1.
El Ecourbanismo más allá
del Urbanismo
A
medida que la crisis ecológica se torna más evidente,
cobran fuerza diversas invocaciones con las que se
pretende conjurarla, cual si fueran jaculatorias en
las que depositamos nuestra esperanza, confiando en
su sobrenatural o mágica eficacia. La apelación más
preciada es la de la sostenibilidad, una exhortación
expresada en medio de una considerable confusión terminológica,
que ha acabado, tras el desgaste y la banalización
del propio vocablo, por abarcar también al Ecourbanismo. Precisemos pues, con el objetivo de contribuir
a la construcción de un urbanismo realmente ecológico
y sostenible, sin mistificaciones.(1)
¿Se
puede decir algo sobre el Urbanismo Ecológico sin
limitarse a los aspectos tecnológicos, a la búsqueda
de ahorros, de eficiencia, sin duda necesarios, pero
insuficientes? ¿Se puede añadir algo que no sean trivialidades,
lugares comunes y tópicos? Pensar en una ciudad ecológica,
o mejor dicho en el Ecourbanismo,
es intentar reflexionar acerca de transformaciones
polémicas pero necesarias, no sobre los fútiles juegos
florales que normalmente se nos venden como ecológicos.
La
primera sensación cuando se aborda esta cuestión es
que todo ya está ha dicho, que los principios teóricos
son de una extrema radicalidad y sencillez, y que
el Ecourbanismo se reduce,
al fin y al cabo, a consumir menos, que eso es lo
único verdaderamente ecológico, una propuesta que
la sociedad actual no está dispuesta a aceptar de
buen grado.
Basta
con efectuar una búsqueda en Internet para apreciar
lo que se entiende por Eco-urbanismo en el dominio
público. Una de las más significativas entradas es
la que ofrece nada menos que el Wall
Street Journal (2008). El
portavoz del (neo)liberalismo lo identifica con el
llamado Green Living, añadiendo: “Instead
of adding
eco-friendly touches to existing neighbourhoods,
developers are building
whole new communities
designed along
green principles”. Aquí tenemos
un punto de partida, una discrepancia notable porque
no se trata de construir nuevas urbanizaciones por
completo, ni de añadir toques de aspecto ecológico,
sino de reducir los consumos, aprovechando el patrimonio
edificado y urbanizado existente.
La
respuesta que dan los medios de información y/o conocimiento
de masas, asimilan el Ecourbanismo
a un sueño edulcorado de un futuro imposible e irreal,
lleno de verde (con frecuencia un verde insostenible:
praderas de césped en el mediterráneo, ¡cómo si estuviéramos
en Escocia!, ¡cómo si el césped no fuera un atentado
contra el ecosistema en esas latitudes!), un escenario
donde todo es lindo y verde, un “beautiful
surrounding”, un deseo gatopardiano
de un cambiarlo-todo-para que nada-realmente-cambie.
Pero,
¿tiene algún sentido, alguna viabilidad hablar de
Ecourbanismo en el actual
contexto social y económico?, ¿no estamos condenados
a recibir a cambio alguno de sus sucedáneos?, ¿pueden
aisladamente fructificar las propuestas de Ecourbanismo,
sin ser algo más que simples especulaciones disciplinares,
académicas? Si la sociedad global (mundial) no adquiere
conciencia de que el modelo desarrollista está agotado,
y que su perpetuación nos conduce al auto-ecocidio,
es estúpido e inútil pensar en cómo transformar las
ciudades para hacerlas más “ecológicas”. Me temo que
las cosas no van por ahí, que el sueño de ese Ecourbanismo
de fábula, va a chocar con la pesadilla de una realidad
que se deteriora día a día, que no tendremos más remedio
que plantearnos el Ecourbanismo
como una estrategia de supervivencia (Life
After the Oil Crash,
2008). Ya sé que estos planteamientos serán tildados
de catastrofistas (con una intención de descalificadora);
y quienes los pronostican tendrán la sensación de
padecer el síndrome de Casandra.
Admitamos
de entrada que las ciudades nunca podrán ser 100 %
ecológicas, 100 % sostenibles, de lo que se trata
es de reducir su impacto hasta donde sea posible,
al máximo. Las urbes tienen por definición, por su
propia naturaleza, una repercusión ecológica, una
afección sobre el medio que las rodea, y actualmente
incluso sobre medios y recursos bien lejanos. A principios
de siglo XXI, por primera vez en la historia de la
humanidad, la población urbana superó a la rural.
Si la tendencia no se invierte, y nada apunta en esa
dirección, la población mundial acabará por ser mayoritariamente
urbana. Es, pues, en las ciudades donde se juega gran
parte de la sostenibilidad del
planeta, de su impacto en el ecosistema planetario.
1.1
La idea central del Ecourbanismo
La
existencia de límites y la translimitación Es necesario
insistir en una idea central, axiomática: la existencia
de límites. Es algo tan evidente que parece mentira
que no se haya formulado antes con más precisión:
el planeta tiene límites, es finito y la idea de que
podemos crecer perpetua e infinitamente es ridícula,
sencillamente imposible.
Añadamos
otro dato no tan evidente, pero sobre el que existe
suficiente consenso entre los científicos para que
lo adoptemos como punto de partida: hemos sobrepasado
los límites (Fig. 1), ya hemos roto el equilibrio,
inestable pero equilibrio, del planeta a base de extraer
de él, de consumir, más de lo que nos puede dar. Un
hecho al que se ha denominado translimitación (ecological
overshoot en inglés). Cualquier reflexión sobre el Ecourbanismo debe partir de estos dos supuestos básicos: i)
que el crecimiento tiene límites y, ii)
que ya los hemos sobrepasado.
Con
un corolario inmediato: debemos frenar el crecimiento,
buscando el llamado Estado Estacionario concebido
como etapa de transición hacia un modelo de decrecimiento.
Fig.
1 Huella
ecológica mundial (número de planetas necesarios para
sustentarla). Fuente.: García, Ernest: “El món
enllà dels límits”
30 de enero de 2005, Levante-El Mercantil Valenciano.
Cfr. http://www.terracritica.org/articles.php?idioma=_v&article_id=243
Aplicado
al Urbanismo esto quiere decir que, al menos en el
mundo rico (el Primer Mundo, el “Norte”, los países
hiperconsumidores, como
acordemos en denominarlos), el crecimiento debe ser
cuestionado, debe abandonarse e incluso prohibirse.
La era de los planes de expansión, de extensión, de
ensanche, de crecimiento, de desarrollo,… como se
les quiera llamar, ha finalizado.
El
crecimiento es la hipoteca que nos deja el siglo XX.
El problema del Urbanismo del futuro, de ahora, es
el de como transformar, como aprovechar, como hacer
viables, esas enormes extensiones de tejidos urbanos
que innecesariamente hemos producido. O lo que es
lo mismo, insistiendo en la idea central, ya que hemos
superado los límites, ya que hemos ido demasiado lejos,
ahora hay que pensar en cómo volver a ellos, como
dar marcha atrás, como desandar un camino equívocamente
recorrido.
Hay
una operación matemática que conviene recordar. Es
aquella que permite calcular el tiempo en que una
magnitud sometida a un crecimiento de tasa constante
(crecimiento exponencial) se duplica. Es fácil de
traer a la memoria, es la regla del 69, que establece
el tiempo de doblado en:
T2
» 69 / i; donde “i” es la tasa o porcentaje anual
de aumento, en tanto por cien (2).
Una inocente expresión que da mucho juego; p.e.
si la vivienda aumentó en la década a caballo del
cambio de siglo alrededor de un 14 % anual, eso significa
que cada 5 años dobló su precio.
