
conocimiento, reflexiones
y miradas sobre la ciudad
r e v i s t a d i g i t a l
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el primer lunes de cada mes
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AÑO
6 - NUMERO 61 -Noviembre 2007
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> SUMARIO |
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La
mirada del flâneur |
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De
Buenos Aires al DF, la misma gramática maternal I
Por
Iván Peñoñori
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Siempre
salgo a caminar por la ciudad de México con un librito.
Ayer era una especie de biografía de Adorno; hoy, una
relectura de Sarmiento que conseguí en una venta de
garaje por diez pesos: una ganga, comparada con los precios
que maneja la maquinaria editorial en este país. Fui
librero durante muchos años en Buenos Aires y hay veces
que pienso en Pedro Volkovich y en sus tribulaciones por Saer,
por la lectura de Saer, en el salón de la librería
Fausto, y en Rodolfo en la librería Hernández,
discutiendo aquel párrafo donde el narrador de Operación
Masacre huele, erróneamente, no recuerdo que flor.
Párrafo que luego descubriera el hábil y travieso
ojo de Daniel Link. Mi biblioteca quedó en Buenos Aires,
en cajas que fui apilando durante años, junto con la
biblioteca política heredada de mi viejo. Alguna vez
quise traerla. Imposible. Como lector, siempre pensé
construir mi inmovilidad, mi destino sedentario, en unos pocos
estantes. De hecho solía leer, en el sótano
de la Hernández, un libro de Cátedra sobre jardines,
y otro sobre el trazo de las ciudades modernas, y guías
turísticas, y por supuesto todo lo que encontrara de
Benjamin, sin ni siquiera salir del cuarto. Si mal no recuerdo,
existe de él una edición fabulosa con ciertos
textos sobre la biblioteca y libros de viajes, más
específicamente sobre los policiales en el tren. También
en otro sótano terminé The Last Puritain de
Santayana, todo un tratado de arquitectura literaria. Camino
a lo Walser. Caminar durante días, devenir caminante,
debería transformarse en mi nueva meta. La ciudad de
México nos hace olvidar que alguna vez hubo desolación
en la tierra. Es el imán babilónico qué
atrapó a cuanto viajero la viera a los ojos. Desde
Bolaño y su recorrido nómada por los círculos
poéticos, a Burroughs montado a su pony, a la bomba
nuclear, y a su dosis, que en el corpus es lo mismo. Aquí
no hay paralelas. De hecho, la lógica capitalista del
libre flujo no se refleja en la ciudad. Las calles se expanden
a cada momento. También hay grietas, y en cada una
un devenir lobo. El corazón descansa en el extravío
y la resignación de verse rebasado por una lógica
aún más profunda que la de su propio espasmo.
La calle Donceles esta sembrada de librerías. Busco
algo de Novo y encuentro de Reyes: "El viajar se asemeja
a una tregua biológica". La ciudad tiene un ritmo
pueblerino. El chilango es parsimonioso, toma su atole prehispánico
y come sus tacos de ojo, dentro de su Venture. Compra sus
hierbas, visita al chamán y se va a la oficina. Es
un ser que resiste y que se repliega hondamente. En la UNAM
encuentro algo de Copi, un par de novelas agotadas en Argentina.
Es un presagio. Siempre que encuentras algo de Copi es un
presagio. Encontrar algo de Aira sería como medio presagio.
Y de Witoldo, todo un milagro. El polaco, más que el
chamán es el Zidane de las letras argentinas. Por la
avenida Obregón, en la colonia Roma, cerca del centro,
hay unas cuantas librerías de usados. El orden obedece
a la ideología. Siempre se deja medio estante para
la Z, no más. El desprestigio de ésta letra
se debe a la perversa popularidad que vive todo comienzo.
A un lado descansan también los inclasificables, las
antologías y rejuntes de todo tipo. Es el agujero negro
de las librerías y la prueba de la constante inclinación
al desorden. Por ese motivo los libreros evitan agacharse:
se niegan a ver a diario el rinconcito de sus más grandes
deseos y frustraciones. Saben que inexorablemente los últimos
libros se mezclaran con otro sector, se perderán o
simplemente, serán olvidados. Letra P. Piglia. En el
medio:
Respiración Artificial. La
biblioteca de Monsivais es una selva impenetrable. La única
biblioteca manoseada, ultrajada, impresentable. Todo un universo
en la colonia Portales, al sur de la ciudad. Una maqueta del
caos mexicano. Si la ciudad es la urbe de la demasiada
gente, en estos estantes confluyen los demasiados libros.
