Política de las ciudades (II)
De códigos genéticos  urbanos y débil institucionalidad urbanística en el AMBA I Nueva Costa del Plata y otros anuncios y conflictos metropolitanos I Por Artemio Pedro Abba

 Número 76 I Política de las ciudades
Nueva institucionalidad metropolitana de las políticas para el hábitat I Construyendo ciudad o “La Estrategia del Caracol” I Artemio Pedro Abba

 Número 73 I Política de las ciudades 
Entre Matrix y Bailando por un Sueño I 300 días en la institucionalidad metropolitana I Artemio Pedro Abba

Número 70 I Política de las ciudades (II)

200 días de gestión en la Gran Buenos Aires I Solo fragmentos perdidos de Metrópolis I Por Artemio Pedro Abba

 Número 67 I Política de las Ciudades 
100 días de (no) institucionalidad metropolitana en Buenos Aires I “Sin lugar para los débiles” I Artemio Pedro Abba 

Bibliografía

Abba, Artemio Pedro, (2014), “Nueva estructura territorial del consumo energético metropolitano / Colapsa una vetusta red de distribución que creció sobre la antigua trama barrial”, Revista virtual café de las ciudades, Año 13 / Número 135-136 / Enero-Febrero 2014.

Abba, Artemio Pedro, (2012), “Aristas positivas de un plan todavía ambiguo / Alcanzar estratos medios y medio-bajos hoy sin acceso a la vivienda”, Revista virtual café de las ciudades , Año 11 / Número 118 / Agosto 2012.

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Ornetta, Víctor Cruz, Mag. Ing., (s / d), “La telefonía y su Salud”, , Institu Nacional de3 Investigación y Capacitación de Telecomunicaciones (INICTEL), Perú.

Página 12, (2014),”Medio siglo por 1200 millones”, Diario Página 12, 2-03-14.

Queremos Buenos Aires, (2014), “Playa Ferroviaria de Palermo. Una historia irregular”, blog queremos buenos aires.

Quetglas, Fabio, (2014), “La ciudad, cuerpo a cuerpo en Villa Lugano”, Publicado en blog Escenarios Alternativos el 10/03/2014.

Rau, Macarena, (s. d.), “Prevención de la Delincuencia Mediante el Diseño Ambiental / CPTED”, Dirección Latinoamericana, International CPTED Association.

Rocha, Laura, (2014), “Por la obra de la autopista Illia, otro acercamiento entre la Nación y la Ciudad”, Diario La Nación, 30-01-14.

Zlotogwiazda, Marcelo, (2014), “Villas + Countries = Tomas de Tierras”, Diario Cronista, 4-04-14.

Telam, (2014), “El tren unirá Buenos Aires-Rosario desde el primer trimestre de 2015”, Noticias Telam, 6-02-14.

Tiempo Argentino, (2014), “Debate por el futuro de las distribuidoras, Experto pide “repensar” el sistema eléctrico”, Diario Tiempo Argentino, 5/01/14.

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El espacio urbano de la adolescencia https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/el-espacio-urbano-de-la-adolescencia/ Mon, 05 May 2014 19:43:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=8024 N. de la E.: En esta ocasión nuestra columna queda a cargo de una usuaria de la ciudad, que explica sus experiencias y preferencias en el espacio público cordobés. Carola Inés Posic  Las y los adolescentes nos relacionamos con la ciudad de diferentes formas. Individualmente, cada uno tiene particularidades con respecto a este tema, ya...

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N. de la E.: En esta ocasión nuestra columna queda a cargo de una usuaria de la ciudad, que explica sus experiencias y preferencias en el espacio público cordobés.

Carola Inés Posic 

Las y los adolescentes nos relacionamos con la ciudad de diferentes formas. Individualmente, cada uno tiene particularidades con respecto a este tema, ya que nuestra personalidad se refleja en la forma de conectarnos con el espacio en que vivimos. Uno puede encontrarse solo en la ciudad, sea por el simple placer de pasear sin rumbo, abierto a las impresiones que salen al paso, o porque el espacio público sirve de conexión o “pasaje” entre dos actividades prefijadas, haciendo un descanso (o todo lo contrario…) dentro de un horario concreto. Pero cuando estamos en grupo, las similitudes entre adolescentes hacen que tengamos características particulares cuando nos encontramos con lo urbano. Tenemos una forma de adueñarnos del espacio que hace que cada rincón, cordón, vereda (siempre que estés en buena compañía) sea el lugar perfecto para conversar, escuchar música o estudiar. Nos adaptamos al lugar o, en algunos casos, hacemos que el lugar se adapte a nosotros.

Los mejores lugares para reunirse son las plazas, ya que no cuesta plata, estás rodeado de verde, son muy dinámicas y cuentan con una diversidad muy amplia. En Córdoba hay muchas opciones y todas aportan algo diferente. Por ejemplo, una plaza que se inauguró hace poco en Ciudad Universitaria es el Parque de las Tejas. Esta siempre bien cuidada, pero sin embargo la heterogeneidad no es una de las características principales ya que está particularmente dirigida a los jóvenes universitarios. Plaza Italia, ubicada al lado de La Cañada, recientemente se llenó de puestos de ropa usada, haciéndola un lugar más activo, ya que antes era frecuentada pero no en cantidad. La Plaza de la Intendencia es un espacio que, aunque no se caracteriza por la belleza de su diseño, resulta un muy buen punto de encuentro por la diversidad de gente y acontecimientos que aloja. Siempre se organizan festivales, recitales, partidos de futbol o hasta manifestaciones, haciendo que sea un lugar rico en variedad.

Otro espacio muy frecuentado por adolescentes, en especial estudiantes del colegio Belgrano, es la Costanera del Rio Suquía. En la hora del almuerzo o a la salida este lugar se llena de estudiantes sentados en ronda, con grupos de amigos conversando, comiendo o jugando a las cartas. “La Costa” tiene un especial sentido de pertenencia, ya que se considera una extensión del mismo colegio, usada como punto de encuentro hasta fuera del horario escolar. Esto se debe a que al estar al frente de la Institución y ser una combinación de pasto y rio, los alumnos se apropiaron del lugar, dándole sus propias características y transformándolo en diferentes aspectos. Como espacio recreativo es excelente, ya que es una buena forma de distenderse, de salir de lo cotidiano dentro de lo cotidiano. Compartir, observar, recibir información ajena para hacerla propia, interpretándola y traduciéndola en acciones hacia el mismo espacio. De esta manera construimos en el espacio público; nos alimentamos de la dinámica particular de cada individuo a la vez que aportamos la nuestra y hacemos otra, colectiva.

JG 

La autora es estudiante de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, Córdoba. Es una de las autoras de Cien cafés.

Sobre “el simple placer de caminar sin rumbo”, ver también en café de las ciudades:

Número 7 | Cultura Nuestros antepasados (I) 
Situacionistas: la deriva y el placer | El urbanismo contra la sociedad del espectáculo. | Marcelo Corti 

Número 14 | La mirada del flanneur 
El placer de vagabundear | “Los extraordinarios encuentros de la calle”. | Roberto Arlt

Carola Inés Posic es comunicadora especializada en temas urbanos. Es corresponsal en Córdoba de café de las ciudades.

POSICiones anteriores:

Ver la presentación del número 104 y las notas:

Número 137 I POSICiones cordobesas:
Paseo del Buen Pastor I El vacío apropiado en Nueva Córdoba. I Por Marcelo Corti

Número 135-136 I POSICiones cordobesas:
El reordenamiento del transporte público cordobés I Tiene que haber de todo en una ciudad. I Por Celina Caporossi

Número 133-134 I POSICiones cordobesas
Ciudad de barrios I Juego interactivo sobre el Espacio Urbano. I Por Celina Caporossi, Agustín Cano, Fernando Vanoli, Alejandra Llugdar, Héctor Paez Ferreyra y Emilia Davezola

Número 132 I POSICiones cordobesas
La centralidad en Córdoba I Cambios y permanencias I Por Celina Caporossi 

 Número 131 I POSICiones cordobesas
Zona F I Buenas intenciones, malos diagnósticos, nula incidencia I Por Carola Inés Posic

Número 130 I POSICiones cordobesas:
En torno a la ex Cárcel de Encausados I La construcción social del Paseo Güemes. I Por Carola Inés Posic

Número 129 I POSICiones cordobesas:
El Plan de Reordenamiento Territorial y Espacio Público de la Ciudad Universitaria de Córdoba I Un enfoque sistemático para la integración urbana de los equipamientos académicos. I Por Marcelo Corti c/ Carola Inés Posic

Número 127-128 I POSICiones cordobesas:
Planificar desde la inserción global I I Mundos Paralelos II. I Por Celina Caporossi c/Carola Inés Posic

Número 126 I POSICiones cordobesas
Mundos Paralelos ILa comparación entre Australia y Argentina, entre la ficción y la realidad. IPor Celina Caporossi c/Carola Inés Posic

Número 125 I POSICiones cordobesas:
Los Barrios Parques tradicionales I ¿Decadencia o renovación? I Por Carola Inés Posic

Número 124 I POSICiones cordobesas
Tres ideas para Río Ceballos I Hacia la conformación de una Ciudad Parque. Por Celina Caporossi y Fernando Díaz Terreno (Estudio Estrategias)

Número 122-123 I POSICiones cordobesas
Después del apocalipsis…I ¿Puede el arte cambiar el mundo? I Por Carola Inés Posic

Número 121 I POSICiones cordobesas
Clorindo Testa y el galponcito argentino I De la tradición popular a la gran arquitectura I Por Celina Caporossi

Número 120 I POSICiones cordobesas
Algunas reflexiones después de la visita de Jordi Borja I Cómo producir ciudad en el nuevo contexto I Por Carola Inés Posic

Número 119 I POSICiones cordobesas:
“Sacar, poner, mantener” I Un balance de las obras en el área del FC Mitre. IPor Carola Inés Posic

