Fernando Murillo archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/autores/fernando-murillo/ Revista digital Café de las Ciudades Sat, 30 Dec 2023 18:12:43 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Fernando Murillo archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/autores/fernando-murillo/ 32 32 Planificación territorial en Palestina https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/planificacion-territorial-en-palestina/ Sat, 30 Dec 2023 18:12:41 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=10527 Resumen Este articulo reflexiona, a partir del caso de Palestina, sobre la relevancia de la planificación territorial en la construcción de Estados nacionales eficientes y eficaces para resolver los problemas fundamentales de su población sin “dejar a nadie atrás” (Habitat III, 2016). Palestina es un proto-Estado, prometido desde la creación de la Organización de las...

La entrada Planificación territorial en Palestina se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

]]>
Resumen

Este articulo reflexiona, a partir del caso de Palestina, sobre la relevancia de la planificación territorial en la construcción de Estados nacionales eficientes y eficaces para resolver los problemas fundamentales de su población sin “dejar a nadie atrás” (Habitat III, 2016). Palestina es un proto-Estado, prometido desde la creación de la Organización de las Naciones Unidas, inmediatamente al final de la Segunda Guerra Mundial (1945) y creación del Estado de Israel (1948). Aunque nunca se materializó como tal, desde entonces se han intentado distintas políticas, programas y proyectos que se implementaron bajo distintas formas de gobierno con impactos distintos. A pesar de la enorme relevancia internacional del tema, tanto en oriente –especialmente para los países musulmanes– como en occidente siguen reproduciéndose conflictos íntimamente vinculados con el control del territorio. El repaso de las condicionantes estructurales para la planificación del territorio palestino en general y de los planes de ordenamiento territorial a escala local se encuentra condicionado por cuestiones de seguridad y desarrollo, en distintos contextos históricos y geográficos, que remiten recurrentemente a la necesidad de la creación de un Estado nacional. Su postergación permanente condena tales ejercicios de planificación a resolver cuestiones cortoplacistas de supervivencia, otorgándoles un carácter de resistencia más que el necesario perfil de acción pro-activa para conquistar derechos. El artículo aboga por un debate superador del postulado de los “dos Estados” como única forma de resolver el conflicto, incorporando esquemas de gobernabilidad más flexibles, de aplicación progresiva y eficientes para poder avanzar en la planificación de los territorios divididos de la Franja de Gaza y el West Bank, separadas físicamente por territorios del Estado de Israel con los cuales necesita establecer una vinculación física y funcional que permita a ambos Estados complementarse y desarrollarse mutuamente.       

Las raíces del conflicto palestino

Para entender el conflicto palestino-israelí es necesario reflexionar sobre dos narrativas históricas que, paradójicamente coinciden en cuanto a sus fuentes bíblicas. Reconociendo la historia de Abraham, ancestro de ambos pueblos, discrepan en sus implicancias respecto a quien tiene legítimamente la posesión del territorio. Por una parte, el antiguo reino de Israel, que en su apogeo ostentó un territorio mucho más amplio del que ocupa actualmente y, por la otra parte, las evidencias históricas de los pueblos árabes nativos que vivieron bajo el protectorado inglés, quienes fueron expulsados de sus territorios ancestrales ante la creación del Estado de Israel.    

El plan de partición del territorio (1947) diseñado por la Organización para las Naciones Unidas contemplaba una división de Palestina en tres partes

-un Estado judío, que incluía la región de Galilea oriental, la llanura costera desde Haifa hasta Rejovot y la mayor parte del desierto de Néguev; 

-un Estado árabe, que incluía la parte central y occidental de Galilea, un enclave en Jaffa, próximo a Tel Aviv y el trazado sur de la costa, desde la actual Asdod hasta la Franja de Gaza, incluyendo una sección desértica a lo largo de la frontera con Egipto;

-y por último la ciudad de Jerusalén, que por su enorme importancia cultural y religiosa, tanto para oriente como occidente, estaría bajo control internacional. 

