> Ediciones Anteriores:  
Título Subtítulo
> Número Revista:  
        
  > Año 12 / Número 126 / Abril 2013 > REVISTA DIGITAL

Curso “Gestión de la ciudad" (UOC) Versión
en modalidad semipresencial edición 2012

(+INFORMACIÓN)
Información general sobre
cursos de Gestión de la Ciudad – UOC

 > SUMARIO
Política y Cultura de las ciudades

La ciudad, la memoria y el olvido

Topografías conflictivas I Por Ramiro Segura

 

N. del A.: El texto de esta nota fue escrito para la presentación en Buenos Aires del libro “Topografías conflictivas. Memorias, espacios y ciudades en disputa”, editado por Anne Huffschmid y Valeria Durán.

 

El libro Topografías conflictivas: memorias, espacios y ciudades en disputa, editado por Anne Huffschmitd y Valeria Durán, expresa una modalidad de trabajo intelectual  que prioriza y fomenta el diálogo, el intercambio y el debate entre personas de latitudes diversas, que se inscriben en campos académicos y/o profesionales distintos, y que desde sus lugares específicos reflexionan sobre los procesos de las memorias y los olvidos de la historia reciente de/en tres ciudades: Buenos Aires, Berlín y México.

El libro puede leerse como un conjunto de posiciones, indagaciones y experiencias acerca de la intersección entre memorias y espacios, verdadero punto nodal –foco de diálogo y, por ende, también de disenso– entre las distintas contribuciones. En efecto, los distintos artículos que componen el libro tienen la virtud y el desafío de pensar sobre las memorias y los olvidos en relación con el espacio urbano. Y es precisamente porque este problema o pregunta es compartido por los distintos autores que el libro supera las habituales compilaciones y encuentra su unidad, la cual no consiste en una única y definitiva respuesta, sino que abre líneas de investigación y delinea un campo de debates.

A lo largo del libro, la indagación de las relaciones entre espacio y memoria no sólo es realizada en distintas ciudades sino que también supone mirar escalas diversas: desde las ciudades  (como el maravilloso ejercicio comparativo de Estela Schindel sobre el río y la memoria en Buenos Aires y Berlín, o el artículo de Mónica Lacarrieu sobre la conmemoración del bicentenario en Buenos Aires), pasando por el análisis de “lugares de memoria” (como los trabajos de Claudia Feld sobre la ESMA en Buenos Aires, Julia Binder sobre el muro de Berlín y Vázquez Mantecón sobre el Memorial del 68 en México) hasta llegar a las huellas que ciertos procesos sociales dejan en el espacio (el análisis de Emilio Crenzel sobre el Hospital Posadas)  y los usos que actores sociales específicos hacen del espacio de la ciudad (la presencia de los militares en el espacio público analizada por Máximo Badaró y las territorialidades de los migrantes bolivianos en Buenos Aires abordada por Sergio Caggiano).

Memoria y espacio, decíamos. Se trata, sin dudas, de un punto de partida clásico. Como relata Siri Hustvedt en su libro La mujer temblorosa o la historia de mis nervios: “Los recuerdos explícitos anidan en los lugares. Las teorías clásicas defendían que los recuerdos debían basarse en lugares: topoi. Cicerón atribuía a Simónides de Ceos la invención del arte de la memoria. Cuando un terremoto destruyó la sala donde se celebraba un banquete matando a los allí presentes se llamó a Simónides, que se había ausentado del festejo poco antes del sismo, para que identificara a los cadáveres porque recordaba el lugar donde estaba sentado cada uno. A raíz de este incidente lamentable Simónides descubrió la conexión esencial que existía entre los recuerdos y los lugares” (2010: 111). 

Continuando esta tradición, los artículos que componen Topografías conflictivas colocan en el centro de sus reflexiones la relación entre espacio y memoria –o para decirlo en los términos de Halbwachs (2004),  piensan al  espacio como marco social de la memoria– y, simultáneamente, nos recuerdan –valga la redundancia– que esa relación no es mecánica ni sencilla, tampoco persistente o estable, como se podría inferir de la historia de Simónides relata por Hustvedt. De hecho, uno de los puntos fuertes del libro consiste en el reconocimiento de la compleja relación entre espacio y memoria, así como el desarrollo de diversos intentos por comprender dicha relación a partir del análisis de casos empíricos.

