N. de la R.: El texto de esta nota es una versión extendida
de: Otros Abastos
posibles: Veinte años de proyectos para el área en torno
al ex–Mercado de Abasto, 1978-1998, Kozak, D.
(2008), en Molinos, R., ed. SI + URB: Urbe y Territorio:
XXII Jornadas de Investigación FADU–UBA. Buenos Aires:
Editorial Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo,
UBA, pp. 111-119, ISBN: 978-950-29-1029-1. La reconstrucción
histórica de este período fue realizada a través de
una revisión bibliográfica, que incluyó boletines oficiales,
diarios y revistas de la época, y una serie de entrevistas
semi-estructuradas en profundidad con diferentes protagonistas
de esta historia. La nómina completa de entrevistados se incluye junto a las referencias bibliográficas
al final del texto.
Introducción
Ante
la inminencia del cierre del Mercado de Abasto, como
consecuencia de la construcción del nuevo Mercado Central
en La Matanza, distintas voces surgieron con propuestas
de nuevos usos para el edificio de Delpini, Sulcic y
Bes. Desde las primeras propuestas provenientes de diferentes
ámbitos culturales y académicos, cuyo objetivo principal
era formar opinión frente a la posibilidad de demolición
- seriamente considerada en ese momento - hasta los
planteos más pragmáticos realizados por los diversos
entes propietarios que se sucedieron. Todos estos
proyectos, a pesar de tener como epicentro al ex-Mercado,
proponen explícitamente o insinúan distintos destinos
para el área que tomó el nombre del edificio que la
conformó. Todos ellos reflejan distintas visiones que
permiten reflexionar sobre la construcción de la ciudad
a través de los cambios en los modelos conceptuales,
políticas urbanas y práctica profesional durante las
últimas décadas en Buenos Aires.
El
período que abarca este artículo empieza con los primeros
proyectos que comenzaron a discutirse públicamente antes
del cierre del mercado y finaliza con la inauguración
del shopping ‘Abasto
de Buenos Aires’. En este período, la propiedad del
edificio del mercado -junto a muchos otros edificios
y terrenos vecinos- cambió varias veces de dueño y también
cambió la coyuntura de la ciudad. La vuelta a la
democracia en 1983 y la autonomía en 1996 fueron seguramente
los cambios más significativos, pero a éstos también
deben sumarse los diferentes cambios de gobiernos y
equipos técnicos, y también los cambios en el pensamiento
urbano que los influyeron. Este recorrido por los proyectos
sucesivamente propuestos para el Abasto y su entorno
durante estos dos decenios nos permite reflexionar sobre
las distintas ideas de ciudad que se discutieron y paralelamente
observar como se construyó la ciudad física que hoy
tenemos.
Anuncio
de cierre del Mercado
Antes
de comenzar el período de análisis y pasar a los proyectos,
es necesario ir un poco atrás en el tiempo para repasar
los dos acontecimientos que desencadenaron las primeras
propuestas que surgieron frente a la posibilidad
de demolición del edificio de Delpini:
· En 1971 se promulga la ley 19.227 de Mercados de Interés Nacional y en ella
se establece ‘la creación de un Mercado Central único
con el monopolio de comercialización mayorista de artículos
alimenticios de primera necesidad para la Capital Federal
y 25 partidos del Gran Buenos Aires’.
· A partir de esta ley se expide la ordenanza 37.282 que dispone el desalojo
del Abasto junto a los otros mercado s ubicados dentro de los límites de la Ciudad de Buenos Aires.
· Sumado al anuncio de cierre del mercado, en 1977 aparece el nuevo Código de Planeamiento Urbano
con un trazado de autopistas que incluye una, la Autopista Central AU3,
que pasa a 100m de la manzana del mercado (Fig. 1).
· Sin un uso previsto para después del cierre, el primer rumor de demolición
aparece cuando trasciende que se estaría considerando
incluso la posibilidad de construir un intercambiador
que pasara justo por el terreno del mercado.

Fig.
1: Traza proyectada para la
Autopista Central AU3 con la manzana
del Mercado de Abasto resaltada (Fuente: Adaptado del
Código de Planeamiento Urbano, 1977, p. 487)
En
este contexto, frente a los rumores de demolición, surgen
las primeras voces que proponen usos alternativos y
reclaman la preservación del edificio. El primer
llamado que trasciende a los medios de comunicación
es el de Antonio Berni, quien alerta sobre la perdida
que supondría la demolición del Abasto y propone transformar
los dos edificios - Mercado Viejo y Mercado Nuevo -
en un centro cultural cuya temática principal sería
la ‘producción creativa argentina’. Sonia Berjman y
José Fiszelew se suman al llamado de Berni y elaboran
un programa del potencial centro cultural que dan a
conocer a través de los diarios Clarín (3-11-1978) y La Nación (22-11-1978) . Berjman y Fiszelew también emprenden un trabajo de reconstrucción
histórica con el fin de ‘salvar al edificio y su memoria’
(Berjman y Fiszelew, 1982; [1984] 1999; Fiszelew
y Berjman, 1982; 1984) . Estos trabajos son hasta la actualidad
las referencias históricas más frecuentemente citadas
en textos sobre el Abasto.
Paralelamente,
un grupo de arquitectos que provenía principalmente
del ámbito académico, Enrique Bares, Margarita Charriere,
Roberto Germani, Alberto Sbarra y Marcos Winograd, propone
un proyecto urbano que comprende quince manzanas
en torno a un complejo cultural al que le dan el
nombre: ‘Centro de Informaciones, Experimentación y
Difusión de Artes Contemporáneas’ (CIDEAC) y ‘Centro
de Informaciones, Elaboración y Difusión de Artes Populares
Urbanas’ (CIEDAPU). Este es el primer proyecto urbano
y arquitectónico documentado que se discute en forma
pública.
Bares,
Charriere, Germani, Sbarra y Winograd (1978): ‘CIDEAC’
y ‘CIEDAPU’
En
primer lugar corresponde aclarar que este proyecto no fue encargado por el estado ni por SAMAP, la sociedad anónima
propietaria del mercado hasta 1984. Como uno de sus principales impulsores, Marcos Winograd (1983, p. 46) , explicara años más tarde: este
proyecto fue ‘realizado en tiempo libre, de modo no
profesional’, con el principal objetivo de formar opinión
en contra de la posible demolición y difundir fundamentalmente
ciertas ideas urbanísticas con fuerte contenido social.
La propuesta bregaba no sólo por preservar el patrimonio
arquitectónico del Abasto, sino también por ‘conservar
al máximo las poblaciones residentes’ (Bares
et al., inédito, p. 4) .
Gran parte de la población que vivía en el Abasto trabajaba en el mercado
o en alguna actividad que dependía directamente del
mercado, como restaurantes y comercios de la zona. Por
este motivo el proyecto de Bares et al. presentaba
la opción de combinar actividades culturales con comercios
minoristas, que estarían ubicados en recovas (Fig. 2).
Las actividades culturales tenían como fin conservar
el poder de atracción del mercado y permitir que continúe
siendo visitado por una numerosa población externa al
Abasto. Los locales minoristas permitirían a muchos
de los antiguos puesteros y empleados del mercado tener
continuidad laboral en su barrio. Los autores imaginaban
que estos pequeños comercios podrían seguir desarrollando
las antiguas actividades del mercado. Como una de las
autoras comentó en una entrevista: ‘una de las ideas
era mostrar que es posible combinar lechuga con cultura’
(Entrevista Margarita Charriere, 11-04-06).

