Yo llegué acá en –nosotros tomamos la tierra de acá– el año 2006, justo cuando jugaba el mundial Argentina, y tomamos los terrenos, nos organizamos con algunos vecinos que no teníamos casa, que teníamos necesidad de una vivienda digna, tener un techo y a través de eso tomamos los terrenos…
María, vecina del Barrio 31, en entrevista con el autor 23.06.17
Anuncio avisando a los residentes de los proyectos de construcción del PMV en su barrio.
Introducción
El Programa de Mejoramiento de Vivienda (PMV) en el Barrio Padre Mugica de Retiro o Barrio 31 constituye una de las varias intervenciones de hábitat desplegadas como parte del actual proyecto de urbanización. Una de las particularidades del PMV es que ha involucrado a algunas de las cooperativas barriales en la producción del hábitat. Como parte del PMV, estas cooperativas interactúan con actores estatales, por un lado, y con los propietarios a quienes el programa se destina, por el otro, para realizar obras de mejoramiento a las viviendas del barrio. Esto significa no sólo un cambio importante en la manera en que se produce el hábitat, sino también en el modo en que se ofrecen oportunidades laborales y se encara el desarrollo social. Considerando estas novedades, quisiera reflexionar sobre las experiencias de los vecinos y empleados del gobierno que documenté en una investigación etnográfica en el barrio durante 2017 y 2018 para analizar cómo se desencadena este nuevo abordaje del hábitat en entornos de informalidad. Siguiendo esta línea, presentaré el contexto de implementación del PMV y a continuación consideraré cómo dicho contexto y el diseño del PMV han condicionado las experiencias locales, poniendo de relieve los mecanismos por los cuales el programa genera una tensión entre la creación de oportunidades laborales y la construcción de hábitat, al tiempo que desencadena un proceso de desarrollo local que tiende a dar lugar a disputas sobre el espacio público y el privado. Para concluir, reflexiono sobre posibles lecciones a extraer de las experiencias de los vecinos del Barrio 31 y los empleados del gobierno encargados de la implementación del PMV.
Una serie de viviendas refaccionadas como parte del PMV en el sector Playón Oeste durante obra. Foto del autor 19.07.17.
Contexto de la Intervención
El PMV forma parte de un nuevo conjunto de políticas que marcan un avance importante en cuanto a la intervención estatal en entornos de informalidad. Como las demás políticas actuales de hábitat, el PMV busca mitigar la precariedad habitacional, mejorar la calidad de vida de los vecinos, generar activad económica y producir cambios visibles en el entorno urbano. Es esencial destacar que, para desplegar la política pública en el barrio, el gobierno (por medio de la Secretaría de Integración Social y Urbana –en adelante: la Secretaría) tuvo que ofrecer ciertos incentivos a las cooperativas locales. Esto se podría considerar como una mera consecuencia del diseño de la política; por ejemplo, cada vez observamos mayor participación de los actores locales en la implementación de las intervenciones y políticas públicas en entornos urbanos (Lindert 2016). La Ley 3343 para la urbanización de las Villas 31 y 31 Bis, la cual estipula la participación de los vecinos en su implementación, es un caso emblemático de dicha participación. En esta línea, es esencial no limitarse a considerar exclusivamente cómo se implementan las políticas de arriba hacia abajo, sino también de abajo hacia arriba y, particularmente, cómo estructuras del poder local afectan la implementación de la política. Como otros han destacado en investigaciones académicas (di Virgilio 2016), este poder local se observa en el capital espacial (es decir, la capacidad de dar forma al espacio urbano) que los actores en estos entornos han acumulado. Uno de los ejemplos más emblemáticos de la importancia del capital espacial en la Argentina es el Barrio 31.
Más aun, es esencial reconocer que los procesos sociales, económicos y políticos que constituyen el capital espacial han convertido a ciertos actores locales en importantes figuras barriales que tienen el poder no sólo de dar forma al espacio urbano directamente sino también de afectar la implementación de las políticas públicas en su entorno. Tal fue la situación con la implementación del PMV en el Barrio 31: desde el comienzo, los actores locales se interpusieron en la ejecución del programa. Como señala Atena, la presidenta de una cooperativa constructora,
Este año, desde el año pasado, en noviembre, empezaron a trabajar socialmente y de ellos venían el grupo y llamaban a la consejera para que informen a los vecinos. Los vecinos no querían nada, le querían golpear y ellos sí afrontaron, es un trabajo social que hicieron y yo sí los apoyé en mi sector porque a más de uno le quisieron hacer de todo, le querían asaltar, le querían robar, le querían cortar, le querían matar (en entrevista con el autor 05.06.17).
