conocimiento,  reflexiones  y miradas sobre la ciudad
revista digital - aparece el primer lunes de cada mes

 

año 5 - número 44 - Junio 2006

Z    I   R    M   A
desarrollos urbanos y ambiente sostenible

Proyecto Mitzuoda

 


Una ficción metropolitana contemporánea (por entregas).

De Carmelo Ricot, con Verónicka Ruiz

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Entrega 23: Suite Mediterránea

Mujer en el balcón - Vernissage - Lo útil y lo agradable - La entropía de un matrimonio feliz - Animales - Los caminos del arte contemporáneo – Hipertexto y collage


Carmen piensa que en unos minutos el sol ya no dará sobre el balcón, de hecho ahora proyecta unas sombras larguísimas desde las salientes de la fachada, y piensa también que el conocer la finitud del momento aumenta el placer que siente, apoyada sobre el filo de la baranda, mirando sin ver el horizonte y todo lo que transcurre debajo: el azul del mar (más oscuro a medida que se acerca el horizonte, casi celeste sobre la playa), los barcos alejados, los bañistas como puntitos en el agua, la playa con sus palmeras y los bares, los cuerpos semidesnudos sobre la arena, el Boulevard costero como lánguida promenade. Mira sin ver porque para ver hay que pensar y ella solo piensa en el sol que la baña, al menos por unos minutos, feliz en la suite del sexto piso frente al mar.

Durante un largo rato (¿una hora?, piensa, y cierra los ojos para concentrar sus sentidos en el sol en que dejó de pensar) el mar era una presencia inferida desde la cama de la suite, a pesar de las cortinas abiertas, una presencia oculta tras la baranda de hierro fundido entrelazado, lo suficientemente opaca para ofuscar hasta el cierre la visión del horizonte y el mar (en su parte más azul a la vista, tocando el horizonte), y el mar a su vez no lo suficientemente atractivo como para abandonar la comodidad de la cama y la cercanía del otro cuerpo desnudo y procurarse unas ropas para asomarse al balcón. Finalmente, un T-shirt de Mitzuoda le sirvió para cubrirse al menos el torso, asomarse púdicamente a la baranda y brindar a su compañero de cuarto el doble placer de verla cubierta en parte por su propia ropa y el resto de su cuerpo desnudo, las nalgas aun firmes, proyectando y recibiendo de si mismas increíbles sombras por el sol que (al menos por unos minutos) aún cruza desde el sudoeste el balcón sobre el mar.

Carmen alcanza a percibir el sol que ya se pierde por la arista de la fachada sobre el mar y el imperceptible cambio de temperatura en su piel, la humedad salada del mar, la brisa que llega desde Africa y la envuelve y en las piernas y en el vello de su sexo la otra humedad ya casi seca recibida durante el día en los embates de su enamorado, y su propio sudor y el de su amante mezclándose sobre la piel, y fantasea con ir al vernissage sin bañarse, solo disimulando su suciedad y el olor con las ropas blancas y el perfume que Mitzuoda le regaló en Milán, antes de partir al aeropuerto en la tarde anterior.

Porque, digámoslo ya, Mitzuoda la invitó a acompañarlo a la apertura de su muestra, una instalación perturbadora en una plaza anodina del barrio viejo. A último momento, y para escándalo de los organizadores, Mitzuoda varió sus exigencias para acudir a la presentación, descartando la habitación prevista en un hotel Art Nouveau del centro para pasar a un apartamento en el barrio marítimo, mirando directamente al Mediterráneo, con servicio para el y "una mujer" cuyo nombre se negó a proporcionar (lo que ocasionó problemas con los seguros). En el aeropuerto local los esperaba el chofer provisto de las llaves del apartamento; quedó en pasarlos a buscar al otro día media hora antes del comienzo previsto para el vernissage, pero durante la noche decidieron que solo Mitzuoda usaría el auto oficial, Carmen tomaría un taxi y llegaría sola, sin identificarse (salvo que ocurriera la presencia de un amigo o conocido, que trataría de eludir con discreción).