Número 118 I POSICiones cordobesas
Las tres Cañadas I Preservar, consolidar y proyectar I Por Celina Caporossi y Marcelo Corti

Número 117 I POSICiones cordobesas
El poder de las palabras I Ciudad y sostenibilidad y Pepe Mujica en el Río + 20 I Por Carola Inés Posic

Número 116 I POSICiones cordobesas
Cerrando Barrios I El debate sobre la normativa que regula los barrios cerrados en Córdoba. I Por Carola Inés Posic

Número 115 I POSICiones cordobesas:
El Parque Tecnológico del Este I Pensar cómo crecer.I Por Carola Inés Posic

Número 114 I POSICiones cordobesas
Sobre la concepción de “lo público” I Una relectura del Diagnóstico para Córdoba de 1973. I Por Carola Inés Posic

Número 113 I POSICiones cordobesas
La sensación de un contrato roto I De ciudades, trenes, tormentas y catástrofes I Por Carola Inés Posic

Número 111/112 I POSICiones cordobesas
Norah Lange, la mirada transversal I O como reunir una biblioteca. I Por Carola Inés Posic

Número 110 I POSICiones cordobesas
Córdoba se va “de caravana” I … y vuelve hecha una urbe latina. I Por Carola Inés Posic

Número 109 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas
Renovarse es vivir I Las formas del crecimiento I Por Carola Ines Posic

Número 108 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas
¡Es tan difícil poder ver cine! I Habemus Papam y el Director desbordado. I Por Carola Inés Posic

Número 107 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (I)
La paradoja de la conservación I El barco de Teseo encalla en las costas del Suquía I Por Carola Inés Posic


Número 107 I NUEVA SECCION: POSICiones Cordobesas (II)
Patrimonio y después I Miradas desde el sur. I Por Mariana Isabel Bettolli


Número 106 I NUEVA SECCIÓN: POSICiones Cordobesas
Los deseos de Villa El Libertador I Sobre barrios, elecciones y política I Por Carola Inés Posic


Número 105 | NUEVA SECCION – POSICiones Cordobesas
Belgrano de Alberdi: un pirata en primera I Fútbol y Ciudad I Por Carola Inés Posic


Número 104 | Planes y Política de las ciudades
El lugar de todos | Consideraciones sobre el área central de la ciudad de Córdoba | Fernando Díaz Terreno


Número 104 | Arquitectura y Política de las ciudades
Ciudad frágil, Peatonal frágil | Obras en Córdoba: ¿Ensañamiento o ignorancia? | Inés Moisset

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El fin de Macondo https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/el-fin-de-macondo/ Mon, 07 Apr 2014 19:38:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=8014 Hablo sobre mi recuerdo de lectura. En él encuentro un problema en la temporalidad de la Obra, que ahora intento descifrar. Nunca terminé de entender como Cien años de soledad, presentada como epitome de literatura latinoamericana, podría a partir de esa presunción empalmar, imbricarse con la historia reciente de la región, sea esta historia a secas...

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Hablo sobre mi recuerdo de lectura. En él encuentro un problema en la temporalidad de la Obra, que ahora intento descifrar.

Nunca terminé de entender como Cien años de soledad, presentada como epitome de literatura latinoamericana, podría a partir de esa presunción empalmar, imbricarse con la historia reciente de la región, sea esta historia a secas o historia literaria. Sabemos que a pesar de su siglo XIX, el Martin Fierro de José Hernández, con sus personajes perdiéndose en los cuatro rumbos del desierto en un final abierto, puede continuarse en el presente como lo demuestran ahora, entre otros, Pedro Marial y como lo han demostrado antes entre otros, muchos otros, Osvaldo Lamborghini y sobre todo Borges, que fue el primero en aproximar el desierto al suburbio. Quizás porque el Martin Fierro, ese mundo rural visto de la ciudad, está escrito desde esa modernidad que sabe de la necesidad de la autocrítica (“Debe el gaucho tener casa / escuela, iglesia y derecho. / Han de concluir algún día / estos enredos malditos. / La obra no la facilito / porque aumentan el fandango / los que están como el chimango / sobre el cuero y dando gritos”).

En contraste, en el final de Cien años… García Márquez convierte y amplifica el fin de una estirpe familiar en una apocalíptica catástrofe ambiental, destructora simultánea de personajes y de su propio soporte territorial, Macondo, en un perfecto final cerrado.

Este final clausura a futuro “segundas oportunidades”, ya sea literarias o con la historia, ya que en esta, si bien todo cambia y se transforma en continuidad como en la lengua y las ciudades, al mismo tiempo y misteriosamente todo de algún modo permanece. Un pequeño y puntual aviso de desajuste es iluminado en la novela por el incidental y forzado cruce del mundo de Macondo con el de Rayuela, de una Colombia rural con el Paris de los sesenta.

Veamos. La evidente maestría narrativa de García Márquez parte de una auto-confesada matriz conformada por los relatos orales de su abuela, por la lectura temprana de las Mil y una Noches y por su “querido maestro William Faulkner”, componentes a los que yo, a mi propio riesgo, agrego el guionista Cesare Zavattini, que en la década del `50 hizo derivar al cine neorrealista italiano a films como “Milagro en Milán” para nada ajenos a un realismo mágico no precisamente latinoamericano. A esto podría sumarse la sabiduría cinematográfica con que García Márquez sabe ordenar los relatos para impresionar no tanto al ojo de la mente, como quería Stevenson, sino al ojo retiniano.

Con relación al Faulkner que fascinó a García Márquez (y también a Onetti) y con el que comparte la mala suerte de guionista no exitoso (ver Barton Fink), creo que se trata del Faulkner ligado al sonido y la furia de una decadencia inmanente ajena e inmune a toda transformación y que logra anclar esta incapacidad en una territorialidad literaria propia: los pagos de Yoknapatawpha.

Creo que hay tres textos posteriores a Cien años… que quizás nos ayuden a enfocar el problema; se trata de El Otoño del Patriarca y dos de los cuentos-guiones de Doce cuentos peregrinos: “Solo vine a hablar por teléfono” (comparar con el cuento de Kafka “Un golpe a la puerta del cortijo”) y “El rastro de tu sangre en la nieve”. Aunque creo que también pueden sumarse con provecho todos los cuentos de la Cándida Eréndira. Y aun, el final de El amor en los tiempos del cólera.

El recuerdo de lectura de El Otoño… es extraño: un ritmo prosódico continuo de tonos hipnóticos convierte circunstancias históricas muy precisas en fabulas pintorescas y universales. El contraste entre encuadres que sucesivamente dilatan o comprimen espacios atiborrados de detalles circunstanciales visuales, sonoros, olfativos y táctiles, y el tratamiento temporal que estanca la historia en un presente continuo de repetición indefinida, logran que el relato se instale en un tiempo mítico, tal como ocurre con los cuentos de las Mil y una Noches.

Es interesante contrastar la escena de vacas alimentándose de cuadros al óleo y cortinados en el palacio semi-abandonado del Patriarca, imagen de un mundo rural o semirural previo y ajeno a cualquier complejidad urbana, con cualquier escena romana o dinamarquesa de Shakespeare. La paradoja es que para Shakespeare ni el tiempo del poder puede ser indefinido ni cíclico, ya que su percepción del tiempo es moderna y actual, ni los personajes pueden ser congelados en arquetipos, ya que son individuos dotados de la autonomía que proporciona la autoconciencia.

Aquí estamos llegando a una posible explicación. ¿Y si el abrupto fin de Macondo trata en realidad de otro fin? ¿Y si el fin anunciado es solo el irreversible fin del mundo rural en razón del constante crecimiento de las poblaciones urbanas en América Latina? ¿Acaso los dos cuentos peregrinos precitados no hablan del brutal desajuste y separación entre las culturas rurales y coloniales y la modernidad? ¿Es moderno el fatalismo cerrado y asfixiante de Crónica de una muerte anunciada? Varios de los cuentos de la Eréndira y la Eréndira misma, ¿no transcurren en una temporalidad literaria autónoma, ajena y extraña a toda posible contingencia externa?

En las ciudades Latinoamericanas de suficiente antigüedad se advierte con claridad como la identidad inicial de la ciudad colonial se prolonga en los espacios urbanos de la independencia, que se continúan y amplían aun degradados en los espacios contemporáneos. Creo que esta articulación en continuidad de identidades diferenciadas es lo que la destrucción de Macondo impide.

Fernard Braudel diferencia en la historia distintas temporalidades; una es la relacionada con una historia masiva estructural preindustrial, que evoluciona lentamente, y otra ligada al crecimiento urbano e industrial, configurando dos universos, dos géneros de vida ajenos unos de otros. Quizás, a diferencia de Hernández, García Márquez da cuenta del presente desde un entramado de un pasado remoto ya cerrado a las transformaciones.

LEC

28/04/2014

El autor es Arquitecto (UNLP) y docente. Ha obtenido numerosos premios en concursos nacionales. Es Director del Grupo de Estudios en Planeamiento Urbano (UTN).

