Cooperativa Espacial archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/autores/cooperativa-espacial/ Revista digital Café de las Ciudades Mon, 04 Sep 2023 18:33:56 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://cafedelasciudades.com.ar/wp-content/uploads/2022/09/cropped-favicon-32x32.png Cooperativa Espacial archivos - Cafe de las Ciudades https://cafedelasciudades.com.ar/autores/cooperativa-espacial/ 32 32 Diez apuntes rápidos sobre la Biennale di Venezia https://cafedelasciudades.com.ar/articulos/diez-apuntes-rapidos-sobre-la-biennale-di-venezia/ Mon, 04 Sep 2023 18:33:56 +0000 https://cafedelasciudades.com.ar/?post_type=cdlc_article&p=10273 Natalia Dopazo, Isabella Moretti y Luciana Serrano Tres integrantes de Cooperativa Espacial, una Cooperativa de Trabajo interdisciplinaria dedicada al diseño desde la justicia social y ambiental, recorrieron la 18° Biennale Architettura en Venecia y comparten aquí una lectura en diagonal de aquello que resuena para seguir repensando el devenir de las prácticas espaciales. Dejamos como...

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Natalia Dopazo, Isabella Moretti y Luciana Serrano

Tres integrantes de Cooperativa Espacial, una Cooperativa de Trabajo interdisciplinaria dedicada al diseño desde la justicia social y ambiental, recorrieron la 18° Biennale Architettura en Venecia y comparten aquí una lectura en diagonal de aquello que resuena para seguir repensando el devenir de las prácticas espaciales. Dejamos como punteo algunas reflexiones colectivas del paso por esta pasarela espacial.

1. El escenario global

Antes que nada, la bienal es una conversación geopolítica global. Una demostración de poder y relevancia internacional, como son las olimpíadas o mundiales de cualquier disciplina. Es ese soft power que mezcla elitismo, clase, disputas y una agenda pública que guía, con suerte, las futuras conversaciones colectivas.

Una vez orientados en esta masiva exposición, uno se pregunta para qué o por qué importa participar. Buscamos nombres que conocemos, la mayoría nos resultan novedosos, aparecen algunos clásicos. En una sala encontramos la muestra de Argentina, comisionada por la Cancillería, la cual lleva el nombre “El futuro del Agua”. Escribimos este artículo en el mismo momento que muchas comunidades de la puna se levantan ante la protesta de la desposesión de sus tierras y la pérdida del acceso al agua; es un tema de extrema relevancia. La exposición colectiva sobre diversos usos del agua curada por Diego Arraigada nos invita a mirarnos nuevamente como territorio en el contexto de una conversación global que le indica a sus Estados asumir compromisos más claros sobre la protección de los pueblos y la naturaleza. Vemos muchas imágenes como flotando a lo largo de un gran espacio que tiene el piso pintado de azul y distintas escenas cotidianas, una pelopincho, nubes, edificios, lugares inundados, cañerías y hasta regaderos.

Parte del programa impreso del pabellón de Lituania, Children’s Forest (Cooperativa Espacial).

2. La diáspora en el centro

Leslie Lokko, arquitecta y escritora de origen ghanés-escocés, es la primera persona no-blanca en curar la bienal, que bajo el título “El Laboratorio del Futuro” intentó abrir el juego para las voces subrepresentadas en el universo del diseño y la arquitectura. A través de la selección de distintos estudios, organizaciones y personas, cuestiona quiénes son los nombres que participan y el sentido de mérito detrás de los logros que la bienal suele reconocer. La propuesta de Lokko, que tiene en su centro la noción de diseño como herramienta transformadora, disputa el sentido de qué es arquitectura, y abre nuevas líneas de indagación sobre la responsabilidad social que posee esta disciplina en la conformación de los territorios. 

Especialmente significativa fue la decisión de incluir prácticas y experiencias de la diáspora africana para que tuvieran un espacio y protagonismo propios, reuniendo tanto prácticas arquitectónicas tradicionales como procesos de investigación, instalaciones, proyectos audiovisuales y ficciones afrofuturistas en el pabellón central. Un ejemplo es la exposición del arquitecto estadounidense Sean Canty, que reproduce la casa de su abuelo en Carolina del Sur, o el pabellón del Reino Unido donde una de sus obras más imponentes fue la de Sandra Poulson y el uso del jabón azul tradicional de Angola. 