La
palabra clave es pues decrecimiento, una expresión
que admite pocas tergiversaciones, de término obús
ha sido calificado, mucho más claro e inequívoco que
el de sostenibilidad. En breve, el Urbanismo ecológico
o sostenible, es el Urbanismo del decrecimiento. Ahora
bien, probablemente no podamos dejarnos caer directamente
sobre el decrecimiento, y necesitemos un aterrizaje
que hoy ya no puede ser “suave” sino forzoso, quizás
con un estado intermedio, previo, de frenada: el Estado
Estacionario.
1.2
El choque con una realidad (aparentemente) ciclópea
Las
realidades ciclópeas, monolíticas, a veces se desploman
sin avisar (en Cálculo de Estructuras lo llaman rotura
frágil). Aparentemente la estabilidad del edificio
(económico, social e ideológico) es plena, y sólo
un observador avezado puede percibir los síntomas
del inminente colapso. Después, cuando el derrumbe
se ha producido, todo el mundo es capaz de emitir
profecías retrospectivas explicando perfectamente
el hundimiento (algo así como el “ya lo decía yo”
a propósito del pinchazo o desinflado, de la burbuja
inmobiliaria a la que ahora se apuntan ahora analistas,
comentaristas y tertulianos de todo tipo y pelaje).
Estamos ante una situación análoga, en la que no podemos,
o queremos, percibir las abundantes señales que el
ecosistema planetario nos manda de que no puede más,
que lo hemos literalmente agotado.
Vacas
gordas, vacas magras. No estamos ante una crisis más,
no se trata de un ciclo, de las vacas flacas que suceden
a las gordas. La realidad puede ser mucho más cruda:
llevamos más de 20 años comiéndonos las vacas, y como
sigamos así, en el futuro no habrá vacas, ni hermosas
ni chupadas.
2.
Realidades: Paisajes urbanos después del boom
Acaba
una década larga de “expansión”, de desarrollismo
sin freno, alentado por la conjunción sinérgica de
factores económicos, financieros, legislativos, políticos,
y urbanísticos. Toca hacer balance, inventario de
daños, y pensar medidas paliativas, intentando hacer
Ecourbanismo.
Cómo
frenar una dinámica autodestructiva, y cómo hacerlo
con el menor coste social posible, sin que la salida
del círculo vicioso desarrollista devenga una pesadilla.
2.1
Un parque edificado excesivo, inútil e insostenible
A
corto plazo tendremos que afrontar el problema de
qué hacer con un inmenso parque edificado condenado
a la subutilización; cómo reutilizarlo, si es que
somos capaces. Es imposible que podamos ocupar toda
la formidable extensión que hemos construido; es también
casi imposible que podamos mantenerla. Agotada la
era de la opulencia y el sobreconsumo,
estamos entrando en una etapa de depleción (3).
A medida que avancemos, el encarecimiento de las materias
primas se agravará (hace pocos años esta declaración
habría sido percibida como un agorero vaticinio, hoy
es ya desgraciadamente una realidad). Uno de los factores
críticos lo será la energía. La era de la energía
barata toca a su fin, y ello pondrá al descubierto
que el modelo urbanístico actual sólo se ha podido
implementar porque era muy, excesivamente, barata.
Quizás
no seamos conscientes de la magnitud del parque de
viviendas construidas en este Estado; por no hablar
de la extensión y densidad de las infraestructuras,
si bien en este caso el carácter radial y centralizador
introduce matices significativos (4).
Las
cifras no precisan muchos comentarios: tanto a nivel
estatal como al valenciano, el incremento del parque
residencial ha ido muy delante del incremento demográfico
(triplicando o cuadruplicando su aumento) una tendencia
que con toda seguridad se habrá agravado en el lustro
posterior al censo. En 2001, había en este Estado
una vivienda por cada dos habitantes (1,95 habitantes),
513,08 viviendas/1000 habitantes, una cifra insólita
en el contexto europeo (5),
y mundial (diez años antes la ratio era de 1 vivienda
por 2,26 habitantes; 443,00 viviendas/1000
habitantes),
de las que casi una tercera parte permanecían vacías
o eran dedicadas a un uso parcial, secundarias; un
despilfarro.
Con
el incremento de la construcción entre 2002-2007 las
cifras habrán empeorado; sin ningún género de dudas.
Hasta el 2011 no dispondremos de un nuevo Censo que
refleje fielmente la magnitud del tsunami y de sus
efectos. El propio INE avanza un dato que puede ayudarnos
a entenderlo: las viviendas para las que se concedió
licencia municipal.
Tabla
1. Variación
de población y vivienda 1991-2001 en el Estado español
y el País Valenciano. Fuente: Elaboración propia a
partir de las cifras suministradas por el INE. (*)
El dato aportado por el INE debe ser erróneo, o su
escasa magnitud deberse a un cambio en el criterio
de lo que se considera vivienda secundaria; en cualquier
caso la cifra no se corresponde a la observación de
la realidad del boom de la vivienda secundaria en
el País Valenciano.
El total de viviendas para las que se concedió licencias
entre del 2002 al 2006 suman 2.761.353 (61,76 licencias
o viviendas/1000 habitantes), lo que llevaría el parque
edificado, suponiendo que todas se hubieran construido
a 23.719.353 para una población de 44.708.964 habitantes,
es decir una ratio de 574,84 viviendas /1000 habitantes.
¿Qué vamos a hacer con esta inmensa cantidad de viviendas
subutilizadas, situadas en su mayor parte en zonas
de costoso acceso y mantenimiento, y cuyo uso permanente
está descartado para la mayor parte de ellas, en el
caso de las denominadas “secundarias”? Las posibilidades
de su reutilización, y su evolución serán distintas
en cada caso.
2.2
La resaca inmobiliaria, o balance de daños tras el
tsunami: Escenarios urbanos
En
pocos meses la opinión pública está pasando de una
insensata euforia a un profundo pesimismo; ha sido
el despertar de una borrachera constructora que ha
durado una década
larga.
El
poder, el poder por excelencia, el económico, no pide,
impone, al poder político nuevas reglas. “Se acabó
la fiesta”, ahora hay que limpiar, recoger, arreglar
los destrozos, porque con ellos nos va a tocar vivir.
Pensemos en los escenarios de futuro para distintos
ámbitos urbanos.
Para
todos los ámbitos o tejidos urbanos que vamos a considerar
hay dos criterios fundamentales: reducir los consumos,
junto a un criterio general, impedir el crecimiento.
2.2.1
Los cascos históricos
Mientras
la nueva periferia urbana y metropolitana está siendo
ocupada, parcialmente (de forma plena y significativa
es casi imposible) por una clase media “expulsada”
de las zonas centrales por los altos precios, los
centros históricos se deterioran y vacían. O se “recualifican”
entrando en procesos de elitización (“gentrification”),
ludificación o comercialización - terciarización. Son facetas
diversas de una misma dinámica que saca habitantes
del centro a la periferia, al tiempo que “recualifica”
o remodela, transforma en definitiva, los antiguos
barrios en “centros”, por procesos de vaciamiento
y deterioro como guetos en fase previa a su renovación.
Son etapas diferentes de un único proceso de revalorización
de los centros históricos, de apropiación de las rentas
derivadas de la centralidad, de sus valores simbólicos,
colectivos.
2.2.2
La ciudad consolidada, no “histórica”
Lo
ocurrido con los cascos históricos puede ilustrarnos
acerca de la dinámica a que se van enfrentar también
otras zonas de la ciudad consolidada no tenidas por
“históricas”
(6).