De su autoría, ver también en café de las ciudades:

 Número 94 | Proyectos de las ciudades (II)
La ciudad de las artes o las artes de la ciudad | Diez proposiciones sobre Bahía Blanca | Luís Elio Caporossi

Número 95 | La mirada del flâneur
Sueños del Bocha | Formas, explicaciones y olvidos | Luis Elio Caporossi

Número 98 | Arquitectura de las ciudades (II)
Los caminos de la vanguardia argentina | Amancio, Wladimiro (y Breuer…) de la utopía a la realidad | Luis Elio Caporossi 

Número 101 | La mirada del flâneur 
Hiperrealismos | Batallas ganadas, guerras perdidas | Luis Elio Caporossi 

Número 107 | Política y movilidad de las ciudades 
Dispositivos de muerte | La responsabilidad por las políticas viales en la Argentina | Luis Elio Caporossi 

Número 111 | Cultura de las ciudades (I) 
Un pequeño jardín | Microfísica de un lugar en Pehuen Co | Luis Elio Caporossi 

Número 115 | Cultura de las ciudades 
De monos e ingenieros | La incumbencia primordial de la disciplina | Luis Elio Caporossi

Número 127 | Arquitectura de las ciudades
Ultima charla con Vivanco I Salvaje, y a mucha honra I Por Luis Elio Caporossi

Número 135/136 | Cultura de las ciudades
Borges y la arquitectura I Patrones, modelos, objetos y la eterna discusión de dos filósofos…I Por Luis Elio Caporossi

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Reclamamos el derecho a revertir las dinámicas urbanas https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/reclamamos-el-derecho-a-revertir-las-dinamicas-urbanas/ Mon, 07 Apr 2014 19:33:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=8003 ¿De qué se trataba? Luego de la II Conferencia de las Naciones Unidas por el Hábitat (Estambul, 1996) se decidió organizar cada dos años fórums urbanos mundiales (WUF, en inglés) en los que los diferentes actores de la ciudad se reúnen para intercambiar experiencias de la manera más amplia posible y sin que ello obligue a conclusiones que sean vinculantes para...

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¿De qué se trataba?

Luego de la II Conferencia de las Naciones Unidas por el Hábitat (Estambul, 1996) se decidió organizar cada dos años fórums urbanos mundiales (WUF, en inglés) en los que los diferentes actores de la ciudad se reúnen para intercambiar experiencias de la manera más amplia posible y sin que ello obligue a conclusiones que sean vinculantes para el sistema de las Naciones Unidas.

La obligatoriedad del cumplimiento de las conclusiones siempre es un asunto delicado en las naciones. La primera Conferencia de las Naciones Unidas por el Hábitat (Vancouver, 1976) sirvió para poner en la agenda mundial el tema del hábitat y la realidad de los barrios populares, asunto más complejo que el de la vivienda o la ciudad a secas. Los foros paralelos y no oficiales tuvieron una gran importancia. Fue allí donde las barriadas de Lima y Arequipa sirvieron de ejemplo al mundo entero de la importancia de las iniciativas populares en urbanizar y la potencia de las familias al edificar sus viviendas paso a paso. El inglés John Turner (“Libertad para Construir”) fue uno de los gurúes que allí sentó cátedra con ese ejemplo.

Hábitat II en Estambul significó un retroceso para ONU-Hábitat. Si bien se avanzó en dejar de hablar solamente de la vivienda y abarcar a las ciudades, la batalla de la sociedad civil y de varios países consistió en que se adopte claramente el derecho a la vivienda en la declaración final de la asamblea. Ello no se logró por la férrea oposición de varios países. Triunfó el Banco Mundial con la receta de de Soto en que todo se resolvería entregando títulos de propiedad para que los pobres accedan al crédito hipotecando su terreno. ONU-Hábitat –el propio organismo mundial– no goza hoy de los recursos de otras agencias de las Naciones Unidas, lo que es muy grave en un mundo en el cual 3,8 de los 7,3 billones de habitantes del planeta vive en ciudades. Como se sabe, más del 70% de la población de América Latina ya vive en sus ciudades.

El año 2016 se hará Hábitat III, la Tercera Conferencia de la ONU sobre la materia, en una ciudad aún a designar. Este séptimo foro tuvo en fijar los contenidos del próximo Hábitat III su telón de fondo. También lo fue el evaluar los “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, compromiso adoptado por las naciones al año 2000 a alcanzar el año 2015. En lo que al medioambiente y en particular a las ciudades se refiere, los Objetivos del Milenio han ido mal desde el principio. La “Agenda del Desarrollo Mundial Post 2015” a ser adoptada en 2015 está en la agenda de las naciones y debiera estar en la de los peruanos y no sólo de los funcionarios peruanos a cargo.

Medellín y su gente

La modernidad de Medellín es apabullante para un peruano. Los profesionales y las burocracias colombianas son muy innovadoras en sus acciones. Lo caro y nuevo, por ejemplo, no ha sido construir el metro elevado sino los dos teleféricos no turísticos que conectan las partes bajas de Medellín con sus partes altas y de muy bajos ingresos (y de allí con los buses alimentadores), empezando a atender problemas de transporte en esas dos laderas. Se aprecia también que las torrenteras de Medellín, que traen el agua desde las alturas a la ciudad, no han sido entubadas y proporcionan anchas áreas aprovechadas ahora de muchas maneras.

La cortesía de las personas (¡y de los taxistas!), los modernos edificios, la seguridad reforzada en la ciudad y la organización en evento produjeron un clima favorable a que los 22.000 participantes (más de 12.000 provenientes de 136 países) se dedicaran a intercambiar ideas. ¡Gracias, Medellín!

En la Plaza Mayor de la ciudad se sitúan el Palacio de Exposiciones y el Centro de Exposiciones, amplísimos y equipados espacios que dieron cabida de manera holgada a los participantes. Más de 4.000 jóvenes voluntarios participaron en la traducción simultánea de más de 50 actividades al mismo tiempo, en la orientación al visitante, la seguridad, las emergencias de salud y, por cierto, en la atención de los dispensadores gratuitos de café, cremolada de café (¡deliciosa!) y de agua fría. La aseguradora SURA aseguró a todo participante extranjero contra riesgos dentro de las instalaciones del evento; el Metro de Medellín entregó tarjetas con pasajes gratis de metro y cable durante los días del Foro.

Pajarito: otro lado de la medalla

Arriba, donde termina el Metro-cable, empezó la visita organizada el domingo 6 por HIC, el CEHAP y organizaciones que trabajan con residentes del sector (la Fundación Social entre ellas). Se vienen edificando miles de departamentos de interés social y de interés prioritario (VIS y VIP, las últimas sin costo para las familias de muy bajos ingresos). Pero no hay tantas escuelas como niños, el hospital recién funciona hace un año y no se han diseñado los centros comerciales. Se trata de edificios-dormitorio en la típica “ciudad instantánea” de la periferia de la ciudad que, si bien tienen mejor diseño que en Chile, tienen poco de urbanismo. Ya se aprecian numerosos problemas sociales en familias que han sido desplazadas del centro de la ciudad –su medio de vida– hacia pequeños departamentos a los que no estaban acostumbrados en urbanizaciones que no conforman una verdadera ciudad. Como fue sugerido, se les traslada de una economía de subsistencia en el centro de la ciudad a una periferia del mercado, “pero sin mercado”. ¿Qué fue de la “ciudad productiva” de la que se habló tanto en 1996? El productivo negocio pertenece ahora a quienes quieren los contratos para seguir levantando edificios a costa de la zona rural que provee de agua y alimentos a la ciudad.

Otrosí: No había “gamines” en las calles ni drogadictos bajo los puentes de Medellín; cada taxista tenía su propia versión de cómo se hizo esta labor de “limpieza social” en vísperas del Fórum.

Medellín y su POT

La legislación de muchos países (y la peruana) estatuyen que es obligatorio consultar los planes urbanos antes de aprobarlos. Para muchos eso es un odioso formalismo. Las grandes ciudades colombianas tienen una larga experiencia en discutir públicamente sus Planes de Ordenamiento Territorial (POT), el equivalente al Plan Urbano o al Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima, actualmente en elaboración. La discusión del Plan es mucho más que “quiero un parque en mi barrio”; se trata del destino de la ciudad, del modelo de ciudad. En el Perú se discute poco o nada sobre los grandes proyectos urbanos que hacen los presidentes (sin consultar con las municipalidades, por cierto) y las municipalidades. Peor aún es el caso de la discusión pública de las grandes alternativas de desarrollo de nuestras ciudades y el modelo de ciudad que oriente los grandes proyectos urbanos. Esto es muy grave, ya que las urbes peruanas han entrado en una nueva etapa de desarrollo y deben redefinirse sus tendencias futuras. Sin embargo, es patente que a puertas cerradas se discuten y acuerdan proyectos público-privados, eufemismo para enmascarar las iniciativas privadas que priman sobre las públicas y que tienen enorme impacto en la ciudad. Como ejemplo del nivel de la discusión pública sobre el modelo de ciudad, veamos lo que se señaló en Medellín por el “Foro social alternativo y popular”:

“Dos modelos de ciudad: La mayoría de procesos organizativos de distintas ciudades del país no se sienten identificados ni sus reivindicaciones recogidas en el foro de la ONU Hábitat porque, como lo expresa Carlos Velásquez, de la Mesa Interbarrial de Desconectados de Medellín, “En el Foro de la ONU se discute el modelo de ciudad para la venta de servicios, para el gran capital y el foro alternativo discute en función de tener ciudades de derechos y el mejoramiento de las condiciones de vida para todos” (semanariovoz.com).

Varios asuntos de gran importancia para el Perú se han constatado en los diversos foros y reuniones de Medellín. Ellos son el punto de partida de los debates, más que su punto de llegada. El primero es la constatar que las ciudades cometen errores que ya eran conocidos en otras ciudades (el millón de lotes con vivienda en Sudáfrica). El segundo es que las políticas actuales no producen vivienda social en las magnitudes que requiere la demanda. El Perú está en el extremo de esta situación. Si se comparara la cantidad de viviendas producidas con apoyo de Techo Propio con el déficit existente, serían necesarios más de 60 años para cubrir el déficit, sin considerar el crecimiento de la demanda por aumento de la población.