Como lectores asistimos al despliegue de una reflexión sobre el espacio y la memoria que, realizada sobre materialidades, escalas y procesos distintos, tiene tres puntos de encuentro que me gustaría desarrollar brevemente.

 

En primer lugar, como se señala desde la precisa y potente introducción de Anne Huffschmid, la noción de topografía supone desplazarnos del espacio en sí hacia los modos de apropiación, uso y representación, el espacio como efecto antes que como sustancia, como relación antes que como esencia. Contrariamente al supuesto de que la memoria es un producto del espacio, podríamos decir siguiendo a Simmel que “lo que tiene importancia no es el espacio, sino el eslabonamiento y conexión de las partes del espacio, producidos por factores espirituales” (1986: 644). De esta manera, si bien es indudable que los procesos históricos (y, en el caso específico del libro, las violencias) dejan huellas en el espacio urbano, éstas, como remarca Elizabeth Jelin, en sí mismas no constituyen memoria, a menos que sean evocadas y ubicadas en un marco que les dé sentido. Estas cuestiones están presentes en diversos artículos: en el trabajo de Gonzalo Conte sobre la identificación de señales del terrorismo de Estado en Buenos Aires y en los esfuerzos, debates y dilemas para intervenir en la trama urbana y darle sentido; en el sugerente análisis de Emilio Crenzel sobre las memorias del Hospital Posadas, en el que muestra el proceso histórico por medio del cual un conjunto de relaciones sociales produjeron espacios (materiales y simbólicos) que sustentaron sentidos compartidos y cómo la destrucción de esas relaciones y esos espacios nos ayudarían a comprender las diversas memorias en pugna que hay en la actualidad sobre ese lugar. Por evidente que parezca, entonces, no hay una relación necesaria –mecánica, lineal o esencial– entre espacio y memoria. Precisamente lo que los artículos muestran a partir de casos empíricos diferentes es que una ciudad, un lugar o una huella son objeto de negociación y conflicto acerca de sus sentidos y de sus usos.

En segundo lugar, la relación entre espacio y memoria es compleja puesto que nos encontramos ante temporalidades y materialidades que no articulan de manera plena. De un lado, la memoria como un proceso social, político y simbólico (negociación y conflicto) por las formas de representar y significar el pasado. Del otro lado, la ciudad como una materialidad con una temporalidad propia, que no refleja mecánicamente los distintos procesos sociales e históricos que acontecen en su seno (de hecho, como señalaba Halbwachs, muchas veces la aparente estabilidad del espacio construido colabora con la naturalización de grandes cambios históricos) y sobre el cual los distintos actores sociales quieren marcar los procesos históricos. En esta dirección, a través del análisis de dos intervenciones en distintos tramos de los restos del muro de Berlín, Julia Binder muestra que si bien el espacio urbano puede pensarse como palimpsesto (texto urbano que combina en su superficie escrituras de distintos tiempos, borramientos, huellas, superposiciones), esta noción no nos permite conocer el proceso de selección y de ubicación en un relato que le otorgue sentido a esas huellas, el cual es resultado siempre parcial de las prácticas de distintos actores sobre la forma urbana; por su parte, Claudia Feld tematiza los destiempos entre espacio construido y testimonio en su análisis del dispositivo que combina arquitectura, imágenes y relatos en la ESMA.  En definitiva, no existe articulación plena entre espacio y sociedad. La ciudad es construcción, expansión, renovación, conservación y demolición. Y es sobre esa materialidad compleja –espacio  compuesto de tiempos distintos– que existen narrativas múltiples y posiciones contrastantes acerca de qué conservar, cómo y para qué hacerlo.

Por último, en tercer lugar, los emprendimientos de memoria en la ciudad se enfrentan a cierta tendencia a la naturalización, la rutinización y/o la estabilización del espacio urbano. En efecto, debemos tener presente que como muestra Anne Huffschimdt en su capítulo sobre los lugares de la memoria en el espacio público de Buenos Aires, Berlín y México, la experiencia cotidiana de la ciudad muchas veces se organiza por medio de un relato que elude el conflicto y que restituye un sentido no problemático a la ciudad. Como escribió Adrián Gorelik: “Quizá por la compleja alianza entre conservación y renovación, entre recuerdo y olvido de sí misma presente en la ciudad, se explique esa extraña capacidad de naturalizar sus propios procesos y la relación de los habitantes con ellos: en esos espacios que fueron recorridos por nuestros antepasados y serán recorridos por las generaciones futuras todo debe parecer tan igual como para permitir aprehender apenas su presente estabilizado. Así, el contacto directo de la experiencia cotidiana en la ciudad tiende lazos firmes de complicidad y mutua inteligibilidad, por medio de los cuales el sentido común restablece algún tipo de unidad armónica y de explicación restitutiva” (2004: 147-148).

