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  > Año 11 / Número 111-112 / Enero-Febrero 2012 > REVISTA DIGITAL / Aparece el primer lunes de cada mes
 
 
 
 
 
Número 10
"El proyecto urbano"
Reflexiones sobre las estrategias y gestión
de grandes intervenciones urbanas.

Curso “Gestión de la ciudad" (UOC) Versión en modalidad
semipresencial edición 2012

(+INFORMACIÓN)

 > SUMARIO
Cultura de las ciudades (I)

Un pequeño jardín

Microfísica de un lugar en Pehuen Co I Por Luis Elio Caporossi

El jardín -es un decir, ya que en realidad no es exactamente un jardín- no es muy grande. No creo que haya más de doce o quince pasos en el sendero entre la parrilla circular próxima a la casa y los Aloe Vera que marcan la entrada desde el mar, y bastante menos en sentido transversal. A pesar de esto, aquí ocurren eventos que paso a relatar y que ponen en consideración tanto la idea de dimensión como la de lugar.

-Más allá de los Aloe Vera se extiende un médano cubierto de olivillo silvestre, y luego la costanera y al fin el mar. En este caso, el Atlántico Sur. Digamos Atlántico simplemente, porque la única costa a tropezar si avanzamos rectamente es el Continente Antártico.

Son doce pasos, seis mil kilómetros y luego, justo ahí, el Polo Sur.

Desde la costanera, la vegetación que cubre el médano silvestre impide ver de qué trata el jardín. A este médano, a diferencia del jardín y no por desidia como sospechan los vecinos sino por propia decisión, lo hemos mantenido virgen de intervenciones. Quizás gracias a esto, a su manera ha prosperado: no solo mantiene intacto el plateado olivillo original, sino que en él crecen al azar varios pinos marítimos, descendientes naturales de los plantados por Avelino Martínez allá por el ´39.

Más atrás se mantiene vivo un ejemplar de Retama Darviniana o Neoesparton Darwinii, el mismo que llamó la atención del joven Darwin en 1832 por carecer de hojas. Este ejemplar es una de las excepcionalidades del planeta, ya que solo prospera dentro de este área de un kilometro de ancho por diez de largo, además, lógicamente, del ejemplar cuidado en el Jardín Botánico de Londres.

-¿Y de que trata el jardín?

El jardín, es zona de combate; digamos, es un territorio donde día a día se pierden o ganan pequeñas o grandes batallas, donde hay bajas y donde los sobrevivientes llevan con orgullo las marcas de la lucha. A pesar de esto, cuando observamos el jardín en reposo, éste no transmite ninguna inquietud. Decimos reposo porque en caso de las ocasionales tormentas, si bien escasas siempre posibles, sean Sudestadas o Pamperos, éstas liberan como enfurecidos elefantes una carga inaudita de energía que sabe cesar  tan abruptamente como se inicia. Si bien el presenciarlas no tranquiliza el espíritu, una vez pasadas nos asombra como la vida menuda, desde mariposas a pequeñas aves, reanuda sus actividades como si nada.

No es fácil percibir al jardín como un todo, ya que éste no solo abarca las diferentes especies de árboles, arbustos y pasturas, sino también un componente invisible como es el vacío delimitado por aquellas. El vacío cobra, a lo largo del día, una suerte de realidad propia en dimensión, densidad, forma, temperatura y también movimiento. Por supuesto, en la sola forma y dimensión del espacio ya Hay Algo. Quizás una oportunidad de hacer posible y visible cierto tipo de experiencia.

El jardín es un contenedor potencial de acontecimientos. Entre ellos, las acciones de lo que llamamos “La  Fauna Local”, que  terminan confirmando que en la forma y dimensión del espacio, Hay Algo.