En tercer lugar está la crítica a lo que se llama la “ciudad instantánea”, importantes mega proyectos que producen cientos o miles de viviendas en lotes o edificios y que devienen en estruendosos fracasos a la hora de habitarlos. El ejemplo de México, que ha producido (y pagado) cinco millones de viviendas que están desocupadas, produce pavor. El negocio reside en construirlas pero no en habitarlas, ya que se hace vivienda sin equipamientos o en áreas muy alejadas de la ciudad para quienes –precisamente– dependen de la cercanía a los servicios y las fuentes de empleo para sobrevivir. Luego está el reclamo unánime (aunque sea formal) de una mayor transparencia y participación de la ciudadanía en las decisiones sobre la ciudad. Por último, países como Brasil y Colombia, considerados exitosos en sus acciones en torno a la ciudad y a la vivienda, señalan que ellos se dotaron de instrumentos legales y financieros apropiados que han dado el marco para la producción del hábitat y de ciudades. Estos instrumentos son objeto de continua crítica y actualización. 

Consulta sobre el plan de acondicionamiento del río Aburrá, que atraviesa Medellín.

Lecciones aprendidas: dos temas emergentes

Entre los profesionales y las autoridades se abren camino dos asuntos nuevos, que son vistos con mucho interés:

El primero de ellos consiste en revalorar la vivienda de alquiler. Una ciudad no funciona sobre la base de soñar que las familias más jóvenes y las familias más pobres deben tener una vivienda propia al empezar su vida productiva. El “sueño de la casa propia” siempre estará presente, pero es conveniente promover la vivienda adecuada en alquiler para quienes se mudan de una ciudad a otra o aún no tienen los recursos que en las ciudades del Norte se logran cuando la familia ya tiene una historia de trabajo y de crédito establecida. Como se sabe, donde no hay alquiler, aumentan los “alojados”. ONU-Hábitat ha venido promoviendo el tema desde hace más de una década. El BID presentó en el FUM el libro Se busca vivienda en alquiler en América Latina con estudios en nuestro continente, incluyendo el Perú. En el Perú mucha vivienda se alquila en los pueblos jóvenes consolidados, aliviando las necesidades de la movilidad residencial. Pero ello se hace sin subsidios, sin apoyo técnico y sin supervisión adecuada.

El segundo tema tiene que ver con las políticas de sueloen América Latina. El Lincoln Institute for Land Policy y, más recientemente, ONU-Hábitat promueven mecanismos que ayuden a recuperar para la ciudad las inversiones públicas que luego de efectuadas solamente aumentan el valor del suelo privado. Distintos mecanismos para compartir las ganancias de la inversión pública van ganando la atención, siguiendo los ejemplos de Norteamérica, Europa y, en especial, de la vieja escuela española sobre la materia. La municipalidad de Lima viene presentando al Concejo dos ordenanzas sobre este asunto. La primera, poniendo en vigencia la inaplicada “contribución especial por mejoras”, y la segunda, que permite la transferencia de derechos de edificación en beneficio de los monumentos históricos y las áreas de protección agrícola.

La Agenda mundial para 2015 y 2016

Muchos debates y reuniones más pequeñas tuvieron que ver con la necesidad de asegurar la más amplia participación de los especialistas, de los gobiernos locales y de asociaciones y organismos privados independientes (la llamada sociedad civil) en la elaboración del temario de la reunión que aprobará la Agenda del Desarrollo Mundial Post 2015 (2015) y de la Conferencia Hábitat III.

En ciudades que están sobre-diagnosticadas, lo que se necesita son nuevos enfoques para enfrentar los retos que se presentan, más que nuevos y alarmantes datos sobre la realidad. Ello no se logrará repitiendo las recetas que sabemos que no funcionan, sino apelando a la inventiva y la experiencia más amplia de todos los ciudadanos. La selección tecnocrática de los temas para estas conferencias –hecha por burócratas internacionales– induce a muchos y graves errores.

En los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), por ejemplo, se usó una sola expresión (“slum” en inglés) para denominar al hábitat popular, como si los tugurios (slum), los pueblos jóvenes consolidados, los llamados nuevos “asentamientos humanos” (eufemismo incorrecto desde todo punto de vista), las barriadas internas de la ciudad, así como las cooperativas y asociaciones de vivienda fueran idénticas entre sí y merecieran el mismo tratamiento. El arquitecto Enrique Ortiz recordó a su audiencia que en Alaska –territorio del hielo y la nieve– los esquimales tienen 5 palabras distintas para expresar lo que nosotros conocemos como el color “blanco”…

El Ministerio de Relaciones Exteriores es conocido por su profesionalismo. Es el encargado de trabajar las propuestas de la República del Perú en las cumbres de 2015 y 2016. Será muy bueno que convoque a un amplio debate y no solamente a los funcionarios de siempre para formular las propuestas que el Perú llevará a los próximos foros mundiales.

La equidad y la igualdad, los grandes temas. Algunas conclusiones

Si bien hay un debate conceptual y político sobre estas dos expresiones, es evidente a lo que aluden cuando se habla de la “(in)equidad” y de “(des)igualdad” de las ciudades. El hecho es que la desigualdad en la ciudad atenta contra la propia convivencia y sostenibilidad urbanas. Aunque las declaraciones oficiales siempre cuidan mucho sus palabras, vale la pena leer párrafos de las declaraciones de diferentes eventos oficiales, en traducción libre del inglés.

“Una sola disciplina no nos dará las respuestas. Se requiere lo multidisciplinario” (Mesa de universidades).

“La juventud está inventando maneras novedosas de compromiso por la inclusión cívica, que necesitan ser reconocidas (…) Necesidad de atacar las inequidades y la marginalización que enfrenta la gente joven” (Mesa de juventud).

“Los patrones actuales de urbanización generan abruptos retos. La ciudad ha perdido su escala humana a través de espacios segregados que a menudo se diseñan a la escala de los autos y no de las personas. (…) Dada la escala actual de la urbanización, los profesionales deben repensar las densidades urbanas, el espacio público, el uso y desarrollo mixto de los servicios a medida que la ciudad crece” (Mesa de profesionales).

“La descentralización del poder y de los recursos continúa siendo clave para promover el rol de los gobiernos locales, en el contexto de la cooperación descentralizada. El diálogo entre las regiones fue considerado como importante” (Sesión especial sobre la cooperación Sur-Sur).

“Establecer estructuras y mecanismos a todo nivel: global, regional y local, que faciliten la participación de verdad de las mujeres en las estructuras de toma de decisiones (…) Sin equidad de género no hay equidad en la ciudad” (Mesa de género y mujeres).

“Es necesario hacer las inversiones correctas en infraestructura física y social para reducir la desigualdad. Sin embargo, las ciudades enfrentan numerosas dificultades para atraer la inversión. Algunas maneras innovadoras para hacerlo son: las asociaciones público-privadas; la captura de plusvalías urbanas; la sinergia entre entidades prestadoras; mejorar los sistemas fiscales y bancarios existentes para atraer la inversión privada” (Sesión especial sobre el financiamiento de la agenda urbana).

La crisis financiera [de USA en 2007] no fue una simple crisis de vivienda, sino una crisis del planeamiento urbano; y el planeamiento urbano es una herramienta del desarrollo económico (…) Es posible intervenir en tres escalas: (1) renovar viviendas, con estrategias de revitalización a través del empoderamiento del tercer sector para incluir a las familias pobres en el proceso de seguridad de la tenencia…” (Mesa redonda de ministros).

“Las ciudades tienen que enfocarse primordialmente en el crecimiento y la equidad a la vez (…) Tenemos que asegurar que la voz de los alcaldes esté presente y sea escuchada en los niveles de decisión nacionales y dentro de los organismos internacionales que debaten el futuro de las ciudades” (Mesa redonda de alcaldes).

“Es importante que los legisladores hagan planes para el futuro, pero a la vez garanticen oportunidades equitativas para el día a día de la gente” (Mesa redonda de parlamentarios).

“No más discusiones sin implementación (…) La agenda post-2015 debe incluir [entre otros] metas enfocadas a suelo bien ubicado con seguridad de la tenencia” (Mesa de la sociedad civil).

“Dicho de manera resumida, reclamamos el derecho de revertir las dinámicas urbanas, poniendo a la gente y no al mercado en el centro de la agenda política urbana” (Declaración del Habitat International Coalition, HIC. Organismo consultivo ante la ONU).

Coda: ¿Qué pasó con Chile?

El “modelo chileno” de vivienda social, en el cual el Estado ponía los subsidios y las empresas hacían la vivienda mínima ha subyugado a la comunidad internacional. Muchas autoridades peruanas han viajado invitadas a conocerlo y copiarlo, aunque siempre se dijo que era para “adaptarlo”. Los especialistas chilenos ya no están de moda, aunque en ese país se sigue aprendiendo de sus costosos errores. No se les vio ni escuchó fuera de los foros más oficiales. Ahora se sabe que hay proyectos chilenos de vivienda que están siendo demolidos y que la vivienda social producida con subsidios a los productores no tiene precio de reventa. En otras palabras, nadie la quiere. Mientras tanto, como se sabe, la vivienda producida en América Latina por las propias familias se alquila, se vende o se “traspasa” todos los días, sin que haya políticas apropiadas para su formalización. La “resiliencia” de la producción social del hábitat no deja de ser un tema a examinar con más cuidado.

En el extremo sudeste de Santiago de Chile, gran cantidad de edificios con una organización de territorio marcada por el propietario del suelo y la maximización de la ganancia. Hay edificios, pero no hay urbanismo. No hay ciudades para la gente.

Lo que aún falta ver

Cuando se habla de la ciudad y, en particular, de la ciudad popular, se sigue aludiendo a la ciudad por construir y a los edificios y viviendas que se debieran edificar en suelo nuevo. Esto es válido para las nuevas ciudades en los países que recién empiezan su proceso de urbanización o para las ciudades medianas de rápido crecimiento del Perú. Se olvida, sin embargo, que las grandes ciudades del país y de América Latina ya crecieron y se encuentran en avanzado proceso de consolidación urbana. Utilizar el escaso nuevo suelo es totalmente diferente que reutilizar el suelo ya ocupado y hacer renovación y regeneración urbanas; inventar una nueva ciudad es distinto que reinventarla sobre la base de lo ya urbanizado; crecer en extensión y bajas densidades ocupando indiscriminadamente áreas de la reserva verde o de riesgo no es lo mismo que densificar la ciudad que ya tiene servicios y ocupa suelo de buena calidad. Esta última es la realidad de Lima y las grandes ciudades del Perú, en donde la mayoría de las actividades urbanas (la residencial entre ellas) ya se desarrolla dentro de los límites de lo ya urbanizado desde los años sesenta.

