
Durante
el mes de noviembre, la arquitecta y urbanista brasileña
Raquel Rolnik estuvo unos días en Buenos Aires, donde
participó de los seminarios Gestión democrática
de ciudades (INAP, FLACSO y una red de organizaciones sociales)
y Nuevos instrumentos de financiamiento y planificación
(Lincoln Institute of Land Policy y Secretaría de Asuntos
Municipales) y del curso Acceso popular al suelo urbano en
Argentina (ICO-UNGS y LILP). Sus intervenciones ejemplifican
aquella frase que le escuchamos en el Fórum de Barcelona
2004, referida a un concurso de prácticas urbanas como
el que organiza
cdlc.
Decía Rolnik entonces que en Latinoamérica estaba
muy bien atender las prácticas urbanas, pero que era
necesario formular políticas urbanas en su globalidad,
pensar sobre la forma en que intervenimos en el territorio
y sobre los impactos sociales de los desarrollos urbanos.
Esta relación fue especialmente evidente cuando abordó
la dialéctica existente entre normativa urbanística,
gestión del suelo y consecuencias sociales (temas claves
de su experiencia reciente en el Ministerio de las Ciudades
de Brasil), y esa fue la primera pregunta que le hicimos en
la entrevista que concedió a café
de las ciudades.
RR:
Lo primero para decir al respecto es que nosotros hemos tenido
como escenario internacional en el campo de la política
urbana, sobre todo a partir de los años ‘80 pero especialmente
en los ‘90, y en el contexto de las políticas de ajuste
estructural, dos ideas básicas que han prevalecido
en todas partes, incluso en América Latina: una era
la idea de renunciar a la utopía de un estado de
bienestar social que pudiera ser garantizado, liderado
y proporcionado por la acción del Estado. Dentro de
la misma concepción (del mismo paquete) también
llegó una fuerte crítica a la planificación
del territorio y de la ciudad, ideas que eran muy fuertes
en la década de los ‘50 en las teorías (y también
en las prácticas) del desarrollo latinoamericano: "no
hay que hacer más planificación general porque
no sirve para nada, es sobreregulación y eso aumenta
el costo del suelo, por eso hay que desregular y al hacerlo
negociar el suelio, y trabajar sobe todo por proyectos e intervenciones
urbanas, con asistencia social focalizada y no generalizada,
y con la idea de proyecto territorial sustituyendo al plan".
Estas ideas han tenido mucha aceptación en el sur y
en especial en el ámbito latinoamericano, y a mi juicio
con una perversidad increíble.
En
primer lugar, porque es totalmente distinto proponer intervenciones
proyectuales concretas en ciudades como Barcelona, Bilbao,
Rotterdam o Baltimore (que tenían ya resuelto un
grado básico de urbanidad para todos sus habitantes
con respecto a infraestructuras, equipamientos, salud, espacios
públicos) respecto a lo que pasaba aquí: una
gran inmigración y la llegada a los ‘80 con ciudades
que, en realidad, eran verdaderos campamentos... Argentina
era un caso excepcional, pero en otros países, como
Venezuela o Brasil, las ciudades eran básicamente
autoproducidas por la gente. Los territorios populares
son un 70 o un 80% del territorio en ciudades como Fortaleza,
Salvador o Caracas. Entonces, imaginar un abandono de la idea
del acceso universal a la urbanidad, cuando aun no lo teníamos,
era absolutamente perverso.
En
segundo lugar, porque la crítica a la planificación
y su estrategia (que en verdad, es absolutamente criticable)
consistía en decir "como hay sobreregulación,
hay que desregular: actuaremos por proyectos". Cuando
en realidad, lo que necesitamos es hacer del territorio ciudad,
producir ciudad para todos, y no la hemos producido;
por eso mi crítica y por eso en Brasil, claramente
desde el gobierno de Lula con la organización del Ministerio
de las Ciudades, intentamos poner sobre la mesa de nuevo la
planificación urbana, la renovación, bajo un
eje fundamental que fue Ciudad para Todos (no para una media
docena...)
cdlc:
Mencionabas
que algo que dentro de la planificación nunca fue posible
dejar del todo de lado es la normativa. Me pareció
muy interesante la distinción que hiciste entre el
zoning de la normativa urbanística latinoamericana,
como herencia de una tradición norteamericana - europea,
y la verdadera construcción del territorio popular,
que choca con ella y no se considera dentro de la normativa.