Fig.
2: Proyecto para ‘Centro de Informaciones, Experimentación
y Difusión de Artes Contemporáneas’ (CIDEAC) y ‘Centro
de Informaciones, Elaboración y Difusión de Artes Populares
Urbanas’ (CIEDAPU). Autores: Bares, Charriere, Germani,
Sbarra y Winograd (1978)
(Fuentes: Bares et al., 1984; Grossman, 1980,
pp. 102-104; Winograd, 1983)
La
espacialidad original del edificio de Delpini era preservada,
como puede observarse en los croquis interiores y cortes
(Fig. 3). Los cambios principales propuestos para el
Mercado Nuevo tenían que ver con una recova perimetral
y un cambio de carpinterías que lo volvería ‘más transparente’
y enfatizaría su vocación de permeabilidad. Del Mercado
Viejo se conservarían el muro hacia Lavalle y la estructura
de cabriadas desprovista de su cubierta, que como una
gran pérgola daría sombra sobre una plaza pública
abierta (la estructura de cabriadas aparece insinuada
en algunos dibujos y fue mencionada durante las entrevistas,
pero en la mayoría de las imágenes la plaza figura completamente
descubierta; este tipo de inconsistencia en la documentación
puede explicarse por la naturaleza de esta propuesta,
que más que un proyecto terminado buscaba ofrecer las
potencialidades de una idea).

Fig.
3: Cortes y croquis interiores
(Fuentes: Bares et al., 1984; Bares et al.,
inédito; Winograd, 1983)
Una
de las apuestas más fuertes de esta propuesta pasaba
por una reinterpretación del tejido urbano y el replanteo
de los espacios públicos. Los proyectistas imaginaban
un circuito de calles peatonales que continuarían ‘metiéndose’
dentro de los corazones de las manzanas formando patios.
Las manzanas estarían conformadas por los edificios
existentes y nuevas construcciones que resolverían la
transición entre el espacio público de la calle y el
nuevo espacio público en los interiores de manzanas.
Estos patios serían las expansiones de talleres de artistas
que luego expondrían en el Centro Cultural, y también
habría espacio para nuevos comercios y cafés. Además
de Carlos Gardel, proponían peatonalizar Zelaya, tramos
de Anchorena, Agüero, Guardia Vieja, Humahuaca y Tucumán
(Fig. 4).

Fig. 4: Propuesta urbana para el
área del Abasto (Fuentes: Bares et al., 1984; Winograd, 1983)
Ordenanza
Nº 35.269: Distrito de Urbanización U25 (1979)
Mientras
los debates sobre los distintos futuros posibles para
el Abasto continuaban -y por ejemplo La
Nación Revista organizaba una mesa
redonda para discutir propuestas con Antonio Berni,
Eladia Blázquez y Luis Grossman, entre otros
(Dhers, 1979)
- en los medios trasciende que en
el gobierno militar se estaría evaluando la expropiación
del inmueble para trasladar allí el Archivo General
de la Nación. Aparentemente, con este propósito habrían
contratado a un consultor francés quien confirmó que
el edificio era apto para ese fin (este dato fue mencionado
en algunas de las entrevistas mencionadas). Está propuesta
no tiene buena aceptación, inclusive en otras instituciones
estatales. Por ejemplo, la
Academia Nacional de Bellas Artes mediante
un comunicado manifiesta su rechazo a la iniciativa
y propone en cambio ‘la instalación de un centro de
exposiciones temporarias, espectáculos, reuniones, comercios,
bibliotecas, museos, espacios para deportes y actividades
para niños’
(Di Doménico, 2001, p. 38)
.
Las
primeras normativas específicas que mencionan al Abasto,
después del cambio de distrito que afectaba a todas
las áreas de la ciudad que serían atravesadas por autopistas,
son expedidas en 1979 con las firmas de Osvaldo A. Cacciatore,
Tomás A. Orobio y Guillermo D. Laura. La ordenanza Nº
35.269
(Boletín Municipal de la Ciudad de Buenos Aires,
1979a, pp. 42.500-42.503)
desafecta un área de casi quince
manzanas entorno al mercado del distrito RU en el que
se encontraba por su proximidad a la autopista AU3,
y define el distrito de urbanización U25 con normas
especiales – básicamente FOT mayores que en las manzanas
vecinas - que tenían como fin incentivar la construcción
de nuevos edificios según los criterios del código de
1977. Es decir privilegiar las torres por sobre los
edificios en medianeras, los retiros de la línea municipal
y el englobamiento de terrenos para lograr edificios
más grandes. De este modo se ‘modernizaría’ la ciudad
heredada, de tejido compacto y predominantemente constituído
por terrenos de 8,66m de frente y edificaciones sobre
la línea municipal. Una ordenanza anterior (Nº 34.776),
que es mencionada en la antes citada, por ejemplo, argumenta
que ‘los propietarios de parcelas’ en zonas afectadas
por la nueva traza de autopistas ‘se verán beneficiados
por la apertura espacial del compacto tejido urbano
existente’
(Boletín Municipal de la Ciudad de Buenos Aires,
1979b, p. 40.392, énfasis añadido)
.
Respecto
de los edificios del Mercado de Abasto, enmarcados en
la ‘Zona 3’ (Fig. 5), la ordenanza es ambigua. Si bien
tiene un apartado especial con el título ‘Estímulo a
la preservación del patrimonio del Mercado de Abasto’
- que refiere sólo al mercado nuevo - ofrece ‘estímulos’
(es decir mayor FOT en otras parcelas) a cambio de la
conservación del edificio de Delpini pero no anula la
posibilidad de su demolición
(ibid., p. 42502)
. Por otro lado, da por descontado
que el Mercado Viejo sería demolido, ya que uno de los
estímulos ofrecidos es un FOT excepcional de 4,5 y una
altura máxima de 80m para ser construidos en ese terreno,
que debería estar separado 20m de las líneas municipales
y del Mercado Nuevo. De este modo, según la ordenanza,
allí se podría construir una torre de hasta 25 pisos,
siempre y cuando estuviera separada 20m del edificio
del Mercado Nuevo y de las veredas. Otro de los estímulos
propuestos sería en el caso de cesión del terreno ocupado
por el Mercado Viejo para la construcción de una plaza
pública. Los propietarios que cedieran el predio podrían
transferir un FOT 6 a cualquier otro terreno dentro
del mismo distrito (ibid.).

