María Elina Gudiño archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/autores/maria-elina-gudino/ Revista digital Café de las Ciudades Thu, 01 Dec 2022 22:45:24 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png María Elina Gudiño archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/autores/maria-elina-gudino/ 32 32 Desafíos para las ciudades del siglo XXI https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/desafios-para-las-ciudades-del-siglo-xxi/ Mon, 07 Mar 2011 22:39:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=6012 Desde la década de los ´80 y aún antes algunos especialistas -tales como Paul Singer (1974), que profundiza en la relación ciudad-campo, Tormod Hermansen (1977), que menciona que las economías de escala y de aglomeración, la disminución de los costos de transporte y la mayor movilidad migratoria y de servicios conducen a una concentración gradual...

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Desde la década de los ´80 y aún antes algunos especialistas -tales como Paul Singer (1974), que profundiza en la relación ciudad-campo, Tormod Hermansen (1977), que menciona que las economías de escala y de aglomeración, la disminución de los costos de transporte y la mayor movilidad migratoria y de servicios conducen a una concentración gradual de las actividades económicas, sociales y culturales en las ciudades más grandes, o José Ábalos (1985) que escribe sobre la descentralización- plantean problemas centrales que con el tiempo se agudizan y que demandan cambios en el modelo de ciudad y su entorno.

A partir de la revolución industrial, la ciudad concentra población por las ventajas que ofrece: trabajo, vivienda, servicios educativos, de salud, seguridad y mejores condiciones de higiene, luz, agua potable, cloacas. Por lo contrario,  el campo se ve despojado de actividades productivas que pasan a formar parte de la ciudad y solo le quedan las actividades primarias que generan menos trabajo y salarios más bajos.

Sin embargo no todas las ciudades brindan los mismos servicios y los beneficios que ofrecen no son para todos iguales. Las diferencias entre ciudades se agudizan con el tiempo, no es lo mismo hablar de Franckfurt que de San Pablo o Buenos Aires, o de ciudades menores como pueden ser Catamarca en la Argentina o Chillán en Chile. 

El propósito en este caso no es hacer un estudio comparativo de ciudades sino conocer lo que probablemente pasará en las ciudades en las próximas décadas y para ello es importante caracterizar a la ciudad actual y reconocer que la ciudad forma parte de un sistema mayor, el mundo, y su pertenencia a él implica la generación de interrelaciones y flujos que influyen decididamente en su comportamiento y en el del resto del sistema al que pertenece.

Los que participan en la red de ciudades globales son espacios centrales y el resto son marginados, siguen siendo parte de una jerarquía diferente, los flujos que ellas generan o de los que son destinatarios responden a un modelo diferente, más acotado.

Esto es fundamental entenderlo porque los escenarios serán distintos. No todas las ciudades debe hacer el esfuerzo de integrarse, por el contrario, ser marginal es una condición de mayor independencia que puede permitir actuar con mayor libertad.

La ciudad actual

La ciudad es un todo, un sistema en el que cada una de sus partes o  subsistemas interactúan entre sí y a la vez se ven influenciado por una serie de fenómenos y procesos que afectan al sistema en su conjunto.

La función de una ciudad en la actualidad es inherente al grado y al modo de integración que sostiene con respecto a la economía mundial. Los factores que condicionan el grado de integración responden principalmente a la capacidad de gestión que tenga, a las condiciones económicas, políticas y sociales del territorio en dónde está inserta, al papel que puede desempeñar en los sistemas productivos globales y el interés que despierte en el capital transnacional.

Lo que hace que una ciudad se integre al circuito de los capitales internacionales son los factores de atractividad que ésta ofrezca al mercado mundial, transformándose en el vínculo entre el espacio nacional y la red mundial.

Muchos países hacen el esfuerzo por crear esos atractivos y para ello invierten abultadas sumas, descuidando al resto de las ciudades; en otros casos es la inversión directa extranjera la que motoriza el crecimiento urbano. Pero lo cierto es que en uno y otro caso, hay una pérdida de identidad y creación de no-lugares.

La ciudad crece y concentra habitantes y actividades, pero cuando pasa ciertos límites genera externalidades negativas que terminan pagando todos los que habitan en ella: congestionamiento vehicular, polución atmosférica, contaminación por residuos, pérdida de espacio público, redes y equipamientos que colapsan, deterioro de las condiciones ambientales y peligrosidad frente a amenazas naturales. Pero además en ella conviven distintos grupos y culturas, en las que se agudizan las desigualdades y dualidades.

Los procesos de concentración no desaparecen: al contrario, se agudizan, su crecimiento se desborda y se produce la dispersión hacia la periferia afectando a su hinterland.  

La tendencia es conectar ciudades, puertos y grandes corredores de comercio, pero esto no lleva a una mayor dispersión de poder y renta sino al contrario; diversos autores (Sassen,S., 1999;  Knox, P., 1995; Veltz, P., 1999; Méndez, R., 1997; Friedmann, J., 1997) señalan que la concentración económica se acentúa en determinadas ciudades, las que pasan a constituir los centros de decisión y relaciones del nuevo orden económico y financiero internacional. Se habla de ciudades globales, de ciudades mundiales, ciudades red, metápolis, islas del archipiélago mundial; son los espacios ganadores o emergentes. (Veltz, P. 1999).

