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    > Año 10 / Número 99 / Enero 2011        > REVISTA DIGITAL / Aparece el primer lunes de cada mes
Número 7
"Crisis y territorio"
Conflictos y oportunidades actuales
en el gobierno de las ciudades.

Curso“Gestión de la ciudad: Movilidad espacio público y medio ambiente”
(UOC-CPAU-UNNE-CdlC)
En marcha

(+INFORMACIÓN)

 > SUMARIO
Política de las ciudades (II)

Villa Soldati y la necesaria reforma urbana en Argentina

Sobre la función social de la ciudad I Por Raúl Fernández Wagner

En todos los análisis serios que se realizan en los medios con el ánimo de indagar en las causas profundas que están detrás de los sucesos de Villa Soldati surge en forma muy clara la vieja “cuestión de la vivienda”, por lo general expresado como “fracaso de las políticas de vivienda” o simplemente como que “faltan viviendas”. Es decir que el Estado no provee suficientes “viviendas sociales” que puedan resolver los problemas de aquella población que no tiene ingresos suficientes para su adquisición.

La condición de mercancía de la vivienda en las relaciones capitalistas de producción y su relación con la propiedad privada territorial fue definida por Engels en 1872, y la “vivienda social” como objeto de protección bajo tutela del estado de las relaciones de libre mercado fue el dispositivo que permite organizar un sistema público de provisión habitacional en la República de Weimar en los ´20. Luego el Estado de Bienestar consagraría la vivienda como un derecho del trabajador, el cual se incorpora en muchas constituciones nacionales a partir de allí.

En el proceso de urbanización latinoamericano, cuando se produce desde los años ´50 un crecimiento explosivo de las ciudades -por la masiva migración campo-ciudad debida a la industrialización sustitutiva de importaciones- se intentó trasladar aquella concepción. Pero la planificación y construcción de viviendas sociales fracasó al comprobarse que lo que se expresaba como un problema de vivienda era en realidad un problema de acceso al suelo. Es decir que el “acceso a la ciudad” se manifestaba de acuerdo a como eran las condiciones de producción del suelo urbano.  Así, los sectores populares construyeron la ciudad latinoamericana ocupando tierras, autoconstruyendo viviendas y conformando barrios que se denominaron chabolas, barriadas, campamentos, favelas, cantegriles, villas miseria, etc. Sesenta años después, la expansión capitalista global ha provocado que -particularmente luego del neoliberalismo- este proceso se haya expandido a todo el planeta. Mike Davis habla en su trabajo “Planet of slums” (traducido poco felizmente en español como “Planeta de ciudades miseria”) que los asentamientos informales ya dominan la urbanización mundial.    

En términos generales, sesenta años de políticas habitacionales en América Latina -más allá de destacables experiencias, mayormente remediales- no contuvieron este fenómeno. Sencillamente porque el problema supera a la vivienda y asume complejidad como cuestión por las condiciones particulares del “habitar” urbano que conjugan un conjunto de bienes y servicios re-mercantilizados, sujetos a una progresiva valorización del suelo y su régimen de posesión y uso exclusivo. Situación que se agrava en los últimos años, puesto que el suelo aumenta su importancia estratégica para las nuevas formas de reproducción del capital, y sencillamente porque también en sesenta años se ha multiplicado la población que disputa tal bien, físicamente irreproducible y por lo tanto intrínsecamente afectado por la escasez.  Como afirma Oliver Mongin, “en este tiempo la lucha de clases ha cedido su lugar a la lucha por el espacio urbano”.

 

El “problema de la vivienda” se traduce hoy en el desafío político de lograr una mejor distribución social del espacio construido. Por ello ya no lo expresamos como “lucha por la vivienda” sino como lucha por el derecho a la ciudad. Por ello, cuando el problema residencial está afectado hoy por los desarrollos urbanos del capital concentrado que generan fragmentación y segregación socio espacial,  ya no solo el reclamo es por  “justicia social” sino  por “justicia espacial”. Pero lograr una mejor relación población-espacio habitable sólo es posible afectando las condiciones de libre mercado en que se producen y usan los mencionados bienes y servicios del hábitat. Por ello hoy ya no solo hablamos de la función social de la propiedad, sino de la “función social de la ciudad”.