De la sola forma y dimensión del jardín depende, por ejemplo, el movimiento del aire, dato importante ya que la traza del sendero coincide con el rumbo de vientos Norte - Sur

En el bamboleo entre los sostenidos vientos cálidos del norte y las asmáticas ráfagas del sur se juega la respiración del lugar. Ese bamboleo hace equilibrio sobre los escasos pero notables momentos de pura calma, y cuando las siempre inquietas hojas de los álamos se inmovilizan congelando una escena fija, algo ocurre que modifica la percepción del paso del tiempo. Estas calmas suelen anticipar la llegada de grandes tormentas. Allí todo se torna suspenso, ominosa sensación de inevitable desenlace preanunciado por la febril actividad en las tres especies de hormigas que aquí conviven y en los gritos jubilosos de los horneros.

Naturalmente, un jardín es solo eso: aire, vegetación y fauna. Sin embargo, hay algo más.

No es fácil percibir un jardín, pero tampoco lo es ver realmente un solo árbol. Ver entendiendo. Cualquier árbol con su iteración escalar de relaciones todo - parte propone al ojo un desafío insuperable que termina, por ignorancia o pereza, envasando estas complejidades en una mancha verde y borrosa.

Y si esto ocurre con la forma, ¿qué menos podrá ocurrir con el aire que este encierra, o sea su perfecta contraforma? ¿O como entender los delicados procesos fisicoquímicos de intercambio del árbol con el ambiente?

A mi madre siempre le sorprendió la falta de respeto de la gente con las plantas. Ella deslizaba al pasar su mano delicada sobre las plantas oficiando de otoño al retirar de a una las hojas y ramitas secas.

Tres fuerzas  organizan la zona de combate; el movimiento del sol, el movimiento del aire,  nuestras  intervenciones. El sol brinda las condiciones de energía y visibilidad, el viento marca los límites  y nosotros hacemos lo que podemos.

Hace 27 años, cuando llegamos a este sitio, este era en gran parte un médano desnudo, y entonces todo, incluidos el mar y nosotros, éramos 27 años más jóvenes.

El mar puede ser joven pero sin duda que no así su fondo. El fondo de este mar es asombrosamente antiguo y completamente sembrado por relictos y restos fósiles de otras Eras. Son estos restos, pequeños fragmentos de huesos de toxodones, megaterios y gliptodontes, los que el mar devuelve incesante a la playa tras cada marea alta.

Como si quisiera sacarse esos restos de encima. Como olvidarse.

Yo había logrado cierta habilidad, recorriendo la playa, en detectar fragmentos de hueso que coleccionaba, habilidad que trasmití a su debido tiempo a la pequeña Dina. Misteriosamente, esa habilidad que ella ganó, yo la perdí y el mismo día que ella avistó su primer hueso yo encontré  mi último fósil. Tocar fósiles es tocar algo que vivió aquí 20.000 años antes.

 

Otro registro del paso del tiempo es la elevación de más de un metro del terreno en el comienzo del sendero, ganancia del balance entre los vientos sur y norte; los primeros  expulsando arena de la playa y los otros regresándola.  

Al forestar hemos descubierto que hay lugares malditos, donde lo que se planta, a su debido tiempo, en forma indefectible perece. Puede ocurrir que la planta crezca rozagante durante cinco años y de pronto, ZAS, cae fulminada. No hay en esos lugares nada que los diferencie de los aptos: es el azar del campo minado. Un viejo jardinero, ya fallecido, consultado sobre por qué aquí sí y aquí no, contestó que para él, así como hay ríos y arroyos en la tierra, en el cielo también. Estos ríos son invisibles y regulan los crecimientos y desapariciones.

 Así como desde la costanera  no vemos el jardín, desde el jardín solo tenemos algunas vistas fragmentarias del mar; vemos por ejemplo en el horizonte las siluetas de los grandes  cargueros en busca del grano para Brasil o China. Pero más que una imagen retiniana el mar es, en su sístole y diástole, el pulso poderoso de un enorme metrónomo que nos regula el fluir del tiempo.

