El objeto de este trabajo
es el análisis urbanístico de 30 espacios públicos de Barcelona
analizados en el proyecto de redes sociales deportivas (Puig
& Maza, 2008) y extraer enseñanzas sobre porqué se desarrollan
en estos espacios, cuál es la interacción entre la práctica
deportiva y el espacio publico y cuáles son los elementos
claves en su diseño para su adaptación a las necesidades
deportivas. Para ello, previo un breve repaso a la generación
de espacios públicos asociados a las prácticas deportivas,
analizaremos que mecanismos son claves en la aparición de
una práctica deportiva. Y una vez caracterizadas las tipologías
de espacios pasaremos a analizar el diseño de los espacios
planificados y su relación con las prácticas deportivas.
Nos centraremos en la relación entre el proyecto urbano
y su entorno, la permeabilidad
de los límites y la continuidad de los ejes de relación
peatonales; el carácter periférico o central de la actividad
deportiva en el espacio público y su relación frente al
mecanismo de complementariedad versus segregación de las
actividades, para analizar finalmente el rol del mobiliario
en la práctica deportiva.
Fig. 1 Situación de los 30 espacios analizados

Fuente:
Elaboración propia
Caracterización de las
distintas tipologías de espacios para prácticas deportivas
informales
Los parques como espacios de referencia de la planificación urbana
asociada al deporte
en el espacio público
Los parques y las plazas son un elemento central
para la acogida de actividades deportivas en el espacio
público, representando más del 50% de las prácticas deportivas
informales localizadas en este estudio. Destacamos el sistema
de parques centrales de la ciudad entre los que se encuentran
parques tan diversos como el Parque de Joan Miró, el Parque
del Clot (ver fig. 2), el Parque de Diagonal Mar, Parque de les
Aigües, Parque de la
Pegaso o Parque Deportivo de Can Dragó.
El rol de las infraestructuras
viarias como generadores de espacios para prácticas deportivas
Es de señalar, a su vez, cómo las vías segregadas
asociadas principalmente a las rondas y a sus accesos han
generado una gran cantidad de espacios residuales que posteriormente
han sido aprovechados como espacios deportivos. Así nos
encontramos con el Parque del Poble
Nou como resultado de una cobertura planificada de la Ronda del Litoral, o los espacios
asociados a la cobertura de la Ronda de Dalt reivindicada por los vecinos: Pistes
Poliesportives Antoni Gelabert y Skate Park de la Vía Favencia.
También, es de destacar el espacio interior del nudo de
la Trinitat que configura el
Parque de la
Trinitat (ver fig. 2). Junto a los anteriores
espacios destacamos los espacios generados a lo largo de
los Accesos Norte del Túnel de la Rovira del que se han generado
espacios improvisados para la práctica deportiva como son
el de la Avda de l'Estatut, la Plaza Boticelli (ver
fig. 2) y la
Plaza de la
Clota.
También encontramos espacios viarios en el interior
de Parques como es el caso de la Avda Coll del Portell en el Parc
Güell y el Camí de la Foixarda en el Parque de
Montjuïc. Finalmente observamos espacios improvisados en
la calle como es el caso del skate en la
Avda Pearson o en un espacio residual como
son los accesos del Pont de Bac de Roda (ver fig. 2)
Los equipamientos deportivos
son atractores de nuevos espacios de prácticas deportivas
a su alrededor
Otro fenómeno interesante a tener en cuenta es la
generación de prácticas deportivas informales junto a instalaciones
deportivas formales. Así, observamos la práctica de baloncesto
y de tenis de mesa que denominamos Instalaciones deportivas
de la Escuela Industrial,
situado junto a la
Piscina de Sant Jordi. De la misma forma,
se sitúa el Circuito BMX de Horta junto al Velódromo de
Horta, el Skate Parc de la Mar Bella junto al Estadio de la Mar Bella o el Campo de
Softball junto a las instalaciones deportivas de la montaña
de Montjuïc. También es de destacar el Camp Municipal de
Futbol de La
Clota, afectado por un proyecto de remodelación
urbanística de la zona, que es reaprovechado como espacio
para la práctica de ecuavoley.
Una primera preocupación ha sido establecer una tipología
de espacios que sustentaban las prácticas deportivas informales
localizadas. Para ello se ha elaborado una clasificación
de los espacios a partir de los 30 espacios de que se disponía
y que se adjunta:
Tabla 1. Tipología de espacios relacionados con prácticas deportivas.
