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Llego al Estudio de Daniel Becker y Claudio Ferrari con mucho placer: la “cortada” Tres Sargentos es una de mis calles favoritas de Buenos Aires. Pero eso sería tema de para otra nota. Hoy me esperan los dos titulares de un estudio que crece a fuerza de concursos y talento.

Becker y Ferrari ocupan la planta baja de un edificio proyectado por Sánchez Lagos y de la Torre en clave de modernidad ecléctica de los ´30, al lado de otro edificio similar de Alberto Prebisch. Al entrar, el visitante se encuentra con un pequeño hall, y con la visión del ámbito de trabajo a medio nivel más abajo. Paso a una salita de reuniones, Becker y Ferrari se comentan las novedades del día, me invitan con un café, y comienzo con mis preguntas:

cdlc: Nos interesa en esta entrevista, a partir de vuestras experiencias concretas, conversar sobre la visión que como profesionales han desarrollado sobre la ciudad contemporánea, tanto en un orden general, como en el enfoque particular de cada una de las actuaciones (que en el caso de ustedes ha sido generalmente a partir de la participación en concursos en la Argentina y en el exterior, con gran cantidad de premios).

Daniel Becker: En general, vemos que muchas ciudades tienen problemas similares, que se convierten en específicos de acuerdo a cada situación. Hemos trabajado básicamente en Buenos Aires con varios proyectos urbanos: Retiro y Ciudad Universitaria, en conjunto con el estudio de Baudizzone – Lestard – Varas, el Masterplan para el área de Chacarita y La Paternal, el Riachuelo, Mataderos. También ganamos el concurso para el Parque Central de Mendoza, e hicimos otros concursos en Japón, Vietnam, Canadá, y dos concursos en Irlanda. Y en general los problemas son parecidos, pero con distintas especificidades para cada caso. Uno de los problemas fundamentales es la sustentabilidad: los proyectos urbanos deben ser factibles desde el punto de vista económico y medioambiental. No puede privar un aspecto sobre el otro. En Vietnam, si bien el primer premio se declaró desierto, el resto de los participantes optó por una visión más paisajística y no tuvo en cuenta los problemas concretos de crecimiento de la ciudad. En otros casos, se pasa al extremo opuesto y solo se tienen en cuenta los aspectos inmobiliarios, no los medio ambientales. En nuestro caso, algo en lo que siempre insistimos es que el espacio público sea conformado, y no quede como un desecho de los desarrollos privados. Ese es el eje sobre el que estamos trabajando: conformar y definir los espacios públicos.

Claudio Ferrari: Por ejemplo, la experiencia de Mendoza es un caso que se está poniendo en práctica, más allá de las especulaciones teóricas de otros casos, y podemos contar las cosas que están sucediendo concretamente en un modelo de gestión. Después de haber ganado el concurso, y de 3 años de trabajo, baja a la discusión política la cuestión de cómo deben ser los parques en la ciudad. Y se establece una dialéctica entre dos polos que se enuncian como slogans: parque verde y parque urbano. Esto se está discutiendo en los periódicos, en la legislatura, en los ámbitos vecinales, y es una discusión radical, que tiene todos los ingredientes propios de una revisión en la toma de decisiones sobre la creación de un parque.

Lo que muestra esta discusión es que sobre el espacio público la gente tiene una idea muy bucólica, casi infantil, un imaginario muy inocente donde todavía se pretende trasladar la naturaleza a la ciudad como si fuera una postal (olvidando los problemas de violencia urbana, la perdida de sentido de los espacios, los problemas de mantenimiento y de ocupación). En otros casos, hay una idea de incorporar en los espacios públicos toda la problemática actual de la complejidad en el uso de la ciudad: como se han funcionalizado el ocio y la recreación, donde ya no es factible pensar un espacio flexible en términos de no propuesta sino en términos de variedad de usos. También está la cuestión del medioambiente, que ha empezado a tener otra consideración en la gente, y esto incluso empieza a formar parte de una ingeniería impositiva con tasas de medioambiente, que regulan la participación en el uso de este tipo de espacios. El escenario de lo publico, en mi opinión, está hoy en una situación de hipótesis de conflicto, y para dirimir estas cuestiones no alcanza exclusivamente con la arquitectura y el diseño, como se pudo hacer hasta no hace muchas décadas. Hoy son otros los elementos que están en juego, y si bien el proyecto es solo una parte, es la instancia que puede aglutinar todas estas tensiones. En el caso de Mendoza, la discusión se hace con los paneles de proyecto expuestos en el lugar de debate.

cdlc: Esta discusión de Mendoza suena interesante, creo que es un debate muy contemporáneo y sobre todo en la Argentina: la que distingue entre espacio verde y espacio publico. No está muy clara cual es la diferencia entre ambos, o la forma en que se integran, ni que lo público tiene otras modalidades además de la del parque. Y además, que cada época tiene su modelo de parque. Los parques de principios de siglo XX en Buenos Aires tienen un objetivo y una ideología muy clara de integración urbana, incluso didáctica con respecto, por ejemplo, a la integración social de los inmigrantes…

CF: El Parque Central de Mendoza es un concurso que ganamos asociados con Oscar Fuentes en el año 2000. Es un parque de 12 hectáreas en el área central de Mendoza, una ciudad que es un oasis en el desierto y donde todo el sistema de espacios verdes y de agua son fundamentales para su existencia. El parque no tiene solo un valor bucólico ni es solamente un problema paisajístico: es un problema de existencia de la ciudad, que por ejemplo, tiene el mayor índice de alérgicos en el país. Esas cosas se regulan a través de esta ingeniería: hacer un parque en ese lugar era una decisión de Estado, no solamente un aspiración municipal… Para su proyecto convocaron a un concurso nacional, y sería para analizar en otra ocasión el que los 4 primeros premios hayan sido de Buenos Aires: el arquitecto de Mendoza que fue premiado propuso un modelo de parque totalmente distinto, el modelo paisajístico “a la Thays” en el Parque San Martín de la misma ciudad. En ese proyecto, el referente de comparación empezó a ser un enorme parque con un peso muy grande, como es el San Martín en la ciudad de Mendoza, y trasladaron esta lógica a su proyecto de parque. Eso no era la idea del jurado, sino por el contrario, realizar un parque urbano.

En eso acertamos, porque esa pretensión coincidía con lo que nosotros pensábamos: que el Parque Central formara parte de del sistema urbano de espacios públicos de la ciudad, y de un sistema de relaciones de articulación con otras necesidades funcionales de la ciudad. No como un recorte paisajístico, sino como una propuesta de integración urbana. Por eso propusimos en ese espacio toda una operación urbana: la continuación de las vías de tránsito, la depresión de una avenida que pasa por el medio del Parque y se convierte en viaducto, el reciclaje de una situación preexistente que es la del ferrocarril, la tierra ferroviaria y los galpones ferroviarios que se mantienen. La idea involucra dos escalas: hay un paseo, una rambla pública de casi 600 metros de extensión con muchas actividades publicas (la plaza del reloj, juegos de niños, un lugar de jardines para estar, una confitería, un anfiteatro, toda una zona cultural de 10.000 metros cuadrados en la zona de los galpones, en definitiva un lugar de mucha actividad urbana), y un buffer, un cordón verde muy intenso alrededor para amortiguar el efecto sobre la trama urbana existente. Ese es el modelo de parque que propusimos. De toda esta discusión, lo interesante es que surgieron argumentos y consideraciones que no estaban presentes al principio, pero que verifican nuestras ideas. Por ejemplo, ¿cuánto va a costar el parque?: va a costar ochenta y seis centavos (menos de un peso, o treinta centavos de dólar), por contribuyente y por mes durante 10 años. No se considera el precio bruto de un parque sino una formula a través de la cual se beneficia un montón de personas, con muy baja inversión: es menos del 1% del presupuesto municipal.

cdlc: Y a su vez, ¿genera algún tipo de mayor valor en los bordes?

CF: Si, la Cámara Inmobiliaria de Mendoza hizo un estudio y comprobaron que el metro cuadrado de tierra en los predios linderos pasa de $ 140 a $ 190. Estas cifras, verificadas y con demanda real. Y además la estrategia inicial, sobre las 16 hectáreas de terreno disponibles, fue utilizar 12 para parque y 4 para vender como tierra para vivienda multifamiliar cuando esté terminado el parque. Con eso se repaga parte de la inversión, el resto se realiza con un crédito que se devuelve con esos 86 centavos de los que hablamos.

DB: En general lo que se confunde en esta discusión sobre espacio público, espacio verde y ciudad, es que no todo espacio verde es espacio público, y que hay espacios públicos que no son espacios verdes. Obviamente es imperioso el espacio verde en ciudades como Buenos Aires, pero ese espacio verde, si no está cualificado como público, no tiene sentido. Si uno contara todos los terrenos baldíos como lugar de tierra o espacios verdes, creo que la Buenos Aires tendría un excedente de espacios verdes, pero eso no es espacio publico…

cdelc: O por ejemplo los grandes vacíos, mas que espacios verdes, del sur de Buenos Aires. Esos boulevards espectaculares donde no pasea nadie…

DB: …porque no tienen un uso desde el punto de vista público. Por lo tanto, no es posible pensar meramente en la creación de espacios verdes para que sean considerados como espacios públicos. Los espacios publicos que tienen características bucólicas, verdes (los ejemplos perfectos son el Central Park de Nueva York, o los bosques de Palermo en Buenos Aires), son exitosos cuando se los diseña como espacio publicos: paseos, plazas, espacios secos. Hay mucho de estos temas, en general, en nuestro trabajo. Un ejemplo es el concurso para Vietnam, cuyo programa pedía claramente la creación de 14 millones de metros cuadrados (algo así como 10 veces la superficie de Puerto Madero), previstos desde una postura de sustentabilidad para poder además realizar una gran cantidad de espacios verdes: se preveían 700 hectáreas. Y los proyectos presentados, más allá de que no cumplieron con las bases, planteaban más de la mitad de la tierra como espacios verdes sin cualificar, sin tratar. Uno de los jurados, mandó una nota al diario más importante de Saigón diciendo que no entiende por que los otros jurados eligieron proyectos que dejan grandes superficies de espacio verde por el hecho de dejarlo, sin cualificar los espacios públicos. Ahora crearon un problema, y la “pelota” está nuevamente en manos de las autoridades de Saigón y Vietnam, porque no saben que hacer, no tienen proyecto: de alguna forma, se ha vuelto a fojas cero. No hay ganadores, todas las propuestas eran muy bucólicas y verdes, pero realmente no había un concepto de ciudad, que integrara el espacio verde, el espacio público, y el desarrollo urbano. Al final todos son proyectos de ciudades que quedan en el dibujo.

Lo que dijimos en la memoria para Vietnam puede sintetizar de alguna forma lo que pensamos para la ciudad en general:

Pensamos que la ciudad tiene que tener identidad. Buenos Aires por ejemplo la tiene y es muy fuerte, no estamos partiendo de cero, pero cualquier propuesta que hagamos en Buenos Aires tiene que tener una identidad fuerte.
Pensamos que la ciudad tiene que ser sustentable desde el punto de vista económico: tiene que poder hacerse.
Pensamos que la forma urbana es importante: un buen ejemplo es el Central Park, nadie duda que es un parque muy definido, con bordes fuertes y situaciones internas.
Obviamente, es necesario integrar la ciudad a la estructura urbana de la región. Especificamente en Saigón, que es una zona con gran cantidad de canales, decidimos que era adecuado mantener eso como el carácter del sitio.
Lograr una buena superficie de verdes con un parque central que tiene carácter de parque central y no un espacio verde a la manera de reserva. Nuestra Reserva Ecológica, al margen de que no se cuanto de “ecológica” tiene, es otra cosa, claramente no es un parque.
Otros temas más específicos: el tránsito, las estructuras urbanas, el carácter, las especificidades, como las plazas que dan carácter a la ciudad. Pero todos estos puntos, si bien son específicos de Vietnam, los encaramos también en otros proyectos urbanos.
cdelc: En los proyectos urbanos que ustedes han realizado para Buenos Aires es muy clara, más allá de las condicionantes de programas y terrenos, esa preocupación por la identidad, los bordes muy definidos, la claridad geométrica, la idea de espacios verdes y públicos muy integrados a las tramas circulatorias. No se si es solo una opción ideológica del estudio o si es también el resultado de las condicionantes del lugar y los programas.