El sendero, al conectar el mar con la casa parte el jardín en dos; a estribor y babor del mismo se disponen los árboles según la lógica de la infantería en el siglo XVII, a saber las primeras líneas conforman “la carne de cañón” y son los que sufren el primer embate de la sudestada. Esta es recibida en el médano silvestre por el olivillo petiso, que la peina por abajo, luego hay una línea achaparrada de acacias longifolias, que la impulsan aun más alto  para ser en definitiva atrapada por un pino marítimo y dos acacias.

Se trata de tres plantas veteranas a las que les tocó reemplazar a otras caídas con honor, y llevan con orgullo las huellas de su convicción. La longifolia y el tamarisco son plantas oportunistas que carecen de un pensamiento acabado sobre su forma final. Pueden tanto achaparrarse y avanzar en horizontal, como erguirse cual roble. En este caso las veteranas se emperraron en esto ultimo, aunque las condiciones del lugar las obligan a respetar el ángulo de incidencia de la sudestada.

Es recién en la tercera fila donde, por fin, primero un transparente, luego un tamarisco, y más atrás dos pinos aprovechan el esfuerzo de las primeras líneas para elevarse rectamente hacia el cielo. Todo el conjunto de estribor visto de lejos es como una cuña dibujada por un viento desfondado, desbocado e inacabable.

A babor del sendero ocurre algo similar, rematando en una gran acacia de más de 30 años. El dispositivo final, resultado del armonioso y obligado acople de especie con especie, si bien no ofrece una muralla impenetrable a los vientos, logra crear un  remanso verde con luz propia, claramente diferenciado del fulgor que calcina  la costa.

 

Este remanso tiene una proyección aérea y otra subterránea. De estas extensiones dan cuenta tanto golondrinas y murciélagos como topos y hormigas.

Las primeras, girando en torno a la vertical del centro del jardín, dibujan a 30 o 50 metros de altura sobre el mismo su perímetro interno, mientras que el Murci, tras la puesta del sol, hace lo mismo pero a dos o tres metros de altura

A veinte centímetros, pero bajo la arena, el topo, bautizado José María (o Maria José) en razón tanto de su sexo indescifrable como su de habilidad en correr hacia atrás, conformó una línea subterránea paralela al sendero que va desde la casa al Aloe Vera. Sobre esta línea, José María abre y cierra  sus puertas de arena por donde, tras perpetrar sus incursiones de bandidaje, encanuta una a una las hierbas de pasto velozmente cortadas.

 

Dijimos que un componente principal del jardín era el vacío, y este es horadado por los vuelos que lo recorren. Cada ave arma su red y cada red tiene un ritmo y un tiempo. Así, el aletear atropellado de las palomas de monte, los alborotos de los menage a trois de las torcazas, el vuelo geométrico con bordado fino de los colibríes, el vuelo kamikaze y rasante de las calandrias, las  delicadas acrobacias de las golondrinas, el caminar compadrón de los horneros, el vuelo bandido del benteveo, los saltos a resortes del palomo en celo y allá en lo alto, en busca de las térmicas, el surfeo de chimangos y gaviotas cocineras. Aclaro que no mencione aun a gorriones, chingolos, ratonas, tordos, monjitas, tórtolas y cinco colores, entre otros, aunque cada uno de ellos a su modo y con sus propias características han surcado y surcan el vacío del jardín.

Sin embargo, no debemos pensar que estas especies conviven simultáneamente todo el tiempo. Por periodos apreciables, el jardín parece estar -y está- vacío. Pero, a lo largo del verano, período de amores y crianzas -y no solo para la fauna local- las especies mencionadas en algún momento lo visitan.

 

También a lo largo de estos años hemos visto especies residentes y especies de paso, especies visibles y especies invisibles. De estas últimas, como en ciertas definiciones en Física, sabemos que existen solo por sus efectos.

Aquí en primer lugar esta la mítica Comadreja que siempre estuvo, aunque nunca fue avistada, no así sus nidos, o sus crías, o sus restos. En segundo lugar, unas ranitas verdes de ojos naranjas que solo son conocidas por su canto metálico, anunciador de lluvias.