RR:
La tradición que tenemos en América Latina es
la de los planes muy tecnocráticos de los años
‘50, cerrados a toda participación, de los que solo
salían dos cosas: la normativa urbanística (básicamente
de usos del suelo, un zoning) y las grandes inversiones en
infraestructura urbana: básicamente, en los ’70, las
infraestructuras de transporte y validad. La ciudad construida
a partir de estos planes es una ciudad muy marcada por un
proceso de producción dual: de un lado una parte
pequeña de la ciudad, de un 30 a un 40%, producida
al interior de la norma, y otra, 3 veces mayor, autoproducida
por la gente, no solo en su lógica económica
sino en su lógica cultural y espacial. Una lógica
del negocio de la producción social del hábitat
que no tiene nada que ver con los paradigmas de la norma.
En realidad, el zoning y todos sus instrumentos (el FOS, el
FOT), son normas hechas por el mercado inmobiliario de capas
medias y altas para ese mercado inmobiliario. Es una especie
de cartografía de esos productos.
cdlc:
Entonces, lo que hacemos los arquitectos y los urbanistas,
que generalmente venimos de capas medias o altas de la población,
es reproducir lo que conocemos por formación familiar...
RR:
¡Exactamente! Es claramente una normativa con un recorte
de clase. Aunque con un "pequeño detalle":
que al definir esas normas, esas reglas en el territorio,
al asignar las mejores áreas de la ciudad, las más
aptas para urbanizar, para ese modelo, estamos reservando
las mejores ubicaciones para los mercados de capas medias
y altas. Y estamos excluyendo a otros mercados del acceso
a ese suelo, bien ubicado aunque no edificado, destinado a
ese modelo. Y eso bloquea el acceso del territorio popular
a esas zonas. Entonces, ¿donde se inserta el territorio popular?
Hay dos paradigmas básicos: en los intersticios
de ese área regulada siempre hay porciones no edificables,
sean áreas de protección ambiental, o con pendientes
muy agudas que no se pueden ocupar porque hay restricciones,
etc. Entonces, donde el mercado formal no puede ocupar queda
un vacío y se mete el mercado popular. O si no, fuera
de los límites de ese mercado, en periferias distantes,
abriendo fronteras en la zona rural. Lo que es más
chocante es que son las propias políticas urbanas
las que generan exclusión, no su ausencia; ese
modo de planificar es una política excluyente que sirve
para reservar las mejores áreas para quienes tienen
dinero suficiente, porque es una política concentradora
de riqueza y de poder.
En
la normativa urbanística se esconden estos efectos
perversos con respecto al mercado de suelo. Y hay aquí
una "sutileza" técnica: los instrumentos
que se escogen no son inocentes. Por ejemplo, la famosa combinación
de FOT con FOS, el instrumento más utilizado para la
regulación del suelo, es una falacia, porque en realidad
lo que mide es el potencial económico de la parcela.
No es ni siquiera una morfología, ni mucho menos una
densidad. Porque hemos hecho un buen número de investigaciones
en Brasil y en las partes de la ciudad a las que se han asignado
potenciales de edificabilidad más altos (supuestamente
porque tienen infraestructuras y están consolidadas
y podrían ser compartidas por más gente), en
realidad, como el FOT alto valoriza el suelo y así
aumenta el precio del suelo, se producen muchos metros cuadrados
construidos, muchos estacionamientos, muchos autos... y eso
lo habita poca gente. Las densidades altas, en nuestras
ciudades latinoamericanas, no están en los barrios
verticalizados sino en las periferias populares, con mucha
gente y poca superficie construida.