Es precisamente contra esta tendencia que se realizan muchas de las intervenciones analizadas en el libro: los escraches y el renombramiento de calles por parte de HIJOS México estudiado por Olga Burkert y relatada por los miembros de la agrupación en un texto colectivo; la irrupción de López en la vida cotidiana que tematizan Ana Longoni a partir del “activismo artístico” y Hugo Vidal por medio de un ensayo fotográfico sobre esas irrupciones en distintos espacios y contextos de la vida cotidiana (viajes en colectivo, vinos en el supermercado, calendarios, una publicidad callejera, entre otros); los movimientos orientados a desmonumentalizar a Julio A. Roca en distintas ciudades argentinas abordado por Diana Lenton. Se trata de prácticas de espacio orientadas a fracturar el relato, interrumpir la temporalidad cíclica de lo cotidiano, hacer visible lo naturalizado. En definitiva, como lo denomina Longoni retomando a Walter Benjamin, se trata de “debilitar la prepotencia de lo dado” a través del uso y la significación del espacio.

En síntesis: los tres puntos señalados nos permiten sostener que los artículos que componen este libro nos muestran que entre espacio y memoria hay trabajo y conflicto, hay destiempos y articulaciones cambiantes, y hay indiferencias e irrupciones, dependiendo tanto de los actores involucrados como de los tiempos y los momentos. Así, cada uno de los textos nos permite reflexionar sobre las formas concretas que asume en contextos particulares aquello que Anne Huffschmitd describe como  la “conflictividad constitutiva” del espacio urbano que, más allá de su apariencia cotidiana, no tiene nada de estable, cristalizado o perenne.

  

Antes de finalizar me gustaría reflexionar brevemente sobre tres cuestiones presentes en los distintos artículos, más allá de la sección del libro en la que estén ubicados y de la ciudad que aborden. Se trata de ejes transversales, de tópicos comunes o de problemas recurrentes, sobre los que la lectura permite intuir que no hay necesariamente acuerdo entre los autores y que, por ende, indican potenciales líneas para la investigación futura.

Una primera cuestión refiere a la noción de espacio público y  a su relación con el espacio urbano, que a veces se toman problemáticamente como sinónimos, sin la reflexión suficiente sobre sus condiciones de posibilidad e historicidad. Hace un tiempo Néstor García Canclini (1996) se preguntaba, no sin cierta ironía, “¿se acuerdan de que hubo épocas en que lo público era un espacio?”. Y  a la vez que enumeraba la plaza y el ágora en la Grecia clásica, los salones, clubes y cafés a partir del Iluminismo, advertía sobre la existencia de una esfera pública que no pasa necesariamente por el espacio físico de las ciudades. En esta dirección, me gustaría sugerir que en lugar de tomar al espacio urbano como constante y esencialmente público, hay que retomar las nociones de contingencia, acontecimiento y ocasión (condensadas en la idea de irrupción, título de la sección del libro compuesta por el artículo de Ana Longoni y el ensayo fotográfico de Hugo Vidal sobre López que acertadamente “irrumpe” en la mitad del libro) que nos permiten especificar cuándo la ciudad emerge como espacio –y muchas veces objeto– de diálogo, negociación y conflicto. Como reconocía Michel de Certeau (2000), los lugares se tornan espacios en tanto son practicados y son precisamente esas prácticas sociales las que trabajan sobre los límites y los sentidos de lo público y lo privado.