La biblioteca espejea la ciudad. En cada esquina se esconde
la sorpresa, el extravío, la asociación surrealista.
Como la arquitectura de aquella casa que pierde, parecida
al cuento donde un tal Villoro estrella,
de a ratos, unos pocos pájaros contra una ventana de
Coyoacán. Impensable para otro tipo de cartografía.
Es que hay una lógica citadina más cercana
a la metafísica que al guarismo. Aquí, en
los mercados, por entre los puestos, desapareces como el autor
en sus mejores escritos. Ciudad tras ciudad, las historias
se multiplican. El habla pareciera ser una, y es ese decir
lo que conforma la biblioteca. El tianguis callejero, por
ejemplo, es el que mejor nos enseña de asociación,
de orden, de clasificación. En su mayoría, obedecen
a la misma perspectiva de la matriz: multifamiliares detrás,
clásicos al frente y contemporáneos colgando
de los extremos; a un lado de una torre, de cientos de medias
femeninas, y de carreteras apenas iluminadas. Un temblor de
7 puntos en la escala nacional que cimbra el tercer estante.
Ruinas, gauchesca y narcopoética popular accionando
como el último de los textos políticos, contraculturales.
Como en la sátira medieval, el corrido norteño
no sólo acciona como la maquinaria periodística
que tararea la novedad, también, a manera de western,
da vida a los "héroes" que saben "vivir
de otra forma"; esto es: vivir al filo de la ley, en
la desobediencia, a las sombras de la doblemente viciada estructura
estatal. La narcopoética se ha transformado en el nuevo
extremo utópico. El hombre sentado ansía esa
experiencia: escapar al desierto con su camioneta, no detenerse,
ir al límite, a la orilla. En ese sentido, en la
mirada dislocada, es donde Borges y Walsh
les hacen los coritos a Los Huracanes del Norte, en las primeras
notas de La Suburban Dorada. Entonces, ¿cómo llegar
a leer la ciudad?, ¿cómo dar con el índice,
con cierta esquina, con su contratapa? El ladrillo verde de
Georgie, Crítica y Ficción, y Leyenda, no sólo
nos dan las coordenadas, las directrices para trazar las cartas;
también provocan la incursión a otros barrios,
ampliando nuestra idea de ciudad, que en definitiva, es nuestra
idea del límite. La Guía Roji que mapea el DF,
por otro lado, resulta un emprendimiento desmesurado, monstruoso,
totalizador. En ella conviven, como en las grandes historias,
el sueño y el fracaso absoluto. Entro
a Gandhi. Siempre compro algo. Hoy, La Novia de Odessa. Los
compradores compulsivos son creyentes: sudan incesantemente
y esperan hablarle a Dios un día. Se gastan el sueldo
en libros que jamás leerán. Acumulan. Forran
paredes que los acechan de noche. Crean un monstruo que
deberán alimentar diariamente con más y más
libros. Hacen un listado enorme de los que no leyeron,
otro de los que aun no compraron, otro de los deberían
comprar, siempre quieren el que no esta; pero se terminan
llevando otros diez. Muchas veces compran el mismo pero intentan
alejarlos en sus bibliotecas. Descreen de las ofertas pero
inevitablemente sucumben al hechizo. Son expertos y celosos
y se van de las librerías con la cabeza en alto como
una lámpara. Salgo rápido por una calle lateral.
Existe una narración que recorre todo el imaginario
librero y que lo ubica en la frontera de su propio mito: la
historia de un hombre que mata por libros. El hecho se remonta
al primer tercio del siglo XIX en Barcelona y el protagonista
es un tal Fray Vicents, fraile del monasterio de Poblet, magistral
librero y, entre otras cosas, asesino de sus clientes. Cuentan
que al salir de la tienda los ultimaba en alguna oscura esquina.