Con el sol oculto tras el ángulo del apartamento, Carmen piensa ahora en Claudio y su indiferencia ante lo evidente, y se entristece repasando las últimas horas en Buenos Aires (la última noche Claudio no había regresado a casa, ella preparó sus valijas obsesivamente hasta casi la madrugada y él la llamó a las ocho para tranquilizarla acerca de que sí la iría a buscar un rato más tarde para ir al aeropuerto). Ya en la ducha concluye que el crepúsculo real que se estaba aproximando, y que la interferencia del edificio adelantó en unos instantes, y que ella sintió en un repentino enfriamiento de su piel y en la caída de la luminosidad general del ambiente, se había asociado en sus desprolijos pensamientos con el ocaso silencioso de su matrimonio, un final desdramatizado que ambos creían, cada uno por su cuenta, más originado en la ausencia de pasión que en una supuesta madurez de las partes. Con Mitzuoda, en cambio, disfrutaba una relación animal, tan exenta de afecto como de límites, tan redundante en hipocresías y fingidas seducciones como en honestas batallas corporales. Años más tarde, frente al piletón de Figueroa Alcorta, Carmen recordaría ese pensamiento perdido en la ducha del apartamento mediterráneo cuando leyera un poema de Mitzuoda editado en su antología personal, un inédito no corregido.

Van por las calles, caminan inocentes como animales, en silencio, se entienden como animales por gestos y deseos. A veces sí, hablan y se besan, deducen, investigan (son las veces en que me recuerdan a Bouvard y Pecuchet, a los humanistas del Renacimiento), pero en general son como animales, van por las calles sin miedos, les gusta pasear de noche por las calles vacías, y son traviesos como animales, cambian de lugar los edificios y las plazas, y la gente se confunde al despertar. Y está esa cuestión también, cogen como perros en los rincones, ella podría devorarlo si quisiera, podría chuparlo con su sexo, sus orejas, su culo, su boca, pero ella necesita su compañía animal y lo perdona, convulsa y transpirada.

Trabajadores tercerizados, flexibles, intelectuales, movilizados, trabajan como animales unos meses al año y luego salen de paseo, casi siempre eligen los lugares de frontera, los bordes de agua, las barrancas abruptas, caminan todo el día y cuando se cansan comen en la calle, en silencio, como animales, a veces son crueles y asustan a la gente, pero no tienen maldad, yo los he visto riendo como niños, como animales, el la protege y ella lo acaricia lasciva en las calles, como una perra.

Recordaría también la salida del apartamento, recién bañada y de nuevo sucia del olor y el semen de Mitzuoda, empapada en el perfume milanés, buscando un taxi para llegar al centro de la ciudad, bajando cientos de metros antes por lo imposible del tránsito y sintiéndose parte, en su llegada anónima, del juego perverso entre arte y realidad urbana que Mitzuoda proponía en la instalación de la Plaza.

Innecesario y tramposo anonimato, tan innecesario y tramposo como el juego de Mitzuoda, precisó Carmen en sus pensamientos. Pero entonces la entristeció la futilidad de esconderse, cuando la noticia de su romance no llegaría a Claudio y aun cuando le llegara no le interesaría, como a ella no le importaba la evidente fuga de Claudio hacia quien sabe que aventura; y más la entristeció asumir que en realidad la entristecía (el juego de palabras le arrancó una imperceptible sonrisa) el juego de Mitzuoda, no el que proponían las lonas, los poliuretanos y el coro en la Plaza, sino ese otro juego de misterios que no entendía ella si buscaban preservar y acentuar el placer de un amorío furtivo, o solo cubrían al artista de las inquisiciones de otras amantes (¿aquella rubia también solitaria en el extremo de la plaza, al pie de la estatua de la Virgen lugareña, alguna de las bailarinas, la periodista entrometida y tetona que ahora entrevistaba al japonés en el corazón de la algarabía y las vanidades en curso?). Una ambigüedad menos inocente que el del vernissage al exterior, con sus fogatas y sus parrillas donde los invitados (todo habitante de la ciudad lo era) cocían las partes de reses dispuestas para su deleite, con sus botellas de vino barato que una vez consumidas pasaban a formar parte de una espontánea y a la vez programada escultura. Carmen (y su culpa de mujer adúltera, y sus celos de amante madura) podía ser tan parte de la Instalación como las meadas de muchachos y muchachas pasados de cerveza en las calles laterales, como las declaraciones vacías de los funcionarios de Cultura, como la pátina centenaria de los edificios y la iglesia alrededor de la Plaza, como cualquier acción humana concurrente a los designios perversos del Artista-Maldito (como su actuación horas más tardes, en la madrugada mediterránea del apartamento, como la satisfacción de Carmen ante el discurso amoroso de Mitzuoda, como sus mutuas promesas de amor incondicional, cebadas por el vino y el deseo).