Fuente:
Elaboración propia
Del análisis de los resultados se constata en primer
lugar la gran importancia de los parques como espacios diseñados
que acogen prácticas deportivas, y en las que además también
se han improvisado otras prácticas, representando un 40,3
% de las redes de práctica deportiva. A su vez destaca la
poca presencia de prácticas deportivas en plazas, por muy
simbólicos que puedan ser algunos de sus ejemplos, como
la Plaza dels Angels en el Raval,
sólo representan un 11,3 %.
Es de destacar la presencia significativa de espacios
especialmente adaptados para las prácticas deportivas, normalmente
espacios residuales de la ciudad que representan un 37,3%
(asociados a infraestructura: 19,4%; asociados a equipamientos
deportivos 17,7%). A su vez es relativamente pequeña la
representación de espacios improvisados para la práctica
deportiva (11,3%: 4,8%+6,5%), contrariamente a lo que se
podría pensar inicialmente.
También es significativa la presencia de espacios
adaptados a partir de los espacios residuales o generados
por una infraestructura, especialmente viaria, que representan
un 24,2% (19,4%+4,8%) de los casos. Igualmente es de destacar
la importancia del mecanismo de generación de un espacio
deportivo junto a una instalación deportiva planificada,
hecho que representa un 17,7% de casos.
Una vez analizados los elementos generadores de espacios
entraremos en el análisis de las características y requisitos
de un parque respecto de las prácticas deportivas.
Un parque urbano es un espacio construido y proyectado
para albergar actividades humanas, en los que incorporar
una serie de elementos y actividades de tipo contemplativo
y recreativo en el que se destacan tres elementos principales:
las circulaciones, las zonas de estancia y las áreas verdes.
Para su análisis nos centraremos en los siguientes elementos:
· Relación entorno-proyecto. Interesará especialmente
la relación entre el parque y las zonas residenciales del
entorno así como los límites del parque.
· Conexión con vías peatonales y comerciales
exteriores
· Legibilidad, continuidad y accesibilidad
de los recorridos internos
· Proporción y dimensión de los espacios de
estancia y prácticas deportivas
· Localización, cantidad y dimensión del mobiliario
y del equipamiento deportivo
Estos elementos nos van a permitir caracterizar la
vitalidad del parque, la significancia para su entorno,
la coherencia en el diseño, la accesibilidad y control de
sus partes, la seguridad y su adaptación a las prácticas
deportivas.
Una primera característica es la escala del espacio.
Los elementos de planificación definen parques metropolitanos,
urbanos y de barrio. No obstante, los usos de los espacios
corresponden en su gran mayoría a prácticas de barrio. Así,
por ejemplo, un espacio como el Parque de la Trinitat, por su dimensión
y por su situación podría ser considerado un parque metropolitano
o cuanto menos urbano. Se constata, no obstante, que los
usuarios de los espacios son fundamentalmente usuarios del
barrio. Los usuarios de un espacio en un 80% viven a menos
de 500
m del espacio de usos. Tan solo en
espacios muy emblemáticos como es el ejemplo del Parque
de La
Ciutadella existe un cierto uso cotidiano
propiamente urbano.
Si analizamos las prácticas deportivas y su entorno
(ver fig. 3) observamos que la presencia de la vivienda
(71,0%) es un factor clave para el arraigo de una red deportiva.
Junto a ella está muy presente la existencia de parques
(72,6%) que, como hemos visto, es un elemento clave como
tipología de espacio. Así mismo, es de destacar la presencia
de vías de comunicación y en especial en los espacios adaptados
para prácticas deportivas y la presencia de comercio en
un 46,8% de casos. Finalmente es de subrayar la presencia
de descampados en un 30,6% de casos, asociados en una parte
significativa a espacios improvisados.
Parque de la Pegaso y Parque del Poble Nou: dos entornos contrapuestos
El parque de la Pegaso es el resultado de
una reconversión de un área urbana dedicada a la industria
automotriz. El parque (ver fig. 4) viene definido como una
forma trapezoidal delimitada por una trama irregular
que posee un entorno de edificaciones de uso residencial.
En cambio, el parque del Poble Nou se sitúa en un
área de transformación urbana del frente marítimo de Barcelona
y se extiende longitudinalmente en una franja paralela a
la ronda litoral que en su primer tramo viene definida,
por un lado, por el muro del cementerio y, por el otro,
por el paso a nivel inferior de la misma ronda. La comparación
de estos dos entornos nos muestra que el Parque de la Pegaso ofrece de entrada un mayor potencial de actividad
que el Parque del Poble Nou, donde la parte deportiva se
habría podido integrar mejor sobre el eje residencial de
la Rambla del Poble Nou y dejar
el sector destinado a prácticas deportivas como más contemplativo
y de paseo.