Fig. 5: Esquema de las ‘Normas de
desarrollo urbanístico’ para el ‘centro del Abasto’,
Distrito de zonificación U25
(Fuentes: Boletín Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, 1979a, p. 42500;
Cacciatore, 1984, p. 76)
Urgell,
Facio,
Hampton y Hernáez (1983): ‘Centro Cultural, recreativo
y comercial’
En
1983, SAMAP (Sociedad Anónima Mercado de Abasto Proveedor)
contrata a los arquitectos Urgell, Facio, Hampton y
Hernáez para desarrollar una propuesta de nuevos usos
para los edificios del Mercado Nuevo y Mercado Viejo.
El resultado es el anteproyecto para un ‘centro cultural,
recreativo y comercial’ que incluye una plaza pública
a cielo abierto entre los dos edificios (Fig. 6).
Este es el primer proyecto que hace una puesta en valor del edificio del Mercado Viejo, al que propone conservar
parcialmente y donde una parte importante del programa
se desarrollaría.
Desde
la construcción del Mercado Nuevo, inaugurado el 24
de marzo de 1934
(Berjman y Fiszelew, [1984] 1999, p.
34)
, se suponía que eventualmente el edificio
del siglo diecinueve parcialmente demolido, luego conocido
como Mercado Viejo, sería finalmente reemplazado por
la ampliación del Mercado Nuevo. Los planos originales
de Delpini muestran que su edificio efectivamente fue
proyectado para ocupar todo el terreno
(Nuestra Arquitectura, 1934, pp. 206-207)
. Con este fin, Delpini había dejado
previstos los arcos incompletos, que todavía hoy se
pueden ver en el corte donde termina el edificio de
hormigón armado y comienza la ‘Plaza del Zorzal’ en
los accesos al shopping desde Anchorena y Agüero. Desde
ese punto, la estructura continuaría y el edificio se
completaría según la intención original. Medio siglo
más tarde la arquitectura característica de la Revolución
Industrial ya no era desdeñada, sino por el contrario
considerada patrimonio arquitectónico y digna de preservación.
El proyecto de Urgell et al. no sólo fue innovador en cuanto a su propuesta de conservación del Mercado Viejo, sino también en el planteo sobre como
se articularían los dos edificios de arquitecturas tan
diferentes a través del vacío de una plaza descubierta.
Estas ideas fueron retomadas en cierta medida por algunos
de los proyectos posteriores.
En
la planta baja del Mercado Nuevo, el proyecto encargado
por SAMAP contemplaba una zona comercial y un patio
de comidas. Cruzando la plaza seca, la planta baja del
Mercado Viejo tendría cuatro auditorios y una serie
de cafés y restaurantes enfrentados a la recova que
lindaría con la plaza y las calles Lavalle y Anchorena.
En el entrepiso, la única planta que agregaban al edificio
original, funcionarían más locales comerciales en el
Mercado Nuevo y un centro de congresos en el Mercado
Viejo. Con el objeto de no compartimentar el espacio
único original, el primer piso del Mercado Nuevo fue
proyectado como planta libre para un predio ferial.
El primer piso del Mercado Viejo alojaría un salón de
exposiciones.

Fig. 6: Proyecto para un ‘centro cultural, recreativo y comercial’. Autores:
Urgell, Facio, Hampton y Hernáez (1983)
(Fuentes: Urgell et al., 1984, pp. 76-81; Urgell et al., 1995, p. 229)
El
proyecto del estudio Urgell prácticamente no modificaba
el interior del Mercado Nuevo. Solamente intercalaba
un entrepiso entre la planta baja y el primer piso existente,
y de este modo no alteraba la escala original imaginada
por Delpini. En las perspectivas interiores se pueden
ver, por ejemplo, las barandas originales en el primer
piso existente y barandas nuevas en el nuevo entrepiso.
También se puede observar el nivel del predio ferial
con stands y la voluntad de preservar la escala catedralicia
original (Fig. 7).

Fig. 7: Perspectivas interiores
(Fuentes: Urgell et al., 1984, pp. 76-81; Urgell et al., 1995, p. 229)
La Tabla 1 muestra las superficies proyectadas
por Urgell et al., e incluye una comparación
con la superficie construída del shopping ‘Abasto de
Buenos Aires’. En el proyecto para el ‘centro cultural,
recreativo y comercial’ el área de locales comerciales
solamente ocupa el 37.5% del total (sin contar los estacionamientos),
la superficie total casi no aumenta la superficie original
del mercado y es menos de un tercio de la superficie
total construida en Abasto de Buenos Aires.