La dispersión es solo física, la ciudad avanza hacia el campo gracias a la construcción de autopistas que facilitan la conexión. Cualquier ciudad grande se amplía con ciudades satélites y pueden ser a su vez satélites de otras ciudades grandes creando una megalópolis.

Los espacios son articulados, esencialmente, en torno de las grandes megalópolis del eje Norte- Norte, los cuales a su vez se vinculan, de forma selectiva, con centros de poder en las megalópolis en el eje Sur-Sur. (Dreifuss, R, 1996)

La función del campo cambia, ya no es el espacio que abastecía de productos a la ciudad, ahora es el patio de la ciudad destinado a espacios de recreación, ocio, basurales, villas inestables, barrios cerrados, grandes centros comerciales.

En general, el proceso de expansión urbana no tiene en cuenta las limitaciones en cuanto a provisión de infraestructuras como agua, luz, cloacas, equipamientos comunitarios como escuelas, centros de salud o policía, ni  tampoco la aptitud que reúne el lugar en cuanto a condiciones físico-naturales (amenazas de origen símico, hídrico, volcánico u otro tipo). Claro está que estas condiciones afectan a determinados grupos socioeconómicos, porque para otros su poder adquisitivo les permite tener acceso a todos los servicios, tecnologías de última generación y  medidas de protección. Surgen espacios fragmentados que forman mega-espacios locales y globales al mismo tiempo, fenómeno que a escala urbana se manifiesta de la misma manera.

Una ciudad puede ser caracterizada  partir de sus dimensiones físicas, sociales y políticas-administrativas, porque es al mismo tiempo urbs (espacio construido), civitas (espacio social) y polis (unidad político-administrativa). (H.Capel, 2003).

La ciudad actual como urbs presenta grandes transformaciones morfológicas. Surgen nuevas tipologías urbanas que son similares en todo el mundo, se instalan grandes bloques de pisos y edificios de oficinas de gran altura que son insostenibles por el gran consumo energético. Las desigualdades se profundizan. Aparecen sectores de la ciudad que cuentan con todas las infraestructuras y servicios mientras que otros aparecen sin servicios; se construyen emprendimientos inmobiliarios de primera categoría al lado de asentamientos en los que la población vive hacinada y sumergida en una pobreza que en muchos casos lleva a la marginalidad.

Como civitas, si bien la ciudad fue vista y sentida durante mucho tiempo como el lugar de encuentro comunitario en el que habitan diferentes comunidades, con el paso del tiempo las diferencias se acentúan y se agudiza la inseguridad, la violencia y la criminalidad. Si bien en el Medioevo los muros de las ciudades se levantaban como medio de protección, en la actualidad los condominios cerrados  de la ciudad postmoderna son reflejos del miedo. (Tarso Genro, 1996). La segregación social da lugar a una fragmentación de la ciudad y esta deja de ser el lugar de encuentro, lo que lleva a la pérdida progresiva del espacio público y un individualismo exacerbado, perdiéndose el sentido de comunidad.

Como polis, la ciudad tiene un ordenamiento jurídico y administrativo que según el modelo de desarrollo imperante ha ido variando. En los últimos tiempos, sobre todo luego de los ’90, se observa un debilitamiento de la actuación del Estado y de las normativas vigentes. Es el mercado el que define la oferta y demanda de suelo de la mano del accionar de agentes inmobiliarios, lo que lleva a acentuar las inequidades sin considerar el bien común de todos los ciudadanos y su derecho a la ciudad.

Escenario tendencial

Las tendencias a nivel mundial señalan cambios significativos desde el punto de vista social, económico y político en el marco de un cambio climático global en el cual el agua es el recurso escaso y, paradójicamente, el que genera mayores  efectos nocivos por inundaciones y amenazas aluvionales. 

Adolfo Castilla, presidente del Capítulo Español de la World Future Society, señala entre las tendencias sociales: 

· El crecimiento de la población mundial desde los 6.300 millones de personas actuales hasta los 8.000 millones en el 2030.

·  El aumento de la esperanza de vida y cambios radicales en las pirámides poblaciones.

·  El aumento de las migraciones y transición étnica en los países desarrollados.

·  El  desempleo alto y la generalización del empleo precario.

·   Los  cambios culturales y de mentalidad.

·  La fuerza que adquieren las nuevas religiones y sectas y lo esotérico.

El mencionado especialista considera que, desde el punto de vista económico, el presente y el futuro inmediato estará condicionado por la crisis financiera mundial, la que provoca recesión en los países desarrollados, menor crecimiento promedio de los países en vías de desarrollo, debilitamiento del crecimiento económico mundial y reducción considerable del comercio internacional.

Las previsiones de las Naciones Unidas y de otras instituciones internacionales son que la economía mundial puede duplicarse en el plazo de 22 a 25 años y el comercio mundial se triplicará, alcanzando un volumen de intercambios superior a los 27 billones de dólares.

Estas condiciones sociales y económicas también se verán reflejadas en la ciudad. En los últimos 30 años se ha comprobado una aceleración de la urbanización global y un proceso de concentración de la renta y poder que cada día es más acentuado. Sin embargo existen matices y tendencias diferentes. Al respecto Eduardo López Moreno, representante de ONU-HABITAT en el II Congreso Internacional de Desarrollo Humano realizado en Madrid en el año 2009 destaca que: 

·  Los intensos procesos de urbanización hacen prever que en el año 2030 más del 60% de la población mundial vivirá en áreas urbanas, incluso más del 80% en el ámbito latinoamericano.