CF: Lo que vos planteas, en realidad surge en el proceso de diseño como una noción de escala. Nosotros procuramos que la escala urbana tenga un trazado muy claro, muy sencillo y muy fácil de normatizar, mientras que el detalle puede sofisticarse en la arquitectura. No creemos que la sofisticación pueda estar dada en el planteo urbano, porque después eso se torna muy difícil de regular. Quizás pueda aparecer alguna opción tensionante o provocada en algún punto que haga referencia al funcionamiento de ese lugar en términos urbanísticos. Pero en general tratamos de recuperar siempre lo existente, de hacer planteos integradores, de coser, de unir, tratar de vincular lo existente a lo proyectado, y dejar el detalle para la arquitectura. Es un problema casi técnico, está planteado en esos términos. Y además, en el trabajo que hacemos siempre hay una idea de racionalidad y de orden, nos atrae mucho más realizar ese esfuerzo que pretender que con un trazo o con un gesto uno puede resolver escalas de ese tipo. Porque la realidad muestra que los procesos urbanos son muy largos, que lleva muchos años poder consolidar un plan. Los caprichos se van cayendo solos, como hojas de un árbol. Además, no es algo que sea proyectivo pensar que cualquier capricho pueda ser llevado a esa escala. Se pueden dar en ámbitos más efímeros, pero no en un proyecto urbano.

cdelc: Lo que decís me hace acordar a lo que está pasando en la reconstrucción del Ground Zero en Nueva York, donde ya le pusieron a Libeskind un arquitecto de SOM para “guiarlo”…

DB: Si, alguna gente que participó en ese concurso me contó que los de SOM se abrieron en un momento dado, y cuando les preguntaron por que lo hacían, dijeron que ya volverían por otro lado… Larry Silverstein, (el concesionario del predio) va a ir a lo seguro y va a pensar en lo económico y nada más. Todo lo demás fue otra cuestión. La gente se concientizó, es cierto, pero es retórica. Al fin y al cabo el proyecto realizado puede tener una significación pública muy grande, y esperamos que el equipo de proyecto sea sensible y culto para tomar ciertos temas (más allá de que en mi opinión el proyecto de Libeskind no es muy sensible ni muy culto, es más bien efectista), pero la realidad es que el proyecto va a terminar haciéndose como más o menos le den los números a los que ponen los fondos.

cdelc: Hablemos de los proyectos de Buenos Aires: ¿hay algo que los una en general, o cada uno de los proyectos (Retiro, Ciudad Universitaria, Agronomía, Chacarita, Mataderos), tienen especificidades muy distintas a la de los otros?

CF: No se si los une algo, seguramente debe haber muchas cosas que los unan, pero nunca lo pensamos. Lo que si creo es que hay una maduración en el desarrollo, una práctica. Eso también forma parte de la forma de abordaje de esas escalas, porque sin quererlo nos fuimos metiendo en el tema, con la participación en concursos de proyectos o de antecedentes, a lo largo del tiempo, y ya no nos preguntamos tanto como tenemos que encarar algo sino que lo hacemos. Cuando llegas a esa instancia ya has probado ciertas cosas, y podés trabajar con más conocimientos, con más intensidad. Un detalle importante tiene que ver con lo que te decía antes: hemos aprendido a graduar la escala del trabajo, y podemos ir del 1:10 al 1:5000. Creo que esa es la tarea más difícil en el abordaje de estos proyectos: poder ir del detalle a lo macro. Una instancia define el carácter del sitio, y la otra define aspectos normativos o de plan, que no van juntas, y hay que saberlas llevar. Por otro lado es necesario saber interactuar con otras disciplinas, porque en cada trabajo que hemos hecho intervienen economistas, medioambientalistas, expertos en tránsito, en infraestucturas. Es un terreno muy complejo, y el resultado en apariencia es simple, pero en realidad es la decantación de una gran cantidad de restricciones.

cdlc: Es complicado llegar a la sencillez…

CF: …claro, ¡es complicado ser simple!

DB: Cuando pensamos que es lo que une a los proyectos de Mataderos, Riachuelo, etc., posiblemente sean algunos intentos de definición del carácter de un área. Por ejemplo, cuando hicimos el proyecto para el Parque Central de Chacarita, Agronomía y Paternal, proponíamos bordes muy fuertes para que esa área se consolide. Pensábamos en un recinto, un espacio abierto con un par de situaciones más bajas, como el barrio conocido como La Isla; y un borde más alto a la manera de lo que puede ser el Central Park. Un borde duro, como también es la Avenida Libertador sobre los bosques de Palermo.

En el Riachuelo, también se pensó como consolidar su carácter como un elemento único: en cuanto a carácter, no como diseño. Entonces se pensó en una avenida – museo donde los barcos hundidos que iban a extraerse se iban a dejar como esculturas, en ciertos nodos o cruces transversales importantes de la ciudad, caracterizando y contando la historia del Riachuelo con la avenida 27 de Febrero. En Mataderos también, allí el remplazo del Mercado de Hacienda por un parque de actividades gauchescas también implicaba una definición de borde, implicaba la definición del carácter del sitio. La búsqueda de definir situaciones reconocibles, y espacios públicos accesibles, puede entenderse como una línea de lo que tratamos de hacer en nuestros trabajos urbanísticos.

CF: Hay un tema que con el proyecto de Mataderos empezamos a entender mejor: es el de la productividad, la ciudad como generadora de trabajo. Y empezamos a entender que lo público no necesariamente es ocioso. En Mataderos eso estaba clarísimo, porque el parque que hicimos era un parque productivo. Nunca habíamos trabajado la posibilidad de combinar el ocio con el trabajo, de refuncionalizar estos aspectos y reemplazar productivamente la ausencia del movimiento de la hacienda cuando se libere el mercado. ¿Qué hace en ese momento toda la gente que trabaja en ese sector? Entonces, era inevitable pensar en un parque productivo. En ese concurso contamos con el asesoramiento de una consultora norteamericana, y ellos nos dieron todo el background para el posible desarrollo económico de este sitio, de alguna manera ligada a la fórmula del Sillicon Valley (ese era el tipo de ingeniería que imaginábamos).

cdlc: Este desarrollo de parque productivo estaba presente en el trabajo previo que se hizo como parte del Plan Urbano Ambiental, donde se proponía un parque pampeano.

CF: Si, ese trabajo fue tomado como referente.

DB: Pero menos como parque temático en el sentido de Disneylandia, y más temático en el eje de la producción. En ese momento se pensaba hacer un centro de investigación y desarrollo en la estructura abandonada del viejo proyecto de hospital, donde se planteaba investigación y desarrollo sobre la producción agraria.

CF: Era un lugar de capacitación…

DB: …e inclusive de artesanía, de un gran espectro de actividades, para que la gente de la villa miseria vecina (la Ciudad Oculta), y la gente del entorno de clases media baja y baja, encontraran un lugar de desarrollo en el parque. También estarían las casas de las provincias, y la sede del Consejo Federal de Inversión. No era meramente un desarrollo a la manera de un parque temático del campo en forma visual, un Disneyworld de las vacas, sino un parque temático de la producción.

CF: Incluso podía interactuar con equipamientos e infraestructuras del entorno como el Mercado Central de Buenos Aires, la conexión de la Autopista Ricchieri al Aeropuerto, etc. Hay toda una propuesta de gerenciamiento, que en estos lugares es imprescindible, porque no funcionan solos.

DB: Nosotros no somos planificadores, ya lo dijo Claudio. Aprendimos hace tiempo a trabajar con planificadores, con asesores de tránsito, con economistas, etc., pero al fin y al cabo somos los responsables de las formas en que se concreta y sintetiza lo que estas personas pueden estar opinando en su especificidad. Esta es la diferencia entre arquitectos y diseñadores urbanos, que lo somos, y planificadores, que no lo somos.

cdlc: Dos preguntas, con respecto a esto, que quizás se relacionan entre si. Primero, dentro de estos equipos que necesariamente son multidisciplinarios, ¿ustedes piensan que el arquitecto tiene un rol de liderazgo que sintetiza los aportes de las distintas disciplinas y la concreta en una forma que ya no es caprichosa o gestual, y que incorpora esos aportes, o en cambio ven otro liderazgo dentro de esos equipos (el desarrollador inmobiliario, el político, u otros)? Y la segunda pregunta, es acerca de los actores de la gestión de la ciudad, y sobre todo en Buenos Aires: ¿el sector político, el empresarial, el vecinal, están empezando a incorporar toda esta complejidad de los fenómenos urbanos de una ciudad contemporánea? Por que yo creo que, aunque sea en forma cosmética , empieza a aparecer en las discusiones públicas una idea de la ciudad que no es simplemente una unidad política administrativa, sino que tiene sus especificidades Y el reconocimiento de que los temas de la ciudad, específicamente las cuestiones territoriales, son temas políticos. ¿Cómo ven ustedes esta evolución, por lo menos en la Argentina?

DB: En cuanto a la primera pregunta: por un lado, nosotros sintetizamos muchas cosas que plantean los asesores y les damos forma; pero por otro lado, y justamente por la experiencia de haber trabajado con muchos equipos, a veces somos nosotros los que proponemos ciertos temas que después desarrollan los asesores. Hay una especie de capacidad de síntesis que tenemos los arquitectos, que tiene algo de intuitiva (una intuición surgida también de la experiencia), y que permite advertir ciertos ejes proyectuales, que después pueden desarrollar los especialistas. Es un ida y vuelta, a veces generamos un concepto que después desarrollan los especialistas, y a veces ellos informan a nuestras ideas, y esa relación es mutua. Pero al fin y al cabo nosotros sintetizamos todo. En cuanto a la otra pregunta, no se… es un tema complicado.

CF: Justamente sobre la experiencia de Mendoza, que es de pequeña escala pero muy intensa, es que yo rescato la necesidad del plan, pero aclarando que hoy por hoy el plan ya no puede tener la rigidez del plan de hace 50 años. Y además, no está muy claro que es un plan, porque son muchas las cuestiones que interactúan… En la democratización de las ciudades, es donde empieza a atravesarse la complejidad, porque en un régimen autoritario, está claro que por ejemplo Cacciatore pudo hacer las autopistas…

cdlc: … si, pero hasta por ahí nomás, porque no las pudo terminar.

CF: Hasta por ahí nomás, no las pudo terminar porque se le acabó el tiempo, pero en su modus operandi esas actitudes (que obviamente estaban descartadas en cualquier posibilidad contemporánea) funcionaron en la ausencia de consenso. El consenso genera complejidad. Y la complejidad necesita mecanismos complejos para ser resueltos: no podés ser rígido. Pero los planes tienden a ser rígidos porque son normativos, entonces ¿cómo establecés parámetros normativos flexibles? ¡Ahí está el misterio! En mi opinión algo que te asegura eficacia es entender cuales son las cosas que vos te tenés que asegurar en función del éxito final. Y no creo que sea la forma de los edificios, sino que es la forma urbana la que te permite un soporte de las decisiones. Particularmente, en la pregunta que vos hacés, no me interesa cual es el resultado de las arquitecturas cuando estoy imaginando un escenario urbanístico, porque se que eso no se va a poder controlar. Pero si me interesan cuales son los aspectos que pueden llegar a dar pautas para el resultado de esas formas. Porque si vos proyectás arquitectura para conformar una escala urbana, lo más probable es que termine siendo materia opinable y que el producto final sea un engendro. Entonces: todo lo que sea movilidad te lo tenés que garantizar, y todo lo que sea espacio público te lo tenés que garantizar. El resto es un encauce hacia una determinada posibilidad de gálibo, de forma, con la mayor flexibilidad posible. Pero lo que tiene que asegurarse en una ciudad es la libertad de movimientos, y la mayor posibilidad de ofertas en todos los sentidos. Ese es en mi opinión el lugar que el político, desde el plan, tiene que garantizar. ¡Pero para eso necesita mentes muy lúcidas! No es un tema sencillo, porque el nivel de discusión cultural sobre las ciudades, ha caido muchísimo. Lo que se discute en los distintos ámbitos, incluso los legislativos, sobre estas cuestiones, es muy rudimentario. Los discursos que se manejan son muy rudimentarios…

cdlc: Decís que el nivel de discusión cultural, ha caído muchísimo. ¿Ha caído respecto a que?