3. La planta

La bienal cuenta con dos grandes exposiciones y algunos espacios subsidiarios que configuran en la ciudad un circuito alternativo a los recorridos turísticos tradicionales. En el Arsenal está localizada la muestra curada por Lokko y en los Giardini della Biennale encontramos la mayoría de los pabellones nacionales. Son dos lógicas contrapuestas, entrecruzadas, que nos permiten leer y releer de qué estamos hablando hoy en día en la inserción de la arquitectura en el territorio. 

La experiencia de recorrer la ciudad de Venecia alejándose de los centros de gravitación turística también ofrece una oportunidad para estar en contacto con las tensiones urbanas que la bienal genera, una ciudad que por momentos se pierde como telón de fondo. El uso del predio del Arsenal es un campo abierto de disputa, con más de treinta organizaciones reunidas en el Forum Futuro Arsenale. En sus propias palabras, busca desarrollar estos barrios combinando actividades de producción, investigación, cultura y arte para superar el monocultivo turístico que ha despoblado Venecia, haciendo del lugar un laboratorio de formas de democracia participativa y gestión de los bienes comunes. En las proximidades de los Giardini, sin ir más lejos, los vecinos se han organizado para proteger el patrimonio histórico contra la especulación rentista de los alquileres temporales y la ocupación de corto plazo por turistas y extranjeros que se identifican como “nómades digitales”. Entre la escasa cartelería de la bienal se van colando banderas y pancartas vecinales que piden por una protección municipal que no llega. 

“Venezia decide il futuro dell’Arsenale. Italia Nostra: “Non sia solo vetrina“”, Diario La Reppublica. Publicado el 4 de febrero de 2022. 

4. Arquitectura: ¿para qué?

Si hay algo que la bienal de este año deja desestabilizado es el propósito, y no solo los modos de hacer, de la arquitectura y el diseño. Aparece, dentro de las grandes potencias globales, una tímida reflexión en torno a la responsabilidad en la degradación ambiental, pero está alejada de los costos sociales que eso conlleva. España da cuenta de los paisajes productivos y su espacialidad, discutiendo la lógica extractiva de la producción de alimentos y la generación de energía. Alemania pone a refaccionar su pabellón y plantea una reutilización de materiales como escenario y declaración de principios respecto de un posicionamiento sobre cómo construir; lo doméstico aparece en escena. Canadá arma un espacio asambleario para que comunidades de pueblos originarios se reúnan y construyan un espacio que posibilite una relación no mercantil con la vivienda y la naturaleza. Francia diseña un salón de fiestas o teatro que nos invita a bailar. Gran Bretaña organiza una especie de muestra museológica de arte contemporáneo de artistas de la diáspora. El consenso no es inmediatamente evidente. Se siente como una conversación de sordos o de miradas puertas adentro diciendo algo así como: queremos ser mejores. 

(…) busca desarrollar estos barrios combinando actividades de producción, investigación, cultura y arte para superar el monocultivo turístico que ha despoblado Venecia, haciendo del lugar un laboratorio de formas de democracia participativa y gestión de los bienes comunes.

Una sección de la exhibición “A Fragile Correspondence”, del proyecto Scotland + Venice (Cooperativa Espacial).

5. Prácticas, más que edificios

Parte de la innovación curatorial de Lokko fue convocar prácticas más que proyectos constructivos o de diseño, más que arquitectos o estudios. De esta forma, tuvieron un lugar central proyectos de investigación espacial, procesos consultivos, propuestas pedagógicas, instalaciones artísticas site-specific, proyectos editoriales y periodísticos, entre otras formas de abordaje a la pregunta por las formas en que se hace, deshace, disputa y reconfigura el espacio. 

El consenso no es inmediatamente evidente. Se siente como una conversación de sordos o de miradas puertas adentro diciendo algo así como: queremos ser mejores.