A su vez, algunas aves, pasando de especie a individuo lograron un nombre propio como Capitán Silver, una hermosa gaviota cocinera coja de pata derecha, o Chil un joven chimango pedigüeño, o Corbatita un peleador colibrí nativo.

La muerte declina ese pasaje, porque si la especie parece inmortal, el individuo no y Silver hace tiempo que se ausentó.

 

En realidad, el jardín es un espacio ceremonial, donde acontecimientos dispersos devienen eventos.

Al final, uno espera que madres y padres, sean expertos o inexpertos, tengan verdadero éxito en la crianza de sus pichones y puedan entonces regresar el verano que viene a atender la nueva nidada.

O que, si se trata de golondrinas, estas puedan anidar con éxito, tal como vienen haciéndolo puntualmente, en el interior de los tubos veletas que con Osvaldo Bidinost montamos por los `90 en la azotea de la casa. Las golondrinas enseguida se percataron que al coincidir el tubo con el rumbo del viento, los pinchones tienen garantizado viento de frente para su vuelo de bautizo. Se  trata de que, alimentados y cuidados, estos pichones queden alistados para el increíble vuelo de 10.435 kilómetros a Capristano, realizado a 2.000 metros de altura para que, cuando llegue el momento en que los agite la misteriosa necesidad de regresar a este pequeño jardín, aquí podamos estar preparados para recibirlos.

LEC

Enero de 2012

 

El autor es Arquitecto (UNLP) y docente. Ha obtenido numerosos premios en concursos nacionales. Es Director del Grupo de Estudios en Planeamiento Urbano (UTN).

 

De su autoría, ver también en café de las ciudades:

Número 94 | Proyectos de las ciudades (II)
La ciudad de las artes o las artes de la ciudad | Diez proposiciones sobre Bahía Blanca | Luís Elio Caporossi

Número 95 | La mirada del flâneur
Sueños del Bocha | Formas, explicaciones y olvidos | Luis Elio Caporossi

Número 98 | Arquitectura de las ciudades (II)
Los caminos de la vanguardia argentina | Amancio, Wladimiro (y Breuer…) de la utopía a la realidad | Luis Elio Caporossi

Número 101 | La mirada del flâneur
Hiperrealismos | Batallas ganadas, guerras perdidas | Luis Elio Caporossi

Número 107 | Política y movilidad de las ciudades
Dispositivos de muerte | La responsabilidad por las políticas viales en la Argentina | Luis Elio Caporossi

La mirada del flâneur
Constelación Christaller
Hexágonos sobre la Pampa I Por Carmelo Ricot

Para condiciones “ideales” de superficie geográfica llana y ausencia de accidentes naturales significativos, el economista alemán Walter Christaller desarrolló en su libro Los lugares centrales del sur de Alemania, de 1933, un modelo de anillos hexagonales definiendo hinterlands agropecuarios alrededor de aglomeraciones urbanas consideradas centros de servicios de distintas escalas. El esquema complementa y perfecciona la teoría del lugar central de von Thünen (y a su vez sería perfeccionado años más tarde por Lösch). Por un lado, transforma el modelo original de círculos en un modelo hexagonal que cubre la totalidad del espacio teórico. Por otro lado, introduce la idea de una jerarquía de centros complementarios pero con cierto grado de autonomía. Si bien la llanura pampeana se asemeja en su extensión indiferenciada a la geografía teórica de Christaller, la existencia de cuencas hidrográficas, las diversas calidades de la tierra y las interrupciones a homogeneidad del espacio introducidas por la infraestructura vial y ferroviaria introducen un factor de “distorsión” a dicho esquema.