cdlc:
El
Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires que se
aprobó en 1977 partía de la base de 15 a 20
m² de superficie residencial por habitante, hoy la media está
entre 35 y 40, y la tendencia de lo que se realmente se construye
es de alrededor de 60 m² por habitante...
RR:
Eso significa que los pobres se trasladan al conurbano,
a la segunda o tercera corona, que es el escenario de las
ciudades brasileñas (donde hay una gran cantidad de
inmuebles totalmente vacíos en el centro). Hemos hecho,
con la definición de la zonificación para las
zonas consolidadas de la ciudad, una reserva de tierra para
las clases medias y altas mucho más grande que el tamaño
de ese mercado. Y el otro lado de la moneda es que no hemos
asignado ubicaciones centrales y consolidadas para los mercados
populares del suelo. El problema no es la falta de la
normativa y de planificación, sino la existencia de
una normativa excluyente y concentradora de renta, que ha
diseñado en nuestras ciudades la expansión de
la informalidad.
cdlc:
Mencionabas hoy dos tipologías: la zona de viviendas
individuales con jardín y las zonas de torres con ammenities,
piscinas, etc. Una por escasa ocupación del suelo y
otra por alto costo inicial de la construcción, son
imposibles de acceder para las mayorías.
RR:
La mayoría se queda afuera. Aclaro mi posición:
no estoy en contra de que existan tipologías de casas
con jardines y torres, pueden existir, pero ¿cuanto espacio
necesitamos destinarle a esas morfologías? ¡Un
30 % del suelo urbano, como máximo! ¿Y cuanto espacio
de las ciudades le dedicamos en la realidad?: el 70%. Y eso
no solo es válido para el uso residencial, la cuestión
es muy grave también con el espacio comercial y el
industrial. Es el mismo razonamiento: organizamos distritos
industriales en las ciudades pero, ¿con qué modelos?
Con parcelas de 10.000 m², o 5.000 como mínimo, con
retiros; son zonas reservadas para grandes inversores. ¿Pero
cuantos son los grandes inversores? ¿Y cuantos son los pequeños
inversores que hacen negocios todos los días en los
mercados populares?
cdlc:
¿Ese carácter político de la normativa es
simplemente una casualidad, "salió" así,
o le atribuyes una intencionalidad política? Yo no
quiero hablar en términos agraviantes hacia técnicos
muy serios que en su momento confeccionaron las normativas
de la Ley del Suelo en la Provincia de Buenos Aires y el Código
de Planeamiento Urbano en la Ciudad, pero da la casualidad
de que ambos son instrumentos de los años de la última
dictadura.
RR:
Yo creo que la explicación más clara para un
proceso tan evidente tiene que ver con un fenómeno
político: el de quienes en nuestra sociedad participan
activamente de la determinación de las reglas del juego
y de quienes no participan. En realidad las reglas del
juego han sido diseñadas y decididas por pocos, para
pocos, con el objetivo de mantener los mejores recursos
de la ciudad concentrados en manos de los mismos y no compartir
las oportunidades con las masas urbanas pobres, que fueron
históricamente las masas que han llegado a la ciudad
con el gran movimiento de urbanización del continente.
En realidad, es una maquina de exclusión territorial
que incorpora nuevos moradores sin incorporar nuevos ciudadanos.
Los incorpora dejándolos afuera de la norma, de las
reglas; afuera físicamente del acceso a la ciudad.
Es un mecanismo claro de concentración de renta y poder
y esas dos cosas tienen mucha relación. La renta en
Brasil (que es el país con la más alta concentración
de renta en el continente americano y una de las más
altas del mundo) es concentrada porque el poder es concentrado,
y el poder define reglas que mantienen concentrada la renta
y las oportunidades. Y romper con este paradigma es un reto
importantísimo, pero para eso hay que comprender
profundamente cual es la lógica de las urbanizaciones
populares y asignarles territorio.