Propuestas como el pabellón de Lituania, con su Children’s Forest, por ejemplo, organizaron un espacio en una pequeña casa abierta en las inmediaciones de Arsenal especialmente dedicado a infancias. Resultado de una residencia de arte y un proyecto pedagógico, ofrecen herramientas, actividades y dispositivos para involucrar a niños y niñas en la investigación de bosques nativos y estrategias de conservación usando el juego y la exploración. El estudio senegalés Elementerre mostró a través de la proyección de pequeños documentales la forma en que recuperan la relación con los materiales naturales de su región produciendo ladrillos de pasto y alejándose de las modas sustentables europeas. Úrsula Biemann presentó el proyecto Devenir Universidad, donde junto a comunidades indígenas Inga de Colombia producen espacios de formación biocultural en la Amazonía para la preservación de sus entornos y el desarrollo de un hábitat propio. El proyecto “Welcome in Nomadland” de un laboratorio de arquitectura, presenta el resultado de un proyecto de investigación-acción en las comunidades nómades del desierto tunecino, mostrando las arquitecturas efímeras que acompañan a la vida de la transhumancia, los procesos de violencia y encerramiento que sufren y las “arquitecturas de la resistencia y hospitalidad” que emergen de sus prácticas de supervivencia cotidianas. En un gesto similar de jerarquización de saberes indígenas en torno al diseño y la construcción, el pabellón nórdico montó Girjegumpi, una biblioteca de arquitectura indígena Samí (parte del archivo del arquitecto y artista Joar Nango), donde además hay materiales de construcciones tradicionales y artesanías. También en la estrategia de “bibliotecas”, el espacio lateral Scotland + Venice presentó una selección de libros junto a un espacio de lectura y discusión de términos de referencia vinculados al paisaje, la identidad y el cambio climático. 

Que este tipo de casos se exhiban en una bienal de arquitectura habla, en nuestra opinión, de un desplazamiento disciplinar y un campo fértil para la indagación global y local.

Mural de mapeo de arquitectura Samí, pabellón nórdico (Cooperativa Espacial).

6. Diálogos frente al conflicto

Un aporte interesante se encuentra en la colaboración entre los pabellones venezolano y suizo; el segundo, bajo el título “Vecinos” habla de la relación de estos dos espacios. Por primera vez en mucho tiempo, el país latinoamericano retoma su presencia en esta exposición hablando sobre la arquitectura de esta latitud. Por otro lado, el pabellón europeo decide con el simple gesto de derribar la pared generar un pasaje de encuentro y diálogo. Austeridad, inteligencia y profundidad conforman esta acción tan silenciosa como contundente.

Otro pabellón que puso el conflicto espacial en el centro fue la muestra catalana y balear de eventos colaterales titualda Seguint el peix, co-curada por el estudio Leve Productora y Top Manta, la ya famosa empresa textil organizada por vendedores ambulantes de Barcelona que se organizó frente a la persecución municipal y policial. Esta empresa solidaria nació del Sindicato de Vendedores Ambulantes de Barcelona, y discute entre otras cosas las estrategias de ocupación de espacio público y las matrices racistas que atraviesan la regulación de las ciudades y sus habitantes. 

Sección de la muestra del pabellón catalán, con textos legales intervenidos con graffiti y exhibidos emulando la estrategia de instalación “retráctil” de los vendedores manteros en Barcelona (Cooperativa Espacial).

Otro punto de tensión se encuentra en la doble presencia de proyectos de arquitectura chinos, presentados en la bienal en dos espacios. El primero, el pabellón nacional chino, nos invita a pensar una potencia orientada al futuro y a dialogar con Occidente. Bajo la temática de renovación, sustentabilidad urbana y rural, pone el foco en la generación de nuevos espacios públicos urgentes en el contexto de un enorme crecimiento demográfico urbano de Shanghái, donde la población pasó de once a cuarenta millones en cuarenta años. En tensión con la propuesta nacional, dentro de la exposición curada por Kokko, Killing Architects hizo una de las puestas más conmovedoras, al reconstruir uno de los campos de concentración del mismo país asiático donde se detienen a practicantes de la religión musulmana con procesos extrajudiciales. El centro de detención ubicado en Xinjiang se repone a partir de testimonios, reconstrucciones modeladas en 3D, manuales procedimentales, testimonios graficados, y registros audiovisuales. La tensión entre el retrato oficial y un retrato de denuncia no se resuelve en la exhibición pero queda como pregunta para quien pueda leer esas propuestas una junto a otra: ¿a quién sirve la arquitectura oficial?

Si se continúa por la avenida principal de los Giardini, encontramos el pabellón ruso cerrado, sin participar. Es el silencio ante una realidad que aturde y entonces nos recuerda que la Arquitectura no está por fuera de los debates sobre otras esferas. ¿Cuál es la responsabilidad, si esa palabra nos abre nuevos sentidos, y la relación con el mundo en el que vivimos? ¿Dónde empieza la disciplina? ¿Cuál es su impacto?