Política de las ciudades (I)
Carta-Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad
“La ciudad es una comunidad política en la que todos sus habitantes participan en un proyecto común de libertad” I Por Ciudades y Gobiernos Locales Unidos

El Consejo Mundial de CGLU, Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, reunido el pasado 11 de diciembre de 2011 en Florencia (Italia), decidió adoptar la Carta-Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad, a propuesta de la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos. La Carta-Agenda es una iniciativa surgida del Foro de Autoridades Locales (FAL) por la Inclusión Social y la Democracia Participativa que se celebró en Caracas en 2006. A partir de los debates que tuvieron lugar en este marco entre gobiernos locales de todo el mundo, un grupo de expertos/as de distintos países redactó un primer borrador (2007-2008), que fue posteriormente discutido y enmendado por representantes electos/as, expertos/as y representantes de la sociedad civil de los cinco continentes (2009-2010).

Política de las ciudades (II)
Una chispa para despertar a los gobiernos locales
Sobre la Carta Agenda Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad I Por Sebastian Tedeschi

Las características de este documento son novedosas. En primer lugar, se trata de un acuerdo inter-ciudades, no de carácter internacional, es decir su vigencia solo será en el ámbito del territorio de los gobiernos locales que adhieran a él. Claro está que estos gobiernos deberán aplicarlo en los marcos constitucionales de los países a los que pertenecen. En segundo lugar, se denomina Carta Agenda, porque además de un conjunto de derechos, la Carta propone un programa de acción para la realización de esos derechos en el corto y mediano plazo. Inicialmente se incluía un estándar de compromisos en uno, cinco y diez años, pero finalmente se optó por la referencia genérica del corto y mediano plazo. En tercer lugar, es un documento de fácil adhesión, pues no requiere el complejo sistema de aprobación y ratificación de tratados internacionales, tanto en el ámbito interno como en el internacional.

Cultura de las ciudades (II)
Un buen texto no se define por los aportes académicos que haga, sino por el número de veces que es citado I Por Fernando Carrión Mena

Las revistas en inglés e indexadas dan más puntos que un libro en español. También los puntos impulsan un sistema de complicidades con comités editoriales, lectores ciegos, indexaciones, acreditaciones, ponderaciones y demás elementos calificadores. De esta situación dos hechos a destacar: primero, los puntos determinan los temas, metodologías y enfoques más valorados, lo cual legitima ciertos conocimientos, homogeniza el pensamiento y disminuye la autonomía crítica. Segundo, tener una medida del conocimiento establecida por los centros hegemónicos del conocimiento mundial y no por las demandas de la realidad. Publicar un libro de autor tiene menos puntos que publicar en una revista indexada, porque los sistemas de difusión de las revistas son más dinámicos, demandados y tienen una institucionalidad dedicada a ello.

Cultura de las ciudades (III)
De Barcelona al Mundo
Prólogo a Luces y sombras del urbanismo de Barcelona I Por Manuel Castells

Sin proponérselo, en las últimas dos décadas, Barcelona se convirtió en un modelo que ha sido estudiado, debatido, criticado y adoptado en universidades y municipios de todo el mundo. Como todo modelo, tanto más cuanto que nadie pretendió modelizar nada, las simplificaciones han deformado la experiencia y las mitologías han llevado a importantes errores en las copias apresuradas de un original deformado. Y sin embargo, hay un caudal de innovación urbana que, pasado por el tamiz de un análisis riguroso y una evaluación honesta, merece ser comunicado y utilizado por quienes, en todo el mundo, incluida la nueva Barcelona, se enfrentan con la gigantesca tarea de adaptarse al crecimiento urbano y metropolitano sin perder la herencia de la ciudad como espacio de convivencia, creatividad y libertad.