Un segunda cuestión para reflexionar refiere a las intervenciones destinadas a marcar el espacio, a asociarlo con una determina visión de la historia, a transformarlo en un eslabón –y, muchas veces, en una evidencia– de un pasado traumático. Una vez que reconocemos que no existe una asociación estable entre espacio y memoria, surgen los interrogantes que necesariamente nos tenemos que formular.  En términos generales y abstractos, ¿cómo conciliar la temporalidad y conflictividad de las memorias con espacios, usos y significaciones cerradas? ¿Cómo, por otro lado, evitar la indiferencia, la absorción de esos espacios en la dinámica rutinaria y en el relato naturalizador de la ciudad? En términos más concretos, ante una intervención puntual, ¿cuán abierto o  cuán cerrado debería ser el acceso a un lugar de memoria?, ¿cuán guionado su recorrido?, ¿cuán regulados o contralados sus usos? Se intuye que sobre estas cuestiones no hay acuerdo entre los autores y que existen diversas maneras de asumir estas paradojas.  Mientras en su trabajo sobre el memorial del `68 en la plaza de Tlatelolco, Álvaro Vázquez Mantecón reconoce –casi diríamos, lamenta– que “es difícil controlar el sentido de un espacio”, Anne Huffschmitd coloca de manera explícita que, más allá de los objetivos de sus emprendedores, nos encontramos ante espacios potencialmente polivalentes y polisémicos y que el desafío (y el riesgo) consiste en asumir esta cualidad de cualquier intervención (monumento, museo, memorial) en el espacio urbano.

Esto nos lleva a una última cuestión: en el estado actual del conocimiento sobre estos procesos, me parece que habría que pensar investigaciones que involucren a otros actores sociales, más allá de los “directamente” activos e implicados en disputas específicas. En este sentido, algunos de los trabajos del  libro muestran un posible camino, como las indagaciones de Valeria Durán y de María Eugenia Mendizábal sobre los vecinos de ex centros clandestinos en Buenos Aires y  el análisis de Eugenia Allier Montaño sobre la recepción del memorial del 68 en la plaza de Tlatelolco. Se trata de alternativas –aún embrionarias– de involucrar a otros actores sociales en la investigación de los procesos de memoria en el espacio urbano. A mí me cautiva la idea de imaginar investigaciones que asuman el desafío de pensar la vida política y social de las relaciones entre espacio y memorias, dinámica tensada por el conflicto, la polivalencia de usos, la polisemia de significaciones e incluso por la indiferencia y por la naturalización, dependiendo de los contextos y los actores sociales involucrados.  

Si reconocemos –y abogamos por– el carácter público del espacio urbano y, por lo mismo, inestable, conflictivo y abierto,  las marcas y lugares de memoria serán intrínsecamente accesibles y apropiables, y consecuentemente polivalentes. Por las propias cualidades del espacio y la memoria, nos encontramos ante un proceso social y político abierto, siempre en riesgo, sin garantías.

La paradoja, en definitiva, emerge con claridad: necesitamos del espacio para recordar y, a la vez, lo que se recuerde y lo que se olvide, no dependerá exclusivamente de lo que inscribamos en el espacio.

RS

 

El autor es Doctor en Ciencias Sociales (UNGS-IDES) y Licenciado en Antropología (UNLP). Investigador del CONICET.  IDAES/UNSAM y UNLP. Es uno de los autores de Cien Cafés.

 

Topografías conflictivas. Memorias, espacios y ciudades en disputa, editado por Anne Huffschmid y Valeria Durán. Buenos Aires, Nueva Trilce, 2012. 432 p.; 23 x 16 cm. ISBN: 978-987-28190-0-2

 

Sobre ciudad y memoria, ver también en café de las ciudades:

Número 76 | Historia y Política de las ciudades
¿Qué hacer con el Bicentenario? | Oportunidades de una celebración: “la memoria colectiva es políticamente poderosa” | Marcelo Corti

Número 68 | Política de las ciudades
Mi vida en dictadura | De la Libertadora al Proceso | Marcelo Corti |

Número 69 | Fútbol y ciudades
La ciudad del Mundial ‘78 | La fiesta de la dictadura y sus huellas en Buenos Aires | Marcelo Corti

 

 

Bibliografía:

DE CERTEAU, Michel (2000) La invención de lo cotidiano. México: ITESO.

GARCIA CANCLINI, Néstor (1996). “Público-privado: la ciudad desdibujada”, en Alteridades Nº 11, México, 1996.

GORELIK, Adrián (2004). Miradas sobre Buenos Aires. Buenos Aires, Siglo XXI.

HALBWACHS, Maurice (2004)- La memoria colectiva. Prensas Universitarias de Zaragoza.

HUSTVEDT, Siri (2010). La mujer temblorosa o la historia de mis nervios. Buenos Aires, Anagrama.

SIMMEL, Georg (1986). “El espacio y la sociedad”, en Sociología 2. Estudios sobre las formas de socialización. Madrid, Alianza Editorial.