·  La mitad de la humanidad vive hoy en centros urbanos. Se estima que para el año 2050 seis de cada diez habitantes del orbe serán urbanitas.

·   Si el Siglo XX se caracterizó por un acelerado crecimiento y expansión urbanos, es posible que el Siglo XXI sea conocido como el Siglo de las “meta-ciudades”, o conurbaciones urbanas de más de 20 millones de habitantes. Se espera que para el 2020 existan más de 600 ciudades de esta dimensión; de ellas 26 serán mega-ciudades con poblaciones mayores a los 10 millones de habitantes, mientras que en el 2007 había tan solo 17.

·  Curiosamente -y contrariamente a lo que se cree-, mega y meta-ciudades son el  hogar de solamente el 9 al 11 % de la población mundial urbana. A pesar de representar una proporción relativamente baja de los habitantes que viven en ciudades en el mundo, las grandes aglomeraciones juegan un papel dominante en la política y en la economía.

·  Hacia el 2030 el ritmo de crecimiento urbano se habrá reducido considerablemente hasta llegar a 1,88 por ciento (UNPD, 2007) pero será muy asimétrico: 2,8 % en África, 1,76 % en Asia y 1 % en América Latina. En los próximos 20 años todo el crecimiento urbano tendrá lugar en las áreas urbanas de África, Asia y Latínoamérica.

·  La realidad es que las ciudades de tamaño medio concentran un poco menos de la mitad de la población del planeta pero este rango de ciudades crece más rápido que cualquier otro tipo de ciudad en el mundo de tal forma que ellas absorberán más del 50 por ciento del crecimiento urbano mundial en los próximos veinte años.

Otras tendencias manifestadas en este encuentro son:

·  El aumento del nivel de pobreza y exclusión social en los núcleos  urbanos. Las previsiones apuntan a que el número de pobres urbanos viviendo en favelas, villas inestables o tugurios pasará de 900 millones en 1990 a cerca de 1.200 millones en el año 2020. Contrariamente a lo que se piensa, los habitantes en barrios marginales no viven exclusivamente en las grandes ciudades sino también en las ciudades de tamaño intermedio.

·  La permanencia de la “ciudad dividida”, que supondrá la partición física y espacial de las urbes en vías de desarrollo y la acentuación de las desigualdades sociales debido a la pobreza y exclusión social frente un número cada vez más reducido de habitantes ricos y de clase media que optarán por vivir protegidos en suburbios fortificados, barrios cerrados y urbanizaciones privadas frente a la inseguridad, violencia y criminalidad.

·   En ausencia de un sistema de gobernanza global, es probable que surjan bloques sub-regionales, algunos de los cuales -sin objetar directamente el modelo occidental económico liberal y democrático- aplicarán una versión del modelo nacional Estado-céntrico.

·   La movilidad poblacional será cada vez mayor en todos los sentidos. Mientras que los habitantes de países ricos migrarán a países del sur con mejores climas y coste de vida más bajo, los jóvenes de países pobres dejarán sus pueblos y ciudades en busca de mejores oportunidades en los países donde pueden encontrar empleos con mejores salarios.

·   A corto plazo, no es previsible que los países del norte y del sur compartan una visión común para implantar políticas ambientales, ni se vislumbra una organización multilateral que pueda abordar los problemas ambientales del mundo, lo que repercutirá en la sustentabilidad del hábitat urbano.

Desafío para las próximas décadas

Frente al panorama brevemente descripto y las tendencias manifiestas, el futuro es difícil de prever, sobre todo en entornos tan inestables como el de las ciudades de la periferia (Latinoamérica, África, Asia). Sin embargo los problemas urbanos exigen anticipar posibles futuros para discutirlos y actuar conforme a ellos.

El pertenecer a la red de ciudades globales genera posibilidades de crecimiento económico, mayores flujos de población, financieros, mejores tecnologías y más trabajo, pero también una mayor dependencia y la aparición de externalidades negativas en la ciudad y su entorno. 

A escala mundial las megalópolis se conectan a través de redes virtuales y reales pero, ¿qué pasa con los subsistemas nacionales, regionales o locales de los cuáles forman parte estas ciudades? 

Al respecto, la Estrategia Territorial Europea (1999) enfatiza en la importancia y necesidad de un sistema urbano más equilibrado que pueda garantizar el acceso de mayor cantidad de población a los recursos, el empleo y la innovación, mediante el fortalecimiento de las redes de ciudades intermedias que faciliten la cohesión territorial, lo cual afirma la relevancia del rol que cumplen en los sistemas urbanos regionales. Las ciudades intermedias pueden ayudar a equilibrar el sistema y brindar posibilidades tendientes a ser la ciudad más inclusiva y sostenible, estableciendo una mayor interrelación y complementación con su entorno rural.

A pesar de su importancia y la que van a tener en el futuro, es sorprendente constatar que existen más estudios sobre las grandes ciudades, por lo que es poco conocido lo que sucede en ellas. Quienes venimos desde hace varios años estudiando su comportamiento debemos alertar sobre lo que está pasando y actuar al respecto. 

Muchas ciudades intermedias que forman parte de la estrategia de integración de la economía mundial comienzan a manifestar una serie de transformaciones  en su forma y estructura. Hay una pérdida de identidad debido a la implantación de nuevas tipologías urbanas. Se instalan grandes edificios que hacen colapsar los servicios y el proceso de dispersión hacia la periferia provoca la aparición de externalidades, aumentos de gastos fiscales y deterioro medioambiental.