Probablemente
estos tejidos se verán sometidos al mismo doble proceso
desarrollado en la ciudad premoderna: degradación
y/o revalorización (en cualquiera de sus variantes:
gentrificación, terciarización o ludificación).
La decadencia, forzada o “espontánea”, es habitualmente
el paso previo a una posterior revalorización, al
permitir entre otras cosas la expulsión de la población
menos solvente. La degradación social y económica,
suele venir acompañada del deterioro físico o arquitectónico,
que constituye una excelente coartada para las intervenciones
de renovación quirúrgica. Una dinámica, sobradamente
conocida, aplicada hasta ahora a los tejidos urbanos
preindustriales (“históricos”), pero para la que ya
se atisba su traslación a otros ámbitos, a los tejidos
urbanos del XIX y principios del XX.
En
estas áreas, especialmente en aquellas donde ya se
advierten síntomas de declinación, los denominados
“Ensanches menores”, se empiezan a proponer intervenciones
urbanísticas de recalificación, que como no podía
ser menos, incluyen la supuesta sostenibilidad entre
sus objetivos, llegando en los casos más osados a
presentarse como actuaciones Eco-Urbanísticas.
Un
ejemplo, admitamos que bienintencionado, pero equivocado
en sus planteamientos es el plan de intervención bautizado
y presentado en sociedad recientemente como “Russafa
Mosaic Sostenible” (Fig.2
y 3) para el barrio valenciano homónimo.
Fig.
2 Russafa
Mossaic
Sostenible. Un plan que incluye piscinas y jardines
en las cubiertas de edificios estructuralmente vulnerables.
Fuente: Plan Especial de Reforma Interior de Russafa
Fig.
3 Eficiencia,
ahorro, tecnología: ¿la paradoja de Jevons está servida?
Fuente: Plan Especial de Reforma Interior de Russafa
Y sin embargo, es en la ciudad consolidada donde las
actuaciones a favor de un Ecourbanismo, de un modelo sostenible, son más viables, donde
las condiciones de partida más lo permiten y favorecen.
En la ciudad consolidada distinguiremos tres ámbitos
de intervención prioritaria:
•
El Espacio social. La potenciación del carácter social
del espacio público, acertadamente rebautizado como
espacio social, admitiendo como punto de partida que
tal ámbito no es sólo el dominio de la circulación,
ni siquiera de la movilidad. La mejora del espacio
social debe favorecer las posibilidades de interrelación
de la población: nada de lujosas obras de urbanización,
de “autor”, cuyo único objetivo parece ser el de satisfacer
el ego de algunos arquitectos, sino espacios amables,
que inviten a la estancia, a la relación.
Mobiliario
utilizable, vegetación, condiciones ambientales de
confort (ruido, contaminación, sombra o soleamiento,…),
legibilidad, actividad, seguridad,… Y ligado a lo
anterior, la pacificación del tráfico: su reducción,
comenzando desde el principio por la disminución de
su necesidad, de la demanda de transporte, y la potenciación
de los modos de bajo impacto (caminando, bicicleta,
transporte público)
•
Política pública de vivienda. Con la constitución
de un parque de viviendas de propiedad en alquiler.
Sin vecinos, los cascos históricos, y las áreas centrales
de la ciudad consolidada, entran inevitablemente en
la vía de la elitización o de la terciarización (comercial,
lúdica o de oficinas). La permanencia de la población,
o su incremento en las áreas despobladas, es condición
previa a toda intervención.
•
Dotación de equipamientos: locales, sociales. No equipamientos-espectáculo
que sólo buscan, como afirma el discurso dominante,
la competitividad en el marco de una economía globalizada,
y que conllevan enormes inversiones, públicas, con
nulo beneficio social, en los casos considerados exitosos,
empresarialmente. Equipamientos que creen “barrio”,
convivencia, que potencien la participación, la actitud
activa, no la de simple espectador, pasivo. Frente
a tanto macro-museo de dudosa utilidad, equipamientos
de uso cotidiano, social (puntos de encuentro y reunión,
casales, centros deportivos,
culturales, sociales,..)
2.2.3
La nueva periferia urbana
Pienso
en la nueva periferia que más conozco las de las ciudades
de mi país (valenciano): desproporcionadas extensiones
construidas con niveles de calidad sólo aparente,
al gusto de sus consumidores. Espacios con una carga
gran ecológica, en cuya construcción no se ha tenido
en cuenta ningún tipo de criterios, ni siquiera los
de la simple eficiencia. Jamás podrán ocuparse completamente,
pero, ¿qué podemos hacer con ese stock de viviendas
adquiridas al socaire del espejismo inmobiliario,
cuando la revalorización semejaba imparable, segura
y permanente, y que hoy, o mañana, son o serán un
lastre para sus propietarios-inversores?, ¿quién afrontará
los costes en recursos, no solo monetarios, de su
mantenimiento? En este ámbito hay un enorme parque
de viviendas vacías, cuyo mantenimiento es muy gravoso
social y particularmente.
2.2.4
La periferia metropolitana
¿Y
qué podemos decir finalmente de la periferia metropolitana,
el mundo de la fragmentación, del aislamiento, del
“encerramiento”, de los enclaves, donde los problemas
se agravarán en paralelo al despilfarro que ha supuesto
su construcción? Espacios monofuncionales, monosociales,
con un grado de dependencia absoluto. Nada se produce
en su interior, ningún servicio urbano está presente
―algún colega lúcido
y caustico, los ha tildado de “barrios marginales de lujo”―,
espacios exclusivos, auto- xcluidos
y excluyentes. En el pecado llevan la penitencia.
Imagino que optarán por encerrarse más, por enrocarse,
por asumir cada vez más servicios urbanos (seguridad,
limpieza, alumbrado,…) ante las dificultades de su
prestación desde la Administración. Un modelo de asentamiento,
el de la periferia metropolitana, que condena a sus
moradores al pendularismo,
al recorrido diario de distancias cada vez mayores,
con el impacto y el coste ecológico que ello conlleva.
2.2.5
La periferia periurbana, el disperso.
El
sueño de una vida independiente, asocial, mostrará
en ella su cara más amarga. El sprawl
―la dispersión, el
desbordamiento urbano―
es el más insostenible de todos los modelos, el de
mayor impacto ecológico, el más depredador de recursos,
el más insolidario, y el
más afectado por la depleción, por el encarecimiento
de las materias primas. El deterioro general de las
condiciones de vida que acompañará a la crisis ecológica
golpeará con especial fuerza a esta forma de “urbanización”,
de ocupación del territorio.
2.2.6
Las viviendas secundarias, las zonas turísticas.
Gran
parte de las zonas turísticas, de las áreas de baja
densidad devendrán Ghost Towns, o ciudades cementerio.
No hace falta echarle mucha imaginación, ni idear
escenarios de ciencia ficción, quien conozca lo que
es una ciudad de veraneo en invierno puede hacerse
una idea. Un Canet de Berenguer (Camp de Morvedre)
fuera de temporada pero todo el año: nadie en las
calles, tiendas cerradas, ausencia de vida, en un
espacio urbano por ahora bien conservado aunque sólo
se ocupa unas pocas semanas al año. Las zonas de turismo
masivo características de las sociedades opulentas
del XX devendrán áreas dismese,
en desuso.
2.2.7
Las áreas terciarias y productivas. Las grandes infraestructuras.
No
puedo extenderme en la consideración de otros escenarios
post-cénit, paisajes de la depleción. Tan sólo mencionaré,
otros dos ámbitos en los que su impacto puede ser
demoledor:
las
áreas terciaras y productivas, y las grandes infraestructuras.