En este pasaje, observamos que la consejera del barrio fue uno de los primeros puntos de contacto para el gobierno. Vemos también que ella decidió ejercer influencia en su sector para incidir en el juego político entre los actores del barrio y los agentes del gobierno, lo cual nos muestra cómo el poder político se localiza en el territorio, es decir, su situación como un referente local del barrio se la vincula al territorio del barrio, situación que la implica como actor clave en cuanto a la implementación de la política en el territorio que controla. Además, sugiere que a la hora de la llegada de nuevas políticas habitacionales las cooperativas actúan como agentes locales que capturan oportunidades laborales con el objetivo de sostener sus intereses económicos y políticos o, dicho de otra manera, para preservar e incrementar su capital espacial. Por otro lado, el gobierno, por medio de estos actores locales, buscó bajar los costos de transacción en la implementación de las políticas públicas. En las palabras de Sebastián, un arquitecto del gobierno:
Creería que el rol real [de las cooperativas], entiendo que es como facilitar la entrada al barrio del proyecto y entiendo que… no sé bien cómo es la decisión de la elección de las cooperativas, pero entiendo que son gente del barrio y que ya está trabajando en el barrio hace muchos años y creo que la forma de poder ejecutar el proyecto en el barrio era más viable con las cooperativas que con algún agente externo al barrio. Creo que la realidad es ésa, es que como son del barrio y ellos son referentes del barrio y por sectores son referentes, tienen un peso dentro del barrio diferente al nuestro que somos nuevos (en entrevista con el autor 15.06.17).
De manera similar, Adriana, una trabajadora social del gobierno sostiene que:
Ahora, lo que pasa con el programa de mejoramiento de vivienda y las cooperativas es que, en efecto, la forma, la única o quizá la mejor forma de poder trabajar en convivencia con las formas del barrio desde el programa era haciéndolo con las cooperativas porque ahí voy a la primera, al primer encuentro que tuvimos nosotros de mejoramiento de vivienda con el barrio… Entramos la primera vez al barrio… Entramos, el equipo de mejoramiento de vivienda iba a ir a invitar a los vecinos, ya después de que el grupo de desarrollo territorial había hablado con delegados, consejeros, y les había dicho que íbamos a ir, ya por lo menos no habían dicho que no. Vamos a invitarlos a los vecinos en general a nuestra primera reunión de información y nos sacan del barrio, nos dicen que no podemos entrar (en entrevista con el autor 20.07.17).
Estas interacciones entre actores locales y agentes del gobierno, tal como son relatadas por estos últimos, allanaron el terreno para la implementación del PMV. En este sentido, dichas interacciones han revelado ciertos factores estructurales que han sido determinantes en cuanto a la construcción del hábitat como parte del PMV. A continuación, examinaremos dichos factores.
Una fachada de una vivienda refaccionada en la manzana Galpón 1 del sector Playón Oeste durante obra. Foto del autor 15.06.17.
En primer lugar, el PMV contempla el mejoramiento de viviendas por cooperativas que, en muchos casos, carecen de experiencia de construcción en el sector formal y/o con algunos de los materiales de construcción que se utilizan como parte de este programa, tales como el Durlock (Toland 2019). Por otra parte, debe tenerse presente que se trata de un barrio autoconstruido y que muchos de los vecinos ya tienen experiencia en la construcción de viviendas y, en la mayoría de los casos, de sus propias casas.