La ciudad de hoy no consiste en una hoja en blanco en la que hay que escribir un bello poema, sino un ente vivo y consolidado en constante proceso de transformación. Así como se transforman los distritos que empezaron como “residenciales”, también se transforman aquellos que empezaron como “pueblos jóvenes”. Sin embargo, las políticas de nuevos edificios para clases medias no se repiten en distritos populares donde no es la gran inmobiliaria sino la pequeña producción progresiva de vivienda la que viene edificando día a día sin reconocimiento ni apoyo alguno.

El FUM 7 aún tuvo la tendencia a ignorar a la ciudad popular consolidada de América Latina y sus necesidades específicas. La renovación urbana sin expulsión de sus actuales habitantes y el mejoramiento de la vivienda masivamente producida por construcción progresiva no han sido privilegiados en el 7º FUM.

El Perú oficial y el FUM 7

El Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento no envió a ningún representante al 7º Foro Urbano Mundial. Si participó un representante del Ministerio del Ambiente. La Alcaldesa de Lima y su delegación no fueron autorizados a viajar, pese a que se les invitó con los gastos pagados por los organizadores.

Inmediatamente después de presidir las actividades del Foro, el Director Ejecutivo de ONU-Hábitat y Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas visitó Lima. El domingo 13 visitó Comas y los Barrios Altos conducido por la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML); el lunes se entrevistó con los ministros del Ambiente y de Vivienda. El martes 15 fue honrado como Visitante Distinguido por la MML. Su visita seguramente está relacionada con la Cumbre del Cambio Climático de las Naciones Unidas, 20ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP 20, por sus siglas en inglés) a realizarse durante la primera quincena de diciembre en el Perú. También es significativo el hecho que UN-Hábitat no tiene una representación en el Perú y que la Alcaldesa de Lima no pudo asistir a la Asamblea de Alcaldes de Medellín debido a la oposición de los regidores municipales que ya están en la carrera electoral limeña, en particular, la bancada del PPC.

La ceguera frente a lo que sucede en el mundo y el encono político han desperdiciado la oportunidad de conocer de primera mano –al menos en Lima– la importancia de la problemática de las ciudades y los resultados del FUM 7. Es de anotarse que de los 28 altos funcionarios del Ministerio de Vivienda Construcción y Saneamiento, solamente 6 tienen estudios de ingeniería y arquitectura, generalmente asociados a los asuntos de las ciudades. Ni el señor Ministro (economista, ex ministro de Agricultura, ESAN, Proinversión) ni la señora Vice Ministra de Construcción y Saneamiento (contadora pública, ESAN, Proinversión) han tenido estudios o experiencia en el manejo de las ciudades o del negocio inmobiliario, lo que si acredita el arquitecto Vidal, Vice Ministro de Vivienda y Urbanismo. Ninguno de los tres tiene un post grado en Urbanismo, pero si tienen estudios de post-grado en grandes negocios inmobiliarios.

En los portales de los dos ministerios no hemos encontrado menciones a tan importante visita y la prensa no se ha ocupado del FUM 7, ni de las discusiones mundiales sobre el futuro de las ciudades, ni de la visita relámpago de tan importante autoridad mundial a la capital peruana. Por decoro no señalo cuáles fueron las noticias que llenaron los titulares de la prensa peruana de esos días.

El Dr. Joan Clos, ex alcalde de Barcelona, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo de ONU-Hábitat, recibe de la alcaldesa Villarán la distinción de Visitante Distinguido, en el Salón de Recepciones de la municipalidad de Lima. Ningún “rebote” en la prensa, excepto en La República. Un suelto con “mala leche” en el Diario Correo señaló que las obras de Barrio Mío en Comas –visitadas por el Dr. Clos– tienen ¡tres semanas! de atraso. La noticia no era Clos, sino ese retraso.

¿Por qué escribo este reporte?

Mucho se puede aprender de nuestras propias ciudades conociendo lo que se hace o se discute en otras ciudades del mundo. En reuniones de este tipo se conoce a mucha gente interesante, se captan ideas, se aprende de los errores ajenos y se valora lo nuestro.

Este año habrá elecciones municipales en el Perú. Las constituciones y las leyes de los países occidentales estatuyen que los destinos de la ciudad dependen de sus autoridades locales, de acuerdo a ley. Los “dueños” de la ciudad son sus ciudadanos, que actúan a través de sus alcaldes y sus respectivos concejos. Sin embargo nuestros procesos electorales se caracterizan sea por la improvisación de ideas, o por la demagogia y el engaño acerca de las verdaderas intenciones de las candidaturas y de quienes las financian. Se anuncian obras necesarias pero en desorden y sin un plan para la ciudad que sea público y abierto al debate. Los “programas de gobierno” de la ciudad son meros “planes de acción inmediata”, o consisten en promesas muy sonoras que esconden el verdadero programa para la ciudad que tienen los poderes fácticos. Muchas veces estas promesas ni siquiera constituyen un plan; sólo buscan disimular la falta de ideas sobre el futuro de nuestras ciudades en la etapa actual de su desarrollo. En otros casos al alcalde no le importa la ciudad, sino la usa como trampolín para alcanzar puestos más jugosos. Como se sabe, nadie mira hacia el trampolín que deja cuando se tira a una piscina.

Veamos: ¿Qué sector social se apropiará del inmenso espacio en medio del Cusco que quede libre cuando el nuevo aeropuerto entre en funciones? ¿Serán las familias sin techo las que accedan a las viviendas de la futura “Villa Panamericana de Lima” cuando los atletas dejen de usarla en 2019? ¿La ciudad debe ocupar nuevos valles, cerros o desiertos o será mejor crear espacios públicos, re-equipar, densificar y edificar para las mayorías en aquellas zonas que ya cuentan con servicios y equipamiento? ¿Por qué el tema de la producción de viviendas para los sin techo es un asunto que preocupa a las autoridades y pobladores de las ciudades en los más de 100 países que asistieron al 7º FUM y no es un tema político en el Perú¿Necesitamos traer más agua a nuestras ciudades o invertir en sistemas más eficientes de uso del recurso? ¿Etcétera?

Pienso que hay poderosos intereses económicos y políticos que no desean que se discuta abiertamente sobre el futuro de la vida en las ciudades del Perú, ni que se aprenda de manera colectiva a interrogarse sobre nuestra vida urbana. Así ellos seguirán decidiendo en un aparente clima de democracia.

Tenemos necesidad de repensar la ciudad, de pensarla bien. Espero que este relato del evento –al que no asistieron las autoridades del Ministerio de Vivienda ni dejaron que la Alcaldesa de Lima asista– ayude a motivar a los ciudadanos sobre algunos de los temas programáticos sobre los cuales necesitamos reflexionar y decidir en el momento de elegir a nuestras próximas autoridades.

GR

Lima, 25/4/2014 “Favor de perdonar las omisiones en el relato, distribuirlo a discreción y escribirme con comentarios, ampliaciones y correcciones”.

 El autor es Sociólogo (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú, 1971) y
Urbanista (Universidad de Grenoble II, Francia 1981). Fue Director General de la Oficina Metropolitana de Asentamientos Humanos, Municipalidad de Lima Metropolitana. Miembro de DESCO, Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo.

Sobre las teorías de Hernando de Soto, ver también en café de las ciudades:

Número 1 | Economía 
Clandestinos en la ciudad del Tercer Mundo | En “El misterio del capital”, Hernando de Soto propone algo más inteligente que erradicarlos. |Marcelo Corti

Sobre Medellín y su reciente desarrollo urbano, ver en The Cities´ Café las notas Medellín’s Social Urbanism and the Imaginary of Belonging – Insurgent spaces and differential citizenship, de Amanda Bach Smart, y Medellin Rewrites its Neighbourhoods – Social urbanism and inclusion of marginalised communities, de Alejandro Echeverri Restrepo. Y en café de las ciudades:

Número 115 | Lugares 
La energía de Medellín | Esos cambios… | Fernando Vanoli

Número 120 | Política, Planes y Proyectos de las ciudades 
Especificidades de una experiencia urbana | A propósito de Medellín y del XV Congreso Iberoamericano de Urbanismo | Lorena Vecslir

Sobre el debate conceptual entre “equidad” e “igualdad”, ver Ciudades, una ecuación imposible (Belil, Borja y Corti, 2012).

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Tendencia y destino https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/tendencia-y-destino/ Mon, 07 Apr 2014 19:28:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=7988 A diferencia de otras disciplinas, la planificación urbana está ligada estructural y conceptualmente al futuro. Por un lado, por el hecho obvio de que toda planificación es una planificación a futuro. Pero especialmente porque la ciudad, objeto de las operaciones de planificación, es una organización del territorio sujeta a cambios permanentes y por lo tanto...

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Falansterio de Fourier

A diferencia de otras disciplinas, la planificación urbana está ligada estructural y conceptualmente al futuro. Por un lado, por el hecho obvio de que toda planificación es una planificación a futuro. Pero especialmente porque la ciudad, objeto de las operaciones de planificación, es una organización del territorio sujeta a cambios permanentes y por lo tanto requiere y motiva reflexiones sobre su futuro, no solamente en las disciplinas que la estudian y que intentan programar esos cambios en un determinado sentido, sino en otros campos de pensamiento y acción, especialmente el arte y la cultura.

Cualquier forma de desarrollo urbano (la fundación, la expansión, la densificación, la renovación) requiere la previsión de etapas, la asignación de usos y dominios del suelo, la programación de acciones de diverso tipo que se desarrollan en el tiempo.