Estudios de tipo comparativo realizados de ciudades globales como San Pablo o  Buenos Aires o de ciudades globales e intermedias como Santiago de Chile y Mendoza, a partir de indicadores morfológicos, económicos y ambientales, demuestran que las transformaciones son similares en todas las ciudades, lo que varía es el momento en que se producen y la magnitud de dichas transformaciones. Conclusión a la que también arriban autores pertenecientes  la Red de Investigadores sobre Globalización y Territorio, en el caso de otras ciudades  latinoamericanas.

El ámbito local es el que puede tener una mayor especificidad en cada subsistema regional y es donde se pueden definir niveles de planificación-acción a través de proyectos de inversión y desarrollo específicos, pero para ello hay que fortalecer al Estado y trabajar en el diseño de políticas y estrategias de desarrollo regional tendientes a redireccionar las políticas públicas en función de una visión estratégica del territorio en general y de la ciudad en particular.

Angel Massiris (2007) reconoce que hay una contradicción en la lógica espacial  de la economía de mercado, por lo que es necesario diseñar nuevas estrategias de gestión territorial y planificación que tenga en cuenta a todos. Las  decisiones de localización de las actividades que toman los agentes privados son en función de sus intereses particulares, por lo que no conducen a ocupar el espacio con usos del suelo que corresponden al interés colectivo.

Al respecto, Sergio Boisier (1997) menciona que el mercado no incluye categorías territoriales sino que opera sobre la base de rentabilidades microeconómicas relativas y que existen determinados bienes colectivos que no son posibles a precios de mercado, por caso las distribución geográfica de infraestructuras (rutas, agua, energía) o los equipamientos y servicios de salud y educación, o la preservación y desarrollo de espacios libres y públicos.

Las decisiones de los agentes económicos privados tienen consecuencias negativas expresadas en impactos ambientales, económicos y sociales adversos que generan conflictos, por lo que la actuación de los poderes públicos es imprescindible, como también lo es para generar condiciones de habitabilidad básica, crear empleos, trabajar en pos de una mayor inclusión social y sostenibilidad socio-ambiental.

En este contexto se hace necesario el Ordenamiento Territorial porque permite adoptar nuevos criterios sistémicos, integrales y flexibles que faciliten la coordinación institucional y gobernanza para hacer la ciudad más equitativa, inclusiva y sostenible y para integrar al espacio rural desde la especificidad que en forma intrínseca posee.

Un sistema y tejido urbano complejo significa condensación, conectividad y usos mixtos, lo contrario a la homogeneidad que ha prevalecido. La ciudad compacta debe combinar espacios ciudadanos compartidos con estructuras concentradas. Así se define un sistema complejo altamente organizado, en el que todo componente soporta y está conectado con el conjunto.  La solución adecuada no es una dispersión amorfa, sino una ciudad compacta de baja altura y densidad intermedia geométricamente integrada.  (Salingaros, 2005)

Las zonificaciones y códigos utilizados en la planificación urbana deben ser adaptados conforme a las exigencias actuales. Tendieron a homogeneizar espacios urbanos pero ya no resultan funcionales, con el agravante que nunca tuvieron en cuenta el entorno, el espacio rural, el que con el tiempo pasa a ser tierra de nadie.

La idea es introducir cambios radicales sin esperar a cambiar el sistema en sí, utilizando instrumentos que respondan a la misma lógica del sistema. En algunos países se están aplicando, por ejemplo, nuevos instrumentos regulatorios, tales como la participación en plusvalías, la bonificación por zonificación o bonos de densidad, la zonificación inclusiva, la venta de derechos sobre edificios o suelo creado que pueden orientar el crecimiento y contribuir a generar intervenciones puntuales conforme las características sociales, económicas y ambientales que presenten.   

El desafío está lanzado, ahora hay que trabajar en esta línea.

MEG

La autora es Investigadora del CONICET, Docente-Investigadora Categoría 1 y  Profesora Titular Efectiva de la carrera de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras  de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. Directora del Instituto CIFOT, la Maestría en Ordenamiento del Territorio con orientación en Planificación Estratégica y el Doctorado en Ordenamiento Territorial y de Desarrollo Sostenible.

De su autoría, ver también en café de las ciudades:

Número 98 | Urbanidad contemporánea
Movilidad poblacional y hábitat urbano | Plantear utopías para revertir tendencias | María Elina Gudiño

Sobre las ciudades globales, ver también en café de las ciudades:

Número 10 | Tendencias
Saskia Sassen: una visita guiada a la Ciudad Global | Dispersión, centralidad, nuevos movimientos políticos, culturas alternativas, y una pregunta: ¿de quien es la ciudad? | Saskia Sassen |

Número 11 | Tendencias
“La mundialización como nosotros la queremos” | Recomendaciones para las ciudades globales del Mercosur. | Norberto Iglesias |

Número 15 | Política
“Tendencia no es destino” | Ciudadanía global e innovación en La Ciudad Conquistada, de Jordi Borja. | Marcelo Corti

Número 24 | Tendencias (II)
Buenos Aires en los `90 y otras consecuencias de la ciudad global | Macdonaldización y disneylandificación, en una entrevista a Zaida Muxí | Zaida Muxí

Número 48 | Ambiente
El impacto de los sistemas globales de alimentación | ¿Una oportunidad para el Diseño? | John Thackara |

Número 60 | Economía y Cultura de las ciudades
Inflexiones urbanas y ciudades globales | Evidencias y jerarquías | Fábio Duarte y Clovis Ultramari

Número 96 | Urbanidad contemporánea
El Indice de Ciudades Globales de Foreign Policy | Entre los negocios y la felicidad… | Marcelo Corti

Bibliografía

ÁBALOS K., JOSÉ (1985): Orientaciones básicas en torno al tema de la descentralización y algunas experiencias relevantes para Chile, en Materiales para la discusión, Nº94, Centro de Estudios del Desarrollo (CED), Santiago de Chile.