Tabla 1: Superficies y FOT del ‘centro cultural, recreativo y comercial’
(Fuente: Urgell et al., 1984, pp. 76-81)
Convenio
SAMAP - Municipalidad de Buenos Aires (1984)
En
1983, con la vuelta a la democracia, Julio César Saguier
asume como intendente de Buenos Aires. El nuevo Mercado
Central de Buenos Aires en la Matanza (cuyo proyecto había
comenzado en 1971 y fue realizado, coincidentemente,
por el estudio del arquitecto Urgell) ya estaba casi
listo para su inauguración. El cierre del Mercado de
Abasto era inminente. Los debates sobre posibles destinos
continuaban, y por ejemplo, la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) organizaba
una exposición de ‘propuestas
urbanas para el área del Abasto’ que habían sido realizadas
en un curso de postgrado.
(Bares et al., inédito, p. 24; Di Doménico, 2001,
p. 39)
El
14 de octubre de 1984 el Mercado de Abasto cierra definitivamente
(Berjman y Fiszelew, [1984] 1999, p.
86)
y el 27 de noviembre del mismo año
la Municipalidad de Buenos Aires y SAMAP celebran un
convenio que es firmado por el Intendente Saguier en representación de la Ciudad de Buenos Aires y por Enrique Alberto
Urien y Máximo Juan Vidal Caussade por parte de SAMAP
(Boletín Municipal de la Ciudad de Buenos Aires,
1984, pp. 63.462-63.462 y anexo)
.
Los puntos principales del convenio son:
·
La rescisión del ‘Contrato de Concesión celebrado el 18 de enero de 1890’
(ibid., p. 63.462) entre SAMAP y la Ciudad de Buenos
Aires, acordado por el Intendente Francisco Seeber,
que establecía la concesión exclusiva para la provisión
mayorista de frutas y verduras por 100 años.
· El compromiso de SAMAP de ‘realizar obras de conservación de las
principales características arquitectónicas interiores
y exteriores que sea menester del “Nuevo” y “Viejo”
Mercado de Abasto’ (ibid.). Específicamente, el convenio
menciona: ‘el tratamiento de las fachadas y la visualización
del espacio interior que conforman las bóvedas existentes
del piso superior del edificio conocido como “El Nuevo
Mercado”’. Entre otros ítems el convenio también indica:
‘se obliga a conservar por el término de 50 años…parte
de la estructura metálica del edificio conocido como
el “Viejo Mercado”’ (ibid., anexo, pp. 1-2).
· Los usos posibles para los edificios que incluyen una gran variedad de destinos
públicos y semi-públicos (ibid., pp. 2-3).
·
La asignación de un FOT 3 para las reformas y ampliaciones en los edificios
de los Mercados Nuevo y Viejo (ibid., pp. 3-4).
· El compromiso de SAMAP de ‘construir y mantener un plaza de 3.000m2
entre los [dos] edificios…a expensas de parte de
la superficie ocupada por el “Viejo Mercado”, el que
se integrara espacialmente a la misma y quedará afectada
al uso público permanente mediante servidumbre administrativa’
(ibid., p. 4).
· La asignación de un FOT 5,5 y una altura máxima de 80m en los terrenos de
propiedad de SAMAP ubicados en las manzanas contiguas
al mercado (ibid., pp. 4-7) - donde en la actualidad
están ubicadas las torres y Coto.
· El compromiso de SAMAP de donar a la Municipalidad dos lotes de 748,10m2
y 254,60m2 sobre la calle Sánchez de
Bustamante para la construcción de una ‘escuela o plaza
pública’ (ibid., p.8).
El
principal interés de la ciudad al acordar este convenio
era establecer que SAMAP renunciaría a cualquier reclamo
por indemnización por el incumplimiento del contrato
de 100 años de concesión. El interés de SAMAP era fundamentalmente
conseguir una normativa excepcional para sus dos grandes
terrenos en las manzanas contiguas al mercado. El convenio
se hizo en base al proyecto de Urgell. La plaza entre
el Mercado Nuevo y el Viejo, la conservación de la estructura
metálica del ‘Viejo Mercado’ y las especificaciones
sobre los potenciales destinos, son todos datos que
se desprenden del proyecto para el ‘centro cultural,
recreativo y comercial’. Para SAMAP este proyecto, junto
con la donación de los terrenos en Sánchez de Bustamante
-que efectivamente se realizó y donde en la actualidad
funciona una cancha de fútbol sobre cemento bajo el
cartel ‘Asociación Mutual Madres de Balvanera’- era
una de las concesiones para negociar una normativa
que les permitiese construir una mayor superficie en
sus otros terrenos. En 1984 el negocio de los shoppings
todavía no estaba instalado en la
Argentina y para SAMAP el negocio económico
estaría en la potencial construcción de torres de viviendas.
Quienes
critican este convenio argumentan que la confección
de normas excepcionales para los terrenos contiguos
al mercado fue un precio muy alto por la rescisión de
un contrato al que sólo le quedaban seis años de vigencia
y que hubiese vencido en 1990. Quienes lo defienden
señalan que el área del Abasto estaba en un estado tal
de ‘depresión’ que sin normas excepcionales nadie hubiese
invertido allí. Por supuesto, quienes opinan de este
modo dan por sentado que la inversión debería provenir
principalmente del sector privado. Hay también quienes
afirman que el cambio de normativa que permitió la construcción
de las torres y el hipermercado, no fue una concesión
de la ciudad hacia SAMAP sino que resultó beneficioso
para todos (estas opiniones se desprenden de la serie
de entrevistas aludida).
Los
diarios de la época cubren la noticia del convenio con
