A pocos días de culminar nuestro concurso, queda clara la amplitud del concepto de buenas y malas prácticas urbanas. Las presentaciones recibidas hasta ahora abarcan desde un megaproyecto urbano en Milán (con toda su carga contemporánea de “prestigio” y mercadotecnia) hasta unas modestas (y molestas) vallas en una calle de Nantes, o la forma de colocar unos equipos de aire acondicionado en Buenos Aires. Algunas propuestas abarcan dimensiones no estrictamente territoriales, como el control urbano en Córdoba, o ponen en cuestión la invasión del espacio público por la publicidad (todo lo políticamente correcta que se quiera), como en el caso del Obelisco porteño. Y con cierto aire de nostalgia, se reivindica una rambla construida hace más de 50 años, con ideas aun más antiguas. En este número veremos también algunas buenas, malas y muy malas prácticas en lugares tan diversos como París, Rosario y hasta el Cusco colonial. Al decir de Raquel Rolnik, el desafío es construir, más allá de las buenas y malas prácticas, un buen pensamiento y una acción integral en la ciudad.
MC (el que atiende)
Hasta el 15 de diciembre, es posible presentar propuestas de buenas y malas prácticas y hasta el 22 de diciembre, votar por ellas. En ambos casos, escribir a [email protected]