Este plan de partición fue rechazado por las tribus árabes, ascendientes del pueblo palestino actual, dando lugar a un período de enfrentamientos y desplazamientos, conocido como la “nakba” (o catástrofe, en árabe), que recién se consolidó con líneas del armisticio dos años después, en 1949, lo cual sentó las bases de la idea de la solución de la creación de “dos Estados” para resolver el gobierno de los territorios proyectados para ambos pueblos. 

Figura 1. Plan de partición de 1947 y las líneas del armisticio de 1949

Desde aquellas épocas fundacionales para ambos Estados, la historia ha evolucionado notoriamente a favor de la creación del Estado de Israel, el cual fue declarado y reconocido por la mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas, con la excepción de los países árabes, quienes organizaron desde entonces distintas formas de rechazo en el campo diplomático, como también militar. Efectivamente, luego de múltiples enfrentamientos y dos guerras que definieron nuevamente las fronteras del nuevo Estado, desde la primera guerra árabe-israelí (1947-1948) a la guerra de los Seis Días (1967) a la segunda guerra árabe-israelí (1973), el estado israelí enfrentó victorioso a las principales potencias de su región, resultando en un territorio mayor al que había sido proyectado en el plan de partición original. Esta situación significó la merma de territorios para la creación del Estado palestino, con el agravante de la pérdida de su continuidad física, resultando en dos territorios separados: la Franja de Gaza hacia el este, en la frontera con Egipto, y el West Bank o Ribera Occidental hacia el este, próximo a Jordania. Este carácter fragmentado de sus dos entidades territoriales principales, ya desde su fundación, invita a pensar en la viabilidad del Estado palestino prometido. 

Por el contrario, la continuidad territorial de Israel permitió desarrollar un marco de planificación y ordenamiento territorial muy sólidos, focalizados en el control militar a partir de una política de kibutz y asentamientos patrióticos diseñados como mojones de defensa, y la eficiente administración democrática del sistema de centros urbanos, interconectados con modernas autopistas y medios de transporte. La creación de seis distritos administrativos correspondientes a microrregiones, subdivididas además en cincuenta regiones naturales, establece restricciones a la ocupación y uso y define un perfil de país definitivamente moderno y alineado a las agendas de desarrollo y sustentabilidad promovidas por los organismos internacionales. Transformaciones notables de zonas desérticas a partir de sistemas de riego por goteo, así como la exploración de energías alternativas, han posicionado a Israel como país de vanguardia en la agenda tecnológica y ambientalista mundial, así como sus avanzadas investigaciones en el campo arqueológico y sus consistentes avances en materia de seguridad y defensa, transformándolo en una referencia a nivel global. 

Pero estas características de la planificación territorial israelí resultan opacadas por la tolerancia a asentamientos ilegales impulsados por grupos que, aunque no operan en nombre del Estado, representan sectores poderosos que promueven la construcción de viviendas en suelo bajo la autoridad palestina, pretendiendo su anexión en el largo plazo. Estos grupos, aunque a veces resistidos por parte del Estado de Israel –dependiendo del gobierno de turno– han sido también cómplices del despojo y violación de derechos del pueblo palestino. También es objetado que el sistema de planificación territorial israelí no incluya mecanismos explícitos de cooperación con las administraciones locales palestinas, dada la proximidad física e interacción constante que existe entre ambos pueblos y la enorme asimetría de ingresos y consumo. La población palestina es mano de obra barata para las empresas israelíes, constituyendo de facto la proyección de los dos Estados, uno dependiente del otro en cuanto al acceso a recursos básicos como el agua, los alimentos o cualquier forma de supervivencia. 

Este carácter dependiente se profundizó a partir de los periodos de mayores restricciones impuestas sobre los territorios palestinos por motivos de seguridad, impidiendo la construcción de infraestructuras. La construcción del muro rodeando Gaza y en el West Bank terminó de consolidar esta situación de enorme asimetría, reflejado en los indicadores alarmantes de incumplimiento de derechos humanos. Aunque Israel como potencia ocupante de los territorios palestinos es el responsable directo del cumplimiento de los derechos humanos, las Naciones Unidas, dado su rol como organismo internacional a cargo de la descolonización y acompañamiento al proceso de conformación de nuevas naciones, mantiene bajo su mandato la responsabilidad de proveer recursos que permitan la supervivencia y desarrollo de las poblaciones refugiadas y vulnerables. Por esta razón mantuvo presencia activa tanto en Gaza como en el West Bank, como asimismo en todos los países de la región donde migraron importantes contingentes de palestinos con estatus de refugiados.              