BELLETSANFELIU, C., LLOP TORNÉ, J. (2004): Miradas a otros espacios urbanos: las ciudades intermedias, en Scripta Nova, Barcelona, vol. VIII, Nº 165.

BOISIER, S. La geografía de la globalización: un único espacio y múltiples territorios, enEstudios territoriales, Nº XXIX, España, pp. 82-99. 

CAPEL, HORACIO (2003): A modo de introducción. Los problemas de las ciudades. Urbs, civitas y polis, en

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DREIFUSS, Rene A. (1996): A época das perplexidades- Mundializaçao, Globalizaçao e Planetarizaçao: Novos desafios. Ed. Vozes, Petropolis (RJ), 1996, p. 153.

GENRO, TARSO (2000): El futuro de las ciudades en el nuevo orden internacional, Porto Alegre, Joao Ricardo Soares (traductor)

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HERMANSEN, TORMOD (1977): La organización espacial y el desarrollo económico. El alcance y la tarea del planeamiento espacial, en KUKLINSKI A. (compilador), Desagregación regional de políticas y planes nacionales, SIAP, Buenos Aires, pp. 347-426.

LÓPEZ MORENO, Eduardo (2003): Desánimo o esperanza en un mundo de realidades contrastadas, en II Congreso Internacional de Desarrollo Humano, Red Universitaria de Investigación sobre Cooperación para el Desarrollo, Madrid.

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Movilidad poblacional y hábitat urbano https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/movilidad-poblacional-y-habitat-urbano/ Mon, 06 Dec 2010 03:28:00 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=5826 N. de la R.: El texto de esta nota fue presentado originalmente en el Congreso Internacional Ciencias, Tecnologías y Cultura, Diálogo entre las Disciplinas del Conocimiento. Mirando al futuro de América Latina y el Caribe. Santiago de Chile, 30 de octubre-2 de noviembre, 2008, Universidad de Santiago de Chile, USACH, Santiago. Introducción La expansión de las ciudades...

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N. de la R.: El texto de esta nota fue presentado originalmente en el Congreso Internacional Ciencias, Tecnologías y Cultura, Diálogo entre las Disciplinas del Conocimiento. Mirando al futuro de América Latina y el Caribe. Santiago de Chile, 30 de octubre-2 de noviembre, 2008, Universidad de Santiago de Chile, USACH, Santiago.

Introducción

La expansión de las ciudades latinoamericanas vuelve a tomar importancia en los años noventa, pero ésta vez en el contexto de menores tasas de crecimiento poblacional, disminución de las migraciones campo-ciudad, menor intervención del Estado, privatización de los servicios públicos y aparición de nuevas ofertas inmobiliarias.

La orientación y el contenido del desarrollo metropolitano son motivados por el capital privado. Así se observan grandes mega-proyectos inmobiliarios comerciales y residenciales que, dado su volumen y superficie, impactan en su entorno y tienen la capacidad de remodelar el paisaje urbano y social, dibujando una ciudad cada vez más dispersa, fragmentada y segregativa, en las que las diferencias son cada vez más marcadas. Los altos valores del suelo en las zonas centrales de la ciudad producen una expansión anárquica que es liderada por las fuerzas del mercado, mientras el Estado permanece ausente.

La expansión responde a nuevos patrones urbanos que buscan dar respuesta a la necesidad de la población de gozar un ambiente más sano, agradable y seguro; sin embargo, esto no siempre se consigue.

Las distancias que median entre los lugares de residencia y de trabajo cada vez son mayores, aunque se construyan grandes autopistas de acceso rápido. Las presiones por la ocupación del territorio llevan a ocupar tierras aptas para el uso agrícola, zonas de mayor biodiversidad u otras que presentan riesgos ante amenazas naturales o sociales, por lo que aumenta la inseguridad de las personas, se encarecen los servicios, se deteriora el ambiente y se acentúa la vulnerabilidad.

La complejidad que entraña esta situación lleva a reflexionar sobre el tipo de hábitat en el que pretendemos vivir y sobre la necesidad de plantear utopías que nos lleven a transformaciones radicales para revertir algunas tendencias y construir una ciudad más inclusiva y sostenible.

Un mundo de ciudades

El fenómeno de la urbanización es más intenso y la proyección para el año 2030 señala que la mayoría de la población vivirá en ciudades. En la actualidad 300 conurbaciones han accedido a la categoría de urbes millonarias y se espera 650 en el 2025 (FNUAP, 1991 a y b). Un número considerable de estas ciudades supera los 10 millones de habitantes y los primeros lugares pasan a ser ocupados por mega-ciudades como Ciudad de México y San Pablo en Brasil. Sin embargo, del 80% de la población que habita en ciudades, solo un 8% lo hace en áreas metropolitanas y megalópolis mientras que el 72% restante de la población mundial se ubica en ciudades intermedias, las que comienzan a manifestar también un proceso de concentración poblacional con los consecuentes desequilibrios territoriales.