CR c/VR

Próxima entrega (24): Una walkyria conurbana

¿Vivís por acá? - No somos perras - La prohibición de involucrarse - Ningún cuidado es excesivo – Reconversión en el área servicios - Aparición del príncipe azul

 

Carmelo Ricot es suizo y vive en Sudamérica, donde trabaja en la prestación de servicios administrativos a la producción del hábitat. Dilettante, y estudioso de la ciudad, interrumpe (más que acompaña) su trabajo cotidiano con reflexiones y ensayos sobre estética, erotismo y política.

Verónicka Ruiz es guionista de cine y vive en Los Angeles. Nació en México, estudió geografía en Amsterdam y psicología en Copenhague.


En entregas anteriores

1: SOJAZO!
Un gobierno acorralado, una medida impopular. Siembran con soja la Plaza de Mayo; Buenos Aires arde. Y a pocas cuadras, un artista del Lejano Oriente deslumbra a críticos y snobs.

2: El "Manifesto"
Desde Siena, un extraño documento propone caminos y utopías para el arte contemporáneo. ¿Marketing, genio, compromiso, palabrerío? ¿La ciudad como arte...?

3: Miranda y tres tipos de hombres
Lectura dispersa en un bar. Los planes eróticos de una muchacha, y su éxito en cumplirlos. Toni Negri, Althuser, Gustavo y Javier.

4: La de las largas crenchas
Miranda hace un balance de su vida y sale de compras. Un llamado despierta la ira de una diosa.
El narrador es un voyeur. Bienvenida al tren.

5: El Depredador
Conferencia a sala llena, salvo dos lugares vacíos. Antecedentes en Moreno.
Extraño acuerdo de pago. Un avión a Sao Paulo.

6: Strip tease
Ventajas del amor en formación. Encuentro de dos personas que no pueden vivir juntas pero tampoco separadas. Miranda prepara (y ejecuta con maestría) la recepción a Jean Luc.

 7: Nada más artificial
Extraño diálogo amoroso. Claudio parece envidiar a Jean Luc, pero sí que ama a Carmen.
Virtudes de un empresario, razones de una amistad.

8: Empresaria cultural
Carmen: paciencia, contactos y esos ojos tristes. Monologo interior ante un paso a nivel.
Paneo por Buenos Aires, 4 AM.

9: La elección del artista
Bullshit, así, sin énfasis. Cómo decir que no sin herir a los consultores.
La ilusión de una experiencia arquitectónica. Ventajas de la diferencia horaria.

10: Simulacro en Milán
La extraña corte de Mitzuoda. Estrategias de simulación. Las afinidades selectivas. Una oferta y una cena. La Pietà Rondanini. Juegos de seducción.

11: Más que el viento, el amor
Al Tigre, desde el Sudeste. El sello del Depredador. Jean Luc recuerda la rive gauche, Miranda espera detalles. La isla y el recreo. Secretos de mujeres. El sentido de la historia.

12: El deseo los lleva
La mirada del Depredador. Amores raros. Grupo de pertenencia. Coincidencias florales. Influida y perfeccionada. Un mundo de sensaciones. Abusado por el sol.