Quien tiene potestad y la obligación de revertir este proceso es el Estado. Pero no solo por su más o menos ejercido mandato de equidad social, sino primordialmente porque es también el Estado con sus intervenciones territoriales quien más contribuye a la valorización del suelo, generando rentas ajenas a las acciones del propietario.

  

En Argentina nos encontramos en el punto más crítico que tengamos memoria respecto a esta cuestión. A los 25 años del retroceso socioeconómico de nuestra sociedad que llega hasta la crisis de 2001, le sucede una espectacular recuperación y un sostenido crecimiento de la economía, que se ha dado a partir de una reconstitución agroexportadora de nueva generación y una progresiva reindustrialización en donde el Estado se coloca como motor de inversión pública y también de redistribución, lo cual asegura paulatinamente mejores condiciones de empleo y calidad de vida para la población. Pero ello provoca asimismo un aumento de los valores inmobiliarios sin precedentes. El precio del suelo para explotación agraria se ha multiplicado 10 veces en 8 años en las zonas más fértiles, y el suelo urbano según las ciudades y zonas también ha experimentado un aumento de 6 a 8 veces su precio en estos años.

Esta fase neodesarrollista apoya su despegue en el rol contracíclico de la obra pública, con un papel central de la construcción en la reactivación y la generación de empleo formal. Así, el Estado realiza construcción de rutas, circunvalaciones, accesos y avenidas y una notable expansión de infraestructuras urbanas y viviendas, que sumados contribuyen a una extraordinaria valorización de suelo. Lo cual nos enfrenta a una crítica paradoja: cuanto más crece la economía, cuanto más apoya el estado con obra pública el crecimiento económico, más se agudiza el problema del acceso al suelo urbano, el acceso a la ciudad, para la mayor parte de la población.   

Así se configura un “orden urbano” que es necesario modificar atacando sus causas profundas desde la política.  Ello implica llevar a cabo un profundo proceso de reforma urbana. Pues este “orden” se compone del predominio del derecho de propiedad (privada) por encima de cualquier otro derecho reconocible (por ejemplo a la vivienda); la recepción sin límites de parte del propietario de todas las rentas ajenas a sus acciones que sobre su suelo se generan; un Estado donde muchas de sus instancias de gobierno favorecen inversiones inmobiliarias con la justificación de movilización económica y/o generación de empleo, que en realidad ocultan la hipervalorización del suelo; la retención especulativa del suelo (o la vivienda) que no está penada. Se compone también de alquileres que favorecen los derechos de los propietarios más que el de los inquilinos, hoy con contratos en negro; y la proliferación de nichos de mercado informal que venden “productos” inhabitables, inseguros, sin privacidad, y expuestos a las consecuencias de los desalojos.

Un “orden urbano” que pretende eliminar villas, mientras nuestras ciudades se expanden sobre sus periferias con barrios cerrados que profundizan la segregación residencial, consumen suelo valioso en exceso, expulsan los pequeños productores hortícolas y eliminan el suelo accesible para capas medias y bajas en la expansión urbana. Las consecuencias de las extraordinarias rentas (hedónicas) del suelo de la periferia urbana presionan a su vez sobre los centros como únicos receptores de la nueva población de ingresos medios y bajos.

 

En el caso de Buenos Aires, para entender los sucesos de Villa Soldati -un histórico grito de los inquilinos de las villas- también hay que analizar los componentes de la desigualdad socio espacial, que en la visión más macro incluye los 565 barrios cerrados construidos en la región metropolitana en forma irregular (casi la mitad sin aprobar) que ya ocupan 40.000 hectáreas. El doble que la superficie de la CABA, a una densidad de 3 hogares por hectárea, mientras en la CABA hay 51 hogares por hectárea. Esto significa que en 20 años hubo una fenomenal regresión en la distribución del espacio residencial y el fin del suelo accesible para sectores de ingresos medios y bajos. Tal inequidad socio espacial también toma forma en la CABA, con el boom de construcción de departamentos suntuosos y lujosos que suman el 80% de nuevos metros cuadrados residenciales, que están concentrados en el 32% de su territorio (el más rico), mientras los cinco distritos más pobres del sur (incluido Villa Soldati) solo concentran el 1,9% de los nuevos metros cuadrados residenciales.   En la Región Metropolitana de Buenos Aires, de cada 10 habitantes nuevos, 6 “acceden a la ciudad” a través del mercado informal del suelo urbano.