El sistema de administración del territorio palestino recupera la noción histórica de gobernaciones, herencia del período otomano, dentro de los cuales las municipalidades son totalmente autónomas para brindar servicios y cobrar tasas. Las municipalidades palestinas, tanto en Gaza como en el West Bank, son bien reconocidas como instituciones que en tiempos de crisis han sabido albergar formas eficientes de gobernanza y atención de las múltiples necesidades de la población.        

El marco conceptual de la planificación y ordenamiento territorial 

Estas dos entidades geográficas, la Franja de Gaza y el West Bank, con superficies de   362 km2 y 5.661 km2 respectivamente, constituyen un hándicap central a la posibilidad de desarrollar un Estado nacional cohesionado y, por ende, también a la posibilidad de arribar a una política nacional que permita negociar su independencia. Si a esta complejidad sumamos además la realidad que el West Bank se divide a su vez en aquellos palestinos que viven bajo distintos sistemas de autonomía territoriales, quienes residen en municipalidades bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina, aquellos que residen en Jerusalén este, con un estatus especial, y los residentes en los considerados “zona C”, con absolutas restricciones de movimiento, resulta en la práctica un ejercicio de autoridad muy limitado, con un foco en la resolución de conflictos acuciantes entre vecinos. 

A esta dimensión territorial es necesario sumar la compleja variable demográfica, siendo menester entender que la población que integra el Estado de Palestina incluye aquellos que residen efectivamente en los territorios autónomos o en países de acogida pero que mantienen su ciudadanía por su condición de refugiados con vocación de regresar a sus territorios ancestrales. Esto implica 4,8 millones (1,9 millones en Gaza, 2,9 millones en la Ribera Occidental) y 5,6 millones refugiados de Palestina registrados ante el UNRWA (1,4 millones en Gaza, 858.000 en la Ribera Occidental, 2,2 millones en Jordania, 476.000 en el Líbano y 562.000 en Siria) a diciembre de 2019. Este panorama, en el que los planes territoriales deben necesaria contemplar la posibilidad de regreso masivo de personas y hogares a sus territorios originales, constituye una particularidad digna de destacarse de este país, porque explica en buena medida algunas de las decisiones y condicionantes flexibles de los planes en la región

El sistema de administración del territorio palestino recupera la noción histórica de gobernaciones, herencia del período otomano, dentro de los cuales las municipalidades son totalmente autónomas para brindar servicios y cobrar tasas.

En el contexto presentado, desde los tratados de Oslo, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha sido la representante de la hoja de ruta para la creación del Estado palestino. Planes para las distintas gobernaciones en las que se dividió el territorio fueron ejercicios de carácter tecnocrático y reservado para la negociación con las autoridades israelíes de turno. Pero donde existieron ejercicios más profundos de planificación y ordenamiento territorial fue a nivel de las municipalidades, especialmente en la Franja de Gaza, donde el retiro militar israelí abrió la posibilidad de definir planes y códigos que establecieran cómo y cuánto las ciudades podrían crecer, gestionando las enormes expectativas de la población para la construcción de viviendas, que durante décadas había sido prohibida. Planes que regularon usos de suelo y densidad, estableciendo restricciones a los volúmenes de construcción en función de la disponibilidad de suelo e infraestructuras –muchas de ellas severamente dañadas durante los años de ocupación– surgieron por iniciativa de lideres municipales entusiasmados con la idea de construir el Estado palestino “desde abajo hacia arriba”.     