Recuerdo desleídas imágenes televisivas, en blanco
y negro, propiciadas por la primera crisis energética
de 1973: la circulación prohibida en fin de semana,
las autopistas ocupadas, invadidas por ciclistas,…
en la entonces lejana Holanda. ¿Qué haremos con las
grandes infraestructuras de la movilidad cuyo mantenimiento
exige el aporte de una energía de la que no vamos
a disponer?, ¿qué usos daremos a esas áreas lúdico-comerciales
distantes y accesibles sólo por medio motorizado privados?
3.
Sueños: los simulacros del Eco-Urbanismo
En
la práctica, el Urbanismo Ecológico es en gran medida
una etiqueta que vende, retórica puesta al servicio
del “pensamiento único”. Algo es algo, al menos revela
una creciente preocupación por el entorno; pero poco
más. Reducido a una preocupación superficial, bienpensante,
políticamente correcta, sin cuestionar el orden, ni
la ideología dominante, va camino de convertirse en
todo lo contrario: en doctrina oficial.
Presionada por los movimientos críticos y alternativos,
ha tomado algunos elementos de esa contestación, intentando,
como siempre ha hecho, diluirla, asimilarla, digerirla,
neutralizarla.
La
búsqueda en Internet que antes mencionaba, me ha permitido
identificar en el mundo angloamericano,
tres opciones o vías para el eco-urbanismo, equiparado
a las environmentally friendly communities (comunidades o vecindarios respetuosas o amigables
con el entorno).
El
Eco Urbanismo se presenta con las siguientes tres
tarjetas de visita:
•
El “Smart Growth”
o “Crecimiento Inteligente”. Un movimiento ciudadano
nacido originalmente como reacción frente al sprawl
(dispersión o desbordamiento). Pese a lo que su denominación
pueda hacer creer, sus propuestas apuntan a la recuperación
del patrimonio existente, considerando el crecimiento
como la última opción: “New
smart growth is
more town-centred,
is transit and pedestrian oriented, and has a greater mix of housing, commercial and retail uses”.
Esta asociación ha aprobado un decálogo para la intervención
desde el Crecimiento Inteligente, que se puede resumir
en los siguientes puntos:
•
Diversificación tipológica residencial, que incluya
una amplia de gama de precios
•
Creación de vecindarios caminables
(peatonales)
•
Impulso a la colaboración de los vecinos y de los
comerciantes
•
Fomento de una imagen del barrio, con la que los residentes
se identifiquen
•
Decisiones de planeamiento claras, equitativas, y
que incluyan al sector privado
•
Zonificación Plurifuncional (Mix Use Land)
•
Protección y Conservación de los espacios “abiertos”,
áreas naturales o ecosistemas vulnerables
•
Provisión de diferentes opciones de modos de transporte
•
Redireccionamiento del crecimiento hacia los núcleos
ya existentes, aprovechando sus infraestructuras
•
Aprovechamiento las ventajas de los modelos urbanos
compactos
Una
propuesta que no entra al fondo del problema, el sobreconsumo
de recursos, y que sigue proponiendo modelos propios
de la era de la abundancia, aunque no del
despilfarro.
•
El “New Urbanism”,
impulsado a partir de los congresos homólogos de 1998,
es una asociación bastante conocida a nivel internacional,
respaldada por un potente aparato mediático y comercial.
Coincidentemente también ha plasmado sus principios
en otro decálogo, que incluye los siguientes puntos:
○
Walkability (“Caminabilidad”
o “Paseabilidad”). Como
criterio general se señala que la mayor parte de las
cosas deben estar a menos de 10 minutos caminando
del lugar de residencia (a 5 km/h
paso medio, unos 800 metros, una cifra superior al
estándar habitual fijado en 400 o 500 metros).
○
Connectivity (Conectividad).
Creación de tramas urbanas interconectadas y jerarquizadas,
desde las calles estrechas y los callejones a los
bulevares, con espacios públicos de calidad que alienten
el paseo.
○
Mixed-Use and Diversity.
Zonificaciones mixtas, variadas y diversificadas,
tanto funcionalmente (tiendas, oficinas, pisos, casas,…)
como socialmente (mezcla de edades, razas, culturas,
nacionalidades, ingresos,…)
○
Mixed Housing.
Buscando la superposición espacial de una variedad
tipológica, tamaños, precios…
○
Quality Architecture
and Urban Design, que refuerce el sentido de lugar.
Una arquitectura a escala humana, y un entorno bello
que alimente el espíritu humano.
○
Traditional Neighbourhood
Structure. Aunque este concepto no queda nítidamente definido,
para lograr una estructura de vecindario tradicional,
se recomiendan diversos criterios tales como legibilidad,
diferenciabilidad y reconocimiento,
del centro y la periferia; refuerzo del centro como
contenedor del espacio público, así como la importancia
de la calidad del dominio (espacio) público, de la
calidad de su diseño, y finalmente el denominado “Transect planning”, o planeamiento en transecto
o transeccional (7),
que se concreta en la propuesta de densidades decrecientes
del centro a la periferia.
○
Increased Density,
densidad incrementada, es decir una apuesta por los
modelos de alta (¿o media?) densidad, con más edificios,
viviendas, tiendas, servicios,… ubicados en un radio
caminable
○
Smart Transportation:
Transporte Lúcido o Listo, mediante la construcción
de una red de trenes de alta calidad (sic) que conecten
las ciudades, los pueblos y los barrios (llamativa
adjetivación de los trenes como de alta calidad, reforzada
por la imagen de unos AVEs)
o el denominado Pedestrian
friendly design (¿espacios
urbanos deferentes con los peatones) que impulsen
el uso de medios no motorizados (bicicletas, patines,…o
el caminar) (8)
○
Sustainability, sostenibilidad
o sustentabilidad, definida como la consecución del
mínimo impacto ambiental, el uso de tecnologías respetuosas
con los ecosistemas naturales, la eficiencia energética,
la reducción en el consumo de combustibles fósiles,
el incremento de la producción local, y el menor uso
de transporte motorizado y mayores desplazamientos
a pie
○
Quality of
Life (calidad de vida). A modo de síntesis, la suma de las
anteriores medidas deben proporcionar una mayor calidad
de vida, creando lugares que enriquezcan, eleven e
inspiren el espíritu humano.
Una
propuesta tan coincidente con la del Smart
Growth que casi parece la misma.
•
Los Eco-villages o Eco-communities.
Con muchos elementos comunes con las propuestas del
New Urbanism
(densidad, caminabilidad,…),
en esta iniciativa se refuerzan los aspectos “comunitarios”
o sociales, la creación de vínculos vecinales, apostando
por tipologías de vivienda semi-colectivas, que comparten servicios e infraestructuras
(calefacción, lavandería, comedor, zonas de ocio comunes,…).
El aspecto más destacable de estas colectividades,
que recuerdan vagamente a las comunas de los sesenta,
es su apuesta por la autosuficiencia en el suministro
insumos (agua, energía, saneamiento,…) incluso algunas
de ellas contienen granjas cooperativas. En Marzo
de 2008 el Wall Street Journal estimaba su número en unas 1.000 en los EEUU.
Queda
abierta una búsqueda, y una investigación, sobre las
intervenciones Ecourbanísticas en Europa (y en otras regiones planetarias),
apenas iniciada. De las primeras informaciones que
he podido encontrar deduzco una idea: en el mundo
angloamericano las propuestas Ecourbanísticas proceden de movimientos y colectivos organizados
al margen de los aparatos del poder político, y plantean
por lo general lo que podríamos denominar modelos
de sustitución, barrios construidos ex novo, que traen
a la memoria algunos de los planteamientos del Urbanismo
Utópico de las primeras etapas de la sociedad industrial,
aunque esta vez más centrados en lo ecológico, y no
tanto en lo social, y menos aun en lo productivo.