13: Acuerdan extrañarse
Despojado de sofisticación. Las víboras enroscadas. Adaptación al medio. Discurso de Miranda. Amanecer. Llamados y visitas. ¿Despedida final? Un verano con Mónica.

14: No podrías pagarlo
Refugio para el amor. Viscosas motivaciones. Venustas, firmitas, utilitas. Una obra esencialmente ambigua. La raíz de su deseo. Brindis en busca del equilibrio.

15: La carta infame
Estudios de gestión, y una angustia prolongada. Demora inexplicable.
La franja entre el deseo y la moral. Lectura en diagonal a la plaza. Sensiblería y procacidad.

Entrega 16: En la parrilla de Lalo
Paisaje periférico. Estudio de mercado. Sonrisa melancólica, proporciones perfectas.
Un patrón apenas cortés. Elogio del elegante. Suite Imperial. Desnudez y democracia.

Entrega (17): La investigación aplicada
Más de lo que quisiera. Temas de conversación. La insidiosa duda.
Estrategia del celoso. Peligros. La casa del pecado. Suposiciones y conjeturas.

Entremés - Solo por excepción (I) / La drástica decisión.

Entremés - Solo por excepción (II) / Los trabajos y los días

Entremés - Solo por excepción (III y última del entremés) / El experimento Rochester.

18: La afirmación positiva
Una visión panóptica. La eficacia de las caricias. No lejos de la fábrica.
Los motivos de su conducta. Hipótesis oportunista. Certero impacto del Artista Pop.

19: El amor asoma su sucia cabeza
Hipótesis de conflicto - El perseguidor - Preguntas capciosas - Efectos colaterales -
Sólo en Buenos Aires – La tristeza de un jueves a la tarde

20: La forja de un rebelde 
Propuesta del superior – Llegar tarde a todo – Disciplina y cinismo – La luz y el aire del Sur –
Adiestramiento de un servicio – Los pruritos morales – Doble agente

21: Al servicio de la República
La llegada a América y las primeras misiones - Jean Luc seduce a propios y extraños -
Por la razón o por la fuerza - Foja de servicios – El hombre justo en el lugar equivocado

22: ¿Qué pasa, General?
Pequeño apartamento en Las Condes - Aeropuerto ´73 - Balada del mochilero -
Dos puntas tiene el camino - El trabajo ya está hecho - Reciclaje y redención

 

 

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Master en Gestión de la
Ciudad en el siglo XXI

Posgrado on-line para profesionales,
una colaboración entre la UOC
y café de las ciudades.


 

Sumario

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Tendencias

El movimiento en el corazón de la modernidad
La urbanidad latente en los espacios del desplazamiento.
Por François Ascher
Traducción: Andrés Borthagaray

Mientras que la calidad de los lugares y de los tiempos de la movilidad es un desafío creciente para aquellas ciudades que se mueven cada vez más, con demasiada frecuencia las infraestructuras del transporte están todavía concebidas en función de lógicas técnicas estrechas, sin tomar en cuenta la densidad del tiempo que los usuarios pasan en ellas, sus deseos de confort y seguridad, su preocupación por encontrar en los espacios públicos una calidad vecina a aquella que pueden encontrar en los lugares privados.

Lugares

Bajo el sol, la Revolución
Turismo, solidaridad y picaresca: crónicas de viaje de La Habana a Santiago de Cuba.
Por Argemino Barro García

Hay un sentimiento de impotencia colectiva, generado por un extraño tipo de pobreza. Todos los nacidos en Cuba van a ir al colegio, y a tener la oportunidad de licenciarse en la universidad independientemente de los recursos de sus familias. Si te pones enfermo, tienes atención médica de calidad. La tasa de mortalidad infantil de Cuba sólo se puede comparar, en el continente americano, con la de Canadá. El ochenta por ciento de los cubanos son propietarios de su casa y, según las Naciones Unidas, Cuba es el único país de América Latina donde no existe la desnutrición. Pero está el salario.