Política de las ciudades (III)
Vida Urbana, Gestión y Liderazgo
Un estudio sobre las diez administraciones urbanas más grandes de la Argentina I Por Pedro Del Piero

La idea de realizar este estudio surgió a partir de un intercambio de ideas con  la Universidad Nacional de San Martin, no en vano una de las casas de estudio más prestigiosas y comprometidas con el desarrollo del territorio metropolitano. Desde la Fundación Metropolitana decidimos impulsar este estudio porque de las diez ciudades más pobladas de la Argentina, cinco se encuentran en el Area Metropolitana de Buenos Aires, el espacio sobre el que trabajamos desde hace diez años impulsando políticas públicas con el objetivo de lograr una mayor equidad, inclusión social y desarrollo sustentable. Indagar sobre la felicidad de quienes habitamos este complejo entramado urbano, la calidad de los gobiernos locales, la relación con la gestión urbana, saber cuál es la percepción sobre la calidad de vida y el grado de orgullo de quien vive en uno u otro espacio son elementos que no sólo permiten percibirnos  como habitantes, sino también como ciudadanos.

Arquitectura de las ciudades
Curutchescas
Historias personales de una casa a partir de El autor y el intérprete, de Merro Johnston I Por Marcelo Corti

El autor y el intérprete retoma el estudio de la Curutchet desde otra mirada: la relación entre Le Corbusier como proyectista y Amancio Williams como encargado local de la obra, relación que Merro Johnston asimila a aquella que se produce entre el compositor de una obra musical y el músico encargado de interpretarla. Merro Johnston encuadra esta relación con una explícita relación al estudio de Paul Ricoeur sobre La Poética de Aristóteles y sus tres momentos de la “mímesis”: la prefiguración (el contexto cultural del poeta y su universo de valores), la configuración (el tiempo de la creación, la elaboración del texto y la trama) y la refiguración (intersección del mundo del texto con el del lector). Williams resulta en esta lectura un atento y refinado lector de la poética corbusiana, que en su interpretación completa y afina. Al decir de Stravinski, citado en el libro, “la primera condición que debe cumplir quien aspire al prestigioso nombre de interprete es la de ser un ejecutante sin falla”.

POSICiones cordobesas
Norah Lange, la mirada transversal
O como reunir una biblioteca I Por Carola Inés Posic

Somos grandes y nos casamos hace poco. Como parte de la unión, hemos decidido reunir nuestros libros después de una corta deliberación sobre la inconveniencia de mantener independientes las bibliotecas. El verano y su inmovilidad han postergado la acción, sin embargo ya vamos percatándonos que hay muchos libros repetidos, algunos exactamente iguales, otros de ediciones distintas. Para Navidad, mis padres nos regalaron dos libros, uno no lo teníamos. El otro sí. Para no seguir multiplicando libros repetidos, fuimos a la librería de la ciudad en que nací a reponer el obsequio. La librería, ubicada convenientemente frente a la plaza principal, es bastante moderna y amplia, con sus libros de mayor circulación en la entrada -esos de consumo rápido: autoayuda, política express, etc.- y los libros especializados al fondo. Como en toda ciudad chica, la librería está llena de gente y libros y se pueden conseguir títulos que en ciudades como Córdoba se encuentran ya agotados.

Terquedades
Una mirada arrabalera a Buenos Aires
Terquedad del Subte, los manteros y el 2015 I Columna a cargo de Mario L. Tercco.

El gobierno de la Nación se sacó de encima el “fardo” de otra empresa subsidiada y se evitó el costo político de aumentar la tarifa; su contraparte local encontró así la excusa perfecta para justificar un aumento: el traspaso no vino acompañado de ayuda financiera alguna. Cosa por otra parte absolutamente lógica, dado que el gobierno nacional no tiene por qué solventar los costos de movilidad de la jurisdicción más rica del país, aunque no tuvo problema en hacerlo durante estos 8 años. Período en el que, dicho sea de paso, muchos de los críticos de la actual reducción de subsidios protestaban, con toda razón, por la existencia de estos subsidios… De paso, el episodio sirve para ejemplificar también otras carencias: la ineficiencia del gobierno nacional en el área del transporte, la mala costumbre que tiene la administración porteña de omitir la convocatoria a audiencias públicas.

 

Saludos por el 2012, adiós al padre Pichi, denuncia de una intimidación y protección patrimonial en Buenos Aires.

 
 

 



 

 


 

> ACERCA DE CAFÉ DE LAS CIUDADES

café de las ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

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