Entre 1967 y 1994 Palestina estuvo directamente bajo la administración militar israelí, la cual estableció un sistema de restricciones a las atribuciones de las municipalidades, incluyendo un control estricto sobre cualquier licencia de comercio o construcción. Pero tras los acuerdos de Oslo (1993) y la creación de la Autoridad Palestina, se inicia un nuevo proceso dirigido a constituir progresivamente el Estado palestino, acompañado de un fuerte apoyo al desarrollo de planes territoriales a escala nacional, subnacional y local, sobre todo al adquirir las municipalidades palestinas mayor autonomía para decidir sobre sus territorios. Lastimosamente, este entusiasmo inicial fue desgastándose en el tiempo al no lograr avances concretos en temas de largo plazo.    

Este carácter inestable y vulnerable de la población palestina imprime un carácter de incertidumbre y resistencia en sus ejercicios de planificación y ordenamiento territorial, el cual combina la respuesta a una realidad desafiante de enormes porcentajes de su población viviendo por debajo de la línea de pobreza, escasez de agua potable, falta de transporte, etc., con las dificultades de construcción de una visión a futuro colectiva de una sociedad traumatizada por el desplazamiento. La presencia de las Naciones Unidas, especialmente a través de la agencia UNRWA (United Nations Relief and Work Agency) ha significado la posibilidad de disponer de acceso a escuelas, centros de salud, refugios, apoyo a emprendimientos y servicios sociales diversos. Fuertemente subsidiadas por la comunidad internacional, las economías locales palestinas han generado un perfil poblacional altamente dependiente de la ayuda internacional y los permisos de trabajo otorgados por Israel.   

En este marco ocurre que en 2005 la Autoridad Nacional Palestina pierde las elecciones locales en la Franja de Gaza, en buena medida a causa del desgaste sufrido por no avanzar en la hoja de ruta para construir un Estado nacional, resultando electo un partido político con ideas extremistas que responde al acrónimo de HAMAS. Este partido plantea la ruptura con la hoja de ruta trazada por la Autoridad Nacional Palestina, y la confrontación abierta con el Estado de Israel, al cual no reconoce como legítimo, retrotrayendo la discusión previa a los tratados de Oslo e inclusive al plan de partición de 1947. Plantea la destrucción del Estado de Israel como único camino para la construcción de un Estado palestino, sumando a la división que ya existía entre ambos territorios la división en términos de liderazgo político. La Autoridad Palestina, de carácter más negociador y comprometido con la solución de los “dos Estados” quedó a cargo del West Bank, mientras que el HAMAS quedó a cargo de la Franja de Gaza. Esta división traería diferencias fuertes en los planteos técnicos políticos de los planes emergentes en ambos territorios, caracterizándose la Franja de Gaza por plantear planes y programas que buscan ordenar sus territorios con un foco en la supervivencia y la equidad en el uso del suelo, pero asumiendo un carácter de enclave que resiste a una ocupación colonial, predominando en cambio en el West Bank una mirada que busca mayor integración con Israel, planteando mecanismos de coordinación, promoción del comercio y beneficios mutuos de la urbanización.     

Planes, programas y proyectos y su impacto en la construcción del Estado palestino   

Un repaso de planes, programas y proyectos en ambos territorios sirve al propósito de entender la racionalidad a partir de la cual estos han jugado el papel de resolver problemas específicos de la población palestina, con una mirada abarcativa de los desafíos a corto, mediano y largo plazo. Se seleccionaron cinco planes y programas implementados en distintos momentos y territorios, con la intención de recuperar la memoria institucional de la planificación y el ordenamiento territorial. Estos planes son presentados sintéticamente en la Tabla 1. 

Tabla 1

En Gaza se seleccionaron distintos planes de ordenamiento territorial para las tres principales ciudades: Gaza, Khan Younis y Rafah. Estos planes formaron parte de la asistencia técnica brindada por el gobierno argentino a través de los Cascos Blancos, quienes bajo la autoridad de los Voluntarios de las Naciones Unidas apoyaron a la Autoridad Palestina en la formulación de planes, entre otros temas de cooperación internacional y ayuda humanitaria. Este plan tuvo una primer fase entre 1996 y 1997, dedicado solo a la ciudad de Gaza, y fue aprobado por el consejo municipal estableciéndose como código de ordenamiento urbano, pedido también por los municipios de Khan Younis y Rafah, planteándose una segunda fase en 1998 que convocó a un equipo más amplio de 17 profesionales palestinos y 3 argentinos, no solo para apoyar la formulación de los tres planes sino también para dejar capacidad instalada, en término de una oficina equipada con sistemas de información geográfica capaz de administrar el catastro municipal. Esta primera generación de planes tuvo un carácter fundacional de la profesión en el país, dando lugar a la formulación de programas y proyectos vinculados con temas urbanos y de desarrollo en general, enmarcados en una visión de transformación positiva de la realidad. 

