
Hace
tres años vengo desarrollando la propuesta de un túnel
bajo la línea que delimita Chile con Perú, a partir de
una conversación con el arquitecto Carlos
Martner -octogenario maestro de la arquitectura
y el paisaje- respecto a una
solución para el problema de la mediterraneidad de Bolivia.
Fernando Castillo Velasco ha enriquecido la propuesta
y me ha animado a plantear estas ideas en el contexto
de su libro “Lecciones del tiempo vivido”, con motivo
de cumplir 90 años de vida (Editorial
Catalonia, Santiago
de Chile, 2008) compartiendo
una misma mirada sobre el destino de América Latina y
un enfoque de “pensar en grande” que él supo poner en
práctica como arquitecto, intendente y alcalde.
Más
allá de lo que dicen los tratados vigentes firmados entre
Chile, Perú y Bolivia después de la Guerra del Pacífico librada
en 1879, existe un problema real que afecta a un país
hermano. Bolivia llora por su mar perdido y ese
llanto nubla su mirada para enfrentar su futuro. Ha
pasado más de un siglo de la guerra y continúan abiertas
las heridas de un pasado que sigue presente.
Si
pensamos que Perú no quiere perder su límite común con
Chile, que Chile no quiere que Bolivia tenga suelo soberano
a costa suyo (“corredores comerciales sí pero soberanía
no”) y que hoy por hoy ningún gobierno puede razonablemente
entregar al final de su mandato un país con menos territorio
del que recibió, el problema parece no tener solución.

El túnel bajo la línea de la concordia
La
idea que proponemos
es construir un túnel bajo la línea de la Concordia, que arranque
en el sector de Charaña, Bolivia
y termine en el océano Pacifico frente al Hito N°
1 que delimita el territorio de ambos países. El límite
terrestre entre ambos países es una línea
que corre a 10 kms. paralela al río Lluta que desemboca
al norte de Arica y que fue fijado el año 1929,
cuando se determinó que Tacna quedaba para Perú
y Arica para Chile. Esto permite el paso del túnel, asegurando
que pase por un territorio “neutral” en el sentido que
no tendrá usos productivos ni es apto para la localización
ni el crecimiento de ciudades y poblados cercanos. Este
túnel hace posible que Chile y Perú mantengan íntegramente
su territorio y sus límites comunes. La solución resulta
de concebir el
territorio en tres dimensiones y no en dos dimensiones,
como lo mira la cartografía convencional. En la realidad
urbana se da frecuentemente este caso de un país “encima”
de otro. En efecto, una embajada o consulado de un país
X se encuentra en la práctica encima de un país Y del
que está separado solamente por los pocos centímetros
de espesor de la losa y las paredes. Nadie cuestiona la
soberanía del país X enclavado en el país Y como así tampoco
nadie se ha puesto a sumar las superficies de las embajadas
para restarlas a la superficie del país Y.
Este
mismo concepto, que está ampliamente aceptado en el derecho
internacional, se aplica aquí a escala territorial. Un país (Bolivia) pasa por debajo de otros
dos países (Chile y Perú). En su llegada al mar el
túnel emergería aproximadamente a una distancia entre
600 y 1.000 metros en el Océano
Pacifico, hasta llegar a una
isla que sería soberanamente boliviana. Esta isla
se haría con todo el material de tierra y piedras que
salen de la construcción del túnel, tal como se construyeron
no una sino tres
islas (Naos, Perico y Flamenco) en Panamá, del lado del océano Pacifico,
cuando se abrió el canal de Panamá entre 1903 y 1914.
Esas islas hoy tienen desarrollo turístico, puertos deportivos
y en una de ellas, de hecho, el arquitecto Frank
Gehry construye actualmente
el Museo de la Biodiversidad más grande del mundo.

La
profundidad del océano Pacifico en la zona limítrofe entre
Chile y Perú es baja y, por lo tanto, permitiría construir
una isla en base a relleno, aunque si ello resultara muy
costoso también podría pensarse en una isla
flotante (como han hecho ancestralmente los “uros”
en el lago Titicaca, aunque con tecnología del siglo XXI).
Este
túnel se haría con la tecnología de máquinas tuneladoras,
con la que actualmente se construyen los túneles del metro
y autopistas en casi todas las ciudades del mundo por
ser menos invasiva con el nivel
de superficie, y pasaría por debajo de la Línea de la Concordia que divide Chile de Perú.
En
una etapa de mayor estudio del proyecto se podría ajustar
el diseño del túnel, haciendo partes en trinchera y partes
sumergidas para bajar costos y hacer las ventilaciones
correspondientes.