CF: Respecto a lo que fue en su momento un Lucio Costa, respecto a lo que es actualmente la discusión en Holanda, o la que tuvo Berlín para hacer su nueva capital, o Barcelona respecto a su estrategia de renovación para los Juegos Olímpico. O Aldo Rossi en su momento.

cdlc: ¿Pero el nivel ha caído en el sector técnico, o en el político?

CF: El discurso ha bajado a un umbral donde las consignas de la ciudad, para la gente, pasan por el bacheo… Cuando vos reducís la ciudad al bacheo, hay muy pocas posibilidades de desarrollar planes como aquellos de los que estamos hablando: si vos estás alimentando esa expectativa como nivel de discusión urbana, realmente estás dificultando la capacidad de mutación que necesita una ciudad. Si la persona que vive en una ciudad no se educa sobre ella, la discusión no tiene sentido: nos quedamos en una condición precaria, en un contexto de altísima complejidad como son las ciudades en la actualidad. Hoy las ciudades sobreviven o mueren: ya no se trata de un problema de belleza, es un problema de supervivencia. Lo que propusimos en Saigón es eso: la consigna de nuestro proyecto de concurso es la supervivencia de esa ciudad. Saigón se encuentra en una dinámica con un nivel de complejidad tan alto (que involucra el desarrollo de todo el Lejano Oriente, y además con la inmediata vecindad de China), que si no se pone a la altura de lo que está sucediendo, muere. Directamente, muere. Ya no es un problema de la belleza urbana como en el siglo XIX, es un tema de complejidad contemporánea, que no se puede simplificar. Es un tema complejo, y tiene que resolverse en términos complejos. Por eso hay que elevar el nivel de discusión, y no ponerlo en términos de slogan, porque si no es muy difícil encontrar parámetros de solución a todas estas cuestiones. Por eso creo que el político en su discurso tiene una enorme responsabilidad, ya que finalmente las decisiones en la ciudad son políticas. Es el ejercicio del poder lo que le otorga su instrumento a las ideas urbanísticas. Como decía Hilbersheimer: “el urbanismo sin poder es un hobby”. Y realmente es así: si el poder no está ilustrado, si el poder no tiene la cultura necesaria para llevar adelante estas cosas, estamos practicando hobbies, como la mayoría de los concursos que se hicieron en Buenos Aires en los últimos 20 años. Son hobbies: ¿cuántos de ellos se llevaron a la práctica? Salvo el de Puerto Madero, no hubo ninguna intervención por concurso de gran escala nacional.

cdlc: Claro que además en Puerto Madero hubo un claro sentido de gestión.

CF: Si, muy claro: el marco que regula la Corporación Puerto Madero es el marco de una gestión clarísima.

DB: Claro que en ese caso había una oportunidad imperdible, que era la de los diques.

cdlc: Pero Buenos Aires está lleno de oportunidades, y generalmente se desaprovechan.

DB: Pero en este caso, era algo muy evidente, como si nos dijéramos: ¡está ahí! Algo parecido pasa con Retiro. No se sabe por que (tiene que ver hasta con cierto grado de estupidez) no se puede llegar a hacer. Se podría haber replanteado completamente la discusión, consensuar la cuestión de los espacios verdes. Pero el área de Retiro todavía está sin intervenir, no se hace nada, y la ciudad se sigue degradando.

cdlc: Ahora les pregunto algo que tiene que ver directamente con ustedes, (pero es algo que en definitiva tiene que ver con la ciudad, porque es la forma en que se desarrolla la actividad económica de muchos sectores profesionales en la actualidad), es el de la actuación global de estudios como el de ustedes. La globalización no solo se da a través de las grandes corporaciones, sino de gente como ustedes, profesionales en distintos ámbitos, que pueden actuar en distintos lugares del mundo. Tan distintos como pueden ser Latinoamérica, el sudeste asiático o Irlanda. ¿Qué particularidades tiene esa forma de actuación, más allá de las cuestiones obvias, como las facilidades que brindan las actuales tecnologías de la comunicación? ¿Cómo entienden estas particularidades, como estudio y como sector productivo? No me interesa tanto desde el punto de vista de que ustedes son arquitectos, sino considerándolos como un sector profesional y económico que puede tener una actuación internacionalizada.

DB: Esta es una experiencia muy reciente, un presente más que un pasado. A partir de la formación de Claudio en España, y la mía en Estados Unidos, siempre tuvimos contactos fuera del país: el vivió 3 años afuera y yo también. “Gracias” a la oportunidad que nos dio la crisis del año pasado, empezamos a buscar oportunidades en el exterior, en principio a través de los concursos. Y así nos empezamos a dar cuenta de que estamos en igualdad de condiciones, más allá del conocimiento o no de ciertos temas específicos, para competir de igual a igual con cualquier otro estudio en el mundo, considerando nuestro nivel de presentación y de proyecto. Adquirimos un conocimiento muy interesante de lo que significa interactuar en el extranjero, y si se quiere una fortaleza de espíritu. Estamos investigando como se trabaja en esta escala, y aunque no hemos llegado a conclusiones definitivas, sí sentimos por ejemplo que la formación de la Universidad de Buenos Aires nos dio en su momento un piso muy solido, así como el habernos formado en postgrados en el exterior, como para sentir que podemos encarar cualquiera de estos temas “de igual a igual”. Y esto trasciende las coyunturas, ahora somos mucho más “económicos” porque la cotización del dólar está mucho más alta que antes, pero por ejemplo tenemos invitaciones para integrar un estudio internacional en Holanda, y a nuestros posibles asociados no les preocupa demasiado el que la actual coyuntura económica nos favorezca. Ellos sostienen que mañana puede suceder lo opuesto, y entonces eso que creíamos una fortaleza es solo una circunstancia, pero a ellos les interesa mucho más nuestra capacidad, a partir de nuestro trabajo, como una oportunidad potencial, más que la coyuntura económica.

cdlc: Se suele pensar que en estas actuaciones internacionales los profesionales “caen” en distintos lugares como paracaidistas, y dan soluciones que no se corresponden con las necesidades reales. Vos me decías en cambio que existen problemas genéricos de la ciudad en todo el mundo, en cada caso con una expresión específica.

DB: La economía, por ejemplo, es un tema globalizado: una ciudad tiene que ser sustentable. Los créditos son internacionales, el Banco Mundial actúa en forma análoga acá o en Vietnam. Cuando yo estuve en Vietnam fui con muchos preconceptos (son lugares muy alejados, lo único que yo recordaba es lo que veía en las películas y lo que tuve oportunidad, de escuchar sobre la guerra), pero lo cierto es que la ciudad tiene una traza reconocible, colonial francesa, con calles, avenidas, algunos ejes neoclásicos, con árboles. Tal vez hubo un cierto shock cultural por las modalidades de transporte, ya que el 90% de la gente se mueve en motoneta: era increíble el movimiento que había en las calles y era muy dificil cruzar. También impacta ver a una gran cantidad de gente comerciando (pese a ser un país socialista Vietnam comercia con todo Asia, hay carteles y muchos signos de actividad), pero en general no me sentí tan descontextualizado. En la entrevista que tuvimos con los organizadores del concurso y las autoridades de gobierno de la ciudad de Ho Chi Minh, se mostraron interesados en cosas que también pueden interesar a ciertas autoridades de Buenos Aires: proveer al bienestar público, lograr un entorno agradable, mejorar la proporción de lo verde y lo construido, y que esto se pudiera hacer desde un punto de vista sostenible en lo económico. Los problemas son muy parecidos: algo similar ocurrió en el concurso para Sligo, en Irlanda, que hicimos asociados con otros estudios. En ese caso había un problema urbano muy reconocible, que era conformar una manzana, no a la manera de un campus universitario. Eso se consiguió, el proyecto fue alabado por el jurado por ese motivo. Este fue un concurso donde se consideró la cuestión económica, porque había que presentar un presupuesto con un quantity surveyor, y ese es el mismo problema en Argentina, en Estados Unidos o en Vietnam. Pero a diferencia de otros concursos, como los que se realizan en Argentina, en Sligo estaban muy claras las pautas, y aunque era un concurso de ideas el presupuesto debía verificarse con una especie de “escribano” de números: el costo no podía exceder una cifra determinada. Eso fue muy interesante y se podría llegar a incorporar en nuestros concursos: que se pida un presupuesto sobre bases cuantificables reales. No como se pidió en Mataderos, donde se solicitó un presupuesto que en realidad solo era un capricho de un economista que quería ver algunos números, sino un presupuesto sobre bases cuantificables reales y con especialistas, sobre una planilla concreta incluida en las bases del concurso. Sería muy interesante que en los concursos también se evalúen estos aspectos, para que los proyectos sean posibles, porque sino (como decía Claudio) todo queda en papeles.

CF: De todas maneras, todo este trabajo que se realiza en los concursos, y la propia dinámica de estas transformaciones urbanas, contribuye a la generación de conocimiento, algo que una ciudad necesita como el agua. Vos decías recién que se está empezando a tomar conciencia de esto. Yo creo que una de las maneras que ayudan a esta toma de conciencia es a través de los concursos, la posibilidad de ver propuestas sobre áreas que están vacantes, o que haya que repensar, o donde simplemente haya que establecer parámetros de diagnóstico, como en su momento ocurrió con las 20 Ideas para Buenos Aires. Siempre desde un punto de vista proyectivo. Son como capas de una cebolla, se van consolidando ideas a partir de propuestas sobre determinadas situaciones. Y nunca es una sola propuesta, sino múltiples, y en algún momento se consolidan (incluso por la propia decantación del debate). Nosotros estamos realizando esta tarea desde la actividad privada, con muchísimo esfuerzo, porque generar conocimiento en un ámbito donde estás jugando tu supervivencia, es muy distinto a lo que significa como rol del Estado. Pero en cualquier caso nos sentimos dentro de esa dinámica, que genera conocimiento tanto para nuestra formación profesional como para el desarrollo de las ciudades.

DB: Si los comparamos con los concursos internacionales, una situación algo perversa que se dio en nuestro país es que el concurso fue utilizado como herramienta política de presión para conseguir algo, más que como herramienta de conocimiento o para realizar concretamente un proyecto. Muy pocos proyectos, de entre todos los concursos que se hicieron ultimamente, fueron realizados. Hubo concursos donde era casi vergonzosa la relación entre el premio y el esfuerzo necesario para realizar el proyecto solicitado. Creo que esta cultura de los concursos que está instaurada a través de la Sociedad Central de Arquitectos, se fue deformando en los últimos años, o se transformó en una mera herramienta política: hacer un concurso para ver si “convencemos a alguien de hacer algo” y no para entender de que se trata el problema o para construir concretamente algo. Y junto con esta distorsión, como en el fondo no había intención real de concretar los proyectos, se distorsionaron todos los premios y honorarios y no se valorizó el esfuerzo de los arquitectos en el ámbito de los concursos.

Otro punto en común en nuestro trabajo es el tratamiento académico: muchos de estos temas urbanos se piensan, se estudian y se investigan en la universidad. Yo soy docente en Diseño 4, Claudio está en Diseño 1 y 2. Los distintos niveles académicos te permiten indagar sobre distintos temas, el mundo académico también nos enriquece. Uno se pregunta ¿qué responsabilidad tiene uno como docente en cuanto a la forma urbana? Porque uno educa a cientos y miles de personas y de alguna forma, es responsable o para ser más exactos colabora indirectamente con ciertos proyectos que se realizan en la ciudad, cuando el alumno termina su carrera. Indirectamente, a través del conocimiento y la educación, la academia también conforma la ciudad.

cdlc: Vos dijiste al principio que la UBA les había dado un piso muy fuerte para después completarlo con otros postgrados y experiencias. ¿Entendés que la gente que se está formando ahora puede, o podrá, decir lo mismo?

DB: Creo que dentro de ella, si uno quiere puede encontrar los caminos para tener una formación muy buena o si quiere puede hacerla muy mala… Dentro de este gran monstruo que es la FADU – UBA, todo depende de cada individuo. Yo creo que hay arquitectos que son muy buenos porque encuentran su propio camino.