Fragmento de ilustración de Jan Rothuizen, parte del proyecto de Killing Architects (Cooperativa Espacial).

7. Italia en el espejo

Finalmente, el pabellón italiano bajo el título “Spaziale: Todos son de todos”, aborda distintas problemáticas contemporáneas entre patrimonio, cambio climático, la participación comunitaria en la planificación y el desarrollo local. Nada tuvo que ver con la relación de Italia y el resto del mundo. Es una apuesta más nacionalista, menos relacional. Considerando que este país sigue estando en el centro de debates álgidos sobre migración y refugiados, y la relación que tuvo en procesos de colonización con África especialmente, pareciera ser una oportunidad perdida de decir algo sobre la política y el espacio que nos interpele. Como cierre de este apartado, resta mencionar que gran parte del equipo africano de la curadora no consiguió las visas para ingresar a Italia.

La tensión entre el retrato oficial y un retrato de denuncia no se resuelve en la exhibición pero queda como pregunta para quien pueda leer esas propuestas una junto a otra: ¿a quién sirve la arquitectura oficial?

8. La mirada decolonial

¿Qué reconoció esta bienal? Para muchas personas representa un antes y un después en la historia de este tipo de exhibiciones porque instala ciertos estándares en torno a la representatividad, el intento de balance entre hemisferios, la relación del diseño y la arquitectura con la realidad. Desde estas latitudes nos parecen temas ya abordados, pero en este espacio resultan novedosos.

El León de Oro de la Biennal se lo llevó una intervención que cuestiona la arquitectura fascista por el estudio DAAR (siglas que responden a Decolonizing Architecture Art Research, conducido por Alessandro Petti y Sandi Hilal) que, en palabras de los propios responsables, “es un intento de profanar el asentamiento rural de Borgo Rizza (Siracusa, Sicilia), construido en 1940 por el Ente di Colonizzazione del Latifondo Siciliano (ECLS, Ente de Colonización del Latifundio Siciliano). Su función era recuperar, modernizar y repoblar Sicilia, que el régimen fascista consideraba atrasada, subdesarrollada y ‘vacía’. Un proyecto arquitectónico similar fue adoptado por el urbanismo colonial fascista en Libia, Somalia, Eritrea y Etiopía por la misma época”, escriben. Es una intervención que plantea un encuentro, una acción sobre el espacio público basada en convertir una fachada en módulos de equipamiento para entablar conversaciones. Cargada de críticas sutiles hacia la imposición homogeneizante de una idea de progreso, interpela un doble diálogo con las regiones de Italia y hacia el sur en otros países que sufrieron las acciones de violencia organizada por parte del Estado. 

El otro León de Oro, dentro de la competencia de naciones, fue para Brasil bajo el nombre de Terra, donde el equipo curatorial conformado por Gabriela de Matos y Paulo Tavares plantea una mirada distinta del territorio donde ponen el valor aquellos lugares donde viven las comunidades indígenas y quilombolas, aquellas que cuentan con mejores condiciones de preservación y armonía con el medioambiente. Comparado con la tradicional apreciación canónica del modernismo brasileño, esta propuesta contribuye a construir un nuevo canon alejado de formas homogeneizantes, monumentalistas y pensadas desde la lógica del autor para la transformación del territorio. En palabras de los propios curadores: “Ante todo, identificamos el concepto de tradición como una invención de la modernidad colonial que pretendemos deshacer. Con nuestro trabajo, no hablamos de arquitectura tradicional, sino que nos referimos a la arqueología ancestral. En consecuencia, la exposición se desarrolla a través de una secuencia de artefactos y espacios: las barandillas impregnadas de diseños Sankofa reconfiguran la fachada minimalista del pabellón, mientras que la primera sala, titulada “Decolonizar el canon”, cuestiona el vacío sobre el que se creó Brasilia. En la segunda sala, titulada “Lugares de origen, arqueologías del futuro”, presentamos diferentes formas de patrimonio y memoria que apuntan hacia un futuro diferente.”

Otras menciones fueron para artistas emergentes africanos como el Twenty Nine Studio, creado en 2017 por Rosa Spaliviero y Sammy Baloji. 

Fragmento de la obra de Paulo Tavares sobre etnobotánica (Cooperativa Espacial).