Por contra en Europa se ha optado por un modelo fomentado
desde el poder político, y de transformación de lo
existente. Es una generalización inicial, que, estoy
seguro, puede ser contradicha por ejemplos de sentido
contrario, pero como toda generalización atiende a
los rasgos predominantes. Las transformaciones ecourbanísticas en Europa parecen ser más parciales, no tan
globales, más limitadas, más institucionales, pero…
precisamente por todo ello quizás más viables y realistas.
Volvamos
a las experiencias analizadas, todas ellas angloamericanas.
En síntesis: pese a que aportan elementos positivos,
estas propuestas de Ecourbanismo
no dejan de ser un simulacro
(9),
una ensoñación o un sucedáneo, una idea para consumo
y sedación de conciencias alarmadas por la cada vez
más innegable crisis ecológica planetaria, o una fantasía
bienintencionada, pero sin base, porque no atacan
el núcleo de la cuestión: el decrecimiento de los
impactos, de los consumos, de la expansión urbana.
De
la descalificación a la clasificación. Las formas
en que se presenta el pseudo Ecourbanismo son, como mínimo, tres, la cosmética, la tecnológica
y la conservacionista, limitadas, respectivamente,
a:
•
maquillar la imagen de los nuevos desarrollos con
abundantes ajardinamientos, zonas peatonales, empleo
de materiales con buen aspecto ambiental, “eco-friendly”, y muchas láminas de agua, con cisnes y nenúfares
incluidos.
•
postular la necesidad de la eficiencia, lo cual se
supone debería redundar en un ahorro en el consumo
de recursos
•
conservar o proteger, indultar, aislándolos y preservándolos
del desarrollo, algunos elementos valiosos, colocándolos
en una especie gueto o museo (Diago, 2006a y b).
Existe
una línea de frontera, un indicador fiable, para distinguir
las mistificaciones ecourbanísticas
de las propuestas realmente sostenibles. Tras evaluar
la necesidad de tal proyecto, hay que preguntarse
si no hay otra forma mejor, de resolverlo, y mejor
quiere decir con menor nivel de consumo de recursos,
con una menor destrucción de capital natural, con
una menor generación de residuos.
3.1
El Eco-Urbanismo Cosmético
Esta
falsificación se limita a los aspectos más estéticos,
entendidos de la forma más banal, como pura apariencia.
Mencionaré un caso real, el del Plan de Embellecimiento
del circuito urbano de Formula I de València:
mientras se eluden, con subterfugios legales, todas
las exigencias de redacción de las obligatorias evaluaciones
de impacto ambiental (ni tan siquiera el impacto acústico
se calcula), se propone un Plan de Embellecimiento,
que sólo intenta tapar las vergüenzas urbanas y sociales
de la zona, a base de tender lonas y falsas fachadas,
y plantar césped artificial (sic, el natural no aguantaría
en plena canícula estival mediterránea). Pero este
ecologismo cosmético no pasa las más de las veces
de “esconder el polvo debajo de la alfombra”, o lo
que es lo mismo a exportar los residuos, mientras
sigue deglutiendo bulímicamente recursos que se toman
y traen de tierras bien lejanas (Almenar y Bono, 2000).
3.2
El Eco-Urbanismo Tecnológico, la Eficiencia como bandera
Otra
versión del pseudo Urbanismo ecológico opta por la
técnica, por la tecnología como tabla de salvación.
No se trata de cambiar nada, sino de mejorar técnicamente
nuestro mundo: la tecnología tiene la llave, la varita
mágica. Que agotamos los combustibles fósiles en un
absurdo derroche: la fusión nuclear, la recreación
del Sol en la Tierra, nos permitirá disponer ilimitadamente
de energía, y quizás como paso previo, las pilas de
hidrogeno o los biocombustibles suplirán la transición
(aunque ello suponga condenar al hambre a millones
de personas); que consumimos mucha más agua de la
que la naturaleza en su proceso cíclico nos puede
suministrar: con desalinizadoras por doquier nuestra
demanda no conocerá limites (ya veremos de donde sacamos
la energía necesarias para su funcionamiento); que
los alimentos y otras materias primas (minerales,
maderas,…) no son suficientes para una demanda insaciable:
la tecnología agraria o industrial podrá aumentar
en paralelo su producción, reciclando infinitamente
la disposición de bienes. Una utopía propia de los
principios de la era industrial, pero insensata a
principios de siglo XXI.
La
paradoja de la eficiencia, de Jevons. Se ha constatado
que todo avance, todo ahorro, venido de la mano de
la eficiencia queda pronto anulado por el aumento
del consumo. Es la denominada paradoja de la eficiencia
o de Jevons, formulada en 1865 por este matemático
inglés.
Formalmente
dice: al aumentar la eficiencia disminuye el consumo
instantáneo pero se incrementa el uso, lo cual provoca
a medio plazo un incremento del consumo global.
Vale
decir, que toda reducción en el consumo de un recurso
por mejoras en la eficiencia se anula por el eufórico
aumento en el consumo que tal ahorro provoca. Herman
Daly también lo ha expresado de una forma muy lúcida
cuando dijo “La frugalidad induce eficiencia, pero
la eficiencia no induce frugalidad sino que hace de
la frugalidad algo menos necesario” (10).
A medida que disminuyen los litros de gasolina que
los automóviles consumen por kilómetro, aumento el
consumo global, porque los utilizamos más. Las bombillas
de bajo consumo nos animan a poner más, y a ser menos
cuidadosos en su encendido (¡total consumen tan poco!).
Parece a simple vista una afirmación ilógica, incluso
poco rigurosa, pero abundan ya los estudios que demuestran
la veracidad de esta paradoja.
La
eterna insatisfacción de la demanda: gestionar la
oferta.
Las
estrategias que persiguen como objetivo la satisfacción
de la demanda no pueden ser ni sostenibles, ni ecológicas,
ni siquiera viables. Estamos ante un corolario del
cambio de paradigma propuesto (del crecimiento a la
finitud): no podemos pretender satisfacer la demanda,
cualquier demanda, por insensata que sea. Frente al
“agua para todos”, agua de trasvases, no podemos oponer
otro “agua para todos”, el de las desaladoras, es
decir no podemos aceptar la mayor: que seamos capaces
de suministrar todo el agua que se demanda para todos
los usos, para todas las actividades (campos de golf,
piscinas privadas, regadíos en cualquier sitio,…),
y sin límite. Si los recursos son limitados, y lo
son, por más mejoras tecnológicas que introduzcamos,
tendremos que gestionar lo que tenemos, la oferta
de recursos.
Los
planes deben dejar de calcular las demandas estimadas
y en función de ellas, planear las actuaciones; tendrán
que evaluar las ofertas disponibles (de suelo, de
agua, de energía, de eliminación de residuos,…) por
medios normales, sin recurrir a métodos y tecnologías
extraordinarias de alto coste e impacto, económico,
social, medioambiental,… y en función de ella calibrar
las actuaciones posibles. Es una propuesta de inversión
metodológica, que, en el fondo, es lo que hacemos
cuando actuamos particularmente, como consumidores
por ejemplo:
¿cuáles
son mis posibilidades, mis “posibles” que decían nuestras
abuelas? (salvo que estemos borrachos de consumo,
y nos endeudemos más de lo sensato, cosa que han hecho
una buena cantidad de los súbditos de este Estado).
Y a partir de ahí actuar. Lo que hemos estado haciendo
en la últimos años del siglo XX es propio de derrochadores,
de nuevos ricos. Retomo una palabra puesta en circulación
por Campos Venutti hace
ya unos cuantos años: austeridad, y la refuerzo con
otra, sensatez.