Fig. 2 Parque de la Pegaso (arriba); Parque del Poble Nou (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
El parque de la Trinitat y la plaza Boticelli,
surgen como espacios urbanizados asociados a ejes viarios
principales de la ciudad construidos con ocasión de la preparación
de los Juegos Olímpicos de 1992. El Parque de Trinitat
y la Plaza
de Boticelli son dos ejemplos a distintas escalas en los
que se aprovecha un nudo viario (nudo de Trinitat y rotonda
de Boticelli) para generar un espacio de prácticas deportivas
en el que se ofrece accesibilidad a una zona residencial
adyacente.
El nudo de la Trinidad resuelve la conexión de la rondas Litoral
y de Dalt de Barcelona con los
principales accesos viarios a la ciudad; proponiendo un
gran parque en su interior, en las inmediaciones del rio
Besós.
El acceso principal es un espacio abierto apergolado
y arborizado que sirve de antesala al ingreso al parque
y ofrece conexión al barrio residencial. El parque se organiza
a través de un sistema de recorridos radioconcéntricos
con dos entradas, una principal que da acceso a la estación
del metro y otra hacia el barrio. El sistema de accesos
y circulación planteado es claro y legible, ya que aprovecha
la cercanía al barrio de la
Trinitat y su unión a través del soterramiento
viario.
El programa del parque se articula según una franja
exterior en forma de atrio del parque que permite el descanso,
la estancia y encuentros en pequeños grupos, la primera
franja interior que agrupa las actividades deportivas principales
(tenis y frontón) con espacios verdes y también las adaptadas
(básquet y tenis de mesa) situadas en los accesos; una segunda
franja donde se localiza el estanque y los jardines para
actividades contemplativas y una tercera franja donde se
localizan espacios verdes que sirven de fondo y límite posterior
al parque. Dentro de esta distribución de actividades se
observa una gradación en la intensidad de uso de mayor actividad
a menor desde el exterior hacia el interior, que confiere
orden al parque y que favorece una combinación de actividades.
Fig. 3 Plaza Boticelli (arriba); Parque de la Trinitat (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
La plaza Boticelli, forma parte de la solución vial
que conecta la
Ronda de Dalt con el Túnel de la
Rovira, limitando los barrios del Carmel
y de Horta. El sistema infraestructural está compuesto por
un tramo viario y dos rotondas, que a manera de “park way”
incorporan en su interior áreas verdes y de prácticas deportivas.
La
Plaza Boticelli es la rotonda inicial superior
de esta propuesta viaria urbana que incorpora en su interior,
y a una cota inferior, un pequeño parque con área deportiva,
con un entorno urbano caracterizado por actividades residenciales
en un costado y de equipamientos por el otro. Si bien dispone
de dos accesos, en realidad solo se utiliza un acceso que
ofrece una conexión directa con un sector de viviendas del
barrio de Horta, que cruza la vía a distinto nivel.
La plaza Boticelli presenta unas zonas ajardinadas
y dos espacios para la práctica deportiva, uno para petanca
y otro que aprovecha uno de sus túneles de acceso como espacio
adaptado para prácticas de escalada. El programa de usos
que conviven puntualmente no se relaciona eficientemente,
ni con el conjunto del parque lineal planteado ni con su
desconfigurado entorno.
Estos dos casos muestran, como a pesar de las dificultades
en su diseño, es posible adaptar para prácticas deportivas
espacios asociados una infraestructura viaria, siempre y
cuando exista una zona residencial que disponga de fácil
acceso al espacio, y que además, sus actividades deportivas
y de ocio no estén limitadas por la contaminación sonora
del espacio vial.
A continuación se analizarán propiamente los parques
y su adaptabilidad a la práctica deportiva.
La forma del parque condiciona el desarrollo de las
actividades en sus espacios públicos. Es por ello que distinguiremos
entre elementos de la forma del parque y de su relación
entorno-proyecto y elementos asociados a las actividades
y relaciones del parque. Para ello utilizaremos la siguiente
distinción:
a) Determinantes de la forma como límite y de
la relación entorno-proyecto
Se analizará, por un lado, la definición geométrica
del espacio, lo que determinará la forma y el tamaño del
espacio, y la forma del perímetro para determinar si presenta
una forma regular o irregular, y si es simple o compuesto.
Para su valoración vamos a centrarnos en que el espacio
sea formalmente reconocible, en la evaluación del tamaño
y en su superficie de inclinación.