Bajar al metro, en la Ciudad de México, se siente un
poco a ser olvidado, a que nadie nos ve, a ausentarse. Es
una estratagema que resulta. Y a pesar de que las estaciones
sigan sembradas de gente, el vagón funciona como la
antesala de la privacidad. Pasar del Zócalo capitalino
a la soledad del cuarto, sin este interludio, resultaría
un quiebre insoportable. En el metro existe una biblioteca
gratuita dispuesta para el viajero. Se puede leer durante
todo el trayecto. El metro carece de experiencia: nadie es
mejor persona por haber viajado más en él, nadie
se lleva un aprendizaje. Sin embargo los libros no vuelven,
se extravían. México resulta el mejor lugar
para leer literatura argentina. A la distancia, más
que una tradición pareciera ser un rumor, un chisme
diseminado en meses, en años. La aventura de Aira o
Neo de Matrix, por ejemplo, es inabarcable, imposible de ser
seguida, comentada, pensada. Se sabe que es desmesurada, monstruosa,
que se mueve en calles desconocidas, que diagrama otra ciudad
hasta la aniquilación. Lo de Neo se reduce al gesto
Walshiano: es necesario saturar el sentido, el lenguaje
y la circulación, hasta develar el equivoco. A
medida que pasa el tiempo vas olvidando por qué te
viniste, por qué te quedaste. Las esquinas y calles
de la nueva ciudad, de repente, te contienen. Lees escritores
de diferentes lugares, charlas, discutes, y tu biblioteca
se amplía. Sin embargo, leer algo que te llega del
sur siempre resulta un ejercicio cercano a la lectura de las
líneas de la mano, al descubrimiento de un talismán,
o al mensaje en la botella. Nuestra ciudad, finalmente, es
siempre susurrada por la misma gramática maternal.
IP
El
autor nació en Buenos Aires en 1973. Es viajero, actor,
escritor. Desde 2003 vive en la Ciudad de México DF
y escribe para diversas publicaciones. En 2005 crea La Compañía
del Tango Nómada. Contactos: arte@carlaborghetti.com
De su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
51 I Lugares / crónicas mexicanas
Caminos
de Guanajuato I Un corazón resguardado
entre las lomitas I Iván Peñoñori
Número
47 I La mirada del flâneur
Imaginando
Tepito I Una crónica de México
DF. I Iván Peñoñori
De Juan
Villoro, ver en café
de las ciudades:
Número
36 I Cultura de las ciudades
Espectros
de la ciudad de México I El urbanismo
como mitología. I Juan Villoro
Sobre el
DF mexicano, ver también:
Número
47 I Cultura de las Ciudades
En
el hoyo I Los trabajos y los días en
el Segundo Piso del Periférico mexicano. I Marcelo
Corti
De
Georgie Borges, ver en café
de las ciudades Los
dos reyes y los dos laberintos
en la presentación del número 45, y sobre Saer,
el homenaje
en la presentación del número
33 y:
Número
40 I Cultura de las ciudades (II)
El
territorio como instrumento de la filosofía
I La Grande, de Saer, entre la mirada y el conocimiento. I
Marcelo Corti
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Política
y Planes de las ciudades |
El
fuego fatuo del emergente periurbio y las luces del
atardecer suburbano
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Problemas
metropolitanos y dilemas políticos I
Por
Artemio Pedro Abba |
El
tejido urbano del suburbio se constituía por
una relación entre espacios adaptados y canales
de movilidad (o de actividades localizadas y actividades
de interrelación) que guardaba cierta familiaridad
con el que se establece en el urbio pero de menor intensidad.
La característica es que predominan los traslados
que comienzan y terminan con tramos peatonales dentro
del ámbito urbano público. En el periurbio
lo dominante es la nueva relación entre ámbitos
privados a través de movilidades no peatonales
(predominantemente mediante el uso del automotor privado)
generando patrones de espacio construido (espacios adaptados
y canales) diferentes.
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La
naturaleza regresa a la ciudad
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Planificación
ecológica y participación de las comunidades
en Venezuela I
Por
Sergio Laxalde |
Una
postura que hemos adoptado es ubicarnos explícitamente
como intermediarios entre el Estado y la comunidad.
Los investigadores latinoamericanos en Reforma del Estado
vienen promoviendo hace tiempo una respuesta semejante
a la pregunta: ¿en qué instancia se deben traducir
las entregas sectoriales que hace el Estado (educación,
deporte, vialidad, etc.) a las soluciones integradas
que requieren las necesidades de la población
(inequidad de oportunidades, aislamiento, deterioro
del cuadro de vida, etc.) y exigen nuestros principios
constitucionales (desarrollo sustentable, participación,
transmisión del poder a las bases sociales)?
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"Acordate
que la tierra no es de nosotros..."