3.3
El Eco-Urbanismo Ambientalismo, guetos o museos.
La
tercera falsificación, impostación, se presenta de
la mano de la mano de un cierto ambientalismo, de
la voluntad de conservar o proteger algunos espacios.
Un fraude difícil de desenmascarar, porque el medioambientalismo
parte de diagnósticos críticos y acertados del proceso
de deterioro del ecosistema planetario, pero autolimita
las medidas a ámbitos cada vez más acotados y reducidos.
Fuera de ellos, de los Parques Naturales, de los espacios
preservados a modo de santuarios, de los Suelos Protegidos,
menguantes sin tregua, pareciera que todo está permitido.
Los planes urbanísticos, oficiando un ritual litúrgico
acotan ámbitos objetos de protección, reservas, zonas
francas, parques, LICS, redes natura,… mientras fuera
se permite casi todo. La tergiversación de esta estrategia
llega al paroxismo en proyectos ejemplares como el
de Sociòpolis en València,
donde se destruye so pretexto de proteger, donde se
justifica la ocupación de la huerta, para salvaguardarla.
Las
tres impostaciones del Eco-Urbanismo, pueden darse
separada o conjuntamente.
Resumiendo
una intervención ecourbanística
sólo es tal si fija límites al crecimiento, como paso
previo y provisional al señalamiento del alcance del
decrecimiento, asumiendo el final de la era de las
grandes expansiones urbanas, y si supone una reducción
absoluta, no relativa, del consumo de recursos, inputs
o insumos urbanos ¿Cómo podemos plantear un cambio
de referencias, que nos permita la evolución a ese
estado de cosas?, dicho de otra forma (más directa):
¿podemos hacer algo más que prepararnos para la lucha
por la supervivencia?(11)
Creo que sí, aunque sólo sea para justificar la publicación
de este texto.
4.
Pesadillas: la transición al Estado estacionario
Centrándonos
en el Urbanismo, pero siendo consciente de que, sin
negar la importancia de las ciudades en la situación
de emergencia hacia la que vamos, el problema es estructural,
social, y que su expresión urbanística no es el problema
central, sino el de los patrones de producción y consumo.
La primera pregunta que podemos plantearnos es acerca
la posibilidad de una transición más o menos organizada
y pacífica a la sociedad post-desarrollista a un modelo
ecológico, sostenible, viable, perdurable o si nos
estamos abocados al caos, a la barbarie. No soy capaz
de contestar a este dilema, y mis opiniones más serían
fruto de lo que los anglos llaman wishful
thinking, aunque debo reconocer que visto lo que vemos día
a día no soy nada optimista.
Estrategias
solidarias para la supervivencia (urbana). La estrategia
para la supervivencia pasa por el decrecimiento, por
la reducción de los consumos en los “inputs” (insumos) urbanos.
La
aparente dificultad de establecer, de definir lo que
podemos entender como un Eco-Urbanismo, de definir
las acciones concretar se rebaja ante la consideración
de los modos actuales de producir ciudad, del Urbanismo
actual; por negación de sus aspectos más insostenibles
podemos empezar a construir una alternativa eco-urbanística
concreta.
4.1.
Escenarios Generales, Urbanístico e Inmobiliario
Un
escenario verosímil a corto plazo: el agravamiento
de la crisis económica y la depleción de recursos
básicos. Sus consecuencias más notorias serían:
•
Escasez y Carestía de la energía, y de otros recursos
básicos (agua p.e.), por
depleción derivada del sobreconsumo.
•
El pinchazo, o desinflado en las versiones menos negativas,
de la Burbuja Inmobiliaria, con efectos generales
sobre todo el sistema financiero (Roch, 2008).
Una
hipótesis especialmente preocupante en nuestro País
(valenciano) y en todo el Estado. La magnitud de la
crisis económica sería proporcional al peso del sector
inmobiliario. En la opción más pesimista, la crisis
llegaría al colapso económico, comprendiendo el hundimiento
del sistema financiero.
•
Consecuencias sociales: aumento del desempleo, malestar
en una sociedad que ha estado viviendo por encima
de lo razonable (y de lo justo),… con un endurecimiento
de las medidas represivas por parte del poder político.
A
medio plazo una hipótesis plausible, si no se adoptan
medidas de emergencia es la del colapso ecológico
planetario: el deterioro irreversible de ecosistemas
vitales (selvas húmedas, océanos, casquetes polares,…),
la alteración del clima, por calentamiento y destrucción
de actuales equilibrios (dinámicos), el agotamiento
de los recursos, tras su proceso de depleción,… nos
conducirían a un escenario de suma inestabilidad social,
con hambrunas generalizada, y ¡eventualmente el desplome
de la “civilización” moderna. Pero, ¿cómo nos preparamos
para estas eventualidades? Con la estrategia del avestruz,
escondiendo la cabeza debajo del ala, y negando o
ridiculizando este tipo de escenarios. En realidad
es peor: el avestruz se queda quieta, la sociedad
desarrollista no, se ha lanzado con todo su ímpetu
a rematar los recursos, hasta el último aliento. Como
soy un optimista impenitente, no voy a dejar de proponer
actuaciones, medidas urbanísticas, deducidas a contrario
sensu de las anteriores
disquisiciones.
4.2
Medidas a corto plazo
Partamos
de un hecho: el gobierno estatal no tiene competencia
para definir la política urbanística, una competencia
que ha sido transferida a las nacionalidades y regiones
como denomina la Constitución de 1978 a los entes
autonómicos por ella creados. Habrá a quien esta situación
no le satisfaga, pero así es. Pero el Estado tiene
algo más importante que la potestas
(que no la tiene), que las competencias: tiene el
presupuesto, la capacidad inversora; como mínimo el
50 %, mientras presta cada vez menos servicios. En
todo caso, el Estado, las Comunidades Autónomas o
los Municipios, deben adoptar una serie de medidas
urgentes a corto plazo, entre las que podrían citarse
las siguientes.
4.2.1
Limitación o prohibición de la expansión urbana
Punto
de partida: las ciudades ni deben crecer, ni van a
poder crecer (si exceptuamos aquellas sociedades de
menor índice de población urbana, donde los procesos
de concentración todavía puedan prolongarse). En Europa,
en las sociedades más ricas, la época de las grandes
expansiones debe darse por cerrada. Algunos Estados
ya lo han incorporado a su normativa, v.gr.
Inglaterra donde la Planning Policy
Statement 6, Planning for
Town Centres (PPS6) limita
el suelo que puede ser incorporado al crecimiento
urbano (PPS6, 2005). En la PPS6 se establece que de
la demanda estimada de techo residencial, el 60 %,
como mínimo, deberá ubicarse en los denominados “Brown
Field Developments”, literalmente
Desarrollos en Campo Marrón, Reurbanización, pudiendo
ejecutarse el resto mediante “Green
Field Development” es decir Urbanización ex-novo, con ocupación
de suelos rústicos.
4.2.2
Reconversión del sector inmobiliario
Una
reducción de la capacidad productiva, tal y como se
acometió en la década de los ochenta con el naval
o la línea blanca. Entonces mediante intervenciones
públicas se redujo la capacidad productiva de sectores
sobredimensionados y en crisis, evitando que el desempleo,
en aquel momento ya muy alto, se disparara. Pero las
diferencias de esos sectores con el inmobiliario son
notables. En primer lugar porque los productos inmobiliarios
ya han sido puestos en el mercado.
No
se trata sólo de no producir tanto en el futuro, sino
de ¿qué hacer con el parque edificado, con las enormes
extensiones de suelo urbanizado que nunca podrán llenarse,
ocuparse, ni utilizarse plenamente y que son una carga
económica, ecológica y urbanística para las ciudades?