En segundo lugar, el PMV marca un importante hito en cuanto a la comercialización de las actividades laborales de las cooperativas. Como se ha destacado en otras investigaciones (Rossi 2017) las cooperativas en el Barrio 31, bajo el famoso Plan de Mejoras y otras políticas que han canalizado recursos hacia el barrio, han participado en varias obras de construcción, incluyendo mejoras de infraestructura, calles y otros espacios públicos. No obstante, el PMV implica un masivo incremento en la cantidad de los recursos materiales y de las actividades gubernamentales en el Barrio 31 y, por ende, un aumento significativo en la participación de las cooperativas en estas actividades. En el actual proyecto de urbanización, en lugar de participar en obras de infraestructura –las cuales se realizan mediante empresas constructoras contratadas por el gobierno– la mayoría de las actividades de construcción llevadas a cabo por las cooperativas consisten en mejoras de viviendas y de espacios públicos recreativos, tales como plazas.
En tercer lugar, las intervenciones en el hábitat se derivan de las interacciones entre los agentes del gobierno, las cooperativas y los propietarios a quienes se destinan las mejoras habitacionales. Esta novedad implica que, mientras algunos vecinos ganan acceso a nuevas oportunidades laborales vinculadas a las políticas del hábitat implementadas por el Estado y financiadas en gran parte por organizaciones multilaterales de desarrollo, otros constituyen los beneficiarios de los frutos de estas actividades laborales.
En suma, los recientes esquemas en planificación urbana que dan una mayor (aunque no necesariamente suficiente) prioridad a la participación local en la implementación de las políticas públicas en entornos de informalidad, sumado al peso local de los actores del barrio, afectaron el diseño del PMV. Tres factores que son claves para entender la trayectoria de este programa son: la falta de experiencia de las cooperativas en proyectos como el PMV, la mayor comercialización de las actividades laborales de las cooperativas y unas nuevas intervenciones del hábitat que derivan de la participación de actores locales y estatales por medio de oportunidades habitacionales, por un lado, y laborales, por el otro. En este contexto surgieron las experiencias locales de los propietarios, las cooperativas y los empleados del gobierno que articularon el PMV.
Experiencias Locales
- La tensión entre las oportunidades laborales y la construcción de una vivienda digna
Como hemos observado, el PMV canaliza recursos hacia el barrio, destinados tanto a las cooperativas que realizan mejoras a casas existentes, por un lado, como a los propietarios que tienen la oportunidad de recibir dichas mejoras, por el otro. Naturalmente, este programa ha atraído a diferentes vecinos, ya sean cooperativistas o propietarios, en busca de oportunidades para mejorar su calidad de vida por medio del PMV. Al preguntarle acerca de las razones por las que se interesó por el PMV, Diego, un obrero residente del Barrio 31, explica:
Primero, porque los trabajos que yo tenía primero eran por acá cerca y después cada vez eran más lejos. Yo viajaba en tren, tenía que ir afuera de Capital Federal y costaba mucho, me levantaba muy temprano y todo eso. Cuando yo me enteré que iban a empezar las obras acá y como María es como la líder de acá, yo dije “bueno, María está teniendo obras, yo le voy a preguntar”. Fui a su casa, le dije “mirá, María, yo trabajo, viajo mucho lejos, ¿tenés algún trabajo?”… Lo fundamental era no viajar y no levantarme tan temprano. Me levantaba a veces cuatro y media, cinco, para ir a trabajar lejos, para entrar siete, ocho de la mañana, dependiendo de qué trabajo (en entrevista con el autor 22.06.17).
No obstante estas oportunidades laborales más cercanas a su lugar de residencia, esta situación nos invita a preguntarnos hasta qué punto resulta plausible la construcción de una casa digna por medio de las políticas del PMV. Como destaca el obrero, las cooperativas son armadas por agentes locales del barrio para poder participar en el PMV y realizar las mejoras a viviendas existentes. Sebastián, el arquitecto de la Secretaría, se explaya sobre las implicaciones de este modo de organizarse:
Al no tener una estructura ya armada la cooperativa, se fue armando para las obras y eso nos generó por ahí ciertas complejidades durante la obra a la hora del avance de obra y a la hora de poder cumplir con las fechas, a la hora de trabajar de manera organizada. Entonces, yo lo que rescato es que las cooperativas dentro de esa como informalidad que tienen son más flexibles, pero tal vez son más como desorganizadas, les cuesta tener la estructura que tendría una empresa constructora (en entrevista con el autor 19.06.17).