Uno de los planes de ordenamiento desarrollados es presentado en la figura 2.  

Figura 2. Código de ordenamiento urbano de la ciudad de Gaza

En segundo lugar, hubo también en la Franja de Gaza una serie de programas de vivienda para población afectada por demolición masiva, que sirvieron como medios concretos para la utilización de los planes de ordenamiento a la hora de llevar adelante procesos de urbanización. Este programa fue diseñado y ejecutado por la agencia de las Naciones Unidas UNRWA en el marco de su mandato de asistir a la población refugiada en sus necesidades básicas. Estos programas tuvieron componentes muy innovadores de planificación y diseño, como la flexibilidad al permitir que cada hogar refugiado pudiese elegir el lote, volumen de construcción y tipologías de vivienda dentro de un catálogo de usos de suelo permitidos, los cuales demostraron enorme eficiencia en la integración y desarrollo de grupos altamente vulnerables. También este proyecto generó equipos técnicos que compartieron desde UNRWA formación profesional con los municipios en temas de diseño y gestión de suelos. La figura 3 presenta una imagen que da una idea de las fachadas de las viviendas y la atmosfera barrial generada por el proyecto.

Figura 3. Proyecto de barrio para hogares refugiados cuyas viviendas fueron destruidas en Rafah

Un tercer programa seleccionado se focaliza en la recolección y disposición final de residuos, en el marco de una operación de Banco Mundial dirigida a financiar esfuerzos de mejora de la gobernanza de estos territorios a partir del estímulo a la asociación entre municipios, creando entidades especializadas que operan en consejos unidos de servicios (Joint Service Council). Este programa resolvió un problema central de salubridad en la Franja de Gaza, como es el manejo y disposición de residuos sólidos, ya que un enclave aislado y altamente dependiente de bienes importados, generando un enorme volumen de residuos. Por su escasez de territorio y vulnerabilidad de su población, enfrenta un reto casi sin precedentes a nivel mundial para responder en forma efectiva y sostenible con un sistema viable en una población con un alto porcentaje de refugiados que psicológicamente vive de paso en las ciudades donde reside. La creación de empresas especializadas en residuos tuvo un enorme impacto en la generación de empleos entre la población más vulnerable, constituyendo un legado valioso de organización comunitaria por parte del programa, con sus diferentes proyectos de puntos de reciclaje y distribución asentados en múltiples localidades de la franja.             

Esta primera generación de planes tuvo un carácter fundacional de la profesión en el país, dando lugar a la formulación de programas y proyectos vinculados con temas urbanos y de desarrollo en general, enmarcados en una visión de transformación positiva de la realidad.

En el West Bank se presenta el caso de un programa, también de Cascos Blancos, resultado del éxito del programa de planificación territorial, coordinando las tres ciudades principales de la Franja de Gaza, involucrando los municipios de Belén, Beit Jalah y Beit Sahour, los tres insertos en la misma microrregión bajo la Autoridad Nacional Palestina. Este programa fue desarrollado en el marco del plan maestro de la gobernación, con el foco particular de crear el marco necesario para regular la asignación de parcelas dedicadas a alojar hoteles y emprendimientos turísticos, promover un sistema de espacios públicos atractivos y catalogar y proteger el rico patrimonio de los tres municipios. Por entonces existía una iniciativa denominada “Belén 2000”, que promovía la inversión en recuperación y protección de patrimonio en la microrregión, buscando atraer inversiones e protección y puesta en valor patrimonial para el desarrollo turístico como principal factor generador de empleo e ingresos. Desafortunadamente, esta iniciativa, aunque contó con el apoyo de grandes corporaciones tanto en el mundo árabe como israelí y occidental –con el aval del Vaticano y el compromiso de visita del Papa para celebrar Navidad en el año 2000–, se vio interrumpida por un espiral de violencia que afectó los planes de turismo masivo. La figura 4 presenta una mirada típica de la ciudad.

