El Programa
Gestión de la Ciudad de la UOC se puede definir como algo
parecido a la famosa fórmula de Clausewitz: la guerra es
la continuación de la política por otros medios. Nosotros
podríamos definir nuestra manera de entender el Urbanismo
y la Gestión de la Ciudad como la continuación de
la guerra y de la política por otros medios.
¿Contra quién es esta guerra incruenta?
Recientemente un periodista nos preguntó: ¿hay un
urbanismo de izquierdas y otro de derechas? No, el urbanismo es
de izquierdas y la especulación es de derechas. Nuestra guerra
es contra la desregulación urbanística, la propiedad
del suelo o la apropiación de las plusvalías por parte
de los agentes privados generadas por el desarrollo de la ciudad,
contra las políticas públicas sumisas al mercado,
la segregación social y el crecimiento insostenible, contra
la difusión urbana que es la muerte de la ciudad, el miedo
y la distinción que multiplica enclaves territoriales, contra
la multiplicación de organismos y de procedimientos opacos
como forma no democrática de gobernabilidad metropolitana,
contra el abandono de la vocación de reforma social y de
lucha permanente contra las desigualdades que son la razón
de ser del urbanismo moderno.
¿Quiénes somos los promotores de este Programa universitario
que propone una enseñanza alternativa a la que casi siempre
predomina en las Universidades?
El Programa Gestión de la ciudad nació de una demanda
inicial de la Universitat de Barcelona, a mediados de los años
90, que nos pidió que inventáramos un postgrado sobre
Temas Urbanos que pudiera interesar a gentes de distintos países
y de formación diversa. El pequeño equipo que asumió
esta tarea había trabajado desde finales de los 60 o principios
de los 70 en tres frentes: como "entristas" o profesionales
emboscados en organismos técnicos del gobierno o del ayuntamiento
de Barcelona, en la crítica urbana desde el CEUMT (*), colegios
profesionales y revistas y en el apoyo a los movimientos reivindicativos
ciudadanos o barriales.
La consecución de la democracia y la constitución
de un gobierno progresista en Barcelona (1979) llevó a alguno
de nosotros a asumir responsabilidades políticas o técnicas
en el ayuntamiento o en organismos metropolitanos o autónomicos,
mientras que otros compañeros trabajaban en programas o proyectos
públicos desde su campo profesional o universitario. Así
fue hasta la década de los 90, luego por razones propias
de la política en democracia se produjo progresivamente un
retorno a la vida profesional y correlativamente una relativa desvinculación
de las instituciones.
En nuestro caso substituimos a finales de los 90 el servicio público
directo o indirecto municipal por el universitario. Y la demanda
que se nos hizo nos llevo a reflexionar sobre la formación
de técnicos y funcionarios, de cargos políticos e
investigadores universitarios, de líderes sociales y activistas
de ONGs.
Los procesos de formación en la gestión de la ciudad
o urbanismo en sentido amplio eran, y continúan siendo en
general, de dos tipos. El formal es el que se realiza en las facultades
especializadas en un aspecto de lo urbano: Ingeniería, Arquitectura,
Geografía, Derecho, Economía, Sociología, Ciencias
Ambientales, etc. Es decir se produce un déficit de integralidad.
Además en la mayoría de casos o bien la formación
es analítica pero no orientada a la intervención sobre
el territorio (razón de ser del urbanismo y de la gestión
de la ciudad en general) o bien existe reducción de esta
intervención a un aspecto formal unidimensional (la morfología
edificatoria o el diseño de una infraestructura).
La formación
informal es la que se da en la práctica profesional, política
o social, la cual por razones obvias no es sistemática y
por lo tanto es escasamente acumulable y transmisible. Ciertamente
el urbanismo en sentido amplio nace históricamente de la
práctica y sus progresos se verifican en la acción.
Por esta razón la investigación comparativa de casos
es tan importante en esta disciplina, pero también es cierto
que sin una sistematización conceptual los progresos prácticos
y la capacidad de formación quedan muy limitados.
Ante el reto de "inventar" una formación en "Gestión
de la ciudad y urbanismo" partimos de la base de definir cinco
principios orientadores para elaborar los contenidos de los programas,
el perfil de los profesores, el público al que nos dirigíamos
y la metodología docente.
Concebimos el urbanismo y la gestión de la ciudad en sentido
amplio (anglosajón) que incluye: tanto la intervención
y el estudio referidos al desarrollo urbano, a la reforma y mejora
de la ciudad como la organización y funcionamiento de la
misma y su capacidad de hacer efectivos los derechos de los ciudadanos.
Se incluyen en consecuencia tanto las dimensiones físicas,
geográficas, morfológicas, logísticas, ambientales,
infraestructurales y arquitectónicas como las sociales, culturales,
económicas, jurídicas o políticas.
El objetivo formativo es transmitir elementos comunes a las distintas
profesiones y roles, estimular la visión crítica de
la realidad y la voluntad reformadora y proporcionar, a partir de
los casos, criterios y métodos de intervención en
la ciudad. Para ello el equipo docente está formado principalmente
por profesionales con amplia experiencia como ejecutivos políticos
o técnicos de la gestión de ciudad tanto en la dimensión
urbanística como socio-económica. En la enseñanza
las exposiciones sistemáticas de carácter teórico
deben estar siempre vinculadas a su aplicación práctica
lo cual se consigue relacionando los criterios generales con los
casos concretos.