CF: Yo estoy haciendo algo mucho más pequeño y controlable, un proyecto privado con otros parámetros en la Universidad de Palermo. Pero de todas maneras es una experiencia que la podría desarrollar en el ámbito privado o en el ámbito público, porque las ideas que estoy tratando de implementar no son exclusivas de lo privado o lo público. Pero creo que a los dos nos pasó más o menos lo mismo con respecto a la UBA: más allá de las cuestiones particulares, lo que tratamos de revertir durante años es aquella formación del “partido”. Hacemos un gran esfuerzo por tratar de entender y cambiar esta idea, por momentos muy esquemática, que exige la enseñanza en la masividad. El hecho de tener que enseñarle a mil alumnos ha llevado a mecanismos que son muy rudimentarios, muy excluyentes, y muy esquemáticos. Hay gente que ve esto como algo “virtuoso”, pero para nosotros fue realmente un karma…

cdlc: …¿te referís a la arquitectura de partido?

CF: …con todo lo que implica, como por ejemplo suponer que un dibujo puede resolver un edificio.

cdlc: Ahora bien, es interesante lo que decís, porque creo que si hay algo que distingue mucho los proyectos de ustedes, son justamente los partidos muy claros, las geometrías contundentes, las tipologías muy precisas. Por eso, y no lo digo irónicamente, me sorprende un poco esa crítica a la arquitectura de partido. Quizás lo pueda entender como la idea de que el partido y esa claridad del proyecto, sean el final de un recorrido, y no la supuesta genialidad de un gesto inicial.

DB: El problema no es la idea misma de partido, sino el que en nuestra formación esa idea era excluyente de todo lo demás. Después, la arquitectura se hacía en cartón: no interesaba de que tratara la arquitectura, lo importante es que tuviera una idea de partido muy clara. Y nuestra crítica es esa: que esa noción era tan excluyente que lo único que quedaba del proyecto era un buen partido, y todo lo otro no interesaba. No nos desligamos de la búsqueda de claridad conceptual, pero las experiencias en el exterior, los diversos factores que tienen que ver con otras disciplinas concurrentes en los proyectos, la preocupación por la materialidad, enriquecieron mucho en nuestra práctica al problema del partido, que no por eso quedó excluido de todas las otras cosas que rodean al proyecto.

CF: Si querés, para nosotros el partido está más vinculado a lo tipológico, que es un problema interno de la arquitectura, que a lo esquemático. De lo que renegamos es de esta cuestión extra-arquitectónica que resuelve problemas que son específicos: decir por ejemplo que un edificio es un peine, para nosotros es una cosa anacrónica: ¡un peine es un peine! Y un edificio que tiene forma de peine será un edificio que tendrá su forma tipológica clara…

DB: …nos interesa que la referencia sea especificamente arquitectónica. Somos conscientes de que la arquitectura no es autónoma, pero es específica. Estamos rodeados de otras cuestiones, pero el saber nuestro es concreto y específico: ¿por qué hay que referirlo a un peine, a una barra, a una galletita o a una placa, o a una pastilla?

CF: Por ejemplo una de las cosas más perversas que hemos tenido casi todos en nuestra formación, es la confusión entre la falta de diseño y la falta de dibujo. A todos nos han puesto en una actitud barroca ante la construcción de la idea, con las pretensiones de tener “más diseño”. Cuando te decían “te falta diseño”, vos sabías perfectamente a lo que se referían, y siempre estaba relacionado al dibujo. Nunca he tenido en el paso por el Taller de arquitectura, una tensión que provenga del problema de la construcción de la arquitectura. ¡Jamás! Todo era un problema de dibujo.

DB: Te decían “hacé un buen partido, que después lo hacemos lindo”, y lo que salía eran soluciones decorativas.

La charla concluye entre revisiones de imágenes y preguntas de DB y CF sobre café de las ciudades: dos profesionales que aman el debate y ven nuestra revista como otro ámbito posible para realizarlo, así como los concursos o los talleres. Salgo nuevamente a Tres Sargentos e imagino como podría describirla en una nota: la rareza de una calle excepcional en la cuadrícula del centro porteño, los recorridos alternativos por Harrod´s y el Bajo, el paisaje urbano contenido hacia San Martín, y vertiginoso hacia la barranca, con la contraposición de la torre neorromanica de la Italo Argentina y el rascacielos abstracto de Consultatio, la mezcla de restaurants snobs, el viejo BaroBar y los amores furtivos del hotel de la esquina… Casi como el “gesto” de la arquitectura en un planteo urbano simple, del que me hablaba Claudio Ferrari.

MC

El proyecto para el parque Central de Mendoza fue realizado con el arquitecto Oscar Fuentes. El proyecto en Vietnam fue realizado en asociación con DIAP Architects & Planners,USA, y San Martin & Pascal. En este caso los project leaders fueron Daniel Becker y Henry Leon.

Los proyectos para Retiro y Ciudad Universitaria fueron realizados por Becker – Ferrari Arquitectos en asociación con Baudizzone – Lestard – Varas, Arquitectos. El proyecto para Sligo, Irlanda, fue realizado en asociación con Padraig Smith Partnership, Leston & Galván, y Torrado. Algunos de los consultores y asesores especializados que han participado de estos proyectos son Juan Carlos Angelomé, Raquel Beraja, Alejandro Berry, Julio Blanco, Marcela Caratozzolo, Juan Carrere, Jose Cornejo, Horacio Dobal, Roberto Fèvre, Santiago Garay, Estudio García Balza, Eduardo Materyn, Graciela Silvestri y Guillermo Yampolsky.

Entre otros colaboradores, han participado de estos proyectos Mauro Acatolli, Nicolas Bedel, Maria Carranza, Mariela Casaprima, Antonio Carrasco, Jimena Castagneto, Federico Craig, Nicolas Pinto da Mota, Máximo Garrone, Marcelo del Gizzo, Pablo Eiroa, Javier Esteban, Luciano Gastaldo, José María Gastaldo, María Celia Gonzalez, Lorena Guillen, Patricia Gurfinkel, Mariana Ibañez, Elena Leguia, Gisella Marco, Pedro Mindan, Juan Moujan, Mary Sol Muguerza, Martín Osuna, Juan Ignacio Peirano, Jorge Peralta, Soledad Perna, Atilio Pentimalli, Pablo Rubio, Natalia Reichler, Alex Schicht, María Eugenia Seligra, Romina Tanneenbaum, Axel Tanner, Carolina Tazedjian, Lucas Torresi, Lourdes Yarade Saravia y Carmela Zuletta.

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“La mundialización como nosotros la queremos” https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-mundializacion-como-nosotros-la-queremos/ Mon, 01 Sep 2003 18:10:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2210 En esta nota se transcribe la Declaración Anual 2002/2003 de la Unidad Temática de Desarrollo Urbano de la Red Mercociudades. Se trata de las recomendaciones de la Unidad Temática de Desarrollo Urbano en el ciclo 2002/2003, sobre el Eje Temático anual “Mundialización y crisis en las ciudades: impacto del proceso en el desarrollo urbano”. Este...

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En esta nota se transcribe la Declaración Anual 2002/2003 de la Unidad Temática de Desarrollo Urbano de la Red Mercociudades. Se trata de las recomendaciones de la Unidad Temática de Desarrollo Urbano en el ciclo 2002/2003, sobre el Eje Temático anual “Mundialización y crisis en las ciudades: impacto del proceso en el desarrollo urbano”. Este documento será presentado en el marco de la IX° Cumbre de la Red Mercociudades en Montevideo, el 18 de septiembre de 2003.

La Mundialización es un proceso que representa las articulaciones entre Espacio e Historia. El término sobrentiende la existencia de fenómenos de interdependencia en escala mundial en las sociedades contemporáneas. Este concepto es poco preciso porque permite pensar que no existe otra vía, a no ser la de la mundialización, que se impone en todo el planeta y que fue generada por una reducción del espacio planetario como consecuencia de los avances tecnológicos

La mundialización, entendida como interacción de sociedades, es un fenómeno bien antiguo, que se viene expandiendo y articulando de diferentes maneras a través de los tiempos. Por lo tanto, debe ser entendido históricamente como una fase bien específica del proceso de internacionalización del capital y de su valorización en escala del conjunto de las regiones del mundo, en el que se encuentran los recursos o los mercados.

Por lo tanto, la relativa autonomía de la gestión llevada a cabo por las diferentes economías de los países tiende, a partir de entonces, a desestructurarse, a cambiar su forma, no sin causar profundas transformaciones en el espacio urbano y, por consecuencia, en la reproducción de la vida de los ciudadanos

El debate sobre las estrategias de desarrollo local en el cuadro de reestructuración de la economía mundial ha sido signado por la redefinición del papel de las ciudades en el proceso de descentralización productiva y recentralización del control sobre los flujos de capitales, mercaderías e informaciones, con la institución de nuevas jerarquías urbanas y territoriales. Se predice que la emergencia de una nueva economía de flujos conferiría a determinadas ciudades las funciones de comando y producción de servicios altamente especializados, requeridos para el monitoreo de las inversiones realizadas en el exterior por las grandes corporaciones internacionales. Un enorme esfuerzo teórico viene siendo producido a fin de identificar las características de estas llamadas “ciudades globales”, y el lugar que ocupan dentro de este nuevo orden económico mundial.

Mientras tanto, algunas características y tendencias han sido identificadas de manera general como el futuro inexorable de la mayoría de las ciudades, constituyéndose, así, en un paradigma. Un objetivo a ser perseguido por todas los aglomerados urbanos que pretendan insertarse en los flujos económicos globales, fuera de los cuales no hay esperanza de un horizonte próspero.

La diseminación de este paradigma estimula la competencia interurbana y un mercado de modelos de gestión, que son ofertados por consultores internacionales interesados en divulgar experiencias supuestamente exitosas. Productos que también son demandados por administraciones municipales interesadas en promover el desarrollo económico local para el cumplimiento de una agenda “estratégica” con la cual puedan asegurar la inserción competitiva de sus ciudades.

De manera concreta, esta nueva economía viene produciendo en los últimos años en América Latina un proceso con claras consecuencias urbanas: incide en la dispersión geográfica de las actividades económicas y en una redefinición de las funciones urbanas centrales. Simultáneamente ha provocado un agravamiento de la exclusión social de grandes sectores de la población, con su secuela de violencia y desestructuración de pautas de convivencia, y plantea nuevos desafíos a la construcción y estructuración del poder y de su articulación local-regional-nacional-continental. No es sin razón que la ciudad se constituye hoy en un objeto de análisis extremadamente difícil.

El impacto de esta transformación en la gestión de las ciudades, que tienen como objetivo el desarrollo urbano, es inmenso. En primer lugar, había un proceso de urbanización en curso que fue “atropellado”, por el proceso de mundialización, que exhibe otra velocidad. Esto genera, inmediatamente, una fragmentación, porque la modernización que acompaña al proceso de mundialización no se realiza en el territorio como un todo, sino fragmentadamente, en ciertos puntos del territorio.

Esta fragmentación y exclusión intra urbana también tiene su correlato mundial. Los espacios cubiertos por el proceso se conectan en redes, por puntos jerarquizados, lo que también contribuye para la mutación de la forma urbana. En el actual cuadro de económico globalizado está incluida únicamente una parte del Mercosur. Sólo algunas ciudades son parte de la red mundial, a modo de periferia integrada (son los casos de Buenos Aires, Rio de Janeiro y São Paulo) obedeciendo a una jerarquía mundial conducida por el oligopolio formado por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.

La “Ciudad Global” de Sassen (ver número 10 de café de las ciudades) y Castells, junto a otras herramientas vinculadas a ella como el marketing urbano, el planeamiento estratégico, una sofisticada ingeniería del consenso y la participación o el urbanismo espectáculo, vienen siendo difundidos por el mundo entero como el modelo urbano capaz de garantizar la sobrevida de las ciudades en el “nuevo” contexto de la globalización de la economía.

Pero mientras que este modelo puede mostrar alguna eficacia en el escenario de las ciudades desarrolladas, no hay evidencias que demuestren idéntico éxito en las grandes metrópolis periféricas.

Nuestros escenarios urbanos están profundamente modificados y emerge una ciudad muy contradictoria, fragmentada y escindida entre el denominado sector formal (centros consolidados, nuevas centralidades, barrios cerrados) y el sector informal (extensas áreas marginales o centros degradados).