Ante tal desigualdad no se tributa ni compensa. Mientras se muere en esta lucha, el Estado no condiciona a los desarrolladores, ni contempla el hecho que en la ciudad de Buenos Aires haya tantas viviendas desocupadas como demanda de las mismas, aplicando impuestos progresivos que induzcan a la obligación de usarlas, como demandaría todo elemental ejercicio de función social de la propiedad. Un orden injusto que se consuma también con la usurpación como delito penal, o cuando se ejecutan desalojos masivos como el de la escala actual, lo cual tiene un impacto directo sobre el mercado informal del suelo. Por eso aunque el racista e ineficiente jefe de gobierno porteño hubiera construido muchas viviendas, no habría alterado mayormente la ecuación social perversa del orden urbano que prima en la ciudad.

En la iniciativa multisectorial Habitar Argentina nos ilusionamos con generar un marco legislativo que progresivamente desarrolle el proceso de reforma urbana que la búsqueda de ciudades más justas demanda.

RFW

 

El autor es Profesor del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Es integrante de Habitar Argentina.

 

De o sobre Fernandez Wagner, ver también en café de las ciudades:

Número 49 | Política de las ciudades (II)
Teoría y política sobre asentamientos informales | Cuestionario a Raúl Fernández Wagner y María Cristina Cravino, en vísperas del Seminario en la UNGS.

Número 80 | Política de las ciudades (II)
Democracia y ciudad | Raúl Fernández Wagner analiza 25 años de procesos y políticas urbanas en la Argentina | Marcelo Corti

 

Sobre los sucesos de Villa Soldati y los problemas de acceso al suelo urbano que expresan, ver también la presentación de este número de café de las ciudades y las notas La rebelión de los inquilinos, de María Cristina Cravino, La ausencia de políticas de suelo urbano en la Argentina y Terquedad Soldati. En otros medios, ver también las notas “Estamos sentados arriba de un volcán”, entrevista de José Medrano a Adrián Gorelik en Diario Z, “Es un estado de desesperación”, entrevista de Ailín Bullentini a María Cristina Cravino en Página 12 del 27 de diciembre, y la nota El destino trágico del Parque del Sur, de Pablo Pschepiurca, en el DARQ del 13 de diciembre.

 

Habitar Argentina es una iniciativa basada en el Congreso de la Nación integrada por diputados y senadores, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, órganos de Estado y universidades.

Política de las ciudades (I)
La rebelión de los inquilinos
Ausencia de suelo, ausencia de opciones I Por María Cristina Cravino

De esta manera las villas se concentran en la zona sur y ya llevan más de 30 años de dinámica urbana y social de crecimiento. Nuevas generaciones nacidas en las villas necesitan más viviendas. Estas familias sólo encuentran lugar en las mismas villas que nacieron o en otras similares. Paralelamente, la última década fue escenario de un proceso de crecimiento de los desalojos en la ciudad (vía judicial o administrativa), mientras que algunas políticas de contención (como la de alojamiento en hoteles pensión para los “sin techos”) fueron desarticuladas (en principio porque no reunían las condiciones mínimas y luego por desinterés) y no se generaron mejores opciones, sino que por el contrario, más gente fue empujada a las villas. Los desalojos de algunas villas generaron el mismo proceso, al igual que el cierre de muchos hoteles pensión. Los escasos subsidios del Gobierno de la Ciudad sólo alcanzan para el alquiler en una villa.

 
La ausencia de políticas de suelo urbano en la Argentina

Emergentes de Villa Soldati I Por Marcelo Corti

El fenómeno de la toma de tierras no comienza en Soldati sino que se viene extendiendo desde hace prácticamente 30 años en la periferia de la metrópolis bonaerense, y ha recrudecido en los últimos tiempos en todo el territorio nacional. Esto que hoy sufre Buenos Aires ocurre todos los días en todas las ciudades argentinas: grandes y pequeñas, ricas y pobres, bien o mal administradas; la diferencia es que en esta ocasión ha pasado a ser un mecanismo de reclamo más que una estrategia de localización, como fue habitualmente. El motivo de esta explosión de tomas es que el acceso a la vivienda de los sectores populares, incluyendo la de amplios sectores de la clase media, está hoy dificultado por los elevados costos del suelo urbano, muy por encima de la capacidad de pago de los trabajadores (aun en un contexto de crecimiento económico y recuperación del empleo).