fuerte optimismo, y como es habitual en lugar de citar
el convenio citan declaraciones de quienes estuvieron
involucrados en su realización. De este modo, el diario
Clarín
(1984a)
, bajo el título Convertirán
el ex Mercado de Abasto en centro cultural, relata que el ‘subsecretario
de Desarrollo Urbano del municipio, arquitecto Eduardo
Washington García…destacó que el conjunto cultural y
comercial, que se habilitará, será de gran nivel y estará
a la altura de los más calificados de Europa’. Este
artículo también afirma que ‘García también indicó que
“en dos manzanas vecinas, la sociedad anónima se compromete
a erigir un conjunto habitacional y de uso comercial,
con espacios verdes de acceso público”’ (ibid.). Editoriales
anteriores al convenio
(Clarín, 1984b)
y posteriores
(Clarín, 1984a)
, dan cuenta de la seguridad que todos parecían tener respecto
de la construcción de estos proyectos, que serían
llevados a cabo por SAMAP.
Sin
embargo, poco después de realizado el convenio, SAMAP
-incluyendo todo su patrimonio inmobiliario- es puesta
a la venta y comprada por El Hogar Obrero. Existen distintas versiones sobre los motivos
que impulsaron a los accionistas mayoritarios de SAMAP
a encarar el proyecto del ‘centro cultural, recreativo
y comercial’ y poco tiempo después vender la sociedad
anónima sin llevarlo a cabo. Algunos sostienen que el
fin del anteproyecto de Urgell era simplemente lograr
el acuerdo con la Municipalidad para
aumentar el FOT en los terrenos contiguos al Mercado
y de ese modo poder vender la sociedad anónima -que
cotizaba en la Bolsa de Valores- a un precio más alto. Otros sostienen
que la causa del cambio de planes fue la muerte de uno
de los accionistas mayoritarios de SAMAP, Mario Hirsch,
quien también era uno de los accionistas mayoritarios
de Bunge y Born. Mario Hirsch había sido quien mayor
impulso habría dado al proyecto, y quien presentó al
arquitecto Urgell, con quien compartían un parentesco
lejano a través de sus esposas. Hirsch era también quien
aportaría los fondos para financiar el emprendimiento.
Luego de su muerte sus herederos prefirieron vender.
De
uno u otro modo, el nuevo dueño de los edificios del
mercado y las manzanas adyacentes -entre muchas otras
propiedades en el área- pasó a ser El Hogar Obrero,
y de este modo comenzó una nueva etapa de proyectos
y expectativas en el área que finalizó con la quiebra
de la cooperativa.
El
Hogar Obrero (1987): ‘Centro
Integral de Consumo’
En
1985, el Concejo Deliberante declara patrimonio cultural
de la ciudad al edificio del ex–Mercado de Abasto. La
disposición se basa en el proyecto de ordenanza presentado
por los concejales Gabriela González Gass y José María
García Arecha
(Di Doménico, 2001, p. 7)
. Ese mismo año la normativa excepcional
para el distrito U25 es parcialmente derogada y se establece
que el ‘Consejo de Planificación Urbana propondrá, dentro
del término de noventa (90) días de publicada esta ordenanza,
nuevas normas urbanísticas para el área’
(Boletín Municipal de la Ciudad de Buenos Aires,
1985, p. 63832)
.
El
23 de diciembre de 1986 el Concejo Deliberante establece
las nuevas normas para el área:
En
esta manzana se deberán conservar las principales características
arquitectónicas interiores y exteriores del edificio
conocido por el ‘Nuevo Mercado’, así como de parte del
edificio conocido como ‘Viejo Mercado’. Entre ambos
edificios existentes se formará una plaza abierta al
uso público de 300m2 a expensas de parte
de la superficie ocupada por el ‘Viejo Mercado’, el
que se integrará espacialmente a la misma. Estos edificios
deberán ser destinados a actividades culturales, de
esparcimiento, comerciales, administrativas, de servicios
y/o artesanales
(Boletín Municipal de la Ciudad de
Buenos Aires, 1987, pp. 72745-72746)
. En 1987 El Hogar Obrero presenta
los planos del nuevo proyecto elaborados por el arquitecto
Alfredo Iglesias en el Hotel Sheraton
(Casella de Calderón, 1988, p. 52)
. Poco tiempo después comienza la
obra.
El
proyecto del Hogar Obrero tenía un planteo similar al
de Urgell, ya que se atenía estrictamente a las normas
que habían sido fijadas según ese proyecto (Fig. 8).
En el mercado nuevo funcionaría un centro comercial
y cultural, y separado por una plaza pública, cruzada
por un puente que conectaría los primeros pisos, habría
‘un área de esparcimiento y diversiones infantiles rodeada
por un anillo de locales comerciales que [darían] al
interior y exterior del Mercado en planta baja y entrepiso’
(Revista Vivienda, 1990, p. 42)
. El pasaje Carlos Gardel y la calle
Guardia Vieja, como en los proyectos de Bares et
al. y Urgell et al., quedarían comunicados
por una plaza en planta baja en el mismo nivel de las
veredas.
El
criterio para el diseño del centro comercial en el Mercado
Nuevo era el de preservar al máximo la espacialidad
y expresión propuestas por Delpini; por ejemplo,
se estaban restaurando las barandas originales para
las cuales se habían construído moldes especiales. En
cuanto al tratamiento de las fachadas, como indican
las perspectivas y croquis exteriores, al menos en una
primera instancia la intención era lograr mayor permeabilidad;
‘abrirlas’ como en el proyecto de Bares et al.
(Fig. 9).

