
La Feria de La Salada, tercer paseo de compras
metropolitano (grandes superficies comerciales y de servicios
bajo cubierta) de Buenos Aires volvió a sorprender con
la novedosa posibilidad
de comprar
por Internet. Esta mega-centralidad informal metropolitana
daba un salto cualitativo, posicionando su oferta en forma
virtual pero sin renunciar a su anómica acta de nacimiento.
Otro
rasgo impactante de la noticia son los detalles acerca
de la nuevas formas de operación de la feria: “los sitios permiten realizar compras que se
envían mediante el correo Oca o se pueden retirar en un
local abierto en Puerto Madero” (Perfil, 28.10-09);
a su vez, de acuerdo al diario Cronista Comercial, “prontamente
La Salada ofrecerá adquirir productos
a través de pagos con tarjeta de crédito”. (Sanguinetti,
A., 2009).
Este
fenómeno inédito en el mundo, calificado como la mayor
feria ilegal de América Latina por la Unión Europea,
sorprende tanto
por la magnitud alcanzada como por la rapidez de su crecimiento.
Cuesta entender donde reside su “marca genética”, que
permite reunir a alrededor de 15 mil puestos de venta
y 50 mil compradores diarios en un sitio escondido en
una de las periferias internas de la región metropolitana
de Buenos Aires (ABBA, A. P., 2009).

Dimensión
del fenómeno
Aunque
la información disponible es imprecisa, tanto como las
propias modalidades de la actividad, La Salada emerge como uno de
los grandes Centros de Compras de Buenos Aires, al que
afluyen 50 mil clientes diarios. Estas cifras
de la capacidad de atracción de este atípico “Paseo de
Compras” lo posicionan en el tercer lugar en el ranking
metropolitano, después de Unicenter
y el Abasto (93 y 53 mil visitantes diarios respectivamente).
La
dimensión del fenómeno asombra cuando se observan los
alrededor de 15 mil puestos de ventas (10 mil “formales”
bajo cubierta y 5 mil “informales” a cielo abierto en
la ribera del Riachuelo), sobre todo cuando se compara
con los pocos feriantes que comenzaron a instalarse en
la zona allá por los ’90 (luego la feria se potenció en medio de la crisis y el trueque en el 2002).
La internación fue un desarrollo de los puestos más rentables,
que pagan entre 300 y 500 pesos de alquiler en tres grandes
tinglados (Ócean, Urkupiña
y Punta Mogotes) quedando afuera los más precarios, que
pagan entre 30 y 60 pesos.

La
feria bajo cubierta alcanza las 20 hectáreas en
el partido de Lomas de Zamora. Una franja de alrededor
de 15 cuadras a orillas de Riachuelo es el asiento de
los feriantes a cielo abierto. Se estima que las transacciones producidas generan alrededor
de 10 millones de dólares semanales, ocupan a cerca de
6 mil trabajadores y atraen 600 tours de compras por día
desde la región metropolitana, otras provincias y países
limítrofes.
Actualmente,
y como una muestra de la anomia predominante, el Municipio
intimó el retiro de algunos feriantes que ocupan la traza
del camino de sirga del Riachuelo y los comerciantes no
quieren dejarlos por temor a que ante la inacción municipal
los ocupen otros (InfoRegión, 11-11-09). Por otra parte los feriantes realizaron
rellenos en la margen derecha del Riachuelo, en dominio
de la Provincia, para colocar
nuevos puestos y hasta para ampliar el sector de estacionamiento,
modificando el cauce y aumentando el riego
de inundaciones (Clarín, 18-11-06).