Por otro lado se caracterizarán los límites: edificado,
vial, cerramientos naturales o artificiales, límites naturales
y si lo son visualmente y físicamente.
b) Determinantes de las redes de relaciones en
el parque determinados por los generadores de actividades
y los recorridos que permiten estas relaciones
Para ello se caracterizará la distribución de espacios
y el mobiliario y equipamiento asociado y las relaciones
que los unen:
· Espacios principales (contemplación, estancia,
deportes)
· Mobiliario y equipamiento
· Red de recorridos principales (accesos y
red de recorridos) y de sus accesos desde el exterior.
Se valorará la centralidad de los espacios y su articulación
con la red de recorridos principales, y en especial los
espacios asociados a las prácticas deportivas. Con esta
metodología de análisis se han representado los 30 casos,
una muestra de los cuales se presentan en las figuras 5,
6, 7, 8, 12 y 13.
Parque de les Aigües y Jardin de Les
Infantes como dos ejemplos de parques contrapuestos: abierto
frente a cerrado
El caso del Parque de les Aigües y del Jardin de
les Infantes representa el contraste de dos parques de barrio,
los dos con un entorno de uso residencial y de equipamientos
consolidado, pero el primero con un jardín urbano cerrado
e introvertido, mientras que el segundo viene definido como
un jardín urbano abierto.
En el parque de les Aigües, la permeabilidad del
recinto está bastante limitada por la condición de clausura
que le confiere el cerramiento con muros. La accesibilidad
y circulación se resuelve con la conexión de las dos zonas
predominantes diferenciadas –una llana y otra inclinada-,
a través de un recorrido principal curvilíneo que atraviesa
el parque, de manera bastante clara y contundente, pero
de débil conexión con los espacios mas alejados, uno de
ellos el frontón (ver fig.6). Por su carácter de recinto,
presenta problemas de segregación respecto al entorno, el
cual no es partícipe de todo el potencial que comporta la
vecindad con un jardín urbano, ni por visibilidad, ni en
cuanto a relación física, pudiendo ofrecer una mejora cualitativa
de las calles adyacentes. De esta forma, la práctica deportiva
del frontón está aislada del contexto y es puramente residual.
Fig. 4 Jardín de les Infantes (arriba); Parque de les Aigües
(abajo)
Fuente:
Elaboración propia
En el caso del Jardín de Les Infantes, prima su condición
inicial de espacio abierto, con un borde perimetral formado
por zonas ajardinadas que actúan como límite natural hacia
su entorno, pero que no afecta las relaciones visuales y
define los accesos. Presenta una geometría de recorridos,
bastante simétrica y formalmente autónoma. El uso de un
recorrido anular concéntrico, al cual se le conectan cuatro
caminos radiales en diagonal, permite un uso intensivo del
parque, antesala a la escuela y el polideportivo, dos equipamientos
importantes para el barrio. El parque ofrece muchas posibilidades
a su entorno y su uso es variado e intenso, pero su diseño
le otorga pocas posibilidades de favorecer cualitativamente
la práctica de los usos a los que esta sometido. Los espacios
para el deporte, por ejemplo el baloncesto y tenis de mesa,
se encuentran dispuestos de manera improvisada y en determinados
momentos causan incompatibilidad con el transito peatonal
de paso. Podemos concluir de esta contraposición que siempre
será favorable que las prácticas deportivas se sitúen en
espacios abiertos y de relación con el entorno, como es
el caso del Jardín de les Infantes, pero habrá que cuidar
su diseño, que en muchos proyectos no está previsto de antemano,
ni pensado en complementariedad con las circulaciones, y
ello provoca ciertas ineficiencias.
A continuación analizaremos dos parques -del Clot y de Joan Miró- de una mayor complejidad y con dos planteamientos
radicalmente diferentes. El parque del Clot se localiza
en un sector residencial con actividades comerciales y de
antiguas industrias, con un tejido urbano desordenado donde
la trama del ensanche se disuelve. El barrio esta atravesado por importantes ejes arteriales de la
ciudad, que convergen en el nudo de la
Plaza de las Glorias, intersección que
representa un espacio de centralidad de la ciudad y que
en la actualidad se encuentra en plena transformación.
La implantación del parque se debe a la reconversión
de un espacio de uso industrial, lo que condiciona la forma
del solar, los desniveles y algunos restos arquitectónicos
de la fábrica preexistente, elementos que en su conjunto
se asumen en el proyecto del parque.