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El
mercado inmobiliario en las villas de Buenos Aires, según
María Cristina Cravino I
Por
Marcelo Corti |
El
mercado no es abierto, porque se desarrolla especialmente
al interior de comunidades, y no tiene necesariamente
continuidad ni competencia con el mercado oficial, si
bien ambos son paralelos y complementarios. Este mercado
se explica también con las ideas de pacto, de
legalidad alternativa o de mercado con reglas propias:
un mercado racionado o restringido, en términos
neokeynesianos. La autora apela a la imagen de "esferas
separadas, aunque con fronteras difusas" y aclara
que la dimensión de este mercado en Buenos Aires
no puede asemejarse al de México o Brasil, donde
aparece la figura del intermediario profesional o broker
del mercado informal.
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Buenos
Aires 1536-2006
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La
Historia urbana del Area Metropolitana, por Margarita
Gutman y Jorge Enrique Hardoy I
Por
Marcelo Corti |
Las
sucesivas etapas de la formación metropolitana
son abordadas con precisión y buena síntesis
informativa, relacionando las ventajas locacionales
de Buenos Aires, los condicionantes económicos
de su crecimiento, la interacción con el territorio
nacional y las circunstancias más estrictamente
urbanísticas del desarrollo metropolitano, en
especial las vinculadas a los costos del suelo y los
modos de producción del centro, los barrios y
la periferia. Así discurren las etapas fundacionales,
la displicente apatía colonial, los desarrollos
republicanos, la Gran Aldea, la París
del Plata y la conformación fáctica
(pero no institucional) de la megaciudad actual.
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Gobierno
local, desarrollo y ciudadanía
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De
la pirámide y la división de competencias
a la retícula y la convergencia funcional I
Por
Fabio Quetglas |
Ese
modelo, similar a una línea de montaje, donde
se puede decir "fortalezcamos este eslabón",
es un modelo que está cambiando; no porque lo
decidió un teórico de la academia; sino
por el impacto de las nuevas tecnologías en el
Estado. Hay una creciente convergencia funcional, en
la que cada vez se repiten más los esquemas como
el siguiente: un nivel de gobierno crea un programa,
otro nivel de gobierno califica los recursos y otro
nivel de gobierno lo aplica. Es creciente este fenómeno
de un nivel de gobierno que diseña o controla
los estándares, o los financia, y otro nivel
que se encarga de otro aspecto de su realización.
Se rompe así la lógica de la división
y se pasa a la lógica de la convergencia.
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Buenas
y Malas Prácticas Urbanas 2007
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Fotos
prohibidas - Kuala Lumpur – Beijing - Singapu - Centro
de Santiago - Kavanagh - Water-Taxi - Parque Alem -
ABL porteño.
Y
una "competición" paralela: ¿cuáles
son los mejores, o más influyentes, o más
recomendables libros escritos sobre ciudad y urbanismo
a lo largo de la historia?
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Una
denuncia sobre Ciudad Juárez y un análisis
de la relación entre el voto y el territorio
en la Argentina.
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Acceso
popular al suelo urbano en Argentina - Ciudad, periferia
urbana y habitabilidad, coloquio en Bogotá -
Cambio Climático y Energías Alternativas
- Seminario Internacional de Ordenamiento Territorial,
en Mendoza - Forma y Simetría - Mercados de Suelo
Informales y Regularización de Tenencia, en Caracas
- XII Seminario de Arquitectura Latinoamericana, en
Concepción y Chiloé - Nuevos instrumentos
de financiamiento y planificación - Seminario
de Gestión democrática de ciudades - Argentina
Urbana - Rutas de Aprendizaje, territorios rurales con
identidad cultural en Perú, Ecuador y Chile -
Maestría en Desarrollo Sustentable - Gestión
Local del Hábitat, en Rosario - ¿Un mundo suburbano?
- Gregotti y la extensión de Pudong, en Shanghai
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ACERCA DE CAFÉ DE LAS CIUDADES
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café de las ciudades
es un lugar en la red para
el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre
la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina
o profesión: cualquiera que tenga algo que decir
puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos.
Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas,
según el gusto de cada uno), y tolerancia con las
opiniones ajenas, son la única condición para
entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café:
trataremos de demostrarle su error. Nuestro café
está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar,
pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos
en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque
desde allí se mira mejor en todas las direcciones.
Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles,
y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar
caminando a nuestro café, y por eso viene gente del
centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere
un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran
datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar
de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que
se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única
cadena a la que pertenece el café
de las ciudades: la
de todos los cafés únicos e irrepetibles,
en cualquier esquina de cualquier ciudad.
Marca en trámite
Editor y Director: Marcelo Corti
Diseño: Laura
I. Corti
Corresponsal
en Buenos Aires: Mario L. Tercco
Las notas firmadas
no expresan necesariamente la opinión del editor.
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