Centro
de nuevo tipo o mix de lo conocido
El
fenómeno emerge desde lo socio-territorial, diferenciándose
de las Centralidades Tradicionales (CT) que crecieron
durante la expansión metropolitana de la primera mitad
del siglo pasado, relacionadas con los ejes ferroviarios,
y de las Nuevas Centralidades (NT), que
nacen en el último cuarto del siglo XX asociadas a la
transformación modal del transporte (con el auge del automotor
individual) y periferización
de las “élites” (ABBA, A. P., 2007).
Las
CT crecen con el tejido urbano en los nodos más accesibles
de la trama de movilidad. El soporte construido se va
adecuando a flujos de consumidores de una intensidad muy
alta, demandando una oferta cada vez mas sofisticada de
bienes y servicios a cielo abierto. Las NC, en cambio,
constituyen ofertas concentradas de bienes y servicios
bajo cubierta que se montan sobre redes de alta movilidad,
preferentemente autopistas, captando no ya consumidores
de territorios de influencia sino sobre flujos de consumidores
motorizados.
La Salada nace en un punto
que no corresponde a una centralidad social ya construida
(CT) ni a puntos focales de alta captación de flujos (NC),
sino que se establece en una periferia urbana interna al amparo de la anomia que
el entorno le ofrece, en lo que seguramente se manifiesta
la llamada centralidad negativa (Barberis, W., 2009).
Constituye un nuevo tipo de centralidad de alto impacto,
con oferta concentrada de bienes de segundas marcas de
productos de alta sofisticación de marketing, preferentemente
vestimenta, que atrae consumidores de medio-bajo y bajo
estándar así como a comerciantes de proximidad del conurbano
y otras provincias y países limítrofes.
La
centralidad negativa rompe con la semántica instituida
de los ‘80 y ’90 en materia de comercialización, como una mezcla de las áreas especializadas urbanas
(el tradicional Once o la más moderna zona de outlets,
Warnes, etc.) y las ferias de
suburbio. Tiene relación con el quiebre
de las cadenas de comercialización de alta sofisticación
e intermediación pero de baja sustentabilidad. El alto grado de informalidad las confina
en territorios intersticiales que repelen al consumidor
muy formalizado pero atrae multitudes que pagan el costo
para hacer grandes diferencias.

Conclusiones
Cuando
se califica a La Salada como una ruptura de
una cadena de valor urbana se debe aclarar que no constituye una excepción sino un caso de gran impacto socio-territorial.
Un ejemplo también relevante y que forma parte de la agenda
metropolitana es el reciclado
informal de los residuos sólidos urbanos, que se instala
en un lugar de fractura del modelo de relleno sanitario
ideado para el CEAMSE hace más de 30 años.
La
ecuación planteada por la tecnología aplicada no resiste
más por: la valorización en el mercado de materiales que
se entierran indiscriminadamente y, fundamentalmente,
los costos socioambientales en que estos procedimientos incurren. Entre
los casos de ruptura de cadenas urbanas de valor pueden
citarse los servicios irregulares de transporte que
cubren el déficit del servicio formalizado, los mercados clandestinos de alimentos perecederos que funcionan por fuera
del Mercado Central, la venta
ambulante, etc.
El
tema abordado, esta mega-centralidad informal, tiene características
tan sorprendentes que provocó una polémica no saldada
entre posiciones como la de Alfonso Prat Gay, ex Presidente del Banco Central,
que defiende el emprendimiento calificándolo como la “informalidad de los excluidos” (Prat Gay,
A., 31-03-09), y la
de Santiago Montoya, ex Director de ARBA,
que propone hacerles cumplir la ley pero “facilitándoles
salir de la informalidad” (Montoya, S., 7-04-09).
Si
se piensa el espacio urbano como una trama que permita
una fluida y universal relación entre lo privado y lo
público y entre toda la gama de actividades socio-productivas,
debe evitarse todo tipo de ghettización
de sus componentes. Los casos de La Salada y de algunas otras
actividades urbanas comentadas plantean el dilema de cómo
la sociedad resuelve las transformaciones de las formas
de producción y consumo mejorando los niveles de equidad
social y de sustentabilidad
ambiental.
Las
restricciones como espacio público que este nuevo tipo
de centralidad plantea, que por otros motivos también
presentan los shoppings
formales, solo
serán revertidas si se logra un posible modelo no excluyente
de incorporación de la informalidad anómica de estos sitios.
APA
El
autor es Arquitecto y Planificador Urbano, a cargo actualmente
de la Codirección del
“Proyecto Estructura Socio-Territorial del Area
Metropolitana de Buenos Aires”, Centro
de Investigación Hábitat y Municipio (CIHaM), FADU/UBA.
Es
Investigador Responsable del Observatorio de
la Institucionalidad Metropolitanade Buenos Aires.
Ver
los informes
trimestrales de Artemio Abba que café
de las ciudades publica en relación
a los avances y/o retrocesos de la institucionalidad y
gestión de la Región Metropolitana
de Buenos Aires.
Bibliografía
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Artemio Pedro, (2007), Nueva lógica de Centralidad Urbana
en el Siglo XXI - Área Metropolitana de Bs. As., Mundo
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Barberis,
Walter, (2009), Mas allá de la fragmentación, Identificación
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vende por internet y entrega
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Prat
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Diario Clarín,
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Sanguinetti, Andrés, (2009), “País insólito: ya se puede comprar ropa de La Salada por Internet”, Diario
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