A beautiful sunrise in Bethlehem city in Palestine. Panoramic view from the hotel “Bethlehem inn”.

Figura 4. Perspectiva de la ciudad de Belén

Por el otro lado, el programa de manejo de residuos sólidos de Banco Mundial, con el mismo marco del desarrollado en la Franja de Gaza, dirigido a hacer más eficiente y eficaz tanto la distribución como la disposición final, fue implementado también en el West Bank, adaptándose a una geografía compleja y fragmentaria. Una particularidad de este proyecto es que, dada la proximidad con territorio israelí, gran parte de los residuos sólidos proviene de esta población, la cual incluye un volumen de reciclado potencial, especialmente productos electrónicos, lo cual dio lugar a oportunidades de negocios y desarrollos de productos particulares de enorme potencialidad para la cooperación entre los pueblos palestinos e israelíes. En estos programas es digno de destacar la impronta participativa de los distintos componentes vinculados a la educación y sensibilización ambiental de la población, clave para lograr con éxito reducir el volumen de residuos a través del reciclaje, así como su tratamiento efectivo en los rellenos sanitarios especialmente construidos. 

Es importante destacar, por una parte, la naturaleza del sistema de planificación tanto en Gaza como en el West Bank, en el que los productos reflejan claramente temas dominantes que motivaron su formulación. En el caso de Gaza, la preocupación principal estuvo centrada en la definición de zonas y restricciones a la construcción, que evitaran la ocupación de suelos aptos para la agricultura en los periurbanos, y el control de la densidad edilicia estimulando tipologías de edificios en altura para albergar la creciente población en un territorio muy limitado. Por el otro lado, los planes contienen elementos claves de ordenamiento, como la introducción de un sistema de información geográfico, el primero en este territorio, que permitió poner información clave a disposición de las tres municipalidades. También la construcción de equipos técnicos formados, profesionales palestinos que fueron incorporados a los equipos de Cascos Blancos e incorporados a los planteles estables de las municipalidades, fue un rasgo muy apreciado de estos planes.    

Por otra parte, cabe destacar la enorme sinergia que existió entre estos planes formulados en distintos momentos políticos de la historia de las municipalidades palestinas, aportando cada plan soluciones puntuales y coyunturales, tanto para el corto como el largo plazo. Los planes de ordenamiento territorial fueron fundamentales para que los municipios pudieran tomar decisiones expeditivas de expansión y densificación urbana, especialmente en el caso de Gaza, que concentraba la mayor dinámica inmobiliaria. También a partir de los planes, Khan Younis y Rafah, las otras dos ciudades principales, pudieron planear sus estrategias de densificación de barrios y expansión urbana, especialmente en territorios previamente ocupados por asentamientos militares israelíes. De hecho, el proyecto de vivienda mencionado de UNRWA en Khan Younis y Rafah fue realizado precisamente en el suelo previamente ocupado por asentamientos militares israelíes y proyectado como barrio modelo de hogares de refugiados relocalizados voluntariamente a nuevas áreas de expansión urbana establecidas por los planes maestros. Igualmente, la asignación de un área para relleno sanitario y la modernización del sistema de transporte de residuos sólidos para los territorios del sur de la Franja siguieron los lineamientos de los planes de ordenamiento territorial, lo cual es una muestra acabada de construcción de la legalidad necesaria para fundar el Estado palestino.     