9. A quiénes seguimos

Estos son algunos nombres que nos llevamos en el paso por la bienal:

Para muchas personas representa un antes y un después en la historia de este tipo de exhibiciones porque instala ciertos estándares en torno a la representatividad, el intento de balance entre hemisferios, la relación del diseño y la arquitectura con la realidad.

10. Porqué ir a una bienal de arquitectura

La bienal nos dejó pensando muchas cosas. Qué diálogos tenemos como región, como país, qué nos importa, cómo nos mostramos, qué queremos decir sobre nosotros y nosotras. También nos muestra la incidencia de los grandes nombres del diseño y qué es lo que resulta relevante hoy en día. Querer estar en esos podios puede o no ser de interés para la arquitectura local. De cualquier manera, saber qué conversaciones están sucediendo en relación a la relación entre extractivismos y arquitectura, la responsabilidad sobre las desigualdades y el cambio climático o la relación entre identidades y proyectos políticos nunca está de más. 

En un contexto donde nos cuesta encontrar imágenes de futuro, donde la cotidiana agobia cualquier proyección o la pregunta sobre los proyectos colectivos de nuestro país, ponerse en contacto con este tipo de iniciativas nos recuerdan que los procesos y transformaciones son más largas de lo que creemos. Nos volvimos cargados de nuevas referencias, entendiendo que tenemos potenciales conversaciones con muchos colegas a lo largo y ancho del planeta. También nos sentimos menos solos cuando pensamos que los proyectos pequeños y comunitarios pueden tener reconocimiento, impacto y escalabilidad a niveles que en sus inicios a veces son impensables.

CE

La Cooperativa Espacial es un grupo de personas con distintas formaciones que desarrolla proyectos en la intersección de la arquitectura, el arte, la tecnología y la organización comunitaria. Utiliza la investigación crítica, la autogestión y el diseño para operar en la realidad promoviendo la diversidad y la justicia social, espacial y ambiental. Mediante prácticas espaciales críticas situadas en el Sur de las Américas, la Cooperativa Espacial trabaja junto a instituciones, organizaciones sociales y personas expertas en la materialización de imaginarios alternativos. El futuro adquiere forma de encuentros, pedagogías, metodologías, estrategias, publicaciones y artefactos.

Natalia Dopazo estudió Antropología en la Universidad de Buenos Aires y fue docente en la asignatura de Planificación Urbana de la misma universidad durante 10 años. Durante 2022-2023 fue Loeb Fellow de la Escuela de Graduados de Diseño de Harvard. Anteriormente, fue Coordinadora de Centros Territoriales Integrales de Políticas de Género y Diversidad del Programa de Infraestructura de Cuidados del Ministerio de Obras Públicas de la Nación Argentina. Ha trabajado como asesora experta en procedimientos de licitaciones públicas, diseño de proyectos y metodologías participativas con perspectiva de género para organismos internacionales. Co-fundó la colectiva feminista Ciudad del Deseo y Cooperativa Espacial. Es una de las autoras del Glosario de las ciudades (ver su nota Pandemia).

Isabella Moretti estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Tiene una maestría en Investigación de Diseño (Fundación Bauhaus Dessau / Universidad Humboldt de Berlín / Universidad de Ciencias Aplicadas de Anhalt). Ha trabajado como investigadora en la Fundación Bauhaus Dessau y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; actuó como editora en jefe de Lots of Architecture, publishers y la revista NESS. Actualmente es Directora del Archivo de Arquitectura y Profesora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Torcuato Di Tella. Isabella es miembro fundadora de los colectivos FAN (Fantasías Arquitectónicas Nerviosas) y Cooperativa Espacial.

Luciana Serrano se formó en Antropología socio-cultural en la Universidad Nacional de San Martín y en Historia en la Universidad Torcuato Di Tella. Trabajó en la Dirección Nacional de Formación Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina. Actualmente, lidera experiencias educativas sobre cambio climático y planificación urbana en relación a movimientos sociales y organizaciones populares para instituciones como Virginia Tech University y la School for International Training. Su recorrido incluye la fotografía, el video y las narrativas transmedia. Formó parte de residencias artísticas sobre arte y procesos sociales en Uberbau Haus (Brasil), Social Summer Camp (Chile) y Comunitaria (Argentina). Fue fellow en The New School en el Institute for Critical Social Inquiry. Es co-fundadora de la colectiva feminista Ciudad del Deseo y Cooperativa Espacial.

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