Políticas, planes y proyectos de las ciudades
La creación de lugares para la gente
Un protocolo de diseño urbano para las ciudades de Australia
Por el Departamento de Infraestructura y Transporte del Gobierno de Australia

El diseño urbano se produce en todas las partes de la ciudad, desde el centro a los suburbios y la franja metropolitana exterior. El diseño urbano es relevante para cualquier desarrollo, cualquiera que sea su naturaleza y tamaño. Las redes de transporte y de infraestructura, los proyectos urbanos en áreas consolidadas, los centros regionales, los nuevos desarrollos suburbanos, centros comerciales, calles, edificios de oficinas, campus universitarios y hospitales son el resultado del diseño urbano.
La alta calidad de diseño urbano se vuelve aún más importante a medida que aumenta la densidad de las ciudades y que estas atienden a una población creciente y cambiante. Se requiere una excelente planificación, diseño y gestión de nuestro medio ambiente construido y de la infraestructura de apoyo social y económico. La creación de lugares para la gente - Un protocolo de diseño urbano para las ciudades australianas, establece 12 principios generalmente acordados para la calidad de los espacios urbanos en Australia
.

Lugares y Arquitectura de las ciudades
Melbourne: la grilla y los parques
El poder del centro I Por Marcelo Corti

Las claves del plan estuvieron en el paso de la monofuncionalidad a la multifuncionalidad, la inversión en el espacio público, la claridad de la estructura espacial, el estímulo a la animación y a la riqueza sensorial del espacio urbano, la mejora de la accesibilidad peatonal, la introducción de arbolado urbano y la empatía con los deseos de la gente. La sostenibilidad es también un objetivo: se planea instalar paneles solares sobre los techos del Queen Victoria Market y se calcula que si se pudieran instalar 50 km2 de paneles solares sobre el centro y los corredores radiales, podría abastecerse a toda Australia. Esta voluntad sostenible parece en ocasiones una coartada, pero genera algunos ejemplos de buena arquitectura, como CH2, el nuevo “edificio verde” del City Council. Es cierto que las relaciones entre la calle y las plantas bajas suelen carecer de la sensibilidad que sí se aprecia en Sídney, y también que algunos lanes no tienen ningún tipo de atractivo, son de apariencia siniestra o incomodan por la profusión rebelde way de un street art banalizado.

Lugares (I)
Sídney, lo mejor de ambos mundos
Ventajas de la bahía, placeres de la calle I Por Carmelo Ricot

Mucho antes que se comenzara a hablar de “arquitectura de autor” y de “city marketing”, el edificio adelanta mucho de esos conceptos. No se puede decir, como en el famoso cliché sobre el Guggenheim de Bilbao, que la obra haya instalado a la ciudad en el mapa turístico del mundo, pero la forma de esta especie de velero fijado en las cercanías del puente define la imagen de la ciudad, aun para quienes no la conocen. Mirando las imágenes de los proyectos no ganadores del concurso de 1957, se entiende el entusiasmo de Eero Saarinen con el proyecto de Jorn Utzon: ninguno de ellos parece tener una relación tan directa con el agua como el ganador. Sobre tierra firme, el podio sobre el cual se elevan las “velas” resulta un espacio público a escala de la ciudad, un lugar de encuentro y mirador hacia el parque y el CBD. Sídney tiene como pocas ciudades la ventaja paisajística de su bahía, un recurso escenográfico para mostrarse y mirarse a sí misma. Por la bahía se llega en ferry a Manly, un hermoso barrio balneario en la boca hacia el pacífico, o se penetra hacia el corazón de la región metropolitana.

Lugares (II)
El sueño de los Griffin
Canberra y la ilusión de los ejes I Por Mario L. Tercco

En realidad, Griffin desarrolló toda su carrera profesional en conjunto con su esposa Marion Mahony, a quien se atribuye incluso buena parte del éxito del proyecto en el concurso debido a la calidad de sus dibujos. Ambos venían preparándose para competir desde que la federación de los estados y territorios australianos, en 1901, puso en alerta a William sobre la inminencia de la necesidad de construir una capital para el Commonwealth. El proyecto de los Griffin se diferenció del resto de los trabajos presentados (que según la exposición, tomaron al sitio como una tabula rasa) por su atenta comprensión del lugar. El plan estructura dos ejes principales en cruz: el Eje de la Tierra, que une dos montes a cada lado del Río Molonglo, ubicando al norte un memorial y al sur el centro cívico, y el Eje del Agua, con la conformación de un sistema de lagos artificiales a partir de la alteración del cauce ribereño. En esta macro-composición aparece algo del espíritu “orgánico” de la escuela wrightiana.