Reflexiones finales

Efectivamente, la planificación territorial ha jugado un papel clave en la construcción del Estado palestino, tanto en la Franja de Gaza como en el West Bank. La formulación de planes, programas y proyectos que se plasmaron en normas y obras públicas han servido para echar los cimientos fundacionales de una nueva nación, pero su recurrente conflictividad con Israel y el no reconocimiento internacional han minado tales esfuerzos, incubando una enorme frustración. Es digno señalar también que dichos esfuerzos tendieron a estar principalmente puestos en atender cuestiones de orden municipal –más relacionadas con el corto plazo– más que cuestiones microrregionales y mucho menos de índole nacional, donde se concentran los temas de largo plazo. Este cortoplacismo estructural de la planificación territorial palestina, a pesar de los encomiables esfuerzos realizados, ha condicionado su agenda para lograr resolver los problemas sociales, ambientales y económicos estructurales de la población. Como hemos comentado en párrafos anteriores, la conflictiva relación con Israel explica en buena manera la incapacidad de la Autoridad Nacional Palestina para planear y, especialmente, implementar el marco normativo y de obras que hubiesen permitido a la sociedad palestina avanzar en su agenda de desarrollo. Esto es especialmente evidente en la Franja de Gaza, donde su situación de aislamiento físico, rodeado por un muro de seguridad y bloqueado en su acceso al Mar Mediterráneo, convierten este territorio en la mayor prisión a cielo abierto del mundo. 

Los distintos planes y proyectos comentados en el artículo dan cuenta de un entusiasmo y optimismo por revertir una situación desesperante a partir del apoyo internacional, pero simplemente limitado por restricciones de seguridad que han impedido materializar ninguna infraestructura de apoyo para el desarrollo a largo plazo, como el puerto y el aeropuerto. Este daño evidente, aunque claramente es la causa subyacente del fracaso asociado a todos los esfuerzos de paz, parece ignorarse totalmente por parte de Israel y también la comunidad internacional, quienes continúan insistiendo con soluciones de creación de dos Estados sobre la base de una asimetría obscena entre ambos, no porque no exista la vocación y capacidad de transformación de la sociedad palestina sino porque simplemente se les ha negado esta posibilidad desde el plan de partición en adelante. En el West Bank, aunque también la negación de derechos y libertades condiciona sus perspectivas de desarrollo –especialmente por la proliferación de asentamientos ilegales que van fragmentando el territorio, bloqueando las posibilidades de conectividad y progreso–, existen mejores posibilidades de avanzar con la agenda de creación de los “dos Estados” y, por ende, la planificación territorial para apuntar a temas de promoción del turismo, el comercio y la generación de economías urbanas vincula mejor las posibilidades de corto y mediano plazo, aunque tampoco en este caso se abordan cuestiones de infraestructuras de largo plazo.     

Figura 5. Casas demolidas

Los recientes sucesos del 7 de octubre de 2023, en los que un grupo armado de HAMAS incursionó en territorio israelí matando y secuestrando ciudadanos israelíes tomados como rehenes e internados en la Franja de Gaza, establece un hito inédito en la historia de ambos países. No solo por la gravedad de los hechos (resultando en 1.200 víctimas civiles israelíes y un centenar y medio de soldados que fallecieron en combate, frente a, hasta el momento en que se escribe este artículo, 21.000 civiles palestinos, con un alto porcentaje de infantes) sino también por las implicancias geopolíticas del enfrentamiento y las suspicacias que genera en cuanto a la reocupación militar de la Franja de Gaza. Este hecho puede juzgarse desde una perspectiva estrictamente militar como el derecho de “autodefensa” de Israel, pero ante la no declaración del Estado palestino, vuelve a ponerlo en posición de potencia ocupante responsable de todo lo que suceda a partir de la invasión; o, en su defecto, la nueva violación de las fronteras de un territorio autónomo. Cualquiera sea la interpretación que se adopte del tema, los hechos alejan las posibilidades de creación de un Estado palestino bajo dichas circunstancias. 

[…] dichos esfuerzos tendieron a estar principalmente puestos en atender cuestiones de orden municipal –más relacionadas con el corto plazo– más que cuestiones microrregionales y mucho menos de índole nacional, donde se concentran los temas de largo plazo.