Este espacio así fragmentado es un problema para los gestores actuales: mientras no participaron de la solución de los fragmentos remozados por las altas velocidades de estos procesos, se quedaron con los residuos que se identifican con el atraso, pero que no necesariamente son nefastos, pues pueden presentar posibilidades de emancipación. Demostrar que la construcción de espacios pasa a ser la condición para el desarrollo de iniciativas de carácter orgánico nos parece el desafío más importante de la hora, para no decir que es el fundamental.

De esta manera, para la vida de las ciudades y, en especial las del Mercosur, la cuestión no se reduce al análisis del proceso de mundialización en nuestras ciudades y a “sentirnos mejores o peores si nos encuadramos o no en el espacio mundializado”. Por momentos, el discurso dominante, asumido por buena parte de los intelectuales y técnicos “progresistas”, se emparienta peligrosamente con el pensamiento único neoliberal y hasta aparece como funcional a las recetas de los organismos financieros internacionales.

La cuestión es saber analizar y evaluar de manera crítica ese proceso de forma que permita la posibilidad de la mundialización como nosotros la queremos.

Teniendo en cuenta todos estos condicionamientos es preciso preguntarnos en qué sentido aportan a la dinámica de crecimiento urbano de nuestras ciudades las estrategias que formulamos, las herramientas que construimos y las acciones concretas que logramos materializar.

Sobre la base de estas reflexiones elaboradas en el ciclo de trabajo 2002-2003, los integrantes de la Unidad Temática de Desarrollo Urbanos de la Red Mercociudades se dirigen a los actores involucrados en la planificación y gestión de las ciudades, a las autoridades públicas y a los gobiernos locales del MERCOSUR y recomiendan:

Identificar los temas esenciales y prioritarios que caracterizan las problemáticas de nuestras ciudades, con la mayor independencia posible de los paradigmas dominantes en el occidente desarrollado.
Promover la reflexión comparativa y el intercambio de experiencias referidas al desarrollo urbano entre el mayor número de ciudades, con un abordaje interdisciplinar y con la participación de la mayor cantidad de actores sociales a fin de desarrollar respuestas adecuadas al tiempo y lugar antes que la adopción irreflexiva de modelos por el solo hecho de parecer exitosos.
Fortalecer, en el diseño de las estrategias territoriales y urbanas, los valores identitarios locales (la cultura local) antes que la incentivación de los “valores globales” y la homogenización de las culturas.
Promover la solidaridad y colaboración interurbana antes que la competitividad, tanto desde el punto de vista tributario-fiscal dentro de una región o país como también desde el punto de vista “marquetinero”.
Promover políticas urbanas que presenten a la inclusión social como un producto o resultado directo o indirecto, desechando aquellas que propicien o induzcan a la fragmentación del territorio.
Desandar los modelos privatizadores aplicados a los servicios públicos y las infraestructuras urbanas por otros que, alentando la participación del capital privado, revaliden el rol planificador, regulador y redistribuidor del Estado, en todos su niveles.
Diseñar planes y proyectos que busquen y encuentren el debido equilibrio y armonía en la geografía urbana, revalorizando periferias y nuevas centralidades sin descuidar el fortalecimiento de centralidades históricas.
Considerar siempre, en el diseño de las políticas, las plusvalías generadas por el proceso de desarrollo urbano, verdadera “fábrica urbana”, a partir de su captación mediante herramientas adecuadas y su redistribución a través políticas compensatorias del gobierno local.
Promover la participación ciudadana profundizando, ensanchando y mejorando el funcionamiento del modelo democrático nacido hace mas de tres siglos bajo el lema de “igualdad, fraternidad y libertad” antes que la aplicación de modelos representativos tradicionales o falsamente participativos. Cabe a los gobiernos locales abrir los instrumentos de planeamiento, de gestión y de asignación y rendición de cuentas para que la sociedad pueda recuperar su auto-confianza.
Descartar los modelos dependientes de tecnologías altamente consumidoras de recursos, promoviendo el desarrollo con sustentabilidad ya que las economías deben atender a las genuinas necesidades humanas, sin comprometer los recursos de las generaciones futuras. No caben las políticas que estimulan o patrocinan el desperdicio de los bienes sociales, entre ellos los originados en la naturaleza.
UTDU Red Mercociudades

Esta declaración fue redactada por los coordinadores de la UTDU (Norberto Iglesias por Malvinas Argentinas, Buenos Aires, Argentina, y Silvana Pintaudi por Rio Claro, Sao Paulo, Brasil), y avalada por los representantes de Córdoba, Santa Fe y Guarulhos.

MERCOCIUDADES es la red que reúne a los alcaldes, intendentes y prefectos de los grandes centros urbanos que participan del MERCOSUR y cuya tarea es propender al fortalecimiento de las administraciones locales como contrapartida lógica y natural de la globalización. Para más información sobre la Red de Mercociudades, ver el sitio de la Intendencia Municipal de Montevideo

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Frontera caliente, remesas jugosas https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/frontera-caliente-remesas-jugosas/ Mon, 01 Sep 2003 18:07:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2209 La política exterior mexicana atraviesa por una clara indefinición que deja indefensos a los paisanos en territorio estadounidense. El sello que el actual gobierno le quiso imprimir se diluye por la falta de principios y de pragmatismo a la vez. En un futuro no muy lejano las remesas enviadas por los paisanos que están en el país...

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La política exterior mexicana atraviesa por una clara indefinición que deja indefensos a los paisanos en territorio estadounidense. El sello que el actual gobierno le quiso imprimir se diluye por la falta de principios y de pragmatismo a la vez.

En un futuro no muy lejano las remesas enviadas por los paisanos que están en el país vecino podrían ser la primera fuente de ingresos de México. Lo que tiene una serie de implicaciones económicas y políticas. Por ejemplo, si los mexicanos en Estados Unidos pudieran votar en las siguientes elecciones, es posible que inclinaran la balanza hacia alguno de los candidatos. Tendrían la capacidad de representación electoral con la que cuenta el grupo de los indecisos (que se convierte en un preciado botín en las campañas), pero con posturas y votos concretos,.

El 60% de los migrantes mexicanos tiene entre 16 y 25 años, una edad económicamente muy activa en la que las oportunidades en México escasean, y el viaje al norte sigue siendo esperanzador. La mayoría de estos jóvenes van en búsqueda de dólares, pero encuentran una cultura distinta, un entorno de libertad en el que están segregados y discriminados, así como trabajos mejor remunerados, no por ello dignos ni seguros.

La relación más importante que tiene México en el panorama internacional es con Estados Unidos, país del que es su segundo socio comercial y con el que comparte la frontera más transitada del mundo. A pesar de las muchas afinidades e intereses comunes que unen a México y Estados Unidos, el actual Gobierno no logrado alcanzar un acuerdo migratorio. Desde el principio del sexenio (mandato presidencial de seis años) el gobierno mexicano planteó el tema en el encuentro bilateral de Guanajuato, pero todo se quedó en un ya veremos, etapa que no hemos superado.

Es increíble que los migrantes tengan la misma calidad migratoria que antes, sigan cruzando por vías arriesgadas la frontera, y no se les dé un trato digno ni aquí ni allá, cuando además de compatriotas son parte fundamental de la economía nacional. Los famosos “polleros” (personajes que facilitan la migración ilegal) no son la causa de la migración, son simplemente la vía a través de la cual muchos migrantes llegan a su destino. Con el combate a los “polleros” no se pondrá fin a la migración ilegal, se hará con acuerdos que favorezcan la protección de los migrantes, un cambio en su status migratorio y programas de seguridad social.

La falta de un acuerdo migratorio, junto con medidas consulares más estrictas y controles más férreos en la frontera, han hecho que los migrantes busquen nuevas rutas y métodos más arriesgados para entrar en territorio estadounidense. Las rutas tradicionales han sido abandonadas, y ahora se tienen que pasar más días expuestos a los peligros del desierto, al trato abusivo de algunos granjeros y al abandono de los “polleros”.

Si alguien se gana la vida a través de una actividad ilícita tiene que ser juzgado por dichos actos, eso es parte del Estado de derecho, y si alguien provoca la muerte de individuos que ponen la vida en sus manos, es legal y legítimo que sea acusado de homicidio. Estoy hablando de los “polleros”, a quienes se les ha visualizado recientemente como los causantes de todas las penurias y tragedias de los migrantes, sin considerar la responsabilidad que tiene el gobierno mexicano y el estadounidense en esta situación.

Perseguir a los “polleros” para acabar con la migración ilegal es “taparle el ojo al macho”, porque así se exime al gobierno mexicano de la responsabilidad de no haber logrado el acuerdo migratorio y al estadounidense de seguir actuando coercitiva y unilateralmente en este ámbito. Si el gobierno mexicano en verdad no quiere que vayan más jóvenes a Estados Unidos, que genere las oportunidades necesarias en el país para que no tengan que salir a buscarlas al otro lado. Si quiere que se respeten sus derechos humanos, puede empezar por cerciorarse de que se haga lo propio con los migrantes que cruzan por nuestra frontera sur. Y si desea tener una sola voz coherente en el exterior, puede empezar por definir su política interna.

El acuerdo migratorio no se ha logrado en parte por el cambio de los objetivos de la política exterior y la reorganización de la seguridad nacional estadounidense a raíz del 11-S. Además es preciso considerar que México no reaccionó contundentemente ante este hecho, una actitud que fue reprobada por los medios norteamericanos, y que ha enfriado la relación hasta ahora.

Después de este día que cambia el orden mundial, México no ha reformulado su política exterior en la lucha contra el terrorismo, que es el eje rector de la administración Bush. Ha deportado a Ricardo Miguel Cavallo (represor argentino comprometido en violaciones a los derechos humanos en la dictadura militar ’76 – ’83) y a muchos etarras a España, pero a la hora de votar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, dijo que no apoyaba una intervención armada. Hacerlo le hubiera costado políticamente al presidente y a su partido, pero al no apoyar la intervención acabó por congelar las relaciones bilaterales. La votación nunca se dio, como tampoco se tuvo que haber expresado públicamente la posición de México, fue como enseñar las cartas antes de que tocara el turno, así se hizo y el turno nunca llegó.

El gobierno mexicano por un lado encarcela y extradita a un genocida, pero por otro no va a fondo con sus propios crímenes del pasado, y no ha deslindado responsabilidades civiles y penales por la matanza del 68 (la sangrienta represión de una manifestación estudiantil en la plaza de las 3 Culturas, en Tlatelolco, Distrito Federal). De un lado de la frontera paga a los Grupos Beta para que den protección e información a los migrantes, lo que es una labor digna de gran reconocimiento, pero la falta de un acuerdo migratorio hace que los indocumentados sigan muriendo del otro lado de la frontera, en donde tiene las manos atadas.

La política exterior atraviesa por una clara indefinición que deja indefensos a los paisanos en territorio estadounidense. El sello que el actual gobierno le quiso imprimir se diluye por la falta de principios y de pragmatismo a la vez. Si estas tendencias siguen su curso, la defensa del interés nacional a través de la política exterior será una deuda del “gobierno del cambio” con el pueblo de México.

AHI

Alberto Hernández Ibarzábal es Analista Político Internacional. Es mexicano y vive en Barcelona.

El autor también dirige el sitio Paisanos Unidos donde puede encontrarse excelente información relacionada al tema de esta nota.

Sobre la vida en la frontera mexicana – estadounidense ver también las notas Arquitectura para un paisaje en movimiento y I’ ve been living inside, por María Berns, en el número 2 y número 8 de café de las ciudades

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La Cooperativa El Ceibo https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-cooperativa-el-ceibo/ Mon, 01 Sep 2003 18:04:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2208 La basura Desde el momento en que Juan de Garay puso los pies a finales de siglo XVI en lo que sería Buenos Aires, el territorio se llenó de basura, que enseguida se convirtió en un problema higiénico y estético. No se tomará conciencia de este problema hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando...