cdlc:
Esta previsión de suelo para territorio popular
choca, en casos como el de nuestras ciudades, donde cada vez
es mayor la segregación y existen corredores de riqueza
y complejidad urbana, con habitantes muy celosos en defender
sus ventajas de localización. Yo he escuchado en discusiones
sobre estos temas argumentos muy bien fundamentados en defensa
de la calidad ambiental, de los espacios verdes, de todo el
pensamiento políticamente correcto que uno pueda imaginar
sobre la ciudad, pero si uno "raspa" un poquito
ese discurso lo que se ve es la intención de que el
espacio de los ricos o de las clases medias siga siendo un
espacio homogéneo de clase.
RR:
Hay toda una discusión importante sobre el ambientalismo
y su recorte de clase, porque el discurso ambiental...
no se como será en Argentina, pero en Brasil no hay
un movimiento ambiental urbano. El discurso ambiental es básicamente
antiurbano, contrario a la densidad y a la heterogeneidad,
y con errores ambientales muy graves...
cdlc:
Claro, toman la baja densidad como algo ecológicamente
ponderable.
RR:
Y la baja densidad es lo más antiecológico que
puede haber, no solamente porque come y devora áreas
de la naturaleza sin parar, sino porque provoca la necesidad
de circulación y de deslocalización. Cuanta
más baja la densidad, más difícil es
mantener las necesidades de circulación y movilidad
con sistemas de transporte público. El modelo es el
automóvil, el consumo de fuentes de energía
no renovables, el efecto invernadero, y no hay debate sobre
eso: de eso no se habla. Porque en realidad el modelo
urbano ambiental que hay en el imaginario es el de árboles
dentro de la parcela, y no el modelo general de ciudad con
densidad más alta para poder consumir menos suelo.
Esta es una de las discusiones importantes que hay que dar.
La otra es más profunda y hay que hacerla: nosotros
estructuramos nuestras ciudades de acuerdo a un patrón
muy segregado, con fortalezas de alta calidad de los ricos
y ghettos de exclusión de los pobres. Ese es el
modelo de los ‘70, ‘80, ‘90, y sigue... Es el modelo de las
políticas de vivienda estatal, de las políticas
de subsidio en Chile
y México, con vastas periferias construidas para pobres.
¿Cual ha sido el efecto social de este modelo? Yo creo que
ha sido un fracaso total, porque estamos viviendo el pánico
de la inseguridad, el miedo de las áreas urbanas.
Todo esto tiene a mi juicio mucho que ver con el modelo dual,
segregador, de ghetto pobre, y la oposición entre el
espacio ghettificado de los barrios empobrecidos y los ghettos
de los ricos con las maravillas del urbanismo para pocos...
El "pico" máximo son los barrios cerrados:
allí el modelo no es más metafórico,
es literal, es cercado, murado, para pocos y punto. Es diferente
de barrios como la Recoleta en Buenos Aires, donde al menos
uno puede llegar al parque y disfrutarlo. Creo que hay que
empezar a pensar que tendremos que romper este modelo, simplemente
porque ha fracasado: no solamente desde el punto de vista
de la calidad de vida de los pobres, sino de la calidad de
vida de todos: vivir en pánico, con miedo a salir de
casa, encerrado en el auto, con millones de aparatos de seguridad,
no me parece que sea tampoco el deseo de las capas medias
y altas. Hay que defender el modelo de una ciudad más
mezclada, con una mayor cohesión social en el espacio
urbano. Estoy absolutamente segura que es dificilísimo,
y entra en contra de toda la cultura estructuradora de nuestras
ciudades, pero el urbanismo siempre tiene algo de visionario,
según creo. Siempre lo que se plantea es una visión
de ciudades futuras, y hay que pensar una visión de
ciudad incluyente, mezclada, que no vamos a implementar en
5 años, en 10, en 20,
cdlc:
Al
menos como una expectativa, como un deseo.