4.2.3
La Rehabilitación sale de los Cascos Históricos
Fomentar
la rehabilitación, pero en serio. El primer paso es
estimar las necesidades de rehabilitación. La opción
de las fuerzas hegemónicas actuales, es la de continuar
con el modelo desarrollista impulsando las viviendas
de Protección Oficial o de Protección Pública (VPP).
La existencia de una demanda incapaz de acceder a
la propiedad de una vivienda a los precios actuales
lleva a redescubrir este filón sin explotar. Una iniciativa
que ha despertado más que recelos entre los promotores,
que podrían quedar en muy mal lugar al permitir la
comparación de costes y calidades, y lo que es peor
(para ellos), presionar a la baja los precios de sus
productos.
Las
asociaciones de promotores ya se han manifestado en
contra de este impulso a las VPP, y abogan por la
reconversión de sus viviendas “libres” en “protegidas”,
manteniendo precios o reduciéndolos mínimamente, siempre
compensados por desgravaciones, subvenciones y subsidios.
¿Qué tiene esta propuesta de ecológica? Nada, es simplemente
la continuidad por la senda del desarrollismo, de
la perpetuación de un modelo que agotado e imposible
por más tiempo.
Faltan
estudios y datos que pongan de relieve la obsolescencia
del parque edificado. Una rehabilitación cuyo objetivo
central debe ser la reducción de los insumos de la
edificación, del consumo de recursos, no sólo la mejora
estética y arquitectónica. Pero, ¿cómo se va a sufragar
esa rehabilitación de un parque residencial mayoritariamente
en manos privadas, y que suele aunar la insolvencia
con la mayor necesidad de rehabilitación? Las subvenciones
tienen un efecto muy limitado, y sólo son útiles para
una demanda semisolvente,
siendo ineficaces para la absolutamente insolvente.
En todo caso cabría exigir condiciones:
●
Sostenibilidad básica. La rehabilitación ha de devenir
la primera estrategia, la primera política pública,
en materia de vivienda, pero únicamente se debe subvencionar
a quienes cumplan con requisitos de sostenibilidad,
como ya ocurre en Austria p.e.
Requisitos que parten de los más básicos (eficiencia
en los consumos: aislamientos térmicos, acústicos,
…) y pueden llegar a la fijación o prohibición del
empleo de algunos materiales (aquellos de alto impacto
ecológico, ventanales de aluminio p.e.)
●
Sostenibilidad social. Nunca subvencionar a quien
ya tiene más de una vivienda, salvo que se comprometa
a alquilarla a un precio tasado. En paralelo, la estrategia
de rehabilitación debería procurar la creación de
un parque público de vivienda en alquiler, una realidad
en la mayor parte de los Estados europeos a los que
siempre se menciona a la hora de imponer medidas impopulares.
●
Límites económicos. Fijación de rentas máximas para
quien acceda a ayudas, subvenciones, pero también
en la renta derivada de un posterior alquiler, como
ocurre de nuevo en Austria.
La
experiencia de dos décadas de rehabilitación en los
Cascos Históricos debería servir de guía y referencia,
reflexionando sobre los errores y aciertos en ella
cometidos.
4.2.4
Infraestructuras de la expansión
Dejar
de construir infraestructuras que alientan y fomentan
la dispersión (autovías en entornos metropolitanos).
Es más que previsible que un futuro próximo se instale
lo que podríamos llamar un keynesianismo perverso,
que en la realidad ya ha hecho aparición. Recientemente
la revista El Economista (25 de abril de 2008, p.13-14)
titulaba/proclamaba “Las Obras Públicas como antídoto
contra la crisis”. Las Obras Públicas a diferencia
del subsector de la edificación no dependen directamente
del mercado, si no de los presupuestos públicos; son
por tanto un refugio tradicional y habitual en épocas
de crisis, y no van a dejar de serlo en ésta. Se oculta,
sin embargo, que la creación de empleo derivado de
las grandes obras públicas (AVE, autopistas,…) es
muy bajo, mucho más bajo que la edificación, y que
el antídoto sólo alivia o mitiga la cartera de pedidos
de las grandes constructoras.
La
construcción de infraestructuras es presentada permanentemente
ante la opinión pública como el factor crítico, fundamental,
impulsor y motor del desarrollo, la modernización
y el crecimiento. Un consenso social incontestable
se ha construido sobre estas afirmaciones. Quien ose
oponerse a la construcción de cualquier infraestructura
es poco menos que un troglodita, un enemigo del “progreso”.
Las grandes infraestructuras adicionalmente al insoportable
consumo de recursos que ocasionan, tienen otros efectos
igualmente nocivos:
●
Fragmentan el territorio, lo cuartean, dificultando
la viabilidad de algunos ecosistemas especialmente
sensibles o vulnerables. El caso de la huerta que
rodea la Ciudad de València
es representativo. Cada nueva gran infraestructura
que se implanta (AVE, y una telaraña de autovías y
autopistas que parece no tener fin) trocea más y más
el territorio, empobreciendo la huerta como ecosistema,
y poniendo en dificultades su futuro.
●
Actúan como cabeza de puente de la urbanización.
Las grandes infraestructuras son la cabeza de playa
que permite el posterior desembarco de la urbanización,
son la avanzadilla de la colonización urbana. La estructura
contemporánea de los espacios terciarios, comerciales,
de los parques empresariales, de los polígonos industriales
sólo se explica y viabiliza en relación a las grandes
infraestructuras de la movilidad y el transporte.
●
Hipotecan los presupuestos públicos, detrayendo inversiones
de otros rubros más sociales, más sostenibles, y creadores
de más empleo.
4.3
Medidas a medio y largo plazo
Más
difícil resulta pensar en medidas a largo plazo. Probablemente
deban ir vinculadas a cambios generales en todo el
modelo productivo. No se trataría ya de sustituir
la hiperactividad de un determinado sector (el inmobiliario
de expansión) por otro (la rehabilitación); ni siquiera
de reducir el peso del sector de la construcción,
sino de reducir en su conjunto la actividad económica,
tomando como (12).
¿Demoliciones
masivas? Podemos pensar en demoliciones masivas. En
Francia lo han hecho, aunque por diferentes motivos.
Y en ese caso, ¿quién paga los costes de todo tipo?,
¿podemos exigir responsabilidades a quienes se lucraron
abusivamente y hoy nos dejan una hipoteca urbana que
debemos extinguir?, ¿o como ha ocurrido con este tipo
de crisis admitiremos la privatización de los beneficios,
y la “publificación” (o socialización) de las perdidas?
5.
A modo de conclusiones
Hay
expertos que afirman que ya es tarde, que hemos deteriorado
tanto el planeta que hemos sobrepasado el punto de
no retorno. El 1 de abril de 2006 Dennis Meadows,
uno de los autores del conocido como Informe del Club
de Roma (“Los límites del crecimiento”), visitó la
Ciutat de València y sin eufemismos abogó por la toma de decisiones,
sin más dilaciones, en el sentido de imponer límites
al crecimiento: “Ya no hablamos de un futuro lejano.
Las posibilidades [de rectificar] son menores que
si hubiésemos empezado hace 30 años“(El País, 2 de
abril de 2006)(13).
Personalmente quiero pensar que nunca es demasiado
tarde para poder hacer algo, que tenemos la obligación
de intentarlo. Creo haber expuesto medidas, tanto
a corto, como a medio y largo plazo, para una actuación
que se me antoja de emergencia, tendentes a forjar
un Ecourbanismo que yo preferiría
llamar un Urbanismo para la supervivencia.