De triángulo en disputa a mar de la concordia
Recientemente
se ha producido un reclamo peruano de revisar el límite
marítimo entre Chile y Perú, que está establecido por
el tratado de 1947 y ratificado en 1952 y 1954. Chile
afirma su posición en la vigencia de dichos tratados,
que definen el límite a partir del paralelo que parte
en el Hito N°1. Perú asegura
que esos tratados regulan límites de pesca y no definen
límites marítimos y reclaman la línea bisectriz como línea
divisoria del mar. Esta disputa deja un área triangular
de 35.000 km2. en manos del Tribunal
Internacional de La Haya, el cual está estudiando
los antecedentes del tema y deberá resolver la controversia,
se estima, hacia el año 2012. Actualmente ambos países
alinean sus fuerzas internas para afirmar su posición
y lograr apoyo internacional. Mientras tanto, la temperatura
del discurso de los sectores más nacionalistas de ambos
países sube hasta límites que pueden llegar a ser extremadamente
peligrosos (un titular de portada del mes de marzo
del diario La
Razón de Lima dice: “Chile se arma para
guerra contra Perú: no quiere perder en La Haya”).
La
propuesta consiste en suspender el juicio en La Haya y convertir el triángulo
en disputa en el “Mar de la
Concordia”, que sería un “maritorio”
administrado por los tres países, es decir, un mar internacional
que en vez de pertenecer a todos los países del mundo
pertenece solo a tres. Este triángulo tendría un vértice
terrestre en la isla boliviana y los otros dos en el límite
de las 200
millas marinas. Esto permite que
las costas chilena y peruana no se vean interferidas por
el corredor de un tercer país.
La
suspensión del juicio arbitral hace viable la creación
del mar de la
Concordia y el acceso de Bolivia al mar
desde la nueva isla, pero además evita
el daño al orgullo nacional y el costo político al país
que pierda en el fallo del Tribunal de La
Haya. También minimiza el enorme costo
en viajes, abogados y asesores que significa la defensa
de cada país.

¿Qué tan caro es un túnel de Bolivia al Pacífico?
Aparentemente,
un túnel de aproximadamente 150 kilómetros
es muy costoso, pero no resulta ser así si se compara
con lo que costó el canal de Suez, o el de Panamá en su
momento, o el alto costo del túnel bajo el canal de la
Mancha en años recientes. ¡O más aún,
si pensamos en todo lo que se ha invertido en túneles
y puentes de vialidad urbana en nuestros países en estos
últimos años! En todo caso, por
las condiciones geográficas y geológicas en que se encuentra
este túnel, es mucho más económico de construir que
los anteriormente mencionados. De hecho si parte del túnel
se hace en “trinchera” los costos bajan exponencialmente.
Para
poder opinar si es cara o barata esta solución al conflicto
que afecta a tres países (cuya población suma 53 millones
de habitantes) habría que preguntarse previamente algunas
cosas, como por ejemplo: ¿cuánto
le cuesta a Perú y Chile el juicio arbitral? ¿Cuanto
cuestan los equipos especializados de abogados, geógrafos
y cartógrafos durante 4 años que debe costear cada país?
¿Cuánto gastan Chile y Perú en armarse para una eventual
guerra? Un dato al pasar: un avión Mirage
de segunda mano vale ¡25 millones de dólares!
También
habría que preguntarse cuánto gana Bolivia con una salida
soberana al mar. Según Gallup
y Sachs, un
pais sin puertos soberanos para importar y exportar productos
pierde entre el 0,6 y 1% de su PIB anual. Es decir
que Bolivia ha perdido 4.000 millones de dólares sólo
en la última década (cifras citadas por Walter Chávez,
director de la edición boliviana de Le
Monde Diplomatique en
el libro Bolivia, Editorial
Aun
creemos en los sueños, 2008).
Por
otra parte, Bolivia cuenta con enormes reservas de gas
natural (tiene la segunda reserva mundial después de Venezuela)
y minerales como zinc, plata, plomo y litio (Bolivia tiene
la primera reserva mundial de este material, clave para
el desarrollo de las pilas que utilizan los celulares,
las cámaras de fotos y los autos eléctricos), que se podrían
exportar a menor costo a mercados del Asia- Pacifico a
través del túnel. De hecho, sólo el
gasoducto podría financiar gran parte del costo de esta
obra.
Bolivia
ha dicho en todos los tonos que no le venderá gas a Chile
mientras no tenga salida soberana al mar. Con esta solución,
Chile podría verse
favorecido por el gas boliviano para abastecer energéticamente
la gran minería del norte grande, sin tener que traer
gas del sur argentino (que está negociado pero no llega
debido al aumento de la demanda interna argentina) ni
tener que traer energía eléctrica producida por represas
en la Patagonia,
con el alto costo ecológico y ambiental que significa
su producción y su transporte.
Creo
que este tema no se ha resuelto no por falta de recursos
ni por falta de terreno (de hecho Perú y Chile tienen
una densidad de 22 hab/ km2,
que es cinco veces menor que los países europeos, que
tienen en promedio 100 hab/
km2) sino por una
ausencia combinada de generosidad, de imaginación técnica
y de voluntad política. Esta idea quizás contribuya
a dar respuesta a un problema que se arrastra por más
de 130 años y que aseguraría una concordia verdadera y
una paz duradera entre los tres países para enfrentar
los desafíos del siglo XXI.
HE
Santiago de Chile, abril 2009
El
autor es chileno y arquitecto, profesor de la Universidad de Chile,
consultor en arquitectura y urbanismo.
De
su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
19 I Paisaje
Arquitecturizar el
paisaje y naturalizar la arquitectura I Sobre la obra de Carlos Martner. I Humberto
Eliash Diaz
Número
13 I Tendencias
“La
forma sigue a la gestión”
I Los desafíos de hacer ciudad en América Latina. I Humberto
Eliash D.
Otras
situaciones fronterizas en café
de las ciudades:
Número
24 I Tendencias (I)
Ciudades
postfronterizas / ¿mundo postfronterizo?
I El surgimiento de la Bajalta
California. I Michael
Dear