Asimismo, en algunos casos se observa también una falta de experiencia por parte de los obreros. Como nos explica Eduardo, un propietario del Galpón 1 donde se comenzó la implementación del PMV en 2017:
La intención del Gobierno desde un principio fue apoyar el barrio, incentivar al barrio y dar oportunidad al barrio, a la gente del barrio… Estoy de acuerdo, primero, pero el tema está acá: cada cosa tiene su proceso. Un profesional está bien, perfecto, si está en condiciones de trabajar, bueno, que le den trabajo, que no vaya a buscar trabajo afuera; y si uno que no está, que no tiene capacidad o que no está capacitado profesionalmente para trabajar, que le den cursos… Si una persona no está capacitada para cada cosa, sería bueno primero capacitar y después darle la herramienta de trabajo (en entrevista con el autor 19.06.17)
De manera similar, en una reunión entre algunos empleados de la Secretaría y los que habían participado en una de las primeras rondas de implementación del PMV, estos últimos propietarios lamentaron la falta de experiencia por parte de las cooperativas que les habían tocado sus casas:
Propietaria 1: Lo que yo tengo entendido es que nosotros hoy estamos haciendo es reclamar nuestros derechos… Acepté [el proyecto del PMV] porque durante catorce años nunca me vinieron a ofrecer esto que me están ofreciendo hoy, contentísima estaba; pero hoy en día lo que estamos reclamando es nuestro derecho porque en el contrato estaba todo, yo tengo el plano y no sé por qué, discúlpenme los arquitectos, no sé por qué motivo los arquitectos permitieron a las cooperativas que no saben, que vienen a practicar directamente, son practicantes. Lo que hacen no les sale bien porque una persona que sabe poner bien este piso, no se va a quedar mal.
Propietario 2: Esto es una estafa para todo porque dentro de diez años qué va a ser de nuestra casa…
Propietario 3: Se siente la humedad y al lado de la pared, como trabajan del otro lado, rompen, rompen todo, se me cae mi pared abajo.
Propietario 4: Nosotros dejamos la casa ocho meses, no estuvimos en la casa, nos fuimos a vivir ahí sin baño y sin agua porque decidimos abandonar la casa a ver si podía mejorar más rápido. Yo me baño hoy en el baño y el agua me va a la cocina; yo me baño y el agua sale de la cosita ésa y se me va a la cocina. (durante observación participante con el autor 17.06.17)
Considerando estas experiencias y con respecto a la tensión entre las oportunidades laborales y las soluciones habitacionales, es esencial resaltar que el conflicto no parece ser inherente a la coexistencia de estos dos objetivos (anhelados por todos los vecinos) sino que más bien proviene del hecho de que dichos objetivos sean perseguidos por medio de una política que no concibe prioritariamente el mejoramiento de vivienda como una herramienta de capacitación.
- El desarrollo social local por medio de las oportunidades laborales y la resolución de problemas habitacionales
Dadas las dificultades para garantizar al unísono las oportunidades laborales y las mejoras habitacionales como parte del PMV, la Secretaría elaboró algunos programas de control y monitoreo para las cooperativas, así como talleres participativos para los vecinos. Las experiencias destacadas en el territorio, surgidas de estos programas, parecen poner en evidencia esta tensión entre el desarrollo social local, por un lado, y a la resolución de los problemas habitacionales, por el otro. Sebastián, el arquitecto del gobierno, revela la lógica del sistema de puntajes:
La idea del puntaje es simplemente que ellos vayan mejorando, que ellos vayan viendo cómo fue su desempeño y sí, la idea, y a mí me gustaría que se aplique, es que las cooperativas que no se esforzaron o que no demostraron un buen desempeño que tengan menos cantidad de obras, porque la idea es que las obras sean buenas, sean de calidad, que las viviendas queden bien y que el proceso de obras sea bueno (en entrevista con el autor 19.06.17).