A esta determinación lógica se agrega además otra particularidad, en este caso producto de la conformación histórica de la disciplina. Si bien ha habido ciudades desde el comienzo de la historia humana (que podría definirse tanto por el surgimiento de la escritura, como habitualmente se hace, como por la creación contemporánea de las ciudades como forma evolucionada de asentamiento, hace ya unos 6.000 o 7.000 años), el urbanismo y la planificación urbana son disciplinas mucho más recientes. Podemos situar su nacimiento y consolidación en el periodo de expansión de la Revolución Industrial, aproximadamente a mitad del siglo XIX, cuando la creciente inmigración del campo a las ciudades y los conflictos ambientales asociados a la industria ponen en crisis a las ciudades, tanto en su aspecto físico como en el orden social que las sustenta. Frente a los horrores (el hacinamiento, la miseria, los contrastes inhumanos, las crisis sanitarias) se producen dos tipos particularizados de respuesta. Por un lado, la utopía, como prefiguración de un futuro contrapuesto/opuesto a un presente insoportable: el falansterio de Fourier, las comunidades “armónicas” de Owen y Saint Simon, los ensayos territoriales anarquistas. Por otro lado, las diferentes respuestas que, a partir de las ciudades realmente existentes y de los aportes de distintas disciplinas (sanitarias, ingenieriles, sociales, etc.) procuraron un mejoramiento posible de las condiciones de vida y la consideración de las nuevas realidades técnicas y sociales en distinto tipo de proyectos: de ensanche (con un particular mérito del proyectado por Idelfonso Cerdà para Barcelona), de renovación interior (siendo en este caso el realizado por Haussmann en Paris el caso paradigmático), de incorporación de nuevos programas, de medidas higienistas, etc.

Estas dos vertientes reproducen, de alguna manera, la discusión entre las corrientes utópicas y científicas del socialismo. Friedrich Engels corta de raíz esta discusión cuando, al comentar el problema de la vivienda obrera en Inglaterra, sostiene la inutilidad de realizar una prefiguración de las respuestas que tendrán en el futuro problemas que serán afectados por el mismo devenir de los hechos y que, por lo tanto, serán completamente distintos cuando cambien las condiciones del presente.

Estas dos actitudes ante el futuro son recurrentes en muchas actividades humanas y particularmente en el urbanismo y la planificación urbana. En un caso, se entiende que el futuro esta “escrito”, determinado, y se procura su anticipación para adecuar las conductas a ese destino (o para calmar la ansiedad del sujeto que imagina ese futuro…). En otro, se considera que la acción humana introduce la transformación de los escenarios y las tendencias y por lo tanto posibilita incidir en alguna medida sobre la efectiva realización del futuro y sobre sus consecuencias.

Así como la utopía suele rondar en las visiones de matriz socialista sobre el futuro, las posturas afines al mercado suelen exacerbar el componente de innovación, que entendido como imperativo (la innovación permanente, contrapunto de la “revolución permanente”) puede obviar el sentido de la transformación. En el extremo, aparece la noción de lo disruptivo, una innovación que genera la desaparición de productos o servicios que, hasta entonces, eran utilizados por la sociedad. Aquí, la referencia más clara es la del economista austriaco Joseph Schumpeter, quien en sus investigaciones sobre el rol del empresario capitalista y los ciclos económicos destacó el concepto de destrucción creativa como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones (“el vendaval perenne de la destrucción creativa”).

El futuro según Mattias Adolfsson

La noción de futuro aparece en muchas instancias de la práctica urbanística y de la planificación. Por ejemplo, en lo que parece ser uno de los aspectos claves de cualquier plan u operación urbana, como es el medio ambiente. Por un lado, fenómenos como el cambio climático, la elevación del nivel de las aguas y las catástrofes “naturales” asociadas a ellos, requieren la consideración de informes y reportes científicos (muchas veces contradictorios entre sí, muchas veces basados en evidencias que quedan fuera de la capacidad de análisis de las disciplinas en que abreva el urbanismo y que, por lo tanto, obligan a actos de “fe” por parte del planificador). Por otro lado, el uso de recursos energéticos, alimentarios, sanitarios, etc., sobre cuya capacidad de reproducción se tienen dudas y que por lo tanto deben considerarse escasos. La propia definición de Desarrollo sustentable, tal como la postula el Informe Brundtland (“Nuestro Futuro Común”, Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, 1987) está referida directamente al futuro: se trata del desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.

Una de las primeras decisiones que toma el planificador es el horizonte de futuro para el que propone su plan. En ese sentido, un horizonte demasiado corto sería poco adecuado para la determinación de medidas efectivas, mientras que un horizonte demasiado alejado en el tiempo sería muy vulnerable a la aparición de novedades (tecnológicas, sociales, políticas, ambientales, cultural, etc.) no previstas en el plan. Pero a la vez es necesario considerar datos objetivos, como los tiempos de amortización de grandes infraestructuras, la persistencia en el tiempo de los trazados catastrales, los tiempos de renovación de la edilicia corriente (el Plan de 1959-62, por ejemplo, estimaba en 70 años el plazo para la renovación completa de la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires -CABA). La Ley 30 de la CABA estipula la actualización del Plan Urbano Ambiental de la Ciudad cada cinco años; considerando su aprobación en 2008, ya se debería estar trabajando en esa actualización. Pero en cambio, el Modelo Territorial que la administración de la Ciudad propone está pensado para 2060; no está claro si la inclusión de unas islas hoy inexistentes frente a la costa sobre el Río de la Plata anticipan el fenómeno natural de la acrecencia aluvional del Delta, o si en cambio es una propuesta de realización artificial.

El Plan Estratégico Territorial (PET) Argentina del Bicentenario propone un modesto escenario a 2016, y postula un modelo territorial “deseado” frente al modelo efectivamente existente. En este caso, la identificación de ese modelo deseado permite formular las acciones necesarias para llegar a ese objetivo. El PET remite, a tal efecto, a una cartera de proyectos consensuados entre la jurisdicción nacional y las administraciones provinciales (respondiendo de esta manera a la lógica federal que se postula en su concepción). En otro contexto, los Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires recurren, para anticipar e influir sobre el futuro, a la estrategia de determinar escenarios posibles con el objeto de identificar acciones que favorezcan la concreción de escenarios deseados y reduzcan la de los escenarios no deseados. Considerando la complejidad y diversidad de los componentes que estructuran el territorio (ambientales, productivos, sociales, etc.) los Lineamientos generan matrices que permiten imaginar distintos cruces de escenarios posibles para cada componente.

La ciudad futura de Motopia. 1959, Inglaterra, Sir Geoffrey Jellicoe

Los recursos teóricos, instrumentos y herramientas que utilizan el urbanismo y la planificación urbana deben considerar y responder a este componente de futuro y predicción. Para algunos temas (ampliación de la mancha urbana, aspectos demográficos, cobertura de redes, tránsito, condiciones ambientales, etc.) es posible basarse en registros históricos que señalen una tendencia, cotejar la probabilidad de que esta se mantenga o modifique y realizar previsiones en ese sentido. Contar con información sobre tendencias y evolución en otras ciudades similares ayuda a predecir con alguna confiabilidad lo que puede ocurrir en el área urbana sobre la cual trabaja el equipo de planificación.

En otros casos, la evolución es demasiado compleja e implica demasiados factores, no solamente numéricos, y obligan a analizarla con otros instrumentos. El llamado planeamiento estratégico ha introducido una herramienta relativamente simple y de gran utilidad, el diagrama FODA, que identifica fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.  En este diagrama, las oportunidades y amenazas son fortalezas y debilidades a futuro. El objetivo de la planificación sería en ese caso identificarlas y luego prever medidas concretas para conjurar las amenazas y concretar las oportunidades, además por supuesto de mantener y acrecentar las fortalezas y mitigar o corregir las debilidades.

Para verificar el cumplimiento de las propuestas del plan, es necesario establecer indicadores, que pueden ser directamente cuantitativos (p. ej., porcentaje de hogares con cobertura de red cloacal, o número de empresas de un determinado sector de producción que se instalan en un distrito) o cuali-cuantitativos (p. ej., la presencia de aves como indicador de saneamiento ambiental o la extensión del horario de uso de los espacios públicos como indicador de la mejora en la seguridad ciudadana). Es triste pero necesario señalar que tanto los objetivos como los indicadores pueden tener componentes de ambigüedad y hasta de manipulación. Por ejemplo, cuando la ONU planteó en 1990 los Objetivos del Milenio, se propuso la reducción a la mitad de la pobreza extrema en el mundo para el año 2015; otra forma de expresar ese objetivo es que se buscaba mantener a centenares de millones de personas en la pobreza durante más de 25 años (objetivo que por cierto se ha logrado). El indicador utilizado no ayuda a tranquilizarnos: se considera pobreza extrema a vivir con menos de 1,25 dólares por día. Por lo tanto, alguien que “mejore” su ingreso a 1,26 dólares por día ha salido de la pobreza extrema y cuenta como un logro de los Objetivos del Milenio…

La Walking City en New York, 1964, Ron Herron. Archigram, el último futuro optimista

Tanto en las visiones utopistas como en las progresivas, la visión del futuro viene acompañada de una reflexión y una toma de postura respecto al pasado. En lo urbano, estas posiciones van desde la tabula rasa sobre la ciudad tradicional que proponía el movimiento moderno (ver por ejemplo la propuesta de Le Corbusier para el “enclave insalubre” de París) hasta la reivindicación del patrimonio histórico construido que arranca en el último tercio del siglo XX. Esta valorización de la ciudad existente no solo pone en crisis operaciones tan cuestionables como la demolición de tejidos urbanos para la construcción de autopistas (caso de la Autopista 25 de Mayo en Buenos Aires). Hoy resultaría políticamente imposible (“incorrecta”) la realización de operaciones como la Avenida de Mayo, la 9 de Julio o las Diagonales de Buenos Aires; de hecho, resulta muy difícil completar las dos manzanas que faltan de la Diagonal Sur. Aun cuando T. S. Eliot no estuviera pensando en términos urbanos al escribir sus Cuatro cuartetos, estos versos resultan aplicables a esa relación entre pasado y futuro en las ciudades:

Tiempo presente y tiempo pasado
se hallan quizá presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
todo tiempo es irredimible”.