RR:
Claro, como un deseo, para empezar a trabajar en esa dirección.

cdlc:
La
construcción del territorio popular tiene en Brasil
una expresión normativa, o al menos un intento de ella,
con las zonas ZEIS, Zonas Especiales de Inclusión Social,
que me gustaría que nos explicaras.
RR:
Es interesante que la lucha por la inclusión del territorio
popular en la norma haya llegado a un reconocimiento de ese
territorio: los habitantes de loteos informales, autoconstruidos,
favelas, etc., han luchado en los ‘70 y principios de los
‘80 por hacerse visibles en la ciudad. Hacerse visibles
para la administración pública, dejar de
ser un blanco en los mapas para exigir un tratamiento como
objeto de políticas públicas, de reconocimiento,
de una intervención del Estado sobre el territorio
(porque como eran informales e ilegales, el Estado no tenía
la obligación jurídica de invertir). Todo esto
ha provocado la intervención de negociadores políticos
a cambio de votos, y este es uno de los problemas más
graves de nuestra democracia en Brasil: una democracia que
negocia la inclusión en la ciudad a cambio de votos
no es una democracia muy sostenible, desde el punto de vista
de la ciudadanía.
Entonces,
¿que pasó con el reconocimiento de la ciudad informal?
La solución que encontraron en Belo Horizonte para
legalizar las favelas, a mitad de los años ’80, fue
delimitar las zonas donde estaban las favelas y los barrios
autoconstruidos en proceso de consolidación, como Zonas
Especiales de Interés Social, para otorgarles una norma
específica basada en "lo que había"
y un proyecto de urbanización y mejora sobre lo existente.
Esa fue la primera generación normativa, el reconocimiento
de situaciones existentes. Después, en los ‘90,
en Diadema, en la región metropolitana de San Pablo,
una ciudad industrial que había reservado grandes cantidades
de suelo para distrito industrial, se encontraron con que
una parte de estos distritos estaba ocupada y otra no, mientras
que había 300.000 habitantes en favelas y barrios autoconstruidos,
todos en situación ilegal. El Plan Director de la ciudad
de 1993 decidió transformar una parte de las zonas
industriales bien ubicadas y no ocupadas en ZEIS, con el
objetivo de hacer bajar el precio del suelo para ser comprado
por cooperativas de vivienda, y esto fue exitoso. A partir
de esta experiencia se empezó a difundir el instrumento
y su gran difusión ha sido en los últimos años,
con el movimiento de elaboración de los planes directores.
El Estatuto
de la Ciudad
daba un plazo a toda ciudad con más de 20.000 habitantes
para hacer planes directores participativos hasta octubre
de 2006. Más del 80% de los municipios que tenían
la obligación legal de hacer planes lo hicieron, y
más del 70% de esos municipios incluyeron el instrumento
ZEIS en sus planes: algunos solo para reconocer lo informal
y regularizarlo, otros para nuevas producciones de viviendas,
etc.
cdlc:
¿Que características tiene el ZEIS desde el punto
de vista normativo?
RR:
Cada zona tiene su propia normativa, pero las cosas que se
discuten son por ejemplo: establecimiento de una parcela
máxima, no mínima; prohibición
de englobamientos de parcelas, para que una propiedad
siga fraccionada, con muchos propietarios y no un solo gran
propietario...
cdlc:
...El
Código de Buenos Aires, en cambio, premia el englobamiento.
RR:
¡En San Pablo también, es parte de la normativa excluyente!
Tendrían que premiar el no englobamiento, para cumplir
con la función social de la ciudad y de la propiedad.