En este sentido, Jorge, empleado contratado por la Secretaría para implementar un sistema que monitoree las actividades de los obreros, explica:
Tenemos un libro de actas donde todos los días nosotros en “Seguridad” ponemos qué vimos, qué cosas buenas y malas para mejorar. Por ejemplo, hoy vi a tres cooperativas que tenían distintas observaciones de seguridad; entonces, yo voy a ese libro de acta, que está certificado por el gerente, digamos, del proyecto, y pongo, “la cooperativa tal se la encontró realizando una tarea sin los elementos”, o, “la cooperativa equis incorporó ropa nueva al personal”, como para mostrar el avance que están haciendo las cooperativas y las empresas y de ahí pautar, poner en el libro de actas cuántas observaciones hay… Ahí es donde marcamos la diferencia para ver qué cooperativa le pone más interés en mejorar en lo que es seguridad; por eso hacemos nosotros una valoración de cooperativas, del uno al diez, de distintos puntos la vamos valorando. Si nuestro equipo de seguridad e higiene en todo un mes le tuvo que decir a una cooperativa veinte veces lo mismo, no va a tener un diez como nota, va a tener un cuatro y eso después va a afectar a la hora de que le tengan que dar otra obra para ver si la empresa cumple o no cumple (en entrevista con el autor 28.06.17)
Los trabajadores sociales, por su parte, regularmente convocan reuniones y talleres que tienen como objetivo fomentar el desarrollo social local. En palabras de Adriana, la trabajadora social de la Secretaría:
Entonces, el proceso para entrar era, había un arquitecto y un trabajador social que trabajaban juntos en el relevamiento de la familia y el relevamiento de la casa. Luego estábamos nosotros que nos encargamos de las instancias de participación de las familias, de temas, digamos, de asambleas y encuentros y talleres colectivos (en entrevista con el autor 20.07.17).
De manera similar, Trinidad, otra trabajadora social, explica:
Sí, como que es respetar todo lo que es el proceso comunitario de la gente y que la gente no únicamente se le mejore la vivienda, sino que también tenga un espacio vivido en comunidad y un proceso vivido en conjunto, entonces, por ejemplo, si el vecino únicamente lee la carta con el arquitecto en su vivienda, la va a firmar como que quizás, no sé, sin un montón de preguntas o cuestiones. En cambio, si el vecino leyó la carta frente a todos sus vecinos, se lee, o sea… se llega, o sea… en grande, la carta se le entrega a cada uno, se lee punto por punto y se responden a todas las preguntas. Lo que se busca ahí es que cada uno tenga su espacio en comunidad para hacer todas las preguntas que quiera y que también pueda como que escuchar las preguntas y la reflexión de sus vecinos, como que sea vivido en comunidad y no individualmente (en entrevista con el autor 07.08.17).
En cuanto a los resultados de estos talleres, tal vez uno de los testimonios más notables es el de Eduardo, un propietario que participó en el PMV y reflexiona sobre los futuros pagos al gobierno por los terrenos, su casa y los servicios urbanos en el contexto de su rol como ciudadano:
Y es una oportunidad que, bueno, obviamente que el Gobierno de alguna manera esto va a recaudar de vuelta, va a cobrar, ¿entendés? Pero, se podía pagar para tener una vida diferente, una vida, diría yo, una vida digna, una casa completa, infraestructura, una plaza, las calles, de todo a mejorar, que sea una ciudad. Así los pobladores tenemos nuestra obligación y nuestro compromiso… la urbanización, el proyecto, nos ofrecieron que íbamos a tener a futuro medidor de luz, medidor de agua, entonces, por ahí, algún problema de luz, ya tenemos a quién recurrir, a quién llamarle, a quién reclamarle. O sea que, en ese caso, como poblador, ya tenemos nuestro derecho y nuestro compromiso, nuestra obligación (en entrevista con el autor 19.06.17).
En conjunto, estas experiencias locales nos sugieren que el PMV comprende las soluciones habitacionales y el empleo como un vehículo por medio del cual se fomenta el desarrollo social local.
Vista de la calle desde la escalera tradicional en el Barrio 31. Foto del autor 14.06.17.