 
ASN/nOISE
El lado B del Estudio Aisenson I Por Marcelo Corti

En esa línea, ASN/noise incluye una variedad de contenidos que pueden ser entendidos por si mismos o en relación mutua: desde registros de participaciones propias o ajenas en concursos de arquitectura hasta comentarios sobre películas y reflexiones sobre el rol metafórico del proyecto arquitectónico. La sección Fuera de hora incluye registros de la producción extraarquitectónica de los integrantes del estudio: las esculturas en madera de Carlos Pujals, las intensas fotografías ferroviarias de Alejandro Goldemberg y por supuesto la actividad de Pschepiurca como investigador y crítico de arquitectura. “Creímos importante comenzar a mostrar esta producción con varios objetivos: poder vernos nosotros mismos reflejados en la red al comunicarnos con el “exterior”, ofrecer online (…) sus aspectos menos pulidos que, como muchas veces sucede son quizás los más interesantes, los que más provoquen, ese es nuestro deseo, un diálogo virtual y multidireccional”.

 
Mala Práctica Urbana 2010: Vial Costero de Vicente López
Segundo premio ex aequo para las accidentadas Veredas de Retiro y para el Autódromo “anti-paisaje” en Potrero de los Funes.

La existencia de un activo y militante colectivo vecinal y profesional contrario a la obra promovida por la Municipalidad de Vicente López, en la zona norte del Area Metropolitana de Buenos Aires, ayudó al despegue y triunfo de la propuesta de Graciela Mariani. Con menos “hinchada”, el autódromo que cerca el escenográfico lago en las afueras de San Luis (bien mirado, una situación similar a la del Vial) y el homérico recorrido de Carola Inés Posic desde la Terminal de Ómnibus hasta la Estación Retiro del Ferrocarril Mitre compitieron hasta el final con cantidades de votos muy similares, que justificaron la decisión editorial de otorgarles un segundo premio compartido.

 
Una producción solidaria y eficiente
Fragmento de Campos, fábricas y talleres (a partir de Piglia) I Por Piotr Kropotkin

Un mes de trabajo anual bastaría para proveer al obrero de una morada saludable, y no obstante tiene que gastar de 25 a 40 % de su salario anual; esto es, de tres a cinco meses del tiempo que trabaja al año, para tener una habitación que, en la mayoría de los casos, es insalubre y demasiado reducida; la cual nunca llegará a ser suya, a pesar de que a la edad de cuarenta y cinco o cincuenta años tienen la seguridad de que será despedido de la fábrica, porque para entonces el trabajo que él hacía lo ejecutará una máquina y un niño. Todos sabemos que el joven debería, por lo menos, estar familiarizado con las fuerzas de la naturaleza que algún día tendrá que utilizar; que necesitaría estar preparado a ver sin prevención el constante progreso de la ciencia y el arte; que le convendría estudiar ciencias y aprender un oficio.

Una mirada arrabalera a Buenos Aires I Columna a cargo de Mario L. Tercco.

En este número: Terquedad Soldati

 

Saludos, felicitaciones y deseos por el 2011 y reflexiones sobre el espacio y el hábitat después de Soldati.

 

Encuentros, Jornadas, Seminarios, Congresos: Congreso Nacional de Barrios y Zonas Patrimoniales, en Santiago - Seminario sobre Políticas Urbanas, en la UNNE - Congreso Latinoamericano de Ecología Urbana, en la UNGS Convocatorias y Concursos: Becas Fundación Carolina 2011- 2012 - EURE 109 - Quid 16, Revista del Gino Germani - Urbe, revista de gestión urbana - Convocatoria de RIUrb - Revista Iberoamericana de Estudios Municipales Cursos y programas académicos: Evaluación Ambiental, en la UNNE - Maestría en Desarrollo Territorial, en Rafaela - Gestión del suelo en grandes proyectos urbanos, en Medellín Exposiciones y muestras: ¿Estáis listos para la televisión?, en el MACBA Noticias y publicaciones: Relatos de Jardín - Giro en Rosario: no más barrios cerrados.

 

 

 

 


 

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café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

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Corresponsal en Buenos Aires: Mario L. Tercco

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