La situación de los incendios es dramática en más de una docena de provincias argentinas. En Córdoba comenzaron a manifestarse en mayo y en el último mes y medio adquirieron suma gravedad, como lo muestra la proliferación de imágenes en redes y medios de comunicación.
Córdoba registra una de las tasas de deforestación más altas de Argentina, incluso de Sudamérica. En el año 2004 quedaba solo el 10% de bosque nativo de las 12 millones de hectáreas de monte con que la provincia contaba a inicios del siglo XX. Pese a lo dramático de esta situación, en la última década y media ese porcentaje se ha reducido al 3%. Todo indica que este 2020 será uno de los años en que más superficie de monte habrá sido arrasada por los incendios: algunas fuentes sostienen que han sido consumidas 95 mil hectáreas; otras, aseguran que ya son casi 150 mil (Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, UNC, UFS-CONAE). Si bien ha habido focos en zonas de la llanura pampeana provinciana, los ámbitos más castigados han sido las espacios serranos. No ha habido regiones que no hayan sufrido la devastación de miles de hectáreas de monte: el centro, norte, noroeste, incluso en el sur, en la falda oriental de las Sierras de Los Comechingones, así como los valles de Sierras Chicas, Punilla, Paravachasca, Calamuchita y Traslasierra.
Hay sobradas muestras que el gobierno provincial actúa tarde, de manera ineficiente y cuando el fuego se encuentra descontrolado: de hecho, declaró la alerta roja recién el 2 de octubre. La eliminación en el 2017 del impuesto que solventaba el Plan de Manejo de Fuego (cuyos fondos pasaron a ser responsabilidad del Ministerio de Gobierno) ha sido vista por algunos sectores como una desarticulación de dicho plan provincial y un atraso en las políticas de prevención y de fortalecimiento de los más de 170 cuarteles de bomberos de la provincia (datos de 2017).
Las consecuencias de la acumulación de errores, desidia o desinterés -por no decir premeditación, en muchos casos- se han convertido en una verdadera tragedia ambiental, un ecocidio que se agudiza con los años y que corre el riesgo de llegar a un punto de no retorno. A una provincia con un déficit hídrico histórico, que motivó la construcción de numerosos diques desde finales del siglo XIX para la provisión de agua a centros poblados y espacios rurales productivos, se le suman en los últimos años los fenómenos emergentes del cambio climático, por todos conocidos.
Estancia La Candelaria, el día después (Facebook de Alfonso Uribe)
Pero en estos temas se habla poco de un aspecto que hace referencia a la destrucción del patrimonio paisajístico, entendiendo al paisaje como noción que articula las relaciones entre sociedad, artefactos y naturaleza. El paisaje es un producto social, resultado de una transformación colectiva de la naturaleza, pero también de la proyección cultural de una sociedad en un determinado espacio. En esa línea, una consideración más amplia del bagaje patrimonial de un territorio conduce a entender al paisaje no sólo como resultado cristalizado de un pasado sino como producto inacabado y en evolución permanente. Esto conlleva un desplazamiento de la idea de patrimonio que incluye parajes, pequeños poblados, arquitectura modesta, infraestructura productiva, trazas de caminos y espacios agrarios, cuyas configuraciones materiales han estado en gran medida definidas por las condicionantes naturales. En palabras de Joaquín Sabaté, la conjunción de “naturaleza y cultura como parte de un concepto único: el patrimonio” (2008:271).
Los ámbitos serranos de la provincia de Córdoba son indudablemente nuestro patrimonio paisajístico por excelencia. No es el único, pero es el que expresa con mayor potencia una historia territorial que tiene por escenario preferencial a los valles, las pampas altas y los llanos enmarcados entre las macizos rocosos de los cordones montañosos.
Estancia la Candelaria acechada por el fuego
Algunas de las imágenes que acompañan esta nota y que han estado circulando en las redes muestran a la estancia La Candelaria acechada por el fuego. Se trata de una de las piezas que integra el sistema provincial de estancias jesuíticas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. No es solo un conjunto arquitectónico que testimonia un momento de nuestra historia, es un paraje en medio de la pampa alta de San Luis y un pequeño caserío. En su entorno viven familias que han ocupado ancestralmente esas tierras, familias criollas como la mayoría de las que habitan los enclaves serranos. Estos paisajes, sus artefactos y habitantes son parte de nuestra Córdoba más representativa, “el interior del interior”. Las serranías no son tierra “vacía” de atributos, como algunos medios malintencionados dieron a entender con referencia a algunas zonas: además de una enorme diversidad de especies naturales, allí se encuentran muchos de los poblados más antiguos del país y puestos de pequeños productores y familias campesinas.