Fig. 8: Proyecto para ‘Centro Integral
de Consumo’, El Hogar Obrero (1987)
(Fuentes: Casella de Calderón, 1988; Revista Vivienda, 1990)

Fig.
9: Perspectivas y croquis exteriores
(Fuentes: Nueva Ciudad, 1988; Revista Vivienda,
1990)
Para
las manzanas contiguas (donde hoy están Coto y las torres),
en el Hogar Obrero también tenían pensado construir
un supermercado y viviendas; pero el proyecto aún no
estaba definido. De hecho, el proyecto del ‘centro comercial
y cultural’ tampoco estaba completamente definido, como
se puede comprobar a través de la poca documentación
publicada. Las obras comenzaron a pesar de esta falta
de definición porque la empresa asociada al Hogar
Obrero para este emprendimiento, Interterra,
que tenía a su cargo la comercialización de los locales,
había adquirido una serie de compromisos y prometido
plazos que forzaron apresurar el proceso. La estrategia
de comercialización adoptada estaba basada en el modelo
de las galerías comerciales, donde la mayoría de los
locales pertenecen a diferentes dueños. A diferencia
del modelo del shopping center, que exige un único dueño -generalmente una empresa grande o una corporación-
que alquila los espacios comerciales a distintas empresas
y establece un reglamento interno. De este modo ya existían
muchos dueños del futuro centro comercial con quienes
la cooperativa tenía obligaciones contractuales. Muchos
señalan a Interterra
como responsable parcial del fracaso del proyecto del
Hogar Obrero. Pero este no fue el único motivo que desencadenó
la crisis financiera que finalmente llevó a una institución
con la solidez y trayectoria del Hogar Obrero a la quiebra.
A
fines de diciembre de 1989 Erman Gonzáles, Ministro
de Economía del gobierno de Carlos Menem, lanza el plan
Bonex y congela los depósitos bancarios. El Hogar Obrero,
que ya venía castigado por la recesión y la hiperinflación
que habían afectado a sus socios y principales compradores,
y pese a encontrarse con gran parte de su capital inmovilizado,
decide ser el único ente financiero que devuelva el
dinero a sus ahorristas. Consecuentemente, se produce
una primera gran corrida financiera que el Hogar Obrero
soporta estoicamente; pero para hacerlo se endeuda a
tasas muy elevadas. Parte del dinero de la deuda también
va a parar a las obras del Abasto que ya habían comenzado
y que el Hogar Obrero decide continuar. Con el título, Con los puños en el bolsillo, La Revista Noticias
(Gómez, 1991, p. 46)
relata como ‘una empresa prospera y rica’ fue ‘puesta en
jaque’ por ‘el plan Bonex, la híper y la recesión’.
El
gobierno de Menem no sólo no da ningún tipo de auxilio
a la institución fundada por Juan B. Justo, sino que
pone todo tipo de trabas. Un artículo publicado en Mundo
Cooperativo
(Valladares, 1999)
señala, por ejemplo, las diferencias
entre la posición del gobierno menemista frente a la
crisis del Hogar Obrero a principios de los ’90 y la
asistencia oficial a fines de la misma década para evitar
la quiebra de Racing impulsada por el entonces vicepresidente
Carlos Ruckauf, aparentemente un ‘hincha fanático’ de
este club. El Hogar Obrero en ese momento representaba
una institución con fuerte peso económico y una ideología
en las antípodas del modelo neoliberal único que favorecía
Menem. Mediante sus frigoríficos, plantas agroindustriales,
campos y supermercados, esta cooperativa era un importante
controlador de precios; especialmente en el interior
del país, ya que el EHO mantenía un ‘precio federal’
único para toda la Argentina. Era usual que donde se
inaugurara un Supercoop los precios bajaran significativamente.
En
este contexto el Hogar Obrero se ve obligado a rematar
sus acciones de SAMAP. En septiembre de 1993 se realiza
el primer remate sin que se presente ninguna oferta
(Berjman y Fiszelew, [1984] 1999, p. 183)
. En un segundo intento, y luego
de ‘controvertidas negociaciones’
(Carman, 2006, pp. 96-97)
, que se extienden en 1994, SAMAP
es comprada en 1995 por la empresa ‘Inversiones y Representaciones
Sociedad Anónima’ (IRSA); asociada en ese momento al
financista húngaro George Soros
(Berjman y Fiszelew, [1984] 1999, p. 183)
.
Corresponde
aclarar que el Hogar Obrero entregó a IRSA la estructura
y muro perimetral del Mercado Viejo preservados
según lo que indicaba la normativa; desmantelados sólo
en el área donde estaba prevista la construcción de
la plaza pública a cielo abierto (Fig. 10). Inclusive,
se había realizado gran parte del trabajo de excavación
y submuración, ya que el Mercado Viejo no contaba con
subsuelos. Estos trabajos de excavación, bajo la estructura
metálica del siglo diecinueve, representaron un desafío
de ingeniería y una inversión económica importante que
afrontó El Hogar Obrero, y que finalmente fue desaprovechado
con la demolición total de esta estructura en el proyecto
de IRSA. Es importante hacer esta aclaración ya que
en distintas oportunidades se ha señalado que ‘el resultado
de la intervención del Hogar Obrero fue el desmantelamiento
del Mercado Viejo…’
(Berjman y Fiszelew, [1984] 1999, p.
183)
, desmereciendo el trabajo y esfuerzo
de la cooperativa en este período.

Fig.
10: Vista aérea del Abasto luego de los trabajos
de construcción realizados por El Hogar Obrero. Esta
fotografía fue parte de la documentación presentada
en el remate de las acciones de SAMAP. (Fuente: Archivo
El Hogar Obrero)
IRSA
(1995): ‘Abasto de Buenos Aires shopping
center’, hipermercado Coto y torres de viviendas
Los
preparativos para el nuevo proyecto comienzan. IRSA
contrata al estudio norteamericano BTA architects, con
sede en Boston, y al estudio local Manteola-Sánchez
Gómez- Santos-Solsona-Salaberry para realizar un masterplan
para las cuatro manzanas - las de los edificios del
ex-mercado junto con las actualmente ocupadas por el
hipermercado Coto y el conjunto de torres. El estudio
argentino sería el encargado de ‘traducir’ el proyecto
para imprimirle el color local (entrevista Fernando
Barenboim, IRSA, 08-09-05).
Los
primeros esquemas siguen lo estipulado por las ordenanzas,
es decir, conservan parte del Mercado Viejo y cuentan
con la plaza pública descubierta. Paulatinamente, estas
restricciones son dejadas de lado. Las primeras
maquetas y croquis permiten ver las propuestas que se
discutieron en una primera instancia, cuando todavía
no se había vendido la manzana entre Agüero y Gallo
a Coto y se evaluaban distintas combinaciones de viviendas
y comercios con diferentes tipologías (Fig. 11). Incluso,
en esta etapa, todavía se consideraba la posibilidad
de construir una peatonal en Guardia Vieja como continuación
de Carlos Gardel (que ya estaba planificada) y que cruzaría
la plaza (Fig. 12).