El parque del Clot (ver
fig. 7) presenta una estructura interna principal en forma
de “V” formada por dos ejes longitudinales, cruzada transversalmente
por un tercer eje cercano a su vértice. El recorrido principal
longitudinal, que corresponde con el espacio de transición
calle-parque, cumple funciones de acceso y de distribución
en su continuidad longitudinal. El segundo recorrido parte
del vértice en unión con el eje calle-parque atravesando
el parque en diagonal para conectar con una plazoleta, cumpliendo
la función de eje de distribución interna. Por su parte,
el eje transversal, más corto en longitud, aporta dos accesos
que relacionan importantes destinos del barrio, dos centros
de actividad (el mercado y centro comercial) que, además
de ofrecer actividades comerciales, brindan conexión con
el metro. Por otro lado, la estructura básica de recorridos
del parque es legible y permite una orientación rápida.
En pocas palabras, la estructura de recorridos interna y
externa esta articulada dando continuidad a los tejidos
circundantes.
Fig. 5 Parque de Joan Miró (arriba); Parque del Clot
(abajo)
Fuente:
Elaboración propia
Si comparamos el parque del Clot
con el de Joan Miró constatamos que este último presenta
un entorno parecido. Se encuentra ubicado en el límite entre
el distrito del Eixample y el
de Sants-Montjuïc
y junto a la calle Tarragona, eje de transformación urbana
de oficinas y hoteles que conecta la
Plaza Espanya y la estación de Sants, y en el que se reconvierte la actual plaza de toros
en centro comercial y de ocio. El solar de forma cuadrada
y de una dimensión equivalente a cuatro manzanas del Ensanche,
proviene de una operación de deshabilitación del antiguo matadero municipal. El parque
debe responder, por un parte, a un entorno próximo de tejido
residencial del ensanche y, por otra, a las condiciones
cambiantes de un frente destinado a oficinas y actividades
comerciales.
Pero a diferencia del Parque del Clot, en el Parque de Joan Miró el acceso es más complicado.
Se accede mediante espacios que presentan cambios de nivel
con escaleras y rampas, y recorridos zigzagueantes (ver
fig. 8), hecho que dificulta la accesibilidad y limita la
orientación y una relación directa con el entorno inmediato.
Por otra parte, el interior del parque se estructura a partir
de la agrupación centralizada de una serie de espacios configurados
con pérgolas y espesa arborización, que se interconectan
entre si, pero que se relacionan muy débilmente con el exterior.
Este diseño tiene consecuencias negativas ya que el parque
es apropiado por la población desde sus bordes, pero no
existe un eje central de circulación que ofrezca centralidad
a las actividades en su interior.
Fig. 6 Recorrido transversal en el Parque del Clot
(arriba);
Recorrido transversal en el Parque de Joan Miró (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
Si comparamos ahora las actividades de los dos parques
en su detalle, observamos que el parque del Clot contempla
espacios de diversa índole, dentro de un espectro de usos
que comprende los de una recreación pasiva o recorrido contemplativo
hasta los de recreación deportiva o uso polivalente. Las
actividades se distribuyen básicamente en tres franjas transversales,
en la primera se sitúan los espacios dedicados a juegos
infantiles dentro de un ambiente arbolado y de pavimento
blando con arena, la segunda o central contiene una amplia
explanada polivalente a una cota más baja y en material
duro, donde se desarrollan las principales actividades deportivas
–frontón, baloncesto, minifútbol, patinaje, etc.- y que
se aprovecha además para celebrar acontecimientos públicos.
Finalmente, en la tercera franja, se encuentran los espacios
para actividades más relajadas alrededor de un montículo
ajardinado y con senderos que se caracteriza por limitarse
con diversos muros de la fábrica preexistente y una fuente
ornamental.
Es de destacar la mezcla articulada de las distintas
actividades del parque, donde las diferenciaciones físicas
de los espacios son sutiles y bien logradas, creando además
de un conjunto unitario y variado a la vez, un parque de
apropiación intensa, casual, directa y cotidiana del vecindario,
donde no se recurre al uso de cerramientos y donde la zona
deportiva juega un papel relevante por su situación central
visible y controlada pero con alta complementariedad formal
y funcional hacia el parque en sí y hacia el entorno urbano
circundante.
En el Parque de Joan Miró, en cambio, se programa
con una rica combinación de actividades, que van desde el
uso intenso y urbano de una plaza dura, áreas ajardinadas
apergoladas, áreas deportivas y hasta una biblioteca infantil
para el barrio. Pero el resultado, en general, es el de
un parque compuesto por espacios fuertemente compartimentados,
con una complicada estructura de circulación interna, donde
los recorridos son de escasa legibilidad y
se desvinculan de los accesos y ejes de relación
con la trama del urbana del barrio.