Asimismo, son territorios en riesgo. En algunas de sus porciones son regiones históricamente postergadas, que evidencian despoblamiento y bajos estándares materiales de vida. La expansión de fronteras agrícolas, con el consecuente desplazamiento del espacio ganadero y homogenización de la diversidad productiva; el desmonte, con la consiguiente desertización del suelo, disminución de caudal de ríos y acuíferos superficiales y de napas freáticas por la pérdida de la capacidad de absorción del suelo, así como la desaparición de aguadas que sirven de abrevaderos para el ganado; la expulsión de comunidades campesinas y de pequeños y medianos productores locales, asociada a lo anterior, conjuntamente a la excesiva concentración dominial latifundista y del arriendo por parte de pools de siembra; la falta de saneamiento de los títulos de propiedad que genera inseguridad jurídica para las familias de ocupación ancestral y que incide en la baja productividad y la ausencia de estímulos para el trabajo rural; el peligro de explotaciones mineras de alto impacto medioambiental, incluso en sitios de valor arqueológico; o la práctica turística depredadora ajena a la identidad del lugar, entre otros, son los riesgos que acechan a los espacios serranos. A todo ello se suma que muchas regiones adolecen de una debilidad en su estructura funcional de largo arrastre: caminos escasos y precarios y una red deficiente de servicios y equipamientos.
Las serranías no son solo historia, pueden ser futuro. Urge un ordenamiento a escala provincial, sobre todo de aquellos espacios más débiles y postergados. Carecemos de una mirada integral del territorio y, en nuestra cultural urbanística, hay poca práctica de planificación territorial, menos aún de espacios dominantemente rurales. Es necesario apuntalar estas regiones y prepararlas para futuras dinámicas, así como preservarlas del agronegocio, la voracidad inmobiliaria y la iniciativa privada indebida. Cualquier camino en esa dirección debe concebir al territorio como un paisaje cultural y promover estrategias orientadas a un tipo de desarrollo que no se contraponga con la preservación de sus rasgos identitarios.
Fuente: Natalia Roca
Sin reglas de juego, sin regulación del suelo y sin conciencia de los valores paisajísticos y culturales de nuestras serranías, los cordobeses perdemos año a año nuestro patrimonio. No se trata de “chauvinismo” patriotero ni folclorismos provincianos; se trata de la destrucción deliberada de una identidad territorial. Al ecocidio se le suma el culturicidio.
FDT
El autor es Arquitecto y Doctor en Urbanismo, Profesor Titular FAUD-UNC, socio fundador del Estudio Estrategias. Es integrante de La Ciudad Posible.
De su autoría, ver también El lugar de todos. Consideraciones sobre el área central de la ciudad de Córdoba, en nuestro número 104.
Referencias:
___ “Informe Especial: Arde Córdoba”, en ANRed, Agencia de Noticias Redacción, 04/10/2020.
Benencio, Sofia; Pedace, Magdalena. “Las razones del desastre cordobés. Argentina en llamas: la cara más visible de la injusticia climática”, en El grito del sur, 03/10/2020.
Colautti, Fernando. “Cómo sigue el Plan del Fuego, ya sin el impuesto”, en La Voz del Interior, 17-08-2017.
Diaz Terreno, Fernando. “Constelaciones rurales serranas. Lógicas de ocupación del territorio y modelos de orden en el Norte de Traslasierra, Córdoba, Argentina”, en Revista Labor & Engenho, Vol. 7, Nº 3, Universidade Estadual de Campinas, San Pablo, 2013.
Sabaté, Joaquín. “Paisajes culturales y proyecto territorial”, en Nogué, J. (ed.) El paisaje en la cultura contemporánea, Biblioteca Nueva, Madrid, 2008.
Sigismondi, Pablo. “Es un verdadero ecocidio y el gobierno es cómplice”, entrevista en Radio Cut FM102.3, 01-10-2020.