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La basura

Desde el momento en que Juan de Garay puso los pies a finales de siglo XVI en lo que sería Buenos Aires, el territorio se llenó de basura, que enseguida se convirtió en un problema higiénico y estético. No se tomará conciencia de este problema hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se empieza a ver la basura como un agente contaminante y tras unas cuantas plagas y epidemias. Entonces, tras la aparición de Buenos Aires como municipio, se lanzan tímidas medidas higienistas y se mejora la recogida de residuos, que ya estaba asignada a una empresa privada. En esta época los residuos se queman o se amontonan en el Vaciadero Municipal que estaba situado lejos del centro de la ciudad; en torno a él se va configurando un barrio marginal donde nace una comunidad que vive de lo que selecciona entre los desperdicios; es el comienzo de lo que en Argentina se denomina “cirujeo”. La zona empieza a ser un hervidero de actividad que no se limita a los habitantes de los barrios marginales; se lleva al ganado a que se alimente de la basura, aparecen los `tacheros’ que se dedican a recolectar ollas, sartenes y otros utensilios para repararlos y venderlos. Así se crean varios mercados en torno a lo que desecha la ciudad ya en el siglo XIX.

A finales de este siglo se pretende cambiar el sistema de quema de basura a cielo abierto por otro de incineración más sofisticado y efectivo, pero no llega a proliferar. Ante el fracaso de las incineradoras y el agravio del problema ecológico que supone la acumulación de desperdicios se intenta poner en marcha una serie de medidas para evitar el relleno de tierras con basura en 1925, y para regularizar la situación de los cirujas en 1942, pero no se llevan a cabo.

Todos los pasos dados en favor de la comunidad que vive del cirujeo en la primera mitad de siglo se vienen abajo durante el gobierno de Videla. Se crea la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE) a quien se adjudican todas las competencias sobre la disposición final de la basura y se decreta que el único método de tratamiento de ésta es el de relleno sanitario. Dentro del régimen autoritario que supuso la dictadura de Videla la política de residuos no fue una excepción: se prohibió el cirujeo y se siguió una política de erradicación de los barrios marginales, profundizando la marginalidad de estas comunidades. Se transfirieron las competencias de recogida a empresas privadas, con lo que aumentó el costo en detrimento de los vecinos y la propia administración; ambos pagan al CEAMSEpor cada tonelada que vaya a parar a los rellenos sanitarios y a empresas recolectoras por cada tonelada recogida. Además el método de relleno sanitario no contempla el reciclaje ya que se prohibe cualquier depósito de basura o elemento recuperador aparte del CEAMSE. La administración contrajo deudas severas con el CEAMSE en este periodo. Esto provocó que se creara un circuito de recogida y almacenaje de residuos paralelo e ilegal, con el que la administración aliviaba sustancialmente sus deudas y por lo tanto hacía la vista gorda. Así han seguido existiendo el cirujeo y los basureros clandestinos.


La autopista AU3

En el área metropolitana formada alrededor de la ciudad de Buenos Aires sobreviven más de cien mil personas que se dedican al cirujeo, o recogida de residuos recuperables en la vía pública. Viven desperdigados en una serie de barrios periféricos que se formaron a principios de los ochenta sobre los terrenos en los que se iba a construir una autopista urbana. Entonces, la administración local expropió viviendas y fábricas, y paró la construcción de edificios en la zona que albergaría la autopista; a continuación se decidió no construirla pero los terrenos ya habían sido desalojados. La necesidad de vivienda asequible para familias con bajos ingresos no era pequeña, así que una multitud de ellas empezó una sistemática toma de edificios que se intensifica a partir de 1983 y se prolonga hasta la actualidad.

Se tomaron edificios de vivienda, fábricas, terrenos con dueños ausentes o pendientes de juicio por sucesión, y propiedad fiscal no utilizada. A su vez se ocuparon también edificios en construcción parada tras las expropiaciones. En la mayor parte de los casos estos edificios parados sólo disponían de forjados y pilares. Como si de Le Corbusier pensando su estructura Dom-ino se tratara, los inquilinos compartimentan como pueden los edificios; constituyen auténticas plantas libres que envidiaría hasta el mismo Lucien Kroll, personalizando su casa como en otras partes de la ciudad se personalizan los móviles con carcasas intercambiables, llevando las tendencias de personalización tan en boga hasta sus últimas consecuencias. Se forman verdaderas chabolas en altura tan flexibles en su distribución como el mejor edificio polifuncional, variando según las necesidades de cada familia. Por ejemplo, puede ocurrir que cuando una familia vuelve de su jornada de recolección de residuos encuentre su vivienda reducida a la mitad porque el vecino ha decidido que necesita más espacio, y ha movido un tabique unos cuantos metros dejando sin cocina a la familia de al lado. Aun así el 44,9 por ciento de las viviendas tomadas está en buen estado de habitabilidad y mantenimiento.

La población que habita casas tomadas asciende a 130.000 personas distribuidas en 10.000 casas, aunque los datos de las distintas instituciones se contradicen al no haber censo de estas zonas. Lo que sí parece seguro es que no para de crecer ya que es muy difícil salir de una casa tomada: la movilidad es muy pequeña. El periodo medio de permanencia en casas tomadas es de trece años y cuatro meses; entra más gente de la que sale. Sólo consiguen irse los que tienen unos ingresos que permiten generar ahorros para pagar una pensión o un hostal barato. La principal afluencia procede del desalojo de éstos, donde viven unas 180.000 personas, los que al ser desalojados sólo les queda ocupar. Últimamente se está incrementando el porcentaje de inmigrantes que llegan desde países vecinos y que, ante la falta de una política justa de inmigración que les permita ser legales, tienen más dificultades para encontrar una vivienda y acaban en casas tomadas.

Alguien que decida tomar una casa debería hacerlo con sumo cuidado, tras una investigación que le permita saber con certeza quién es el titular de la propiedad. Si los interesados dejan actuar al azar, pueden caer en una propiedad privada y tener que vérselas con una ley aprobada en 1999 por el gobierno de Menem; esta ley permite a los propietarios de una vivienda usurpada recuperarla inmediatamente si inician una denuncia penal y demuestran su titularidad. Los que toman propiedad pública (de titularidad pública o expropiada) no son desalojados; y además se les concede un crédito si ocuparon antes del 6 de agosto de 1996 y cobran más de 1200 pesos por grupo familiar, gracias a una ley vigente desde 2000. Los beneficiados no son muchos ya que la mayor parte de las casas tomadas son de titularidad privada y la renta familiar suele rondar los 737 pesos. Estas medidas seguramente provocan que los pocos que cumplen los requisitos y consiguen hacerse con el crédito del gobierno, ahorren lo suficiente gracias a esta pequeña ayuda y salgan de su casa tomada para meterse en una pensión que supone un gasto adicional, que podrán costear sólo hasta que vean como sus ahorros se esfuman y pierdan el crédito por no vivir ya en una casa tomada.

La mayor parte de los habitantes de estos barrios se dedica al cirujeo, profesión que no está regularizada ni respetada; los cirujas son perseguidos por la policía y los inspectores municipales. Tampoco están bien vistos entre los vecinos de los barrios donde realizan la recogida; éstos se quejan de las molestias que provocan al romper las bolsas para seleccionar la basura. La crisis de los últimos años ha aumentado el número de cirujas. Según datos de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en 1999 el cincuenta por ciento de los cirujas lo eran por haber tenido que dejar su verdadera dedicación (operarios de fábrica, empleados de maestranza, trabajadores de la construcción, empleadas domésticas).

La situación es recurrente y se convierte en un círculo en el que las familias que habitan casas tomadas pueden salir de ellas temporalmente, viéndose abocadas a caer de nuevo a su posición anterior. Son familias desintegradas en las que la madre carga con toda la responsabilidad dentro y fuera de la vivienda, consigue la comida y cuida de los hijos, por lo que suelen estar bastantes descuidados; muchos hombres se dan a la bebida. La intimidad familiar no existe al vivir dos o tres familias en una misma habitación. Esta situación acarrea un alto abandono escolar y situaciones de violencia doméstica. La toma de conciencia de la situación por su parte conduce a una sensación de frustración e impotencia que deriva en automarginación.


El Ceibo, Trabajo Barrial

Ante esta situación, un grupo de vecinas decidió, a finales de los ochenta, organizarse con la sencilla idea de mejorar su calidad de vida. La iniciativa empezó como una serie de reivindicaciones aisladas con la que se intentaban paliar necesidades básicas; en el primer trabajo conjunto se trató el problema de no poder comprar pastillas anticonceptivas.

En estos años la mayoría de las vecinas tenían que ir a las colas de los comedores barriales; al ver que muchas tenían las mismas necesidades y encontrarse cada día haciendo la cola para conseguir algo de comida, surgió la idea de organizarse con el fin de lanzar una propuesta conjunta. Las necesidades del momento eran comida y otros bienes de consumo y vivienda, así que la forma de organización que se adoptó fue la de cooperativa de vivienda. Así en 1989, los vecinos reunidos en asamblea ponen en funcionamiento la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo `El Ceibo’, y se propone que las mujeres configuren el Consejo de Administración, por haber sido las precursoras del movimiento. Once años después se pondrá en funcionamiento la Cooperativa de Servicios `El Ceibo’, para regularizar la actividad de los recuperadores de materiales reciclables.

La mayor parte del tiempo de vida de la cooperativa se ha empleado en solucionar necesidades básicas de alimentación, salud o educación. Siempre han sido remiendos que no atacan de raíz el problema de la vivienda, con lo que los vecinos siguen estando en la ilegalidad de la ocupación; tampoco solucionan el problema de automarginación. Desde la cooperativa se lanzaron propuestas sobre reciclaje de casas y construcción de propiedad horizontal ante organismos oficiales; nunca se obtuvo respuesta.

La pérdida de decisión por parte del ciudadano propia de cualquier democracia representativa se acentúa en el caso de barrios marginales en los que sus habitantes están en la ilegalidad tanto en su forma de habitar una vivienda como a la hora de realizar su trabajo. Las instituciones públicas se convierten en organismos ajenos o incluso amenazantes. La única relación que se llega a tener con ellas es a través de un desalojo o una persecución para que dejen de realizar el cirujeo, nunca a través de la proposición de una alternativa; el apoyo legal consiste en declarar ilícita la recogida de basura y adjudicar la tarea a empresas que no la aprovechan ni la separan, reciclándose hasta hace pocos años menos de un diez por ciento de ella. Por otro lado, la administración gasta mucho dinero en la recogida de las miles de toneladas de basura que produce diariamente Buenos Aires. Por otra parte, las toneladas de basura recogidas por las empresas contratadas por la administración acaban depositadas en el Cinturón Ecológico de la ciudad, que dentro de poco dejará de serlo al no llevarse a cabo una recogida selectiva. Además nadie se ocupa de reincorporarla al ciclo productivo.

Es evidente la necesidad de que entren en escena las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC)y organismos internacionales para llevar a cabo cualquier proyecto. Parece también obvio que el sector de actuación debe ser el de la recogida de residuos.


Los organismos internacionales

La propuesta de la cooperativa venía siendo desde hace diez años legalizar la recolección de residuos, y crear una organización que se dedicase a la recogida de residuos sólidos urbanos y los reincorporase al ciclo productivo. Se pretendía cumplir así el convenio por el cual debe reciclarse el diez por ciento de los residuos. Para los vecinos la regularización del cirujeo es un primer paso para salir de la marginación al desempeñar un trabajo legal y reconocido, y dar un servicio a la sociedad.

En diciembre de 2000, el Banco Mundial (BM) y miembros de OSCde América Latina y el Caribe acordaron dar inicio a un nuevo tipo de relación a nivel regional; se celebró el Primer Foro Temático Regional, en la segunda mitad de 2001 con el tema principal del `Empoderamiento de Comunidades e Implicaciones Operativas del Estudio Mundial sobre Desarrollo 2001′. Tras este encuentro se concretó y se dio a conocer el proyecto de la cooperativa a partir del documento “El Ceibo Trabajo Barrial“, que redactó Fernando Ojeda. El documento traza un breve recorrido por la historia de la cooperativa y explica la mala relación con las distintas administraciones argentinas a causa de su escasa política social y el abandono al que se somete a estas comunidades. Más adelante propone la regularización de los recolectores de los barrios tomados a través de un proceso de varias fases. En él intervienen por un lado el BM, dando difusión al proyecto y presionando en cierto modo a las administraciones argentinas, ampliando el margen de acción de la cooperativa; por otro lado, las OSCque acompañan en la elaboración del proyecto, y la administración que subvenciona cursos y talleres de formación; el tercer factor es la comunidad, altamente individualista debido a la marginación y sus difíciles condiciones de vida.