En el caso de América Latina, mientras en el año 1950 la población urbana ascendía a 69 millones de habitantes, en el año 2000 pasa a 391 millones y en el 2005 a 429 millones, lo que representa el 78% de la población total (552 millones). Estas cifras dan cuenta de que la población urbana se multiplica 5,6 veces mientras la europea se multiplica sólo en casi dos veces. De las 18 ciudades más grandes del planeta, 4 se encuentran en el territorio latinoamericano, lo que señala una agudización del proceso de concentración con el consecuente aumento de las disparidades, a pesar de la disminución operada en el ritmo de crecimiento poblacional y de la expansión urbana hacia la periferia.

La lógica del mercado y su impacto en las ciudades

A comienzos de los años ´80 se pensaba que la diseminación de las actividades provocada por la aceleración de los procesos de integración de la economía mundial y el avance en las tecnologías de comunicación daría como resultado un decrecimiento de la polarización urbana, pero a lo largo del tiempo se ha podido comprobar que esto no ha sido así.

El mundo se organiza en torno a grandes aglomeraciones difusas de funciones económicas y asentamientos humanos diseminados a lo largo de vías de transporte, zonas rurales intersticiales, áreas periurbanas incontroladas y servicios desigualmente repartidos en una infraestructura discontinua…... (Borja J. y Castells, M., 1997, p.13)

América Latina no es ajena a este proceso. Uno de los efectos más significativos de la globalización ha sido la recuperación de la importancia de las grandes ciudades y de su crecimiento y el consecuente desencadenamiento de nuevas modalidades de expansión metropolitana, donde la suburbanización, la policentralización, la polarización social, la segregación residencial, la fragmentación de la estructura urbana, etc., aparecen como rasgos destacados de una nueva geografía urbana. (De Mattos, 2002; Hiernaux-Nicolas, D. 1999)

Cabe preguntarse entonces si las transformaciones territoriales a las que hace mención J. Borja, M. Castells, C. de Mattos o D. Hiernaux-Nicolas solo se producen en ciudades globales o grandes metrópolis o si también aparecen en otras ciudades. La respuesta es afirmativa en el caso de ciudades intermedias vinculadas al comercio internacional.

Los procesos de urbanización privada y la tendencia al aislamiento de complejos habitacionales y comerciales se impusieron en la mayoría de las metrópolis latinoamericanas y aún en ciudades medias del continente. (Janoschka, 2002)

Los estudios comparativos realizados por la Red Iberoamericana de Investigadores sobre Globalización y Territorio desde el año 1998 a la fecha, demuestran que este fenómeno comienza a darse también en ciudades como Montevideo, Bogotá, San Salvador, Guatemala, San José de Costa Rica, San Diego, Tijuana, La Plata, Rosario, Mendoza, Toluca, Caracas, Salvador (Brasil), Belo Horizonte, Porto Alegre.

Con el propósito de profundizar en este tema, el Instituto de Cartografía, Investigación y Formación para el Ordenamiento Territorial (CIFOT) de la Universidad Nacional de Cuyo y el Instituto de Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile realizan un estudio comparativo entre Mendoza, ciudad intermedia y puerta de entrada y salida del MERCOSUR, y Santiago de Chile, considerada ciudad global, cabecera nacional y centro de decisiones económicas relacionadas con el NAFTA y puertos que conectan con el Pacífico. Se busca determinar si las transformaciones territoriales de una ciudad intermedia han sido semejantes o diferentes a la de la gran metrópoli y si se vinculan o no a los mismos procesos. Se comprueba, entre otras cosas, que la expansión en ambas ciudades produce cambios significativos en su morfología ante el influjo de la internacionalización de la economía. Son mayores las disparidades y tensiones en Santiago, pero los patrones urbanos y la expansión descontrolada hacia la periferia también comienzan a manifestarse en el caso de Mendoza.

Si bien el slogan del mercado inmobiliario es la oferta de lugares para vivir en un ambiente sano, agradable y seguro, esto no siempre es así. En el proyecto Amenazas naturales de origen hídrico en el centro-oeste árido de Argentina, realizado por investigadores del IANIGLA-CCT-CONICET-Mendoza, el Instituto CIFOT de la Universidad Nacional de Cuyo y la Universidad Nacional de San Juan, se demuestra que el avance urbano producido en las últimas décadas provoca una importante presión antrópica en zonas frágiles, lo que ha incrementado notablemente el riesgo aluvional.

Se manifiesta una gran fragmentación espacial debido a la forma de ocupación y actividades que se desarrollan. Aparecen asentamientos residenciales, villas inestables junto a barrios de vivienda social impulsados por el Estado, barrios privados, servicios de esparcimiento, deportivos, industrias, ripieras y basurales. La terrible brecha entre clases sociales es cada vez más marcada. La planificación de colosales barrios de vivienda social, sin la infraestructura necesaria ni servicios, sin espacios verdes ni arboledas públicas, no consiguen asegurar los mínimos requerimientos para una calidad de vida medianamente tolerable. Como contrapartida, algunas urbanizaciones monstruosas y de elevado valor también se instalan en el piedemonte, escapando a toda lógica. Algunos emprendimientos irrigan grandes superficies extrayendo agua subterránea y obviando las normas de equidad que regulan el uso del agua en una zona árida. Sin lugar a dudas el factor más peligroso está dado por la impermeabilización del suelo, ahora tapizado por el asfalto. Frente a aluviones de gran magnitud, el terreno y la vegetación natural pierden su capacidad absorbente transformándose el sitio en un verdadero corredor de agua con las consecuencias imaginables para la ciudad emplazada aguas abajo. La orientación del amanzanado, el ancho de calles, el entramado, la densidad y volumen de la edificación, la ausencia o mal uso de la forestación, acentúan las consecuencias frente al riesgo, porque no son tenidas en cuenta las características del medio natural y las condiciones del suelo. (López, M., 2007)