Surgen a raíz de ello entre planificadores territoriales y especialistas en geopolítica búsquedas diversas de crear esquemas de gobernanza innovadoras, que permitan materializar la idea de los “dos Estados”. Existe la idea de que las federaciones como estructura de gobierno permiten la administración de territorios autónomos, aunque fragmentados, dentro de un marco de cooperación y coordinación adecuados entre sí, que podría resultar apropiado para diluir las asimetrías entre el Estado de Israel y Palestina. Estos esquemas son promovidos desde países europeos donde existen modelos que han funcionado exitosamente en contextos de conflictos y enfrentamientos, que han viabilizado soluciones pacíficas para la construcción de Estados incubados dentro de otros Estados previamente ocupantes. Los casos de Irlanda y Escocia, entre otros muchos, resuenan en el escenario de cooperación internacional como dignos de considerarse como alternativas viables

Una vez más, estos ejemplos traen a la discusión la importancia de los planes de ordenamiento territorial a nivel municipal como forma de estructuración legítima y democrática del territorio. La autonomía de las municipalidades palestinas –a través de mecanismos de cooperación interinstitucional y creación de empresas especializadas, por ejemplo, en la recolección y tratamiento de residuos sólidos, como fuera presentado– proporciona antecedentes relevantes para avanzar en dichos esquemas de escalamiento a políticas nacionales.    

Para las Naciones Unidas y la comunidad internacional en general, con el auge de HAMAS en el poder en la Franja de Gaza resulta cada vez más errático pensar una solución basada en la partición del territorio reconociendo en la práctica solo un Estado e ignorando las necesidades de largo plazo del otro. En este contexto, el conflicto actual, si bien tiene su epicentro en la Franja de Gaza, se ha extendido progresivamente también al West Bank y los países limítrofes, donde cabe recordar que existen refugiados palestinos. La lucha por la creación de un Estado nacional palestino interpela a la comunidad internacional sobre las consecuencias en término de violación permanente de derechos humanos e incubación de un conflicto de escala regional, con consecuencias impredecibles a nivel mundial. La posibilidad que la “solución de dos Estados” devenga, por las actuales circunstancias en la imposición de un Estado, a costa de la violación sistemática y sostenida de derechos humanos, es totalmente inaceptable en el siglo XXI. Y en esta pugna, no se trata solamente de la “generosidad” de darle al pueblo palestino lo que le corresponde por derecho sino de la propia legitimidad del estado de Israel, creado para proteger los derechos de los millones que sufrieron un régimen totalitario y la violación sistemática de sus derechos durante la Segunda Guerra Mundial. Como nos enseñara Carlos Marx, la historia ocurre dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa.

FM

El autor es Arquitecto, Magister y Doctor en Arquitectura y Urbanismo (UBA). Líder del proyecto Cascos Blancos en Gaza, Rafah y Khan Younis (1997-8) y Belén, Beit Jalah y Beit Sahour (1999-2000). Director del equipo del plan maestro de desarrollo de nuevos barrios para alojar hogares refugiados en Khan Younis y Rafah, a cargo de la Agencia de las Naciones Unidas para el Trabajo y la Asistencia (UNRWA, 2005-2010). Task Team Leader como staff permanente del Banco Mundial a cargo de los programas de modernización del sistema de recolección de transporte y disposición final de residuos sólidos en la Franja de Gaza y el West Bank (2017-2018). Especialista Senior del Banco Interamericano de Desarrollo para la formulación del Programa de Inclusión Socio-Urbana de Argentina (2018-9. Coordinador técnico del proyecto de ONU Hábitat de asistencia al Tren Maya en México (2020-22) y el programa triagencial ONU Hábitat/UNOPS/ONU Mujeres de asistencia técnica a la Provincia de Neuquén, Argentina, para el desarrollo de 4 planes territoriales y diseño de 3 espacios públicos a partir de criterios de sustentabilidad de espacios públicos (2023). Director de la Maestría en Planificación Urbana y Regional de la Universidad de Buenos Aires. Autor de múltiples publicaciones disponibles.   

Bibliografía 

2002. The Palestine Question in Maps 1878-2002. PASSIA. Palestinian Academic Society for the Study of International Affairs, Jerusalem

2014. State of Palestine. National Report. Third United Nations Conference on Housing and Sustainable Urban Development (Habitat III). 

2016. Habitat III. La Nueva Agenda Urbana. 

2023. Naciones Unidas. En datos y cifras – La cuestión de Palestina.

La entrada Planificación territorial en Palestina se publicó primero en Cafe de las Ciudades.

]]>