Fig.
11: Primeras propuestas para el área de Abasto, proyecto
IRSA. Autor: MSGSSS (Fuente: Archivo MSGSSS)

Fig.
12: Esquema para el eje peatonal Carlos Gardel - Guardia
Vieja (Fuente: Archivo MSGSSS)
En
1996, Fernando de la
Rúa asume como nuevo Jefe de Gobierno
de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. A fines del mismo año, De la Rúa lanza públicamente en el hall central del Teatro
San Martín el ‘Programa de Desarrollo Urbano de la Avenida Corrientes’,
que incluye al Abasto
(Converti, 1999, p. 128)
. Al año siguiente comienzan las
obras del shopping según el proyecto de BTA architects.
En
1998 se inaugura el shopping ‘Abasto de Buenos Aires’
(Fig. 13). A la fiesta de inauguración asisten de la
Rúa y Menem entre otras personalidades. De la Rúa ya
había visitado varias veces la construcción y en declaraciones
a la prensa había reivindicado personalmente el proyecto
de IRSA como ‘la primera obra que destrabamos desde
el Gobierno’
(citado en Carman, 2003, p. 181)
. La fotografía de la Figura 14 fue
tomada el día de la inauguración; en el fondo, el complejo
de torres todavía está en construcción, y en el centro,
entre las torres y el shopping, se puede ver la obra
del hipermercado Coto recién comenzando.
En
1999 se inaugura la peatonal Carlos Gardel, que es financiada
y construida por IRSA (ibid., p. 100). Ese mismo año
finaliza la construcción de la primera torre con proyecto
y dirección del estudio MSMSSS (Fig. 15). Al año siguiente
el hipermercado Coto es inaugurado (Fig. 16) con proyecto
y dirección a cargo del estudio Pfeiffer y Zurdo arquitectos.

Fig.
13: Shopping Abasto de Buenos Aires. Autor: BTA architects
(Fuente: Daniel Kozak)

Fig.
14: Vista aérea del ex Mercado de Abasto el día de la
inauguración de Abasto de Buenos Aires Shopping Center
(Fuente: Sebastián Szyd)

Fig. 15: Complejo de torres IRSA. Autor: MSGSSS (Fuente: Daniel Kozak)

Fig.
16: Hipermercado Coto. Autor: Pfeiffer y Zurdo arquitectos
(Fuente: Daniel Kozak)
El shopping finalmente ocupó las
dos manzanas enteras con un FOT 6. De la espacialidad
original quedó poco; las bóvedas se pueden ver a
través de algunos vacíos en los pasillos centrales de
los pisos intermedios y en el patio de comidas en el
último piso. Pero nunca en su totalidad y con la escala
para la que fueron diseñadas (Fig. 17). La plaza
pública, se hizo, pero elevada 4,50 metros respecto
del nivel de vereda, con accesos cerrados y una
cubierta de vidrio. Con lo cual resulta difícil seguir
reconociéndola como ‘plaza pública’; evidentemente es
un espacio más del shopping (Fig. 18). Los desarrolladores
también solicitaron un permiso para construir un puente
uniendo el shopping center y el hipermercado, que puede
observarse en los primeros dibujos publicados para promocionar
el emprendimiento (Fig. 19). Este pedido fue denegado
por el Gobierno de la Ciudad. Del
Mercado Viejo sólo quedó el muro perimetral, que
únicamente es permeable en los puntos de acceso al estacionamiento
(Fig. 20).

Fig.
17: Espacios interiores en Abasto de Buenos Aires (Fuente:
Daniel Kozak)

Fig.
18: Plaza interior en Abasto de Buenos Aires: ‘Plaza
del Zorzal’ (Fuente: Daniel Kozak)

Fig.
19: Puente uniendo el shopping con el hipermercado en
los primeros esquemas
(Fuente: Adaptado de la Nación Revista, 1997, p. 1)