Terminator 2, persecución en las canalizaciones de Los Angeles. El futuro como amenaza

La presencia del pasado en las ciudades es también uno de los motivos por los cuales no es posible prescindir de ellas… En una ciudad relativamente joven como Buenos Aires, el trazado fundacional de Juan de Garay es un vínculo histórico que trasciende más de cuatro siglos y supera incluso la huella de acontecimientos más recientes. Quizás este devenir histórico del pasado y de las ideas del futuro en nuestro presente sea la esencia de nuestras preocupaciones sobre lo temporal en la ciudad. Esta incertidumbre y la angustia que puede producir explican muchos de los recurrentes intentos  de abolir ese transcurrir del tiempo. Alguien tan lúcido como Hegel pasa de explicar las leyes del devenir histórico en su Fenomenología del espíritu a proponer el “fin de la historia” en su Filosofía del Derecho, asociando ese fin a la constitución del estado prusiano a principios del siglo XIX. Casi dos siglos más tarde, Francis Fukuyama encuentra en la caída del Muro de Berlín y en la difusión del Consenso de Washington otro fin de la historia tan fallido y provisorio como el hegeliano…

La tarea del urbanismo y la planificación urbana se hallarían, entonces, condicionada a la vez por la persistencia del pasado y por el rol de la utopía (a la que no podemos renunciar, hijos e hijas como somos de la modernidad). La ciudad y el rock tienen dos respuestas alternativas a esta condición temporal: la desencantada comprobación de que “el futuro llegó hace rato” y es “todo un palo”, la persistencia en creer que “mañana es mejor”.

MC

Friedrich Engels corta de raíz esta discusión: concretamente, en el razonamiento de Engels, “la forma en que una revolución social resolvería esta cuestión no depende sólo de las circunstancias de tiempo y lugar, sino que, además, se relaciona con cuestiones de mucho mayor alcance… Como nosotros no nos dedicamos a construir ningún sistema utópico para la organización de la sociedad del futuro, sería más que ocioso detenerse en esto. Lo cierto, sin embargo, es que ya hoy existen en las grandes ciudades edificios suficientes, si se les diese un empleo racional, para remediar en seguida toda verdadera «penuria de la vivienda»… Toda revolución social deberá comenzar tomando las cosas tal como son y tratando de remediar los males más destacados con los medios existentes. … Nunca se me ha ocurrido querer resolver lo que llamamos la cuestión de la vivienda, como no se me ocurre tampoco ocuparme de los detalles de la solución del problema de la comida, aún más importante. Me doy por satisfecho si puedo demostrar que la producción de nuestra sociedad moderna es suficiente para dar de comer a todos sus miembros y que hay casas bastantes para ofrecer a las masas obreras habitación sana y espaciosa. ¿Cómo regulará la sociedad futura el reparto de la alimentación y las viviendas? El especular sobre este tema conduce directamente a la utopía. Podemos, todo lo más, partiendo del estudio de las condiciones fundamentales de los modos de producción hasta ahora conocidos, establecer que con el hundimiento de la producción capitalista, se harán imposibles ciertas formas de apropiación de la vieja sociedad. Las propias medidas de transición habrán de adaptarse en todas partes a las relaciones existentes en tal momento. Serán esencialmente diferentes en los países de pequeña propiedad y en los de gran propiedad territorial, etc.”. Lenin, por su parte diría años más tarde “Hay que soñar. Pero a condición de creer firmemente en nuestros sueños. De cotejar permanentemente la realidad con nuestras imaginaciones. De realizar meticulosamente nuestra fantasía”.

Sobre los temas abordados en esta nota, ver también en café de las ciudades:

Número 15 | Política 
“Tendencia no es destino” | Ciudadanía global e innovación en La Ciudad Conquistada, de Jordi Borja. | Marcelo Corti

Número 51 | Ambiente y Economía de las ciudades 
Sobre el origen el uso y el contenido del término sostenible | Demandas de operatividad sobre un concepto ambiguo | José Manuel Naredo

Número 60 | Planes de las ciudades (II) 
Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires | Escenarios alternativos, políticas urbanas, instrumentos de gestión; entrevista a Alfredo Garay | Marcelo Corti

Número 66 | Planes y Política de las Ciudades (II) 
El Plan Estratégico Territorial y la construcción de la Argentina deseada | La búsqueda de consensos para el despliegue territorial de la inversión pública | Marcelo Corti

Número 66 | Planes y Política de las Ciudades (I) 
Aprobar y mejorar el PUA | Presentación en la Audiencia Pública del Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires | Marcelo Corti | 

Número 74 | Terquedades 
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad del Plan Urbano Ambiental | Mario L. Tercco | 

Número 84 | Planes de las ciudades (I) 
El Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires | Un análisis crítico de la legislación argentina (III) | Marcelo Corti | 

Número 84 | Planes de las Ciudades (II) 
La ley protege la inequidad en la Ciudad | Sobre el Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires | Martín Hourest

Número 118 | Planes de las ciudades 
Apuntes para una crítica al Modelo Territorial de Buenos Aires | Lo que plantea y lo que excluye | Guillermo Jajamovich 

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Inundación y complejidad en La Plata https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/inundacion-y-complejidad-en-la-plata/ Mon, 07 Apr 2014 19:25:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=7975 Lluvia. Mucha agua. La ciudad se inunda. Una persona muere, otra persona muere, muchos mueren. La Ciudad y su complejidad que se devora a sí misma. Pasó poco más de un año. La Ciudad es un sistema complejo. Se define por la relación que se construye entre sus elementos, entre sus partes, partes que a su vez...

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Lluvia. Mucha agua. La ciudad se inunda. Una persona muere, otra persona muere, muchos mueren. La Ciudad y su complejidad que se devora a sí misma. Pasó poco más de un año.

La Ciudad es un sistema complejo. Se define por la relación que se construye entre sus elementos, entre sus partes, partes que a su vez se (inter)definen entre sí. La relación que hay entre el soporte físico y las infraestructuras, entre éstas y los fenómenos económicos, entre las instituciones y los fenómenos sociales, y así…. Éstas son las relaciones que conforman y estructuran al Sistema Ciudad como tal, que construyen la ciudad como la conocemos.

2 de abril de 2013; llovió, y mucho, las infraestructuras no alcanzaron. ¿Alcanzan? ¿Para cuánto tienen que alcanzar? ¿Qué tienen que cubrir? ¿Es un problema cuantitativo? ¿Existen infraestructuras que “alcancen” para los que viven en el borde inundable de los arroyos? ¿Son las infraestructuras las que tienen que alcanzar, o se deben modificar las relaciones que construyen un tipo de urbanidad determinado, o la necesidad de infraestructura es siempre absoluta e indiscriminada, se necesitan siempre, todas, y punto?

Días después del suceso muchos plantearon que la las infraestructuras no estaban preparadas para tantas lluvias, que el suceso extraordinario había sido el culpable máximo; por definición no se puede estar preparado para lo inesperado. La ciudad es una productora de inesperados, casi como cualquier sistema complejo. El debate se dio en términos cuantitativos, como si fuera una cuestión de adición. ¿Si hubieran llovido 300 en vez de 400 mm, hubiera muerto menos gente? ¿Eso nos basta? ¿Es una cuestión de números?

En la mitología griega existe la leyenda del “Lecho de Procusto”, leyenda que cuenta como Procusto, dueño de una posada, alojaba a los viajeros en una cama en la que si la estatura del visitante era más larga que la del catre, simplemente, le serruchaba los pies para que se amoldara a la longitud de la cama y, por el contrario, si el viajero era más pequeño, le estiraba las extremidades para equipararla con ella. Esta historia cuenta de manera muy simple el pensamiento, o mejor dicho, la forma de hilvanar pensamientos que tienen muchas personas. La simplificación de la realidad a una hipótesis previa, a una idea previa, o la sencilla y rudimentaria simplificación de la realidad, a secas (cabe aclarar que la suerte de Procusto fue sometida a su mismo procedimiento, forzado a acostarse en su propio lecho, una vez capturado por Teseo).

Buscar la causa de lo que sucedió en la Ciudad de La Plata el 2 de abril del año pasado en uno sólo de los procesos que se dieron simultáneamente (la lluvia, o la falta de infraestructura, o la negligencia, o cualquier otro tomado en cuenta de manera aislada) es simple y llanamente acostarnos en el Lecho de Procusto.

La lluvia no asesinó a nadie. La ciudad, sí. Los procesos que se dieron el 2 de abril fueron muchos y relacionados entre sí. Cada uno de ellos no fue una foto estática sino que fue el proceder de actores, situaciones y decisiones tomadas a lo largo de una línea temporal; fue la concatenación de accionares y de decisiones la que construyeron el 2 de abril del 2013. Estos procesos, de diferente índole, se encontraron en un punto exacto, posible de definir, de reconstruir, de comprender. Tan exacto, tan real, tan concreto que murió gente. El 2 de abril fue un punto de una red de procesos dinámicos que tuvo un resultado concreto y responsabilidades concretas.

Me pregunto: ¿cuáles fueron esos procesos que tuvieron una participación necesaria para que ocurra lo acaecido el 2 de abril?

Como hemos dicho, la ciudad es un sistema complejo, lo que implica que no es una cosa, no está constituida como una unidad sustancial (no es un sustantivo), sino que se construye como una unidad relacional; esta unidad está regida, regulada, fomentada, sustentada, ordenada, articulada, por las relaciones de y entre las dimensiones territoriales, jurídicas, económicas, sociales, etc. Estamos hablando de relaciones, no solamente de lo jurídico, de lo social, de lo económico en sí mismo como hecho, como acción permitida dentro de cada una de sus especificidades.