Es decir que las condiciones de vulnerabilidad y el deterioro de la calidad de vida se acentúan progresivamente. En un mismo espacio coexisten barrios cerrados de clase alta o media-alta con villas inestables y barrios populares. La marginalidad y la segregación social generan violencia y llevan a condiciones de inseguridad. Pero también la inseguridad es producto de habitar en un lugar donde aparecen procesos de degradación natural y riesgos para la población frente a amenazas naturales que pueden terminar en catástrofe, con la consecuencia de pérdida de vidas humanas y materiales. Si bien los más afectados son los que viven sumidos en la pobreza, también sufren los efectos aquellos grupos de altos y medios ingresos que cuentan con una vivienda digna, pero ubicada en una zona inadecuada desde el punto de vista ambiental.

Otro aspecto, no siempre considerado, es el relacionado con el tiempo disponible para gozar del ambiente sano, agradable y seguro promovido por las empresas inmobiliarias por los efectos que ocasiona la movilidad diaria. El tiempo que implica el traslado desde los lugares de residencia a los del trabajo son muy grandes, sin contar las horas que por razones laborales se pasan en la ciudad. A pesar de la construcción de rutas de acceso que se conectan a autopistas cercanas, la movilidad es dificultosa. Si trasladarse de punto a otro en una ciudad implica tiempo y dinero, es más complicado aún en el caso de ciudades menores donde las condiciones de las redes viales no son óptimas, ni se encuentran bien conectadas.

Los medios de transporte adolecen de serias deficiencias por lo que el automóvil pasa a ser una necesidad ineludible, sin embargo no todos tienen acceso a él, lo que contribuye a acentuar las desigualdades. Para el que no lo tiene, debe recurrir al empleo de medios de transporte público de baja frecuencia, lo que implica una carga adicional de horas. Para aquellos que sí lo tienen, deben salvar varios obstáculos para llegar a sus lugares de destino, los ingresos a la ciudad resultan muy dificultosos debido al incremento del parque automotor, las demoras son importantes y se generan nuevas externalidades negativas, entre ellas el aumento de la contaminación del aire por combustión y ruido.

En consecuencia la movilidad urbana que origina la búsqueda de un ambiente sano, agradable y seguro insume tiempo y costos que repercuten en la vida urbana.

Hábitat y calidad de vida

El tema del hábitat se incluye por primera vez en la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano (ONU, 1972); más tarde, en las cumbres mundiales de Hábitat I (Vancouver, 1976) y Hábitat II (Estambul, 1996). Primero se lo relaciona directamente con las posibilidades ciertas de acceder a una vivienda pero luego se amplía esta noción a la de la vivienda digna en asentamientos humanos sustentables, lo que incluye no solo la tenencia y la infraestructura de servicios, sino las condiciones adecuadas del entorno. Más recientemente el Foro Social Mundial de 2001 y el Foro Global Urbano de 2002 avanzan en los aspectos sustantivos del derecho a vivir en un ambiente sano con equidad y justicia social, lo que significa tener acceso al espacio público. Los últimos avances se dan en cumbre de Hábitat III (Vancouver, 2006), en la que se enfatiza en el crecimiento descontrolado de las ciudades, las pérdidas ocasionadas por desastres naturales, la violencia y pobreza y se insta a prevenir, a mejorar el manejo de la ciudad a través de una planificación acorde a la realidad de cada lugar.

A medida que pasa el tiempo el hábitat adquiere más connotaciones y múltiples dimensiones relacionadas con las características constructivas y servicios que posee una vivienda (luz, agua, cloacas), la accesibilidad a los equipamientos básicos (centros de salud, escuelas, policía), la distancia a los lugares de trabajo, el paisaje y del entorno en cuanto al grado de vulnerabilidad a que está expuesta la población frente a riesgos provocados por desastres naturales, deterioro de las condiciones ambientales y violencia, lo que repercute directamente en la seguridad y en la calidad de vida de las personas.

Necesidad de ciudades sostenibles

El escenario tendencial es preocupante porque hoy la ciudad no asegura un hábitat sano, agradable y seguro y la expansión urbana hacia zonas periféricas trae consigo nuevos problemas que impactan en forma negativa en la población.

La preocupación por el logro de ciudades sostenibles es manifiesta en encuentros como el realizado en el año 2006 por el PNUMA y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en el que se llega a la conclusión que las tendencias y temas emergentes que marcarán la agenda futura de la expansión urbana se vinculan con la escasez y deterioro de recursos naturales y la desigual distribución de los pasivos (daños) ambientales.

Algunas investigaciones que intentan interpretar la relación ambiente-territorio son el proyecto GEO Ciudades (PNUMA), la puesta en práctica de las Agendas 21 Locales, la Estrategia Ambiental-Urbana para América Latina y el Caribe formulada entre el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-HABITAT) cuyo objetivo es reforzar la complementariedad entre los programas (GEO Ciudades y Agendas 21 Locales).