En cuanto a las zonas destinadas al deporte (campo multiusos,
baloncesto, tenis, etc.) de ubicación central se perciben
como una concentración volumétrica de espacios limitados
por vallas, vegetación y muros, de complicado acceso tanto
desde el interior del parque como desde su exterior, aspecto
que contrasta con las condiciones del espacio que es en
el fondo una gran esplanada.
Fig. 7 Prácticas deportivas: Parque de Joan Miró (arriba); Parque del Clot (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
Se constata pues, la importancia de unos buenos accesos
y de unas circulaciones centrales, claras y legibles que
articulen el parque y aseguren sus circulaciones a través
de él, como es el caso favorable del Parque del Clot frente
al caso desfavorable del Parque de Joan Miró (ver fig. 8).
A pesar del factor positivo que representa situar
de forma central las actividades de un parque y entre ellas
las deportivas, se constata que la posición del espacio
específico para la práctica deportiva se sitúa en la mayoría
de casos en una posición periférica (54,8%) o en una posición
adjunta (12,9%). Y tan solo en una proporción menor se sitúa
en una posición central (32,3%). Además, se observa que,
en general, el mobiliario típico implementado en estos espacios
de forma institucional a través de las cestas de baloncesto
o de las mesas de tenis de mesa se sitúa en la mayoría de
casos en espacios residuales. Es decir, acaba siendo un
espacio doblemente residual. Parece que muchas veces el
espacio para el deporte es aquel espacio residual que queda
una vez planificado un espacio público, cuando debería ser
todo lo contrario, un elemento central.
Plaza
dels Angels y Plaza dels
Països Catalans: un espacio central y un espacio segregado unidos
por un diseño adaptado
a la práctica del skate
La contraposición entre la Plaza dels Angels y la Plaza dels Països Catalans
es un ejemplo de la reflexión anterior. La plaza dels Angels
se localiza en el barrio el Raval y forma parte de una serie
de actuaciones urbanísticas para la recuperación del centro
histórico mediante la creación de una centralidad cultural.
Su diseño es el resultado de varios museos que la delimitan:
el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el
edificio del Fomento de Artes Decorativas (FAD), el Centro
de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). La zona en
la actualidad tiene un intenso uso donde conviven diversas
actividades urbanas por parte de paseantes, turistas y vecinos.
Erigida como una plaza dura, presenta un suelo en plataforma
única, con mobiliario mínimo y arborización inexistente.
Es de destacar, que la permeabilidad de la plaza dels Angels
es elevada y con un intenso uso peatonal, de tal forma de
sus verdaderos límites se disuelven hasta donde llegan los
recorridos que atraviesan los edificios o las calles peatonales.
La plaza dels Angels alberga las actividades urbanas
públicas con bastante flexibilidad, para vecinos y visitantes.
Así el caminar, el divagar y el sentarse tienen diversas
posibilidades de realización, con distinta intensidad según
cada espacio, hecho que también explica, porque la Plaza del Angels se concreta
como ámbito privilegiado para el uso espontáneo de la práctica
del skate e incluso del fútbol callejero, mientras los espacios
interiores del MACBA y CCCB se decantan hacia usos de tipo
más pasivo. Cabría señalar, no obstante, que las actividades
de barrio están hasta cierto punto ausentes por una falta
de mobiliario y actividades en los bordes de la plaza al
servicio del barrio.
Fig. 8 Dos espacios cuyo diseño y mobiliario han atraído la práctica del Skate:
Plaza dels Angels (arriba) y Plaza dels Països Catalans (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
Fig. 9 Plaza dels Angels (arriba); Plaza dels Països
Catalans (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
La plaza dels Països Catalans, está planteada como
un espacio para servir de antesala a la estación de ferrocarriles
del mismo nombre. Su entorno está caracterizado por una
confluencia de importantes ejes viarios y de tejidos urbanos
bastante diversos tanto en su morfología de manzana, trazado
de calles, como por los edificios que le dan fachada, que
son de diversas formas, tamaños y alturas, siendo la solución
proyectual un sistema de pérgolas que intenta ofrecer un
cierto orden en un gran espacio abierto sin bordes definidos
claramente.
Siendo considerada arquitectónicamente como una plaza
dura, es un espacio que por la flexibilidad que le impone
esta condición, debería - formal y funcionalmente- ser un
espacio de mediación que unificase la heterogeneidad que
le ofrece su entorno, dando respuesta no solo a la fachada
de acceso a la estación ferroviaria sino también, por una
parte, a los edificios de oficinas, residencia, y por otra
también, a las estaciones de autobuses, metro y parking
que le conceden un importante rol de intercambiador modal
de transporte.