Entonces: parcela mínima, la idea de un multifamiliar
horizontal con varias viviendas en el mismo lote, usos mixtos
(comercio, servicios, vivienda), normas para una construcción
que es progresiva, que no se va a construir de una
vez sino a lo largo de los años, 15 años, quizás
20... ¿Cómo es una norma para estas condiciones? Hay
que reflexionar y construir una nueva normativa, y creo que
las experiencias más interesantes en Brasil respecto
a este tema se darán en los próximos años,
porque también estamos viviendo un período de
abundancia de créditos, y en especial de crédito
subsidiado a la vivienda. Sería muy interesante que
las municipalidades que han promovido estos créditos
puedan aprovecharlos para producir vivienda en los ZEIS y
no seguir haciendo más de lo mismo...

cdlc:
...es
decir, los grandes conjuntos que solo le sirven a los dueños
del suelo rural o periurbano que se urbaniza. Mencionabas,
dentro de esta concepción patrimonialista del suelo
urbano, que muchas veces solo sirve para valorizar al propietario
que no hace nada y se beneficia de la acción del Estado,
la "mala prensa" que tiene el alquiler en nuestra
región. Cuando en Argentina aumentaron los alquileres
con el boom inmobiliario, la solución que se le encontró
fue una operación para que, con el costo de un alquiler
los inquilinos ingresaran a un sistema de crédito,
que al final no funcionó, para acceder a la propiedad
(no funcionó porque muy poca gente calificó,
ya que los requisitos eran demasiados). Esto parte de una
concepción muy extendida en la sociedad en todas sus
capas, la Argentina es un país de un 70% de propietarios...
RR:
...También Brasil.
cdlc:
No
es que solo hay grandes señores del suelo, sino que
el patrimonialismo es una concepción extendida entre
los sectores medios.
RR:
Está absolutamente difundido.
cdlc:
Entonces hay un gran prejuicio hacia el alquiler.
RR:
Creo que hay un trauma en nuestro continente, por la violencia
de la conquista, por cómo la gente fue echada de sus
tierras...
cdlc:
... y entonces tiene que ser propietaria, porque si no,
no se siente segura...
RR:
...¡Te van a echar! Es verdad, la posición patrimonialista
es muy fuerte y es bastante perversa, porque tenemos un
70% de la población que no tiene condiciones para acceder
al mercado. ¿Cómo se sostiene una política estatal
de vivienda para el 70% de la población? Es absurdo,
habría que tener un tamaño inmenso del Estado
para hacerlo. Por otra parte, nos encontramos con que la gente,
incluso las capas medias, los jubilados, tienen una segunda
vivienda para tener un complemento de su pensión pero
que queda vacía, mientras una gran cantidad de gente
no tiene donde vivir. Sería interesantísimo,
incluso para las propias capas medias que son propietarias
de uno o dos inmuebles, tener una política de subsidio
al alquiler. Pongámoslo así, todos quieren
ser propietarios, pero quizás en un momento de la vida,
a los jóvenes, parejas jóvenes, matrimonios
mayores que ya han criado sus hijos, etc., les convenga mucho
más vivir en el centro, donde tienen acceso a todo,
ya que no necesitan una casa grande con todos sus atributos;
la cuestión no es sólo tener acceso a la propiedad;
por lo tanto el alquiler y el alquiler social pueden y deben
ser una alternativa. No es "la alternativa" única,
pero existe para una parte del mercado. Otra falacia, muy
loca, es la de que toda política de vivienda es para
una familia formada por un padre, una madre y dos hijos. Familia
no es eso: primero, porque en el territorio popular, familia
es familia extendida, está la abuela, y la abuela
no vive con su hija solo porque no tiene una casa, sino porque
la necesita para cuidar los niños, es una estrategia
económica de supervivencia, para poder salir a trabajar.
Y además de la familia extendida, encontramos mujeres
solas con hijos, parejas sin hijos, parejas de gays que no
van a tener hijos, etc. Todos ellos pueden tener otras soluciones
espaciales que "la-casita-con-su-parcela-con-su-jardín"
de la familia en la periferia. Creo también que es
muy difícil cambiar la visión que tenemos sobre
nuestra realidad sociopolítica y por eso esta diversidad
de soluciones y manejos es irregular, ilegal, no tiene espacio...
cdlc:
...ni
tiene crédito...