En un Sistema Complejo, la relación entre las partes –subsistemas– produce Propiedades Emergentes en el Todo, esto se traduce en propiedades que no existen en las partes, pero que nacen de las relaciones entre ellas. Disueltas o transformadas éstas relaciones, las propiedades emergentes dejan de existir. Estas propiedades son lo que comúnmente atribuimos como calidades o características urbanas, como por ejemplo, la ciudad difusa, disfuncional, o la que pertenece a cierto slogan: “La Plata ciudad sustentable”.

En convivencia y cooperación con el concepto de emergencia, el Sistema Ciudad limita las capacidades y propiedades de las partes, los subsistemas son restringidos en algunos aspectos. Así las ciudades son más, y a la vez, menos que las partes que las conforman. Una vez construido cierto tipo de urbanidad hay limitaciones, surgen regulaciones, normas, incompatibilidades, ineficiencias que hacen de ciertos hábitos imposibles o innecesarios.

Esta doble condición sistémica de emergencia y restricción hace de la unidad un Todo con características propias, innovadoras, nuevas, únicas en cierto sentido, donde la emergencia innovadora es tan verdadera como las restricciones. Así es que en algunas ciudades las relaciones entre el mercado inmobiliario, las instituciones, el territorio, los fenómenos sociales, las lógicas de ocupación pueden generar ciudades seguras, regulando y articulando fenómenos y procesos de distinta índole, cantidad y calidad; y en otras pueden generar ciudades excluyentes, inseguras, que son funcionales solamente a un estrato social, lo que produce como cualidad emergente una profunda fragmentación socio espacial, o ghettos, o cualquier otra patología urbana que conocemos. La relación sigue siendo la que estructura, la que produce orden, restricciones e innovaciones. No las partes.

En los sistemas complejos, en las ciudades, no existe la condición de equilibrio estático. En esta clase de sistemas existen condiciones de estabilidad dinámica, estados estacionarios, donde el sistema se mantiene dentro de ciertos parámetros sin perder la estructura que lo organiza. Esta estabilidad temporal implica cambios constantes, regulaciones dinámicas que mantienen el orden establecido entre el mismo sistema y sus condiciones de bordes (sus límites). Cuando alguno de los parámetros o de las relaciones que estructuran el sistema sobrepasa cierto umbral, el sistema se reestructura y se reorganiza, conformando un nuevo orden, adquiriendo una nueva estructura; ergo, emergen nuevas cualidades y nuevas restricciones. Por ejemplo, si a una pequeña ciudad compacta le inyectamos una cantidad importante de gente, digamos que por un nuevo yacimiento de petróleo, y sobrepasamos el umbral de la capacidad de recepción que tenía esa ciudad, el Sistema modificará su relación con el territorio, y probablemente perderá su característica de compacidad para comenzar procesos difusos de ocupación del suelo. La estructura general se modifica y se construye un nuevo orden. Los umbrales que el orden antiguo poseía fueron sobrepasados y se generó un nuevo proceso de reorganización, con todo lo que esto incluye, desde los desplazamientos hasta los nuevos y más abultados costos para producir ciudad servida de infraestructura.

El conocimiento de estos procesos de estabilidad en los sistemas nos permite tener una herramienta importante en el estudio de los procesos urbanos territoriales; sirve, entre otras cosas, para verificar la idea o hipótesis que se tenía planteada sobre una determinada estructura urbana. En el caso que nos atañe podríamos hacer el siguiente ejercicio: se creía que La Plata tenía determinadas características como ciudad, las cuales, como venimos exponiendo, emergen de las relaciones entre el soporte físico, los fenómenos económicos, el sistema que estructura los fenómenos sociales, etc. Cuando ocurrió la inundación creímos, por lo menos yo, sin dudarlo, que se habían traspasado muchos de los parámetros límites que puede albergar una ciudad con las características de “segura” – murió gente–, “sostenible” –muchos son los que perdieron todo, incluso la misma ciudad en su rol de capital económico de un estado–, “de baja vulnerabilidad” –muchos enfermaron y quedaron expuestos por mucho tiempo a enfermedades–; y así podemos seguir enumerando cada una de las cualidades estructurales de la ciudad y en relación a ellas el impacto que tuvo la inundación.

Ahora, si pensamos que la ciudad no estaba preparada para ese terrible hecho, que ocurrió lo que Nassin Taleb llama Un Cisne Negro y que los parámetros de tolerancia eran mucho menores, me pregunto: ¿por qué las relaciones estructurales que existen entre las partes de la ciudad no se modificaron? ¿Por qué las lógicas de ocupación – que son parte de la relación entre el sustento físico, los fenómenos sociales, económicos y jurídicos– no se modificaron un ápice? ¿Por qué se hizo hincapié solamente en una cuestión cuantitativa de infraestructura sin modificar las relaciones que hacen de esas infraestructuras una necesidad, una necesidad real dentro de una lógica de sustentabilidad humana y no económica?

Estamos ante un dilema del que nos tenemos que hacer cargo y es el siguiente: si después de un hecho como el del 2 de abril no cambió ninguna relación estructural –entre lo jurídico, lo económico, lo social, el soporte físico, etc. – si lo único que cambio fueron cuestiones cuantitativas sobre partes específicas de la ciudad, como por ejemplo la cantidad de reservorios, la cantidad de m2 de entubamiento de arroyos, y no cambió la relación de las lógicas de ocupación, las formas de tomar decisiones entorno a la ciudad y sus códigos, las relaciones entre norma y especulación inmobiliaria, etc., estamos frente a una dolorosa verdad: el sistema Ciudad de La Plata sí estaba preparado para la inundación, si soporta que muera gente, dentro de las variables que maneja la estabilidad de su sistema estaba contemplada la catástrofe. Si la especulación inmobiliaria puede seguir su curso sin modificar la relación que tiene con la norma, con el territorio, si las decisiones urbanas pueden seguir siendo tomadas en contra de la sustentabilidad, si las lógicas de ocupación siguen construyendo desastres potenciales, la Ciudad de La Plata sí estaba y está preparada para todo esto. Los que no estaban ni están preparados son los que perdieron su vida o la perderán en un próximo hecho inesperado. La ciudad sigue su curso, estable; no hemos sobrepasado su umbral.

Piensen en la posibilidad cierta que existe de parar todas las obras de la ciudad (cómo se hizo y no se pudo sostener más de un mes), en la posibilidad de bajar la rentabilidad depredadora de muchas de las fuerzas económicas que influyen en nuestra ciudad, piensen en la posibilidad de poner en duda el derecho absoluto de la propiedad privada de la tierra. ¿Cuántas relaciones deberíamos modificar para que se modifique el sistema? ¿Qué meteorito debería caer en nuestra ciudad para poder siquiera plantearlo?

Lo más triste es que ese meteorito ya cayó y mató a mucha gente. Lamentablemente ni una millonésima parte de las relaciones que se deberían modificar se modificaron, porque el meteorito estaba dentro de las expectativas posibles en la urbanidad que se creó, dentro del Sistema Ciudad.

La Plata sigue siendo la ciudad que puede dejar que la gente muera ahogada, pero no puede poner siquiera en duda la rentabilidad de los grandes grupos económicos. Esa es la ciudad que debemos cambiar, la ciudad nunca nos abrigó a todos y sigue sin abrigarnos, solamente nos soporta mientras le seamos útiles; ahora pregunto, ¿qué hace falta para que la transformemos?

Si la discusión sigue manteniéndose en el cuánto, deberemos resignarnos a seguir hallando “el incluido y el excluido” de la historia, historia que cada día tiene menos de los primeros y más de los segundos. Los cuántos no nos llevarán a una nueva ciudad, sino solamente a una ciudad con un poquito más de tolerancia numérica, a aguantar unos milímetros más, pero lo límites siempre serán los mismos. Necesitamos cambiar la frontera, modificar la concepción de ciudad, y dentro de ella, la concepción de ciudadano, de profesional, de comerciante, de ganador y perdedor, de educación, pero sobre todo de ciudad, y hacer una ciudad democrática, segura, sustentable y socialmente justa.

OJ

El autor es Arquitecto. Integra los equipos técnicos de la Subsecretaria de Planificación Territorial de la Inversión Pública de la Nación (Argntina) y es docente de la FAU-UNLP.

Sobre la inundación del 2 de abril de 2013 en La Plata, ver también en café de las ciudades la presentación del número 127-128 y las notas:

Número 127 | Ambiente y Política de las ciudades 
La Plata, después de la inundación | De las soluciones mágicas al acuerdo social sobre un proceso de mejoras continuas | Instituto de Arquitectura, Urbanismo y Ambiente del CAPBA DI (Guillermo Curtit, Soledad Del Cueto, Jorge Grandal y Roberto Saraví)

Número 127 | Terquedades 
Una mirada arrabalera a Buenos Aires | Terquedad de las inundaciones (política y territorio) | Mario L. Tercco

Número 127 | Ambiente y Política de las ciudades 
Pensar Buenos Aires en clave metropolitana, la invocación de Bergoglio antes de ser Francisco | “Un Estado presente y responsable del desarrollo integral y la dignidad humana” | Artemio Pedro Abba

Subsistemas: Según el tipo de análisis, algunos de los subsistemas que conforman la estructura interna de la ciudad, y que a la vez son sistemas de un nivel inferior de complejidad, pueden ser: Sistema normativo y político institucional (estructuras y procesos culturales, procesos normativos políticos e institucionales), sistema territorial geográfico (soporte natural, fenómenos ambientales), sistema económico productivo, sistema de ciudadanía urbana (fenómenos funcionales, estructuras y procesos sociales), etc.

La entrada Inundación y complejidad en La Plata se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

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