No obstante su relevancia, son pocos los estudios integrales que abordan la relación de las ciudades y sus ecosistemas circundantes ante el proceso de expansión descontrolado.

Faltan estudios sistémicos y holísticos que ayuden a descubrir las relaciones que se entretejen a distintas escalas y que permitan interpretar los fenómenos de cambio que se producen en la ciudad. De nada vale definir políticas, metas y acciones para armonizar el desarrollo urbano regional si no se consigue preservar los ecosistemas en el contexto de la estrategia de desarrollo sostenible. Pero tampoco es posible definir estrategias concretas que reviertan tendencias hacia la degradación y que ayuden a conservar las condiciones del ecosistema urbano sino se logran definir pautas para el ordenamiento de los territorios a partir de un mayor conocimiento sobre los procesos que subyacen en una ciudad, la forma y orientación del crecimiento urbano y la interrelación que surge entre la ciudad y su entorno.

Reflexiones finales

La expansión urbana no puede ser indefinida. Si antes la movilidad desde las zonas rurales a la ciudad era una de las causas que provocaba la concentración en las grandes ciudades, hoy la migración es en sentido inverso. Pero el crecimiento desmesurado, sin planificación y consecuentemente anárquico amenaza la seguridad de las personas e incrementa la movilidad urbana.

Este fenómeno no ha mejorado las condiciones de vida de las personas ni ha solucionado el problema de la concentración, al contrario, el proceso sigue profundizándose y continúa produciendo efectos no deseables.

Si el objetivo de la movilidad ha sido siempre la búsqueda de fuentes de trabajo y la satisfacción de las necesidades básicas, es necesario replantearse el paradigma del crecimiento sin finalidad humana que se da en la macroeconomía y el diseño de políticas que incentivan la concentración.

Si planteamos utopías, podremos construir escenarios deseables y posibles para revertir algunos procesos desde una concepción más integral focalizada, en un desarrollo humano más sustentable y seguro en ciudades de crecimiento planificado, armónico, y más equilibrado.

No es el desarrollo urbano en sí lo que ha hecho inhabitable las ciudades o al menos un lugar no agradable para vivir, sino la pérdida de la relación del hombre con la naturaleza, por lo cual debemos preguntarnos qué tipo de ciudad queremos, o cuáles son las condiciones que debe reunir el hábitat en el que pretendemos vivir para luego poder intervenir en el territorio.

MEGM

La autora es Investigadora del CONICET, Directora del Instituto de Cartografía, Investigación y Formación para el Ordenamiento Territorial (CIFOT) y de la Maestría en Ordenamiento del Territorio con orientación en Planificación Estratégica, Profesora Titular de Geografía Económica, Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo.

Sobre Santiago, ver también entre otras notas en café de las ciudades:

Número 3 | Proyectos
Portal Bicentenario: Santiago y la Reforma Urbana | Recuperación de un antiguo aeropuerto y políticas de integración territorial en la capital chilena. La reforma urbana chilena según su Secretario Ejecutivo, Mario Tala | Marcelo Corti

Número 19 | Economía
El problema de los “con techo”… | Alfredo Rodríguez describe las paradojas del subsidio habitacional en Chile. | Alfredo Rodríguez

Número 52 | Lugares
Santiago a la vanguardia | Los claroscuros de una ciudad en desarrollo | Marcelo Corti

Número 59 | Economía de las ciudades
25 años de mercado de suelo en Santiago | Desarrollo urbano, valorización inmobiliaria y equidad territorial en la capital chilena | Pablo Trivelli

Número 68 | Planes de las ciudades
La extensión de Santiago | Una propuesta de actualización del Plan Regulador Metropolitano | Marcelo Corti

Número 77 | Planes de las ciudades
Sobre la propuesta de modificación de Plan Regulador Metropolitano de Santiago | La necesidad de una justificación más sólida ante la ciudadanía | Pablo Trivelli O.

Y sobre Mendoza:

Número 12 | Lugares
La amable Mendoza | Una ciudad sustentable entre el desierto y la cordillera. | Marcelo Corti

Número 82 | Planes de las ciudades
La Ley de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo de Mendoza | Un análisis crítico de la legislación argentina (I) | Marcelo Corti

Bibliografía

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BORJA, J. Y CASTELLS, M (1997): Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la información, Barcelona, UNCHS, Santillana, S.S. Taurus.

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JANOSCHKA, M. (2002): El nuevo modelo de ciudad latinoamericana: fragmentación y privatización, EURE (Santiago), diciembre, vol. 28, Nº.85, p.11-20.

GUDIÑO, MARÍA ELINA (2007): Hábitat seguro y desarrollo, en “Inseguridad estrategias para fortalecer la convivencia social, EDIUNC, Mendoza, 2008, pp 141-188.

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LÓPEZ, MARIELA (2007): Avance urbano hacia zonas riesgo: caso del piedemonte del Gran Mendozaen IV Seminario Ordenamiento Territorio, Instituto de Cartografía, Investigación y Formación para el Ordenamiento Territorial (CIFOT), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, ISSN 1851 – 4022.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE-PNUMA (2006): Seminario sobre Ciudades y Ecosistemas. Oficina regional para América Latina (ORPALC) del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Instituto de Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 22 al 24 de mayo.

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