FGiD
Notas
(1)
Si acotamos el sentido de la palabra “crecimiento”
al mero incremento cuantitativo, y entendemos el “desarrollo”
como la mejora en algún aspecto cualitativo, podremos
entonces utilizar la expresión “desarrollismo” para
describir el “mal desarrollo”, el crecimiento descontrolado,
el acrecentamiento como finalidad en sí mismo. La
contradicción en los términos, tantas veces denunciada,
de la expresión “desarrollo sostenible” quedaría así
estrictamente al limitada “desarrollismo”, es decir
al puro crecimiento.
(2) Sea
una magnitud M que se dobla en un t años con una tasa
de porcentual de crecimiento i (expresada en tanto
por uno) M (1 + i)t = 2 M Aplicando logaritmos neperianos
t = ln 2 / ln (1 + i) = 0'6931 / ln (1 + i)
La función logarítmica puede desarrollarse por aproximación
mediante una serie de Taylor: ln
(1+i) » i – i2/2 + i3/3 – i4/4 + … + (-1)n-1 in/n
para -1<i<+1 para valores de i bajos podemos
aproximarla a: ln (1+i) » i para -1<i<+1 y por tanto t » 0’6931 / i,
Si queremos expresar i en tantos por cien, como es
habitual, quedaría como: t » 69’31 / i » 69 / i
(3) El
término depleción (o deplección)
procede de la terminología petrolera, donde describe
la baja o extinción de la producción posterior a un
pico o cénit, es decir el agotamiento de un recurso
por sobreexplotación.
(4) Todos
los AVE, por ahora, y p.e.,
parten y/o se dirigen a Madrid, reforzando un centralismo
que no concuerda con la descentralización que proclama
el denominado Estado de las Autonomías. Como dice
el lema con que Madrid juega al marketing urbano:
Madrid la suma de todos… de todos los impuestos, de
todas las infraestructuras, de todos los equipamientos
culturales. Sumatorio es centralización, justificada
por la necesidad de impulsar la participación de la
capital del Estado en la liga de las ciudades globales.
(5)
La
comparación con otros Estados europeos es elocuente:
Francia 447 viviendas/1000 habitantes, Reino Unido
379.
(6)
El
concepto, y el término, de ciudad histórica muestra
ahora su profunda indefinición. Histórico es todo
aquello que nos precede. Cuando hablamos de “ciudad
histórica” nos referimos en realidad a los tejidos
urbanos formados inicialmente en la etapa preindustrial
o agraria, aunque casi siempre transformados posteriormente.
Históricos son también hoy ya los “Ensanches” paradigmas
de la urbanística de la modernidad decimonónica (y
vigesimonónica) en este
Estado.
(7)
El
término ni siquiera figura en los mejores diccionarios
de la lengua inglesa. Se supone que la palabra "transecto"
existe también en castellano. Es un segmento obtenido
por un corte imaginario, es decir un corte transversal
o sección, pero la entrada “transect”
existente en la Wikipedia inglesa introduce un sentido
dinámico, impresión que se confirma en la versión
castellana, donde se define transecto
como un recorrido lineal imaginario sobre una parcela
o terreno, sobre el cual se realiza un muestreo de
algún organismo.
(8) Mientras
las propuestas en pro de un Urbanismo Ecológico apuestan
por la movilidad no motorizada, el Ayuntamiento de
València, encabezada por
Doña Rita Barberá i Nolla,
inicia una cruzada contra ellos, prohibiendo su circulación
fuera de los escasos y mal diseñados carriles bici,
e instaurando un régimen de multas desmesurado. Cfr.
http://www.adn.es/local/valencia/20080428/NWS-0338-Prohibidos-patines-bicis.html
[Consulta 21/07/08]
(9)
Un
simulacro es una copia perfecta de algo que nunca
existió, una ficción; como acepción también está admitida
la de “una idea que forma la fantasía”, una ensoñación.
(10) “A
policy of frugality
first will
induce efficiency as a secondary response:
our currently
favoured policy of efficiency first
does not
induce frugality second, and in fact makes it
less necessary,
as often documented in the so-called "rebound " or "Jevons effect.” Daly, Herman E. Daly “The
Steady-State Economy
and Peak Oil” at Peak Oil Conference,
Washington, DC, 9th May 2006, http://www.precaution.org/lib/steady_state_economy_and_peak_oil.060509.txt
[Consulta 21/07/08]
(11) Proverbiales
en este sentido algunos sitios en Internet: http://www.lifeaftertheoilcrash.net/
o http://thegermainetruth.net/ecosurvival/
donde se asume la disolución de la civilización y
la entrada en una etapa de barbarie, con consejos
para la eco-supervivencia, eco-survival,
una supervivencia insolidaria que llega a proponer la construcción de bunkers autosuficientes (¿por cuánto tiempo?). Unos textos
cuya lectura me han traído a la memoria el viejo,
pero actual, lema acuñado por Rosa de Luxemburgo en
1916: Socialismo o barbarie.
(12)
La
web pionera en la difusión de este concepto es la francesa
http://www.decroissance.org/
del Institut d'Études Économiques
et
Sociales pour la Décroissance
Soutenable. También pueden
consultarse la italiana http://www.decrescita.it/,
la catalana http://www.decreixement.net/
y la reciente incorporación de la castellana
http://decrecimiento.blogspot.com/
(13)
Meadows
llego a proponer el aumento el precio de la energía
para equilibrar la demanda y los recursos. El País,
2 de abril de 2006.
Referencias
Bibliográficas
Almenar,
Ricardo; García, Ernest; Bono, Emèrit.
(2000). La sostenibilidad del desarrollo: el caso
valenciano. València. Universitat
de Valencia. Servei de Publicacions.
Diago,
María. (2006a). “Esto es un zoológico (I)”, Levante
– El Mercantil Valenciano, 21 de mayo de 2006. Cfr.
http://www.terracritica.org/
Diago
María. (2006b). “Esto es un zoológico (II)”, Levante
– El Mercantil Valenciano, 29 de abril de 2007. Cfr.
http://www.terracritica.org/
Lendman,
Stephen [2008]: “Global Food Crisis: Hunger Plagues Haiti and the World”. http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=8754[Consulta
22/07/08]
Life
after the Oil Crash (2008). http://www.lifeaftertheoilcrash.net/
[Consulta 21/07/08]
New
Urbanism (2008). http://www.newurbanism.org/newurbanism/principles.html
[Consulta 21/07/08]
Communities
and Local Government (2005).
Planning Policy Statement
6: Planning for Town
Centres. Cfr. http://www.communities.gov.uk/publications/planningandbuilding/pps6
[Consulta 22/07/08]
Roch
Peña, Fernando. “La deriva patológica del espacio
social en el modelo inmobiliario neoliberal madrileño”
en Diez años de cambios en el Mundo, en la Geografía
y en las Ciencias Sociales, 1999-2008. Actas del X
Coloquio Internacional de Geocrítica, Universidad de Barcelona, 26-30 de mayo de 2008
Cfr. http://www.ub.es/geocrit/-xcol/179.htm
Smart
Growth (2008). http://www.smartgrowth.org/about/principles/default.asp?res=1280
[Consulta 21/07/08]
Wall
Street Journal (2008). http://online.wsj.com/article_email/SB120605534844453201-lMyQjAxMDI4MDI2NjAyNTY1Wj.html
[Consulta 21/07/08]
Petras,
James. (2008). “Las raíces estructurales del hambre,
las crisis alimentarias y los desórdenes”. Rebelión,
30/04/2008. http://www.rebelion.org/noticia_pdf.php?id=66755
[Consulta 22/07/08]