Luego explica el proceso seguido por la cooperativa desde su creación, en el entorno de los barrios tomados; cómo se ha ido configurando la Red de Recursos Comunitarios que aglutina a más de sesenta organizaciones dentro del barrio; los objetivos que se fijaron en un principio, como preparar a los recuperadores de residuos mediante cursos y talleres, crear un centro de recuperación para fomentar la reutilización y el reciclaje, crear un nuevo sector de empleo para las clases más desfavorecidas. Según el texto, todas las medidas están enfocadas a dignificar a los vecinos, a sacarlos de la exclusión, a concederles poder; es lo que llama “empoderamiento” (del inglés empowerment) y lo considera la manera de salir de la marginación y aspirar a tener un ámbito de decisión al menos sobre sus propias vidas. Este `empoderamiento’, dice el texto, ha variado con los años, o al menos ha variado la forma de conseguirlo: de grandes movilizaciones de masas asociadas, a pequeños emprendimientos descoordinados, que más tarde se organizan en red.

En definitiva, en el documento se reivindica simplemente participación ciudadana; como en muchos movimientos sociales, se sigue la tendencia actual de reclamar una democracia participativa que deje de lado la representativa que a pocos representa.

El desafío que se presenta es interesante: ingresar desde los sectores pobres a competir en la producción, generar fuente de trabajo, tomar conciencia junto con el resto de la población de la necesidad de dar un tratamiento diferente a los residuos, lograr convenios con los distintos municipios, ser actores en la mesa de negociación. Se presenta como una alternativa de cambio, tanto para la población como para la administración estatal y el sector privado.

El texto sugiere la viabilidad del proyecto para grandes áreas metropolitanas como la de Buenos Aires y lo pone como ejemplo posible a seguir. Su principal virtud, dice, es que demuestra la sustentabilidad de la propuesta y el éxito del trabajo conjunto entre la comunidad, el sector privado y los distintos municipios. Por último, recoge obstáculos encontrados y errores que se cometieron hasta el momento del Foro Temático Regional. La mayoría de los problemas aparecen a la hora de hablar de beneficios para cada una de las partes que colaboraban con la comunidad. El primer obstáculo lo plantea la administración que nunca fue muy receptiva ante proyecto alguno debido a las grandes cantidades de dinero que manejan las grandes empresas recolectoras. Por otro lado, la venta del material recogido se hace a la cooperativa y no a empresas acopiadoras ya que los trabajadores encuentran así mejores precios, con lo que hay quejas por parte de éstas; pero únicamente se están siguiendo las leyes del mercado. Según el texto, el error principal ha sido la inexperiencia en organización burocrática y los problemas con el presupuesto para trámites administrativos y burocráticos, más alto de lo previsto. La solución al antiguo problema con los vecinos disgustados al ver gente hurgando en la basura y desperdigándola no estaba recogida en el texto de Fernando Ojeda. Tendrá que esperar.


La administración

Los residuos disminuyeron en la ciudad de Buenos Aires un treinta por ciento de 2000 a 2002 y un 25 por ciento en el área metropolitana. Esto significa unas previsiones de recogida iguales a los de nueve años atrás. La bajada más espectacular se produjo en los barrios con mayor presencia de clase media. Estos datos nos dicen que la reducción en la cantidad de residuos es consecuencia directa de la crisis que vive Argentina, de la recesión y el corralito más concretamente. El desempleo afectó sobre todo a la clase media que redujo su consumo y sus hábitos cambiaron; se tiende a comprar productos frescos más baratos y con menos cantidad de embalaje. Luego vino el corralito que lo redujo aún más. La cantidad de residuos fue un perfecto reflejo de la situación. Al mismo tiempo se ha estado produciendo una fuerte emigración de las clases más pudientes a countries y otras agrupaciones fuera de la ciudad, lo que también contribuye a que disminuya la cantidad de basura urbana. Las clases más bajas ya habían dejado de consumir hacía tiempo pero el desempleo de parte de las clases económicas inmediatamente superiores y la disminución de los residuos hizo que los recolectores sufrieran también los efectos de la crisis, al aumentar en número y ver disminuir su material de trabajo.

Este aumento del número de recolectores informales ha hecho que crezca sustancialmente el cirujeo con lo que las empresas recolectoras (CEAMSE) no ganan tanto al cobrar por tonelada recogida. Otra práctica en contra de las empresas es el desvío de residuos a basureros clandestinos por parte de la administración, para rebajar el gasto de recolección que es el más alto de los presupuestos municipales. Por otro lado, la emigración hacia los countries hace disminuir las ganancias empresariales ya que quedan fuera de la zona de recogida y no les sale rentable un área de recogida tan amplia; estas zonas quedan en manos de los cartoneros y los basureros clandestinos. En diciembre de 2001 y enero de 2002 la actividad de los cartoneros se paralizó por la incertidumbre económica que sufrían los acopiadores y la reticencia de éstos a pagarles. Con estos datos podemos decir que los cartoneros, de los que tanto se quejan las empresas, no sean la causa mayor de sus pérdidas.

La búsqueda de la forma más barata de hacer las cosas que predomina en cualquier operación comercial se acentúa en época de crisis y el reciclaje de residuos se vio afectado por ello; disminuyó a causa del aumento de la cantidad de vidrio y cartón importados. Resultaba más rentable comprar papel a Brasil que reciclarlo.

Ante esta situación y con una previsión para el año que entraba, el 2002, de retornar a valores similares a 1993 en cantidad de residuos recolectados, la administración pareció reaccionar.

El gobierno porteño se apresta a lanzar el primer plan piloto para la recolección diferenciada de residuos con la participación de una cooperativa de cartoneros. El plan incluye la puesta en funcionamiento de una planta de acopio y selección de residuos, donde trabajaría la gente que hoy hace la selección revolviendo las bolsas en la calle.


Así empieza un artículo del mes de marzo de 2002 aparecido en el sitio Ecofield.

A principios de este año la administración propone un plan para regularizar la situación de los cirujos tras trece años de propuestas por parte de la comunidad. La cooperativa de la que se habla es `El Ceibo’; su presidenta, Cristina Lescano, explica en el mismo artículo cómo se están preparando vecinos de barrios tomados como promotores ambientales y cómo están informando y concienciando a los vecinos.

El trabajo de promotor ambiental, formados con los cursos de los que habló Fernando Ojeda en el Foro Temático Regional, está destinado a adolescentes de los barrios de casas tomadas. De esta manera empiezan a tener contacto con los vecinos de otras zonas de la ciudad ya que son ellos los que van repartiendo folletos explicando el nuevo sistema de separación de residuos. Así la labor debe comenzar en los hogares, donde la basura se separará en desperdicios orgánicos y material inorgánico. Una parte de los antiguos cirujas se dedicará a la recolección puerta a puerta, de una manera mucho más rápida que con el anterior sistema al estar hecho anteriormente parte del trabajo; mucho más higiénica al no tener que romper bolsas para separar el material reciclable; y rentable económicamente. Estos trabajadores mejorarán sensiblemente sus condiciones en la recogida al estar provistos de credenciales, material adecuado, uniforme y libreta sanitaria. El resto de los que practicaron el cirujeo trabajará en las plantas de acopio y clasificación de material.

Así el conflicto con los vecinos quedará resuelto al no ensuciarse la vía pública durante la recogida. La administración incentivará esta iniciativa promoviendo una nueva forma de pago: se pagará por zona limpiada en vez de por toneladas recogidas. Se pretende extender la iniciativa a toda la zona metropolitana de Buenos Aires, pero antes la administración pretende proceder a la licitación de la recogida de residuos y al blanqueo del sector. El plan piloto se pretendía poner en funcionamiento en mayo de 2002 y en septiembre todavía no se había puesto en marcha.


La Facultad de Arquitectura

Una comunidad de cartoneros que se dedica a recolectar residuos reciclables, que tiene una necesidad de vivienda al vivir en casas tomadas de manera ilegal y de conseguir un mayor ámbito de decisión, que necesita mecanismos para salir de la exclusión; una administración y unos organismos internacionales que actúan de manera tímida y no acaban de resolver el problema. La situación de los recolectores estaba estancada, esperando la legalización del cirujeo y cesiones de terreno por parte de la administración para acabar con el fenómeno de las casas tomadas. Por efecto de la crisis los materiales se devalúan y los cirujas no logran venderlos de una manera rentable. Así está la situación en septiembre de 2002.

Al mismo tiempo se va a celebrar en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD) de Buenos Aires una exposición llamada Negocios de Diseño en Buenos Aires, para exponer las novedades en objetos de diseño entendidos como `instrumentos estratégicos de desarrollo’. Un grupo de profesores y alumnos ven muy clara la situación: dar salida a los residuos que los cartoneros no logran vender por los efectos de la crisis como materiales de construcción de sus propias casas; al mismo tiempo se expondrá un prototipo en la exposición. Así, el Centro Experimental de Producción perteneciente a la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseñode laUniversidad de Buenos Aires se pone inmediatamente a trabajar con los desperdicios y a investigar sobre nuevos materiales compuestos que reúnan las cualidades necesarias para hacerlos aptos para la construcción. Los resultados son paneles a base de tetrabricks prensados; bloques huecos confeccionados con botellas de plástico molidas y polvo de demolición; tejas de `microconcreto’, una mezcla de plástico y cemento; un colector solar a base de botellas de plástico y una manguera; ladrillos prensados hechos con envases plásticos, cal, cemento y escombros; e incluso unos con botellas de vidrio dentro que contienen agua con colorante de manera que el fondo de la botella asoma por una de las caras del bloque formando fachadas con colores. Los nuevos materiales tienen un coste del veinte por ciento de lo que cuestan los tradicionales.

La importancia de esta iniciativa es que aglutina a todos los actores sociales y desarrolla una forma de trabajo participativa. La administración subvenciona el proyecto, estudiantes y profesores aportan la formación técnica y los conocimientos necesarios, los integrantes de la Cooperativa “El Ceibo” aportan su conocimiento de la situación y de las necesidades de los cartoneros, las empresas fabrican los materiales. El objetivo es apoyar la proliferación de iniciativas para que los habitantes de casas tomadas se construyan sus propias viviendas. Esta experiencia de autoconstrucción podría empezar en el CMD, donde sus responsables ya se han ofrecido para instalar en él un centro de entrenamiento para brindar capacitación en producción de materiales y autoconstrucción.


Más

El trabajo desarrollado por la Cooperativa “El Ceibo” y las últimas aportaciones de la Facultad de Arquitectura son pasos importantes para solucionar el problema de las casas tomadas en Buenos Aires, pero no son suficientes: es necesario que la administración ceda los terrenos en los que se asientan esas casas tomadas. Cuando los terrenos fueron expropiados y desalojados para construir la red de autopistas alrededor de la ciudad se indemnizó a los propietarios pero en ningún momento se planteó un plan de realojo. Al no construirse muchas de las autopistas la consecuencia directa fue la toma de las casas que quedaban en pie o de los terrenos, en su defecto. Los créditos que se están concediendo a los habitantes de casas tomadas de titularidad pública no son suficientes para solucionar el problema. De todas formas, el mayor problema lo constituyen los propietarios privados de terrenos con casas tomadas. Una vez solucionado el problema de la titularidad del suelo, la autoconstrucción y los nuevos materiales a base de residuos posibilitarían una construcción de bajos costes.

La historia de los residuos, su recogida y el reciclaje en la ciudad de Buenos Aires demuestra su relación con una comunidad que surge en torno a ellos y los utiliza como medio de subsistencia; cómo reciclaban determinados residuos desde siempre. También cuenta cómo fueron desplazados y marginados durante la dictadura de Videla en beneficio de empresas privadas que descartaron el reciclaje por sistema y que encarecieron el proceso de recogida y depósito de residuos. Los estudios llevados a cabo por la Cooperativa “El Ceibo’” y las instituciones internacionales proponen diversas fórmulas de “empoderamiento” para ampliar el ámbito de decisión de la comunidad de cirujas y sacarlos de su actual situación de exclusión. Pero de nuevo es necesaria la contribución de la administración regularizando la situación laboral de los recolectores. El principal obstáculo es de nuevo el sector privado que perdería el monopolio de la recogida y la disposición final de los residuos y dejaría de cobrar por algunas de las miles de toneladas que se mueven por la ciudad. Aún así la regularización de los recolectores le interesa a la administración para disminuir el presupuesto dedicado a la recogida de residuos, que aumentó desde el momento en que se privatizó el servicio.

