"Habitar de nuevo, volver a habitar,
volver a usar de la manera más simple, desinhibida
y verdadera, con la seguridad de que los espacios que
habitamos, más que someterse a reformas, deben
reformar el modo de usarse. Considerar habitar como un
gesto amplio que contiene todos los usos de la arquitectura".
Esta
es la reflexión central que agrupa una serie de
9 exposiciones (9 episodios), que organizadas por el Ministerio
de Vivienda entre 2010 y 2011 tiene lugar en las salas
de la Arquería de Nuevos Ministerios, en Madrid.
El diseño y el contenido de las nueve muestras
que vienen siendo realizadas por el equipo de Habitar
(*), plantea nuevos enfoques
hacia una revisión de la "habitabilidad"
de la ciudad, desde la arquitectura, y que queremos destacar
aquí.
La
primera por ejemplo, revisa los factores que han determinado
nuestra forma de hacer viviendas hasta ahora y plantea
sacar provecho a un parque ya edificado que parece aún
capaz de ofrecer viviendas como si fueran nuevas. Rehabitar
es, ante todo, aprovechar lo que tenemos, tal como sugiere
la comparación de la arquitectura doméstica
con la cocina de Ángel Muro, el autor de El Practicón.
Tratado completo de cocina al alcance de todos y aprovechamiento
de sobras. En este sentido, aprovechar las sobras en el
campo de la edificación, parece adquirir una relevancia
innegable en un momento como el actual, en el que voces
autorizadas proponen un sereno decrecimiento opuesto al
descontrolado desarrollo que hemos visto en algunos casos
en nuestro país.
Este
primer episodio de Rehabitar es una exposición
de arquitectura casi sin arquitectura, que pone el énfasis
en las personas en tanto que habitantes, reuniendo un
conjunto heterogéneo de objetos, imágenes,
fotografías y dibujos colgados en las paredes de
unas salas inventadas con cartón. Escenas con personas,
rostros, pero también noticias, anuncios, recetas
y algún que otro reportaje, es lo que se reúne
en esta primera muestra para explicar qué significa
Rehabitar y, especialmente, qué sentido adquiere
en el momento actual esta palabra. Una exposición
con pocos edificios, planos o maquetas que, sin embargo,
al recorrerla, trasmite arquitectura por los cuatros costados.
La
antesala del recinto expositivo propiamente dicho, muestra
una gran pizarra con un dibujo de un cangrejo ermitaño
y un texto escrito a mano. Es una primera y sorprendente
declaración de intenciones, tanto en la forma como
en el contenido. A continuación, cuatro estancias
que simulan las habitaciones de una casa en estado de
abandono, expresan el carácter doméstico
de la exposición, con cuadros colgados en las paredes,
ventanas por las que entra la luz, puertas entreabiertas
y taburetes que los visitantes pueden mover para sentarse
y leer con tranquilidad los textos que acompañan
a todo lo expuesto. Estos textos, algunos escritos a máquina
y otros a mano, a modo de graffitis, constituyen la clave
para entender cuáles son las reflexiones que se
encuentran detrás de la elección y combinación
de las imágenes y objetos que cuelgan o que se
insertan en las paredes.
Las
cuatro estancias, que pueden ser recorridas en un orden
indistinto, exponen, entre otras cosas, noticias de prensa
relacionadas con la sobre-construcción de los últimos
años, el sesgo demagógico que adquiere un
determinado discurso sostenible o la tendencia a desechar
lo viejo o lo ya existente; fragmentos de película
y hasta el diorama de un belén que explican cómo
la presencia humana altera radicalmente los espacios,
haciendo que adquieran todo su sentido; grabados de arquitecturas
históricas, como el del anfiteatro de Arlés
convertido en una ciudad fortificada, o una pecera con
un cangrejo ermitaño, que muestran cómo
se aprovechan estratégica y materialmente las preexistencias
para usos distintos a los originales; o recetas de cocina
presentes en el libro El practicón, de Ángel
Muro, y recetas de arquitectura que anuncian los contenidos
las futuras exposiciones.
Las
ocho siguientes exposiciones, de carácter y formato
diversos, ubicadas en distintas salas de Arquerías,
desgranarán otras tantas aproximaciones a la idea
de Rehabitar y permitirán, entre otras cosas, conceder
una segunda oportunidad a los muebles; revisar la habitación
de alquiler como extensión variable de la casa;
abrir alguna puerta más entre las piezas de una
misma vivienda o una segunda entrada; poner una mesa en
la cocina para incitar cambios en su uso; disolver la
hegemonía de la sala de estar; reanimar la calle
ralentizando el movimiento y domesticando las plantas
bajas; o pensar en balcones o cubiertas como habitaciones
exteriores. En definitiva, estas exposiciones que abordan
el Rehabitar, plantean cómo interrogar de nuevo
la casa, subvirtiendo el uso que hacemos de ella para
infundirle nueva vida.
Finalmente,
los visitantes de ésta y de las siguientes muestras,
pueden expresar sus opiniones en un libro de visitas que
forma parte del blog de Rehabitar, que ha sido puesto
en funcionamiento como medio complementario de divulgación
de los contenidos de cada una de las exposiciones.
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las exposiciones
(*) Grupo de investigación
de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC),
dirigido Xavier Monteys, desde el Departamento de Proyectos
Arquitectónicos.