Nuestro Programa de formación-debate se desarrolla hoy principalmente
por medio de la enseñanza virtual (no presencial), lo cual
puede añadir un plus al proceso formativo puesto que multiplica
las posibilidades de relación y de conocimiento de situaciones
y dinámicas distintas o similares que se dan en sociedades
y territorios muy distintos. Se mantiene el núcleo inicial
de directores (Jordi Borja y Manuel Herce) y de autores, es decir
la generación que ha desarrollado una práctica profesional
y política desde finales de los años 60 o en la década
siguiente. El equipo se ha completado con profesionales más
jóvenes con los que hemos trabajado desde finales de los
90 o principios del 2000.
A lo largo de los 4 años que han transcurrido desde que iniciamos
este Programa han seguido nuestros cursos de master y postgrado
un millar de "alumnos", la gran mayoría con experiencia
profesional y de distintas ciudades españolas y latinoamericanas.
Hemos podido comprobar que estamos contribuyendo a llenar un vacío
puesto que el tipo de formación que impartimos no lo cubren
las facultades universitarias y hemos constatado también
que una parte significativa de nuestros "ex alumnos" han
asumido mayores responsabilidades profesionales.
A continuación
presentamos nuestra Declaración de principios
Declaración de principios del Programa de Gestión
de la Ciudad de la Universitat Oberta de Catalunya
1. En la ciudad los derechos y necesidades de los ciudadanos y el
funcionamiento de los servicios y de las actividades están
fuertemente interrelacionados y requieren intervenciones públicas
integrales. Los problemas son transversales y las respuestas deben
también serlo. Se requiere una cultura básica compartida
por el conjunto de actores públicos y privados, un lenguaje
común que permita entenderse, tanto entre los profesionales
de múltiples especialidades como entre responsables políticos,
activistas sociales y actores económicos.
2. La gestión urbana y el urbanismo son disciplinas políticas
y prácticas. Están orientadas a la acción,
lo que requiere una formación que con frecuencia la enseñanza
académica no proporciona. No se trata de analizar situaciones
problemáticas sino de resolverlas, es decir elaborar soluciones
y tomar decisiones. Lo cual supone comunicación y búsqueda
de consensos y diálogo. Pero también asumir riesgos,
tener capacidad de innovar, mantener firmes los valores de ética
profesional, en resumen asumir un compromiso político.
3. El Urbanismo y las políticas urbanas en general solo adquieren
legitimidad si se basan en valores de libertad e igualdad, si contribuyen
a hacer efectivos los derechos de los ciudadanos, si realizan una
acción reformadora permanente que enfrente las dinámicas
generadoras de exclusiones. Hoy esta actitud se concreta en la voluntad
de hacer ciudad, compacta físicamente, mixta socialmente,
democrática políticamente. Esta acción reformadora
debe inspirarse en horizontes ideales de ciudad futura que orienten
las prácticas del presente.
4. La legitimidad de los planificadores y proyectistas, de los legisladores
y ejecutivos no se deriva únicamente de su representación
política y de sus responsabilidades institucionales, de su
elección o del marco legal o de la competencia técnica.
Este aspecto formal de la democracia solo legitima si va acompañado
de su dimensión material: las políticas públicas
se legitiman si hacen efectivos los derechos de los ciudadanos,
tanto si son derechos reales como programáticos. Las políticas
que crean infraestructuras segregadoras y poco sostenibles, que
facilitan la especulación del suelo, que generan mayores
desigualdades en el espacio urbano, que no crean los servicios necesarios
para la población y en cambio favorecen desarrollos urbanos
lucrativos de iniciativa privada, que permiten acumular grandes
beneficios de promotores y constructores cuyos productos, como la
vivienda, no son accesibles a una mayoría social, estas políticas
pueden ser legales pero no legítimas, exigen rechazo de los
ciudadanos y especialmente de los profesionales, técnicos
o funcionarios a los que se encarga su elaboración o ejecución.
5. El derecho a la ciudad es el lema que nos parece más adecuado
para nuestro Programa de Gestión de la ciudad. Un derecho
que engloba en un todo la vivienda y la movilidad, el policentrismo
y la compacidad de la ciudad, la accesibilidad y la visibilidad
de cada una de sus partes (ser visto, reconocido, en el lugar que
se habita), el espacio público de calidad y los servicios
urbanos universales, la educación y la formación continuada,
el entorno significante y la diversidad social en cada zona habitada,
la salud y la seguridad, el salario ciudadano o renta básica,
la igualdad de derechos civiles, sociales y políticos, la
identidad del lugar de cada zona de la ciudad y de la población
hoy siempre multicultural, la institución política
local democrática con capacidad de autogobierno y el derecho
a la participación de todos los ciudadanos sin distinción
en la elaboración y ejecución de las políticas
públicas.
Barcelona,
1 de abril de 2009
Firmado Equipo del Programa de Gestión de la Ciudad de la
UOC:
Jordi Borja,
Manuel Herce: Directores.
Jaume Curbet: Director del área en Seguridad Urbana.
Albert Arias: Geógrafo.
Majda Drnda: Filóloga.
Mirela Fiori: Arquitecta.
Miguel Mayorga: Arquitecto y Responsable de publicaciones.
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