RR:
...no tiene nada, y creo que es muy importante para la
política incorporarlo, pero para eso no veo otra
solución que la involucración más fuerte
de la gente que constituye el territorio popular en la
definición de las políticas.
cdlc:
Era la otra estrategia que mencionabas, la idea de una
planificación participativa e incluyente.
RR:
Claro, la idea de planificación participativa no es
solamente una moda...
cdlc:
... o un requisito del que nos da el crédito.
RR:
Para nosotros la participación de la población
en la planificación es una condición para
que los que formulan la norma entiendan la realidad de la
mayor parte de la población. Hay que oír,
hay que participar, hay que entender, nosotros hemos tenido
una experiencia muy linda en Brasil con procesos participativos,
desde el presupuesto participativo de Porto Alegre hasta las
conferencias de ciudades que hemos promovido desde el Ministerio
de las Ciudades para definir las políticas, conferencias
con la participación de los municipios, sectores gubernamentales
y no gubernamentales, toda la formulación de la política.
Yo puedo afirmar con seguridad que en la Cámara de
Planificación Urbana y Gestión del Suelo que
hemos tenido en el Ministerio, realmente formulamos las políticas
urbanas discutiendo con las diferentes visiones y recibiendo
sus aportes. Creo que eso fue el gran éxito de la política
de apoyo a la planificación urbana, que ésta
no tenía: no tenía recursos, no tenía
poder, no tenía historia ni cultura urbanística,
y logramos hacer que en todo Brasil se hicieran procesos que
llegaran hasta el final, porque trabajamos a partir de
una movilización de actores locales y construimos
juntos. No fue una política exclusiva del Estado sino
una política que fomentaba que los actores sociales,
económicos y políticos se pusieran al frente
de ella.

Entrevista:
MC
De
Raquel Rolnik, ver también en café
de las ciudades:
Número
1 I Entrevista
"La
misión del urbanismo es redistribuir riqueza y enfrentar
la exclusión" I El Estatuto de las Ciudades,
el Plan Director de San Pablo, y los nuevos instrumentos del
urbanismo brasileño. I Raquel Rolnik
Sobre
Normativa Urbana, ver también en café
de las ciudades:
Número
62 I Planes y Política de las ciudades
Normativa
urbanística: la articulación entre planeamiento,
participación y gestión I Sobre
los conflictos alrededor del Código de Planeamiento
Urbano de Buenos Aires I Marcelo Corti
Número
54 I Planes de las ciudades
Normativa
urbana, casuística y visión procedimental
I Sobre el debate "¿Evaluar impactos o planificar la
ciudad?". I Artemio Pedro Abba
Número
50 I Planes de las ciudades
Una
historia del zoning de Chicago I "Las
políticas de lugar": una mirada a la evolución
de la normativa urbana. I Mario L. Tercco
Número
47 I Planes de las ciudades
Cómo
cambiar de una vez por todas el ya agotado (y además
confuso) Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires
I Apuntes para una normativa urbana (III). I Mario L.
Tercco
Número
46 I Lugares
Dos
manzanas del Centro de Buenos Aires I Apuntes
para una normativa urbana (II). I Mario L. Tercco
Número
43 I Planes de las ciudades
¿Evaluar
impactos o planificar la ciudad? I Apuntes
para una normativa urbana (I). I Mario L. Tercco
Sobre
políticas de vivienda subsidiada, ver también
en café
de las ciudades:
Número
19 I Economía
El
problema de los "con techo"... I
Alfredo Rodríguez describe las paradojas del subsidio
habitacional en Chile. I Alfredo Rodríguez
Número
55 I Política de las ciudades
La
vivienda en el desarrollo humano de Bogotá
I El subsidio a la demanda, la calidad urbana y las ataduras
del pensamiento I Ismael A. Molina Giraldo
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