- Espacio público y espacio privado: nuevas disputas
La última experiencia destacada que quisiera resaltar tiene que ver con las complicaciones que rodean los límites entre el espacio público y el espacio privado, particularmente cuando las intervenciones deseadas por algunos actores afectarían al espacio privado del otro vecino o al espacio público en general. Como muchos vecinos han expresado, y como se sostiene también en la Ley 3343, la urbanización e integración del Barrio 31 implica que hay que facilitar y garantizar el acceso a los servicios urbanos y sociales. En este sentido, Rodolfo, el presidente de una cooperativa que ha estado llevando adelante obras en el PMV, considera el significado del concepto de urbanización teniendo en cuenta los recientes proyectos en el barrio:
La urbanización sería más de fondo, está hermoso lo que se está haciendo, pero no alcanza con una mejora; bueno, que hay calles más abiertas, van a abrir más calles, pero vamos a ver cómo sigue todo esto. Hasta ahora venimos bien, pero hace falta un poco más de amplitud, yo diría, sacar las escaleras que hay, viste que hay muchas escaleras en la calle donde ocupan mucho lugar, donde el espacio es muy reducido, donde no entra una ambulancia, donde no entra un bombero, donde no entra una persona con un aparador, con un ropero para meter en su casa; y hay pasillos tan angostos que no entra una persona. Así tienen que entrar, así es, un pasillo de acá hasta allá y casas y casas y casas y puerta, puerta, puerta, puerta… ni el aire entra. Entonces, ahí tenemos que enfocar la urbanización (en entrevista con el autor 02.08.17).
Se observa aquí una preocupación respecto del acceso colectivo a servicios por medio de espacios públicos más adecuados. No obstante, dada la irregularidad morfológica del Barrio 31, una sola intervención suele convertirse en un asunto bien complicado. Como explica Amalia, una arquitecta de la Secretaría,
Lo que surgió es, o sea… cosas puntuales que ellos planteaban era la cuestión del baño y la cuestión de la escalera, eran como los dos puntos que ellos más necesitaban. Y puntualmente con la escalera nos surgió esto de que al poner, la escalera que ellos tienen es chica, aparte que está en mal estado es chica, entonces para poner una escalera que sea un poco más cómoda, tenés que modificar un montón de cosas de la planta baja y de las de arriba. Entonces, bueno, ahí estamos un poco, todavía en tentativas, tanto con él como con los vecinos y todo, para ver si vamos a cambiar todas las escaleras o no, si vamos a ocupar un poco del espacio público para hacer una escalera que a ellos les permita subir más cómodamente. Pero bueno, también el espacio público siempre es acotado y es espacio público, entonces, no deberíamos ocuparlo pero en la vivienda no tienen lugar. Como en general son muchos factores que tenés que ir viendo con todos los que, porque son los vecinos, un montón de actores también; son un montón de factores con un montón de actores, que tenemos que ir como negociando con todos para que en el momento de cerrar el proyecto y que venga la cooperativa y lo ejecute (en entrevista con el autor 07.08.17).
De modo similar, Adriana, la trabajadora social de la Secretaría, reflexiona sobre la complejidad del proceso social que dichas intervenciones implican:
Y el de los vecinos, yo creo que es un compromiso más subjetivo que es de cuidado de aquello que el Estado está entregando; o sea, empezar a cuidar ese mejoramiento que se les hace y de empezar a hacer de ese mejoramiento como un cómplice en las mejoras en la relación con sus otros vecinos porque el mejoramiento hace muchas cosas que son compartidas, empiezan a compartir algunos el patio, algunos las escaleras… Entonces, hacer de eso que simplemente es un mejoramiento de vivienda una herramienta para mejorar la convivencia es una tarea de ellos; ahí sí nosotros podemos dar dos o tres talleres, o sea, acompañar, pero sin duda es una voluntad que tienen que poner ellos indiscutiblemente. Yo creo que ésos son como los compromisos a futuro de cada uno (en entrevista con el autor 20.07.17).
Tal vez uno de los casos más emblemáticos de las disputas que han surgido de la reformulación del espacio privado y del público tuvo lugar en Galpón 1, un sector del barrio donde Magdalena, una propietaria, inició una denuncia contra el Estado después de que las obras en su casa la dejaron sin una escalera (la cual estaba anteriormente por fuera de la casa), en parte porque el vecino de la vivienda adyacente no accedió al PMV y no quería compartir su escalera con la vecina en cuestión (Toland 2019). En sus palabras:
Hay una linda terraza, dijeron que hicieron una linda terraza; eso sí hicieron ellos, pero no puedo ver todavía mi terraza porque estoy sin escalera… En realidad esto fue lo que me hizo, pero si me va a poner acá, mi escalera va a agarrar espacio desde acá hasta acá y ahí yo voy a perder mi espacio… Tampoco quieren dejar afuera ni un escaloncito, ésa es la regla, porque éste va a ser un pasaje supuestamente. Yo tengo, el que repartió todo el gobierno, que éste va a ser un pasaje porque por acá no entran ambulancias, no entra nada acá por la escalera, de este lado y el otro lado, y en realidad cuando se refacciona todo, cuando se urbaniza todo, éste va a ser un pasaje y el pasaje tiene que estar libre y tiene que tener cloacas buenas (en entrevista con el autor 26.06.17).