En cambio, en la Plaza dels Països Catalans, las condiciones de accesibilidad
y circulación se caracterizan por una circulación perimétrica
externa intensa, a través de recorridos peatonales y de
una circulación de vehículos, y por otro lado de una circulación
peatonal interna de la plaza muy débil que conecta el eje
principal de la plaza con su entorno. En conclusión, la
continuidad y complementariedad de los distintos flujos
y recorridos es baja y no articula los recorridos y conexiones
que podrían pasar por el centro de la plaza en vez de contornearla.
En el fondo, en la plaza dels Països Catalans la
segregación de su parte central, debida a los límites situados
burdamente, generan un bajo uso de sus espacios centrales,
privilegiándose la condición de vacío, que ha consolidado
la plaza e incluso su mobiliario en su conjunto como un
lugar adaptado para las prácticas deportivas del skate.
En los dos espacios se llega, de hecho, a una práctica
del skate, que se ha hecho dueño de los dos espacios. Pero
mientras en la
Plaza dels Països Catalans no se comparte
con ningún otro uso, en la Plaza dels Angels, el skate
convive con una gran diversidad de recorridos peatonales
y actividades.
El mobiliario y las prácticas
deportivas
Las prácticas deportivas informales en el espacio
público quedan condicionadas por el diseño del mobiliario,
y a su vez, generan nuevo mobiliario. Una primera constatación
de las observaciones en los distintos espacios es que el
diseño del espacio público está muy compartimentado inicialmente
en su diseño y posteriormente en su gestión. A la segregación
predominante de las prácticas deportivas en los espacios
diseñados, se une que luego, en la gestión de los espacios,
se terminan colocando los tres packs
de un parque que se precie: área de juego recreativo para
niños, área de pipi-can, y área para prácticas deportivas.
Este último grupo va asociado al pack
de mobiliario: canastas de baloncesto, mesas para el tenis
de mesa y recintos de petanca. Estos espacios que son ubicados
en una última fase podrian ser
unos elementos claves en el diseño del parque y fomentadores
de redes sociales generadoras de capital social. Pero desgraciadamente
se sitúan en el residuo del residuo. Es decir, de la zona
deportiva como elemento periférico del parque, se sitúa
el mobiliario deportivo como el elemento a poner en valor
aquellos espacios residuales.
A pesar de ello, y ante los espacios no diseñados
para las prácticas deportivas en las partes centrales, los
usuarios generan fenómenos de reapropiación de mobiliario
existente en el espacio público como es el caso de la delimitación
de una portería (ver fig.10) o literalmente de autoconstrucción
de mobiliario para la práctica deportiva como es el caso
del Skate (ver fig. 10).
Fig. 10 Ejemplos de adaptación del mobiliario existente (Fútbol)
o de construcción de un nuevo mobiliario (Skate)
Fuente:
Elaboración propia
En general el mobiliario deportivo es un elemento
puesto en valor por los ciudadanos y usuarios de los espacios
públicos. Tan solo en aquellos espacios donde no ha existido
una apropiación por parte del vecindario se han generado
mecanismos de abandono y destrucción, como es el caso de
los equipamientos deportivos construidos en Bon
Pastor (ver fig. 11)
Fig. 11 Ejemplos de mobiliario adaptado posteriormente para skate (arriba)
o de mobiliario abandonado (abajo)
Fuente:
Elaboración propia
Una primera constatación es la presencia mayoritaria
de tres elementos de mobiliario característicos de los parques
y plazas y que son, por un lado, las cestas de baloncesto
(51,6%) y las mesas para la práctica del tenis de mesa (46,8%),
asociadas a un acuerdo con una entidad de seguros. Y por
otro lado los espacios de la petanca (41,9%), que junto
a los pipi-can y los espacios de
juegos para niños son una constante en los parques y plazas.
A una cierta distancia se encuentran las porterías de fútbol
(30,6%)
Una constatación significativa es que no existe una
correspondencia entre el porcentaje de presencia de la práctica
deportiva y la presencia del mobiliario asociado a cada
una de ellas. Se constata, por ejemplo, que el fútbol es
la práctica más presente entre las redes analizadas y, en
cambio, la disponibilidad de porterías de fútbol no es muy
elevada.