La postura de la administración no es sostenible en modo alguno; pretender tener buenas relaciones con el sector privado y no privarle de sus contratos millonarios a costa del presupuesto público no es sostenible, como ha demostrado la crisis. Bien es cierto que en muchos casos el sector privado y la administración se tocan peligrosamente; durante la dictadura de Videla muchos cargos del gobierno decidieron formar sus propias empresas de recogida de basura ante la bonanza que se avecinaba. La postura de las empresas privadas de sólo dar servicio de recogida a las zonas en las que obtienen más beneficio y los altos honorarios que figuran en sus contratos no benefician en modo alguno a la comunidad ni a la propia administración.

Estos dos problemas que sufre la comunidad de cirujas son para la ciudad y para todo el área metropolitana una situación insostenible también ecológicamente con el actual sistema de rellenos sanitarios, teniendo en cuenta el volumen de basura producido y su velocidad de incremento. La regularización de los cirujas y las casas a base de residuos posibilitarían un mayor nivel de reciclaje y por tanto un sistema más sostenible.

ASU

La Cooperativa El Ceibo está ubicada en Paraguay 4742, (1425), Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El teléfono es el (+54) 11 4775-5152, y la dirección de correo electrónico es [email protected]

Recientemente la Cooperativa obtuvo del gobierno nacional la cesión de un galpón para realizar sus actividades, tal como se informa en una nota del diario Página 12.

Sobre la ocupación de casas, ver nota La ciudad clandestina en el número 8 de café de las ciudades.


El autor recomienda los siguientes enlaces relacionados:

El Ceibo Trabajo Barrial: texto presentado en el Primer Foro Temático Regional, en 2001; sobre la historia y la evolución de la Cooperativa “El Ceibo”, y la colaboración de los organismos internacionales; por Fernando Ojeda (2001).

Ocupas de verdad: sobre la vida de los habitantes de las casas tomadas,
en la edición de 26 de noviembre de 2002 de Página12.

El proceso de las casas tomadas en la ciudad de Buenos Aires: historia de las casas tomadas; cómo han abordado el problema los distintos gobiernos que ha tenido la ciudad. Por Jorge Elías (1997).

Actores sociales y cirujeo y gestión de residuos: artículo muy completo sobre el problema del cirujeo. Aborda el tema con perspectiva histórica. Por Pablo Schamber y Francisco Suárez (2002), en la revista Realidad Económica Buenos Aires número 190.

De cartoneros a recuperadores urbanos: Plan piloto de regularización del cirujeo en Buenos Aires, por Cristina Reynals, (2002)

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La accesibilidad es para todos https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/la-accesibilidad-es-para-todos/ Mon, 01 Sep 2003 17:58:00 +0000 https://stag.cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=2205 El mes anterior se desarrolló un ciclo de conferencias organizadas por la Sociedad Central de Arquitectos, “Los temas de Arquitectura y Urbanismo en la agenda de los candidatos“, un espacio abierto para que expusieran los candidatos a Jefe de Gobierno en las elecciones del 24 de agosto, ante un público comprometido especialmente con la producción en...

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El mes anterior se desarrolló un ciclo de conferencias organizadas por la Sociedad Central de Arquitectos, “Los temas de Arquitectura y Urbanismo en la agenda de los candidatos“, un espacio abierto para que expusieran los candidatos a Jefe de Gobierno en las elecciones del 24 de agosto, ante un público comprometido especialmente con la producción en temas de la ciudad: la comunidad de profesionales de arquitectura y urbanismo.

En primer lugar fue invitado el Dr. Aníbal Ibarra, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad, quien expondría sobre los proyectos de carácter urbano a desarrollarse en su posible segundo mandato.

Abro un paréntesis y me desvío, pues no puedo dejar de mencionar que la convocatoria reunía al colectivo de los arquitectos y urbanistas, quienes serán protagonistas, en parte de los futuros proyectos para esta ciudad que viene quedando relegada y postergando su posicionamiento entre las grandes metrópolis del mundo, y el disertante, sin poder salir de su postura de “político en campaña”, invirtió mas de la mitad de la corta duración del encuentro para hacer propaganda de lo hecho en su mandato, además de las consabidas explicaciones sobre las dificultades de estos últimos tiempos, que nadie desconoce y en especial los profesionales que ahí, se reunían.

Cierro el paréntesis y vuelvo al tema que me lleva a reflexionar. Sin demorarme en los contenidos de su discurso, y llegando al momento de las preguntas del auditorio, salen a la luz las principales preocupaciones e interrogantes de los profesionales presentes.

Como es normal, se formulan grupos de interés entre las preguntas y entre estos grupos surgieron las que se referían a la flamante ley 962 (Ley de Accesibilidad), de reciente aprobación a principio de este año.

Este es el punto de la polémica, por lo menos eso creo: que hace falta un debate por parte de los profesionales para tomar conciencia de los alcances, no solo de la Ley, sino del concepto de accesibilidad, que va todavía más allá de una normativa. Sirva la aclaración: se está debatiendo sobre los derechos de las personas.

Y opino que el debate no pasa por los mayores costos que pueda tener la edificación a partir de aplicar estas normas, pues parecería que la discusión se centra en los metros cuadrados que habrá que dedicarle a las superficies mas amplias adaptadas para todo tipo de usuarios o la inclusión de ascensores donde antes solo habría una escalera, y volvemos a pecar de no tener una visión global e integradora. Una vez mas, es el interés de unos pocos sobre el interés de todos.

Estamos hablando de profesionales (los presentes en la conferencia) que tienen (tenemos) el compromiso profesional, la obligación de pensar y prefigurar sistemas espaciales que permitan el desarrollo, cada vez mas cómodo y efectivo, de todas las actividades que componen nuestra vida diaria, las estructuras físicas continentes de toda la vida en acción, que nos permitan ejercer el derecho necesario e impostergable de todos los ciudadanos a usar la ciudad, a servirse de ella, de democratizar el disfrute de la urbanidad, a facilitar el uso de la ciudad como espacio de comunicación, de conexión, de ocio y de trabajo. Que la ciudad sea un ámbito generador de posibilidades y no de obstáculos y discriminación.

La Ley de Accesibilidad es un gran logro, sancionada tardíamente, mientras que en el resto del mundo existe un historial y leyes en vigencia desde hace varios años, ya desde el comienzo de la década de los ’80 y con mucha más fuerza en los ’90.

EEUU empieza a legislar al respecto al constatar, luego de la guerra de Vietnam, que gran cantidad de veteranos no podían acceder al uso normal de las ciudades, de sus casas, de las calles, etc. Ya en 1973 encontramos legislación específica como la de la “Ley de Rehabilitación de 1973” (Sección 504)que prohibe que los programas o actividades que reciben fondos federales excluyan, les nieguen beneficios, o discriminen, contra las personas por razones de la discapacidad de éstas. La OCR (Office of Civil Rights) tiene la responsabilidad principal para aplicar dicha ley con respecto a las entidades recipientes de fondos federales destinados a la educación.

A principios de los ’90 surgen las leyes ADA (Americans with Disabilities Act) que ordenan y legislan mas a fondo. La ADA fue promulgada en 1990 para terminar con la discriminación hacia las personas con incapacidades. El Título II de la ADA estipula que a ninguna persona con incapacidad se le puede discriminar por razones de su incapacidad; que no se le puede prohibir a la persona incapacitada la participación en, o el acceso a, beneficios de los programas o actividades de entidades publicas, y que queda prohibido que esas entidades sometan a esa persona a tratos discriminatorios. La OCR (Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación) tiene primera jurisdicción para investigar quejas bajo el Título II. Por otra parte, el Título III de la ADA prohibe la discriminación por razones de incapacidad en los lugares de acceso público, como las escuelas, dirigidas por entidades privadas. En asuntos relacionados con la educación, el Departamento de Justicia tiene primera autoridad para la aplicación del Titulo II.

La Unión Europea, en el Tratado Constitutivo del año 1997, en su artículo 13 se compromete a “tomar acciones adecuadas para luchar contra la discriminación por motivos de (…) discapacidad…”. Igualmente, en el Tratado de Amsterdam, en su Acta Final “se compromete a atender las necesidades de las personas discapacitadas…”

Esto dio lugar a legislaciones muy minuciosas, que se fueron perfeccionando, las cuales están siendo aplicadas y están modificando el paisaje de las ciudades.

Nuestra ley 962, seguramente es discutible en aspectos técnicos, o a la luz de la comparación con las leyes europeas, quizás tenga que evolucionar sobre la experiencia recogida por los países que las implementan hace años, pero creo que la discusión no puede pasar por el costo de la obra.

Además, esta demostrado que los costos de “adaptar” un edificio ya terminado, son mayores que los del edificio que consideró en su proyecto las normativas de accesibilidad. El simple hecho de que no haya que destruir parte de lo hecho para rehacerlo según los nuevos parámetros, es una pista que nos lleva a esta idea.

Últimamente se escucha que el debate pasa por los costos y por los metros cuadrados “que se pierden” al aplicar la ley, al aumentar las dimensiones de un pasillo, un baño con sus accesorios específicos o el agregado de rampas. Hasta las publicaciones especializadas en arquitectura se preocupan en su sección costos por lo que cuesta construir por metro cuadrado con la nueva ley, lo cual me lleva a pensar que se están analizando muy parcialmente los aspectos relacionados con esta norma, y omitiendo el “espíritu de la ley”.

Y en este punto habría que destacar 2 cuestiones básicas

Primero, no solamente por el hecho de que sea muy alto el porcentaje de la población con discapacidad o circunstancias discapacitantes (como dice la ley) permanente o provisoria, hay que tomar el tema con seriedad y urgencia, sino porque estamos hablando del derecho de toda esta comunidad al uso no discriminante de la ciudad en todas sus proporciones. Seria un despropósito tener que medir la fuerza del derecho por la cantidad de beneficiarios del mismo, pues los grupos minoritarios quedarían desprotegidos.

Segundo, no podemos dejar de pensar que una ciudad accesible es cómoda para TODOS (sin excepciones), por eso se habla de “diseño para todos”. El hecho de no padecer ninguna circunstancia discapacitante, no nos asegura el “fácil acceso” a la ciudad, sus espacios públicos y privados.

Quienes han tenido la oportunidad de vivir en otros sitios del mundo, ya habrán podido disfrutar de caminar una ciudad adaptada, con rampas bien ejecutadas en sus esquinas, sus veredas amplias y sin resaltes, su señalética perfectamente entendible, sin obstáculos, y que permiten caminar sin obligarnos a concentrarnos en ello.

El acercarnos a la dimensión real de lo que significa accesibilidad, es pensar que no solo se benefician quienes van en sillas de ruedas o quienes se guían con bastón blanco; también se facilita a las embarazadas, quienes van de compras con un carro, quienes por su edad no pueden o les cuesta subir escalones, quienes van en patines, quienes van con un coche de bebé, quienes no pueden acceder al transporte publico (bus, metro, taxi) por no poder alcanzar el anden o no poder trepar al estribo del bus, quienes provisoriamente sufran la secuela de un accidente y lleven yeso o muleta, quienes tengan que acceder a un hospital de urgencia, quienes paseen con un anciano por un parque, quienes disfruten de recorrer la ciudad en bicicleta, y la lista continúa… Todos somos beneficiarios del correcto diseño de la ciudad.

Por ultimo: deberíamos ser coherentes con nuestra realidad “homo egoísta” argentina y no olvidarnos que nosotros mismos, podemos necesitar una silla de ruedas, o depender de una muleta, y que ninguno de nosotros podrá escapar a la vejez y al paso de los años. No esperemos a ese momento para ponernos a reflexionar sobre este tema.

MGV

El autor es arquitecto y vive en Buenos Aires. Desarrolló estudios de postgrado en Barcelona, donde también trabajó en Fonolla Arquitectura, un despacho que produce soluciones para accesibilidad a escala urbana y domestica.

Ver el sitio del Departamento de Justicia de los Estados Unidos y el Americans with Disabilities Act.

Para más información sobre accesibilidad, consultar con la Fundación Rumbos.

El autor de la nota recomienda también estos sitios:

www.disabilityworld.org (donde es posible suscribirse a un newsletter interesante sobre el tema)

www.disabilityworld.com

www.sidar.org

www.once.es

www.vialibre.es

www.drc-gb.org

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