Estas experiencias nos ponen de relieve como se articula el espacio público y privado en el contexto de intervenciones en entornos de informalidad. Más aun, sugieren que lo privado prima, aún en situaciones de precariedad.
Cocina de una vivienda refaccionada en la manzana Galpón 1 del sector Playón Oeste durante obra. Foto del autor 26.06.07
A Modo de Cierre
Hasta este punto, hemos procurado describir el modo en que el PMV se extiende más allá de los problemas habitacionales para englobar también las oportunidades laborales locales, el desarrollo social local y las disputas entre el espacio público y el privado. ¿Cuáles son las lecciones más amplias que se pueden extraer de estas experiencias?
En primer lugar, la implementación del PMV pone de relieve las dificultades que se presentan al modificar cómo la gente vive, no sólo en términos de los materiales que se utilizan para construir una casa sino también por los procesos de construcción, particularmente cuando implican la transición de la autoconstrucción por parte de los propios habitantes hacia la provisión de servicios de construcción articulados por el Estado. En segundo lugar, el PMV representa una solución habitacional que avanza con cierta lentitud dada la confluencia de actores involucrados que negocian sus intereses y articulan la implementación. Justamente por esta razón la Secretaría ha elaborado otros programas de hábitat (tales como los que responden más puntualmente a emergencias, entre otros) para responder a las demandas de los residentes (Toland 2019). Por último, estas experiencias sugieren que las disputas locales sobre el espacio público y el privado pueden llegar a socavar los objetivos de la política pública, particularmente cuando dichos objetivos apuntan a urbanizar un barrio carenciado, con el objetivo de que los residentes tengan acceso a los servicios básicos garantizados en otras partes de la ciudad.
MJT
Licenciado en Ciencias Políticas, Yale University. Maestrando en Planificación Urbana y Regional, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, UBA.
Todos los nombres mencionados en este artículo son seudónimos
Ver la Ley 3343 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “Urbanización del Polígono Villas 31 y 31 bis”.
Sobre la urbanización del Barrio Carlos Mugica de Retiro, ver también la Terquedad de lo que se vota, la Terquedad 2-13-31 y entre otras notas en café de las ciudades:
Número 70 | Política de las ciudades (I)
La urbanización del Barrio Carlos Mugica, de Retiro | Un debate recurrente y la opinión de Jorge Jáuregui | Marcelo Corti
Número 96 | Economía de las ciudades
Mercado Informal de Alquileres en las Villas 31 y 31bis (Barrio Padre Carlos Mugica, de Retiro) | Y algunas conclusiones sobre calidad de vida y políticas públicas | Kelly Olmos
Número 110 | Proyectos de las ciudades (I)
Barrio 31 Carlos Mugica | Fernández Castro, Cravino, Trajtengartz y Epstein exploran las posibilidades y límites del proyecto urbano | Marcelo Corti
Bibliografía
Di Virgilio, Mercedes. 2016. «Las luchas por el derecho a la ciudad. Derivas a partir de la lectura.» Quid 16 (6): 121-130.
Lindert, Paul van. 2016. «Rethinking urban development in Latin America: A review of changing paradigms and policies.» Habitat International (54): 253-264.
Rossi, Danilo. 2017. «Dimensiones sociales de la reproducción habitacional en la Villa 31” .» Tésis de licenciatura en ciencias antropológicas, Universidad de Buenos Aires, Facultad .
Toland, Matthew Jeffrey. 2019. «The Transformation of Villa 31: Local Politics and Urban Development Policy in Buenos Aires’ Most Emblematic.» Journal of Politics & Society, Columbia University .