Tabla 2. Reparto comparativo de las prácticas y del mobiliario
Fuente:
Elaboración propia
De la misma forma, se observa que el mobiliario más
común es el formado por las cestas de baloncesto (51,6%
de espacios), mesas para tenis de mesa (46,8%) y la petanca
(41,9%), cuando las prácticas respectivas eran tan solo
de 19,4%, 8,1% y 4,8%. En cambio si realizamos la comparación
en el caso del frontón observamos que la práctica se encuentra
en un 9,7% de casos frente a un mobiliario del 11,3%. Esta
es la práctica que tiene un ajuste mejor entre oferta y
demanda. No es así en el caso de la petanca que tiene una
relación de 8,7 entre oferta (41,9% de espacios) y demanda
(4,8% de casos). La tabla adjunta nos pone en evidencia
que la política de situar unas pistas de petanca por un
lado y de unas cestas de baloncesto y unas mesas de tenis
por otro como práctica de planificación común en este tipo
de espacios no tiene en todos los casos una justificación
evidente. Mientras que la práctica del baloncesto se corresponde
a la práctica (2,7%), no sucede lo mismo en el caso de la
petanca (8,7%) ni del tenis de mesa (5,8%). Y por otro lado
se aprecia la necesidad de reconsiderar la baja oferta de
espacios para el frontón (1,2%) y el fútbol (1,3%). Estas
consideraciones estan limitadas por la representatividad de la muestra, ya
que por ejemplo la presencia de la petanca es mucho mayor
que la de la muestra estudiada, pero en cualquier caso sería
muy interesante generar una base de datos de redes de prácticas
deportivas informales y analizar su correspondencia con
la oferta de mobiliario.
La caracterización de las distintas tipologías de
espacios para prácticas deportivas informales nos pone en
evidencia el valor de los parques como espacios de referencia
de la planificación urbana asociada al deporte en el espacio
público. Es de destacar el rol de las infraestructuras viarias
como generadores de espacios para prácticas deportivas,
así como de los equipamientos deportivos como atractores
de nuevos espacios de prácticas deportivas a su alrededor.
Tras definir los elementos claves para el diseño de los
parques, desde la perspectiva del deporte, hemos extraído
aquellos elementos que nos parecen claves para una buena
sinergia entre espacio público y práctica deportiva. Una
primera es la importancia de la relación del parque con
su entorno, como nos lo muestran los ejemplos de los parques
de la Pegaso
y del Poble Nou. La relación con la residencia, un
elemento clave para la buena catalización de una práctica
deportiva, queda demostrada con los ejemplos del Parque
de la
Trinitat y de la Plaza Boticelli.
Ya entrando en el diseño propio del parque
constatamos el rol clave que puede ejercer la permeabilidad
de los límites y la continuidad de los ejes de relación
peatonales. Los ejemplos del Parque de les Aigües y los
Jardins de Les Infantes nos muestran el valor positivo de
un espacio abierto y permeable. De la misma forma, los ejemplos
de los Parques del Clot y de Joan Miró nos muestran la importancia
de unos ejes claros y legibles que crucen el espacio para
que den centralidad a las actividades y, entre ellas, las
deportivas. Se constata que hay una tendencia a situar las
actividades en posiciones periféricas, pero que en los casos
en los que se han erigido en una posición central, las redes
sociales generadas ocupan todo su potencial como generadores
de capital social. En este sentido, se puede establecer
una correspondencia entre centralidad y complementariedad
y entre posición periférica y segregación de las actividades.
Así por ejemplo, el skate ocupa dos espacios de forma central
o generando un espacio segregado como es el caso respectivamente
de la Plaza
dels Angels y la
Plaza dels Països Catalans, unidos por
un diseño adaptado a la práctica del skate. Finalmente,
si analizamos el rol del mobiliario en las prácticas deportivas
informales observamos que existe una cierta tendencia a
repetir un mobiliario (cestas, tenis de mesa y petanca)
frente a otras prácticas que tendrían mayor acogida (frontón
y fútbol) en los que no es necesario ir a formatos estándar.
Todas estas consideraciones, no son más que un primer ejercicio
entre diseño urbano y deporte cada vez más necesario.
Borja,
J.; Muxi Z.:, L´espai
públic: ciutat i ciutadania, Barcelona: Ed Diputació
de Barcelona, 2001.
Herce, M.; Magrinyà, F.; Miró, J.: L'espai urbà de la mobilitat, Barcelona,
Edicions UPC, 2007.
Magrinyà, F.: "Urbanismo de redes y planeamiento
urbano", Revista
de Obras Públicas, OP, Urbanismo II, Junio, 1998, pp.48-57.
Magrinyà, F.: "Barcelone, du Plan Cerdà aux
jeux olympiques", En: Cuillier, F.: Les
débats sur la ville, Bordeaux: Editions Confluences,
1999, p.111-121.