POSICiones cordobesas
Mundos Paralelos
La comparación entre Australia y Argentina, entre la ficción y la realidad I Por Celina Caporossi c/ Carola Inés Posic

Sin embargo las diferencias que evidencian los números también se visibilizan en la estructuración del territorio, dando como resultado agendas distintas que requieren de objetivos y desafíos diferentes. En este sentido, los cambios de estas primeras décadas del nuevo siglo parecen encontrarlos en posiciones y contextos muy distintos, aun cuando los dos países jueguen un rol complementario en el mapa del mundo. Para comprender el proceso de urbanización argentino -tanto en sus déficits como en sus potencialidades y sus nuevos desafíos- es necesario encuadrar al país en su contexto latinoamericano. Los desequilibrios políticos-territoriales que produce la concentración de población y recursos alrededor de Buenos Aires (más de la cuarta parte de la población argentina) con muy pocas ciudades intermedias y regiones casi despobladas, son uno de los emergentes de las dificultades para establecer políticas redistributivas.

Una mirada arrabalera a Buenos Aires I Columna a cargo de Mario L. Tercco.

En este número: Terquedad del hábitat y la movilidad

 

El recuerdo de Roberto Segre (1934-2013). Una reflexión sobre las inundaciones de Buenos Aires y la Plata, el traslado del Monumento a Colón y la gestión de agrotóxicos.

 

Encuentros, Jornadas, Seminarios, Congresos: ¿Urbanizar las Villas?, por Pancho Liernur - Arqueología de la contemporaneidad, en La Plata - Bienal de Arquitectura Latinoamericana, en Pamplona - Webinarios del Lincoln - 1ª Jornada de Investigadores en Formación en la FADU-UBA - 5° Seminario de Políticas Urbanas, en la UNNE - Historias e historiadores del Caribe hispanoparlante, en Praga - Congreso Latinoamericano de Sociología, en Santiago Convocatorias y Concursos: Ciudades Reveladas, Muestra Internacional de Cine y Ciudad - Convocatoria de artículos para Quid 16 – RIUrb - Revista URBANA - Cuadernos de Vivienda y Urbanismo Cursos y programas académicos: Master en Gestión de la Ciudad - Maestría en Hábitat y Pobreza Urbana en América Latina - Item Ciudad 2013 – Planificación y Gestión Urbano Territorial en Municipios - Programa de actualización Desarrollo Local. Estrategias de intervención en las ciudades. Latinoamérica. Buenas prácticas - Cursos del CPAU - Diplomatura en Cambio Climático, en Rosario - Curso de Infraestructura Regional, en Rosario - Carrera de Urbanismo en la Universidad Católica de Chile Exposiciones y muestras: Proyecto Local no se Alquila - La casa fantasmal, en el MACBA - New Street, en Castellón - Eulàlia Grau - Nunca he pintado ángeles dorados, en el MACBA Noticias y publicaciones: Seguridad de la tenencia, por Raquel Rolnik - Plan de Manejo del Delta - Construyendo Barrios - Armar la Ciudad - Quid 16, Nº2 - Enredados, nuevo número (2-Refugios) - Instituto de Arte Americano en YouTube - Estructuración Urbana, Institucionalidad y Sustentabilidad de Ciudades Metropolitanas y Regiones Difusas - Topografías conflictivas: memorias, espacios y ciudades en disputa - Palacios sin reyes, por Claudia Shmidt - Impresiones Digitales de un viajero ocasional, por Sergio Zicovich Wilson - Las catástrofes nunca respetan jurisdicciones.

 

 

 

 


 

> ACERCA DE CAFÉ DE LAS CIUDADES

café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

Marca en trámite

Las notas firmadas no expresan necesariamente la opinión del editor.
Editor y Director: Marcelo Corti
Diseño: Laura I. Corti
Corresponsal en Córdoba: Carola Inés Posic
Corresponsal en Buenos Aires: Mario L. Tercco >

Al incluir un mecanismo de remoción, este material no puede considerarse spam.
Material protegido por la legislación autoral. Para su reproducción, consultar con el editor o con el autor en cada caso.
Copyright © 2002 - 2003 - 2004 - 2005
- 2006 - 2007 - 2008 - 2009 -2010 - 2011- 2012 - 2013 café de las ciudades para todo el material producido para esta edición.