Fig.
20: Resabios del ‘Mercado Viejo’ en los frentes laterales
y posterior de Abasto de Buenos Aires
(Fuente: Daniel Kozak)
Por
otro lado el shopping es uno de los más exitosos de la Argentina. Sería
el segundo en ventas en Buenos Aires, y según la Cámara Argentina
de Shopping Centres
(2006)
lo visitan aproximadamente
un millón de personas por mes y casi mil personas trabajan
allí todos los días. Las
torres se hicieron con un FOT 7, tienen 90m de altura
en 28 pisos, rejas y muros perimetrales y sólo dos accesos
peatonales. Las crónicas relatan que cuando salió a
la venta la primera torre se vendió completamente en
un fin de semana. Las ventas de las otras dos, ya en
tiempos de recesión, fueron más lentas.
El
edificio de Coto se construyó con un FOT 5,7, su perímetro
también es prácticamente ciego. En la cuadra frente
a las torres está prevista la construcción de otras
dos torres, también de 90m de altura y diseñadas en
conjunto por los estudios PfZ arquitectos y MSMSSS arquitectos.
De acuerdo a Amelia Qüesta,
uno de los arquitectos a cargo de este proyecto en PfZ
arquitectos, la permeabilidad de esta manzana va a mejorar
significativamente cuando las torres se construyan.
Según Qüesta, también es posible la incorporación de
una línea de locales comerciales sobre uno de los bordes
de Coto en la calle Lavalle, pero no en el futuro cercano.
Conclusiones
En
los veinte años recorridos en este texto pudimos ver
no sólo distintos proyectos y propuestas para el Abasto,
sino también diferentes -y muchas veces incompatibles-
visiones de ciudad. Desde la concepción urbana del
Código de Planeamiento del ‘77 dominado por las autopistas,
el estímulo a las torres y la negación de la ciudad
construida, hasta las antípodas ideológicas - tanto a nivel político como urbanístico
- del proyecto de Bares et al. influenciado por
el urbanismo europeo de los años ‘70 que redescubría
su ciudad histórica. La referencia directa de este proyecto
se puede encontrar en el modelo urbano producido en
la ‘Bologna Roja’ durante la intendencia comunista,
como los autores de esta propuesta señalan
(Winograd, 1983, p. 46)
. Este proyecto proponía una reinterpretación
del tejido urbano de Buenos Aires que amplificaba el
espacio público y fundamentalmente pugnaba por proteger
las poblaciones de menores recursos constantemente empujadas
hacia la periferia. Un proyecto de este tipo sólo podría
haber sido instrumentado en el marco de un estado con
una fuerte participación activa en la producción de
la ciudad. El rumbo hacia el que Buenos Aires se encaminaba
era exactamente la dirección contraria.
En
el proyecto de Urgell todavía existía una voluntad de
brindar espacio público. Por otro lado éste parecería
ser el proyecto que intentaba mantener más fielmente
la espacialidad del edificio original. También fue el
primer proyecto que reconoció el patrimonio arquitectónico
e histórico del Mercado Viejo. A diferencia de la propuesta
de Bares et al.,
no se presentaron aquí mayores iniciativas urbanas.
Excepto por la incorporación de la plaza descubierta
entre los Mercados Viejo y Nuevo, no hay en esta propuesta
otras indicaciones de intentos de relacionar o extender
el proyecto a su entorno próximo.
Los
objetivos y la aproximación del Hogar Obrero -no sólo
en el proyecto del Abasto sino todo el proyecto cooperativo
de la institución fundada en 1905- quedó en el contexto
de lo década del ‘90 completamente fuera de lugar. No
sabemos como hubiesen sido los edificios de vivienda
que tenían pensado construir en la manzana donde hoy
están las torres, pero seguramente no hubiese sido la
tipología de torres cercada. Si se hubiesen proyectado
siguiendo las tipologías de sus proyectos de vivienda
anteriores, seguramente hubieran estado más cercanos
a la tradición de vivienda colectiva moderna en Argentina.
El camino político-económico en el que la
Argentina se embarcaba, junto a las
tendencias en las prácticas y discursos urbanos dominantes,
volvieron al proyecto del Hogar Obrero, heredero del
modernismo, un anacronismo.
El
proyecto de IRSA -shopping, hipermercado y torres cercadas-
es realmente un fiel reflejo de una tendencia actual,
no sólo en Buenos Aires sino en muchas ciudades del
mundo. El espacio público retrocede y su lugar es
ocupado por espacios semi-publicos, o semi-privados,
como el de la ‘Plaza del Zorzal’. Los bordes que separan
lo público de lo privado se vuelven cada vez más duros
y menos permeables. Los espacios de encuentro universales
que no están mediados por el consumo –y consecuentemente
separados por estratos sociales- también son cada vez
más acotados.
La
lógica detrás del proyecto del Abasto es el resultado
de la aplicación del neoliberalismo en la producción
de la ciudad. El rol del estado fue confinado estrictamente
al de facilitador; las regulaciones existentes fueron
flexibilizadas y ajustadas a medida de los requerimientos
del desarrollador privado siempre que se pudo; el
espacio público fue privatizado y orientado para favorecer
el consumismo. La idea de ‘maximización de la utilidad’
fue aplicada literalmente en la conversión del edificio
de Delpini. La superficie utilizable fue más que triplicada,
llevando a la capacidad del antiguo contenedor espacial
al límite para albergar tres nuevos niveles. La mayoría
de las consideraciones de patrimonio histórico y arquitectónico
atendidas en los proyectos anteriores, incluyendo aquellas
que eran obligatorias de acuerdo a las normativas, fueron
minimizadas y desatendidas para poder lograr este objetivo.
Por
otro lado, también existen aspectos positivos para
resaltar que han surgido a partir de la realización
de estas obras. La reapertura del edificio del ex-mercado
dio un nuevo impulso a una zona que estaba muy abandonada;
el flujo impresionante de gente que visita todos los
días el Abasto es atraída principalmente por el shopping;
nuevos comercios abiertos, viejos comercios re-inaugurados
y nuevas actividades culturales; la reactivación de
la construcción en el área; la creación de nuevas fuentes
de trabajo; son algunos ejemplos. Pero, en el camino
se perdieron también, entre otras cosas, espacios como
estos:

Fig.
21: Mercado Viejo y Mercado Nuevo. SAMAP (Fuente: Archivo
Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas
‘Mario J. Buschiazzo’)
DK
El autor es Arquitecto
FADU, Doctor en Arquitectura y Urbanismo Oxford Brookes
University. Investigador CEUR-CONICET. Docente-Investigador
CIHE-FADU-UBA. Profesor Asociado Washington University
in St. Louis.
Sobre
su trabajo, ver también en café
de las ciudades:
Número 83 | Urbanidad contemporánea
El
neoliberalismo y “la Ciudad de los Fragmentos”
| Entrevista a Daniel Kozak | Marcelo Corti
Sobre el Código de Planeamiento Urbano de Buenos
Aires, ver también entre otras notas en café
de las ciudades:
Número
62 | Planes
y Política de las ciudades
Normativa
urbanística: la articulación entre planeamiento, participación
y gestión | Sobre
los conflictos alrededor del Código de Planeamiento
Urbano de Buenos Aires | Marcelo
Corti
Agradecimientos
Este
trabajo forma parte de la tesis doctoral Kozak, D. (2008)
Urban Fragmentation in Buenos Aires: The Case of Abasto. Oxford: PhD
Thesis. Oxford Brookes University, que contó con la
supervisión de Mike Jenks y Rod Burgess, en el marco
de la red de investigación Alfa-Ibis con apoyo de la
Unión Europea, Oxford Brookes University y la Facultad
de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad
de Buenos Aires.
Muchas gracias a Rafael
Sabini, Gisela Heuse, María Carman y Sonia Berjman por
compartir conmigo su conocimiento sobre el Abasto. Mi
agradecimiento a Sebastián Szyd, Jimena Durán, María
Suarez, María José Leveratto y Ana María Sonzogni de
Lang por su ayuda facilitándome información y material
fotográfico y también a quienes gentilmente accedieron
a ser entrevistados y que en muchas oportunidades me ayudaron con sus propios archivos:
Arq. Luís Coll, El Hogar Obrero (01-09-05).
Arq. Flora Manteola, MSGSSS arquitectos
(02-09-05).
Arq. Fernando Barenboim, IRSA (08-09-05)
Arq. Amelia Qüesta, Pfeiffer y Zurdo arquitectos
(09-09-05)
Arq. Juan Antonio Urgell, Urgell, Facio, Penedo
& Urgell arquitectos (09-03-06)
Arq. Margarita Charriere, co-autora proyecto
1978 (11-04-06)
Dr. Máximo Vidal Caussade, SAMAP (20-04-06)
Arq.
Susana Mesquida, Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires (26-04-06)
Dr.
José María García Arecha, ex Concejal de la Ciudad
de Buenos Aires (entrevista telefónica 03-05-06)
Arq.
Julio Ciaschini, El Hogar Obrero (08-05-06)
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