Cultura de las ciudades

El patrimonio cultural de Buenos Aires
No se cuida lo que no se quiere.
Por Sonia Berjman

El patrimonio es la herencia que toda generación recibe de sus mayores. Es tangible e intangible. Pero no existe uno sin el otro. Y finalmente el círculo se cierra cuando, por ejemplo, uno ve a los cartoneros separar la basura contra una de las fuentes de la 9 de Julio o a los homeless armar campamentos en las plazas públicas, y eso es pérdida de patrimonio tangible e intangible. No puede ser que haya turistas que vienen a Buenos Aires y son llevados a conocer una villa miseria y a "almorzar""con una familia con las necesidades básicas insatisfechas.

Arquitectura de las ciudades

Burguesía porteña: ¿culta?
Los límites de una clase: el propietario y los compradores de la torre Grand Bourg y de Nordelta.
Por Norberto Iglesias

Esta obra, aunque alejada del centro, pone en riesgo de manera descomunal los valores urbanos de Buenos Aires (¡así como son descomunales su extensión y su éxito de ventas!). Pertenece a una corriente de emprendimientos que dicen impulsar el desarrollo urbano y la calidad de vida generando inversiones y fuentes de trabajo, mientras que la verdadera causa de su éxito (¡su mayor incultura!) es otro: solo pretenden, sin confesarlo, construir una ciudad sin espacio público en su seno.

La mirada del flânneur (I) 

Munro: furor y decadencia
Apuntes de viaje de un rally conurbano.
Por Martín Di Peco

Llegamos a Munro, la "zona tricolor": la plaza de la estación es el punto de reunión de la barra de "Cole". Nos alejamos sigilosamente por la Avenida Velez Sarfield hacia el este, donde el festejo del 25 de mayo se (con)funde con el furor pre-mundialista. Las banderas albicelestes dan ilusión de continuidad al paisaje: colgadas por la Municipalidad en los postes de luz, atadas en algún balcón o terraza, y a la venta en cuanto puesto callejero se encuentre. Al llegar a la avenida Mitre, eje del centro comercial Munro, nos sorprende un vecino histórico que nos desborda con sus datos del barrio.

La mirada del flânneur (II)

La Ciudad en el imaginario mundialista
Pasión mediática vs. pasión popular: el Barrio Bonito de Nike en La Boca y la Biblioteca Osvaldo Soriano en Boedo.
Por Carmelo Ricot

Las paredes lisas y austeras, despintadas, de un bloque de alquiler, con su cálida promiscuidad de ropas tendidas y la huella de los desventramientos urbanísticos, rodean el surrealista reparto de estrellas entre los dos niños. En una publicidad local de Quilmes, el emporio cervecero argentino, las imágenes muestran la reunión de un grupo de vecinos en la vereda de un barrio popular, mirando un partido de Argentina por televisión. Luego aparecen los bloques desangelados de un conjunto de vivienda social, probablemente un FONAVI.

Mensajes al Café

Nos presentan el Atlas Ambiental de Buenos Aires, nos reenvían un proyecto para Dubai, nos recomiendan no comprar Kleenex y contradicen a Ricot por Cantona y Ronaldinho.

Café corto

Las Crónicas Urbanas de Berto Montaner, en Canal á - Jornada de trabajo por la Reforma Urbana en la Argentina - Puerto Madero, ahora en la Web - II Foro Social Mundial de las Migraciones, en Madrid - Llamado a ponencias para el Seminario sobre Asentamientos Informales - Arquitectura de autor vs. Modelos de ciudad, en Barcelona - Eco-Imagine, en Cork, Irlanda - Ciudades globales, en Liverpool - La Venecia Barroca - Seminario Docomomo Sur, en Porto Alegre - Congreso de la Asociación Internacional de UrbanismoCiudad y Territorio Virtual, en Bilbao - VIII Congreso Iberoamericano de Municipalistas, en Guayaquil - Convención Científica de Ingeniería y Arquitectura, en La Habana - Dott, innovación social y diseño - Nuevo sitio de urbanismo del CPAU en la Web.

 

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café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

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Editor y Director: Marcelo Corti
Diseño:
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Corresponsal en Buenos Aires: Mario L. Tercco

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